Capítulo 26
Seguían pasando los días y cada vez la situación de muchas personas era más precaria, en los pueblos más grandes se veían personas comiendo de la basura como ratones, mordiendo y masticando restos de bolsas con comida desechada, estaban tan hambrientas que no les importaba el sabor, tan solo deseaban satisfacer su profunda hambre. Niños pequeños incluso menores que Mabel, hacían fila para poder probar un poco de esa basura como si fuera un dulce en vitrina, también personas mayores abandonadas luchando hasta con perros para quitarle lo que yacía en su boca.
Algunas mujeres les daban miedo llevar bolsa de mercado en la calle pues se sentían acechadas por esos pobres miserables (lo expreso en el sentido triste de la palabra) incluso algunos le suplicaban con insistencia que le regalase algo de ese mercado pero habían otros que estaban tan desesperados que les arrebataban esas bolsas y huían hasta perderse en las sombras.
Al caer la noche se multiplicaban y marchaban como zombis detrás del camión de basura, hombres jóvenes, mujeres embarazadas, personas mayores y niños, iban en su persecución, los hombres del aseo a veces tenían que forcejear con algunos de ellos para que puedan recoger la basura pero eran tantos que pasaban de largo por miedo a ser lastimados.
Las personas normales no les gustaba salir en las noches, cada vez era peligroso, muchos de esos callejeros, el apodo que le dieron las personas, iban en grupo para asaltar a un pobre desprevenido, a veces se escuchaban gritos en plena oscuridad nocturna, fría y solitaria, llegaban noticias de mujeres callejeras violadas o cortadas. Algunos delincuentes se aprovechaban de ellas para satisfacer sus oscuros placeres.
Pero en la radio la noticia que daba el gobierno sobre la situación del pueblo era un contraste totalmente opuesto a lo que se veía en la realidad, hablaban mil maravillas y un sinfín de promesas, era como si esas personas Viviesen en un sitio ajeno a nuestro mundo o pareciera que contara una historia tan fantástica que haría creer hasta el más escéptico si no viviera acá. En cambio los partidos en contra usaban sus artimañas para dificultar ciertos procesos en virtud a la sociedad para culpar al gobierno, en pocas palabras era una guerra política en la cual el más vulnerable es el más inocente.
Los precios seguían subiendo y la escases se multiplicaba, las personas de recursos medio se volvían pobres y los pobres se volvían indigentes y los indigentes morían por no encontrar nada, en cambio los ricos Vivian ansiosos, nerviosos, desconfiando hasta de su propia sombra, no se sentía seguro, esperando el momento en que sus empleados se volvieran contra ellos para saquearle o si mañana por fin el negocio pisaba el fondo de la banca rota. Muchos de esos ricos cerraban, no podía seguir subsistiendo, todos sus años de esfuerzos y sacrificios se fueron por el caño, otros más optimistas sacrificaban dinero de su bolcillo con la esperanza de que este gobierno caiga pronto, o eso era lo que escuchaba de lo que hablaban los viejos en las plazas, esto me enseña una cosa, en esta vida nada es seguro, puede tenerlo todo hoy pero mañana puedes llegar a perderlo en un abrir y cerrar de ojos, la vida suele ser como una apuesta, a veces se gana y a veces se pierde pero se puede llegar a perderlo todo si se apuesta lo que no se debe.
Mientras salía de una panadería con una bolsa de panes dulces, le entrego una a mi hermana y un pedazo para Roble, mientras seguíamos comiendo vemos a unos metros a dos pequeños sentados en una acera observándonos comer, anhelando probar un poco, aquello me anudó un fuerte nudo en la garganta y mientras mi hermana y el perro comían como bestias salvajes ignorando lo que hay en sus alrededores, me acerco a uno de ellos para entregarle un pan —To.toma es tu.tuyo— aquello iluminó los ojos tristes de esos dos niños, se le dibujó una enorme sonrisa de oreja a oreja como si vieran a un ángel caer del cielo y les ofreciera algún milagro—¡Gracias!— exclaman muy agradecidos —De.de nada—asentí.
Enseguida Mabel me observa extrañada — ¿Por qué se lo distes si era nuestro?
—Quise re.regalárselos, lo ne.ne.necesitaban—dije acomodándome el bolso —Pero era tu pan— advierte indignada —Lo, sé—exclamé en un tono serio pues no me gustaba la actitud que me mostraba —Pero qui.quise hacerlo
—Bueno— dice ella con poco interés y vuelve a comer lo que faltaba. Mientras seguíamos caminando, faltando unas dos cuadras para llegar a la estación de trenes, Roble se detiene levantando una pata sobre un poste, de repente falla la puntería y le atina a los zapatos de un hombre y este se estremece apartándose del chorro canino — ¡ROBLE NO!— exclamé indignado —Pe.pe.perdone señor— dije muy avergonzado pero mientras iba detallando el resto del cuerpo de aquel sujeto vestido como un minero, noto que me era un muy familiar, demasiado, tanto así que sentí un balde de agua fría sobre mi corazón —Piedra— mascullé con los ojos tan abiertos mostrando todo el terror que no pude contener, amarga sorpresa. Ahí estaba, el sujeto que intentó asesinarnos, el sujeto que incendio la casa de Rodrigo, allí, al frente de mi sacudiendo la punta de sus zapatos, refunfuñando algunas vulgaridades, por fin extiende su vista hacia el responsable de su inesperado accidente y el pequeño culpable le comienza a ladrar como si deseara morderlo.
Seguía jalando de él pero Roble forcejeaba con insistencia —OYE NIÑO— exclama aquel señor muy enojado —Deberías...—su mirada severa cambio drásticamente como si observara a un fantasma —Un... momento—suelta sin poder creerlo.
Enseguida levanté a Roble mientras ladraba y agarre la mano de mi hermana, despegando lo más rápido que pude hacia la multitud que transitaba en la aglomerada avenida del pueblo San Benito mientras se levantaba el polvo por la brisa — ¡Cody detente!— exclama Esperanza tratando de llevar mis pasos pero de forma torpe y cansada, creo que corrimos como dos cuadras de ellos —Mabel si.sigue corriendo— dije en respiros agitados por el pesado bolso sobre mi espalda, también me estaba cansando. Mientras mi hermana recuperaba el aire al igual que yo, Roble comienza a ladrar recostado en mi pecho, subo la mirada por donde cruzaban las personas y enseguida diviso a Piedra con otro sujeto que le acompañaba, señalándonos — ¡Oh No!— agarro la mano de mi hermana y tiro nuestro bolso huyendo hacia otra dirección diferente a la que conocíamos—Cody nuestro bolso— señala Mabel siendo jalada por mí —Olvídalo, ¡so.solo corre!—grité. Entramos a un callejón y nos entremetimos en sus profundidades, seguimos el único camino que podíamos recorrer pues no podíamos dar marcha atrás, cuando llegamos hasta su final topándonos con la pared de un edificio — ¡No puede ser!— suspiré de la angustia y Roble vuelve a ladrar, volteo hacia atrás y veo sus sombras más el sonidos de sus pasos antes de doblar la esquina — ¡Cállate!— le sujete el hocico y este gemía.
— ¿Qué vamos hacer?— inquiere Mabel con una mirada de miedo y ganas de llorar. Veo en varias direcciones y noto que más adelante hay un hombre sacando la basura dejando una puerta abierta. Mientras lanzaba las bolsas sobre un conteiner, nosotros no metimos adentro justo antes de que Piedra llegara, se cierra la puerta con fuerza casi tocando mi nariz —No veo nada— dice mi hermana sumergida en oscuridad. Seguimos adelante —Toma mi.mi.mi mano Mabel—dije— ¿A dónde vamos?—No lo sé—mientras caminábamos ciegamente empecé a escuchar una música de arpa y piano más otro muy particular, creo que eran unos aplausos. De repente Roble se me resbala de los brazos y sale corriendo —ROBLE AQUÍ— grité —Robli ven— pidió Mabel y fuimos tras él. De repente, la oscuridad cada vez perdía fuerza y por fin podía ver mis manos y pies, cuando logré alcanzarlo, estaba sentado sobre un suelo tan reluciente que podía ver mi reflejo —¡Te tengo!— no me había dado cuenta que estaba en medio de una obra de teatro, me quede tieso de los nervios sintiendo la luz de los reflectores sobre mí, más las miradas de cientos de personas que murmuraban al ver mi llegada, enseguida escucho que alguien decía — Oh Romeo, mi amado Romeo acaso estos niños son parientes tuyos— dice una joven hermosa de piel tan blanca como el algodón y de cabello negro tan fino que reflejaba el brillo de los reflectores, vestida de blanco tan puro que parecía celestial.
— Oh Julieta mi dulce flor de primavera estos niños son mendigos y vienen por una rodaja de pan— expresa un joven alto y muy elegante, de piel clara y cabello claro rizado, vestido como si fuera un príncipe de cuentos, el me miraba un tanto inquieto pero mantenía la compostura, conservando la magia de la obra como un profesional, se notaban que llevaban muchos años en la actuación pues su improvisación ante mi inesperada llegada lo hacía parecer parte de la obra como si fuera un toque especial por parte del director
—Oh Romeo tan dulce y considerado Romeo ¿A caso este perro vienen con ellos?—enseguida tenia a Roble entre sus pies mordisqueando su fina falda —Mi amada Julieta ese perro es un regalo para ti pues cada vez que te veo me haces ladrar como un cachorro "Wouf" "Wouf" "AAAUUUUU... AUU... AUU..."— toda la audiencia comienzan a gemir de la risa, al parecer le agradaba.
— ¡Oh Romeo!—Julieta levanta al cachorro y este comienza a lamer su pecho, le hacía cosquilla, se le notaba en los ojos y labios pero mantenía su profesionalismo y dice—Tu regalo es muy apasionado, tanto como el latir de mi corazón cada vez que escucho tu voz— Baja a Roble y este vuelve a morder de su falda—¡Roble No!— jalo de él pero aquel cachorro sigue tirando haciendo que el público carcajeen algunas risas —Ooohhh... Romeo tu regalo no me quiere dejar— tira de su falda con cierta gracia—Es un gesto tan hermoso pues me demuestra lo tan apasionado que eres que hasta tus obsequies no me quieren abandonar— por fin el cachorro lo suelta y vuelve a ladrar hasta que le cierro el hocico
—Oh Julieta, mi sol de verano—le acaricia el mentón a la chica— es algo que fluye de mí, cada vez que escucho la melodía de tu voz y el dulce aliento que me acaricia con tus palabras. Pero debemos irnos, despedirnos en tan solo un suspiro de tiempo—suspira con pesar— Oh pero que tiempo tan angustioso he de pasar sin tu presencia, tus hermanos ya vienen y no pueden vernos aquí juntos, adiós mi amada Julieta, sueña conmigo esta noche—extiende sus manos besando las suyas— porque en los míos tu eres la esencia de mis sueños que no me dejan despertar
—Adiós Romeo, que Dios te guarde en su gloria mí amado Romeo que en mis sueños te tendré por siempre y hasta el despertar— extiende su mano la joven con triste anhelo en sus ojos.
Mi hermana y yo nos quedamos entretenidos por la obra sin darnos cuenta por un momento que éramos parte de ella, enseguida mientras Romeo se marchaba y Julieta se recostaba en el suelo alguien susurra entre las cortinas azules —Pffss... Oigan, ustedes— era un señor un tanto barrigón de cabello blanco marcando ciertas entradas, de barba espesa y cejas tupidas, de mirada viva pero a la vez cansada por los años —Vengan acá— nos señala y de forma instantánea baja el gran telón azul, cerrando la escena.
— ¿Ustedes cómo llegaron allí? saben que está prohibido subir al escenario— nos miraba a los dos con cierta severidad pero no se le leía en su expresión que estuviera tan molesto como esperaba si nos mas bien sorprendido —Lo si.siento señor es que no.nosotros no sabíamos que.que era un teatro
— ¿Ha? ¡¿No lo sabían?!—Esboza una gran expresión de incertidumbre— Explícate bien jovencito— enseguida aparece Romeo detrás de nosotros, andaba muy molesto — ¡Santiago!—exclamaba mientras llegaba—Santiago, ¿Por qué permitiste que esos niños subieran al escenario?— nos señala con mucha severidad en su mirada—Estuvieron a punto de arruinar la obra, si no fuera por mi talento en la improvisación el público nos hubiera abucheado—pone sus dos manos en la cintura y nos sigue mirando con sumo rechazo esperando alguna explicación.
—Tranquilo Marcus— dice el señor —Estos jovencitos entraron por accidentes
— ¡POR ACCIDENTE!— se asombra el joven con indignación—Que desastroso, sabía que debíamos poner a un vigilante, no es seguro dejar el telón libre para que se infiltre a algún extraño admirador ¡PERO AQUÍ NADIE ME ESCUCHA!—se golpea la frente con la palma de su mano
—Cálmate Marcus— aparece la joven Julieta detrás de él arreglándose el cintillo de la cabeza—Tan solo son unos pequeños, no es para tanto— sigue caminando mientras se recogía el pelo
— ¡Pues para mí lo es!—insiste subiendo la voz—Hoy unos niños y mañana un lunático obsesionado con Romeo y Julieta o la Danza de las flores o tal vez la chica de los pétalos blancos, no me quiero imaginar algo peor ¿Acaso no se acuerdan del acosador que perseguía a Mariana? Oh pobre muchacha— se pone la mano en la frente en un gesto teatral.
Aquella joven le ignora y nos sonríe diciendo —No le hagan caso, él es así de melodramático, ayer se enojó con la misma lluvia que dio su aparición al mediodía justo antes de su obra "Lagrimas al cielo" por fin era su momento en los monólogos—sonríe con picardía— y ¿Cómo se llaman?
—Mi no.no.nombre es Cody y ella es mi.mi.mi hermana lla.lla.llamada Esperanza Ma.mabel—Hola— dice la pequeña cohibida en ver a alguien tan bella como si fuera una muñeca—Mucho gusto— expresa con una gran sonrisa irradiante —Mi nombre es Alexandra Milo pero ya me imagino que lo saben— levanta el pecho esperando algún alago, mi hermana y yo negamos con la cabeza al unísono — ¿Ha no?— se extraña la joven, no esperaba la visita de admiradores que no sepan su nombre —Ellos entraron por accidente— intercede el señor
— ¿Accidente? No lo entiendo
—Tampoco yo hija mía pero será mejor que sigas esperando esa respuesta pues te queda dos minutos para cambiarte— ¡Ha es cierto!— se estremece la chica y corre a los vestidores—Y tú también Marcus—¡Ya lo sé!—extiende sus manos con brusquedad aquel petulante chico— solo quiero que te deshagas de esos niños antes de que quieran llevarse alguna cosa y venderlo en el mercado— nos señala—No te preocupes, me aseguraré de que no se lleven ni la más minúscula motita que hay detrás de estas cortinas—Eso espero— sigue adelante quitándose su chaquetita azul escarchada.
—Oigan niños ¿En dónde están sus padres?— inquiere con cierta idea en sus ojos —Estamos solos— dice mi hermana —Nos estaban persiguiendo—añade
— ¡Persiguiendo!— se asombra el hombre con indignación—Lo que.que ocurre señor— intercedí apartándola de un lado—Que.que íbamos a la.la estación de trenes y unos hombres ve.ve.venían a asaltarnos.
— ¡Oh Que horrible!— se indigna enormemente cubriéndose la cara —Cada vez es más inseguro este pueblo y con el sueldo que le pagan a la policía, no me extrañaría que ganen más guardando su silencio en vez de hacer su trabajo y ¿En dónde piensan quedarse?
—No lo sabemos—dije—Pe.pe.perdimos hasta nuestros bo.bo.boletos y ¿Qué hora son?
—Las 6:35 ¡Muchacho!
—Perfecto también nu.nuestro vi.viaje— expresé con mucha angustia moviéndome de lado a lado, quería golpear hasta la pared misma si no estuviera tan lejos.
—Jovencito pudiera ayudarlos si me hacen un favor— aclarar el señor con un gesto gentil en su semblante
— ¿Cuál?
Enseguida vimos la mirada pensativa de aquel hombre dibujándose una sonrisa traviesa en sus labios, esperando la divulgación de ese inesperado favor...
Continuará...
Buenas noches mi estimados lectores. Espero que hayan podido disfrutar de este capítulo, otra nueva aventura para los chicos. Pobre Cody, perdió su equipaje y el boleto para montarse al tren y por lo visto no son muy bien bienvenidos en ese lugar, bueno por una persona. Ahora la siguiente intriga: ¿Cuál será ese favor que le pedirá Santiago? ¿Acaso Piedra sabe que está adentro de ese teatro? Todo eso lo sabrán en el siguiente capítulo. Saludos ^^
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top