Capítulo V


— ¿A dónde vas? No me digas que...

—Si— giro la perilla de la puerta

—Iré contigo

— ¡No ma.mamá!— me detengo apunto de pisar el exterior— No soporta.ta.taría ver que.que alguien te.te.te lastime

—Y yo no soportaría esperar a que algo malo te pase— dice con una mirada de suma tristeza

—No me.me.me pa.pasará nada. Soy.soy rápido

—No— extiende su mano mientras se arrojaba al suelo agarrando mi muñeca —Soy tu madre y debes hacerme caso— suelta con lágrimas en sus ojos

No menciono ni una sola palabra escuchando sus pequeños murmullos —Por favor no Mjs... mjs...

—No está mi abu.abu.abuelo y ahora debo ser yo.yo quien tra.trabaje para la fa.familia. Ten.ten.tengo que hacerlo mamá, las co.co.cosas se pondrá di.difíciles y no.no puedo andar de.de.de brazos cru.cruzados ¡Por favor!— exclamo ocultando mi rostro de ella, reteniendo las ganas de llorar, debía ser valiente y afrontar los obstáculos como me enseñó mi abuelo.

Se restriega los ojos y me suelta, giro hacia ella y veía la angustia que la envolvía, estaba igual de destrozada como yo. Suelto los dos termos que cargaba y la abrazo con sumo anhelo —Te.te.te prometo que.que voy a volver— digo acariciando su cabeza —Por favor cuando termines ven rápido— dice ella— si hay algo raro quiero que corras, solo corre y arroja esos termos si tu vida está en peligro ¡Por favor! ¡PROMETELO!— exclama posando sus manos sobre mis hombros.

Veía en sus ojos una profunda preocupación pero al mismo tiempo comprendía que debía hacerlo, los encargos no estaban llegando y por ahora este trabajo es el único que nos mantiene con vida.

Asiento y beso su frente —Te lo.lo prom.meto— se levanta y se sacude la falda —Está bien, aquí te espero con el desayuno— su rostro afligido vuelve hacer el de antes.

—Cuando llegue te.te.te traeré le.le.leche. Nos ve.vemos— exclamo extendiendo mis manos en una despedida.

Bajo al pueblo como todas las mañanas, sentía ese vacío, faltaba esa ronca y hermosa voz que repetidas veces decía <<Mi pequeño grillo>> nunca le dije que me fastidiaba ese apodo pues me hacía sentir como de diez años, pero ahora cuando pienso en eso anhelo escuchar esas palabras de sus labios.

Cuando vendía, algunas personas preguntaban por mi abuelo, impactados por mi noticia mientras que otros se sorprendían por ver a un niño trabajando como adulto — ¡Ahora si estamos hundidos! Que hasta los niños salen a trabajar— comenta un viejo señor con alguien que andaba a su lado.

Aquel comentario no sé si tomarlo como un halago o un mero gesto de lastima pero me dio mucha risa, por fin mis dientes pueden ver la luz del sol después de varios días, seguí gimiendo pensando en esas palabras, enseguida veo una patrulla y recojo enseguida.

Cuando continuaba en mi oficio percibo esa sensación incomoda de ser observado, veía a ambos lado pero nada fuera de lo habitual. Seguí de paso y después de vender un vaso escucho ese indolente apodo que paralizó mi corazón, exaltando mis ojos — ¡Mocho!— Oh Dios, me arrepiento de a ver pasado por esta calle.

Era Darwin con un parche en la nariz —Vaya que eres tú— dice con una mirada de malicia— ¡Oigan vengan!— exclama extendiendo la mano—Miren con quien me encontré— me señala. Le ignoro y sigo de largo lo más rápido que puedo pero era inevitable — ¿A dónde vas?—me agarra el brazo— ¿A caso no me vas a vender café?— sonríe de forma petulante.

Suspiro y asiento sin mucho ánimo, no me quedaba de otra — ¡Oh mocho! Pareces un niño de la calle sin el uniforme— ríe Ricardo con dos más de sus amigos mientras presionaba el botón para llenar el vaso — ¡To.toma!— se lo entrego sin mucha gentileza.

Él lo agarra de forma brusca, lo bebe y luego lo escupe sobre mi camisa cosa que les hizo gracia a sus amigos — ¡Qué asco!— exclama Darwin limpiándose la boca —Por esta porquería te pagan las personas ¡Que estafa!— arroja el vaso sobre mi cara

—Oye Darwin— dice Ricardo en plena risa —Pero tú no tomas café

—Lo sé—sonríe— lo detesto, pero por escupirlo en la cara del mocho vale la pena beberlo

Todos se arrojan a las carcajadas, no quería seguir escuchando sus petulantes burlas y seguí de largo, ignorando sus chites. Mientras me marchaba escucho —Oye mocho y ¿el viejo del pie desinflado?— exclama mientras que los demás volvían a reírse.

Aquellas palabras hizo arder mi paciencia —Ya sabes, el apestoso que camina así. CAFÉ, CAFÉ, CAFÉ...— vuelve a imitarlo con suma gracia, pero de forma repentina sin que se lo espere recibió otro de mi golpe en el mismo lugar.

Mientras estaba en el suelo todos me agarran — ¡RE.RE.RETRAPTATE DE.DE LO QUE.QUE DI.DIJISTES! RE.RE.RETRAPTATE— grité con lágrimas en mis ojos y una profunda gana de golpearlo. Aquel se soba el golpe que volvió a sangrar en el parche, me observa con rabia y me golpea la barriga y luego en la boca haciendo que sangre — ¡No!— dice en mi oído mientras me escupía.

Me encorvo del dolor e intento zafarme pero esta vez eran más fuertes que yo —Sabes mocho—expresa Ricardo con soltura— es injusto que les vendas a las personas esta porquería que tú haces ¿No es cierto Darwin?— ve a su amigo

—Cierto— asiente él con una mirada traviesa muy perversa — ¡Es verdad!— añade con un brillo de idea en sus severos ojos

—Es hora de hacer nuestra obra de justicia— dice mientras agarra mis dos termos—Dame uno— pide Darwin con su gesto de pura maldad.

—Oye NO, NO,NO POR.POR.PORFAVOR NOOOO...— suplico voz a cuello

Desenroscan la tapa e inclinan el recipiente —NO LO.LO HA.HA.HAGAN POR.POR.PORFAVOR... NOOOO LO.LO.LO NE.NECESITOOO... PORFAVOR...— sigo pidiendo, intentando con toda mi fuerza librarme pero nada —Lo siento Mocho... es tu castigo— dice Ricardo con una sonrisa —NOOOOOOOOO...— grito con mucho ahogo mientras veía como mi café se esparcía en el suelo.

Me sueltan y me arrojo al charco marrón. Mi café, el café de mi madre, el café que tengo que vender para pagar la comida y todos nuestros gastos, derramado en el suelo como si fuera orine de perro.

—Espero que aprendas la lección— dice Ricardo en son de burla y Darwin reía a pura maldad—Para que nos respetes ¡oíste mocho!

Quería llorar, porque, ¡porque!... porque no me dejan tranquilo, porque se burlan de mí y me arruinan a mas no poder, porque, porque existen personas así, ¡porque! Enseguida cierro mis puños, ¡no me importaba nada! estaba tan furioso que me lancé a Ricardo y le di un recto en toda la mandíbula. Aquella reacción nadie se lo esperó o si pero no de esa manera, cae al suelo desvanecido.

Todos sus amigos me ven estupefacientes, paralizados ante aquella escena hasta que escucho a alguien gritar — ¡OIGAN USTEDES!— era un policía viniendo hacia acá. No podía permitir que viniera a quitarme mis pobres termos vacíos, los agarro y salgo corriendo tal como se lo prometí a mi mamá. Corrí, si, solo corrí sin mirar atrás, ignorando las miradas de las personas, solo corrí hasta alejarme del pueblo.

Cuando llego a la casa, Esperanza se sobresalta por como estoy —NINI... NINI... ¿Qué te pasó?— exclama viniendo hacia a mí— ¡Mamá!— grita de regreso a casa y la intercepto a tiempo, sujetando su mano y tapando su boca. No puedo permitir que mi madre se entere, ¡no puedo!, tengo que salir a trabajar sin que ella se preocupe.

—Po.por favor Shssss...

Descubro su boca y me pregunta — ¿Por qué tienes la camisa manchada y la boca rota?—susurra

—Si te.te digo ¿me.me pro.prometes que.que no se lo.lo dirás a ma.mamá?

Ella pestañea varias veces viendo la puerta de la casa y luego a mí de forma insegura hasta que le digo —Si te.te compro una bo.bolsa de.de galletas de coco no se lo vas a de.decir— regresa su mirada hacia mí pero con más brillo y seguridad, asintiendo—Sipi

—Bi.bien es un tra.trato

Más tarde Esperanza cumplió su parte, con la boca llena de galletas no se dio la molestia de indagar en el tema y yo me cambie de ropa cogiendo a hurtadillas las prendas secas del tendedero hasta que escucho a mi madre —Cody— oh dios... cuando me dice por mi segundo nombre es porque no anda contenta.

Volteo lentamente sin querer ver su expresión hasta que la visualizo cruzada de brazos —Parece que me debes una explicación— suelta con una voz severa. Esa traicionera niña me estafó, de seguro confesó algo, cuando la vea AHSSS... —Si ma.mamá— dije de forma lenta y muy a la expectativa del interrogatorio o un regaño.

— ¿Y la leche?— inquiere ahora con una mirada gentil

— ¿La le.leche?— entre fruncí el cejo— Aaaaahhh... si la.la leche—me golpeo la frente— Lo.lo siento ma.mamá se.se me olvidó. Ya.ya voy a com.comprarlo— me despego corriendo a la bajada.

— ¡Cody espera!...— escucho que grita

—No te.te pre.preocupes. Ven.vendré rápido— le interrumpí con otra sonrisa, extendiendo mi mano derecha hasta que al final me entero que ella se adelantó en ese mandado, media hora antes de que llegara. Mmmm... no importa, pero gracias al cielo que nunca lo supo...


Continuará...

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Hola mis estimados lectores, espero que hayan disfrutado de este capítulo, pobre Cody, perdió a su abuelo y aparte le votaron el café ¿Qué más le ocurrirá a ese pobre muchacho? ¿Qué otro golpe de la vida va a recibir sin piedad? ¿Qué irá a pasar ahora ya que esos chicos saben en donde vende? Todo eso lo sabrán en los siguientes capítulos, un Saludo ^^

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