[25]-El final de las 2:40
Advertencia: La siguiente lectura debo informarles que es para público adultos jóvenes mayores de 21 años en adelante, contiene temas de sexo muy explícito y uso de parafilias, lenguaje vulgar y altisonante de género; acoso, frases que podría considerarse machistas y ofensivas para público femenil y masculino, consumo de alcohol, relaciones consensuadas y entre escenas relación con demonios.
NT: Si es lector sensible y no le gusta la ficción, le recuerdo que tiene escenas explicitas.
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One Shot XXV: El final de las 2:40
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"Es extraño regresar a casa después de una década"
Las ventanas de mi casa re tiemblan por la fuerza de los truenos que retumban en la oscuridad. Estamos en otoño, la tarde se hace corta y entra la noche a reclamar lo que es suyo. A lo lejos se ven unos relámpagos, que iluminan el cielo. En ese instante una luz cegadora deja ver las sombras de varias criaturas y demonios que están en el reflejo de la ventana.
La casa esta maldita, observándome, observándome como siempre. Han estado esperando mi regreso a Piedmont.
Reacciono por inercia, ocurre en todas las ocasiones. Se me para el corazón durante un segundo y luego se me acelera, se me entrecorta la respiración y me empieza a sudar fríamente el cuerpo. Da igual cuantas veces lo haya visto, siempre me provoca la misma reacción... cuando era pequeña.
Apenas eran las seis de la tarde cuando terminaba de desempacar una caja con lámparas desenvolviendo los sillones con la cantidad interminable de plástico en exceso. Llevaba casi desempacado el comedor, la sala y faltaba la recamara principal.
Mientras caminaba a la cocina a tomar una rebanada de pizza que pedí alrededor de una hora, colocándole un poco de salsa picante y brillantina comestible. Bebiendo de una lata de refresco de cola.
Cuando llegue a casa, lo primero que dijo el taxista fue: « ¿Vives en la casa de los asesinatos? » mis padres han intentado vender la casa desde hace 10 años. Desde que nos fuimos mi hermano y yo por puntos separados de escuelas secundaria y lugares con nuestros parientes, a mi madre y padre les ha ido en friega por los accidentes.
A lo que comento mamá; tuvo una fractura de tibia y peroné al caer de las escaleras después de dos semanas de habernos ido mi hermano y yo, el doctor reviso sus resultados de laboratorio al internarse en el hospital y encontraron anemia grado 1. Mi padre quedo al cuidado de la casa, pero siempre estaba agotado, cansado y con dificultad de sueño. Comenzó con anorexia debido a su falta de alimentación, y psoriasis en brazos y piernas. Cuando se realizó los exámenes de laboratorio también encontraron anemia grado 1 y cambios en su nivel hormonal.
Mamá dice que la pasión se rompió al tercer mes. Ella no soportaba que la tocara, incluso cada día aparecía con un nuevo moretón o hematoma en su cadera. Mi padre aborreció el sexo y de momentos se iba a dormir a un hotel para evitar el frío de la casa. Su matrimonio se desmoronaba y casi estuvieron al punto del divorcio.
Cuando decidieron llamar a un padre para bendecir la casa, este término huyendo y dijo que no hay nada que podría hacer. La decisión más sensata de mis padres era... vender la casa a cualquier familia o pareja, el primero que se cruzase.
Mi hermano y yo no teníamos voto ni decisión, éramos menores de edad y la casa de nuestra infancia seria vendida. Permanecimos más tiempo separado, viví un largo tiempo con mi abuelo Shermy y mis primos. Odie la habitación reducida de la casa de huéspedes y como se adueñaban del baño cada mañana. Tan siquiera Dipper hizo más amigos en Gravity Falls y estaban con nuestros tíos abuelos. La única veces que podía verlo era en verano.
Aún recuerdo ese verano que le dije a mi hermano sobre mis planes de la universidad y mis trabajos de medio tiempo, estaría más apartada de Dipper y mis amigos. Le asegure que una vez que terminara mis estudios estaríamos juntos y saldríamos a recuperar el tiempo perdido. Pero en mi corazón hay una palpites que me carcome y hace que me duela.
El sonido de algo quebrarse en la cocina le llamo la atención. Ahí estaba la primera señal de la tarde noche. Una taza de gatito se rompió. Mabel había dejado la taza lejos de la orilla para evitar que cayera, alguien debió empujarla.
Ella en su tiempo leyó los recortes de periódico y las noticias de internet sobre su casa. La casa maldita de Piedmont, muchas familias han intentado habitarla pero nadie ha podido soportar la carga negativa del hogar. Hubo fallecimientos, algunas notas decían porque los dueños se infartaron o hubo especie de violencia doméstica. Al no haber pruebas la gente pensaba que estaba maldita la casa. Otros decían que el frío era insoportable y escuchaban risas y voces en los pasillos.
La joven estaba al tanto de la información, aunque sus desastres o tragedias no fueran tan fuertes como la de sus padres o su hermano. Había aprendido a convivir con ese caos que desprendía a cada paso.
- - La casa está deteriorada – Tocando una pared con papel tapiz en la cocina. – Pero puede arreglarse con un poco de amor.
Combinado con la tormenta que se asoma a los lejos, la ciudad de Piedmont parece una escena sacada de una película de miedo.
Como si la casa le diera la bienvenida, ella se pavoneo sonriente y valiente para terminar de desempacar con cuidado las cajas, subiendo con paso cauteloso las escaleras y manteniendo el cúter lejos de sus manos. No es la primera vez que lidia con criaturas invisibles.
Cuando era pequeña y llegaba de la escuela, siempre procuraba alejar las tijeras y su mochila lejos de su cuarto. Una vez Bill se lo dijo: « No camines con tijeras en la mano, usa las de seguridad » cuantas veces el demonio la cuido; de caer, quemarse y cortarse con los vidrios cada vez que se le caía el vaso o la taza. Era como una sombra que la cuidaba por las tardes y en la noche... todo era diferente.
Ella llego a la habitación principal y encontró el viejo colchón mullido de sus padres. Pero noto una mancha oscura que salpicaba hasta los bordes.
- - ¡Por favor! – Grito furiosa, cruzando los brazos al ver la habitación descuidada. – Es enserio ¿Dónde dormiré?
Sus ojos giraron por encima de su hombro y camino hacia el pasillo para encontrar su vieja habitación, casi estaba todo igual intacto con el mismo color del tapiz rosa y la alfombra lila con verde aguamarina. Su armario de ropa blanco y su viejo escritorio de estudio. Peluches polvorientos y el viejo colchón de su cama. Se acercó al armario abrirlo y encontró sus antiguos suéteres y faldas aun intactas.
- - ¡No puedo creerlo! – Grito emocionada la castaña, saltando de alegría al encontrar sus viejos suéteres tejidos y sus faldas que usaba diariamente. Abrazo la prenda dando volteretas y aspirando el aroma a viejo pero con su perfume floral – Pensé que mamá los había tirado o se perdieron por paquetería.
Una idea cruzo por su mente y tomo un viejo conjunto que vio, una falda plisada de color morado y un suéter de color rosa gradiente con la imagen de una estrella fugaz. Sin perder el tiempo se cambió colocando dicho suéter que le quedaba justo por su pecho, la falda muy alzada por su trasero apenas cubriendo sus muslos lechosos de su piel.
- - Dios... ya no me queda. – Hablo con las mejillas rojas. – He crecido, ya no uso suéteres...
Se sentó en la cama antes de recostarse y admirar las pegatinas de estrella fluorescentes que coloco en el techo. Se suponía que brillarían en la noche, pero solo era un adorno más. El frío la calo por completo de su piel y cerró los ojos aun recordando todo lo que vivió en casa. Este era su cuarto, su propio espacio donde creció y vivió hasta los catorce años.
En su mente pensaba una sola cosa... ¿Bill estará molesto con ella? se fue sin decirle la verdad, sin despedirse. Fue muy egoísta engañarlo de esa manera, decirle que todo estaría bien.
No sabe cuánto tiempo se quedó dormida, solo recuerda la lluvia golpear su ventana y ver los colores en escala de grises. No necesita saber que son las 02:40 de la madrugada.
Un estruendo escucho y abrió los ojos buscando con la mirada el sonido proveniente. Iba levantarse pero las manos de unas criaturas grotescas envolvieron sus tobillos, obligándola caer de bruces fuera de la cama. Ella golpeo con sus manos el piso e intento sacudir sus piernas.
- - ¡Basta! ¡Suéltenme! – Hablo desafiante, sabiendo que son esas malditas criaturas que la molestaron en su infancia. – ¡Dije que me soltaran!
Unas garras penetraron la piel de su pierna y tiraron con fuerza la arrastraron por el suelo, sacándola de la habitación y tirando su cuerpo con fuerza hasta llevarla al pasillo al punto de las escaleras.
- - ¡Ouch! – Grito la castaña intentando aferrarse al barandal, pero recibió un corte en sus dedos con la navaja del cúter. - ¡Mierda!
Esas criaturas rieron siniestramente desde las sombras, la mujer fue cubierta de su boca evitando que gritara y la arrastraron cuesta abajo por los viejos tablones de los escalones provocando contusiones en sus codos, rodillas y cadera. Termino en el piso rodeada de diferentes criaturas que esperaban colocarle una mano encima. El miedo la invadió, esto no era como la primera vez.
Su voz no salía tras ser amordazada y los cortes en su pierna ardían, miro con miedo a unas grotescas criaturas enormes que se unían tocándose unos con otros, combinándose con la oscuridad de la casa.
Las fauces de los monstruos se mostraban y estaban deseosos de hacerle daño, era lógico que estar alejada de la casa se acumulara toda la energía maldita y negativa. El cúter brillando en su filo y levitando enfrente de ella. La chica solo miraba con terror lo que harían. Algo que no pudieron acabar la primeras noches cuando habito la casa.
La navaja cayó a un costado de su rostro cortando su mejilla derecha. La sangre correr libremente en su piel fue una alerta para lo que llegaba, en cuanto vio a las criaturas retroceder y hacer reverencia. Una figura emergió entre las sombras realizando un sonido con sus calzado pulcro y apareciendo en un traje oscuro y elegante sin llegar a disipar la neblina de oscura que lo cubría, colocando presencia a su ejercitó.
- - Señor – Hablo una criatura. – Alguien se ha atrevido a violar la habitación de la estrella fugaz. Nuestra niña maldita.
El sujeto aún seguía cubierto en la neblina antes de que espesara y se volviera el alquitrán por las sombras, lucia su apariencia cansada y serena, camino alrededor del recibidor antes de lanzar su respuesta hacia las criaturas presentes alrededor y ver a la mujer aterrada tendida en el suelo.
- - Aquí sobra la compañía – Un chasquido de dedos e incinero a la criaturas por completo. Escuchando los aullidos y los chillidos de los monstruos.
Rodeada entre el fuego azul alrededor, la chica temía ser quemada. Pero una mano la sujeto de su suéter levantándola y alzándola para quedar frente al sujeto cubierto en alquitrán. Observando su orbe ambarino con la pupila elíptica contraída. El sujeto la miro con una pizca de remordimiento e ira en sus ojos.
Mabel por un momento sintió su corazón latir con fuerza, el aroma a sangre vieja y macerada la golpeaba. Pero vio unos mechones rubios que no habían sido tocados por el alquitrán. Las lágrimas recorrieron sus mejillas.
- - Humana... - Gruño en su voz profunda.
- - ¡BILL! – La mujer alzo sus brazos abrazándolo de su cuello y enterrando su cabeza en su pecho mientras lloraba, importándole si se ensuciaba o no. – ¡Bill! ¡Bill! ¡Lo siento! ¡Lo siento tanto! ¡Lo siento por irme!
- - Tú... – Dando una mirada a la chica.
- - Bill... - Esperaba que la abrazara, el miedo la invadía tras no recibir respuesta por parte del demonio. Sus brazos flaqueaban a su agarre, iba caer al piso resbalando lentamente en su cuerpo, pero inmediatamente fue sujetada de la cintura y atraída hacia el cuerpo masculino aferrándose al abrazo que la envolvió.
- - Mabel... - Llamo en tono molesto contra sus colmillos, dejando a la chica al suelo. – Pequeña humana maldita, te dije que no abandonaras la casa. Eres una pequeña mocosa que debo reprender.
- - Bill... - Riendo un poco la chica por como la llamo. – Yo... yo ya no soy una niña. Yo crecí. – Tirando de puntillas para alcanzarlo en su esternón y ver su rostro. – Bueno sigues siendo tan alto y sucio, pero también te extrañe.
El demonio miro de forma exacerbada a la castaña, notando que ya no le llegaba a la cadera. Su pequeña niña de secundaria se había ido. Ahora era un poco más alta y con las facciones femeninas más delicadas, su cabello era tan largo hasta la cintura y ondulado de un color chocolate brilloso. Sus ojos avellanados eran más claros como dos notas de bosque en verano. Y sus labios eran voluminosos con un tinte más rosados.
Mabel se acercó a paso con cuidadoso para admirarlo y ver su traje Frank aun sucio con el alquitrán de sus sombras y su cabello rubio goteando, parecía conservar el parche que alguna vez le regalo. Ella se desanimó un poco pensando que por fin alcanzaría al demonio en estatura, sus poderosísimos 5'5 pies contra los 6'5 pies de estatura.
- - Cielos y yo comí bastante betabel, huevo y leche. – Haciendo un leve puchero.
- - Sigues siendo una enana – Menciono el demonio antes de sentir un codazo por parte de la chica.
- - Vaya forma de recibirme, mamá me dijo que si alguien entraba aquí, tendría un accidente al instante. – Tomando el cúter lejos para evitar otro accidente. – No estaba equivocada.
- - Te fuiste y las criaturas tomaron a los siguientes malditos. – Aclaro.
- - Pero no les habían hecho daño – Se giró para quedar frente al rubio. - ¿Por qué atacarlos ahora?
- - No tienen protección y no me importan – Gruño. – Estoy molesto porque abandonaste aquí. Ellos desean venganza.
- - Entonces... ¿intentaran matarme?
- - Posiblemente – Dijo. – Pensé que solo te fuiste por esa noche. Te iba regañar al día siguiente por no decirme.
- - ¿Cuándo te diste cuenta que me fui?
- - Cuando tú madre quiso llevarse tú ropa. – Menciono. – Los accidentes aumentaron y las criaturas empezaron a incapacitar a tus padres.
- - Un mes, un mes tardaste en darte cuenta – Abriendo sus ojos de sorpresa.
- - Regrese al inframundo no puedo permanecer tanto tiempo sin energía... solo venia cuando alguien intentaba entrar a tú habitación. – Viendo el suéter que portaba la chica. – Ellos te iban a desollar por tomar sus cosas.
- - ¡Mis cosas! – Bufo molesta. – No puedo tomar nada sin que me ataque.
Tomo un trapo que encontró entre las cajas para mojarlo y aplicarlo sobre el corte sangrante. Su ropa había quedado manchada con su sangre, cubierta de polvo y alquitrán.
- - ¿Por qué regresaste? – Se acercó el demonio a la mesada. – Los niveles de maldición habían reducido y tú familia tomo la demás parte. Lo justo sería que le toque a ellos.
- - ¡Porque este es mi hogar! – Alzo la voz algo temblorosa y mirando a su alrededor. – Durante mi estadio con mi abuelo Shermy no obtuve espacio ni nada propio. La maldición seguía mínimamente. – Dejando el trapo sobre la mesa. – Dipper tuvo un buen tiempo con mis tíos abuelos, rodeados de amigos y su novia. Yo solo tenía la escuela y mi tiempo en el trabajo de medio tiempo. Nada para mí era propio.
- - ¡Cierto! Intente salir conocer nuevos amigos, los chicos que conocí no eran para mí – Menciono melancólica. – Yo jamás podría enamorarme, me dolía cuando me tocaban y rompía a llorar. Ellos terminaban disculpándose.
Una garra sintió rozando del corte y cubriéndolo de un fuego azul, ella se relajó suspirando suavemente y sintiendo la brasa levemente quemante curarla de su piel.
- - Había olvidado esta sensación – Sonriendo suavemente. – Bill... - Llevando su mano a limpiar el pómulo de su rostro. – Todo este tiempo... te extrañe. No quiero negarlo, te extrañe demasiado.
- - No tanto lo que me hiciste sufrir – Acuso molesto en su voz. – Mabel...
- - No ves que ha sido un viaje largo mi demonio – Dejando su mejilla para mirar las cajas alrededor. – Mis padres me dieron una oportunidad, me dieron la casa y debo demostrarles en una semana que es habitable.
- - ¿Puedes ayudarme? – Mostrando una sonrisa llena de ánimo.
- - Pines – Dando una mirada sombría. – Estoy algo débil por subir y no he comido. ¿Cómo planeas que te ayude? Si no tengo un poco de esa energía maldita que cargas.
- - No lo sé – Devolviendo una sonrisa inocente y traviesa. – Sé que eres un incubo, se te ocurrida algo – Viendo a Bill mirarla de sorpresa. Para sus adentros se rió por atreverse a decir eso. Había investigado muy bien lo que era Bill antes de irse. No vino desarmada, sabe el demonio que es. – Tenemos mucho tiempo, la noche es perfecta. – Retirándose el suéter y quedando en brasier oscuro con encaje y la falda plisada de lápiz fue suficiente para motivarlo y observarlo erguirse de su lugar. – Pero primero, ven.
La castaña pasó por su lado guiándolo a un paso coqueto hasta las escaleras, siendo seguida por el demonio hambriento que solo esperaba atraparla. Abrió la puerta del cuarto de baño encontrando la tina y la regadera, algo levemente polvorienta. Encendió la regadera con el agua fría debido a la tormenta de esta noche.
Tomo de las solapas de su abrigo y lo guio dentro de la bañera para que le cayera ambos el agua de la ducha. La sensación fría la calo a la chica siendo una experiencia nueva en el sueño. Fue deslavando el alquitrán de su cabello rubio y parte de su rostro, encontrando una piel de alabastro. Mordió suavemente su labio inferior tratando de mantener la emoción y la calma del momento.
Una vez aclarecido su rostro, la mujer dio un brinco aferrándose a su cuello para encorvarlo y acercarlo lo suficientemente a ella a su propio rostro sonrojado. Besando sus labios con algunos movimientos torpes y animosos.
El demonio se burló suavemente calmándola y atrapando su rostro para llamarla con una voz aterciopelada y ronca. Provocando que la chica se estremeciera.
- - Tranquila, pequeña – Regaño suavemente cuando era un pre adolescente. – Despacio y no comas rápido. El bocadillo debe disfrutarse saboreando su sabor y aroma. Recuérdalo, ya te había enseñado esto.
- - Sí – Riendo despacio y besando sus labios con lentitud sintiendo la textura y la leve tersidad de su piel. – El agua es fría...
- - ¿Tú crees? – Pregunto de forma juguetona.
- - No recordaba que fuera fría... - Tocando las gotas y besando sus labios. - ¿O tú sí?
Aunque el demonio de los sueños le gano el impulso y comenzó a realizar movimientos un poco más rápidos entre sus labios rozándolos con un poco de fuerza y leves mordiscos. Mabel se tuvo que sujetar un momento de su abrigo por la sensación cosquilluda de sus labios y el calor en su rostro. Sus respiraciones se hicieron rápidas y sus mejillas estaban en un color rojizo como las manzanas. Era una sensación deliciosa y ardiente.
No supo en que momento ambos terminaron profundizando el beso, jugando con sus lenguas entre caricias y chupones. La chica se sentía derretir ante el contacto, entre besos cortos rompió el beso, aunque el demonio continuo al ir dejando besos en su quijada y cerca de la comisura de los labios.
- - ¿No que se disfruta? – Soltando una risa y un suspiro ansioso por los besos cerca de su cuello.
- - Sí... pero, estoy disfrutando de esto – Colocando besos fuertes y lamidas que provocaban un gemido en la mujer. – Es la primera vez... es la primera vez que lo pruebo.
A Mabel le extraño un poco su comentario, soltó una risa pensando que el demonio se burlaba de ella por no recordar las muchas veces que lo han hecho en su habitación o por fuera. A veces sus sueños variaban y podían hacerlo tanto en el baño como en la cocina.
Ella arranco los dos botones de su chaleco, empujo su abrigo y el chaleco fuera de su cuerpo hacia el agua oscura que se juntó en sus pies. Dio una caricia sobre encima de su pectoral y desabotono los primeros tres botones de su camisa antes de deshacer el nudo de su corbatín. Él no se quedó atrás, el alzo de sus muslos de señorita ayudándola a envolver sus delicadas piernas lesionadas a su cadera y apretar sus nalgas de forma amorosa, raspando con las garras ennegrecidas la tela estirada de su falda plisada que acentuaba su figura fémina de su trasero redondo.
Sus besos fueron descendiendo hacia su escote dándose una vista hermosa de sus senos cubiertos por el brasier de encaje. Coloco un beso en medio y otro a los lados, soltando un gruñido excitante. Ella se había atrevido a frotar su entrepierna contra su pelvis, estimulando el bulto eréctil que se forma en sus pantalones.
- - Carajo... - Musito el rubio con mirada llena de deseo a la mujer.
- - ¿Qué sucede? – Volviendo a realizar el mismo movimiento, provocando un ronco gemido gutural de sus labios masculinos. – Bill...
- - No te detengas – Llamo necesitado disfrutando del toque. – Joder...
- - ¿No lo has hecho con alguien? – Pregunto la castaña sintiendo un rubor en sus mejillas al verlo tan concentrado en ese punto y verlo cerrar brevemente su orbe dorado. – Bill...
- - No... - Besando su escote con cada frotamiento. – No te detengas, sigue...
La acomodo contra la pared, y abrazo su cintura y trasero dando un empujón contra su pubis. Escuchando un suspiro ansioso y el jadeo de la castaña. Mabel lo miro con determinación y se atrevió hacer lo menos improbable que menos se atrevería por su timidez. Abrir sus pantalones y bajarlos descubriendo su erección gruesa alzada con la punta goteante de su uretra. Palpitaba con las venas resaltadas. Sin apartar su mirada, ella bajo sus bragas hasta sus rodillas y se froto su vulva llorosa y calva contra la longitud de su pene.
- - Ahmm... - La chica se ruborizo por la sensación dura y caliente de su miembro. Recordando que no era tan caliente, su respiración ir a la par que ella y los jadeos. – Bill...
- - Mierda... - Golpeo el demonio por un breve momento la pared. Su mano acaricio su trasero alzando la falda de la mujer. – Mabel...
Ambos jadeaban ante la sensación tensa de sus sexos, el demonio se relamió sus labios y busco su rostro besando con hambre de lujuria. Ella no se quedó atrás y rozo su pubis contra su erección frotándose y meneando sus caderas, de adelante hacia atrás disfrutando del roce húmedo y delicioso de sus labios.
Bill miraba a la chica gemir suavemente. Ansiaba probar su carne, probar su sangre, pero su pene le dolía más que cualquier otra cosa, así que decidió que primero calmaría ese dolor. Tenían toda la noche para reconciliarse y darle una sorpresa a su humana favorita.
Su mirada hambrienta la recorrió con aprecio a su pequeña nínfula castaña. No había tenido el placer de participar en el cuerpo de una mujer desde antes de que lo convocaran y encarcelaran en la maldita casa. Estuvo atado sin poder hacer nada durante años, obligado a cumplir sus órdenes mientras esperaba pacientemente el momento oportuno en cuanto se reencontrada con su niña maldita, planeando su alzamiento.
Sin embargo, su descuido lo tenía enjaulado y durmiendo dentro de esa maldita casa, esperando las condiciones de emerger. En cuanto ella pisara de nuevo el lugar y fuera atacada por la horda de criaturas y demonios inferiores. Por fin había impuesto a su libertad antes de que ella se desvaneciera en su mundo.
Parecía el banquete más delicioso de su vida inmortal y se lamió los labios con anticipación, su lengua puntiaguda y azul pasando sus colmillos. Se abalanzó sobre ella, mordiéndole el cuello níveo de la mujer. Su sangre rojiza se derramó sin problemas sobre su lengua y dejó escapar un gemido de satisfacción, sintiendo que sus poderes aumentaban con cada gota de sangre que consumía. La sangre era lo más potente para los poderes oscuros como el suyo y no podía resistir el control de la sangre de una pura de una virgen, incluso una latente.
Él lo sabía, su pequeña humana seguía siendo virgen. Era perfecto para cerrar su trato y permitirle el paso. Sintió el abrazo de la chica y como ella sollozaba contenta antes de decirle que lo amaba. Con eso fue suficiente para atraerlo, no necesitaría de más malditos tratos ni permisos en sus sueños.
El demonio dio una mirada breve al panorama monocromáticamente gris, como poco a poco se desvanecía y los atraía de regreso a la realidad.
Su pene se endureció con cada frotamiento, hasta que estuvo lo suficientemente alzado incesantemente con la punta rojiza emanando liquido pree seminal contra sus pliegues lampiños.
Él alineó su pene goteante contra su entrada. Su longitud estaba muy gruesa bordeada de crestas, la cabeza del glande era de forma roma como de un cono era tan grande para la mujer. Había olvidado que volvió a su apariencia física, ya no estaban en mindscape.
- - Iré despacio – Aviso el demonio colocando besos suaves en su cuello.
- - ¿Eh?... – Mabel borracha del afecto del demonio apenas pudo escucharlo, un jadeo soltó ante la intrusión. - ¡Ahh!
Ella gritó más fuerte después de mirarlo. No había forma de que esa cosa pudiera entrar en ella sin lastimarla. No recordaba que doliera tanto o fuera grueso. Bajo su mirada brevemente viendo la cabeza de su pene entrar contra sus labios. Los brazos del rubio la hicieron arquear la espalda, los pliegues de su vulva se abrieron, estirándose alrededor de su cabeza de pene mientras él empujaba lentamente hacia adentro. Era como si fuera la primera vez. Cada centímetro la hacía gritar más fuerte, pidiendo que esperara un poco, lo cual el demonio la beso lo suficiente para calmarla. Hasta que él se cansó del ritmo lento y la espera y la embistió hasta el fondo de una sola vez, haciéndola corcovear y gemir, mientras gruesas lágrimas caían de sus ojos desesperados.
- - ¡BILL! – Llamo la chica siendo sujeta y llorando sobre su cuello. – Dios... - Sus piernas apretaron su cintura espero a que calmara el dolor. - ¿Por qué duele?
- - No te pierdas en el sufrimiento, pequeña – Susurro en su oído. – Apenas empezamos.
- - Sí... - Asintió la chica con los ojos llorosos.
- - Es tan jodidamente cálido – Admitió el demonio absorto de la sensación de sus paredes carnosas y estrechas.
La sensación de él empujándose dentro de ella era diferente a todo lo que había sentido antes, cuando ella dormía, siendo más estirada más allá de sus límites y las crestas presionando contra cada punto sensible dentro de su canal que ni imagino. Mabel jadeo ante el abrumador arranque de dolor y placer en sus movimientos. Él gruñó por lo increíblemente apretada que estaba su humana maldita, luchando contra su instinto de tomarla más brutalmente y embestirla salvajemente. La sensación de calor, su corazón latiendo y la sangre fluyendo en su herida. Todo era real para el demonio.
- - Joder... - Gruño en su voz profunda. Sintiendo el deseo de tomar más. – Ha sido más de un siglo sin algo delicioso, y solo conformándome con pedacitos.
- - ¿de qué hablas? – Viendo al demonio jadear y con el rostro sonrojado. - ¿Bill?... ahh, ahh... espera solo fueron diez años... diez años que me fui.
- - No pequeña... - Hablo erróneo a su respuesta, abrazando su cuerpo. – Es diferente...
Se apartó y empujó hacia adentro nuevamente manteniéndola contra la pared, haciéndola sentir centímetro a centímetro esta vez, embestidas de ritmo lento que ayudaron a su cuerpo a tomarlo un poco más fácilmente cada vez hasta que ella se retorció y jadeó por la sensación nueva que se amoldaba dentro. Se aferró ella a su pecho dejando que la cogiera en la ducha con el agua fría salpicando sus cuerpos.
El pree semen que emano actuaron como un afrodisíaco y anestésico, haciendo que cada embestida posterior fuera mucho más placentera, hasta que ella perdió la cabeza por el momento del deseo. Ahora cooperaba meneando sus caderas. Sintiendo que ella se perdía en el placer, aceleró el ritmo, sosteniendo sus muslos para atraerla más, apretándola contra su pecho, mientras ella yacía entre la pared de las baldosas blancas dentro de la ducha. Aferrándose más a su camisa mojada, la mujer comenzó a gemir con fuerza y suspirar aceleradamente. El demonio absorto entre las embestidas en su pequeña vagina, piso mal entre el agua que se juntó en la tina y perdió un poco la estabilidad quedando encorvados.
Mabel rió ante el golpe en su espalda y el acercamiento desesperado del rubio en querer cogerla en la misma pose. Que la chica tuvo que zafarse un momento bajando su pierna izquierda e intentando acomodarse cuando quiso salir.
- - Bill nos vamos a caer con todo esto. – Intentando salir de la bañera, pero un agarre la detuvo por detrás antes de que la chica se aferrada a la cortina de baño y fuera alzada contra el cuerpo del rubio. - ¡Bill! – Llamo la castaña roja al sentir la punta del demonio penetrarla y cogerla alzada a unos centímetros lejos de la bañera. - ¡Bill, por dios! ¡espera!
El ángulo extraño lo hizo ir más profundo, golpeando su cuello uterino y haciéndola gritar de placer doloroso. Un bulto se asomó en su pelvis, mientras ella era arremetida con fuerza. Su vulva que se había lubricado bastante, era tan goteante que chapoteaba con cada movimiento de su pene grueso que resonó por todo el cuarto de baño con los sonidos de su sexo.
Mabel se aferró a la cortina de baño tirando con los anillos realizando ruido y los brazos del demonio apretándola y sosteniéndola como si no pesada nada. Los gemidos eran incontrolables y los suspiros solo calentaban al rubio absorto de su deseo.
Las crestas rozaron su interior y la sensación la hizo perder la cabeza. La base de su pene estaba empezando a hincharse demasiado, obligándola a abrirse aún más. A este ritmo, no sería más que un agujero enorme al final de esto, pensó fugazmente la chica. Las puntas de sus dedos de los pies se curvaron, ante el empuje veloz y roce fuerte. Sus dientes afilados encontraron su cuello de nuevo, mordiendo y besando con hambre y pasión. Su falda alzada siendo troceada por las garras del rubio. Lo único que quedaba era su brasier que cubría su pecho. Su clítoris se frotara de vez en cuando contra las embestidas con cada tirón. El roce repentino aumentó la intensidad en sus paredes.
Era la primera vez que sentía un roce tan fuerte y ser llenada por completo, sus muslos se cerraron intentando calmar las penetraciones, el error fue que se estimuló más en su clítoris hinchado. Mabel sentía la sensación de hacerse y su vientre contraer dolorosamente.
- - Bill... estoy cerca – Aviso la chica reconociendo esa sensación. – Bill... por favor, por favor... - Suplico ante la inminente sensación del orgasmo.
- - Sí... - Jadeo en medio de un gruñido profundo. – No paremos... no... - Las paredes succionaban y apretaban su pene volviendo difíciles las penetración. – Mierda...
Ella se corrió en un fuerte squirt con un grito repentino, desbordando alrededor de su vulva apretando la vida de su pene hinchado y palpitando en su interior. Él forzó un nudo que se formó en su base, hinchado dentro de su vagina apretada, prolongando su clímax atraía sus caderas a feroces embestidas donde jadeaba el rubio mostrando sus colmillos. La chica tiro de las cortinas fuertemente que las saco de sus anillos cayendo y siendo abrazada a su cuerpo.
- - ¡BILL! – Grito Mabel aferrándose a sus antebrazos. - ¡AAAH!
- - Me vendré – Advirtió el demonio. – Me correré dentro, pequeña Estrella.
- - Sí... sí... - Asintió la castaña absorta en el placer.
Sus embestidas no pararon hasta sentir el inminente clímax, mientras disparaba muy dentro de su útero un líquido caliente, tras chorro de su semilla dentro de ella. La cabeza de su pene se sacudía dentro de ella con cada chorro, disparando su semen directamente a su útero fértil. El nudo los unía, impidiendo que su semen escapara de su vagina. Su pene goteaba periódicamente dentro de ella para asegurar que su semilla infernal se alojara mientras estaban encerrados juntos en el baño.
El sexo duro y apasionado había agotado a la pobre chica, tras su orgasmo y las embestidas casi cae en desmayó. Yacía indefensa siendo atrapada en sus brazos con él, jadeando con fuerza, con los ojos llorosos y desenfocados.
- - Cielos... no tengo palabras – Dijo Mabel con las mejillas rojas y unida a Bill, aunque este la giro para poder cargarla y recargada su cabeza contra su pecho. – Bill... - Sintiendo la llenares en su vientre y la sensación caliente en su vulva.
- - Fue delicioso – Hablo el rubio fascinado mientras el agua había mojado su cabello y el de su amante. – Quiero repetir... - Dijo emocionado en su voz, como si hubiera probado algo prohibido. – Había olvidado lo bien que es coger con una humana.
- - Bill... si ya lo hemos hecho – Soltando un suspiro. – No seas dramático, debiste hacerlo con alguien para alimentarte.
- - Nadie... - Besando sus labios con algo de ternura. – Nadie más... solo tú.
- - Bueno... siento cansado. – Cerrando sus ojos. – Llévame a mi cama.
- - Mabel... - Llamo el demonio emitiendo una risa. - ¿Quieres dormir?
- - Sí – Asintiendo mientras lo abrazaba. – Abrázame fuerte hasta que me duerma.
- - ¿Solo hasta que duermas? – Tirando la indirecta. – No quieres la mañana siguiente.
- - Me gustaría – Sintiendo su cuerpo adormilarse.
Bill rió suavemente y apago la ducha antes salir de la bañera medio inundada con la chica aun unida a él. Se trasladó a la vieja habitación de la mujer, sintiendo sus cuerpos húmedos por el baño. Cada paso que daba hacía que su pene y su nudo la penetraran un poco más y ella emitiera débiles gemidos cada vez que el nudo tiraba de su vulva llorosa. La colocó encima de la cama individual. Parecía una burla el tamaño de la cama para sus cuerpos.
Se acostó a su lado dejando que su nudo bajara y por fin saliera, la había dejado taponeada con su semen fresco saliendo de sus pliegues y con un leve rastro de sangre tras la pérdida de su virginidad, y las bruscas embestidas.
Bill veía su cuerpo semi humano, podía sentir la sensación del aire frío y el calor del cuerpo de la mujer. Ella no se ha dado cuenta pero, ya no están en el Mindscape, esto no era un sueño. Al desear tanto al demonio y ofrecerse a él, aceptándolo acaba de permitir que él se quedara en su mundo humano, por un buen tiempo.
Se acercó lo suficiente para abrazarla de su cuerpo y enterrar su rostro en su cabello humedecido, permitiéndose el capricho de amar a su humana favorita. Mañana descubrirá la sorpresa.
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A la mañana siguiente todo era diferente, ella se removió entre una sábana algo deteriorada y polvorienta de su vieja cama. Su cuerpo dolía un poco y sentía el cabello con algo de frizz y semi húmedo, como si no se hubiera secado por completo. Ella intento levantarse pero unos brazos la tenían envuelta y después escucho la respiración calmada y apacible de alguien a su lado.
Su corazón golpeo violentamente y temía voltear a ver quién era. Su cuerpo estaba desnudo y lleno de chupetones y mordidas que se tornaron rojizas. Tomo una respiración la castaña y se preparó mentalmente para enfrentarse con quien se metió mientras dormía.
Pero grande su sorpresa fue cuando escucho el feroz gruñido masculino y la tomo de la cintura. Dándole la vuelta encima de la cama reducida, la empujó sobre sus manos y rodillas, las manos sobre casi borde de la cabecera y las rodillas sobre el escases de la sabana, casi rozando el colchón. Una presión endurecida golpeo su trasero redondo y la empujo frotándose entre su vulva semi humeda.
- - Maldición, no puedo aguantar más preciosa – Advirtió con una voz terciopelada y ronca el demonio. – Perdón por el pecado que cometeremos.
- - ¿Bill? – Llamo Mabel sorprendida.
La embistió de nuevo con fuerza. Robándole un gemido alto al sentir la sensación de llenares en su vagina y el frotamiento. La textura áspera de la sabana contra el colchó le arañó un poco las rodillas y ella gritó cuando se rasparon aún más con cada fuerte embestida que la sacudía sobre la diminuta cama individual. Cogiéndola con rudeza con sus manos amasando sus senos y tirando de sus pezones.
- - No pude contenerme más, en cuanto desperté te vi y... demonios eras un jodida atractiva belleza. – Colocando besos en su espalda. – Definitivamente la luz de la luna no le hace justicia a la apreciación de tu cuerpo con el calor de la mañana del sol.
- - ¡Ah, ah, ah! ¡Bill! - Apretando sus manos a la escasa sabana. – Bill... por favor... no pares.
- - No, no lo haré – Menciono con el pecho inflado de orgullo de escuchar los gemidos deliciosos de la chica. – Mabel... Mabel...
A él le encantaban los sonidos de su placer y le tiró suavemente del pelo hacia atrás con el puño, obligándola a arquear la espalda y él siguió el ritmo. Sus testículos golpeaban su clítoris con fuerza con cada embestida, goteando con los fluidos de su acoplamiento anterior mientras su semen era expulsado por sus embestidas que raspaban sus paredes internas. Estaba más profundo en esta posición, la cabeza de su pene golpeando su cuello uterino cada vez mientras ella gemía de un rico placer.
Mabel no sabe lo que pasa, pero ver que Bill estaba con ella su corazón latió con fuerza casi martillando y sus mejillas enrojecieron mientras embozaba una sonrisa.
Sus dedos encontraron su clítoris y la pellizcó su perlita, provocando que la mujer ronroneara gustosa, seguido de una caricia que la hizo convulsionar sobre él. Él mantuvo esa rutina, su pene embistiendo dentro y fuera de ella a su ritmo inhumano mientras su mano le daba caricias y pellizcos castigadores en el clítoris. Ella se corrió cuando froto particularmente fuerte, incapaz de soportarlo más. Sus paredes se apretaron contra él, las crestas de su pene presionando tortuosamente contra sus paredes.
La cogió hasta el orgasmo, prolongándolo mientras perseguía su propia liberación, el nudo se hinchaba nuevamente en su base. Se inclinó hacia adelante y enterró sus dientes en su cuello y el sabor de su sangre dulce y caliente lo excitó, y enterró su nudo en ella murmurando palabras algo lujuriosas y ardientes, nuevamente mientras vertía copiosas cantidades de su semilla dentro de ella.
Se mantuvieron unidos mientras él se alimentaba de ella nuevamente, deteniéndose justo antes de drenarla fatalmente en su pequeña energía matutina. Ella cayó rendida por completo debajo de él, la sangre retenida golpeo sus manos, rodillas y cuello en un cosquilleo agradable. Mientras su cuerpo temblaba agradablemente bajo su entumecimiento. La sacó mientras ella recuperaba el aliento en la cama, el semen goteaba fuera de ella en ríos y manchaba el lugar de descanso del colchón.
- - Mabel – Atrajo el rostro de la castaña besando sus labios.
- - Bill... - sonando jadeante de su voz. – B-Buenos... días.
- - ¿Son buenos días? – Pregunto el demonio suspirando.
- - Son buenos días – Menciono la chica sin poder contener su sonrisa nerviosa.
- - Buenos días – Dando besos cortos que provocaban una risa burbujeante en la chica. – Me encanta, los buenos días.
- - ¿Puedes estar en el día? – Pregunto. – O sigo dormida.
- - Es de día, pequeña estrella – Abrazando su cuerpo. – Enséñame más, que hacen los humanos en el día.
- - Es la primera vez que estas aquí a mi lado. – Sonriendo. – Me gusta...
- - También me gusto esto – Sonando extasiado el demonio.
- - Bill... ¿No tenías cuernos? – Tocando su rostro para alzar su parche por pura curiosidad y encontrar su ojo con la esclerótica oscura y el iris ámbar. Sin antes echar un vistazo a la piel de sus manos que aun mantenían el color oscuro y sus garras. Sus colmillo seguían, pero su lengua era un rosa suave. – Pero...
- - ¿Te molesta? – Tomando sus manos para besarlas y frotarse contra ellas. – Por Satán eres demasiado caliente y suave. Este es el calor humano...
- - Sí – Viendo al demonio actuar como un niño pequeño que descubre nuevas cosas y sensaciones.
- - Puedo sentirte más – Colocando su rostro en su cuello. – Me encanta tú aroma, lo extrañe. Estrella fugaz...
- - Bill – Llamo su nombre para tomar su rostro. - ¿Es un sueño? Enserio... estás conmigo.
- - Estoy contigo – Menciono. – Mabel.
- - No me iré, aquí estoy contigo – Dando una caricia a su rostro juvenil.
Mabel no sabe lo que sucedió, pero el demonio estaba con ella, no puede estar más que feliz y lloriqueando de felicidad. Como si fuera una rutina de recién casados. Ellos convivieron juntos los primeros días, disfrutando de las mañanas y las noches, las criaturas de las pesadillas no habían vuelto hacer daño en el hogar. No mientras estuviera Bill a su alrededor.
Tanto para el demonio y la humana fueron experiencias nuevas en su vida. Bill descubrió que tenía apetito por los alimentos, probando todo lo que ella le sirviera en el plato. También los nuevos sabores y el gusto por el vino. Aún recuerda Mabel cuando lo llevo al supermercado, casi lleno el carrito de seis botellas de vino y manzanas demasiadas manzanas y fresas. El error más grave de Mabel Pines es enseñarle hacer Clericot con brillantina comestible. Decía que le recordaba a las bebidas del inframundo.
En las noches había danza y música, la casa se llenó de ruido por la radio, mientras limpiaban al son de la música.
El calor del sol fue una sensación nueva para el incubo, siempre permaneciendo en las sombras sin poder tocar la luz del sol. Ahora su piel absorbía la luz del astro sol y sentía el rico calor que le ofrecía. La lluvia y la brisa del viento, quedarse en tumbados en el jardín admirando las estrellas. Habían sido siglos que no probaba nada del mundo humano. Las golosinas fueron su adicción cuando la chica le enseño el sabor de las gomitas de koala y el chocolate oscuro.
Sus citas en casa podían ser esplendorosas y nuevas cuando ella le mostraba que era las películas y comer palomitas con mantequilla en la sala. Los baños de burbuja caliente y las duchas matutinas, le gustaban cuando tenía cerca a Mabel ayudándolo a limpiar su cabello o hacer divertido su estadio en la hora de la limpieza.
Las noches acurrucados en el sofá con pijama y el calor de la manta, y sus momentos más dulces cuando le robaba un beso de sus labios o hacían el amor. Amándose y conociendo lo que más le gustaba del otro. Bill se había enamorado de su voz, su aroma y sus caricias. No, él ya lo estaba desde hace mucho. Desde que la conoció, deseo estar con ella.
Este no fue un deseo para nada egoísta. Siempre deseo estar con ella, por eso espero, espero lo suficiente para estar con ella. No estaba arrepentido de pasar cada minuto con Mabel Pines.
- - Oye, Bill – Llamo Mabel mientras hacia una ensalada de fruta, que le encantaría al demonio como parte de su rutina matutina del desayuno. Exprimía unos cuantos gajos de naranja sobre el melón y la sandía, y la piña. Comiendo un pedazo para encontrar un sabor rico y dulce. – Mis padres llegaran mañana junto con Dipper, el espacio aún no está completamente adaptado, ellos tendrán que quedarse un momento en la habitación principal durante el fin de semana.
- - No hay problema – Acercándose para abrazarla de la cintura y acunarla cerca de su cuerpo. – Mientras estemos juntos, no me importa dormir en esa cama reducida.
- - Yo iba proponer juntar las almohadas, unas cuantas frazadas y dormir en el piso de la sala. – Mirando con complicidad a su novio. – Claro si no te molesta.
- - No, no me molesta – Girando a la chica para atrapar su rostro e inclinarse a besarlo. – Me encanta la idea, así haremos menos ruido.
- - No seas pervertido – Golpeando sus mejillas. – Dipper tiene una idea que tú eres un respetuoso caballero.
- - Claro, si el chico no nos vio haciéndolo hace mucho tiempo – Sonando burlón antes de recibir un codazo de la chica.
- - Pervertido. – Recordando esa vez que le dio parálisis de sueño a su gemelo. – Aunque es excitante recordarlo.
- - No soy el único pervertido – Menciono.
Él tomo un pedazo de fruta saboreando la combinación de sabor. Estas semanas parecían como el edén, solo ellos dos disfrutando de su compañía. Mabel le había dicho que estaba de vacaciones, antes de reabrir su tienda en la ciudad de Piedmont. Su Estrella fugaz se había vuelto una grandiosa modista con talento, no podía estar más orgulloso. Casi tenían su agenda completa con lo que harían los siguientes días, lo que faltaba por descubrir y experimentar.
Era un sueño el cual no quería despertar, definitivamente dejar ser incubo y ser semi humano fue la mejor elección que hizo. Tal vez sus compañeros quisieron detenerlo, pero no se arrepiente de estar con ella. Mabel era todo lo que amaba, su humana favorita. La cual conoció el amor.
- - Mabel... - Colocando besos en su rostro. – Te amo.
- - Bill... yo también te amo - Sonando emocionada con la sonrisa radiante. – Oye que tal si vas a tomar un baño y termino de preparar la bebida.
- - Quisiera hacerlo contigo, es más divertido contigo – Quejándose un poco al no querer separarse de su rayito de luz cálido. – Vamos Estrella fugaz.
- - Vamos Bill, te prometo que habrá más días así. Aun debo enseñarte muchas cosas – Besando sus labios. – Aparte te tengo una sorpresa agradable, ¿no quieres verlo?
- - ¡Sí! Quiero saber que es – Viendo a la chica con las mejillas rojas. - ¿Qué me ocultas preciosa?
- - Es sorpresa, pero necesito que Bill este presentable y despierto – Sonriendo.
- - Estoy despierto – Consiguiendo que la chica solo cruzara los brazos y dijera su nombre suavemente. – Esta bien, pero quiero la sorpresa cuando llegue.
- - De acuerdo. – Dando un abrazo fuerte al rubio. – Te amo, Bill.
- - Mabel – Colocando un beso en sus labios. – No tardo, dame 25 minutos, te prometo que estaré listo.
- - Sí.
Vio al demonio entrar a al baño escuchando un jadeo cuando abrió accidentalmente el agua caliente. Mabel no pudo evitar reír sabiendo que él no aprendía la lección. Ella fue a su bolso y busco un sobre con los resultados sanguíneos y con un índice positivo, enseguida venia una interpretación de su primera consulta. Estaba emocionada de mostrárselo, sabe lo que significa para un incubo esto, quería ver su reacción a esto.
Acaricio inconscientemente su vientre y embozo una sonrisa de felicidad, tiene con Bill viviendo un mes. Y aun quiere enseñarle muchas cosas que quisiera compartir con él. El otoño, la festividad de Halloween, el día de acción de gracias con su familia y su primera navidad y año nuevo.
A sus veinticuatro años no pensó que pudiera tener la dicha de tener tanta felicidad. Algo que no pudo tener en sus diez años. Ama a ese demonio, sus decisiones eran más claras.
Dejo el sobre encima de la mesa del comedor, vio los mantelitos y los junto queriendo estar lo más junto. Su inquietud de felicidad no podría ser más grande, ella trajo el desayuno a la mesa y el plato con fruta. Se apresuró a prepararle su bebida favorita con el vino tinto pero con la notoria de que decía sin alcohol y la fruta picada, pero se dio cuenta que falta su pera. Ella no estaría satisfecha sin la pera, esa jugosa fruta que tanto les gustaba.
Tomo su bolso y sus llaves, iría rápidamente a la tienda en su bicicleta camino al supermercado. Mientras tanto Bill disfrutaba del agua y usaba algunos de los jabones líquidos que Mabel le gustaba utilizar. Froto su cuerpo semi humano y lo envolvió su rico aroma florar. Cuando el tiempo de la ducha termino, tomo una toalla envolviéndose y secando su cuerpo para luego peinar su cabello rubio hacia atrás.
Agarro el cambio de ropa y procedió a cambiarse utilizando un jersey gris y unos vaqueros oscuros. Salió del cuarto de baño dirigiéndose a bajar las escaleras y ver el comedor servido con el desayuno y la jarra preparada. No pudo evitar tomar una copa y disfrutar del vino, aunque noto que el sabor no era tan fuerte como las otras veces.
Se acercó y miro con extrañes una botella de vino sin alcohol.
- - Mabel... - Llamo esperando una respuesta pero no obtuvo contestación. – Mabel.
Noto un sobre encima de la mesa y por mera curiosidad tomo el sobre y lo abrió, revelando un contenido que al principio le extraño y no entendió por el resultado de un laboratorio. Luego leyó un poco la interpretación de la nota donde describía un embarazo positivo de dos semanas. Bill tuvo que tragar el vino en su boca antes de sentir esa palpite en su pecho y las ansias de buscar a la castaña.
- - ¡Mabel! – sintiendo sus manos temblorosas y el orbe cristalizarse. – Mabel... ¿Dónde estás preciosa? – Camino impaciente a la cocina pero no la encontró. – ¿Cariño? – Sentía las lágrimas acumularse. – Mabel quiero abrazarte...
La castaña caminaba por la frutería tomando lo necesario, tres peras maduras y listas. Pago la mercancía mientras montaba su bicicleta de regreso a casa. Un viento fuerte agradable golpeo su rostro y sintió su cuerpo ligero ante la velocidad del camino. Su cárdigan azul se ajustó a su figura, siendo la similitud de unas alas. Su cabello corriendo suavemente y sus ojos disfrutando lo que la luz del sol podía brindarle. Cerró brevemente sus ojos sintiéndose como un ángel.
En cuanto abrió los ojos continúo su camino, sin saber que algo pronto apagaría su vida. Dicen que las maldiciones no perdonan y reclaman lo suyo.
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La noticia le cayó como un mar helado para el demonio. Llego a la escena del accidente, porque fue atraído por los mismos vecinos de la comunidad y la gente que mencionaba en el camino sobre una pobre chica que fue arrollada por el aparatoso accidente del tráiler. Bill corrió con todas sus fuerzas, se maldecía no poder usar sus sombras, se maldecía no llegar a tiempo.
Encontró señalamientos de luces y a lo lejos una chica cubierta con una frazada tipo impermeable, estaba tendida en el suelo con magulladuras en su rostro y su ropa cubierta en sangre. Bill se acercó a paso tembloroso y se tendió de rodillas junto a ella.
- - Mabel... Mabel – Viendo la chica seguir respirando de forma lenta y de momentos pausado.
- - B-Bill... lo siento – Dijo ella entre lágrimas, sin llegar a sentir el abrumador dolor en su cuerpo. – Lo arruine... quería, quería darte una bonita mañana. Enseñarte muchas cosas y estar a tú lado.
- - No hables... - Menciono viendo tráiler ladeado con lo que parecía ser un cargamento del aserradero, que accidentalmente se soltó durante el camino y provoco que el conductor arrollara a la chica. – Mabel, estarás bien, te prometo que estarás bien. Descuida me enseñaras muchas cosas, lo harás... solo... por favor mírame.
- - El señor... estaba llorando y fue a buscar ayuda, y pedir una ambulancia – Comento temblorosa. – Él se pegó en la cabeza, está sangrando.
- - Estrella fugaz, es lo de menos... por favor tranquila. – Alzando la manta para ver su cuerpo que fue aplastado, con la ropa empapada en sangre. – Estarás bien, solo quédate conmigo preciosa.
- - Tengo frío – Musito. – Bill... estoy asustada, tengo miedo. No, no me dejes sola...
- - No, no te dejare sola – Dando una caricia en su rostro. – Estoy aquí contigo, ¿lo recuerdas? Solo sígueme mirando ¿Sí? – Su voz sonaba llena de desesperación. Deseo poder tener el poder de curarla como lo hacía en el mindscape. Odiaba ese punto de la realidad. – Mabel, mírame...
- - Bill... has hecho un viaje largo, demasiado largo – Menciono entre un lloriqueo. – Lo siento... lo arruine.
- - No, preciosa. No lo has hecho – Devolviendo una sonrisa. – Mabel por ti, pude conocer más, no ser más un incubo. He aprendido a tocarte y acariciarte y sentirte, me has enseñado lo que es amar. Cada pedazo y momento lo he aprendido, y seguirás haciéndolo. No sabes lo que significas para mí, ¿sabes cuánto te amo? Eres mi luz...
- - Q-Quiero... abrazarte – Suspirando lentamente. – Mi cuerpo no reacciona.
- - Tranquila yo te abrazare – La sujeto de su cuerpo apegándola lo más cerca. – Mabel... vi tu carta, por favor, preciosa quédate.
- - Se suponía que es la sorpresa – Viendo al demonio llorar. – Bill, estoy embarazada... yo estoy e-embarazada. Quiero hacerte papá.
- - Mabel – Abrazando a la chica y besando sus labios despacio. – Vamos a ser padres, lo seremos. Gracias, gracias... te amo demasiado.
- - No sabes cuánto te amo mi Estrella fugaz, te amo, me has enseñado mucho y quiero verte conmigo. Mi humana... mi humana maldita. – Mencionando su apodo de forma suave. – Quédate conmigo.
- - Bill... - Iluminando sus ojos y sintiendo las pupilas dilatarse, viendo halos de luz a su alrededor. – Que bonito... hay alguien ahí, ¿Qué son ellos?
- - ¡Mabel no!... - Tomando su rostro. – No los veas por favor.
- - Bill, ya no me duele... es muy cálido. – Sintiendo las lágrimas resbalar por sus mejillas. – Es acaso... el cielo.
- - Sí – Afirmo dando una caricia a su cabello. – Ellos vienen... - Viendo la maldición desvanecerse. – Esto es lo que sucede, cuando lo miras.
- - Ya veo... es hermoso, Bill... cuando me pregunten ¿Qué era lo que más me gustaba? Le diré, que eras tú... mi... demonio... - Sus ojos se apagaron y se quedó a media frase de sus labios pálidos y rosados.
- - Mabel... - Sollozo el demonio apretándola contra su cuerpo. – Mabel, por favor no me dejes... no me dejes. Por favor...
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Su funeral... duro una semana, muchos vinieron a dejar decenas de flores. Conocí a la familia Pines eran personas agradables, como ella los menciono. Su gemelo es idéntico a ella, con la única excepción de la barba. Me ha dado el pésame y menciono que ella siempre me amo. Jamás pensé que la casa se sintiera vacía sin su presencia, no hay más luz de sol ni días felices.
Tomo una pera de las tantas que compro en la frutería, la fruta ya no sabe deliciosa. El vino no es lo mismo, y la música es solo ruido perdido. Las películas no son las mismas y el dormir en su habitación sin llegar a recordarla había dolido tanto. La maldición invadió la casa, ya no tenía caso proteger un lugar.
De haber sabido que esto pasaría ¿Lo habría hecho? El conocer esa pequeña humana en esa noche.
"Prefiero haber tenido un aroma de su cabello, una caricia de sus labios, un roce de su mano, que una eternidad sin ello."
Fue lo último que dijo Bill Cipher antes de haber tomado la decisión de acabar con su vida, volver a ser un demonio vagando por la oscuridad. Ha probado los placeres humanos, es momento de regresar al infierno pero sin su estrella fugaz a su lado.
Tal vez en esta vida no están destinados a estar juntos.
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