03. Parallelism
Somos matemáticos discutiendo sobre que ecuación responderá el por qué de sobrellevar tanto dolor.
- Joe Straynge.
El primer pensamiento que acudió a mi mente fue un "¿Por qué?" ¿Por qué eso pasaría?
Ash y Misty eran tan perfectos juntos, el deseo del paparazzi del periódico escolar. El titular del blog de la escuela.
Los dos solían llevarse bien, ser compasivos y estar tan cómodos con el otro, como si se trataran de mejores amigos. A veces, no se veían si quiera como si fuesen pareja, sólo compañeros, con Misty siendo la "marimacho" que era y Ash siendo tan denso como podía.
Normalmente, me sentaría en la esquina de la cafetería, otorgándome un lugar donde los dos estuvieran a la vista y permaneciera segura desde ese afortunado ángulo. Los admiraría teniendo conversaciones divertidas y discusiones, principalmente peleas de comida.
Al final, no importaba cuánto tratara mi mente de convencerme de que Misty era una antagonista en mi vida, no era capaz, Misty no era una mala persona, sin concernir cuanto yo intentaba que lo fuera. Ella no me robó a Ash, no hizo nada mal. Estaba equivocada.
Y sabía que no podía evaluar mis latidos, incluso si los concernían a él. Mis latidos, que estaban basados en su sonrisa. Él se limitaba a sentarse en la mesa, cada día; metros alejado de mí, respirando, sosteniendo mi universo junto a mí. Además, nunca se preocupó por mi existencia.
Simplemente, comencé a admirarlos, ser feliz por ellos. Si él era feliz, yo era feliz. Y a veces--- sólo a veces-- me imaginaba a mi misma en el lugar de Misty.
¿Qué pasaría si yo estuviese allí? Riendo con él, viviendo con él, como en los viejos y buenos días. Moriría por ello.
Entonces, ¿por qué? Si yo estuviese en su lugar y tuviese que escoger sólo a tres chicos con los que pasar el resto de mi vida, escogería a Ash tres veces.
Entonces, ¿por qué?
"¡¿Qué?! ¡¿Misty y tu rompisteis?!" El pánico me devoraba, grité en shock y confusión, "¡Pero se supone que debíais estar juntos por siempre !"
"Dijiste que no me conocías." Preguntó calmadamente.
Coloqué de nuevo la taza de té encima de la mesa, con indecisión y fruncí el ceño, con inseguridad efervescente en mi estómago.
Piensa, Serena. Piensa otra mentira tan rápido como te sea posible.
"¡Conozco a Misty!" exclamé, "Está en el equipo de natación de la escuela, incluso ha competido nacionalmente por nuestra escuela, llevándonos a las semifinales."
Otro día salvado.
"Por lo que he oído sobre vosotros dos, nunca te había viso en persona, no pude reconocerte." Curvé mis labios.
Soy una fantástica mentirosa, merece un aplauso.
"Oh. Bueno, ahora me conoces." Sonrió.
Lucía feliz, pacífico, satisfecho. Todas las personas con el corazón roto que he conocido eran frágiles y vulnerables, ¿por qué él no estaba herido? ¿No tenía sentimientos?
¿Por qué seguía mi estómago seguía dando vueltas alrededor de él? ¿Por qué quería detener el tiempo y acogerlo en en un fuerte abrazo? ¿Por qué quería llorar en su hombro y dejar todos mis sentimientos salir? ¿Por qué estaba yo herida?
¿Por qué él se fue?
Muchas preguntas sin respuesta se encontraban vagabundeando alrededor de mi mente, como estrellas sin encontrar una vía para convertirse en constelaciones.
"¿Cómo ocurrió?"Respondí resignada.
"Misty apareció un día, me envolvió en un fuerte abrazo y dijo que había encontrado a alguien más, que no podíamos seguir así más." Su tono contenía un atisbo de tristeza.
"Ocurre." Me encogí de hombros, "A veces, no puedes atar a las personas a ti, debes dejarlas ir; no son tus posesiones personales. No importa cuán cercanas sean."
Me miró curiosamente por ello, era la primera vez que hablaba sin tartamudear.
"Coge como ejemplo ese juguete que tuvimos cuando éramos pequeños. Ese peluche, o manta, o lo que fuese. Todos tuvimos algo que adorábamos sin objeción. Le hablábamos, contábamos todo y siempre lo llevábamos con nosotros. Simplemente teníamos el deseo de conservarlo cerca siempre." Parpadeé para contener las lágrimas de mis ojos llorosos.
"Ahora imagina que ese juguete, ese peluche, esa manta, aquel objeto especial del que dependía nuestra felicidad, desarrollara un corazón. Pensara por si mismo. Tuviese emociones. Emociones contradictorias. ¿Qué pasaría si decidiese no corresponder a tu amor, quisiera dejarte atrás, y pasar el resto de su vida haciendo a alguien más feliz?" Dije, "Eso significa ser adulto a veces. Aceptar que nuestras más preciadas posesiones no son posesiones del todo."
"Oh. Realmente sabes cómo se siente." Frunció sus labios. "Debes tener una experiencia personal, que te haga conocer el sentimiento."
Ahora, ¿cómo se supone que debía decirle que fue él todo este tiempo? Todavía era él, estrangulándome, echando raíces en mi pecho, raíces, mas, no flores.
"Sí."El auto-proclamado embalse se derramó, mi cabeza estaba todavía baja y lágrimas comenzaron a caer, apreté mis puños que descansaban en mi regazo.
"¿Qué pasó?" Frunció el ceño en cuanto divisó mis lágrimas.
"Apareció como un héroe, se hizo mi amigo, y emprendió el vuelo hacia el cielo tan pronto como la lluvia paró." Dije con una vaga sonrisa.
"¿De verdad? ¿Cómo un- Superman?" Preguntó.
"No, tonto. Es una metáfora." Reí, "Piensa sobre ello después e intenta encontrar el significado literal de este acertijo simbólico."
"Oh." Masculló, "Debe de ser muy desafortunado de haberte perdido."
"Quiero decir, ¡venga ya, quién dañaría a una chica que hace unos macarrones tan deliciosos!" Él sonrió.
Tú, tú idiota. Tú.
"Entonces, ¿estás en una nueva relación o sigues perdidamente enamorada de ese tío?"
"Nunca he estado en una relación." Reí ante su pregunta, "Era mi mejor amigo."
"Oh, que tonto yo." Rascó su cabeza.
"¿Cómo puedo ayudarte? Parece que ya lo has superado." Pregunté.
"Sí, no quisiera superarlo ni nada." Sonrió con suficiencia, " Sólo quiero que Misty se arrepienta de su perdida, y por ello necesito tu ayuda. Tan simple como eso."
"¿Qué? Eso es totalmente raro. Me temo que no puedo ayudarte con eso." Fruncí el ceño, "Todo lo que meramente puedo hacer es preparar té y patearte de vuelta. No puedo complementar tu plan de venganza."
Su rostro se apagó y junto a eso se escuchó un sonido de truenos, pegando yo un respingo, el destello de un rayo se filtró entre las ventanas, realizando que el cielo se había vuelto de un tono negro ahora. Lo peor es que padecía astrofobia , la fobia a las tormentas eléctricas, lo cual hacia las condiciones peores. La única manera por la cual mi madre podía calmarme durante una era acurrucándose junto a mí cuando era más pequeña, pero, desafortunadamente no está en casa ahora.
"Pero eres la experta en relaciones, se supone que debes ayudarme." Hizo un mohín.
"No soy una experta." Dije.
"No es lo que la gente dice." Argumentó él.
"La gente exagera las cosas." Alegué de vuelta.
Él paró por un rato, mientras me observaba. Realicé que había levantado mi cabeza, mis mechones no la cubrían más.
"Pareces asustada." Masculló, "Y preocupada."
"Oíste el trueno," Suspiré, " Les tengo fobia."
"Observa, creo que va a llover violentamente en poco, deberías ir yéndote. Hablaremos de esto más tarde" me encogí de hombros, "Nunca debes confiar en el tiempo aquí en Kanto."
"Tienes razón, por favor considera lo que dije antes." Sonrío mientras ambos nos levantábamos.
Y justo entonces se escuchó otro sonido de un trueno, mientras me asustaba y perdía el equilibrio. Me encontré a mi misma cayendo y cerré los párpados, lista para estamparme contra el suelo, sin embargo eso nunca pasó.
Aterricé en un duro pecho, que pertenecía a la misma persona en la que caí en un abrupto abrazo la última vez. La historia se estaba repitiendo.
Algunos de nosotros vivimos
Con un amor
Que devora la mente,
Disuelve el alma.
Uno que nuestro cuerpo
No puede sostener o controlar
Uno que consume todo
La carne y el hueso
El cielo y el mar.
Caí y el estaba allí para atraparme. La misma solitaria y asustada yo. El mismo chico, la misma chica. El mismo abrazo, las mismas mariposas. Estaba pasando de nuevo.
Miré hacia arriba, hacia sus ojos, que lucían tan vívidos y agradables que perdí mi corazón en el impacto. Sus brazos se sentían cálidos y seguros, como el lugar más seguro en la Tierra, se sentían como un hogar, un lugar del que albergaba nostalgia, un lugar que me protegía, que me resguardaba, que era mi latido. Mi casa. Una casa que no era del todo mía. Estaba perdiendo el control, incluso ahora que estaba en completo equilibrio, sentí mis piernas tambalearse, mi corazón martillear , y mi alma maravillada. Estaba cayendo, pero no en el sentido literal. Estaba cayendo enamorada.
Me aparté, no iba a ser tan fácil esta vez. No iba a bajar la guardia otra vez. No podía.
No de nuevo.
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