"Mamá, no puedo creer que no hayas bebido agua", le dijo Kaede a Christine mientras estaba acostada en su cama con un caso de gripe durante el octavo mes de su segundo embarazo. "Estás bebiendo esa agua, incluso si eso significa que tengo que forzarte a tragarla".

—No, no lo soy, Kaede —le respondió su madre a ella y a Sig mientras se sentaban a su lado de la cama; ella no tenía sed y estaba de muy mal humor en ese momento.

"No me hagas sujetar a mi hija como si fuera mi hija", amenazó Kaede a la ligera, preocupada solo por la salud de su madre.

Los ojos de Christine miraron fijamente a su hija mientras respondía: "No me importa si tienes el poder de los Titanes en tu posesión, jovencita, no te atreverías a restringir a tu propia madre, Kaede".

Tres segundos después… Kaede sujetaba a su madre mientras su padrastro intentaba poner la botella de agua en la boca de su esposa.

—¿Cómo puede tu madre estar en un estado tan delicado, en una condición tan enferma y aún así ser tan temperamental? —preguntó Sig a Kaede, incapaz de poner la botella en la boca de Christine mientras ella seguía girando la cabeza para evitar la botella.

—¡No estoy mejor! —respondió Kaede, intentando mantener sus brazos inmovilizados.

De repente, la hija y el padrastro percibieron un olor desagradable... y miraron a Christine, quien les sonrió.

—¡Ah, mamá! —jadeó Kaede, soltándola.

—Espero que sólo haya sido gas, Christine —Sig frunció el ceño mientras se alejaba de su esposa.

"Oh, definitivamente es sólo un caso grave de gases", les aseguró.