|SeuNa| Operación Adopción
Que sueño más extraño...
Aún no recordaba bien todos los detalles, pero le resultaba interesante, quizás podría replicarlo con Seungho.
Un pino, decorado o pintado por colores brillantes, realmente no sabía que era lo que colgaba de dicho árbol, parecían esferas. Y ¿una estrella?
Además una planta algo extraña, era verde con chiquitas bolitas rojas. Y en su sueño, se besaban debajo de ese árbol y continuaban con cosas indecentes que no pensaba recordar porque su cuerpo podría reaccionar con lujuria.
—- Vamos a desayunar —- habló el mayor ingresando a la habitación, con su uniforme de alcalde, esa última semana estaba más ocupado con temas administrativos.
—- Ven —- susurró Na-kyum, acercándose al borde de su futón, esperando abrazar al mayor, siendo rodeado por sus grandes y fuertes brazos. Y dejarse llevar por su calidez.
(ó㉨ò)ノ✨ Na-kyum...
Cuando Seungho estuvo lo suficientemente cerca, aprovechó para besar sus suaves y carnosos labios, con un toque desesperado, incluso podría llamarse urgido.
Sus manos acorralaron al mayor, elevandolas hasta sus mejillas y acercándolo aún más. Tanto tiempo había pasado desde que lo sintió de esa manera.
Na-kyum besaba con devoción, realmente quería sentir la lengua del mayor hundirse en su interior. Su boca cada vez más experimentada, anhelaba más de su pareja, su querido esposo.
Pronto, se dio cuenta como las manos de Seungho iban recorriendo su pequeño y delicado cuerpo, bajando lentamente desde sus hombros hasta sus glúteos. Amazando con velocidad y mucha ferocidad.
Dio un suspiro en medio de sus suaves jadeos, para indicarle al mayor lo mucho que deseaba que continúe, que lo haga completamente suyo.
Una de sus piernas se enredo en la cintura de este, incluso si quería separarse no se lo permitiria. Ahora era suyo, no lo dejaría ir fácilmente.
Incluso cuando el mayor parecía removerse un poco incómodo por la presión en su entrepierna, se mantuvo pegado a él, satisfaciendo sus propios deseos y sabiendo lo mucho que le gustaba a él.
Sus lenguas se unieron con rapidez, haciendo un jugueteo entre ellas, entrando en una pelea completa por la dominancia, donde claramente ninguno quería perder. Asegurándose de unirse por completo y recorrer cada uno la cavidad bucal del otro.
Na-kyum se estaba despojando de la prenda superior que llevaba, soltando el nudo en el centro y dejando a la vista sus delineados hombros y marcadas claviculas.
Con sensualidad, fue bajando su ropa para que el otro vea sus pezones enrojecidos, con mucha dureza producto de la excitación.
A pesar de sus actos atrevidos, intentando emocionar a su pareja, su rostro está tornado de un color sumamente avergonzado, porque realmente lo estaba.
Y el calor en su interior, no hacía más que crecer, nublando por completo sus pensamiento y quitando esa bochornosa sensación.
Agarró la mano del pelinegro, y con timidez fue dirigiéndolo hasta su pecho, indicándole que deseaba sentir placer en esa zona, deseaba subir un nivel más.
—- Na-kyum —- gruño Seungho, con su voz más profunda y rápida de lo normal, conteniendose por completo. No debían.
—- Mi Lord —- gimió el menor al oído del contrario, su rostro aún estaba adornado por ese tono carmín. Luego sonrió con la mirada cuando el mayor lo apresó contra la pared, devorando sus labios con fiereza.
Na-kyum había logrado su objetivo, ser acariciado por el pelinegro y que este, pudiera sucumbir a sus deseos más profanos. Ambos dejándose llevar por la lujuria.
Las manos de Seungho recorrían con velocidad el pequeño cuerpo de su amado, empezando por despojar su prenda superior, dejando a la vista hasta su abdomen. Sus manos, tocaban los "botones" del menor, apretando y jalando con fuerza hasta sacar pequeños queridos de la boca de este.
Jugueteaba por el pecho del más pequeño, rodeándolo con sus dedos en forma de circulos, para volver a estirarlos hacia él, continuando con el jaloneo.
Su corazón latina ferzomente y sus labios no dejaban de moverse en conjunto, sus cuerpos restregandose uno contra otro, mientras seguía el recorrido previsto para acariciar a su pareja... Llegando al inicio de su pantalón.
Seungho se detuvo un momento, un atisbo de racionalidad pasó por su mente, no podía demorarse mucho más porque tenía una reunión importante de cierre de año como alcalde. Sus responsabilidades estaban por encima que cualquier placer gustoso que podía ofrecerle su amante...
Su responsabilidad...
Su alcaldía...
No, no, no.
Poco le importaba lo que sucediera a su alrededor, ¿cómo podría siquiera pensar en rechazar a su pareja?
Cualquier otra cosa podía posponerlo, todo menos sexo... Sexo duro y salvaje con Na-kyum.
Seungho miraba con admiración el rostro sonrojado de su pareja, su mirada entre inocente y atrevida. Con las manos curiosidad de este, tocándole la entrepierna.
Los ojos del pelinegro estaban fijos en el cabello desordenado del pequeño, su sonrisa expectante y su respiración agitada, que hacía que mantuviera su boca entreabierta.
La boca del menor, tan rosada como siempre, parecía un dulce exquisito del cuál nunca se cansaría de probar y su saliva, era el manjar que podía encontrar de él. Sus suaves y carnosos labios que aceptaban por completo tanto sus besos como chupar su polla.
Ahí fue cuando Seungho entendió, que no tenía autocontrol. Y mucho menos iba a detenerse.
¿Qué haría primero? ¿Qué pediría primero?
¿Una mamada estaría bien o irían directo a la acción?
Fue Na-kyum quién le resolvió esas dudas, poniendose de rodillas frente a él y restregando su rostro en la entrepierna del mayor.
"Que atrevido" pensó Seungho, viendo como el menor desataba el nudo de su pantalón. Dejando a la vista su completa hombría.
Na-kyum estaba sumamente emocionado, aquel pedazo de carne que le generaba tanto placer, ¡por fin estaba frente suyo!
Oh, cuanto había extrañado ese miembro, si pudiera, lo saludaria emocionado.... ¿Por qué habían dejado de tener sexo? ¿Por qué ya ni siquiera se tocaban de esa manera? Bueno, esas preguntas podía dejarlo para después.
Na-kyum, centró su mirada en la polla del mayor e inmediatamente dio una lamida desde la base hasta la punta de este. Deleitandose por su grandeza.
Relamió sus labios en búsqueda de hidratarlos y llenarlos de liquido para luego proceder a suavizar esa zona y llevar el miembro del mayor a su boca, metiéndolo por completo en él.
Aguanto la respiración para no sentir arcadas mientras saboreaba ese pedazo de carne que se engullia hasta el fondo de su garganta, dejándolo completamente lleno y satisfecho.
Una y otra vez, sacaba el miembro del mayor simplemente para respirar y luego volvía a meterlo en su boca, después, con su lengua empezaba a dar giros envolviendo alrededor de la longitud de este, agregándole placer al pelinegro.
Seungho, realmente estaba más sensible de lo normal producto a la falta de acción, su cuerpo empezó a temblar cuando sintió como su miembro chocaba con la garganta del más pequeño. La lengua de su pareja era experta, delicada y muy traviesa.
Los ojos del mayor se entrecerraron, buscando adentrarse más a las sensaciones que el contrario le brindaba. Sonriendo mientras soltaba ligeros suspiros que eran claramente escuchados debido al silencio de la habitación.
Sus manos llegaron los cabellos del menor, para poder guiarlo a gusto, haciendo que se aferre aún más a él. Y a veces, llevaba una mano a la mejilla de este, para acariciarlo con la yema de sus dedos. Mezclando perfectamente el toque excitante con tierno.
Cuando supo que estaba pronto a llegar, ambos pudieron sentirlo. Na-kyum por el liquido preseminal que lentamente brotaba en sus labios, transparente y suave. Y Seungho por la repentina oleada de placer que lo deja inquieto, con ganas de tiritar.
El menor, sabiendo eso sonrió un poco, deteniéndose un breve momento para respirar con profundidad y volver a su labor sin ningún inconveniente hasta el final.
En dicho tiempo de descanso, decidió darle placer a su pareja usando sus manos, acariciando hacia arriba y abajo, dando ligeros giros intentando cubrir toda la extensión de este.
Seungho tocó los labios del más pequeño, indicándole lo mucho que deseaba correrse en su boca. Toda comunicación y mandado, fue hecho con una simple mirada. Y un ligero toque desesperado.
Na-kyum aceptó, no le incomodaba sentir la calidez de su pareja cuando libraba toda su esencia. Incluso se había acostumbrado al calor que eso le brindaba, gustándole en el proceso.
No espero mucho, tan pronto sus labios volvieron a tocar el miembro del mayor, una esencia blanquecina recorrió debajo de ellos, haciendo que dicho liquido cayera por el cuello del menor.
Seungho había fruncido el ceño en el momento de su terminación, cerrando con fuerza los ojos mientras soltaba un suspiro lleno de alivio. Su cabeza se tiró para atrás, dejándose llevar por esa sensación electrizante de placer.
O(≧∇≦)O
"Toc toc toc" la puerta había sonado inmediatamente, interrumpiendo el momento de esa pareja.
—- Señor Alcalde, ya es hora de su presentación —- fue el llamado de su asistente, quién parecía que recién había llegado. Por su voz podía notar que estaba apurado.
Seungho con una brisa de racionalidad, aclaró su garganta —- Estaré en 5 minutos —- habló con firmeza, intentando que su voz no saliera ronca.
Al escuchar dicha confirmación, la persona antes presente se retiró, sintiéndose afortunada de no haber sido gritado.
Na-kyum fruncio el ceño con rapidez al escuchar dichas palabras. En 5 minutos no podrían hacer nada más, ¿por qué indicaba tan corto tiempo?
Luego, se limpió el rostro con rapidez, incluso un poco de tosquedad, eliminando todo rastro de semen en su cuerpo y sacándose por completo la ropa que llevaba puesto, luego la mandaría a lavar.
—- Cariño —- intentó llamar el mayor, al notar la clara y precisa molestia de su pareja —- Lo siento.
Na-kyum ni siquiera dio la vuelta, estaba tan avergonzado por su repentino molestia y también por su actuar atrevido hace unos instantes, que no podría mirarlo directamente a los ojos... No después de resultar decepcionado por falta de sexo.
No era propio de él ser demandante en la intimidad, eso también solía hacerle sentir intimidado y vulnerable. Necesitaba tiempo para serenar un poco su mente y aceptar que él también quería unirse al mayor, que también necesitaba satisfacer sus deseos sexuales.
—- Solo ve —- susurró Na-kyum —- Espero que te vaya bien —- con esas palabras, se dirigió a la ducha, antes tomando una toalla que pudiera cubrir su cuerpo.
Seungho no sabía como tratar con la repentina actitud de su pareja, así que intentando hacerse al tierno pidió un beso en los labios —- Deseame suerte bien —- habló, sin saber que más decir. Sonando demandante, una orden, no petición.
Na-kyum aún se negaba a acercarse, simplemente cerrando la puerta de su baño privado y abriendo la ducha, dejando que cayera agua.
Luego, con un tono de arrepentimiento, sintiéndose confundido por su repentina acción. Decidió abrir la puerta y mandar un pequeño beso a la distancia, simulando el camino con su mano.
—- Nos vemos después mi señor —- susurró este, para luego volver a cerrar la puerta y meterse a bañar.
Más relajado, Seungho se retiró de la habitación, con una sonrisa extraña en su rostro. Directo a realizar sus labores diarias, quedando con su cierre de fin de año para poder tener un mes integro de vacaciones con su novio y su pequeña niña.
Su mañana fue algo cansada, moviéndose de un lado a otro. La inauguración de un nuevo local de ayuda a necesitados fue demandante, incluyendo también la inauguración de un sitio para talleres recreativos para jovenes.
Cuando se dio cuenta del horario, había pasado más de las tres de la tarde y aún no había almorzado. Aún tenía algunas cosas que hacer, pero quería pasar tiempo con su familia. Así que, decidió dejarlo todo para después.
Llegó a la habitación que tenían, viendo como el menor se encontraba con la pequeña, ambos tirados en el suelo. Ella, jugaba con el cabello de Na-kyum, y él, simplemente estaba con los ojos cerrados, claramente agotado.
—- Papá —- corrió la pequeña, tan pronto vio a Seungho parado en la puerta. Y alzó sus brazos, buscando ser cargada por este.
Claramente, el pelinegro hizo caso a la petición, elevando a la pequeña entre sus brazos —- ¿Ya almorzaron? —- preguntó.
Ella respondió de manera afirmativa, mientras jalaba los cabellos del mayor. Divirtiéndose ante el ceño fruncido de este, obviamente sin ser tan fuerte.
—- Bien, ahora ve con tu papi —- dijo Seungho, bajándola de sus brazos, indicando que debía ir con Na-Kyum —- Yo traeré algo para comer.
El menor, de lo que estaba completamente tirado en el suelo, se sentó y negó —- Mejor acompaña a tu papá, puedes pedirle que te prepare algo también —- sonrió dulcemente a su pequeña.
La menor, miró a Seungho, luego a Na-kyum, volvió su vista en Seungho, luego en Na-kyum. Y decidida, tomó la mano del alcalde. Había pasado toda la mañana jugando con su papi Na-kyum, ahora quería pasar tiempo con su papá Seungho.
—- ¡Vamos! —- gritó la pequeña, estaba deseando comer unos dulces mangos.
Na-kyum rio mirando fijamente al mayor, quién parecía fruncir el ceño. Su mirada se denotaba cansada, quizás por sus actividades como alcalde. Pero, él también estaba cansado por haber cuidado toda la mañana a la pequeña.
La niña, estaba en una etapa donde tenía demasiada energia y quería aprender un montón de cosas nuevas, saltando de un lado a otro.
Le gustaba poder passr tiempo con ella, pero no iba a negar que era en extremo cansado. Así que cuando los vio partir, se tiró nuevamente en el suelo y cerró los ojos, intentando descansar.
Al momento de cerrar sus ojos, en momentos breves volvió a soñar lo mismo que la noche. Su propio cuerpo, vestido de una túnica roja con pequeños detalles verdes y un gorro rojo. Seungho, tenía un traje marrón, con una especie de sombrero también marrón.
Divertido, especialmente por la parte en la que se besaban debajo de un árbol. Y luego, sus cuerpos se unían en un vaivén lleno de lujuria.
—- Papi, papi —- gritó la pequeña, despertándolo de su apetecible sueño —- Ya comimos, vamos a jugar.
Na-kyum, aún somnoliento, se levantó con dificultad y caminó junto a la pequeña, agarrando con cuidado su mano para evitar que se caiga.
Seungho lo esperaba al otro lado de la puerta, con una señora que lo acompañaba y un joven que iba persiguiendolo. Aún le faltaba cumplir sus labores.
—- Todavía tengo cosas que hacer, la señora te va a ayudar si necesitas algo —- habló rapidamente el alcalde mientras se retiraba, antes dando un ligero beso en los labios de Na-kyum, y un beso en la frente de la pequeña.
El mayor desapareció de la vista de ambos, dispuesto a terminar sus labores tan rápido como fuera posible, para volver con sus más grandes amores.
Na-kyum, decidió quedarse a jugar con la más pequeña, para que después ambos reciban clase de escritura. Su hija, en nivel intermedio y él, había llegado hasta el avanzado.
Luego, una clase magistral de pintura, desde paisajes hasta animales, claramente su pasado indecente no iba a mostrarlo. Su habilidad con la pintura en general, era innegable y su hija poseía el mismo don. Cuando se dio cuenta del tiempo, pudo deducir que eran las 5 de la tarde o un poco más.
La menor, cansada de todo la labor realizada, decidió dormir un poco y Na-kyum la acompañó, él también se encontraba sumamente cansado y probablemente lo estaría aún más en la noche, necesitaba guardar energias.
Las horas pasaron, pronto llegó las 7pm y Na-kyum se levanto por el ruido que escuchó en los pasillos y los llamados de su nombre, pudo identificar claramente quien estaba hablando, era Seungho.
—- Na-kyum, ¿dónde estás? —- preguntó en voz alta el pelinegro, ingresando a otra habitación. Esa era la única desventaja de tener una casa grande.
La pequeña seguía durmiendo en la cama, con cuidado, Na-kyum salió de dicha habitación para recibir al pelinegro y dejó antes una advertencia de no ser interrumpidos. Ingresando a un nuevo cuarto.
El pelinegro tan pronto lo vio se abalanzó en Na-kyum, apretándolo entre sus brazos con fuerza y apegando su cabeza en el hombro de este, inhalando el aroma que tanta tranquilidad le daba.
Luego, tomó sus labios, besándolo con mucha pasión, dispuesto a continuar con lo que había dejado pendiente en la mañana.
Bajo sus manos y empezó a recorrer el cuerpo delicado del menor, recorriendo con velocidad por toda su piel y buscando quitarle su ropa. Habil, incluso algo agresivo, realmente necesitado.
—- Quiero decorar un pino —- habló Na-kyum separandose de Seungho, quería que su "señor"sintiera lo mismo que él sintió cuando lo dejó con ganas en la mañana. No creía que su venganza pudiera salir mal, ¿qué es lo peor que podría pasar?
Incluso le resultaba divertido provocar de esa manera al mayor, así podría ser follado con más pasión y de distinta manera, anhelaba ser "castigado" por su señor.
Seungho miró a Na-kyum completamente confundido, ¿acaso sus ayudantes le habían dado alguna bebida de extraña procedencia?
¿Por qué hablaba de cosas tan extrañas? ¿Decorar un pino?
—- Lo soñé —- respondió el menor al darse cuenta la mirada de confusión del pelinegro.
Bueno, si su novio se veía con tanta ilusión, ¿quién era para juzgarlo o para quitarle la ilusión? Sonrió al ver sus ojos brillar, pero su entrepierna no estaba de acuerdo con esa situación.
—- Está bien —- dijo Seungho —- ¿Quieres que hagamos tu sueño una realidad?
El menor, un poco sorprendido por el control de su pareja, asintió, quería sentirse con la misma emoción el sueño.
Luego, tan pronto se fueron en busqueda de cosas para decorar, su pequeña hija también salió de la habitación. Corriendo con velocidad hacia sus padres y sonriendo con los brazos bien abiertos.
La señora que estaba cuidándola dio una breve disculpa, no se había dado cuenta que la pequeña había despertado y sin querer se le había escapado. Menos mal, los adultos no estaban haciendo nada indecente.
Poco a poco, todos fueron integrandose en dicha decoración para cumplir el sueño de Na-kyum.
La menor, decidió hacer la estrella, dibujando y uniendo algunas hojas con cartones para que quedara firme. Pintando de un color amarillo vibrante.
Seungho había mandado a pedir unos trajes de color rojo, marrón y verde, para tener disposición de usar el que quisieran.
Na-kyum no sabía como conseguir esas bolitas coloridas que había visto en su sueño, por lo que decidió buscar flores que puedan ser útiles para su fin. Rellenando el árbol con rosas de distintos colores.
Cuando llevó la mitad del árbol listo, Seungho volvió con los trajes y su pequeña hija. Ambos se iban a encargar de terminar la decoración mientras Na-kyum iba a comprar galletas.
La noche pasó demasiado rapido, la menor se negaba a poner la estrella si su papi Na-kyum no la veía, así que tuvieron que esperarlo. Y cuando este volvió con sus compras, la menor finalmente puso la estrella, siendo cargada por Seungho y sonrió complacida por haber finalizado dicha labor.
Así fue como la familia pasó un tiempo juntos, tomando chocolate y comiendo galletas. Mientras disfrutaban de una conversación tranquila y observaban claramente las estrellas.
Pronto, la niña bostezo, estaba demasiado cansada con todo lo que hizo en el día y recostándose en el brazo de Seungho, quedó completamente dormida.
—- La llevaré a su habitación —- susurro el pelinegro, hablando con la voz baja. No quería despertaela.
Na-kyum asintió con la cabeza, también levantandose y ordenando las tazas del suelo, caminando en dirección a la cocina.
Para luego volver a salir, sentándose al costado del árbol, admirando magnificamente las estrellas en el cielo.
Era realmente magnifico, pacifico y hermoso. Pero esa calma no duraría mucho tiempo, al ver a Seungho acercarse, sus instintos más bajos se prendieron.
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(≧∇≦)/🔥
Era extraño, realmente extraño tener que enredarse a las afueras de su casa, de su cuarto o mejor dicho, su lugar de pasión.
Pero eso era muchísimo más de lo que antes habian hecho, no estaban en una oficina, no estaban en una tienda o cualquier otro lugar que tuviera al menos unas paredes que los pudieran cubrir.
Su cuerpo, afortunadamente no del todo desnudo, estaba siendo apresado en dicho arbol que ambos habían decorado con tanta insistencia.
Su espalda, aún estaba cubierta por la túnica que siempre llevaba; sin embargo, su parte baja se encontraba por completo desnuda, especialmente sus pantalones. Sus piernas, rodeaban la cintura del pelinegro.
Y si, su interior estaba siendo estaba siendo penetrado con dureza por el mayor. Su entrada está siendo maltratada repetidas veces, al punto de hacerse rojiza tanto recibir embestidas por el grande miembro de su amado.
No le molestaba, era realmente placentero y estar en el exterior, en el campo dónde cualquier persona que tuviera acceso a la puerta principal pudiera verlos, lo hacía aún más emocionante.
Seungho sonreía complacido, repetiría eso miles de veces más si era necesario. El disfrute que estaba sintiendo en ese momento, era muchisimo mayor a cuando lo hacian en un mismo lugar siempre.
Na-kyum apretaba sus paredes internas con fuerza, la tensión en su interior y su temblor constante que aprisionaba cada parte del mayor, haciendo caricias en su miembro con sus cosquilleos, sus pequeños espasmos y sus contorsiones.
Su rostro sonrojado producto de la verguenza y adrenalina, sus manos jalaban los cabellos del mayor con mucho cuidado, y sus piernas se aferraban a la cintura de este para no caer.
Seungho lo embestía con fuerza, sin dejar de besarlo en ningún momento. Su lengua hábil se movia por toda la cavidad bucal del menor, curioseando por todas las zonas que ya sabía.
—- Ngh~ Seungho ~ Más lento —- susurró el menor, olvidando por completo sus modales. Dándose cuenta de que si su amado seguía con esa velocidad, no soportaria mucho más.
El ojiambar no quería hacer caso a dicha petición, anhelaba sentir por completo al menor, incluyendo las partes más profundas de sus paredes internas. Así que, en un acto de poca "comprensión" siguió embistiendo con ferocidad.
Na-kyum fruncio levemente el ceño ante esa acción, pero no pudo reclamar nada, un fuerte golpeteo en su interior lo hizo gemir con fuerza, soltando todo el aire de sus pulmones.
Con sus manos, arañó con fuerza la espalda del mayor, desacomodando la túnica que este tenía puesto, buscando algo de soporte para su pobre cuerpo que empezaba a sentir corrientes eléctricas, que lo hacían temblar.
Afortunadamente Seungho también estaba cercano a llegar a su climax y ambos podrian descansar por unos segundos.
Sus pieles chocaban con más rapidez, dando paso a sonidos lujuriosos, chapoteos incansables que se hacían más ruidosos con el tiempo.
Na-kyum, recostó su cabeza en el hombro del mayor, sintiendo como si su cuerpo fuera partido en dos y sus energías fueran completamente mermadas. Su climax había llegado con fuerza, sus boca entreabierta buscando algo de oxigeno y sus ojos bien cerrados, dejándose llevar por las sensaciones que dicha liberación le producía.
Un gran placer recorrió todo su cuerpo, en mezcla de una pequeña incomodidad en su espalda que no era preocupante. Sus piernas desfallecieron, completamente adormecidas y sin capacidad de sentirlas.
Por su parte, Seungho sintió como su miembro estaba siendo apretado por las paredes internas del menor. Practicamente succionando hasta el fondo, como si su pareja la apresara y no lo dejara salir.
Dicho acto, hizo que ya no tuviera aguante, su eyaculación llegó con un remolino de satisfacción. Completamente deleitado por haber completado su labor con su pareja, oh... Realmente extrañaba eso.
El pequeño cuerpo de Na-kyum entre sus brazos, la calidez con la que le recibía y sus sonidos apetitosos que salian de su boca como una melodía dulce para sus oidos. Los gemidos y jadeos de su pareja, era como un cantar precioso que quería escuchar todos los días.
Tiró su cabeza hacia atrás mientras mantenia sus ojos medio abiertos, no podía perderse ninguna expresión que hacía su pareja, observarlo a detalle era algo que le hacía excitarse aún más.
Cuando ambos pudieron normalizar sus respiraciones, sonrieron. Uno algo cansado, y el otro, aún más emocionado.
Seungho, tenía mucha más fuerza y energía, por lo que aún mientras estaba sosteniendo al menor, se sacó la túnica que llevaba puesta y la tendió en el pasto. Para luego recostar a Na-kyum ahí, quedando encima de él.
Sus labios recorrieron nuevamente el cuello del menor, dejando un camino de chupetones hasta su pecho, lugar donde se dedico a lamer con más interés.
Su lengua pasaba de arriba hacia abajo, jugando con los "botones" del más pequeño, mientras acariciaba su entrada de manera suave. No buscaba cansarlo todavía.
Na-kyum suspiraba entrecortadamente, era extraño sentir la brisa del viento enfriar todo su cuerpo y aún así, su centro estaba completamente caliente, sus caderas empezaron a moverse en un compás lento, restregandose contra el cuerpo del mayor.
El toque fue sutil, pero sus cuerpos sentían pequeñas corrientes al momento de chocar. Cada parte que estaban uniendo, mediante un beso o un simple movimiento, ardía fuertemente. Ardía tanto, que ni siquiera la brisa fresca del ambiente podía calmarlos.
—- Entra —- susurro Na-kyum, abriendo ligeramente sus piernas y dejando acceso a su pareja. Le estaba permitiendo una ronda más, no importaba su cansancio.
Seungho de inmediato hizo caso a la petición, introduciéndose lentamente en el interior el menor. Su movimiento, fue muy pausado, quería sentir con calma como era recibido por esa cavidad tan caliente.
Na-kyum respiraba agitadamente, confundido por el ritmo del mayor, que ingrese de esa manera lo hacía sentir extrañado. Aún más sensible de lo que esperaba.
—- Muevete rápido —- exigió este, acomodando sus caderas hasta chocar con la ingle del contrario —- Hace frio, mi señor—- se excusó, para no avergonzarse demasiado.
Seungho sabía que era una clara mentira, pero no tenía intenciones de molestar más al menor. Con todo su ser estaba concentrado en seguir con el acto que tanto placer le daba.
Empujando nuevamente a lo más profundo del más pequeño, tomando sus manos para evitar que se moviera lejos en dicho movimiento.
Entonces, fijandolo cerca suyo, aumento la velocidad de sus embestidas. Y cada que entraba, podía sentir como el menor arqueaba ligeramente la espalda, de manera inconsciente.
Na-kyum se estaba retorciendo debajo del mayor, su cuerpo respondía por completo ante el movimiento frenético de su pareja. Sus cabellos desordenados se extendían por la tunica que era lo único que evitaba que tocara el frio pasto.
La túnica que estaba debajo suyo, también se movía, arrugandose en el proceso. Y al no caber los dos, Seungho apoyó sus rodillas en la verde hierba, sin importarle lo frío que estaba.
Las piernas del menor, estaban completamente estiradas en su dirección, apoyándose en los hombros del alcalde. Él mismo se sorprendia por su flexibilidad.
Con esa posición, sentía aún más cada golpeteo en su interior, pues sus piernas se iban entumeciendo y su respiración se volvía dificultosa.
—- Na-kyum —- gruño Seungho a su oido, acariciando con su lengua el lóbulo de la oreja del menor—- Te amo.
Dichas palabras solo lograron que Na-kyum soltara un jadeo confundido, ¿por qué en ese momento? Sus ojos se llenaron de pequeñas lagrimas, lleno de felicidad.
El placer que sentía, unido a la calidez de su corazón, era la mejor sensación que podía tener.
—- También te amo —- susurró este, sintiendo sus latidos cada vez más veloces. La conexión que iba más allá de lo carnal, hacía que se emocione aún más.
Oh, definitivamente repetirian el sexo al exterior, debajo de árbol y específicamente, debajo de un muerdago.
O(≧∇≦)
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Continuará...
Tengo tiktok jajaj (voy a decirlo hasta que la mayoría me siga 😾): JCCescritora.
P.D.: No me gusta el termino mamá y papá, para parejas donde ambos son hombres jajaj. Prefiero que uno sea "papá" y otro "papi"
Ah, y siendo sincera... Este fue el especial mas complicado de escribir xd.
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