Capítulo 20.- Encuentro
Hola, sigo sin poder usar la computadora. La vista no me ayuda para poder transcribir lo que escribo, y hacerlo todo a mano me demora más tiempo.
Capítulo 19 listo, wow yo creí que la primera parte terminaba en el capítulo 20 o 21. Pero va a alargarse más de lo que pensé. ●ω●
Voy a aclarar que... ⊙0⊙ viendo las fechas no habrá capítulo nuevo hasta el 10 de abril pero la próxima semana actualizaré uno de los primeros capítulos.
●︿● No me manden a negativos, disfruten del capítulo ٩(•̃-̮̮̃•̃)۶
_______________________________________________________________________
_______________________________________________________________________
—Todos sentados, acabó el recreo.
Con la algarabía del receso más largo, los muchachos no podían permanecer callados, haciendo mucho ruido empezaron a sentarse en sus respectivos asientos.
Un jovencito que era de los más pequeños del salón fue el primero en tomar asiento.
—Espero que como disfrutan el recreo también hagan sus deberes.
Los silbidos de los muchachos se escucharon en la enorme aula haciendo enfadar al profesor Perret.
—Pero profe — quejándose Ricardo — nadie leyó el libro.
—No creo que todos piensen lo mismo, alumno Tafur — los gritos no se hicieron esperar — ¡silencio! — replicó alzando la voz — esto es un salón de clases.
Caminó por todo el salón, los alumnos terminaron callándose minutos después.
Sentándose en su pupitre fue nombrando a varios alumnos, muchos de ellos no habían leído el libro que les pidió.
—Alumno Gambetta que tiene que decir.
—Profesor ¿habla del libro?
—No Martín, quiero saber qué tal estuvieron tus vacaciones — cruzándose de brazos — tus notas no son de las mejores.
—Bueno — recordando lo que leyó — trata de un viejo que es pescador que lleva muchos días sin pescar y ...
—No has prestado atención a tus compañeros, aunque algo leíste — escribiendo en su apuntes — doce.
—Gracias profe — volviendo a respirar con normalidad.
Volviendo a preguntar a otros niños, y sin recibir ninguna respuesta los gritos volvieron.
—¡No sé qué les está pasando, ninguno quiere participar! — contando en su fólder los que le faltaba preguntar — Álvaro tienes algo que comentar.
—Sí — aclarando la garganta — es una novela corta sobre la perseverancia y la paciencia que debes tener en los problemas más difíciles que se te puedan atravesar en la vida.
—Muy bien Álvaro, no esperaba menos de ti — marcando en el papel — dieciocho.
—Gracias profesor.
—¿Gonzalo que puedes agregas de lo que dijo tu compañero?
—Nada profesor — miró hacia la cabellera rubia estupefacto que no quisiera participar.
—Muy bien, el alumno Tiessen — cerrando la carpeta — tiene cero igual que los que no contestaron.
La bulla taparon las palabras del señor Perret. Gonzalo levantó la mano, callándose los chicos al verle la expresión al profesor.
—¿Quieres agregar algo?
—No, quisiera ir al baño profesor.
—Si no deseas comentar nada con el resto de la clase, no te puedo dar permiso.
—Gracias — prestando atención a su libro.
—Es una lástima que un alumno tan brillante baje su nivel — al costado del pupitre del niño — es la primera vez que no haces la tarea Gonzalo.
—Nunca dije que no la hice profesor, solo no quiero opinar — contestó calmado mirando al profesor.
—¿Leíste el libro?
—Sí profesor Perret, pero las cosas no van a cambiar porque yo opine del libro.
—Sabes que tu promedio puede bajar si no contestas — encontrándose con los ojos del niño.
—Como usted desee — levantándose de la silla — el viejo y el mar nos enseña a luchar por lo que queremos, a no darnos por vencidos, y si no logramos nuestro objetivo intentarlo otra vez, con fe y mucho más entusiasmo para lograr lo que deseamos.
—Muy bien, es el mejor análisis Gonzalo — sonriendo — veinte, deberían aprender de su compañero, anda a los servicios.
—Gracias.
***
— ¿No deberías estar en el recreo? — respondió al entrar un niño al salón.
—Sí, pero no tenía ganas profesor — viendo papeles sobre el escritorio — ¿puedo ayudarlo?
—¿Vas a ayudarme a corregir tu examen? — sonriendo.
—No, el mío no — con las mejillas coloradas.
—Tampoco es necesario — poniéndose a su costado — acabo de hacerlo, dieciséis no está mal.
—Dieciséis — asombrado quitándole el examen de las manos — no puede ser — dijo exaltado.
—Tus notas están muy bien — tratando de calmarlo apoyando la mano sobre su hombro.
—Los sinónimos no lo estudiamos profesor — revisando los errores — todo lo demás estuvo bien.
—Es verdad los ejemplos que pusiste de subordinada adjetiva son muy buenas — revisando los sinónimos — lástima los errores que tuviste.
—No es justo, no debería tener dieciséis — volviendo a mirar el examen.
—¿No sabes sinónimos de excluir?
—No tuve tiempo, no sé qué me pasó profesor y claro que lo sé — mirando hacia la pared — exceptuar, descartar, aislar.
—Muy bien, ¿ininteligible?
—Lo siento, no sé el significado de la palabra.
—Que no puede ser comprendido, entendido o que apenas se puede oír — revisando otros exámenes — dame sinónimos.
—Bueno — pensando unos minutos — indescifrable, incognoscible.
—Excelente ¿brumoso?
—Sombrío, ca- ¿caliginoso? — con duda en la respuesta.
—Bien, Gonzalo debes contestar seguro.
—Lo siento profesor — rascándose la cabeza.
—¿Qué significa precepto?
—Regla de acción o de comportamiento que se establece con validez general.
—¿Por qué no respondiste en el examen? — poniendo un cero enorme en el papel — sabes cuál es tu problema Gonzalo, te demoras en contestar y tratas de hacerlo con palabras complicadas.
—No lo entiendo profesor — revisando el examen que acaba de corregir.
—Pedí sinónimos de cumplido — poniendo el dedo encima del papel — eran dos ejemplos y solo pusiste deferente.
—Pero está bien — subiendo la voz olvidando que tenía al profesor al lado.
—Lo sé, pero hay palabras más simples que podrías usar como atento, educado, cortés. Te califique con dieciséis aunque merecías un quince, sabes que el medio punto no vale en mi clase pero la palabra que usaste fue muy buena — examinando al niño — ¿Te ocurre algo Gonzalo?
—No profesor, puedo retirarme — tratando de tranquilizarse para no perder el control.
—Si claro anda — levantando el último examen corregido — espero no toparme con una calificación tuya tan horrorosa como la del alumno Tafur.
—No se preocupe profesor eso no va a ocurrir — con la confianza que las personas admiran del muchacho.
—La prueba acabó hace unos minutos pero creo que puedo hacer una excepción contigo — borrando la nota del registro — eso es lo bueno de usar lápiz — sonriendo al niño.
El pequeño rubio analiza la hoja esperando ver la nota final sin pestañear, al dibujar un veinte en el papel se limitó a sonreír, y agradecer saliendo del salón sin incluir más palabras.
***
Las clases transcurrieron sin mayores problemas para el niño, ausentarse dos días del colegio lo beneficio al no tener noticias de Rodrigo. Era acaso que el muchacho no tenía más interés por el pequeño o ¿Qué podría haber pasado?
16 de agosto del 2010
Sin mucho interés camino a la puerta del salón, arrastrando los pies no hacía más que retrasar el regreso a casa. La cantidad de chicos apresurados por salir del colegio producía la sensación de ser viernes, completamente erróneo de la realidad.
Giró su cabeza a todas las direcciones, tratando de encontrar al castaño o a su grupo de amigos... no los observó en ningún lado en su lugar recibió codazos de un niño de segundo.
Propino un codazo a un pelirrojo que reconoció de su sección, lo vio caer retirándose de la multitud esperando no recibir ninguna represalia por su accionar.
—Gracias — contestó molesto al recibir ayuda de un compañero.
—¿Qué pasó? — con una pequeña risa al encontrarlo tirado en aquella posición.
—Fue el tarado de Gonzalo — buscando al rubio entre todos los muchachos.
—No es para tanto — desviando la mirada al ver al pequeñín — no te debe haber visto, Gonzalo no es así — dijo Álvaro tratando de calmar a Alessandro.
Tomando mucho aire, volvió a respirar tranquilo al ver a sus compañeros salir por el portón. No llego a escuchar la conversación de los niños pero se alegró de que se marchen.
Le daría las gracias a Álvaro la próxima vez que se encontrarán, sin llegar a ordenar sus ideas un grupo de muchachos paso a su lado. De todo el clan resalta uno, eso es lo que piensa Gonzalo.
—Vámonos, antes que se haga más tarde — viendo la hora.
—Espera Rodrigo — girando el cuerpo — Lucas aún no sale de básquet — dijo Lorenzo.
—No lo voy a esperar — rascándose la frente — quédate si quieres, tengo que ver al contacto — susurró que únicamente su amigo escucho.
Los jóvenes se fueron sin esperar a Lucas, el rubio sin poder decidirse salió del colegio rumbo al coche negro en el que espera el chofer.
Sin nada que comentar, permaneció callado. Se alegró que Víctor tampoco hiciera comentarios, mientras se distraía viendo pasar coches acomodo su cuerpo en el respaldar del asiento quedándose dormido a los minutos.
El trayecto a casa fue largo pero al estar dormido no lo sintió, levantándose al escuchar el claxon de un coche.
—¡Qué pasó! — asustado sobándose los ojos, berrinchudo por despertar con el ruido.
—Sabes que la gente usa la bocina para todo Gonzalo — observando que se tiraba sobre el asiento — estamos a dos cuadras de tu casa, no te vuelvas a dormir.
—Bueno — hundiendo el labio inferior fastidiado.
***
El mismo día
—¿Antonio está? — pregunto al costado de la puerta sin entrar.
—No, se fue con sus amigos — mirando al niño.
—Quería que me preste su compu — camina despacio hacia la cama.
—¿Por qué no usas la tuya?
—No puedo jugar hitman en mi mac.
—¿No se puede?
—No, no es compatible, en la mac no se puede jugar.
—Úsala entonces.
—No le va a gustar que use su compu — con cara de disgusto.
—Bueno, me voy hermanito — quitándose la casaca, tirando la prenda en la cama.
—¿Te vas a ir así? — abriendo la boca impresionado — se te ve el ombligo.
—Hermanito cuando uso bikini también se me ve — acariciando el cabello del pequeño.
— ¡No es lo mismo! — soltando un gritito — la playa es diferente....
—Me queda bonito, no crees — pellizcó la mejilla al tratar de terminar la conversación.
—No, está feo. ¿A dónde vas?
—Al cine Sofi, Clau, Maju van — revoloteando el cabello — nos vemos.
—¡Pediste permiso!
—Si — riéndose — no seas gruñón, ya llame a mi papá.
—Antonella espera — al tratar de que no se vaya.
—Gonzalo la próxima vez te llevo, bye — con una linda sonrisa.
Narra Gonzalo
Triste sin lograr que mi hermana se quedara, me acerqué al estante de libros. Fijándose en las portadas, le pediría algunos prestados cuando viera a Antonio.
Cerré la puerta, salí aburrido sin saber qué hacer. Mauricio seguía ausente, lo veía en las mañanas, y llegaba a casa muy tarde.
Decidí ir a la habitación de Alberto, quizás allí podría jugar un poco.
—¿Puedo pasar? — tocando la puerta.
—Si pasa.
Mi decepción fue mayor al ver a sus amigos Alejandro, Daniel, Marco y Francisco. Hace como un año que mi hermano tenía enamorada.
Alexandra es un chica muy bonita, pero muy mandona, Alberto siempre está pendiente del celular.
—¿Papá te compro un ps2? — viendo el aparato sin poder creerlo.
—No, es el de Mauricio.
—Está mejor que el gamecube —dijo Francisco, mi hermano lo miró enfadado.
—¿Cómo hiciste para que te preste?
Mauricio no era de prestar sus cosas, me dejaba jugar pero si estaba él presente.
—Fácil — riendo fuerte — me compre muchos juegos, se los presto y me deja usar el ps2.
Viendo la pantalla, Alberto y Daniel escogen una moto para empezar a jugar.
Empezó la carrera, al ver los gráficos quede impactado, el juego es espectacular.
—¿Puedo jugar? — mirando la tv sin perderme los detalles.
—Sí — sin dejar de mirar la pantalla — en la siguiente juegas.
—Ya — salté esperando impaciente que termine el circuito.
La puerta se abrió de repente...
Un muchacho caminó hacia nosotros observando a los que no jugaban.
—¡Mierda! — dijo Alberto al voltear y ver al muchacho desconocido —perdí.
Dejando el control en la cama, saludo al nuevo. Es el más alto de todos, sus ojos son tan lindos.
—Entrar a tu casa es peor que ver al presidente — riendo de su broma — estaba por llamarte, pero al final me dejaron entrar.
—Me hubieras llamado ¿te hicieron esperar?
—Como quince minutos — centrándose en la pantalla — pero no importa.
—¿Quién es él?
La forma como lo dijo sonó tan feo. Que cara tendré para que hable así.
—Es mi hermano Gonzalo.
—Ah.
—Oye Gonzalo — moviendo un poco el cuerpo — no sé qué le pasa.
«No sé en dónde estoy, pero no escucho ningún sonido. Sentí mi cuerpo liviano, un fuerte ventarrón me movió».
—¡Gonzalo! — escuche un grito pero no supe de quién era.
—Sí, ¿Qué pasó?
—Te toca — dijo Alberto dándome el control.
—Ok, gracias — mirando de reojo al muchacho.
No me di cuenta en qué momento se sentó en la cama, está a centímetros de mí, me pone muy nervioso.
Mirando todas las motos me decidí por una Yamaha. Es el turno de la ropa y el casco, estoy buscando un casco chévere porque la ropa está horrible.
—¡A qué hora juegas! — dijo enfadado Marco.
—¡Ya! — conteste molesto de que me gritara.
—Por fin, para lo que vas a durar.
—No estés tan seguro.
Tengo que ganarle, no quiero quedar en ridículo pero no ayuda que los muchachos estén en el cuarto, y menos el chico nuevo.
Mi mente volvió a jugar una mala pasada, sin fijarme el castaño manejaba la moto, y yo seguía sin moverme. No es justo, quise parar el juego, pero no quería hacer un berrinche delante del chico lindo.
«Ahí vamos Gonzalo, ¡dale con todo! Este no es mi juego, ni sé qué botones usar, debí preguntar antes».
Apreté todos los botones, fijándome cuál era para acelerar y correr empecé por fin la carrera. No logro alcanzarlo me lleva como media pista, usó toda la velocidad posible.
Mi cuerpo se mueve a los lados conforme voy dirigiendo la moto, siento el aire correr, quisiera manejar en realidad la moto.
Veo caer al jugador de Marco, no pude parar de reír. Esto es suerte, estaba más cerca de él, puedo ganar, puedo hacerlo.
—¡Sí! — riendo como loco — te gane.
—Pura suerte — le saque la lengua por tramposo — en la próxima te gano.
—Déjense de huevadas — dijo el rubio, deje de reír y volví a mirarlo — ¿Alberto tienes pes?
—Claro — parándose y buscando el juego.
Fijándome recién en su ropa, vi que lleva el mismo uniforme de mi hermano. ¿Porque es la primera vez que lo veo?
—Esto está mejor — sin preguntar le quitó el mando a Marco, escogiendo a su equipo — ¿Quién quiere perder?
—Déjate de hablar y juega — dijo Francisco cogiendo el control que use.
En diez minutos le había metido cinco goles al equipo de Francisco y el equipo del nuevo seguía intacto, no me había perdido ningún movimiento. Era magia, no sé qué tenía en las manos, como lo hacía, seguro usaba un truco.
—¡Puta ya no juego! — tirando el control.
—¡Huevón que tramposo eres! — parando el juego — ¿quien juega?
Daniel recogió el control del piso poniéndolo en la mesa.
—¿Juegas?
—No —contestó Daniel.
—¿Tú? — mirándome y no le pude contestar — ¿No juega?
—No, a menos que quieras ganarle más rápido que a Francisco.
—¡En serio! — riéndose y mirándome sin creerlo.
—Es verdad, es mantequilla — los muchachos se reían, Alberto y el chico permanecían serios.
—¿Tan malo eres? — a unos centímetros de él, me perdí en sus hermosos ojos verdes.
—Sí — contesté por fin — pero por falta de práctica, no me dejan jugar mucho.
Las risas regresaron, mucho más fuertes que antes. Con lo avergonzado que estoy mis mejillas enrojecieron.
—Anda a hacer tus cosas Gonzalo — dijo enfadado mi hermano.
—Pero yo...
—Vete — señaló la puerta.
No quería irme, aunque no podía hacer otra cosa. Tirando la puerta salí corriendo a mi habitación.
Agarre mi iPod negro de la mesita, fastidiado por no poder hacer otra cosa. Todos mis deberes los acabe llegando a casa, y no quiero seguir leyendo el libro.
Di una patada al piso, doliéndome el dedo del pie. Escuche mi playlist preferida "someone please call 911".
No pude seguirle el ritmo a la canción, la única parte que me lo sabía de memoria era el coro:
♫ I go crazy, crazy, baby, I go crazy
You turn it on
Then you're gone
Yeah you drive me... ♫
Con una canción más rápida, me esforcé moviéndome, cualquiera diría que bailo pero es lo peor que hago. Brinque escalón por escalón caminando hacia el jardín.
Recostado en el grass, el aire caía a mi cara. Invierno no es mi estación preferida pero mi cumpleaños siempre lo paso en Lima así que es cuestión de acostumbrarse.
Las horas pasaron sin darme cuenta, creo que di una pequeña siesta en el césped. No lo recuerdo, un golpe fuerte sonó parándome y tirando el iPod al piso.
***
Un muchacho pasa tranquilo por la sala, el niño corre interponiéndose delante de la puerta para que no salga.
—¿Hola? — mirando al pequeño rubio, perplejo sin recibir respuesta — ¿Hola? — incómodo por cómo lo miraba.
—Hola — replicó Gonzalo abriendo mucho los ojos.
—¿Te llamas Gonzalo? — sin soportar lo cerca que se encuentra el menor.
—Sí — en un pequeño murmullo. El mayor al querer abrir la puerta, el niño toco el brazo para que no se fuera — ¿Cómo te llamas? — sonriendo con las mejillas rosadas.
—Joaquín.
—Mucho gusto — ofreciendo la mano y recibiendo el saludo.
—Nos vemos.
—Tan rápido te vas — mordiéndose el labio.
—Vivo lejos, se me hace tarde para llegar a mi casa.
—Aya, chau — observó abrir la puerta y salir del lugar.
***
Al día siguiente
Narra Joaquín
No puede ser más raro, que hace tirado al costado de la piscina. Me acerqué despacio para ver qué hacía.
—Hola — otra vez vuelvo a hablar a la pared, sentándome a su lado — oye — tocando su pecho.
—¡Qué te pasa! — respondió molesto sentándose.
Al tenerme cerca, se quedó callado. Creo que pensó que era otra persona. Trate de contenerme para no reírme, de por sí era incómodo nunca me habían mirado así.
Una cosa es mirar a la persona con la que conversas, pero el niño ni siquiera pestañea. Si no me daría cuenta que respira cualquiera pensaría que murió ya que ni se mueve.
—¿Porque estabas tirado en el piso?
—Es mi problema — apretando unas hojas con la mano.
—Alberto ya viene para meternos a la piscina, hay un buen clima hoy ¿porque no te cambias?
—No, gracias — parándose y dejándome sentado solo — tengo examen mañana, adiós.
—Ok, chau — riéndome del pequeñín al verlo caminar muy derechito. Parece que toma muy en serio el colegio, no se lo puedo reprochar. Tiene de quién salir su hermano Alberto es recontra monse.
Vocabulario
Recontra: muy, demasiado.
Monse: tonto, aburrido.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top