Capítulo 5
—Té de manzanilla con un poco de miel. —Yakov me entregó una taza.
—¿Dónde conseguiste una taza?
—Le pregunté a una de las enfermeras, ella muy amablemente me guio a una pequeña sala de descanso y conseguí una taza. Lily lo preparó como te gusta y simplemente te lo traje, no me cuesta nada hacerte ese favor.
—Gracias —tomé un poco, era perfecto para mantenerme caliente.
—Veo que pediste que apagaran el aire acondicionado.
—Utilizan esta sección para la enfermedad de las gárgolas por eso el frío, pero amablemente accedieron a apagar este. —Señalé.
—Todavía no entiendo como no pueden conseguir una vacuna para esas enfermedades; primero gárgolas después los vampiros, no quiero que nuestra especie sea la siguiente.
—No lo será —lo miré de reojo—, la manada de Candilazo trabaja para conseguir una cura.
—Esa manada no sirve, creo que Amanecer haría un mejor trabajo.
—Sabes que Amanecer le gusta investigar nuevas especies —suspiré—, como si no tuviéramos suficiente con los que ya estamos ahora.
—Me enteré de que supuestamente encontraron pruebas en Eclipse relacionadas con sirenas —dijo con un tono escéptico—. Primero fueron los rumores de dragones, y ahora aparecen las sirenas. Ni siquiera ellos se lo creen, pero ese tipo de información genera interés en su manada.
—No es cierto, de lo contrario, lo sabríamos. Las sirenas y dragones están claramente extintos. —Sonreí ante la absurdez de esos rumores.
—Lo sé y no quiero que ninguno de los dos vuelva mágicamente a la vida. Suficiente ya tenemos con los vampiros.
—No te burles de los vampiros porque mantienen nuestras fronteras protegidas.
—Hablando sobre eso, creo que es mejor crear algunos grupos de contención y esparcirlos por las fronteras, hombre lobos y algunas gárgolas funcionaran para proteger y mantenernos informados. No termino de confiar en los vampiros.
—Ellos nos ayudaron a fortalecer este territorio, si crees que hay algo raro, también involucra a algún vampiro y médico de curación mágica. Eso ayudará a disimular la situación. —No creía que los vampiros estuvieran creando algún complot porque los contratos que establecimos nos mantienen felices a ambos lados.
—Si... pero los últimos ataques son demasiado frecuentes, las gárgolas tienen su propia enfermedad y no atacan como los vampiros.
—Es la sed de sangre lo que los impulsa a atacar —murmuré, haciendo evidente la obviedad del asunto.
—Lo sé, solo que hay algo raro y no puedo descifrarlo.
—Cuando lo descubras me mandas un correo. —Levanté mi celular y él simplemente me golpeó.
—Debes avisar que encontraste a tu pareja predestinada.
—Solo a los Alfas, todavía no le diremos a la prensa, quiero mantener la seguridad.
—Entendido, me encargaré. —Lo anotó en su agenda.
—Quedan cuatro horas para que salga de la condición crítica, y luego pasarán cuarenta y ocho horas más hasta que le coloquen el Avellazmín —dije con gran esperanza. Durante este tiempo, los médicos solo realizaron controles rutinarios y todo parecía estar yendo bien y sin complicaciones.
Yakov simplemente asintió, consciente de que ya se lo había mencionado unas cinco veces desde que llegó hace tres horas para hacerme compañía. Sin embargo, era algo que necesitaba reafirmar constantemente. Ella estaba segura dentro de esa habitación, luchando por su vida. Con el tiempo, se recuperaría y podríamos ir a mi casa para fortalecer nuestra conexión. Pero era evidente que tendría que explicar la situación, establecer algunas bases y luego plantear la opción de que ella se mudara conmigo, inicialmente como una compañera en la casa y más adelante, tal vez, como algo más. Sentiría al principio cierta atracción hacia nosotros, sabía que no sería una atracción completa debido a su naturaleza humana, pero si hacia un buen trabajo podría hacer que ese sentimiento se completara.
—¿No te molesta que sea humana? —preguntó con delicadeza.
—No lo hace —respondí con orgullo—. Soy consciente de que algunos la considerarán débil para ser la compañera del Alfa, pero tengo el presentimiento de que ella demostrará su valía.
—¿La está considerando débil? —gruñó.
—¿Consideras a mi futura pareja débil? —pregunté concordando con Lev.
—Por supuesto que no —levantó los brazos en un gesto pacífico y se puso de pie—, solo estaba preguntando.
—Sería mejor que evitaras hacer ese tipo de preguntas, Yakov, porque ni Lev ni yo estamos muy contentos al respecto.
—Creo que me iré —señaló el pasillo de forma breve—, manejaré el papeleo y te mantendré en contacto a través de correos. Mantenme informado sobre la situación.
Él se marchó sin decir nada más, y solo pude gruñir en respuesta. Entendía su preocupación o curiosidad, pero no me gustó el tono que utilizó. Ady no era débil; ella estaba luchando por su vida en este momento, lo cual era un acto de valentía, especialmente siendo humana y habiendo pasado por una situación tan crítica.
—¡Por la diosa Luna! —escuché un gritó que me hizo desviar la mirada de mi computadora.
Una mujer excesivamente abrigada corría por el pasillo con prisa, deteniéndose al notar mi presencia. Avanzó algunos segundos después hacia mí y pude notar su palidez, así como unos ojos enrojecidos que denotaban que había llorado. Al percibir su aroma, pude identificarla como humana.
—Alfa —murmuró, sorprendida—, mi amiga está en cuidados intensivos —sus palabras sonaron un tanto roncas y parecía estar confundida por mi presencia.
—¿Ady? —pregunté para confirma que hablábamos de la misma mujer.
—Si —respondió con más seguridad—, ¿usted fue quien la salvó?
—Sí, pidieron refuerzos y llegué para ayudarla.
—Soy Cloe —se inclinó levemente—, amiga de Ady. La busqué por todos lados y cuando me enteré de la noticia traté de localizar a alguien para poder saber dónde se encontraba.
Opté por no responder, ya que no estaba seguro de si podía confiar en ella. Aunque no percibí malicia en sus palabras, parecía ser sincera. Sin embargo, debía ser cauteloso, ya que no podía poner en peligro la vida de Ady al confiar en personas que podrían representar una amenaza para ella.
—Somos amigas desde hace cinco años y hemos estado juntas en la universidad —dijo mientras buscaba su celular, notando mi silencio. Luego me mostró una foto en la que ambas aparecían comiendo en un restaurante—. Soy alguien en quien puedes confiar plenamente, y puedo proporcionar referencias para corroborarlo.
—Puedes sentarte —señalé uno de los asientos, ella eligió el más alejado.
Tomé mi celular y mandé un mensaje rápido a Yakov para que corroborara quien era esta mujer, necesitaba la seguridad de la información antes de confiar plenamente. Pero deduje con rapidez que decía la verdad.
—Debería estar estudiando para sus exámenes —susurró para sí misma—, pero en lugar de eso, está en el hospital luchando por su vida. Sabía que ese lugar no era del todo seguro.
—Se encuentra bien —hablé para calmarla—. Ya pasaron las primeras horas criticas, quedan algunas más y empezarán a suministrarle Avellazmín.
—Eso es excelente —suspiró—, todo pasó demasiado rápido. No creía que los infectados atacarán ese sector, mayormente su zona de ataque es Estragón.
—Los ataques han estado demasiado activos en las diferentes manadas y tratamos de reducir la amenaza, pero son demasiado escurridizos.
—Me alegro que Ady esté bien —se acomodó su cabello rubio—, soy la única persona que tiene.
—¿Sin familiares? —pregunté curioso, no me había atrevido a investigarla, quería que ella fuera la que me contara sus secretos, ir conociéndola por mi cuenta y no por un simple papel que podía conseguir con información.
—Su abuela falleció hace algunos años y decidió venir a la capital —sonrió—. Está estudiando para convertirse en profesora de historia.
Inmarcesible era una manada conocida por ofrecer una amplia variedad de estudios; destacándose principalmente en medicina en sus diversas ramas, así como en el campo de la docencia. No era raro, esa mayormente eran las carreras con más graduados.
—Veremos más adelante como solucionaremos esa situación. —Podría hablar con la universidad y mover algunos hilos.
Inconscientemente, Cloe apretaba sus guantes con fuerza, los cuales se había quitado previamente de sus manos. Era evidente su indecisión, ya que sus labios tensos indicaban claramente que quería decir algo, pero parecía tener dudas al respecto. No tenía intención de hacer nada malo ni causar daño a nadie, aunque entendía su indecisión al no hablarme, es constante debido a mi posición este tipo de situaciones.
Desvié la mirada cuando recibí un correo en mi computadora. Era el expediente de Yakov, cada miembro de la manada tenía uno. Estos expedientes funcionaban principalmente como identificaciones detalladas y nos ayudaban a mantener el control de cada integrante del grupo.
Leí rápidamente y confirmé que mi intuición era correcta. Sin embargo, lo único que me hacía dudar en compartirle información valiosa era el hecho de que estaba estudiando periodismo. Esperaba que no fuera una persona oportunista, buscando ansiosamente una historia para alcanzar la fama. Ella no obtendría nada de información que pudiera comprometer la seguridad de Ady.
—Perdona si sueno entrometida, Alfa —me miró de soslayo—, ¿A qué se debe su presencia aquí?
Pasé sutilmente mi lengua por mis labios, consciente de que esa pregunta estaba rondando en su mente. Era evidente que mi presencia en el hospital despertaría su curiosidad, ya que lo habitual era que ayudara y luego regresara a casa para seguir trabajando.
—Entiendo si no puede responder...es simplemente curiosidad.
—En realidad, soy su pareja. —Dije de manera directa, sin rodeos, para no prolongar el tema. Esperaba que no nos traicionara compartiendo esta información con otros, ya que no deseaba que la prensa se enterara. Todavía estaba adaptándome a esta nueva situación y quería mantener cierta privacidad.
Ella dejó escapar un leve jadeo al escuchar la noticia. Era comprensible, después de todo, no era algo que sucediera todos los días. Las almas gemelas no eran algo común.
—Su pareja... ¿Cómo las parejas para siempre? —parecía aturdida.
—Alma gemela —sinteticé.
—Excelente —aprobó con el gesto característico del pulgar hacia arriba, indicando que todo estaba bien. Era ironía, preocupación o asombro lo que se reflejaba en su rostro.
Desde hace bastante tiempo, no se habían registrado nuevas almas gemelas. Aunque se encontraron algunos registros de seis parejas dispersas por todo el mundo, eran de épocas muy antiguas, sin ninguna referencia en los últimos cuatrocientos años, e incluso más. La maldición seguía manifestándose, impidiendo que nuevas parejas predestinadas surgieran.
Era perfectamente posible vivir sin un alma gemela, llevar una vida tranquila e incluso formar un vínculo con alguien más. No existía una regla que prohibiera esa elección. Sin embargo, el único obstáculo era lidiar con la constante sensación de que algo faltaba, un agujero de angustia que se intensificaba en ciertos momentos. Era la sensación persistente de que faltaba algo que complementara la propia existencia.
Treinta años después de quitarle el control de los humanos, la maldición cayó. Aurora, considerada la diosa del amanecer y atardecer encargada de manipular la luz del sol al comenzar y terminar el día, vio la necesidad de complicar aún más las cosas. Sus hermanos habían incumplido las reglas establecidas; no interferir en el mundo humano y evitar cualquier vínculo con ellos. Aurora deseaba impartirnos una lección, ya que éramos habitantes no originales y había identificado nuestra debilidad: los lazos preestablecidos, la incapacidad de conocer esa parte que nos complementa.
La noticia fue revelada por la última persona registrada, quien compartió que la diosa se le había presentado en un sueño para informarle que sería la última pareja predestinada. Al principio, muchos no le dieron importancia, pensando que era una broma de mal gusto. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo y nadie experimentaba la atracción o sensación del vínculo, todo cobró sentido. Esta situación con Ady resultaba desconcertante por completo. Quizás la diosa había sentido compasión por nosotros y comenzó a aliviar gradualmente la maldición.
Sentía un profundo temor ante la idea de que, al encontrar a mi pareja, su descubrimiento por parte de todas las criaturas cuando saliera la noticia por el mundo, podía desencadenar disturbios o incluso situaciones más peligrosas. Esperaba con ansias que otras parejas predestinadas también comenzaran a manifestarse, para evitar tensiones y conflictos. Temía que las demás manadas pudieran creer que teníamos algún trato especial otorgado por los dioses, lo cual complicaría aún más la situación. Sin embargo, esperaba que esto se tradujera en sentimientos positivos, como una renovada sensación de esperanza.
¡Hola tulipanes! 🌷🌷
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