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Akane y Kou dejan sus bolsos en el suelo, observando como Aoi duda de hacer lo mismo con el suyo.
Están con pocas provisiones, Kou solo tiene en su bolsa algunas fosas que se robó de la enfermería además de un par de mantas demasiado delgadas para ser cómodas.
Akane por otro lado tiene un par de vegetales del jardín con algunos dulces y botellas de agua además de un abrigo para Ao-chan. El bolso de Aoi está solo prácticamente vacío aún que tiene cosas para arreglar el cabello y unas tijeras.
Yashiro perdió su bolso pero tiene puesto el abrigo de Kou.
Esto no es lo mejor para el grupo aún si decidieron aprovechar la habitación vacía y segura que era este salón de clases, comerían lo que puedan y tomarían una siesta antes de irse de nuevo.
Akane decidio vigilar el grupo para que pudieran descansar sin que un gusano viniera a molestar.
[después de el descanso]
Kou se nota abrumado por la preocupación, en vez de dormir tomo un asiento cerca de la ventana. Kou está cansado.
En un intento por animar al grupo Akane trato de impresionar a Aoi, quien al menos sonrió con ternura antes de ofrecerle 4 puntos.
Para el momento antes de salir Akane decidio tener una charla con Nene y Kou sobre los misterios, a pesar de que Nene había llamado a Hanako este no respondió ni apareció.
Debe estar ocupado con todo el desastre de los espectros y Akane no ha tenido el tiempo de visitar a los otros cuidadores del reloj, la seguridad del grupo ( y sobre todo Aoi) son más importantes que limpiar relojes y hablar con los muertos.
Sobre todo, Akane está preocupado, muy en el fondo el mal sabor de no tener ni idea de dónde está el mayor de los Minamoto es algo que es una molestia de tener en la mente.
Fácilmente podría ayudar al grupo, ese rubio no sería capaz de dejar a su hermanito a la suerte en un lugar que se está yendo a la mierda.
Teru no es del tipo de abandonar a su familia.
Y todo el grupo lo saben.
Después del incómodo silencio empezaron a caminar de nueva cuenta por los pasillos destrozados.
Hay una breve charla mientras siguen caminando antes de que un ruido llame su atención, es chicloso y asqueroso.
El ruido proviene de un cuerpo que camina hacia ellos, gusanos pululan de su boca y cualquier parte de su cuerpo, una colonia de gusanos con piernas.
Es inminente el peligro por lo que apuran el paso , cada vez más cerca de la escalera los gusanos y los cadaveras que siguen de pie gracias a estos insectos se acumulan detrás de ellos.
Una mano atrapa a Yashiro y Kou obliga a Akane junto a Aoi a seguir avanzando.
Ocupa su bastón para empujar la mano pero ya hay un número de 10 contra el y nene, la chica intenta otra vez y llama a Hanako quien por fin aparece.
Corta de un tajo a varios gusanos y luego carga a Yashiro. Kou se siente aliviado y el miedo que tuvo se ve reemplazado cuando tiene que bajar nuevamente pues los infectados se están volviendo a apiñar contra ellos.
Corren escaleras abajo, es una carrera contra el tiempo mientras tratan de alcanzar a Aoi y Akane.
Quienes encontraron un lugar seguro y mantienen la puerta abierta del salón para ellos.
Pero aún así los monstruos pisan los talones de Kou quien sabe que si se afirma de Hanako conseguirán entrar todos y estar a salvó.
Para la mala de Kou, Hanako no mira atrás antes de prácticamente flotar con más rapidez y cerrando la puerta con una sonrisa que Kou sabe que no merecía.
La puerta se cierra.
Kou no está adentro.
El grupo aturdido presionan contra la puerta evitando cualquier intento de entrada, el rubio prácticamente astilla sus dedos y uñas mientras golpea la madera de la puerta.
Se abre hacia adentro, diferente a las puertas que usualmente tienen los salones. Es menos ruidosa y es pesada.
La gruesa madera evita que mucho de sus gritos sean escuchados y sus jadeas nerviosos solo lo están derivando al pánico de nuevo.
Escucha los pasos, escucha como algunos resbalan por la escalera y ruedas, luego se arrastran y babean. Los ruidos viscerales hacen al exorcista temer.
Teme por no volver a casa.
Teme por su propia vida, por lo poco de familia que le queda.
Teme por como ya no respira por la nariz, su boca está haciendo todo el trabajo y sabe que quedará ronco si no se detienen.
¿Cómo hacerlo?
Hanako, Hanako lo dejo atrás.
Perfectamente pudo derribarlos a todos al igual que pudo haberlo hecho Kou con su bastón.
Está pensando mal. Está mareado.
Se marea más cuando siente el aire pesado lleno de esos bichos, la pestilencia le quema los pulmones y corre.
Por fin corre.
Huye, despavorido como un tejón.
Usa las garras y se propulsa con sus dedos doloridos, lloriquea aún sin asimilar que acaba de ser separado del grupo.
No sé lo cree.
Jamás lo dejarían. Habían estado ya varias semanas conviviendo era lo más normal que tenían.
Extraña su casa. La familiaridad era rara para él siempre en movimiento y exaltado.
Con cada brazo que trata de agarrarlo por el pasillo los nervios y el sudor estrujan el estómago del Minamoto.
Es como si hubiera sido remojado bajo agua fría al tratar hacerlo aprender a nadar.
Tose por la resequedad de su boca y limpia el pelo pegado de su rostro sudado, se derruban por la escalera los monstruos y empuja a cualquiera escaleras abajo.
No permitirá que se le acerquen.
Su corazón martilla contra su pecho y ahora que se da cuenta, llora.
Llora simplemente allí acurrucado contra la barandilla, sangre salpicada al fondo de la escalera de los cuerpos que tiró.
Quizá aún conscientes o quizá ya no sabían que fueron, condenados a quizá olvidar o quizá al no existir.
La conciencia es una virtud que no desea perder, no está listo para eso.
Nadie está listo a romperse.
Se ríe entre lloriqueos es absurdo pensar que Hanako haría algo así. ¿Son amigos ,no? Los amigos no hacen eso.
Son amigos.
Eso había creído eso eran antes, eso debe ser. El caos , el caos lo ha confundido.
Medidas desesperadas para momentos desesperados.
Y el Minamoto está demasiado cansado para seguir pensando, a pesar de que va a volver por sus pasos tiene bien entendido que ellos no se quedarán allí por todo el rato.
Movimiento es lo que se necesita para sobrevivir en un lugar reducido.
La academia kamome admira al joven cansado, sus piernas duelen.
Le encantaría solo cerrar sus ojos pero no puede. Le pican los nervios y la idea de acostarse aquí acurrucado es perfecta.
Un rincón pequeño dónde tener autocompasión y lastima por si mismo.
Al menos que Hanako sea más útil para el grupo.
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