Parte 3
Voy caminando por la calle herida y desconsolada, lloro sin poder detenerme pero eso es bueno creo, aun así es la única manera que tengo para desahogarme.
-¿Por qué? ¿Por qué me pasa esto a mí? –me pregunto seria mientras seco mis lágrimas al llegar a mi casa.
-¡No sabes lo que pasó! –dice mi hermanito cuando entro por la puerta.
-¡No quiero saber nada! –grito molesta tomando la puerta de mi habitación y tratando de azotarla con fuerza por el marco pero noto que... no está.
-¿Y la puerta? –pregunto confundida.
-Eso quería decirte, papá vendió todas nuestras cosas. Las puertas, el baño, la cocina, nuestra ropa, todo. –me explica mientras ve el lugar vacío donde estaba su play y la tele.
-¡¿Vendió todo?! ¿Y para qué? –me espanto al saber que mi armario no está y tampoco mi net.
-Para comprarse una 4x4. –responde con pena.
-¡No! Mis notas, mis novelas. –Digo desesperada porque todo lo tenía en mi net, busco en mi caja donde guardo mis ahorros y no hay nada solo unos apuntes que me quedaron de mis novelas –No, cómo pudo hacerme esto. –murmuro abrazando los libros con mis notas mientras lloro. Entonces guardo todo en mi mochila, en eso escucho que llegan mis padres.
-¡Ya llegamos! Y traje mi nueva camioneta. –dice papá estando muy feliz.
-Y es enorme. –agrega mamá.
-¡¿Cómo pudieron hacer esto?! –Los enfrento a ambos – ¡Tomaron mis ahorros y vendieron todo!
-Sí pero es para comprar mi nuevo auto. –me dice él tranquilamente.
-¡Ma! ¡¿Por qué carajo dejaste que él haga esto?!
-Cálmate hija, ahora podemos pasear a todos lados ¿Quieres que tu padre te lleve mañana a la escuela en el auto? –pregunto sonriendo.
-¿Qué...? No, no quiero. –Contesto agresivamente -¿Y saben qué? No pienso volver a la escuela. –es lo último que tengo para decir y salgo de la casa.
-Está de malas ya se le pasará. –dice mi papá. Al no tener a donde ir, camino hasta la calle y me siento en el cordón de la vereda rodeando mis piernas con los brazos.
-No puedo creer que todo esto pase en un solo día. –Murmuro pensativa y controlando mi llanto –No sé qué hacer, no sé a dónde ir, no puedo... -levanto mi mirada hacia la 4x4 nuevecita color azul que descansa en el estacionamiento de la casa –Huir.
En ese momento tomo mi mochila, mis notas y novelas, tomos "Prestadas las lleves de la camioneta y salgo a dar un paseo nocturno de unos cuantos kilómetros, no me importa lo que pueda pasarme cuando mis padres se enteren de esto, solo quiero irme lo más lejos que pueda de esta pesadilla.
La 4x4 recorrió muchos kilómetros, eso lo sé por el marcador y el tanque me dice que ya es hora de detenerse y cargar nafta. Por suerte, a lo lejos logro ver una estación de servicio a un lado la carretera.
Me detengo y cargo el tanque con dinero que también tome "Prestado". Mientras espero miro a mí alrededor, no conozco nada ni a nadie, hay campo abierto a ambos lados del camino y cielo azul sobre todo –Es genial, esto es genial. -murmuro sintiendo el viento fresco. De repente un viejo y descarriado auto Renault llega a la estación siendo conducido por un hombre, se detiene junto a mi 4x4 y la admira.
-¿Cuánto te costó esa bestia? –me pregunta animadamente.
-No fue nada. –Contesto un poco seria –Tu auto también está lindo. -le hago un cumplido.
-Gracias, pero daría todo lo que tengo por una camioneta así. –habla saliendo del auto.
-Sí, mi papá hiso eso. –digo entre dientes seria.
De repente la televisión de la estación llama mi atención, está pasando el noticiero y el mismo dice que denunciaron el robo de una 4x4 azul, la misma que yo llevo. Y, en noticias menos importantes, mi desaparición. –Carajo. –pienso y pienso hasta que se me ocurre una idea.
-Oye... -el hombre se dirige a mí.
-¿Sí? –me acerco a él sonriendo.
-¿Me prestas tu auto para dar una vuelta?
-Mmm... no sé. –Me hago la difícil -¿Me la vas a devolver? –pregunto inocentemente.
-Claro que sí. –Miente, entonces le lanzo mis llaves –Cambio de autos. –propongo y entonces él asiente rápidamente entregándome las llaves.
El hombre toma mi 4x4 y la enciende, da la vuelta y acelera a fondo gritando -¡Adiós niña estúpida!
-Adiós, suerte con la policía. –murmuro sonriendo con malicia. Me subo al Renault 12 y en la ventanilla tiene un osito marrón colgado que dice "I LOVE YOU" –Hay que tierno, por desgracia el amor ya no existe para mí. –pienso quitando en osito.
Ya es hora de seguir, mientras conduzco reviso la radio y me encuentro con una canción romántica la cual el maldito hijo de perra mejor conocido como Federico dedicó para mí, él decía que era nuestra canción, entonces la ira me invade y le pego una patada a la radio haciendo que se agriete un poco.
-¡MALDITO! –grito muy enojada pero respiro profundamente para intentar calmarme, apoyo por un segundo mi frente por el volante y después levanto la mirada, quedo muy asombrada al ver algo increíble; ente mí hay unas enormes montañas rodeadas por árboles y nieve en sus cimas.
-Es ahí donde tengo que ir. –digo convencida entonces conduzco hasta adentrarme al bosque, me dirijo hacia una calle que se nota que no ha sido transitada por años, pequeñas hierbas crecen en toda su extensión.
-Esta... calle e-es un poco... -cada instante tropiezo con un bache haciéndome revotar -¡Ay! –me golpeo la cabeza con el techo.
Cada vez más me adentro al bosque hasta encontrar un gran árbol caído en el medio, entonces bajo y pienso – ¿Adónde quiero ir? Y... ¿Dónde mierda voy a dormir? –entonces miro un desvío que sube por un barranco, lo sigo hasta llegar a una vieja cabaña. Parece ser que nadie ha habitado en ella hace años, estaciono el auto frente a ella y reviso el lugar.
Me acerco y abro la puerta, es de madera también, adentro y a mi derecha hay una mesa con dos silla, una cocina vieja y unas alacenas, a mi izquierda hay una pequeña cama de una plaza y una mesita de luz, todo está cubierto de polvo y telarañas –Es perfecta para comenzar de nuevo. –digo arremangándome mi saco para limpiar todo, poco a poco se va haciendo de noche y ya he ordenado la casa para mi comodidad.
-Ah, estoy muy cansada. –me dejo caer en la cama boca abajo. Con la luz de velas que encontré me dedico a escribir mis novelas hasta tener sueño pero hasta allí no puedo estar tranquila y Federico aparece ahí, todo se trasforma en una pesadilla y despierto rápidamente, en ese momento me siento en la cama estando sudada y comienzo a llorar.
-Carajo, ni en mis sueños puedo descansar. –murmuro molesta.
De repente escucho unos extraños ruidos afuera, hojas secas y ramas quebrándose ante los pasos. Me levanto y abro la puerta lentamente, entonces, junto al auto, ve a un perro grande, muy grande de color marrón, el cual levanta las ojeras y dirige su mirada hacia mí, sus ojos son marrones con un tono rojo a la luz de la luna llena. El animal lentamente se acerca gruñendo y mostrándome sus filosos dientes.
-Ay no, es un lobo. –digo y reacciono cerrando rápidamente la puerta entonces siento un golpe del otro lado, el lobo chocó contra la puerta y comienza a rascarla con sus garras pero se detiene un momento después, entonces corro y cierro las ventanas trancándolas, solo así me siento segura.
-Debo irme ya de este lugar. –me propongo sabiendo que ese lobo no está solo, una manada hambrienta debe venir hacia acá.
Miro a mi alrededor y solo encuentro un miserable chuchillo lleno de oxido que puedo usar como arma. El animal comienza a gruñir al otro lado de la puerta y la comienza a quebrar poco a poco -¡Carajo! Debo escapar. –mi tiempo está terminado y sin duda me convertiré en comida para lobos.
En ese momento veo la chimenea, por allí podré escapar, me agacho y la inspecciono, está cubierta de hollín y telarañas. De repente la puerta pierde un pedazo, entonces me apresuro para escalar y consigo subir al techo. Desde allí arriba miro que el lobo rasca la puerta y a unos pocos metros de él está el auto. Mi salvación.
Entonces tomo una roca de la chimenea y la lanzo hacia el otro lado de la casa llamando la atención de feroz lobo, ahí es cuando bajo despacio y subo al auto, giro la llave pero lo arranca -¡No! ¡Ahora no! –grito golpeando el volante.
Milagrosamente el motor responde y pongo la palanca de cambio en reversa, aprieto con fuerza el acelerador pero solo retrocedo unos cuantos metros y el auto término golpeando algo.
Lentamente abro la puerta y salgo, con cuidado me acerco a la parte trasera y veo que se trata del maldito lobo que trata de matarme pero se encuentra lastimado de una pata, la misma está cortada y está inconsciente –Voy a matarlo. –yo levanto el cuchillo teniéndolo con manos justo sobre su cuello.
En ese momento lo miro y por alguna razón siento pena por él, suelo el cuchillo y me quito mi bufanda roja preferida, con ella le vendo su pata ajustándola bien para que pare de sangrar. De repente el lobo abre los ojos, yo caigo sentada del susto y me arrastro rápidamente hacia atrás.
El lobo camina cojeando hacia mí mientras me enseña sus dientes, son amarillos y un poco de baba cae al suelo. Yo cierro los ojos esperando que ataque pero no sucede nada, los abro nuevamente y ya no está. Me levanto de mala gana y limpio la tierra y hollín de mi ropa – ¡De nada! –exclamo molesta entonces corro adentro de la casa al oír un aullido distante.
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