[37]
―¿Estás seguro de esto?
Jimin miró por la ventanilla del auto en dirección a la casa de sus padres. El día anterior, cuando su madre le había llamado para que los acompañara a cenar ese domingo, se las había arreglado para agregar sutilmente a Jungkook a la ecuación. Y es que, tras pensarlo seriamente, quería que su familia supiera que estaba saliendo con el menor, así que una cena familiar era el momento perfecto para decírselos. Solo que no sabía ni la forma en la que lo haría ni mucho menos cómo estos reaccionarían.
Atrapado en su auto con Jungkook, por decisión propia, intentó controlar lo nervioso que se sentía sin éxito alguno.
―Hyung... ―Jungkook insistió, tomando su mano―. No tienes que presentarme ante tu familia como tu novio si no estás listo ―le aseguró―. Ser solo Jungkook para ellos es suficiente para mí.
―Pero no tiene que ser suficiente ―dijo Jimin de inmediato, girando a verlo―. Eres mi novio y eres maravilloso, no tengo ninguna razón para esconderte. Además, sería bastante desconsiderado de mi parte hacerlo. Jamás deberías aceptar salir con alguien que te niega, Jungkook.
―Oh, entonces vas en serio ahora ―Jungkook sonrió―. Vamos, te cubriré la espalda.
―¿Cómo es posible que no estés nervioso?
―Porque, antes de ser mis "suegros", tus padres primero fueron mis segundos padres ―respondió con obviedad―. Y jamás dudaría de las personas a las que elegí llamar padres.
Jimin sonrió enternecido, de acuerdo con él. Besando la mano de Jungkook, se tomó su tiempo para después besarlo en los labios, susurrando contra su boca que ya estaba listo.
―¿Jungkook? ―fue el hermano de Jimin quien abrió la puerta, mirando atónito al más joven―. ¡Hombre, si no me hubieran dicho que venías, ni siquiera te hubiera reconocido! ―admitió rodeándolo en un fuerte abrazo. Probablemente, esa era la primera vez que Jimin estaba tan de acuerdo con su hermano.
―Hyung, no me dejas respirar ―expresó el menor, ahogado. Rio cuando Jungmin lo soltó, mirándolo de pies a cabeza.
―No seas tan humilde ―el chico presionó sus brazos sin vergüenza, inspeccionando sus músculos―. Wah, solo mírate, seguro tus compañeras babean por ti ―rio―. Y hasta creciste más que Jimin.
―También creció más que tú.
―Guarda silencio, mocoso ―les dio la espalda, dirigiéndose a la sala―. Vamos, el resto también espera verlos.
La pareja lo siguió hasta la sala. Ahí, los mellizos dejaron de jugar para correr hacia Jimin, quien los recibió con un abrazo. Jungkook, en tanto, fue aprisionado por los brazos del matrimonio Park antes de poder saludar a la esposa de Jungmin, quien también la miró incrédula por cómo habían pasado los años sobre él.
―Jungkookie, luces como una estrella de cine ―lo halagó viendo cómo el joven era abrazado por los mellizos, felices de volverlo a ver―. Ahora entiendo por qué le gustaste tanto a los chicos. Seungbin y Seungkwon no han dejado de decir que le has cantado como un angelito.
―¡Lo hizo! ―aseguró la niña sin soltarse del cuello de Jungkook―. ¿No es así, tío Jimin?
―Lo hizo, por supuesto, mi Jungkookie es de lo más impresionante ―apoyó con orgullo solo para darse cuenta un segundo más tarde de cómo se había referido al menor―. Oh-uhm, quiero decir-
―Me debes diez mil wones ―interrumpió el señor Park extendiendo su mano hacia su esposa―. Te dije que ellos estaban saliendo y tú dijiste que todavía no, que el niño te lo hubiera dicho de ser cierto.
―Es porque se supone que nuestro hijo siempre le cuenta primero las cosas a su madre ―respondió entredientes, sacando su monedero de su bolsillo―. ¿Cómo has podido hacerme esto, Jimin?
―¿Mamá...? ¿Papá...? ―Jimin miró entre ambos sin comprender la situación. Jungmin y su esposa se limitaron a reír―. ¿Qué está pasando?
―Solo hicimos una apuesta ―respondió el hombre con calma, guardando su premio―. Cuando te invitamos a cenar y dijiste que traerías a Jungkook, inferí que era porque habían comenzado a salir. Tu madre insistió en que no era así, porque, supuestamente, se lo dirías a ella primero ―rio entredientes mirando a su esposa―. Cariño, Jimin ya no es un niño. Lamento decirte que ya no correrá a ti en primer lugar.
Jungkook se soltó del agarre de los mellizos, quienes se habían quedado quietos intentando entender de qué hablaban los adultos. Poniéndose de pie, se preguntó si era su momento de intervenir en vista de que Jimin parecía más un fantasma que un ser viviente.
―Uhm... bueno... ―Jungkook acomodó un mechón detrás de su oreja solo porque no sabía qué hacer con sus manos―. En realidad, queríamos compartir la noticia con ustedes hoy. En ningún momento se nos pasó por la cabeza que ya lo intuían ―frunció sus labios―. ¿Cómo pudieron imaginar que algo así... pasaría entre nosotros? ―preguntó abiertamente sin esconder su confusión―. Porque, honestamente, esto para mí solo podía darse en mis mejores sueños.
―Jungkook... ―Jimin lo miró sorprendido por lo que escuchaba. El resto de los Park, a diferencia de él, rio.
―Es por ellos... ―Mimi se agachó junto a sus hijos, abrazándolos―. Cuando pasaron el día del niño con ellos, al llegar a casa, no dejaron de decir que tío Jimin parecía hechizado por su nuevo amigo ―comentó provocando que el rostro de Jimin enrojeciera―. Y, cuando supimos que ese amigo era Jungkook, entonces no tuvimos que darle más vueltas. Sabíamos que era cosa de tiempo para que empezaran a salir si es que todavía no lo hacían ―afirmó.
―Mi niño... ―la señora Park tomó la mano de Jungkook delicadamente, sonriéndole con dulzura―. Has sido el fan número uno de Jimin desde que te conocimos. Siempre cuidaste de él a pesar de tu corta edad. Sabía que, si volvías aquí convertido en un adulto y encontrabas una oportunidad, no la dejarías ir ―dijo con confianza y los ojos del menor se humedecieron―. Mi Jimin ha tenido mala suerte en el amor. Como su madre, me dolió ver que evitaba este hogar solo por miedo de encontrarse, al cruzar la calle, con quienes lo lastimaron. Mi bebé es un chico fuerte, pero también es sensible y lo comprendo, así que escucharlo decir que vendría a cenar con nosotros, sin siquiera dudar, fue un alivio para mí ―admitió―. Gracias por traerlo a casa, Jungkookie.
―Me están-me están dando demasiado crédito ―murmuró frotando sus ojos para impedir que las lágrimas se derramaran. Pero ella solo rio, atrayéndolo en un confortante abrazo.
―Para nada ―dio palmaditas en su espalda―. Gracias por estar aquí, Jungkookie. Aunque solía preocuparme mucho por el futuro de Jimin, sé que ahora está en buenas manos, porque tú serías la última persona en este universo en querer lastimarlo.
Jimin sonrió, tan seguro como su madre de aquello. Podía imaginarse a un sinfín de personas dándole la espalda o fallándole incontables veces, pero ahí no estaba Jungkook. El niño que un día tomó su mano se convirtió en la persona más fiel que había conocido y, después de tantos años, sabía que seguiría siendo así. Que, efectivamente, en ese universo, no habría persona más leal que Jungkook Jones.
―Me gustaría decir "bienvenido a la familia" ―agregó el señor Park desde atrás, carraspeando―. Pero todos aquí saben que has sido un Park desde la primera vez que cruzaste esa puerta. Así que gracias por volver, Jungkook ―el hombre sonrió al rostro lloroso del menor―. Porque, sin importar cuantas veces vayas y vengas, aquí siempre habrá lugar para ti.
Jungkook murmuró un lloroso gracias, una y otra vez. Rendido por sus sentimientos, decidió volver a hincarse solo para ser abrazado por dos pares de frágiles brazos. Seungbin y Seungkwon dijeron "bienvenido a casa, tío Jungkook" a la vez y eso solo hizo que sus sollozos se volvieron audibles. Jimin se unió al abrazo entonces, riendo en voz bajita, porque sabía que esas lágrimas eran de felicidad.
En Estados Unidos o al otro lado del mundo, siempre existiría gente que amaría a Jungkook.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top