[17]

―Jimin, ¿me estás escuchando? ―preguntó Taehyung agitando su mano frente al rostro de su amigo, quien sacudió su cabeza, reaccionando―. Hey, no es que quiera quejarme, pero, para el poco tiempo que podemos pasar juntos, no estás siendo muy atento ―frunció sus labios.

―Dios, Taehyung, si quieres que Jimin pase más tiempo contigo, entonces deberías ser su novio y no su amigo ―aportó Seokjin, apareciendo de la nada para sentarse junto a ellos.

―¿No deberías estar en la cocina con Yoongi? ―preguntó Park mirando a Ryujin en la caja y al otro trabajador del local sirviendo mesas―. Por favor, dime que Jungkook está en el baño y no lavando platos.

―Lo siento, creo que no podrás escuchar eso ―Seokjin rio entredientes y Jimin bufó―. Jungkook es muy bueno lavando platos.

―Seokjin, si harás trabajar a Jungkook cada vez que venimos a comer, comenzaré a llevarlo al local de la competencia ―amenazó, pero el mayor solo le enseñó la lengua en respuesta―. No puedo creer que abuses de su amabilidad. Solo contrata a otra persona si es que comienzan a faltarte manos.

―Pero a Yoongi y a mí nos cae bien Jungkook ―hizo un puchero―. Y quería darle un trabajo pagado, en serio, pero el chico no quiere. Dice que lava por diversión.

―Ah, él encuentra diversión en tareas extrañas ―expresó Taehyung tomando su lata de bebida.

―Por consecuencia, he decidido que lo alimentaría gratis en recompensa ―señaló Seokjin y Jimin rodó los ojos en respuesta―. De todas formas, ¿por qué luces como si estuvieras agotado mentalmente?

―Porque estoy agotado mentalmente ―respondió Park automáticamente―. ¿Ustedes tienen planes para mañana?

―Eh, sí, ¿hola? Tengo que abrir este local ―señaló Seokjin con obviedad.

―Lo dices como si tuvieras este restaurante para vivir ―se burló Taehyung, comiendo―. Solo lo abriste, porque te gusta la comida y ver a las personas disfrutarla, no porque esperabas ganar dinero.

―Correcto ―el mayor asintió―. Pero también estoy ganando dinero. No tiene sentido trabajar si no voy a ganar dinero. Aunque no lo crean, las cifras de este lugar son buenas.

―Te creemos ―respondieron los menores a la vez.

―Pero también creemos que la gente viene aquí para ver tu cara ―añadió Taehyung, provocando que Jimin riera cuando Seokjin lo miró ofendido―. Estás podrido en dinero, tu bolsillo no llorará si cierras este lugar un día.

―No estoy podrido en dinero, solo tengo más dinero que la mayoría en este país ―corrigió. Taehyung lo miró con repugnancia mientras Jimin ponía los ojos en blanco―. Si quieren que cierre por un día este lugar, al menos deben darme una buena razón.

―Es cierto ―Taehyung reaccionó, girando hacia su otro amigo―. ¿Por qué nos preguntaste por nuestros planes para mañana?

―Es el día del niño ―respondió, pero sus amigos siguieron sin entenderlo―. Resulta que la esposa de mi hermano trabajaba mañana y mi hermano no, así que había prometido llevar a los mellizos al planetario para celebrar su día. Sin embargo, ha ocurrido un cambio en su agenda y me ha pedido que los lleve por él ―suspiró―. En serio, amo a mis sobrinos, pero son dos. ¿Saben lo complicado que es controlar a dos pequeños de 7 años? Siento que, si cuido de uno, acabaré apartando la vista del otro, y solo Dios sabe cómo eso terminará ―dijo con aflicción, pero los Kim no demoraron en reír―. ¿Eso es un "no te preocupes, Jimin, empatizamos con tu situación y te ayudaremos a cuidar de tus sobrinos"?

―De ninguna manera, apenas puedo cuidar de Yoongi ―Seokjin agitó su mano, negándose de inmediato.

―En realidad, creo que él cuida de ti ―murmuró Taehyung, sobresaltándose cuando el mayor le lanzó un golpe en la cabeza―. Auch ―se quejó mirando los ojos de borrego a medio morir de Park―. Lo siento, amigo, pero el día del niño está reservado para mis sobrinitos. No puedo serles infiel, ¿qué ejemplo les estaría dando entonces? ―preguntó, ofendido. Jimin se mostró derrotado―. ¿Por qué no llevas a Hoseok?

―Ese ingrato ―Seokjin tomó unos palillos, golpeando la mesa―. Es el único que no viene por aquí a menudo. Si no puede venir al restaurante de dos de sus amigos, dudo que quiera ayudar a Jimin a cuidar de sus sobrinos.

―Sabes que Hoseok no viene porque tu hermana lo vuelve una gelatina llorona ―señaló Jimin, obteniendo una mirada filosa del mayor.

―Entonces, ¿qué? ¿Debo despedir a mi hermanita para que ese pésimo amigo me dé el honor de su presencia?

―O quizás podrías intentar darles una mano ―Taehyung juntó sus dedos índices, subiendo y bajando sus cejas―. Si yo estuviera en el lugar de Hoseok, agradecería tener una mano ―recalcó.

―¿Una mano para qué? ―preguntó una cuarta voz, y todos voltearon a ver a Jungkook, quien parecía curioso―. ¿Escuché algo que no debía?

―Para nada, ven aquí ―Jimin palmeó el sitio junto a él, esperando que el menor tomara asiento de una vez y dejara de trabajar para Kim y Min―. Estamos hablando de un amigo. Ahora que lo pienso, ni siquiera he tenido la oportunidad de presentártelo ―suspiró―. Su nombre es Hoseok. Digamos que tiene un tipo de crush con la hermana de Seokjin, pero entra en pánico cada vez que viene aquí y ella... simplemente, lo ignora ―se encogió de hombros.

―¿De verdad no conoces a Hoseok todavía? Es un buen tipo. Creo que te llevarías bien con él ―comentó Seokjin. Jungkook se limitó a sonreír.

―¿No estabas llamándolo un ingrato hace apenas un minuto? ―cuestionó Taehyung, encogiéndose en su sitio cuando Seokjin hizo ademán de golpearlo―. ¡Eres tan bruto! Entiendo por qué Hobi prefiere evitar este lugar, ni siquiera eres de ayuda para él y su complicado amor unilateral ―lloriqueó exageradamente.

―Uhm, eso suena como un problema... ―Jungkook meditó, sonriendo al final―. Denme un momento ―y, sin esperar una respuesta, se retiró de la mesa de nuevo.

―Jungkook... ―Jimin apenas alcanzó a decir su nombre, viéndolo alejarse―. ¿Por qué no puede quedarse quieto? De verdad tengo que dejar de traerlo aquí ―cubrió su rostro, frustrado.

―No seas exagerado. A todo esto, ¿por qué no le pides a él que te acompañe al planetario con tus sobrinos? ―preguntó Seokjin y Jimin lo miró―. No puedes decirme que no lo pensaste.

―Lo pensé ―aceptó, sin admitir en voz alta que la única razón por la que no preguntó era porque prefería ir con él a solas―. Pero ¿por qué Jungkook querría ayudarme a cuidar de mis sobrinos?

―La pregunta es: ¿Por qué no querría? ―señaló el mayor―. Amigo, el chico es un malvavisco con todos, estoy seguro de que responderá que sí sin siquiera pensarlo ―giró en busca del menor, quien ahora estaba hablando animadamente con Ryujin en la caja―. ¿Puedes verlo? Es un imán para la gente. Tus sobrinos lo amarán.

―Ah, lo hace ver todo tan fácil... ―murmuró Taehyung, rascando su barbilla con incomodidad―. Es así también con Chaewon: Hablándole como si fueran amigos de toda la vida ―bufó―. ¡Es tan injusto! ¡La conozco desde antes! Me alegra que Hobi no esté aquí para ver esta traición ―y cubrió su rostro, lloriqueando falsamente.

―También deberías pedirle ayuda a Jungkook ―comentó Seokjin.

―¿¡Estás bromeando!? ―Taehyung volvió a descubrir su rostro―. Creo que él me odia ―y ahora Jimin rio―. No, no es gracioso, ni siquiera estoy siendo exagerado ahora. Cada vez que hablo, ese chico actúa como si yo fuera un mosquito molestando en su oreja.

―Hey, no hables mal de Kookie, él no es así ―contradijo Jimin de inmediato, recibiendo una mirada filosa de su amigo―. Aunque, ciertamente, no negaré que es extrañamente indiferente a ti.

―Solo di que me odia ―gruñó.

―¿Por qué lo haría? ―preguntó Seokjin, volviendo a mirar al chico de cabello negro azulado―. Solo míralo, por favor, incluso tiene un aura celestial ―indicó y, aunque Taehyung arrugó el rostro viendo al brillante chico que reía, Jimin miró al resto de los clientes presentes, notando cómo estos también lo miraban―. Mira, incluso Ryujin lo sabe. Creo que están intercambiando números ―añadió cuando ambos jóvenes sacaron sus celulares.

Taehyung torció el gesto, estupefacto por lo que estaba viendo. Por supuesto, Ryujin era amable, en realidad, pero jamás la había visto intercambiar número con un amigo de su hermano o un cliente. Jimin, por su parte, se cuestionó qué estaba pasando por la mente del menor. Por la gran sonrisa que portaba cuando regresó sobre sus pasos, no estaba seguro de si era algo muy bueno o algo muy malo.

―¿Qué estabas haciendo? ―preguntó Jimin intentando sonar casual.

―La estaba invitando a salir ―y los rostros de los chicos en la mesa no ocultaron su sorpresa―. Con Chaewon, de todas formas. Algo así como... una salida de tres. Los mosqueteros eran tres ―añadió, volviendo a tomar asiento con una sonrisa traviesa.

―Mierda, no solo con Ryujin, sino que también con Chaewon ―Taehyung cubrió su rostro sin poder creerlo―. Él es detestable ―añadió, pero el menor ni siquiera lo miró. Seokjin rio, confirmando lo mucho que Jungkook pasaba de Taehyung.

―Uh, esto, ¿Jungkook? ―llamó Jimin, buscando su mirada―. ¿Tienes algo que hacer mañana?

―¿Uhm? No por el momento ―el menor lo miró, atento―. ¿Sucede algo? Porque tienes cara de querer pedirme algo.

―¿Sí...? Algo así ―rio tímidamente―. Mañana es el día del niño y, no sé si lo sepas, pero es una celebración muy importante aquí ―Jungkook asintió vagamente, al tanto de ello―. El punto es... tendré que hacerme cargo de mis sobrinos, unos mellizos de 7 años, y creo que necesitaré algo de ayuda.

―Está bien ―Jungkook sonrió―. Me gustan los niños.

Jimin suspiró, aliviado. Quizás eso no era lo que tenía en mente, pero no podía ser malo si tenía a Jungkook ahí.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top