Prólogo 2/3.
El pasillo era iluminado por una brillante luz blanquecina; estaba seguro de que sí observaba durante mucho tiempo el foco se quedaría ciego.
Izuku cerró tras suya la puerta de su madre la cual yacía postrada a una cama. El muchacho observó a Uraraka quien se alejaba a paso lento, el horario de visitas ya había terminado y debían dejar descansar a la progenitora del peliverde.
Se había despedido de su mejor amiga unos segundos antes así que dándose media vuelta comenzó a caminar en una dirección totalmente opuesta, debía salir por otro lugar ya que antes de ir al trabajo, debía de hacer tiempo porque aún faltaban un par de horas... Este salió de la clínica y se dirigió a casa. La verdad, es que se encontraba exhausto... Y no era solo una cuestión física, sino que también mental. Probablemente deba buscar terapia con algún psicólogo, pero es algo que no puede permitirse debido que la paga de sus múltiples trabajos apenas y alcanzan para su subsistencia y para pagar las cuentas médicas de su madre.
...
Una vez llegó al departamento al cual llama hogar, suspiró; caminó arrastrando los pies y se sentó sobre el sofá completamente cansado. Eso es lo que sucede cuando el hospital donde se encuentra tu madre está al otro extremo de la ciudad.
Aún así no se puede quejar, es la clínica más asequible debido a que todas las demás que se ubican medianamente cerca son bastantes caras... Y bueno, a causa de su obvia condición económica no puede permitirse pagar algo como eso.
El adolescente prendió la televisión y se quedó viéndola hasta que más pronto que tarde el sueño comenzó a ganarle y por consecuencia, sus párpados empezaban a pesarle.
Así es como se quedó dormido.
...
De la nada, su respiración se volvió agitada, su pecho comenzó a subir y bajar de manera irregular, su temperatura corporal se elevó; un hilo de sudor escurrió por su frente y su espalda empezó a humedecerse por completo debido a la transpiración.
Movió su cabeza de un lado a otro, sobre su semblante apareció un rastro de molestia... Estaba teniendo una pesadilla horrible.
Entonces, súbitamente despertó. Pegó un pequeño brinco sobre el sofá en donde se encontraba, este observó en distintas direcciones buscando algo o a alguien... Una vez se percató de que todo no era más que un sueño, se relajó un poco.
── Que mierda, fuu...
Alzó una de sus manos y la llevó a su cabello el cual echó hacia atrás mientras su respiración aún se mantenía ligeramente agitada. Este cerró los ojos y pensó en lo que acababa de visualizar...
── ¿Acaso eso era una persona...? Pero si tenía un aspecto terrible.
Rememoró todo. Aquel sujeto tenía ropa desgastada, su camisa estaba al punto de casi deshilacharse por completo y una de las tantas cosas que lo perturbó, es que tenía llagas en distintas partes de su cuerpo, en cuello, brazos, piernas. En su cuello se alcanzaba a ver una gran herida que a simple vista parecía como si alguien le hubiera mordido.
── Aún siento escalofríos...
Murmuró para después abrir los ojos, la imagen mental de aquel ser llegó incluso a perturbarlo, a pesar de ser un sueño, lo sintió demasiado real, no parecía un sueño en lo absoluto.
Luego, tomó un poco de impulso y se levantó para ir en dirección del baño donde ahí se lavó el rostro. Una vez terminó de hacer eso alzó la cabeza y se observó en el espejo que estaba arriba del lavabo.
── Mis ojeras han crecido...
Dijo mientras alzaba ambas manos y llevaba una a cada ojo para después abrir ligeramente los párpados, como si estuviera examinándose.
Al cabo de unos segundos bostezó, aún tenía algo de sueño a decir verdad, sin embargo, no tenía ganas de volver a dormir... Aquella pesadilla le arrebató todas las ganas de volver a pegarse una siesta.
── Bueno... Nada que un café no arregle.
Entonces, la alarma de su reloj comenzó a sonar. "Hora de ir al trabajo" es lo que anunciaba.
Izuku soltó un suspiro y comenzó a alistarse para asistir al trabajo, no sin antes beberse una taza de café, por supuesto.
...
Caminó por las calles dominadas por la penumbra, la única luz que lograba percibirse provenía de un farol que se encontraba a unos metros de la tienda de conveniencia en la cual trabajaba.
Se paró unos segundos antes de entrar al local y suspiró, otra jornada probablemente aburrida.
── Hey.
Saludó el dependiente, era uno de sus tantos amigos de la escuela; Mineta, él fue quien le ayudó a conseguir aquel trabajo.
── Hey.
El de rulos tenía una sonrisa puesta sobre sus labios, normalmente tenía una cara de trasero así que el pecoso habló.
── ¿Por qué estás tan de buen humor?
── Parece que por fin tocaré la cuarta base.
Con solo aquello Izuku entendió, el muchacho soltó un suspiro ligero demostrando que el comentario de su compañero le había provocado gracia.
El adolescente caminó hacia la parte trasera de la tienda, en el descanso para ser más exactos. Ahí timbró su boletín de trabajo; eso sirve para saber que asistió a cumplir su turno.
Después de eso, vistió el delantal de la cadena para la cual trabaja y acto seguido salió a la parte posterior donde encontró a Mineta pasando un par de preservativos por la caja.
── Serían 689,24 Yenes.
Se posó detrás de la caja registradora y extendió su mano, Mineta dejó el dinero y después se despidió.
── Deséame suerte.
Soltó el enano mientras alzaba ambos pulgares con una sonrisa ganadora, su contrario a lo único que atinó fue a otorgarle una leve sonrisa. Luego de aquella interacción, Mineta abandonó el negocio bajo la atenta mirada de Izuku.
── Al menos se llevó condones...
Murmuró el adolescente mientras se le esfumaba la sonrisa. Aunque se preguntaba quién fue aquella que pensó en invitar a Mineta para hacerlo, o aún más si sería una buena idea en primer lugar.
Sólo pensar en ello le causó escalofríos, es realmente bizarro imaginar a su amigo estando junto a una mujer.
...
Escuchó la puerta abrirse, el de ojos esmeralda saludó de manera cordial.
── Bienvenido, ¿Qué necesita?
── Dame de esos.
Al abrir los ojos que mantenía cerrados se sorprendió; era un grupo de unos 7 integrantes, 3 mujeres y 4 hombres. Aunque lo que le causó asombro no era eso, si no más bien que todos tenían su edad... Y querían comprar cigarrillos cuando eso no era posible debido a que no tenían la edad suficiente.
── C-claro, sólo necesito su carnet de identidad para corroborar su edad.
Los nervios le jugaron una mala pasada y eso provocó que llegara a tartamudear, no obstante momentos después trató de calmarse, lográndolo al cabo de unos segundos.
Obvio no debería juzgar a un libro por su portada... Sin embargo es muy difícil no hacerlo, vamos, que los tipos en cuestión tenían pintas de delincuentes y además, andan buscando comprar cigarrillos y por consiguiente, fumarlos sin tener aún la edad necesaria.
── ¿Ja? ¿Eres idiota?
── A mí me parece que sí.
El tipo en cuestión miró a sus amigos buscando aprobación, todos asintieron en sintonía.
── ¿No ves que no tengo la edad suficiente para comprar cigarros? Así que simplemente dámelos, te pago y listo, todos felices.
Soltó de una manera pasiva agresiva, al principio se veía enfadado sin embargo poco a poco se fue calmando.
Al final lo pensó un poco, ¿Qué iba a lograr negándoles el producto? Izuku soltó un profundo suspiro, se dio media vuelta y agarró la marca que pidió anteriormente, este luego volvió a mirarlos y extendió los cigarrillos.
── Aquí tiene.
Forzó una sonrisa, a decir verdad, no le agrada la idea de romper las reglas y mucho menos las leyes, no obstante... ¿Qué se supone que debe hacer en este caso? literalmente no gana más que problemas y ya tiene suficientes, así que es mejor desistir y entregárselos.
«Lo lamento, Shen-san... No tengo más opción que venderlos» pensó con algo de gracia y lástima a la vez.
── Gracias.
Sacó el dinero de su bolsillo, Izuku lo observó. El billete en cuestión tenía el aspecto de haber en ese pantalón al menos 2 meses; estaba todo arrugado y casi que roto.
Al muchacho de todas maneras no le importó. Este recogió el billete, abrió la caja y lo guardó ahí.
── Que les vaya bien.
Se despidió de manera cordial, pero antes de aquello le echó un pequeño vistazo al grupo... No sabía que en algún futuro se volverían a encontrar pero en una circunstancia completamente diferente.
...
Salió del local con un chocolate pequeño en mano, se posó a un costado de la puerta y ahí se recargó sobre la pared.
Estaba tomándose un descanso y qué mejor que respirar aunque sea un mínimo de aire fresco. Había visto su celular con anterioridad, eran las 4:30 de la madrugada, aún faltaba una hora y media para por fin salir de turno.
Observó el cielo nocturno mientras soltaba un suspiro y cerraba los ojos para disfrutar de la repentina ventisca que abofeteó suavemente su cara.
Izuku abrió el chocolate y comenzó a comerlo mientras disfrutaba del ambiente tranquilo...
Terminó por comer la barrita que tenía en mano y guardó el envase en uno de sus bolsillos.
Ya estaba dispuesto a entrar nuevamente a la tienda cuando algo le llamó la atención; un sonido proveniente de unos de los costados del local. Donde se encontraban los contenedores de basura.
── ¿Algún animal?
Musitó el muchacho dirigiéndose al lugar para ver que sucedía, se asomó por una esquina y notó que hacia allá no había luz... Tragó pesado.
Sus únicas opciones en ese entonces eran... Darse media vuelta, irse y hacer que no escuchó nada... O en su defecto, prender la linterna de su celular e investigar un poco más.
Se decantó por la segunda, metió su izquierda en el bolsillo mientras que con la derecha se apegaba suavemente a la pared del establecimiento... Después de unos segundos sacó su teléfono.
Caminó de manera lenta pero segura, el sonido de los contenedores siendo azotados eran más fuertes a medida que se acercaba a ellos.
── ¿Qué es esto? ¿Una película de terror?
Se preguntó a sí mismo en tono de broma para mitigar aunque sea un mínimo aquel sentimiento de pavor que lentamente tomaba control de su ser...
Cesó su caminata y dudó de si seguir con esto, tenía una especie de mala impresión acerca de todo el asunto.
── ¿Y si es alguien que tiene mucha hambre y está rebuscando en la basura?, puede ser un vagabundo hambriento necesitado por ayuda... Y yo me estaría dejando llevar por el estúpido miedo que le tengo a la oscuridad.
Sumó más fuerza al agarre que ponía sobre su celular... Después de pensarlo bien movió la cabeza de un lado a otro y ahora envalentonado volvió a las andanzas. Eventualmente se alejó de la muralla y siguió su propio camino, aumentó la velocidad y cuando llegó sintió el crujido de unos dientes próximo a él.
── ¿Hay alguien ahí?
Preguntó mientras arrastraba torpemente sus dedos sobre el teléfono para poder prender la linterna. Este bajó la barra de notificaciones y allí encontró el ícono... Lo presionó y para su alivio lo único que había era un mapache de pelaje café tirando a un amarillo-anaranjado.
── ¿Qué haces pequeñín?
Extendió su mano con cautela; dirigiéndola lentamente hacia el animal con la intención de acariciarlo. Después de un segundo logró su cometido, el mapache se giró hacia él, le dio una mirada... Y al cabo de unos momentos se fue corriendo, desapareciendo entre las sombras.
── Spiffo... ¿Acaso era un animal doméstico?
El nombre salido de la boca de Izuku era el nombre del animalito, o al menos eso supone él debido al collar que traía el mapache, aunque esa idea sonaba relativamente extraña.
Después de unos segundos de pensarlo, no prestó más atención al asunto, se dio media vuelta y se largó por donde vino decidido a seguir con su trabajo.
Cuando iba entrando a la tienda nuevamente vio a una muchacha de pie, parada frente al mostrador esperando aparentemente a que la atendieran.
── Buenas noches, disculpa la tardanza... ¿Jiro-san?
── Oh, Midoriya... ¿Trabajas aquí también?
Izuku se rascó la parte posterior de la cabeza mientras la agachaba levemente.
── Sí, las facturas del hospital son carísimas así que tengo muchos trabajos.
── Sabía que tenías varios... ¿Pero tantos? No deberías sobre esforzarte tanto.
Jiró lo observó con ligera preocupación, el estado en el que se encontraba Midoriya era deplorable. Bastaba con decir que sus ojeras eran increíblemente notorias, además de su permanente expresión de cansancio acompañaban su fatigada mirada y si bien su ropa se veía bien a rasgos generales la camisa que vestía debajo del delantal estaba completamente arrugada; tenía cierta semejanza a un repollo debido a la textura que poseía.
── Es lo que intento hacer pero los precios del hospital además del medicamento de mi madre no me ayudan en lo absoluto.
Replicó soltando un profundo suspiro que denotaba lo cansado que estaba.
── ¿De verdad? Debe ser duro...
── Sí...
Un silencio incómodo se posó sobre el ambiente. Ambos se miraron un segundo, luego las desviaron y Jiro dio media vuelta para ir a buscar otra bebida, seguidamente volvió a su posición inicial y habló.
── Entonces, ¿Podrías darme esto?
Posó sobre el mesón tres bebidas en lata además de dos bolsas de papas fritas sabor ketchup.
── Oh, seguro, dame un segundo.
Le dedicó la mejor sonrisa que podía hacer en ese preciso momento y luego escaneó los productos.
── Son 497 ¥, ¿Pagarás en efectivo?
Jiro del monedero sacó un billete de mil, Izuku lo recibió una vez esta se lo extendió; luego lo guardó en la caja registradora, sacó el vuelto y posteriormente se lo entregó a su compañera.
── Que disfrutes de tu comida.
Una vez más, Izuku sonrió con tranquilidad aunque como siempre, con cansancio.
Jiró correspondió y una sonrisa se formó en sus labios rosáceos. La muchacha observó y le ofreció una de las cuatro bebidas que compró.
── Toma, esta la compré para ti.
── ¿Eh?... ── con confusión le miró mientras Jiro aún sonreía con calma. ── ¿Segura? ──
── Claro, a no ser que no la quieras.
Izuku negó con la cabeza, este la recibió con gusto y agradeció.
── Muchísimas gracias, lo aprecio un montón.
Jiro se cruzó de brazos, asintió con la cabeza y posteriormente sonrió con satisfacción.
── No es nada, Midoriya. ── soltó con tranquilidad para después dirigirse a la salida. ── Entonces, nos vemos el Lunes; cuídate.
── Claro, nos vemos, anda con cuidado de vuelta a casa.
Una vez Jiro escuchó las últimas palabras de su compañero abandonó la tienda. Y así es como después siguió la noche con nada demasiado importante.
...
Izuku se despidió de su compañero de trabajo, este alzó su mirada y observó hacia el cielo el cual aún no estaba completamente completamente azul... Y con obvias razones, eran las 6 A.M.
Este caminó por las calles mientras bostezaba incesantemente y repetía "tengo sueño". El muchacho llegó a su apartamento a eso de las 7:15, el peliverde introdujo la llave a la cerradura, abrió con pereza y con la mismas ganas arrastró sus pies hasta el sofá donde prendió la televisión y aún con el estímulo auditivo del aparato este cayó dormido.
...
Eran las tres de la tarde, la luz grisácea producto de las nubes posadas sobre el cielo se filtraba por la ventana del living donde se encontraba Izuku durmiendo. El entorno era opaco, de esos típicos días en los que veías el clima y no daban ni ganas de salir de la cama... Y para desgracia de Izuku, él tenía que salir debido a que tenía que ir a la farmacia para poder pedir el medicamento que necesita su santa madre.
Soltó un profundo suspiro mientras que a la par tomaba su abrigo y lo vestía. Abrió su puerta lenta y perezosamente, saliendo así y empezando su recorrido hacia la farmacia en la cual debía de suplir el medicamento.
Tomó transporte público, sentándose en un asiento para segundos después cederlo a una señora embarazada. Este con un semblante cansado observó hacia fuera a través de la ventana y un pensamiento intrusivo pasó por su cabeza.
«Que ganas de lanzarme de un edificio», no hubo ningún otro pensamiento después de ese, sin embargo renegó con su cabeza ante lo que imaginó hace unos momentos... Si se lanzara de un edificio, ¿Quién cuidaría de su madre?, además, sería inconsecuente si lo hiciera contando con que siempre ha dicho que él hasta en sus momentos más vulnerables ha podido seguir adelante y que nunca tiraría la toalla.
Al ver que ya estaba cerca de donde debía de bajar, tocó el timbre y en la próxima parada fue a comprar el medicamento. Al entrar a la tienda notó que había una larga fila para comprar, algo que no es novedad en lo absoluto, por supuesto, Izuku se formó y al pasar de los minutos finalmente llegó su turno.
── Hola, buenos días.
Posó sus manos sobre el mesón mientras observaba al farmacéutico.
── Buenos días, ¿Qué necesitas?
Le preguntó el hombre, el adolescente abrió su mochila y de ahí sacó una receta. En ella estaban prescritos los medicamentos de su madre.
── Necesito estos, el que dice ahí: "Fénix" es uno que al parecer debe ser hecho personalmente, vengo a recogerlo también.
El farmacéutico asintió con la cabeza, recibió el papel y lo leyó. Posteriormente se dio media vuelta, entregó dos de los tres medicamentos y luego se dirigió hacia la bodega para hacerle entrega del último.
── Ahí están, serían... 7,245 ¥
El adolescente suspiró. De su billetera extrajo un billete de 10 mil ¥ y pagó. Una vez lo hizo, agarró los remedios, su dinero del vuelto y se fue.
Mientras salía de la farmacia observó hacia el cielo percatándose de como es que se movían gentilmente nubes grisáceas, mirando aún en esa dirección, caminó hasta el paradero de autobuses.
── Va a comenzar a llover...
Y como si fuera adivino, así fue. Era una ligera llovizna, nada de lo que preocuparse en realidad. El problema sería si comenzara a llover fuerte debido a que no trae paraguas o un impermeable.
Mientras pensaba en eso, tomó el bus de vuelta a casa. Notó de que iba vacío y se sentó en uno de los asientos; el muchacho posteriormente contó el dinero que le sobró y para su sorpresa, aún le quedaban restos por lo que no tendría que preocuparse por la renta del apartamento y además aún le quedaba para pagar parcialmente su deuda con Uraraka... Si le daba un par de días podría llegar a tiempo antes de la salida de las entradas de las K/DA.
Sonrió levemente. Aunque su mueca se esfumó al percatarse de que la intensidad de la lluvia acrecentaba con el pasar de los minutos, algo que lo hizo pensar: "Mierda".
Bajó del autobus y corrió con la mochila sobre su cabeza hacia el lugar al que llama hogar. Al llegar, se desvistió debido a que su ropa estaba empapada. Las echó a la lavadora y se metió a la ducha para poder recuperar un poco de aquel calor corporal que perdió debido a su vestimenta.
Al cabo de unos 10 minutos salió completamente refrescado, con nuevas energías para seguir con el resto del día.
Luego de vestirse, se sentó en el sofá un momento y prendió la televisión, este hizo zapping hasta detenerse en el canal de noticias.
── En otras noticias, un extraño caso ha sacudido a una pequeña comunidad en la prefectura de Osaka. Habitantes del sector hallaron un cadáver el cual parece tener diferentes lesiones; rasguños, laceraciones y aquella que más consternó a la población de los alrededores: heridas con contorno de aparente mordida.
Izuku prestó más atención, llegando al punto de subir ligeramente el volumen.
── Se especula que este episodio de extrema violencia fue cometida por una persona en pésimo estado mental, en alguien bajo la influencia de las drogas... O en su defecto, en algún criminal que disfruta de brutalizar de esta manera a su víctima.
Hubo una especie de interferencia, el audio de la televisión estaba levemente distorsionada, sobre todo aquello que estaba en primer plano; la voz del profesional en comunicación social.
Posó sus brazos sobre ambas piernas y se acercó a la TV, forzó sus ojos un poco debido a que la imagen de igual manera se veía deformado debido a la estática. Lo que lo extrañó es que, detrás de los funcionarios de policía, el cuerpo que se encontraba en una bolsa negra comenzó a moverse.
Repentinamente, la imagen volvió a esclarecerse sin embargo ya no estaba en el terreno de Osaka sino que en el estudio, ubicado en Shizuoka.
── Luego de aquella lamentable noticia, les traemos una que es todo lo contrario, siendo incluso hasta conmovedora. ── una sonrisa se formó en los labios del presentador. ── La empresa Umbrella, dueña de múltiples refugios para personas en situación de calle comenzó un nuevo proyecto el cual consiste en ampliar sus horizontes, sirviendo no únicamente a humanos, sino que ahora en una nueva locación y edificio completamente equipado también recibirán gustosamente a aquellos animales abandonados por sus dueños. ── el reportero paró de hablar, sin embargo, al segundo retomó. ── Ahora mismo, uno de nuestros periodistas está en vivo con el presidente de la empresa, Shisahi Yaridomi. ──
De fondo se veía un punto de prensa, micrófonos se veían alrededor del hombre; en la caja que envolvía el aparato habían leyendas de los canales de televisión, frecuencias de radio, entre otros.
── Esta es una excelente manera de demostrar al pueblo de Japón que nosotros somos una empresa la cual le importa el bienestar de los ciudadanos, debido a esto es que decidimos abrir esta nueva obra benéfica destinada a aquellas mascotas que fueron dejadas a su suerte por sus indolentes dueños. ── comenzó a hablar el hombre, sin embargo fue interrumpido por uno de los hombres ahí presentes.
── Eso es genial director, no obstante, ¿Qué nos puede decir acerca de los misteriosos casos de desaparición de huéspedes de sus refugios? ── el periodista hizo énfasis en "sus".
El empresario suspiró, observando con detención. Luego de escuchar aquel intento de crear presión respondió.
── Aquellas situaciones están siendo manejadas por el departamento de policías. En caso de necesitar información acerca de estos casos, favor de acudir a ellos. Además; son vagabundos, muchísimas veces con problemas de drogadicción y usualmente sin familia. En lo personal, creo que es plausible la posibilidad de que, aburridos de la dinámica del refugio, ellos simplemente decidieron abandonarlos y retornar a su vida como lo acostumbran. ── una vez contestado, el tipo comenzó a alejarse, haciendo gestos con las manos para que le permitieran dirigirse a su vehículo. ── Entonces, si me disculpan... Fue un gusto. ──
Sonrió una última vez antes de subirse al auto quien era conducido por uno de los subordinados del millonario.
Luego de aquello, volvieron al estudio; sin embargo Izuku no estaba más interesado en el tema. Este observó la hora y se paró mientras que por el camino se estiraba.
── Es hora de ir a ver a mi mamá.
Soltó mientras agarraba su celular, las llaves y un paraguas.
──────────
Que pasa lacras, ya llegué.
¿Me extrañaron? Me demoré un poco más de medio año en actualizar XDDDDDDDDDD, pero bueno, nada que hacerle. Además de que había perdido el interés, no tenía inspiración para escribir; además de que entré a la U entonces más difícil se me hacía escribir.
En fin, espero lo disfruten y quiero que sepan que pronto llegaremos a la acción la cual caracteriza mis fanfics.
1-10?
Jueves 17 de Agosto.
4000 palabras.
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