[40]
―¿En qué piensas? ―preguntó Jungkook, trazando líneas imaginarias a través del pecho de Jimin.
―En por qué tardaste tanto en volver a mi vida ―respondió mirándolo fijamente, pero el menor solo pudo carcajear―. ¿Qué es tan gracioso?
―Acéptalo, hyung ―Jungkook suspiró, apoyando su cabeza contra la almohada―. No ibas a aceptarme como un crío de 16 años si consideramos que esa fue la edad a la que me gradué y, por tanto, tuve la oportunidad de regresar para asistir a la universidad.
―Bueno-uhm... ―balbuceó sin saber qué decir. Al fin y al cabo, Jungkook tenía razón. ¿Él, a sus 22 años y con novia, fijándose en un adolescente de 16 años? No, definitivamente no―. Pudiste volver hace un año ―carraspeó―. Lo bastante legal y lo bastante a tiempo para mí.
―¿Insinúas que no llegué a tiempo? ―abrió sus ojos desmesuradamente, fingiendo indignación―. Acababas de terminar una relación. Obviamente, no volvería para ser tu clavo.
―Tú no eres un clavo ―objetó de inmediato, frunciendo el ceño.
―Además ―Jungkook prosiguió, ignorándolo―. Lo bueno se hace esperar ―añadió―. Yo he esperado por ti desde que era un niño y no me ves quejándome.
Jimin sonrió, ya sin tener argumentos para rebatir. Extendiendo sus brazos, permitió que el menor se escondiera en su pecho, donde lo abrazó con fuerza y cariño. En realidad, Park no tenía nada por lo que reclamarle a Jungkook, sin embargo, cada vez que estaba junto a él, se preguntaba cómo había podido vivir sin tenerlo. Jungkook reía y bromeaba a su lado, compartían las comidas, visitaban a sus amigos y a su familia, tenían citas seguido, iban a bailar al club y hacían el amor por montón. ¿Y antes de Jungkook? Nada similar. Jimin lamentaba notar que su antigua relación, efectivamente, se había deteriorado frente a sus ojos y no había podido aceptarlo. Pero, ahora que tenía esto, quería aferrarse a ello con uñas y dientes. Era feliz, tan jodidamente feliz. Felicidad era poco para describir la sensación burbujeante en su corazón. Nadie en su sano juicio desaprovecharía una oportunidad cómo esa; y nadie en su sano juicio no se cuestionaría cómo había hecho para vivir una vida tan vacía antes de encontrar tal amor.
―Hyung, ¿podemos hacer una videollamada? ―preguntó el menor, despegándose de su pecho para alzar su rostro, mostrando sus ojos de cachorro―. Quiero presentarte a alguien.
―¿Ahora? ―Jimin miró el reloj sobre su mesa de noche―. Es pasado de medianoche.
―Y poco más de las once de la mañana en New York ―se levantó en medio de una risita, tomando la ropa interior de ambos y sus camisetas para poder cubrirse―. Creo que es momento de que conozcas a papá.
―¿¡Ahora!? ―Jimin se apresuró en vestirse con lo que Jungkook le extendió, luciendo alborotado―. ¿Sabes? Los hijos normalmente no llaman a sus padres después de haber tenido sexo.
―Los hijos, normalmente, no deben luchar contra una diferencia horaria de 13 horas ―señaló, volviendo a la cama―. Por favor, ¿sí?
―Jamás le diría que no a la oportunidad de conocer al destacado doctor Jones ―aceptó, provocando que Jungkook riera, pues el mayor no podía esconder su nerviosismo―. Pero ¿crees que luzco al menos decente?
―Por supuesto ―Jungkook peinó su cabello con sus dedos, sonriéndole al final―. Perfecto, tan precioso como espero que te veas para el matrimonio de nuestra hija.
―¿Tendremos una hija? ―se apresuró en preguntar, viendo a Jungkook asentir mientras tomaba su celular―. ¿Cuándo pensabas decírmelo?
―Hyung, lo dices como si fuéramos a tenerla justo ahora. Aún hay tiempo para pensar en ello, ¿sabes? ―rio haciendo la llamada.
―Bueno... ―frunció sus labios, mirando la pantalla―. Pero ¿podemos negociar por un niño también?
Jungkook rio asintiendo. Jimin lo hubiera besado si en ese momento el rostro de un hombre no hubiera aparecido en la pantalla del celular de Jungkook. Park necesitó solo un segundo para entender la situación. Al otro lado de la pantalla, un hombre con el rostro algo demacrado sonrió al ver quienes lo llamaban. Sus ojos, cálidos y dorados como el sol, lucían cansados, pero no menos felices. Las ojeras se habían acentuado bajo sus ojos, como si se hubieran tatuado permanentemente ahí. Su rostro era delgado y pálido, de un color enfermizo. Y su cabello era corto, pero por razones que, Jimin temía, no eran naturales.
―Jungkookie ―llamó el hombre con voz cálida, viendo a su hijo mover su mano animadamente en saludo―. What did I tell you about falling asleep late? And who is the boy next to you?
―Dad, its only midnight, average youth don't fall asleep before three in the morning ―se defendió―. And this here is Jimin. Please don't make him have a bad impression of me ―pidió con un puchero.
―Don't blame me for that. Here among us, it is not very polite of you to refer to someone older by his first name in Korea ―señaló―. It is also not polite to speak in a foreign language in front of someone who does not know it. People might think that you are insulting them.
―Of course, the people and their egocentricity ―Jungkook rodó los ojos, haciendo reír al hombre―. Also, you're speaking in English now, aren't you supposed to set an example for me, father?
―En realidad... ―Jimin carraspeó, llamando la atención de los Jones―. Puede que mi inglés hablado no sea de lo más fluido, pero sí entiendo lo que dicen... o, al menos, la mayor parte.
―Sorry! ―el padre de Jungkook volvió a reír, ahora mirando atentamente a Park―. Entonces, Park Jimin, ¿eh? Jungkook me ha hablado mucho de ti. En realidad, desde que se mudó a Seúl con su madre, tú eres su tema de conversación favorito.
―Papá... ―Jungkook gimoteó―. Dijiste que querías conocerlo, no se suponía que era para avergonzarme.
―¿Cómo podría avergonzar a mi hijo? Solo estoy hablando de hechos que datan de tu adorable infancia ―señaló sonriente―. Y sabes que realmente me hace feliz conocer finalmente a Jimin ―ahora se dirigió al mayor de los jóvenes―. Sé cuánto has hecho por mi hijo, Jimin. También sé cuán fundamental fue tu familia durante su infancia ―inclinó la cabeza en señal de respeto―. Algún día, espero poder conocerlos en persona y agradecérselos personalmente ―y ahora volvió a mirarlo―. Jungkook es lo más valioso para mí en esta vida. Es mi orgullo y mi razón de ser ―el menor apartó la mirada un momento cuando sus ojos se humedecieron al escucharlo―. No pude entregarle todo de mí cuando era pequeño, porque las circunstancias no me lo permitieron, pero creció bien gracias a los Park. Gracias, Jimin.
―Por favor... ―Jimin llevó una mano a su pecho, sin saber qué decir―. Su hijo siempre fue un niño maravilloso y estoy seguro de que sus modales y valores fueron algo que usted le inculcó. Por favor, no nos deje todo el crédito ―pidió―. Mi familia lo único que hizo fue darle un lugar entre nosotros. No hicimos nada excepcional.
―La paz y la armonía constituyen la mayor riqueza de la familia ―respondió el hombre―. Benjamin Franklin: Político, científico e inventor estadounidense ―agregó―. Un lugar en una buena familia, Jimin, es lo más excepcional que puedes darle a una persona.
Jungkook asintió, de acuerdo. Jimin sonrió, sin poder rebatir ante tan sabias palabras.
Concluidos los agradecimientos y presentaciones, Jungkook preguntó por el tratamiento de su padre solo para que este respondiera con calma que iba tan bien como era posible. Respuesta que, obviamente, no dejó del todo conforme al menor ante la falta de detalles, pero su padre fue salvado por la campana en el momento en que Namjoon se asomó por detrás, uniéndose a la conversación para conocer a Jimin. Solo unos pocos minutos después, fue Judith quien apareció, saludando efusivamente a su hijo y al novio de este, por lo que, al final, Jimin fue capaz de conocer a toda la familia de Jungkook. Todos amables, cariñosos, entusiastas e increíblemente inteligentes. La conversación se extendió por toda una hora y acabó solamente cuando Namjoon anunció que debía llevar a William al hospital para su sesión de quimioterapia. El señor Jones aceptó de malagana, despidiéndose de Jungkook con un abrazo virtual y regañándolo para que se fuera a dormir de una vez por todas.
―Así que... esa es mi familia ―musitó Jungkook tras acabar la llamada, depositando su celular sobre la mesa de noche―. ¿Hay algo que quieras preguntarme?
―Sobre tu padre... ―Jungkook sonrió apagado, girando a verlo―. ¿Qué pasa con él?
―Es un reincidente ―explicó―. Le diagnosticaron cáncer hace unos años y el tratamiento funcionó. Sin embargo, en febrero nos enteramos de que su cáncer recidivó. Está recibiendo quimioterapia y radiación ahora.
―Febrero... ―repitió―. Eso fue antes de que...
―Sí ―Jungkook asintió―. Justo antes de que yo volara de regreso a Corea ―Jimin no supo qué decir―. Mi traslado ya estaba hecho para ese entonces, pero planeé cancelarlo de todas formas. Que papá estuviera enfermo fue razón suficiente para hacerme desistir de venir, pero... ―presionó sus labios, encogiéndose de hombros―. Pero me convenció de venir.
―¿Lo hizo?
―Estuve posponiendo mi reencuentro contigo durante un largo tiempo y él lo sabía ―Jungkook bajó la mirada―. Lo que pienso y siento por ti, él lo sabía. Soy capaz de dejarlo todo por él, pero papá no quiere que elija esa vida. De alguna forma... logró hacerme entender que solo sería infeliz si renunciaba a todo por él ―miró a Jimin―. Así que regresé.
―Oh, Jungkookie... ―Jimin lo alcanzó con sus brazos, sosteniéndolo en un fuerte abrazo. Los ojos del menor se humedecieron, pero no llegó a llorar, solo se dejó proteger por él―. ¿Por qué tardaste tanto en decírmelo?
―Solo quería estar seguro... ―murmuró―. Segura de que esto era real, de que podías contar conmigo y que yo podía contar contigo.
―Puedes hacerlo ―prometió Jimin―. Siempre vas a contar conmigo, amor.
Jungkook sonrió, quebrándose a final. Llorando en silencio, se aferró a Jimin, quien se recostó en el colchón junto a él, consolándolo. Y el menor, por primera vez, le habló de sus miedos hasta que el cansancio lo venció. Y Jimin cuidó de sus sueños y lo sostuvo a sabiendas de que, por el momento, eso era todo lo que podía hacer por él. El recuerdo de Jungkook llorando frente al río Han por la muerte de Ironman pasó como un rayo de luz por su mente, trayéndole comprensión, y se disculpó en silencio por no haber notado en ese entonces lo que estaba mal.
Pero, ahora que lo sabía, no lo dejaría solo. Nunca.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top