1: Solo de bajo eléctrico
Día: Lunes, 3 de enero de 2014
Hora: 7: 58
Lugar: Instituto
"Todos los días son iguales"
Entras en el instituto y lo primero en que se fijan es en tu físico y estilo, si tienes buen físico y pareces tonto, puedes ser aceptado en el grupo que llamo yo "pijas malcriadas". Si eres de buen físico y atleta, eres aceptado en el grupo "mucho músculo y poco cerebro". Y si eres listo pero sin ningún tipo de estilo o de físico más o menos "apropiado" es como dicen los demás, ¿no? "Apropiado", entonces eres del grupo "inteligentes y manejables".
Yo no afirmo tener buen físico, me lo veo normal para mi edad. Tampoco es que sea atlética, pero me esfuerzo en no suspender Educación Física. Soy inteligente pero no a los niveles de Einstein o Sócrates.
"Soy una chica que no es aceptada por una única razón: miedo"
Miedo a que mi mirada les paralice como Medusa, miedo a ser más inteligente que el demonio. Me temen sin conocerme, y es por eso que yo tampoco me arrastro a conocerlos, la gente que se fija en el exterior no merece llamarse amigo, sino amistad pasajera.
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Hora: 11: 16
-¿Halia Loveless?- preguntó la profesora de historia.
-Aquí- Dije mientras mi mano sobresalía de las cabezas de mis compañeros.
La profesora se dio cuenta de mi presencia ya que mi mano se veía que estaba al final de clase, ella se acercó con un examen y un rostro agradable.
"No me digas que fui la nota más alta, ni lo menciones" pensé para mis adentros mientras dejaba salir un largo suspiro.
-Felicidades señorita Loveless, ha tenido la nota más alta con un 9'2- comentó mientras que todos se giraban para mirarme.
-Lo único que hago es estudiar, pero la próxima vez me gustaría que mi nota me la dijera al final de clase- respondí a la profesora mientras examinaba el examen.
Lo sabía, me descontó las faltas y fallé en la fecha de cuando proclamaron los franceses que no habrían más monarquías
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Hora: 14: 25
En clase de arte las clase eran diferentes a las demás, eran itinerarios y casi todos los alumnos estaban en los itinerarios de humanística o científico, en el artístico habían poca gente que las podías separar en dos clases, una era la gente con talento, que se esforzaba en hacerlo todo bien para lograr su meta, esa clase de gente lograba verlos diferente por el esfuerzo que hacían y por la resistencia de lograr arreglar algún defecto en sus obras. Y en el otro estaban los que se esforzaban mínimamente para no tener que ir a los otros itinerarios, esos me ponían enferma, robaban láminas y algunas veces botes de pintura que tanto les costaba a nuestro cansado y anciano profesor de arte, esa gente ni merecían pisar esta aula.
Y yo, como siempre, no estaba en ninguno. No me esforzaba en hacer mis dibujos porque lo único que quería era expresar lo que sentía en ese momento, no me importaba que a veces sobrepasara los límites del terror, era así de expresiva en la lámina, y el profesor lograba captar mi sentimiento así que desde el momento que entendió como era, él me dejaba sentarme más alejada de los demás y cuando me veía mirando mucho la hoja, se acercaba a mí para darme algún consejo artístico
-Deberías usar carboncillo para la zona de sombra, le daría un toque más realista- comentó el profesor al ver el motivo de mi bloqueo.
-¿Pero no sobrecargará el dibujo?- susurré para que sólo me escuchara el profesor.
-Si lo usas correctamente, que seguro que lo harás, no habrá problema- Dijo mientras que el timbre sonaba, él alzo la mirada cansado y volvió a su mesa- Seguiremos con la clase mañana, ahora iros a casa- dijo mientras veía que todos le habían ignorado y se habían ido excepto yo.
Caminé hacia la puerta y antes de salir eché un último vistazo a la clase, dándome cuenta que el profesor me miraba a los ojos, esperando un tipo de despedida.
-Que pase un buen día- Dije con voz seria.
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Hora: 21: 54
Lugar: Casa Loveless, casi a las afueras de la ciudad
-¡Eres un estúpido!
-¿Yo? ¡Por lo menos no voy enseñando pierna en la empresa!
-¡Sabes perfectamente que lo debo usar como secretaria!
-¡Oh cállate!
Cada día discuten más seguido, preferiría que los únicos días que están conmigo no se gritaran. Mi padre es jefe de una academia de policías y siempre está en América alistando a los novatos. Mi madre es secretaria de una famosa empresa de fotografía y siempre está de aquí para allá, haciendo que el jefe cumpla su agenda, presentándose en importantes actos que hacen en todo Londres, y organizando y arreglando documentos de clientes importantes. En pocas palabras, casi nunca están en casa, y cuando están siempre andan peleándose como el perro y el gato.
A veces me gustaría que ellos entendieran que hay una hija en esta casa, que por lo menos alabaran sus notas o sus solos con el bajo eléctrico.
Para que preocuparse de una chica como yo, mejor voy a dejar que la oscuridad de mis sueños se haga cargo de mi vida durante unas ocho horas.
En ese momento, apagué la luz y me arropé bien mientras cerraba los ojos.
Minutos después acabé dormida en medio de los gritos de mis padre y de la sensación de soledad que impregnaba mi habitación.
Corregido por por Shra27
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