Disfruten el cap, y comenten.

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En la multimedia Enrique (\(\
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Narra Gonzalo

Con ayuda de mi padre, mis notas mejoraron. Armando se había ido, lo extrañaba pero ahora tenía a mi papá más cerca que antes.

Refunfuñando por haberme levantado con la luz del día, me voltee y proseguí a taparme con el edredón.

-Hijo-moviendo mi cuerpo suavemente-levántate, se te va a a hacer tarde.
-Un ratito más-bostece sin destaparme-déjame dormir un poco más.
-¡Gonzalo!-jalando lo que me cubría-¡A la ducha!
-¡Ay, porque no quiero!-me cargaba llevándome al baño.

Me saque la ropa sin prestar mucha atención de donde me encontraba. Prendió la ducha, haciendo correr el agua caliente, sus manos rozaban el agua, unos minutos después combinaba el agua.

-Metete-bostece más fuerte-vamos hijo. No querrás que te bañe.
-No tendría problema-poniendo una tierna mirada.
-¡Estás grande para eso Gonzalo!-cargándome y metiendo a la ducha.
-¿Ahora soy grande?-reí.
-Aquí te dejo la toalla, te dejo bañarte-saliendo sin decir más.

Sentir caer el agua caliente por mi cuerpo, no mejoró el cansancio que tenía. Dos días seguidos que soñaba, me perdí un poco en mis pensamientos, y salí despistado de la ducha.

-¡Ayy!

Pude sostenerme de la pared, hubiera sido un resbalón horrible. Camine unos centímetros, y me enrollé la toalla a la cintura.

En la cama me esperaba mi uniforme con ropa interior, secándome el cuerpo me cubrí mi cuerpo desnudo con un bóxer.

Me dirigí al closet, saqué un pantalón y un camisa, vistiéndome rápido y poniéndome zapatos.

-¿Qué haces aquí?-subiéndose los pantalones-¿Porque llevas esa ropa?
-Pa-papá puedo ir contigo al trabajo-mirando de reojo.
-¿Qué cosa? Gonzalo por favor, ponte el uniforme, se te va a hacer tarde.
-No quiero ir hoy-sentándome en la cama mirando cómo se terminaba de vestir.
-¿Cómo? ¡Hijo no me hagas enojar!-acercándose a mí lentamente.
-Por favor-puso su mano sobre mi frente-¡No estoy enfermo!-quitando su mano enojado.
-Solo quería saber que estuvieras bien-dijo apenado-no hay ninguna razón para que no vayas, anda cámbiate.
-¡No quiero!-me fulminó con la mirada, y salí corriendo a mi habitación.

Sentado en la cama, papá llegó a los minutos, sentándose en la cama. No habla, solo me desabotona la camisa

-¿Por qué no quieres que vaya contigo?-lloriqueando-hijo ahora no, déjame cambiarte. ¡No quiero!-sacando sus manos de mi camisa.
-No puedes faltar solo porque quieres-revoloteando mi cabello-no está bien.
-Has vuelto a salir con alguien verdad-pregunté mirándolo a los ojos.
-Eso no te lo tengo que contestar, soy tu padre-irritado siguió desabotonando mi camisa.
-Yo puedo hacerlo solo-alejándome de él-¡Vete! Déjame solo.
-¡Gonzalo! No me hagas enojar.
-No lo hago-tomando un poco de aire-iré al colegio como quieres, solo que-quería...
-¿Qué querías?-preguntó desconcertado.
-Pasar más tiempo contigo-soltando unas pequeñas lágrimas-pero ya entendí no te preocupes, que para ti es más importante esas mujeres.

Me tomo las manos, aferrándome a su cuerpo. Dije las palabras justas que él quería escuchar, y con las lágrimas sonó más creíble. Mi padre era muy fácil de manipular.

-Dime porque piensas eso-susurrándome a mi oído-son solo imaginaciones tuyas.
-¡No soy ningún niño tonto!-dio un respingo con mi grito.
-No tenías que gritar así-soltándose de mi-Gonzalo.
-¡Suéltame! -al acariciar mi rostro-para que tendrías condones en tu habitación si no es porque sales con chicas.
-¿Cómo sabes?-sonrojándose-¿Por qué revisas mis cosas?
-Sólo curioseaba, no creí que encontraría eso-asustado diciendo la verdad.
-¿Encontraste algo más?-fijándose en mi reacción.
-No, ¿Por qué?-abrí los ojos como platos.
-Nada-tragando un poco de saliva.
-Papá ¿Los usas para no embarazar a nadie?
-Es bueno que te intereses en estos temas Gonzalo-despeinandome y sonriendo-pero no me protejo exactamente por eso.
-No entiendo-mirándolo confundido-¿Quieres tener más hijos?-mordiéndome el labio.
-No, claro que no-llevando su mano a su cuero cabelludo-no puedo tener más hijos.
-Aún eres joven-fijándome en el botón desabrochado de su camisa.
-Me hice la vasectomía al poco tiempo que naciste-el perfume segaba sus palabras-un hombre no sólo usa condón para protegerse de un embarazo.

Escuchaba atento el discurso de mi padre, podía ser interesante aprender del tema que para mí era nuevo. No sé cuánto tiempo pasó, alzó su muñeca y cortó la conversación.

-Así vas a ir-abotonando mis botones.
-Si papá-mostrando una gran sonrisa.
-Bueno vamos-incorporándose de la cama, y dándome la mano-se me hace tarde.
-Si, si-soltándome por un momento corrí al escritorio, y tomé el cuaderno de dibujo.

                            ***

Sentado en su amplia silla negra contestaba el teléfono, su rostro cambiaba de jovial a enojado según cambiaba de interlocutor.

Abrí el anotador, trazando líneas del rostro que me lo sabía de memoria. Me perdí en el dibujo por un momento, derrepente daba vueltas a la silla.

-¡Papá basta!-suplique-va muy rápido.
-Lo siento-carcajeándose detuvo la silla-pareces un viejo hablando así-con una amplia sonrisa en frente mío.

Contemplaba esos ojos que me colman de una paz verdadera, esos cuyos heredé de ti, mi padre.

-¿Gonzalo?-seguía agachado mirándome-donde tienes la cabeza muchacho-soltó una sonrisa, despeinandome.
-No te escuche-soltando un suspiro.

Mi mirada fija en él, se inclinó a recoger algo del piso.

-Toma-poniéndolo en mi mano-cada vez dibujas mejor.
-¡En serio papá!-me sonrojo, y una gran sonrisa se forma en mis labios.

La conversación se interrumpió, al entrar un hombre. Volví a concentrarme en el dibujo enfadado.

-¿Cómo va el caso del señor Arrieta?-con curiosidad en sus ojos.
-No tan bien-sentándose en la silla cuando mi padre se lo pidió-sabe que no es fácil.
-Si lo sé, pero-enseñando un rostro indignado-¡es una hija de puta! ¡la custodia debe ganarlo Gabriel!

Salte de la silla con las palabras de mi padre, nunca en mi vida lo había escuchado diciendo lisuras. Ni siquiera vio mi reacción, estaba muy concentrado en su conversación. Hablaban muy bajito, que no lograba escuchar nada.

Incorporándose de su asiento, tomo su saco, y los pasó por sus fuertes brazos.

-Gonzalo voy a salir-tocando mi hombro-te quedas con Martha.
-¿Puedo ir contigo?-acercándome a él.
-No, tengo una reunión importante. Regresó para llevarte a almorzar-palpando mi cabello-no comas golosinas.
-Si-encogiendo mis labios.

Corrí hasta el escritorio de Martha, a los minutos de que se fuera mi padre, sentado observaba lo que hacía.

-Estoy aburrido ¿Podemos salir?-con una voz muy dulce.
-Lo siento Gonzalo, tengo mucho trabajo-mirándome y volviendo a sus papeles.

Tarareaba una canción en mi cabeza, a la mitad mis impacientes piernas no dejaban de moverse al ritmo de la música. Tome un par de lapiceros golpeando fuerte la mesa.

-¡Gonzalo, no hagas eso!
-Lo siento-lloriqueando-so-solo quería...
-Deja de llorar-limpiándome las lágrimas-si tú papá te ve así me mata.
-¡Cómprame dulces!-con pequeñas lágrimas en mis ojos.
-Bueno ¿Qué quieres?
-Nerds-sonriendo-strawberry and grape-mirándome confundida-es una caja dice NERDS apuntándolo en una hoja, de color morado y rosado.
-Le mandaré a comprar a Amanda.
-¡Si, si, si!-eufórico.

Los minutos se me hicieron largos, me entregó los caramelos la chica nueva.

-Gracias-dije sonriendo.

En menos de media hora, me había devorado toda la caja. Martha me enseñó a usar la fotocopiadora, sacando copias para ella.

                               
                             ***

Vi que se acercaba, y me daba una amplia sonrisa.

-¿Cómo se portó?-revoloteando mi cabello.
-Muy bien señor.
-Vamos a mi oficina Gonzalo-tomando mi mano, soltándome al entrar al baño-lávate las manos.
-Sí papá.
-Lamento haberme demorado, vamos a almorzar.
-No tengo hambre-haciendo un puchero.
-Tienes que comer-con una voz muy seria.
-Estoy lleno, co-comí dulces-dije titubeando.
-¡No te dije que no lo hicieras!-sollozando-no llores hijo-cargándome en sus brazos.
-Papá no quiero-hablándole al oído.
-Vas a comer, aunque sea un poco.

Mientras esperaba la comida, intente sentarme en su pierna. No era nada fácil, tuvo que alzarme con sus brazos antes que me cayera.

-Estás cómodo así-acariciando mi cabello.
-Si-mis mejillas me ardían.
Observaba su correo en la laptop, sin embargo no lograba ver nada. Abría y cerraba rápido  hasta que encontró uno, que parecía importante.

Necesito tu ayuda Enrique, si esto se supiera sería mi fin.

A la espera de tu respuesta, y esperando contar con tu apoyo.

      Atentamente,

                    José Werner

Cerró la máquina con fuerza, girando su cabeza a los papeles encima de su escritorio. Revisaba, y firmaba sin decir nada.

Toc toc toc

-Pase
-La comida que ordenó.
-Llévate los papeles Martha-acomodándolos en una fila.
-Si señor-dejando el plato en la mesa.

Se levantó cargándome, y poniéndome en su lugar.

-Come un poco Gonzalo.
-Sí papá.

No termine ni la mitad del lomo saltado, pero estaba satisfecho. Él tenía los ojos fijos en su celular, sin pestañear con la mano en su cabello.

-Papá ya acabe.
-Si, si. Déjalo ahí-sin mirarme.
-Papá ¿No comes?

Su suave caminar llegaron a mis pies, sentándose en la otra silla. Acabándose el plato, sin prestar atención a lo que hacía.

Algo cambió en él después de comer, volvió a abrir la laptop. Yo estaba atrás mirando que hacía, cerró la ventana que dejó abierto. Revisando un archivo inmenso.

-¿Puedo ir con Martha?
-Si-volteando a verme-déjale trabajar.
-Si.

Horas después...

Tirado en el asiento cerca a la puerta.

-¿Muy cansado hijo?-sonriendo desde su asiento.
-Si papá, ayude a ordenar papeles a Martha, y saque muchas copias.

Toc toc toc

-Entra Diego-sentándose sin pedir permiso, un jovencito hablaba apresurado-señor recibió el correo.
-Si-cruzándose de brazos-he decidido ayudar al ministro...

Caí en un profundo sueño, al levantarme me encontraba en mi cama con pijama. Divisé unos ojos azules mirándome.

-Gonzalo duerme-acariciando mis mejillas.
-¿Has estado conmigo?
-No, al darme cuenta que dormías te traje a la casa. Tenía asuntos que atender, recién llego-mirando el reloj.
-No tengo sueño-bostezando.
-Es de madrugada, duérmete-dándome un beso en la nuca-acurrucándose conmigo mientras me acariciaba la cabeza.

Los ojos me vencieron, y volví a dormir.