[18]
―Jungkook, déjame presentarte a los hijos de mi hermano mayor Jungmin ―Jimin abrazó a dos pequeños adorables niños por los hombros, sonriendo con orgullo―. Estos son Park Seungbin y Park Seungkwon. Chicos, este es Jungkook, un amigo que nos acompañará el día de hoy.
―Buenas tardes, señor Jungkook ―saludaron los niños a la vez, haciendo una cortés reverencia. Jungkook cubrió su boca, ocultando sus deseos de reír.
―Hola, Seungbin. Hola, Seungkwon ―saludó a los mellizos de regreso, agachándose frente a ellos―. En realidad, aunque luzco como un chico grande, no soy taaaaan viejo ―aseguró, provocando que los niños rieran―. Así que no necesitan ser tan formales.
―¿Oppa está bien? ―preguntó Seungbin, sus ojos brillando cuando el joven asintió―. ¡Me gusta tu cabello, oppa!
―¿Sí? ¿Es bonito? ―la niña asintió con entusiasmo, como si quisiera jugar a peinarlo―. También tienes un cabello muy bonito, Seungbin.
―Hyung... ―llamó el otro niño mirando sus manos con curiosidad―. ¿Por qué tus uñas están pintadas?
―Porque creí que se verían lindas ―respondió, enseñándole sus uñas a los niños―. Es un color llamado azul galáctico. Sería un desperdicio ir al planetario y no lucirlo ―sonrió viendo a Seungbin reír―. ¿Tiene sentido para ustedes?
―¡Sí! ―respondió la niña―. Me gustan las estrellas.
―También me gustan las estrellas y las cosas bonitas ―aceptó Seungkwon, asintiendo―. Es bonito.
―Lo es ―Jimin sonrió, tomando las manos de cada uno―. Y, ya que a todos nos gustan las estrellas, no perdamos más tiempo y vayamos a verlas.
Jungkook parecía haber pasado la prueba de presentación con los mellizos. En realidad, por lo parlanchines que estos estuvieron en el viaje en auto, Jimin podía jurar que aprobó con creces. Usualmente, cuando sus sobrinos se sentían intimidados por un adulto, simplemente guardarían silencio, luciendo como niños modelos. No obstante, con Jungkook ahí, ellos rieron y preguntaron por todo y nada. Por ejemplo, a ellos les llamaba la atención que el joven tuviera un acento extraño y a veces usara palabras que jamás habían oído en su corta vida. Más tarde, mientras caminaban por los pasillos del planetario, viendo toda clase de cosas sobre la galaxia, se emocionaron aún más al escuchar al chico compartir valiosa información con ellos que, para Jimin, era realmente fácil de entender.
Jungkook sabía perfectamente como comunicarse con los niños.
―¿Qué es la línea de k... ka... karrr-? ―Seungkwon intentó leer, pero no lo logró―. ¿Qué es eso? ―señaló, frustrado.
―La línea de Kármán ―lo ayudó Jungkook―. Y, básicamente, es el límite entre la atmósfera terrestre y el espacio ―ambos niños lo miraron―. ¿Han escuchado la palabra atmósfera?
―¿Tiene que ver con la capa que los humanos estamos destruyendo? ―preguntó Seungbin.
―Sí ―Jungkook sonrió apenado―. La atmósfera es la capa gaseosa que rodea nuestro planeta. En la parte superior, está la capa de ozono, encargada de proteger la vida en la Tierra tal como un super escudo.
―¿Y por qué la línea tiene un nombre tan complicado? ―continuó Seungkwon aún molesto por no ser capaz de articularlo.
―Porque la persona que calculó este límite se llamaba Theodore von Kármán ―Jungkook sonrió, divertido―. Sé que suena complicado, pero solemos llamar a ciertas cosas por el nombre de quien las descubrió o inventó.
―Entonces, seré un científico ―decidió Seungkwon―. Y le pondré mi nombre a algo.
―Esa es una gran meta ―apoyó Jungkook, revolviendo sus cabellos con afecto.
―De acuerdo, chicos... ―Jimin intentó llamar la atención de los mellizos, quienes aún estaban enfocados en Jungkook―. Ya casi es momento de la función, ¿por qué no vamos y hacemos la fila? ―propuso, extendiendo sus manos hacia los niños―. Les prometo que este es el mejor momento del tour.
Los mellizos tomaron las manos de Jimin, solo necesitando escuchar eso para apresurarse en continuar. Jungkook sonrió al verlos, siguiéndolos a un paso de distancia mientras disfrutaba ese momento. Muchas familias e incluso parejas parecían haber decidido que ese día era perfecto para visitar el planetario y, aunque Jimin pensó por un momento que sería difícil mantener a los niños tranquilos mientras hacían la fila para entrar a la sala, lo complicado vino cuando, justo tras su turno, Seungbin dio un vistazo a lo que había al otro lado de la gran puerta, horrorizada.
―¡Está oscuro! ―gritó la niña, retrocediendo―. ¡No quiero entrar ahí, tío Jimin! ―suplicó, aferrándose al pantalón de este cuando se acercó a ella.
―Pero, Seungbin... ―intentó calmarla, poniéndose nervioso cuando los ojos de la pequeña se llenaron de lágrimas―. Seungkwon y Jungkook nos están esperando ―señaló, viendo como la gente en la fila parecía querer lanzarles dagas por la demora.
―Pero tengo miedo ―sollozó.
Jimin secó sus lágrimas, abatido. Jungkook, que sostenía la mano de Seungkwon, habló con el guardia de la entrada antes de salir de la fila y acercarse a Jimin y Seungbin.
―Bini, no llores, no importa ―aseguró su mellizo, tomando su mano―. Está bien si no quieres entrar.
―Seungkwon... ―Jimin giró a ver a su sobrino―. Puedo cuidar de Seungbin aquí, no te preocupes. ¿Por qué no entras con Jungkook? ―pero el niño negó con la cabeza―. ¿No quieres?
―No entraré sin Seungbin ―respondió determinado―. Ambos pedimos venir al planetario, así que somos dos o ninguno.
―Vaya, entonces las cosas se han complicado ―Jungkook se agachó entre los niños, sonriendo con suavidad―. ¿Le tienes miedo a la oscuridad, Seungbin? ―le preguntó delicadamente a la pequeña, quien solo secó sus lágrimas con pena.
―Ella todavía duerme con la luz encendida ―respondió Seungkwon por ella―. También le dan miedo las salas de cine.
―Ya veo... ―Jungkook asintió―. Pero ¿sabes, Seungbin? No es realmente tan oscuro ahí adentro ―señaló la sala―. Se ve así desde afuera, pero, una vez que entras, un mar de estrellas aparecerá sobre tu cabeza.
―En Seúl no se pueden ver las estrellas ―hipó.
―Sí, es por eso por lo que este lugar es tan increíble ―sonrió―. ¿Te gustan las canciones, Seungbin? ―la niña asintió―. ¿Quieres que te cante una canción sobre las estrellas? Quizás eso te anime.
―De acuerdo ―accedió, aun intentando limpiar sus ojitos.
―Muy bien, ven aquí ―tomó su mano―. Tú también, Seungkwon, ayúdame a espantar los miedos de Seungbin ―pidió, extendiéndole su mano, y el niño no tardó en tomarla―. Entonces, dice así...
Jungkook comenzó a tararear. Tal vez, para la mayoría ahí, escuchar a alguien tararear era de lo más insignificante, sin embargo, fue extraordinario cómo la dulce voz del menor hizo girar a todos los que aún quedaban en la fila. Y no hubo nada más importante que eso una vez que Jungkook comenzó a cantar.
―Por la noche, cuando escuches la oración de una niña en alguna parte, será el balbuceo de una pequeña estrella dormida. Por la noche, cuando escuches la confesión de amor de un niño, será el lanzamiento de una pequeña estrella...
"Cuando miro el cielo de la noche, a veces flotan formas de luz que no he visto antes.
¿Eso es un satélite artificial? Me gustaría que fuera una estrella.
Las estrellas nunca desaparecen, simplemente no podemos verlas.
Solo que los ojos del viejo cielo se oscurecieron, pero las estrellas siguen brillando.
Brilla, brilla, estrellita, por favor, brilla sobre mí.
¿Qué tal ahora? ¿Estoy luciendo bien ahora?
El cielo del este y el oeste, todos los cielos están dirigidos hacia mí."
―Please, let my star rise on your night... por favor, deja que mi estrella se eleve en tu noche ―Jungkook acabó tarareando bajo las miradas expectantes de los niños y sonrió al ver que ya no había lágrimas en los ojos de Seungbin―. ¿Te sientes mejor? ―preguntó a la pequeña, quien asintió―. Entonces... ahora voy a compartirles un secreto ―hizo un gesto con la cabeza, pidiéndoles que se acercaran para hablar más bajo―. La oscuridad siempre dará miedo, pero, por increíble que parezca, las cosas más bellas que verán en esta vida solo pueden resplandecer bellamente en la oscuridad ―secó las lágrimas que habían quedado en el rostro de Seungbin―. Así que ¿qué les parece si entramos para que sean capaz de verlo? ―sonrió con dulzura―. Si tienen miedo, solo deben presionar mi mano y entonces los traeré de regreso.
Seungkwon miró a su hermana, quien asintió levemente, mostrándose más decidida de repente. Jungkook se levantó, sosteniendo las manos de ambos niños, y le lanzó una sonrisa a Jimin tras de él, quien lo miraba atónito. Caminando hasta la entrada, el guardia los permitió entrar al ver que ya se habían calmado, y Jimin dio un último vistazo al resto de las personas, sonriendo al descubrir que el canto de Jungkook no solo había relajado a los niños, sino que a todos ahí.
Tal como Jimin esperaba, cualquier rastro de miedo fue abandonado por los mellizos en cuanto la función comenzó. Absortos en constelaciones sobre sus cabezas, los niños solo fueron capaces de suspirar embelesados sin poder expresar en palabras lo hermoso que era el paisaje frente a sus ojos. A dos asientos de distancia, Jimin pudo jurar que Jungkook le sonrió en agradecimiento cuando lo miró por el rabillo del ojo. Así que, finalmente, había sido una buena decisión.
Cuando la función terminó, Jimin compró peluches, gorras y globos en forma de estrella en la tienda de recuerdos, feliz de escuchar a sus sobrinos chillar de emoción. Llevándolos a comer para acabar la salida, se limitó a sonreír mientras los pequeños hablaban hasta por los codos sobre lo extraordinariamente hermosa que había sido la función. Y, cuando llegó la hora de llevarlos a casa, agradeció que estuvieran lo suficientemente cansados para no quejarse por demasiado tiempo de que Jungkook no hiciera el camino de regreso con ellos, diciendo que tenía que pasar por otro lugar.
―Gracias por acompañarme ―dijo Jimin después de que los mellizos se subieran al auto―. Probablemente, el final hubiera sido un fiasco sin ti ahí.
―Deberías tenerte algo de fe ―respondió Jungkook con una sonrisita―. Me divertí hoy, los mellizos son encantadores.
―Sí, apuesto que ellos piensan lo mismo de ti ―rio divertido―. Por cierto, tomé unas fotos hoy y, son tan increíbles, que creo que sería un desperdicio no publicarlas ―Jungkook ladeó su rostro, acomodando un mechón de pelo tras su oreja―. ¿Aún sigue en pie lo de seguirme?
―¿O sea que estás dando tu salto al mundo social de nuevo? ―bromeó.
―Solo para mis amigos ―aclaró―. Creo que no tengo ánimos de ser una celebridad.
―Eso está bien para mí mientras pueda seguirte ―aseguró Jungkook, sonriente―. Avísame cuando te hayas creado una cuenta, hyung, quiero ser tu primer seguidor.
―Oh, lo haces sonar como un puesto privilegiado ―murmuró avergonzado―. Entonces... estaremos hablando.
―Hasta luego, Jimin.
Jimin se subió al auto, mirando una última vez a Jungkook a través de la ventanilla, antes de partir. Por el espejo retrovisor, comprobó cómo sus sobrinos cabeceaban, esforzándose por no quedarse dormidos.
―¿Fue un buen día, chicos? ―preguntó con una sonrisa, viéndolos asentir apenas―. Me alegra saberlo.
―¿Volveremos a salir con Jungkook hyung, tío Jimin? ―preguntó Seungkwon, acomodándose contra el hombro de su hermana―. Quiero que me cuente... más cosas interesantes ―bostezó al final.
―Y que nos cante otra canción ―añadió Seungbin, recibiendo el apoyo de su hermano, quien asentía―. Fue bonito... él es bonito.
―Lo es ―aceptó Jimin―. También espero que vuelva a salir con nosotros.
Y los mellizos sonrieron antes de ser derrotados por el sueño.
Nota:
La canción que canta JK en el capítulo fue agregada a multimedia. "Little star" de mis talentosisímos AKMU uwu
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