[27]

Jimin despertó con esfuerzo, sintiendo la luz de la ventana irritándole horriblemente en los ojos. Sentándose en la cama, se sorprendió cuando una toalla, aún un poco húmeda, cayó desde su frente. Además, se sentía desorientado y sudoroso.

Definitivamente, esa tampoco había sido su noche.

―Bueno, parece que recuperaste la consciencia ―dijo Taehyung entrando a su habitación con una bandeja―. Y, por cierto, cuando Seokjin hyung dijo que bebieras hasta la inconsciencia, no hablaba en serio, ¿sabes?

―No creo haber bebito tanto ―frunció el ceño, viendo que su amigo le traía comida―. Por favor, dime que no la hiciste tú.

―Fue Seokjin, estúpido amigo malagradecido ―hizo un puchero, dejando la bandeja en su regazo―. ¡Aquí tienes una deliciosa avena con gachas! Como siempre que piensas demasiado las cosas, acabaste con fiebre y tirado en la cama, por lo que me vi en la obligación de quedarme y cuidar de ti ―explicó―. No sé si lo recuerdes, pero incluso te di medicina esta mañana.

―¿Esta mañana? ¿Qué hora es?

―Las tres de la tarde.

―Mierda ―Jimin pasó sus manos por su rostro―. Gracias por hacerte cargo, en serio, eres el mejor.

―Sí, lo que digas ―posó su mano en la frente del contrario, comprobando que su fiebre había bajado―. Siempre me ha dado pena que caigas enfermo cada vez que te estresas. Dura poco, pero odio verte débil ―suspiró―. Además, no puedo creer que lo que te haya enfermado ahora sea Jeon Jungkook.

―Nunca dije que estoy estresado debido a Jungkook ―defendió, tomando la cuchara para comenzar a comer―. Él ha sido un cielo conmigo.

―Ese es el problema. La razón por la que no has podido dormir las noches anteriores es porque el chico volvió como un semental, moviéndote el piso ―Jimin rodó los ojos, queriendo ignorar su comentario―. Pero ¿es realmente tan terrible?

―Hmm... ―Jimin se encogió de hombros, comiendo en silencio.

―Necesitas hablar de esto, Jiminie ―insistió Taehyung―. Y, ahora, de manera seria, no como anoche. Si no solucionas el desastre en tu cabeza, volverás a enfermarte ―señaló―. Y, francamente, ¿puedo decir esto? Creo que está bien, que te guste Jungkook está bien.

―Es... mi vecino de infancia ―musitó―. Lo vi crecer, Tae. ¿Eso no significa que hay un problema conmigo?

―Sí, bueno, lo viste crecer hasta... ¿los 12 años? Y volvió 8 años más tarde convertido en un hombre, ya hablamos de esto ―bufó―. Jimin, no importa si él fue tu vecino. Tampoco importa si lo conociste cuando apenas era un mocoso. ¿Aquí entre nos? Jungkook, incluso desde ese entonces, jamás fue un niño normal.

―¿Intentabas decir algo bueno? Porque eso no sonó muy bien.

―Sabes de lo que hablo ―frunció sus labios―. Jungkook jamás actuó como un niño, de hecho, esa era exactamente la razón por la que siempre me pareció tan poco adorable. Adoro a los niños y lo sabes, pero no podía gustarme Jungkook ―Jimin rio al escucharlo, recordando la mala relación que esos dos arrastraban desde pequeños―. Entonces, ahora tiene 20 años y probablemente es mucho más maduro que cualquiera de nosotros cuando teníamos su edad. Te reencontraste con él, sin saber que era menor, pero te gustó porque es excesivamente interesante y atractivo. Hey, ¿no es eso lo que todos queremos encontrar en la vida? ―cuestionó―. Alguien que siempre tenga un tema de conversación para ti, alguien que entienda tus gustos, alguien que sepa cómo divertirse... ―fue contando con los dedos―. Mierda, él hizo todo bien desde el principio. No es un pecado que te guste, considerando todo eso.

―Eso creo... ―musitó―. Es decir, no es como si no fuera consciente de que llamó mi atención desde que nos reencontramos. No habría seguido viéndolo de no estar interesado al menos un poco ―mordió su labio―. Pero se siente raro.

―Raro no lo hace incorrecto ―palmeó su espalda suavemente, animándolo―. Además, no quería señalar esto, pero creo que le has gustado por mucho tiempo ―Jimin lo miró por el rabillo del ojo, sin entender―. Siempre fuiste su persona favorita en el mundo, todos lo sabíamos. Estoy seguro de que has sido una clase de amor platónico para él desde que era un crío.

―No, Jungkook no... ―se detuvo, recordando algo―. No es... ¿o lo es? ―preguntó dubitativo.

―Creo que deberías averiguarlo ―lo animó―. Así que, ya que tuvimos esta charla, prométeme que al menos lo pensarás correctamente, ¿sí? No deseches una oportunidad para ser feliz ―le pidió―. Porque, y ahora hablo por todo nuestro grupo de amigos, no te habíamos visto tan feliz desde hace mucho tiempo.

―Tae...

―¡Pero no te digo esto para que tomes la decisión basado en lo que nosotros queremos! Es tu elección, ¿de acuerdo? ―aclaró apresurado, haciendo al mayor reír―. Ahora me tengo que ir. ¿Estarás bien sin mí o necesitas algo más?

―Estaré bien, no te preocupes ―le sonrió―. Y gracias, de verdad.

―Para eso están los amigos ―le sonrió abiertamente―. Dejé medicina sobre la mesa, no olvides tomarla.

Jimin asintió, viéndolo salir de su cuarto. Mirando el plato de comida después, suspiró un poco más tranquilo tras haber charlado seriamente con su mejor amigo.

Después de todo, ¿era él el único poniéndose trabas en el camino?

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