Capítulo 25.- Pequeño demonio


El capítulo transcurre el mismo viernes del capítulo anterior pero contado por Enrique.

                                                                                             ** **  

Narra Enrique

Como todas las mañanas corrí cerca a mi casa, tome una ducha rápida, y me dirigí al trabajo para llenar el tiempo en reuniones, informes y casos nuevos. Pensaba que de esa forma no tendría tiempo para divagar, estaba tan preocupado por el paradero de Francisco.

Salude a la secretaria, y camine al despacho. Hoy sería un día muy duro: una docena de archivos que repasar, la compra de una nueva empresa y una deseada reunión con el socio que aumentaría el capital de la empresa.

Tengo mucho trabajo retrasado por la desaparición de mi hijo, a veces ni siquiera recuerdo cuantas empresas tengo. No sé en qué momento decidí enfocarme en empresas tan diversas, estar de un lado para el otro, y con el tráfico que se vive en Lima, terminó exhausto llegando a casa tan tarde que a las justas, y veo a los muchachos antes de acostarse.

Una agenda de lo más completa, y muy difícil de concluir, hace unas semanas traslade todas las reuniones al estudio de abogados. No fue fácil, muchos inversionistas no estuvieron de acuerdo pero los trayectos diarios me estaban matando.

—Aló — contesté el celular sin conocer el número.

***

Fiorella llegó tarde, como siempre aunque no puedes catalogarla de impuntual si la otra persona no sabe de tu visita. Paró el motor del coche, cogió el bolso, y se miró al espejo. Le quedaba fabuloso el vestido, ni muy entallado ni tan suelto, caminó con elegancia hacia la puerta, sus caderas bailaban sensuales bajo el vestido.

Se detuvo un momento para tomar aire, sin esperar mucho tiempo se apresuró a abrir la puerta.

—Buenos días, señor Tiessen.

—Disculpa — con un ademán en su mano pidió silencio — claro, claro, disculpe pero no puedo viajar en este momento. Si, no se preocupe le devolverán la llamada.

—Buenos días — acercó su mejilla al instante que dejó el móvil sobre la mesa — tengo tantas cosas que hacer, mejor ni pensar con qué comienzo.

—¿Así? — leyendo uno papeles sobre la mesa.

—Enrique — cruzando los brazos — deja eso, tengo un almuerzo. Necesito que me acompañes, y más tarde...

—¿Almuerzo? Es muy temprano — revisando el reloj — no puedo, tengo muchas cosas que hacer.

—Es el cumpleaños de mi hermano, van a estar mis papás, tienes que ir — cruzando los brazos abrió sus ojos al mirarlo — tengo que hacer la reserva para...

—¿No has hecho la reserva Fiorella? — puso su mano sobre la nuca — dile a Martha que te ayude con eso.

—Me falta la reserva para la cena, vamos, se me va a hacer más tarde.

—No, no — golpeando el bolígrafo sobre el pupitre — podrías haberme avisado antes, tengo reuniones que atender hoy, no puedo cancelarlas.

—¿Te quedas? — volvió a repetir — tengo prisa.

—Lo siento, no puedo — se incorporó al costado de la mujer rozando sus labios, Fiorella se detuvo para tomar un poco de aire, levantó la mirada, tomó con delicadeza su rostro, y le dio un suave beso.

—Hablamos más tarde — Enrique se apartó dejando la entrada libre a la dama. Cuando ambas miradas se cruzaron, sintieron una energía especial, era algo tan semejante como el bajar de una montaña rusa — gracias por todo — agradeció mientras continuaba su camino hacia la salida del despacho.

El balanceo de sus caderas se hizo más exagerado. Ella quería pavonearse para él. Desea demostrar lo que perdía al dejar que se fuera, pero el contorneo no solo hizo que el señor admirase a la mujer, sino que también hombres menores se le fueran los ojos al observar su esbelta figura.

*** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** **

Narra Enrique

Con el pasar de las horas, la molestia que sentí con la actitud de Fiorella se esfumó, la hora de almuerzo había llegado. Me dio tiempo para comer sin mucho agrado en compañía del señor Fernández, el tipo más aburrido con quien podría dialogar. No tiene hijos ni esposa, y su único tema de conversación es el cristal, siendo un hombre de negocios muchas veces traté de conversar sobre sus viajes, pero parece que este hombre no se divierte con nada, era reservado en su vida privada.

—Buenos días señor Tiessen — mire a la derecha sin creerlo — disculpe la molestia, señor.

—Estoy ocupado Sergio, tengo una entrevista con el señor — mirando al hombre dibuje una sonrisa en mi rostro aunque en el fondo quería salir corriendo del lugar.

—No hay problema siéntese — replicó el Sr. Fernández — mostrando el asiento libre a Sergio, que se sentó de inmediato — ¿Y usted quién es?

—Sergio — enseñando una sonrisa sincera, aunque en el fondo conocía su papel de embaucador.

—¿Solo Sergio?

—Exacto, Sergio a secas — estrechando su mano, el hombre lo miró incrédulo.

—¿De dónde se conocen?

—Bueno — mirándome me guiño un ojo, somos viejos amigos — se calló por un momento y volvió a hablar — quitemos lo de viejos, somos amigos de muchos años. Creería que lo conozco desde el colegio, yo quería que me deje en paz pero nuestros hijos... ¡Muchachos del demonio! Llevan tiempo saliendo juntos, tengo un asunto importante que conversar con él en privado, usted entenderá...

Levante la mano tratando de callarlo, espero que sea una de sus inteligentes bromas para sacarme del trabajo porque nunca perdonaría que mi hija me oculté una cosa así.

—Enrique no es por preocuparte — habló en tono pausado — son jóvenes, quizás la edad ha jugado en contra; las hormonas, tu entenderás, también fuiste joven — El Sr. Fernández giraba su rostro a ambas direcciones sin entender, y yo tenía tantas cosas por procesar, cada vez se ponía peor lo que escuchaba.

—Escucha, hablemos más tarde. Tengo que arreglar unos asuntos, ¿Qué te parece si nos encontramos en el restaurant de la última vez?

—Como quieras, no veo que lo tomes seriamente — tocando su mentón — Enrique, hablando con mi hijo puede que seamos abuelos en unos meses... — mi cabeza se nublo, no sé qué ocurrió pero cuando volví en si el Sr. Fernández se había ido.

—¡Mierda Enrique! ¿Te encuentras bien? — no dije palabra alguna, mire la oficina como si fuera un lugar extraño para mí — creo que se me pasó la mano, disculpa — dándome una palmada en el hombro.

—No vuelvas a jugarte así — vi sus ojos, tenía unas ganas de matarlo. Antonella embarazada, eso sería... No quería ni imaginarlo — seguro que así espantas a las mujeres.

—Hablando de mujeres —soltó una sonrisa — así que eres libre.

—¿De qué hablas? ¿Libre, acaso he estado encerrado? Por qué ni enterado estaba.

—No te hagas — cruzando los brazos — Fiorella me llamó histérica, no tengo novia exactamente porque odio las escenitas que se mandan, y esta mujercita creyó que hablaba contigo ¿Dónde las consigues? Tienes una suerte — riéndose en mi cara, en mi estúpida cara sin remordimiento.

—Fiorella es una mujer serena, no es lo que crees.

—¡Claro! — sin contener la risa — serena cuando hablan, pero en la cama es otra cosa.

—Son cosas privadas, no voy a hablar de...

—¡Por favor Enrique! Todas las cosas que nos hemos contado, no te vengas a hacer el caballero ahora.

—A alguien se lo tengo que contar — dije escaneando su rostro — espero que no andes de indiscreto contando mis intimidades.

—No lo hago — sobándose la barbilla — entonces ¿Terminaron? — se acomodó en el asiento escuchando asombrado.

—Sí, tampoco me puse a pensar en cómo queda nuestra relación. Me dio las gracias por todo ¿Eso qué quiere decir? Debo dejar las cosas así, y no complicarme o debería buscarla ¿Tú qué harías?

—Yo — mordiéndose el labio, la buscaría para tener una buena despedida. Puede que reconsidere verte de nuevo, nunca se sabe Enrique, quizás acepta verte de vez en cuando, casual, solo sexo, yo lo intentaría.

—No quiero más problemas, si ella quiso terminar mejor dejar las cosas así.

—Si fuera tú no me quedaría con la espina, me sorprende verte tan calmado — ahora el observado era yo — una mujer te ha terminado, y tu estas de lo más normal, hace años no hubieras actuado igual.

—Me parece estúpido lo que dices, sabes muy bien hasta dónde llegaría con ella. Fiorella lo sabía, salíamos pero no era nada serio para mí, se lo repetí sin cansancio: "no quiero una relación seria, no voy a llevar a mi casa una mujer con los que mis hijos no se sientan cómodos".

—Lo entendió y se resignó a llevar ese tipo de relación o simplemente es tan terca, y pensó que sería fácil hacerte cambiar de opinión — volvió a mirarme con esa forma peculiar que tenía — ¿No será que hay otra? De ti espero cualquier cosa, lo que pasó en...

—¿Otra? — lo corté tajante — crees que voy a tener tiempo para otra mujer, suficiente tengo con el trabajo y mis hijos, así ¿Cómo se marchó?

—¿Quién? — me miró raro — no estoy desesperado, y las ex de mis amigos están prohibidas para mí, la experiencia ayuda a separar las cosas.

—No hablo de Fiorella — un fuerte sonido se escuchó en su cabeza — ¿Desesperado? No usaría esa palabra, es simpática no me digas que no te agrada.

—Por supuesto, si la hubiera visto primero, las cosas serían diferentes. Quién sabe porqué se fijó en ti, ni una guiñadita de ojo me mando.

—Todas las mujeres no son iguales ¿Cómo se fue Manuel?

—Así, parecía que se iba a desmayar, le choco la noticia tanto como a ti. Estaba incómodo por lo que escucho.

—Yo tampoco esperaba lo que ibas a decir — levanté las manos enojado — con esas cosas no se juegan.

—¿Te acuerdas cuantas veces jodí a mi padre con eso? — rió sin culpa — en este momento superaría los 20 hijos.

—Con tantos disgustos que le diste, no es de extrañar que muriera tan pronto.

—No te hagas, que no eres ningún santo, aun me sorprende ver a Albert tan bien, pequeño demonio.

—¿Esa es tu nueva táctica con las mujeres? Sales corriendo inventando que vas a ser abuelo.

—¿Abuelo? Por favor, falta mucho para que eso suceda, y su problema será si mete la pata. Lo que digo últimamente es que tengo cinco hijos, las espanto en una.

—Hay pero que gracioso — lo mire de reojo — no creo que eso te funcione la verdad.

—Quien sabe, nunca lo he probado. Quizás salen corriendo, pero a ti te trae más problemas, a las mujeres les gusta escuchar como un hombre viudo crió cinco hijos solo, y muchas quieren ser las madres sustitutas, e incluso tener uno más. Cinco no son suficientes —se echó a reír con ese sonido horrible,

—Después de tanta charla, a lo que vine.

—¿No querrás que me reconcilie con Fiorella?

—¿Estás loco? — levantándose del asiento — como si no me conocieras, sabes que prefiero verte soltero a saliendo con una mujer en especial. Vamos, tengo que sacarte de este lugar que te vuelve viejo.

—Estamos viejos Sergio, ¿A quién quieres engañar?

—Viejo tu poto — tengo mucho que disfrutar.

—Nuestros potos, tenemos la misma edad huevón. Es el último año de nuestros hijos en el colegio, el próximo año irán a la universidad, tienes que vivir en la realidad ya no somos jóvenes, es cosa del pasado.

—Si quieres ser como Felipe, hazlo pero no me metas en tus dramas de hombre cincuentón. Es lo que menos quiero en estos momentos.

—Deberías tomarte las cosas en serio, bueno tengo un hijo pequeño y una mujercita tengo que ser un ejemplo para ellos, hace tiempo que deje los escándalos.

—Siempre vas a excusarte en eso, tu niña — moviendo la cabeza — lo entiendo, si tuviera una hija mujer las cosas serían diferentes, pero siendo hombre le das todo los condones que te pida, no quiero errores después y hablando de Gonzalo, ese niño es el más vivo que conozco. No ha cambiado un poquito desde que era pequeño, sigue igual de consentido, te va a dar serios problemas en unos años.

—Yo sé cómo cuido a mis hijos, aunque no lo creas he hablado con Antonella, y sabe muy bien cómo protegerse, cuando llegue el momento yo mismo la llevaré para que elija un método anticonceptivo, eso no me preocupa.

—No sabía que eras tan superado, me sorprende ¿hace cuánto paso?

—Casi un mes, lo que no puedo sacar de mi cabeza es el paradero de Francisco —dije con cara desconcertada.

—Fuiste un poco drástico ¿Quién no se ha fumado un cigarrillo en su vida? — sonando despreocupado ¿No recuerdas cuando eras joven?

—Si lo recuerdo — lo mire enojado, no podía comparar lo que hice con la adicción que tiene mi hijo — fue una cosa sin importancia, las cosas veces que lo hice sabes que no me gusto, mi cuerpo nunca reaccionó bien, lo tuyo fue otra cosa.

—¿Ahora vas a decirme fumón? No es para tanto, llevo años sin hacerlo.

—Tú mismo te vendes —reí sin contenerme, en serio no es para bromear, él tiene una adicción no es por fumar un simple cigarro, no solo es marihuana te lo conté Sergio.

—Lo sé, estos muchachos de ahora son bravos, con las cosas que se meten — movió la cabeza como si escuchara una canción — no trates de cambiar de tema, qué eres experto haciéndolo. Hay que perdernos por unas horas.

—¿De qué hablas? — un gesto desagradable en mi rostro asomó que no pude esconder ¿Cómo que perdernos?

—Mira si por mi fuera, nos iríamos al extranjero por unos días pero sé que es demasiado para ti ¿Hace cuando que no lo haces? En serio necesitas, relajarte, estar sin esos niños que te quitan años de vida. Aún pienso para qué tuve un hijo, no tendría problemas, mi vida sería más relajada sino tendría uno.

—¿Más relajada? — lo mire asustado — necesitabas un hijo Sergio, tu vida sin uno sería una perdición, y no puedes renegar de tenerlo. Nunca me he arrepentido de tener a mis hijos, y eso que a veces he llegado a casa y he querido solo un poco de paz, pero no se puede pedir mucho. Aun a veces pelean como niños, no es tan seguido como hace unos años, espero que eso acabe pronto.

—Dejemos ese tema — dijo con la boca chueca — debes recordar los buenos tiempos, necesitas escapar un ratito, y que mejor que conmigo – señalándose el mismo — él más perdido de la promo. Error, tendría que llamar a Alberto, sin embargo es muy peligro, puede terminar mal, para otra ocasión será.

Me había quedado sin excusas, y la verdad es que desde hace tiempo esperaba relajarme un poco del caos que vivía, Sergio era muy bueno ayudándome a olvidar los problemas, y a meterme en ellos. En esta ocasión no quería pensar cómo acabaría el día, solo disfrutar el momento.


  ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** **  

DICCIONARIO

Fumón: persona adicta a la droga

** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** ** **

Nuevo capítulo me tarde mucho muchooooo tiempo para volver a publicar, quizás alguna persona observadora vea que son 25 capítulos ¿revisaron todos los capítulos? te fuiste a buscarlos, exacto el tercer capítulo no está. Pero que paso lo borre, para nada. Es un capítulo nuevo no influye mucho en el transcurso de la historia, pero me parece importante agregarlo ¿Cuando lo publicaré? espero que de agosto no pase.

Eso es todo, a las personas que seguían la historia, espero que quieran seguir leyendo. Un voto o comentario, no caería mal. Gracias

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top