Capítulo 11.-Novia rockera.


Capítulo 11.-Novia rockera.

Jamás había visitado el set de "Reality love", a pesar de ser gran amigo de uno de los actores del momento, nunca utilizó su "poder" para entrometerse en las vidas ajenas de los miembros del equipo. Claro, ese pensamiento ahora valía para una mierda, pues una vez que terminó sus deberes y Mina le esperó pacientemente contando todos sus dramas amorosos, emociones hacia el chef Hanta y caprichos de jovencita mimada, Kaminari estuvo listo para ir a buscar a Kirishima, su gran amor de toda la vida, e increparle por inventarse una prometida estando enamorado de él, como tanto aseguraba la actriz.

Ella se negó a darle los detalles, alegando que era algo que sólo al pelirrojo le correspondía decir. Y él, necio como era, hizo berrinche y medio, pataleó, suplicó y hasta prometió cosas imposibles con tal de obtener la verdad, pero Mina era una tumba y se lo dejó muy claro: sólo Kirishima explicaría sus razones.

Por tal motivo ahora se dirigían en el auto de la chica a toda velocidad a los estudios de grabación de "Reality love", a punto de exponer sus sentimientos y la poca dignidad que le quedaba ante varios empleados del mundo del espectáculo y que para él eran completos desconocidos. Menudo cliché estadounidense, musitó en su interior mientras se sostenía del asiento, pues Mina era hermosa, asombrosa y muy agradable.

Pero una pésima conductora, casi tan mala como el Katsubro.

En cuanto llegaron al sitio en cuestión, Kaminari dramáticamente salió al suelo besándolo con exagerada devoción mientras agradecía a los cielos por estar vivo, todo en un afán de molestar a la chica, quien simplemente le dio por su lado. No manejaba tan mal, Kaminari era un llorón que no aguantaba las emociones fuertes.

Entraron al edificio, gracias a las credenciales de Mina y su encanto nadie le pidió cuentas al ser un jovenzuelo invadiendo una de las más grandes cadenas televisivas del país. Subieron a través del elevador, con los nervios comiéndole el estómago y una vez en el piso adecuado, Kaminari intentó verse al espejo del recinto por millonésima vez, esperando lucir adulto, seguro de sí mismo y sumamente preparado para encarar al tipo del cual llevaba enamorado años.

A sus trece años, no tenía idea de muchas cosas de la vida, simplemente se divertía haciendo tonterías con sus amigos, copiando en los exámenes y huyendo de las chicas que llegaban a considerarlo fastidioso. Su mundo dio un giro por completo cuando el Katsubro llevó a su sumamente mencionado mejor amigo a casa. Muy a su pesar, debía admitir que en esa época le tenía envidia, pues Katsuki siempre hablaba de "el idiota de Eijirou" con una sonrisa de orgullo, aunada a la superioridad. Era un niño después de todo y como tal, admiraba a Katsuki tanto que buscaba ser su centro de atención, su hermanito consentido y el único al que mirara de esa forma vanidosa.

El problema fue que, en cuanto conoció la sonrisa de Eijirou Kirishima, sus ojos amables y ese entusiasmo que le caracterizaba, su corazón dio un vuelco, haciéndole dudar de muchas cosas que no se había planteado jamás. Él era un hombre, un adolescente para ser más exactos, que cayó rendido a ese ser lleno de bondad que era el mejor amigo de su hermano. Katsuki los presentó y Kirishima extendió la mano con una sonrisa más brillante que cualquier cosa en el mundo. Él, arrebolado y sin entender aún qué estaba pasándole, la tomó sintiendo que unas manos masculinas jamás se habían sentido tan suaves y a la vez tan rudas.

Me enamoré a primera vista y a partir de entonces quise saber todo de él, pensó inspeccionándose al espejo de nuevo, recordando cómo sus actitudes infantiles fueron menguando poco a poco para dar paso al interés adolescente que te da cuando empiezas a salir con chicas a esa edad. Pero en su corazón no había lugar para mujer alguna, todos sus pensamientos, sueños y hasta deseos, los ocupaba Kirishima Eijirou.

Recordar las veces que se masturbó pensando en él era demasiado vergonzoso, ahora ya no era un niño y poco a poco había aprendido a controlar la maraña de hormonas que le invadía cada vez que Kirishima le hablaba o tocaba para algo tan fútil como una palmada en el hombro. Pero no negaba que gracias a ello comprendió su sexualidad y lo complejo que habría sido decepcionar a Mitsuki por no ser heterosexual.

Katsuki es un gay de closet y obviamente cuando mi hijo traiga a un dulce jovencito a casa, yo les daré mi bendición, pero tú tendrás el deber de seguir con la línea familiar, esas eran siempre las palabras de esa gran mujer, las cuales normalmente eran pronunciadas con un toque de puya. Por supuesto, Bakugou estaba presente cada vez que Mitsuki las decía y replicaba con palabras obscenas y cargadas de insultos que él no era homosexual y jamás se enamoraría de nadie, mucho menos de un hombre.

Sin embargo, cuando Mitsuki murió, pudo respirar tranquilo de no haberle fallado. A diferencia de su primo, él sí pudo estar en su lecho de muerte, él tomó sus manos entre las propias mientras daba sus últimos suspiros y a él le regaló una brillante sonrisa de orgullo mientras le regañaba por ser tan torpe e ingenuo en los asuntos del amor.

Sé que amas al dulce Kirishima, lo sé desde siempre. Sé feliz mi cielo, lucha por él, yo desde el más allá te estaré dando ánimos.

Sus palabras lo hicieron llorar y cuando dejó este mundo, deseó con su alma haberse ido con ella, pero recordó que Mitsuki dio todo de sí para darle un hogar lleno de amor, el hogar que sus padres biológicos no quisieron darle. Por todas esas razones, comprendió que debía hacer honor a su memoria, comportándose como un chico responsable y decidido a tener el afecto del hombre que amaba.

Y por eso ahí estaba, muerto de miedo, pero sin titubear ni un poco.

—Entremos de una buena vez—dijo de forma ruda y Mina sonrió encantada con su valor.

Justo acababan de grabar uno de los promocionales y el director había dicho las clásicas palabras de "corte" cuando Kaminari Denki entró de forma dramática y sumamente trillada, con una Mina Ashido detrás dando brinquitos de la emoción. Cuando Kirishima lo vio, perdió todo el color en su rostro y deseó desaparecer en medio del flash de las cámaras, pero por supuesto, el destino no era tan piadoso, pues su mejor amiga y a la cual a partir de hoy llamaría "traidora sin corazón", se adelantó a sus pensamientos llamando la atención de todos en el set.

—¡Chicos! ¡Buen día! ¡Antes de irse necesito que me ayuden!—señaló a Kaminari quien no entendía por qué estaba haciendo tanto escándalo—. ¡Este jovencito necesita decirle algo a Kirishima! ¡Pero el muy bastardo quiere salir corriendo para no escucharlo! ¿Me ayudan a detenerlo?

Una vez que terminó de dar su bochornoso discurso, Kaminari deseó cubrir su rostro de cualquier modo posible y Kirishima se arrepintió enormemente de haberse vuelto amigo de esa hiperactiva joven que definitivamente nadie escucharía. ¿Cierto? No era posible que todos ahí atendieran semejante petición sin sentido.

Oh estúpido Kirishima Eijirou.

El camarógrafo lo enfocó encendiendo la cámara para grabar el momento, el director chasqueó los dedos, las maquillistas se entusiasmaron y los encargados de la utilería sostuvieron a Kirishima cuando éste se percató del complot. Pero ya era tarde, no podía escapar y sin otro método de defensa, miró con odio profundo a su mejor amiga. ¿Por qué le hacía algo así? De verdad iba a humillarlo de esa forma al recibir el rechazo de Denki.

Sé que no se siente igual. ¿Por qué está aquí dispuesto a hacerme pedazos? ¿Realmente me detesta tanto ahora?

Mina aceptó las malas miradas sabiendo lo idiota que era su amigo y que no iban en serio. Cuando todo esto terminara, él le iba a besar los pies y de paso, Kaminari le conseguiría una cita con Sero Hanta. Cuestión de intercambios, todo en la vida se manejaba de esa forma. Decidida y encantada con lo que se avecinaba, dio un empujón al joven universitario, quien estaba paralizado pero también confundido. Si Kirishima le amaba... ¿Por qué huía?

Con una mirada por parte de la actriz que significaba "Es ahora", Denki dio un suspiro y comenzó a decir todo de forma rápida y sin orden alguno.

—Hola.... Mina me dijo todo... y.... y antes de que la odies o le reclames, me gustaría decirte algo...—le miró a los ojos, tratando de concentrarse en que tenía público y una confesión de ese tipo hubiese deseado hacerla en privado, pero ya estaban en eso y no había marcha atrás—. Te confieso Kirishima, que imaginé esta situación de un modo distinto. En mis sueños, yo siempre estaba en cualquier lugar menos un set de grabación. A veces el escenario era el salón de clases y tú llegabas por mi a la escuela, en otras ocasiones, en las plazas comerciales donde nos veíamos a escondidas. Tú tomabas mi mano y lo decías mientras yo moría de felicidad. Los últimos meses, ha sido en la cocina del chef Hanta, los dos solos probando comida deliciosa y de forma espontánea sucedía...

Sin poder darse a entender, con Mina enternecida ante su sinceridad y medio equipo de grabación intuyendo lo que el chico trataba de decir, Kirishima completamente enredado, le interrumpió buscando resolver el acertijo en su propia estupidez.

—Kaminari... yo no comprendo... ¿A qué quieres...?

—Te amo... lo he hecho desde los trece... eres mi amor platónico de la adolescencia y mi verdadero amor de la juventud... Dios... te amo tanto que estúpidamente pensé en separarte de tu prometida y me lamenté al no tener los huevos para hacerlo. Te amo lo suficiente como para volverme loco con un par de dulces palabras salidas de tu boca y huir como un imbécil—sonrió a pesar del frenesí en su pecho al notar como Kirishima dejaba de luchar y se paralizaba en la distancia—. Tú también me amas... ¿Verdad?

Volviendo a resistirse para que le soltaran y con una mirada de soslayo hacia Mina, quien asintió para darle a entender que no era un sueño, Kirishima quiso desmayarse ahí mismo. Dio un codazo para que le dejaran ir y en menos de un par de segundos estuvo frente a Denki, tomando su rostro con sus manos, sonriendo como si le hubiesen devuelto la vida y quizá más feliz que nunca.

No importaba nada más, ni que hubiesen sido grabados, ni que sus compañeros conocieran su orientación sexual, incluso Bakugou y el pavor que éste le generaba, desaparecieron de su mente. Todo lo que importaba y era especial lo tenía ahí enfrente, sonriendo también y completamente entregado a él, como siempre lo deseó y lo tuvo, pero al ser un ciego estúpido, no notó.

—Con mi vida Denki, te amo con todo eso y más.

Las chicas suspiraron, los hombres dieron silbidos de aliento y ellos, olvidándose por completo de su público, se miraron a los ojos declarando una vez más sus sentimientos antes de unir sus labios en un tierno beso.

Desde el instante en que se enamoraron, desearon besarse y ahora estaban cumpliendo el sueño, sintiendo la respiración del otro, Kirishima jugueteando con sus dedos en sus mejillas, Kaminari aferrando su pecho con sus manos, tocando sus pieles más allá de un disfraz de "amistad íntima". No más, pues ahora era una realidad y sin importar los años de diferencia, podían asegurar que se sentían como niños, adolescentes y adultos al mismo tiempo.

Enamorados y felices de estarlo.

—Quiero una copia de ese video—declaró Mina con chanza al camarógrafo mientras el par de amantes trágicos seguían besándose sin parar.

Pues ambos se habían anhelado durante años, ambos se creyeron "un imposible" y ambos se resignaron a la idea de amarse y no ser correspondidos. Pero de un modo u otro las cosas se acomodaban y ahora estaban ahí, juntos y nada ni nadie los separaría.

Nadie, ni siquiera Bakugou Katsuki.

****

Jiro Kyoka, alias la "novia rockera" del nerd, había resultado ser una chica sumamente agradable y con la cual Deku congenió enseguida. Eran muy distintos, de eso no tenía duda, pero eran precisamente esas diferencias las que les había ayudado a formar una grata convivencia que expedía una excelente buena vibra a quienes los miraban.

A Bakugou se lo llevaba el demonio claro estaba, porque de todas las candidatas, el nerd escogió a la que menos hubiese esperado que hiciera. Y la cual le calzó perfectamente como guante. Kyoka era una chica independiente, sumamente atrevida a muchas cosas y sin temor a decir lo que pensaba. Su estilo al vestir, muy parecido al de una estrella de rock, no menguaba su atractivo, todo lo contrario, lo potenciaba demostrando que la belleza en cada mujer es distinta.

De cabellos negros y cortos, con un pantalón de cuero negro, blusa morada cubierta con una chaqueta de cuero gastada y un par de piercings en la oreja, la chica era todo lo contrario a Izuku y sus coloridos atuendos. Las veces que salían juntos para "conocerse" o llevar de chaperón a Bakugou Katsuki, era un verdadero juego mental el tratar de descubrir quien contrastaba a quien, pues mientras el color predilecto de Jiro era el negro, el nerd hacía lo posible por resaltar.

Sí, un par completamente disparejo, pero que hizo clic al instante en que se conocieron.

El problema radicaba en un pequeño y muy significativo detalle. La pareja iba a cualquier lado que la cantante de rock quisiera, ya fuese conciertos, demostraciones y hasta exposiciones de arte, pero a todos lados llevaban a Bakugou Katsuki como si fuese parte del paquete. ¿Por qué lo hacían? Era un completo misterio.

Lo cierto era que la locura había comenzado cuando Deku inició su taller vespertino de Fotografía con Rei Todoroki. La mujer lo recibió gustoso de tener a más personas interesadas en el arte de capturar la esencia de otros y Bakugou, orgulloso de ser parte de ese crecimiento en el cabeza de espinaca recién cortada, se comprometió a llevarlo todos los días al salir de sus sesiones en Stars Blue.

El problema fue cuando en una ocasión que se le hizo un poco tarde, Jiro Kyoka se le adelantó en su motocicleta, robándole a su nerd sin la posibilidad de pasar más tiempo a su lado. De acuerdo, aquello era una exageración, pues Deku insistió en que le encontrara a la hora de la salida, pues Jiro tenía entradas para un concierto de música alternativa que no podían perderse.

Refunfuñó sin poder creer lo que hacía por ese imbécil y accedió a esperar a que Deku saliera. ¿Desde cuándo le iba ese tipo de música? Lo desconocía, pero podía asegurar que su agrado por el género era principalmente por influencia de su novia.

Su maldita y sumamente confiable novia.

Había una sola cosa que no le gustaba de ella. Kyoka era la chica perfecta para el nerd, lo podía comprender y lejos de morir de celos ante el hecho, le molestaba un poco la forma en que ambos se trataban. No había demostraciones de afecto, no besos o manos entrelazadas, mucho menos mimos y tonterías de ese tipo. Analizándolo realmente, Deku nunca establecía esa clase de contacto con sus novias, pero éstas sí hacían su papel siendo sumamente empalagosas. No olvidaría para nada a Mei y sus exageradas insinuaciones con el cien pies verdoso.

Pero Jiro no era así, ella se portaba como un gran amigo. Un camarada.

Aquí no me cuadra algo.

Dio un suspiro pateando la llanta de su auto mientras esperaba en el estacionamiento del taller de fotografía de Rei Todoroki. Deku siempre insistía en que entrara con él, pero para eso tenía a su novia. ¿No? ¿Por qué entrometerse más de lo que ya lo hacía? Por ese motivo siempre esperaba en el estacionamiento, contestando correos a través de su móvil o atendiendo a clientes en videollamadas sumamente largas y agotadoras.

En esta ocasión sin embargo, no tenía pendientes que revisar, por lo que pudo ocupar su tiempo libre para divagar y tratar de encontrar una explicación ante el poco cariño que se manifestaban Deku y la bocina andante.

Revisó nuevamente su perfil en esa red social de dónde la habían conocido, sin encontrar algo que realmente le ayudara a entender. ¿Qué buscaba realmente Jiro Kyoka en una relación? ¿Era Deku lo más cercano a su pareja ideal? ¿Ahora sí lo perdería? Bueno... él había contribuido al hecho, no podía quejarse por más ganas que tuviese, él mismo entregó a la esponja viviente en bandeja de plata.

Ya me visualizo planeando esta jodida boda, se dijo con cierto pesar, pero borrándolo al momento, porque no debía martirizarse con algo que solito se había buscado. Será mejor que comience a buscar flores moradas y sus significados.

—¡Kacchan!—gritó a la distancia el dueño de sus pensamientos y con Jiro detrás de él, ambos con sonrisas resplandecientes.

Al parecer la clase de ese día había sido fructífera, pues su Deku, vestido con un short largo de colores neón, una playera de estampados dorados y guantes tejidos color arcoíris, llevaba varios materiales en un maletín y por una mierda, brillaba más que el futuro de Denki.

—¿Y ahora qué, jodido nerd?

—Hoy me atreví a mostrar algunas a la profesora Todoroki—el chico suspiró llegando a su lado con suma emoción, como el de un adolescente con su primer amor—. Dios Kacchan, ella es maravillosa y muy dulce, ahora entiendo por qué Todoroki-kun es tan amable.

—No me menciones a ese infeliz, de sólo pensar en él, me dan ganas de matarlo—cortó Bakugou poniendo su dedo sobre sus labios.

Sonrojado por la acción, Izuku asintió recuperando el control del discurso y con Jiro girando los ojos ante la forma en que el casamentero y el novio eterno, se comportaban. Ella por supuesto, tenía sus propios motivos para ser novia del chico y debía llevar a cabo cada uno de ellos.

—No amenaces a la gente, y menos a quienes llevan días deprimidos. Todavía me siento muy mal por mis palabras con él.

—Pues yo espero que se muera de tristeza—se sinceró el rubio, recibiendo un puñetazo por parte del modelo pecoso.

Quizá se había excedido en sus deseos, pero no lo podía evitar, le regocijaba un poco que el bastardo mitad-mitad estuviese tan apagado que incluso, sus clientes hubiesen comenzado a disminuir. Aunque claro, algo ahí tampoco le calzaba como debía. Ese cabrón no era malo en su trabajo y primero le quemaban la lengua antes que admitirlo en voz alta, pero que su Servicio de Banquetes empezara a perder clientes de la nada, era algo que no le parecía lógico teniendo a ese prodigio imbécil como cocinero. Ya me encargaré de investigar aquello después. Nadie aplastaba a su competencia, nadie más que él por supuesto.

—Son palabras horribles las que salen de tu boca, no las repitas Kacchan, es de muy mal gusto. ¿Cierto Jiro-san?

La chica asintió de acuerdo con el muchacho en cuestión y después señaló el reloj en su mano derecha para recordarle a Izuku qué era lo que debían hacer.

—Se nos hace tarde y hoy cierran el estudio antes.

Katsuki entrecerró los ojos. ¿No se suponía que irían a otro de esos raros conciertos de la chica? ¿Por qué hablaba de un "estudio"? ¿A dónde estaba planeado llevarle en esta ocasión? Sin quedarse tranquilo por ello, tomó al nerd del brazo en un modo protector que, a cualquier otra chica le pudo parecer tierno, pero para Kyoka era un poco gracioso.

Ella se daba cuenta perfectamente de las ganas que le traía el casamentero a su "novio".

—¿A dónde jodidos piensan ir?

Deku tomó la palabra sin retirar el toque de Kacchan, como si fuese algo natural para él y con suma inocencia lo dijo.

—Un estudio de tatuajes, Jiro-san dice que para reforzar nuestra relación, debemos hacernos uno.

La chica ya podía ver el futuro, un rubio histérico y malhumorado gritando a lo largo de ese estacionamiento y con Izuku a punto de perder la vida. Ella no le veía lo malo a un tatuaje, además, sería uno pequeñito y tenía muchas ganas de hacerse uno también.

Aunque claro, definitivamente no fue la reacción que obtuvieron. Katsuki entrecerró los ojos, y con una tétrica sonrisa, fue directo con el nerd.

—No te harás un tatuaje. Eres modelo, debes cuida tu puta piel.

Sin entender el peligro en el que estaba, Deku levantó el dedo índice dispuesto a refutar aquello.

—No te preocupes, ya lo platiqué con Togata-san y él dice que mientras no sea en un lugar visible, está bien.

Excelente, vociferó el rubio en su interior y consideró un fiasco intentar convencerlo de lo contrario. No tenía nada en contra de los tatuajes, vergonzosamente en su época de preuniversitario se hizo uno, como bien decía Deku, en una zona poco visible. Pero esa era precisamente la razón por la que había tratado de negárselo.

—Bien, hazte el puto tatuaje, de todos modos ya eres un adulto y sabes lo que haces.

Encantado con la idea de llevar a Kacchan a una de sus más excitantes experiencias, dio un brinco envolviéndolo con sus brazos a manera de agradecimiento. Jiro carraspeó para acelerar la ida al estudio y con un movimiento de manos, el jovencito se despidió de Bakugou antes de subir a la motocicleta de su "novia".

—¡Te veré allá entonces Kacchan! ¡Estoy ansioso de hacer esto contigo!—Jiro estornudó inconscientemente y Deku corrigió—. Con ambos, obviamente.

—Claro, como digas—ironizó la chica con una burlona sonrisa y arrancó el motor.

Katsuki vio alejarse a "mechitas" y gruñó en su interior pensando que, por lo menos, se regocijaría un poco en ver al nerd y su piel expuesta a la hora de hacerse el jodido tatuaje.

Y la idea le encendía más de lo que quería admitir, por supuesto.

****

El lugar era bastante limpio en realidad, Jiro Kyoka sabía muy bien dónde llevar a cabo todas las actividades relacionadas a su vida rockera, desde comprar una guitarra hasta qué tipo de ropa debías portar para un concierto masivo. Por ello no fue de extrañar que los llevara a un estudio de tatuajes bastante pulcro en realidad y con sumo cuidado en sus clientes.

El dueño del establecimiento, un hombre alto de cabellos plateados, brazos sumamente musculosos y una expresión de quietud en el rostro, les recibió con cordialidad mientras explicaba a sus empleados como llevar a cabo un proceso de tatuaje.

—Bienvenidos a "Tentacole", siempre es un placer recibir a clientes nuevos—miró a Jiro y chocó las manos con ella—. También es bueno verte Kyoka.

—Hola Shoji-san, también es un gusto pasearse por aquí—su novio y su casamentero aún los miraban como si fuesen desconocidos en una tierra extraña.

Razón por la que la chica comenzó a explicar los planes que tenía en mente, presentó a Shoji con los demás y pidió lo que quería exactamente. Shoji Mezo era un gran amigo de la universidad y le tenía plena confianza, por eso siempre lo visitaba cuando era necesario. Todos sus piercings los había hecho él y ahora que buscaba plasmar en su piel algo diferente, sabía que sólo con él, tendría la seguridad para llevarlo a cabo.

—Si ya tienen un diseño, pueden mostrármelo y yo me encargaré de hacerlo como me lo indiquen, en dado caso de que no, pueden basarse en nuestra carpeta de diseños.

Izuku al momento se adueñó de dicha carpeta, tratando de encontrar un diseño rudo que fuese acorde con lo que él pensaba que mostraba. Bakugou simplemente lo dejó hacer asegurando que él no se haría absolutamente nada en la piel.

—Vamos Bakugou-kun, uno chiquito no te hará daño—bromeó la chica con chanza mientras buscaba en su celular el diseño preestablecido.

—Deja de insistir, suficiente imprudencia es ya tener uno como para agregar otro.

Al escuchar aquello, Kyoka enarcó las cejas sin poder creer que un tipo tan estirado con ese hubiese tenido los tamaños para hacerse un tatuaje. Sin embargo, quien tuvo la mejor reacción fue el propio Deku, quien al ser consciente de lo que su casamentero había dicho, no pudo detener su curiosidad.

—¿Tienes un tatuaje? ¿De verdad? ¡Qué increíble Kacchan!

—Relaja la mata nerd, no es para tanto, me lo hice hace muchos años. Era un crío estúpido de 17 años que se cagaba en sí mismo.

A pesar de sus intentos por minimizar la acción, para el pecoso fue imposible deshacerse de su asombro. Para él, Kacchan representaba osadía y fuerza de voluntad. Agregar un tatuaje a la colección de "atributos" que su planeador tenía no representó problema alguno, al contrario, con el mismo, su admiración creció más.

—No digas eso, aún así me parece extraordinario. ¿Puedo verlo? Por favor—trató de poner una mirada suplicante mientras agregaba un puchero a su gesto.

En otro momento, con menos personas de testigos y valiéndole una mierda las consecuencias, hubiese besado esos lindos labios, robándole muchos más pucheros y súplicas, pero de otro estilo. Sin embargo eran adultos y debían guardar compostura.

Aunque no por ello se negaría a molestar un poco al jodido nerd.

—De acuerdo, te mostraré, pero compórtate por una mierda.

Una vez que terminó de replicar, procedió a quitarse el saco de su traje antes de desabrochar uno por uno los botones de su camisa. Kyoka se quedó contemplando la situación casi al mismo tiempo en el que, a manera de broma, soltaba un silbido de aprobación. Izuku por supuesto, ante tal gesto, comenzó a enrojecer al comprobar que Kacchan tenía intenciones de desvestirse frente a todos en el estudio.

—¿Qué... qué haces?—cuestionó sin parar de titubear y el rubio dio una sonrisa satisfecha mientras lo explicaba.

—Te enseño el puto tatuaje—terminó por quitarse toda la camisa, dejando al descubierto su pecho, abdominales, espalda y brazos.

Ahí, en la parte donde se conectaba su hombro con su torso, de un tamaño considerable pero no tan grande como cualquiera hubiese imaginado, estaba el tatuaje de Bakugou. Se trataba de una granada con letras que recitaban la frase "Little bastard".

Sin poderse detener y movido por una fuerza más allá de su propio autocontrol, Izuku perdió la timidez inicial, acercándose de lleno a la parte de su espalda en donde lucía dicho dibujo. Olvidando el hecho de tener testigos atentos a sus movimientos o palabras, el joven pecoso comenzó a delinear con sus dedos la superficie del tatuaje.

Ante el tacto, Bakugou por poco pierde el control. El nerd lo estaba tocando, directamente a su piel y sin titubeo alguno. Trató de recordar en su mente todas las ocasiones en las que accidentalmente sus pieles se tocaron a pesar de ser roces, manos entrelazadas o incluso golpes, pues no debía excluir de su ranking la ocasión en que Deku le rompió la nariz hacía ya tanto tiempo. No era algo nuevo, pero sí distinto. ¿Cómo explicarlo? Los dedos del nerd se sentían tan bien delineando cada contorno de su locura adolescente.

Jiro tuvo que ser la voz de la razón al carraspear ligeramente para devolver a Izuku de su trance en el que se había metido y cuando el jovencito fue consciente de lo que había estado haciendo, el rojo volvió a su rostro, avergonzándose una vez más por sus actos deliberados.

—Dios Kacchan... perdóname... yo... no supe... es que yo...

—Da igual—le interrumpió el mayor intentando ser pragmático y, fingiendo que cada toque no le había movido el mundo, volvió al tema principal—. Mejor concéntrate y dime si ya encontraste lo que te quieres tatuar.

Asintiendo con ganas, Izuku volvió sus manos y ojos al catálogo de diseños sin borrar de su mente el tatuaje de Kacchan, quien había comenzado a vestirse como si nada hubiese sucedido.

—Quiero un tatuaje como el tuyo Kacchan, algo que me represente.

—Mi tatuaje dice que soy un pequeño bastardo, creo que la idea no te va—ironizó abrochando sus botones e Izuku negó.

—Me refiero al diseño en sí, tu tatuaje te queda tan bien que no puedo imaginarlo en otra persona. Eso es lo que busco.

Una vez vestido por completo, Katsuki analizó las palabras del nopal viviente, recordando que dentro de toda esa gama de colores que era y su pésimo gusto con la ropa, había una cosa por la cual Deku luchaba y anhelaba más que a nada en el mundo. Robándole el catálogo de diseños y adoptando su papel como todo un profesional, se unió a la búsqueda que se volvió fructífera cuando ambos estuvieron de acuerdo con un diseño en particular.

Se trataba de un dibujo sumamente simple pero particular que le quedaba como guante. Un par de sencillos trazos que juntos, formaban una pequeña cámara fotográfica con una palabra que, según Katsuki, le definía por completo: "Smile". Encantado con la idea, Izuku abrazó a Bakugou dando brinquitos y una vez que la euforia se terminó, llamó a Shoji Mezo para que le apoyara haciendo su tatuaje.

El lugar elegido fue en la parte baja de su nuca, como un recordatorio de su origen, sus deseos y sueños. Éstos podían cumplirse, ir más allá y expresarse a través de su talento y trabajo duro. Por esa razón no importó que Kacchan se burlara de la zona escogida o que tuviese que amarrar su cabello para poder realizarlo, mucho menos le prestó atención a las pequeñas punzadas de dolor que le invadieron una vez que estuvo en proceso.

Conforme pasaron las horas y siguiendo las indicaciones proporcionadas, tanto Jiro como él mismo tuvieron su tatuaje y aunque si bien, ninguno de los dos había reforzado su relación de "Pareja" con dicha acción, una cosa sí estaba segura dentro del mar de sensaciones que embargaban su pecho.

Ahora tenía algo más en común con Kacchan.

&&&&&

*Deku, no me toquetees al muchacho que me lo maltratas*

Ok no.

Kirishima bebé no le teme a la muerte, ahora que Denki le dio el sí, se siente inmortal (Inserte meme de: Ese compa ya está muerto, nomás no le han avisado)

Como se dan cuenta, hemos vuelto a las andadas... yei!!!!! (Medio grupo de lectores: Te lincharemos!!!)

Nah, no saben donde vivo (Inserte ahora meme de: Mira el tamaño de esos huevos)

En fin, espero que el capítulo de hoy les haya agradado, mil gracias por todo el apoyo!! Besos!!!!

Les quiero ;) <3

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