Takeshi Sendou [1/2]

Juegos 


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Sin saber del por qué exactamente el castaño estaba ahí, espiándote. No sabía describirlo como un mal presentimiento o algo en tu actitud de días anteriores lo hacían poner sus alertas a máximo volumen.

Caminabas a casa después de un largo día de trabajo, arrastrabas las piernas, ansiosa por quitarte esos incomodos tacones y tumbarte en tu gloriosa bañera. Casi podías olfatear las sales y el perfume del baño. Sin ningún otro pensamiento que invadiera tu mente más que ese.

Takeshi seguía insistente sobre su mal presentimiento, así que no dejó de seguirte en ningún solo momento. Esa fue rutina en su día libre, ir a tu trabajo y esperar a que salieras para ver que llegaras segura a casa. Tu novio era demasiado pesado en esos asuntos, no lo obligabas a que te acompañase siempre, puesto que sabias que tenia que concentrarse en su entrenamiento de boxeador y defender su titulo nacional; así que era normal que no lo llamases o quedaran en algún lugar antes de una pelea. Takeshi se molestaba por no obtener tu atención y dejaba de hablarte por días ya que nunca le deseabas suerte hasta que al final te invitaba a salir y arreglaba las diferencias que tenia contigo.

Total, eso no quitaba el hecho de que temía que te pasara algo, cómo un hombre le hacia caso a sus instintos y debía proteger a su mujer a toda costa.

Osaka estaba lleno de puentes sin ninguna protección, donde fácilmente podrías caer si descuidabas tu rumbo. Y eso paso, por azares del destino tu tobillo decidió doblarse haciéndote perder el equilibrio, al menos caerías en agua. Te resignaste a llegar toda empapada a casa y relajaste el cuerpo para no tener una caída fatal; el chapuzón nunca llego. Unos fuertes brazos te tomaron de la cintura apretándote contra su bien formado cuerpo, devolviéndote a la vida.

—Odio que uses tacones. —Vociferó molesto, al menos su mal presentimiento era acertado. Tu tobillo no tardó en ponerse rojo algo que su perspicaz mirada no dejó pasar, escuchaste como gruño, era idéntico a un animal salvaje. —Eres muy descuidada. —Te levantó tal como una princesa, bajaste la mirada avergonzada. —Ahora tendré que llevarte a casa, ¿O no, princesa?

—Ta...Takeshi... —Tu rostro no podía estar más que rojo, no dijiste nada y simplemente te dejaste consentir por tu novio. Aunque te diera vergüenza, te gustaba ese trato preferencial que tenia contigo. Sin nada que decir llegaron a tu casa, con su juego de llaves abrió la puerta y te llevo directamente a la habitación.

—Llamaré a un doctor. No te muevas. —Te guiñó el ojo. Te acostaste en la cama observando como tu tobillo estaba totalmente hinchado y se estaba poniendo morado, te dolía bastante, jamás te habías lastimado hasta ese punto y tener eso era nuevo para ti. Escuchaste como tu novio hablaba con el doctor, regresó en unos instantes contigo. —Tardará en llegar, ¿Crees aguantar hasta la noche? —Asentiste, se sentó en la esquina de la cama y tomo tu pierna sin cuidado, ocasionando que soltarás un grito de dolor.

—¡Takeshi Sendou! —Dijiste su nombre completo enojada, sabia perfectamente que era mala señal. Se estremeció en su lugar sin mirarte siquiera un segundo. —No eres un niño pequeño, deja de jugar. —Esas palabras resonaron en la cabeza de castaño, una sonrisa socarrona se apodero de su cara.

—¿Jugar, dices? Creo que tengo ganas de jugar antes de que llegue el doctor. —Sin ningún descaro te acorralo contra la cama y de alguna manera ya se deshacía de su camisa, empujaste su cuerpo con tus manos en vano. Sus manos lentamente subían tu falda hasta dejarla hecha un desastre en tu cintura. No podías hacer movimientos bruscos y se estaba aprovechando de tu condición. Abrió los botones de tu camiseta exponiendo el tan deseado manjar que iba morder y chupar sin descanso.

—Solo un poco, ¿Esta bien? —Le dijiste, eso fue lo suficiente para que comenzará a quitar el cinturón, abrió tus piernas y acerco sus sexos siendo cuidadoso de no dañar más tu pie. Se aseguró de mover sus caderas para arrancar diversos gemidos de entre tus labios, solo con ese roce. —No seas muy brusco.

Hijole, yo creo que no se va a poder. —Seguido de una risa simplona procedió a realizar lo que más ansiaba en ese momento.

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—¿Cómo es posible que te diera un calambre? —Acariciaste su pantorrilla mientras Takeshi lloriqueaba, hicieron media fechoría hasta que al chico le dio un calambre quitándole emoción al momento. Te burlaste de su situación, quizá fue el karma. —Deja de llorar, cuando me recupere por completo iremos a ese lugar especial. —Comentaste con picardía animando a Takeshi. —Es más... Si ganas la próxima pelea podemos jugar mucho tiempo... Será tu segundo premio.

—¡Noquearé a ese bastardo! —Se levanto de la camina animado, justo a tiempo para que el doctor llegara. Tener a Takeshi Sendou como novio era muy intenso.   

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