[24]-Nadie debe saber
Advertencia: La siguiente lectura debo informarles que es para público adultos jovenes mayores de 21 años en adelante, contiene temas de sexo muy explícito y uso de parafilias en algunos capítulos de la historia, lenguaje vulgar y altisonante de género, acoso, frases que podría considerarse machistas y ofensivas para público femenil y masculino, consumo de drogas y alcohol, relaciones con menor consensuadas y entre escenas teratofilia, relación con demonios y abuso sexual. Abra leves imágenes NSFW posiblemente en Ao3 y aquí en Wattpad las leves UwU.
Se prohíbe que los adolescentes lean los siguientes capítulos de esta historia. Fanfic de Gravity Falls únicamente de lectura erótica/dark romance, enemigos a amantes y smut explícito.
NT: Si es lector sensible y no le gusta la no ficción, le recuerdo que tiene escenas fuertes.
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One Shot XXIV: Nadie debe saber
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No estaba segura de que rayos había sucedido. Pero ahora estaba con él besándose en un bar de alguna extraña dimensión. Lo ultimó que recuerda es la persecución...
Ella estaba con su hermano gemelo buscando por el bosque la criatura que robo los dulces que iba dar para el Summerween. Su tío Stan había sido muy codo para aportar más dinero para los gastos de la decoración y los dulces de buena calidad. Pero en un solo descuido una criatura peluda y semidesnuda de pequeña estatura con colmillos, se robó la bolsa que juro cuidar y prometió no perder de vista.
Pero quien la podía culpar cuando se detuvo en un aparador de la ciudad para ver los disfraces y la decoración de Halloween. Dipper le regaño por no sostener bien la bolsa, ahora los dos se encontraban buscando la pequeña criatura.
Cuando la encontraron la vieron adentrándose al bosque con la bolsa colgado de su boca. Su hermano menor había tomado un impulso de velocidad para perseguirlo, mientras que ella intentaba alcanzarlo. Lo último que alcanzo a ver la chica fue que su hermano entro a una capilla deteriora, seguido de abrir una puerta y entrar antes de escuchar su grito. Todo fue tan rápido que la gemela lo perdió de vista y terminó adentrándose por la misma puerta misteriosa perdiéndose dentro de lugar.
Ella cayó dentro de una carreta lleno de cadáveres y cuerpos agonizantes de criaturas, humanos y elfos. La castaña se asustó completamente intentando retroceder y alejarse de la putrefacción. Pero entre más se movía más terminaba hundiéndose. Un ruido la invadió cuando alcanzo a ver a su alrededor los vendedores ambulantes, las criaturas paranormales que volaban cerca, animales con algún defecto o fuera de lo ordinario, gnomos haciendo transacción y hadas llevando sacos de oro para cambiarlo por hongos o polvillo.
La menor reconoció este lugar como el mercado negro paranormal, no era la primera vez que venía. Cuando Dipper y Pacifica llegaron aquí a buscar su rostro apenas tenían doce años, y no pudo terminar de verlo por lo aterrorizada que se encontraba. Aparte de andar dentro de un maletero.
Ella supo inmediatamente que el paso está prohibido para los humanos, a pesar que después del Raromagedón las criaturas no habían llegado a un acuerdo muto para andar en sus dominios. Su tío Ford les explico que aunque las criaturas les han dado el permiso, existen otros seres y demonios que prohíben el paso a los humanos.
Mabel soltó un grito de susto cuando sintió que alguien tiraba de ella, con una mano cubrió su boca antes de visualizar de qué se trataba y ver que eran las garras de una criatura oscura sin ojos y solo una boca llena de colmillos afilados, que llevaba un mandil blanco cubierto de sangre.
- - Oh jojo... creo tengo algo que busca - Haciendo una seña con su dedo al sujeto. – le prometo que la mercancía es fresca, muy fresca.
- - Espero no obtener otro cadáver – Menciono el sujeto en forma de murciélago. – Suficiente fue con el último que me entregaste. Su sangre estaba macerada.
- - Le prometo que será excelente para torturar – Tiro con fuerza – Hasta le hare un excelente descuento.
En cuanto tiro de ella la chica pasó entre los cadáveres intentando aferrarse, pero fue inútil cuando sus garras hicieron presión en el tobillo izquierdo y tiraron con fuerza para levantarla y sacarla.
- - ¡Eep! – La menor gimoteo encontrándose ante las criaturas.
- - ¡Olvida el descuento! – Grito la criatura salivando con furia. – ¡PRECIO ELEVADO!, ¡PRECIO ELEVADO! ¡POR TIEMPO LIMITA UN HUMANO!
Todos se amontonaron para rodearla e intentar comprarla mostrando doblones y sacos de oro. Mabel estaba asustada por todas las criaturas y monstruos que querían obtener algo de ella. No todos tenían buenas intenciones. Algunos quisieron arrancar algún miembro, incluso tiraron de su cabello.
De repente un fuego intenso de color azul incendio la mano del vendedor provocando que la menor cayera sobre su trasero, la criatura termino incendiada quedando en medio de la multitud que los atrajo su dolor y olor.
- - ¡NO SE ATREVAN! –Grito el vendedor intentando defenderse. - ¡NO SE ATREVAN A COMERME!
Sus gritos fueron el deleite de los monstruos que se abalanzaron sobre él y comenzaron a devorarlo arrancando sus miembros como si fuera una brocheta.
Mabel aprovecho la distracción para escabullirse y esconderse, durante su huida robo una capa y una cola puntiaguda que la ato a su cintura. Hizo un gesto de desagrado cuando toco la sangre coagulada y la piel quemada. Se tragó las ganas de querer vomitar al saber que es lo único que la podía mantener a salvo.
Tuvo que disfrazarse para ocultar su apariencia humana, por suerte aún tenía la decoración de Halloween en su mochila. Saco unos cuernillos de color rosa con brillantina, lo suficiente para mantener su apariencia baja y menos llamativa. Su pelo lo alisó lo más que pudo para ocultar sus orejas.
Camino tranquilamente por el mercado buscando a su hermano y susurrando su nombre, a cierta distancia vio a un sujeto alto entrar a una especie de taberna. Pudo reconocer que se trató del hombre que provoco el incendio. Lo siguió antes de ver en la puerta un letrero con runas que se parecían a las del diario.
- - Oh Dipper... como me gustaría que estuvieras aquí para leerlo – Dijo ella en un murmullo. - ¿Qué dice?
La puerta se abrió revelando un ciclope de barbilla puntiaguda y un traje de pantalón oscuro y camisa roja, vestía un mandil marrón donde portaba una especie de toalla.
- - Aquí no permitimos elfos – Gruño el ciclope.
- - No soy uno – Se asustó la castaña sobrecogiéndose.
- - ¿Así? – Luego echo un vistazo de pies a cabeza antes de ver cuernos y una cola puntiaguda. – Oh... lo siento señorita diablesa jeje
- - Supongo que ya es la hora – Anunció. – Madame.
Se apartó para darle el paso a la joven, la cual ella ingreso viendo la poca cantidad de criaturas. El ciclope la escolto a la barra antes de disculparse.
- - Hemos tenido una vaga cantidad de clientes, pero veo que usted encontrara su cita. – Mostrando una sonrisa. – Solo le pido no dejarlos drenados.
Le sirvió un vaso de vidrio delgado con el líquido cristalino de una tonalidad rosa brillante y una fruta similar a una fresa adornando la orilla.
- - Cortesía de la casa.
- - Gracias – Mostro una sonrisa la menor antes de olisquear el contenido y beber el líquido un poco, obteniendo un sabor muy dulce al sirope de fresa. – Es delicioso.
- - Claro que es delicioso – Comento el cantinero. – Es sangre de dragón con vodka, el de siempre.
- - ¿Qué? – Terminando de beber el vaso.
- - A las diablesas les gusta, es como su motor de vida. Al menos que no fueras una...
- - Ah... sí – Sonrosándose de sus mejillas. – Me gusta, lo bebo siempre.
- - ¿Enserio? Que descortés no darte más – Sirviendo otro vaso.
- - No puedo pagar esto – Sonando avergonzada.
- - Jajaja esto es nuevo. Tranquila, podemos llegar a un arreglo – Tomando su brazo con delicadeza. – Aunque no lo hecho con una.
- - ¿Hacer qué?
Un vaso golpeo en brazo del ciclope llamando su atención, el rubio le hizo una señal de alejarse.
- - Otro igual y lo que consuma ella, lo pago – Aclaro. – Si sabes a lo que me refiero, Carl.
- - Oh claro, mis disculpas – Menciono algo aturdido por la actitud del rubio. – Lo que prefieran. Fue una sugerencia.
- - No veo la bebida.
- - Inmediatamente lo traeré.
- - Oye Carl – Dando una mirada llena de coraje al ciclope. – Que sea doble, mi invitada lo necesitara.
El sujeto misterioso camino a paso firme y lento antes de tirar el banquillo con su telequinesis, se acercó a la castaña sentándose a su lado y dejando un poco la formalidad de su apariencia. Se retiró su pequeña galera oscura pasando una mano cubierta con un guante de cuero negro, peinando los mechones rebeldes rubios como hebras de oro.
Mabel solo atino dar una mirada de reojo, su rostro se tiño de un color rosado al estar junto a un chico muy apuesto e intrigante. Había aprendido la lección a la mala con un grupo de vampiros que encontró en el centro comercial de Piedmont, por muy guapos que eran, no hay que meterse y mucho menos aceptar sus coqueteos. Si es que quisiera salir viva de ahí.
El sujeto soltó un suspiro profundo antes de girarse sobre su asiento de forma elegante y hablarle a la chica. Su orbe era una mezcla entre un color ámbar combinado con el verde lima dando esa tonalidad hermosa y extravagante levemente contraído con la pupila elíptica como las viperinas cuando acechan a su presa. Miro a la adolescente haciendo una observación exacerbada de pies a cabeza antes de dar una risa profunda y colmilluda.
La pequeña se sentía acosada ante su cercanía, más tuvo cuidado en sus acciones. Una llama azulada le causo atención cuando lo vio chasquear los dedos al azar, para tomar un cigarrillo que invoco de su otra mano y encenderlo. Tomo una calada suavemente antes de expulsarlo con total calma. Se inclinó lo suficientemente cerca de su cuello susurrándole a su oído.
- - Sabes – Hablo provocando que la menor soltara un escalofrío ante su voz y cercanía. - Es el peor disfraz que puedes tener, Mabel Pines.
- - ¿C-Cómo sabes? – Viendo perpleja al rubio parchado de su ojo. – Digo... ¿Cómo sabes mi nombre?
- - Este no es lugar para los humanos como tú. Meros mortales adentrándose a lugares prohibidos y poco autorizados, supongo que los vejetes debieron decírtelo – Aclaro, antes de ver al ciclope regresar con su bebida con doble dosis y otro trago para la chica. – Bebe, es mi humilde invitación a esta... poco reunión convencional que tenemos. – Dando una mirada perspicaz a la joven. – Sino bebes, sospechara que una humana ronda por este lugar. Y dudo que engañarlo ya no me servirá.
Mabel dio una mirada al bar ténder para observar como no le quitaba la mirada de encima. Puede que haya sospechado de su disfraz, pero no se quedaría averiguar a como la descubre y le hiciera daño. Tomo el segundo vaso notando que el color cristalino era una tonalidad lila, antes de beberlo con avidez escucho la voz del sujeto decirle; "A su salud y por este encuentro" sintiendo el líquido un poco más dulce y pesado que el anterior y con el sabor más nítido a arándano y alcohol caliente.
- - No sabe tan bueno como el primero – Sacando su lengua como si fuera eliminar el sabor fuera de su boca.
- - Es lo que beben las diablesas del infierno, es raro que no lo tomes. – Tomando el trago. – Yo prefiero pedirlo al doble sin llegar a tocar el néctar.
- - Sabes mucho de aquí – Comento la castaña dando la mirada al sujeto.
- - Llevo un tiempo sin venir aquí, aunque... - Haciendo un deje antes de tocar el cristal del vaso. – No soy muy recibido como antes. Si tu comprendes.
La adolescente dio un vistazo a su alrededor notando la poca iluminación de la taberna, todo era rustico y poco liso en la madera. Había un aroma nauseabundo en el ambiente mezclado con el alcohol, tabaco y hierbas quemadas. Algunas criaturas pudo reconocer en la mesa, gnomos del bosque bebiendo y jugando cartas, un grupo de hombres tauros exhibiendo su musculatura junto a los demás, un sujeto sin rostro y traje con smoking que parecía beber un tarro de cerveza y hablaba con una masa pegajosa roja. Entre otras criaturas como duendes que jugaban a los dardos.
Mabel vio a una pareja besarse con intensidad, no pudo evitar sonrojarse debido que ellos estaban en una esquina sin importarle la vista de los de su alrededor. Cuando vio que la situación se intensifico decidió voltearse a regresar su conversación con el rubio.
- - Aun no me has contestado – Girando su vaso con cuidado sobre la mesa. – ¿Cómo sabes mi nombre?
- - ¿Qué comes? ¿Qué adivinas? Los Pines son los últimos en reconocer un viejo conocido cuando lo ven – Arreglando su saco. – Pero no sería conocido, soy como algo repudiado, algo odiado y detestado por el maldito pueblo de Gravity Falls.
- - Para que seas repudiado y odiado, debiste hacer algo muy malo – Llevándose un dedo a los labios. – Sera acaso que eres un prófugo o cometiste un crimen.
- - Claro – Dando un giro a su ojo antes de tomar de su vaso. – Pero mi crimen se extiende a los confines del multiverso, pero si prófugo de algo carceleros del tiempo.
- - Eso no es muy bueno – Dando un sorbo a su bebida.
- - Aunque la mayoría de la culpa, también te pertenece – Comento antes de dar otra calada a su cigarrillo y enterrarlo en un cenicero cerca de la barra. – No eres tan inocente, Pines.
- - ¡¿Yo que hice?! – Sonando confundida y exaltada.
- - Romper un trato – Golpeando la mesa con un puño. – Creo y recuerdo haberte dicho que te quedaras en la maldita burbuja, para tener tu estúpido verano eterno sin reglas sin tiempo. Era tu deseo más anhelado, Pines.
- - Un momento... - Señalando con su dedo. – No puede ser... el tío Ford te borro de la memoria de mi tío.
El sujeto alzo una ceja de sorpresa, pero continúo con la conversación.
- - Ding, ding, ding... denle un premio a la chica – Tomando el trago de su bebida antes de golpear la mesa y exclamar con sarcasmo a la adolescente. – La mejor aliada que pude tener, porque no hay otra humana que pueda entregar la fisura a voluntad propia.
- - ¡Me engañaste!
- - Oh claro, yo engaño – Colocando un gesto de desagrado. – Te di lo que querías, y como me lo pagas con una rebelión.
- - Estabas poniendo el mundo de cabeza, eras un genocida tirano.
- - Eso es nuevo – Dijo el demonio antes de formar una sonrisa en sus labios y acercarse. – Pero lo permitiré.
- - Solo eliminar una parte, y poner en su lugar la basura de personas que existen – Dando una mirada a la adolescente que fruncía el ceño lleno de enojo y rabia. – Ahí esta esa mirada desafiante, como me gusta ver esos ojos que destellan un calor de enfrentamiento.
- - Pero no estoy en plan de eso – Tronando sus dedos y pidiendo al cantinero otra ronda. – Quiero algo diferente.
La chica arrugo la nariz al ver que le servían otro igual. Con su mano empujo el vaso para rechazarlo.
- - Preferiría agua.
- - Aquí no hay agua – Recalco el demonio bebiendo el trago. – Y te sugiero que lo bebas, es de mala educación rechazar la bebida que te invitan.
- - Preferiría no tomar una bebida invitada por ti, Bill Ciph... - Un brazo emergió inmediatamente de las sombras para cubrir su boca y evitar mencionar su nombre.
El rubio dio una mirada serena a la menor e hizo una seña discreta con su dedo en modo de silencio. La castaña sentía su corazón latir con mucha fuerza, la última vez que sintió las manos sombras del demonio, fue para capturarla a ella y a su gemelo mientras huían del castillo. Siendo sostenidos a la fuerza y sintiendo como el agarre presionaban sus cuerpos, aquella vez el demonio les provoco cortes y laceraciones como forma de castigo, entre choques de eléctricos.
Mabel pensó que aquella mano la lastimaría, pero en cambió cubría sus labios evitando presionar muy fuerte.
- - Aquí no – Menciono el demonio dando una mirada intensa – Pero mi nombre preferiría escucharlo, más privado.
- - Me temo que estamos en la misma situación, yo intento mantener perfil bajo al igual... – Llevando una mano enguantada para tocar a través de su cabello su oreja. – La súcubos tienen orejas puntiagudas, pequeña Pines. – Se acercó susurrando en su oído. - ¿Cuernos falsos? Estas llevando este juego muy lejos. – Continuo. – No te atreverías abrir la boca y decir palabras erróneas que nos lleve a otro inconveniente.
La sombra se desmaterializo como seda recorriendo su piel. Sinceramente la joven Pines no tenía forma de delatarlo. Bill sabía que podía utilizar esta información como amenaza, aunque esto lo perjudicaría, pero tendría forma de escapar a tiempo.
Decidió la adolescente no decir más y seguirse cubriendo con la capa y abrazar su suéter de lana purpura con diseño de calabazas. Dio otra mirada a Bill, quien este le hizo un gesto de ademan para que bebiera el vaso de tono lila brillante.
Lo sujeto con ambas manos antes de dar otro sorbo y sentir el calor del líquido descendiendo por su garganta y calentando su cuerpo.
- - ¿Pacto? – Desafiándolo con la mirada avellanada de quedar de acuerdo con la promesa de no delatarse.
- - Es un trato – Extendiendo su mano.
- - Claro que no estrechare esa mano.
- - ¿Cómo confiar en la palabra? Si eres la primera en delatarme y romper acuerdos – La delato observando como la pequeña nínfula adolescente solo se cubría de colores rojizos de sus mejillas levemente salpicadas de alguna brillantina que se embarro con descuido en su suéter, antes de llegar al mercado.
- - ¡Trato! – Tomando su mano para estrecharla agitando levemente y ver la aparición de su famoso fuego azul claro e intenso.
- - Así me gusta.
Observo como la llama se evaporaba soltando la mano del rubio. Aun sentía ese pequeño toque electrizante en su cuerpo. La adolescente se abrazó así misma antes de ver en la barra otra bebida diferente; más nítido pero de un aspecto de prisma como el arcoíris combinado como una tormenta de nebulosa en tonalidad gris, recordándole como Orion o Pacman las estrellas que su tío Ford les señalo una vez a ellos, durante la noche de las estrellas fugaces.
- - Acaso no lo tomaras – Viendo a la chica mostrar una risa risueña y sostener la bebida, mientras admiraba el contenido.
- - Me gusta... que no quisiera beberlo – Enmarcando una sonrisa sincera de sus dientes blancos. – Ojala pudiera llevármelo para mostrarlo a Dipper.
- - Es raro que menciones a Pino – Sonriendo. – Esto es nuevo, me agrada que sigas las instrucciones.
- - Hablas muchooo – Hizo un leve mohín la castaña. – Quiero tenerlo, es bonito – Abrazando el vaso.
- - Son solo tres mezclas – Comento el demonio antes de girar su vaso. – Ginebra, esencia de belladona y... - Se detuvo un momento ante la mirada atenta de la castaña esperando que la otra bebida no fuera algo extraño. – Si digo lo otro, seguro no lo tomas.
- - Prefiero no saberlo – Soltando una risa. – Seguro que tiene que ver con algo muy desagradable.
- - Posiblemente.
- - ¡Bill!
- - Es un decir.
- - Mabel Pines – Dejando un leve tarareo en su voz antes de continuar con su conversación. - ¿Qué carajos haces en Crawlspace? Antes de la hora que acordamos.
- - ¿Quieres saber? – Mostrando una sonrisa divertida al acomodarse en su asiento y contarle su pequeña persecución con un monstruo de los dulces.
El cantinero puso una especie de reloj de arena con la cual caía dependiendo el flujo de la conversación para sus clientes, apaciguar el tiempo el cual puede ser muy lento o muy rápido. Por como caía la arena la pareja podía durar un cierto tiempo sin que transcurriera muy rápido, lo suficiente para que disfrutaran su pequeña tarde.
ஜ▲ஜ
Era el séptimo vaso cuando cuándo la castaña comenzó a hablar sobre lo mal que se había comportado su hermano gemelo este verano. Paso divertidos momentos a amargos momentos en que su gemelo apenas la toleraría en cada excursión o salida. En vez de que Bill la detuviera, añadía más leña al fuego cuando hablo de su experiencia con Stanford Pines y su traición, visto desde su persona.
Para este momento Mabel apenas lo seguía y descuidadamente tomo su vaso donde posiblemente tenia vodka con alguna otra mezcla, bebiendo el contenido sin importarle que fuera su bebida. El rubio soltó una risa relajada al verla poner una mueca de disgusto y realizar el típico gesto de asco.
- - No debiste beber eso, te lo he dicho – Invocando un pañuelo para sujetar su mentón y limpiar su boca con sumo cuidado rosando la tela contra sus labios rosados. – Pero no me escucharías, siempre me has sorprendido pequeña, te gusta hacerme enfurecer.
- - No soy pequeña – Empujando sus brazos y aferrándose a sus hombros para enderezarse y elevar su pecho. – Somos de la misma estatura, rubio.
- - Claro, claro, claro – Dando una leve caricia a su cabeza. – Lo que tú digas chico.
- - Ruuubio – Balanceando sus piernas sobre el taburete, mostrando sus medias de arañas al demonio y su falda a juego una perfecta tableada naranja. – Sigues, ¿sigues enojado por todo?
- - Siempre – Mirando a la pequeña fémina jugar con el lazo de su corbatín de su traje.
- - ¿Estás enojado conmigo? – Dando una sonrisa coqueta al demonio.
- - Supongo – Soltando un suspiro de tan solo recordar que fue la causante de alterar su raromagedón. – Me gustaría ahorcarte y atarte al maldito poster de este mercado, ahora mismo.
- - Pues que bueno, porque yo también lo estoy contigo – Cruzándose de brazos y tomando el vaso suyo con la bebida medio llena. – Me gustaría gritarte y darte un buen golpe abajo por lo que nos hiciste.
- - ¿O tú crees? – Frunciendo el ceño, se levantó para acorralarla sobre su asiento y mantenerla entre la mesa de la barra y su cuerpo. – Te crees tan valiente, pequeña mortal.
- - Un movimiento, uno solo y te destazaría. Jugaría con tú intestino como cuerda de saltar y tú útero lo usaría de sombrero, tal vez invitaría a los de aquí a jugar con tú cuerpo.
Bill notaba que la chica no estaba en sus cinco sentidos, eso lo extraño pero esta conversación y todo parecía real.
- - Eso crees, Bill – Acercando su rostro al demonio. – Quisiera que lo intentaras, pero acabar con mi vida no alimentaria tú sed de venganza. – Tocando su rostro para darle una caricia sobre su mejilla y provocar un leve sonrojo en el demonio. – Piensa más, piensa más... más, más... Bill – Rozando un pulgar sobre sus labios, sintiendo lo puntiagudo y afilado de sus colmillos presionando contra su piel y pinchando su dedo.
Retiro su pulgar de sus labios y le mostro al demonio la acción seductora y divertida de la castaña, al lamer su pulgar y saborear su sangre.
- - Mi tío Ford, eso no lo enojaría solo lo entristecería al igual que mi tío Stan y mi hermano Dipper. – Llevando sus manos al regazo y apretar la tela de su falda. – De que sirve ponerlos tristes, eso es... aburrido y deprimente.
- - Tienes razón, Estrella fugaz – Mostrando una sonrisa canina al ver la perfecta analítica de su plan de torturarla y matarla, la cual no podría llevarlo a la plena satisfacción. Quedaría igual, aburrido y hastiado de no conseguir algo más de los Pines que solo su lamento.
- - El tiempo... el tiempo pasa y se olvidarían que una vez estuve aquí – Agachando su mirada al suelo.
- - ¿Qué sugieres? – Tomando su rostro para levantarlo y ver la mirada vidriosa y empañada de la castaña.
- - Pensar un poco más, y buscar una manera de obtener lo que quieres. – Hasta este punto la pequeña sujeto las solapas de su camisa y lo acerco a su rostro plantando un beso descuidado en sus labios.
El demonio sujeto de su cadera y con la otra mano se aferró a su rostro, su contacto era terso como una flor. La adolescente estuvo a punto de separarse, pero el rubio la atrapo manteniéndola retenida contra la mesa y su cuerpo. Guio su beso al compás de un movimiento profundo y apasionado, escuchando un gemido delicado de la pequeña. Se separó de ella rompiendo el beso en un breve momento.
- - Supongo que debería tomar esa sugerencia.
- - Siento un cosquilleo en mis labios – Tocando sus labios donde el rubio la beso. – No debería dejarte, eres malo.
- - Sí, y las traviesas y rebeldes como tú, obtienen un castigo por traición. – Dando una caricia el pómulo de la castaña. – Pino, Seis dedos y Fez... probaran la venganza.
- - Estas pensando más – Dando una caricia a su pecho.
Bill dio una mirada al cantinero antes de colocar doblones de oro sobre la barra y escuchar al cantinero decir, fondo a la derecha. Le dio la botella antes de verlo con una sonrisa maliciosa en su rostro.
- - Supongo que es momento.
- - Sígueme – Atrajo a la pequeña adolescente en un abrazo llevándola a las escaleras, notando que la menor tropezaba mucho con su pies y reía descuidadamente.
- - No eres un Dorito bueno – Picando su torso. - ¿Qué es este lugar? – Fue llevada por el pasillo el cual se encontraba oscuro y poco iluminado por la zona.
El demonio abrió una de las puertas del fondo que conducía a una habitación sencilla con una cama amplia y un escritorio. Dejo la botella de ginebra encima del escritorio y atrajo otra silla para que la menor se sentara.
- - Ven aquí.
Mabel se sentó antes de sentir las manos del Bill tocar su cabello y retirar la diadema con cuernitos, la cual la castaña soltó una risa mientras bebía su bebida.
- - Verdad que son mi mejor disfraz.
- - Claro, cuando los cuernos no se le ve la parte oscura – Menciono el rubio. – Los ciclopes son muy ciegos el ver los detalles. Pero debo darte puntos por hacerla más real e idéntica.
- - Insultas a tú raza – Señalando su ojo.
- - No soy un ciclope, Pines. – Curvando una media sonrisa mientras una risa leve brota de su voz. – Pero tu comentario es un moderado insulto.
- - No... eres un dorito – Mostrando una sonrisa contenta.
- - ¿Mejorando?
- - Un poco – Fue arrebatada la bebida lejos de sus manos sintiendo la presión de los labios del sujeto. – B-Bill...
Todo lo que sabía era que los labios de Bill eran suaves y cálidos contra los de ella, y la reacción visceral de alejarlo se había desaparecido instantáneamente contra todo pronóstico. Un torbellino de emociones atacó a la pequeña adolescente cuando fue sintiendo que era besada nuevamente.
Incluso cuando su lengua se deslizó dentro de su boca, ella no protestó en ningún momento y en lugar de eso separó aún más sus labios para frotarlos con los suyos, queriendo experimentar y sentir el beso que le daba el demonio de los sueños.
Las veces que tocaron el tema de los besos con sus amigas, no había tenido una experiencia con ningún chico, su único beso fue Marmando y fue lo más simple que un toque suave. Pero este beso que estaba recibiendo era diferente, hacia derretir sus sentidos.
Todavía saboreando el aroma enmaderado, ahumado por el tabaco que inhalo y el amargo sabor del vodka en su boca con la leve azucarada de la bebida. Era una sensación nueva para la adolescente. Tanto que entre su descuido, sus labios rozaron muchas veces contra su labio inferior, obteniendo finos mordisco por parte del demonio. Él se rió suavemente ante eso y soltó sus labios por un momento, dejando descuidadamente que un rastro de saliva se quedara en la comisura entre ellos y permitiendo que la menor recuperada el aliento.
Mabel estaba completamente ruborizada y soltando una risa nerviosa tratando de evitar su mirada. La cual el demonio no le permitía apartar tan fácilmente. Él tenía la misma sonrisa engreída y superior que ella siempre había conocido, el tirano que alguna vez aterrorizo Gravity Falls, he hizo del pueblo un infierno de locura apocalíptica. Pero esta vez tenía una suavidad que ella no estaba acostumbrada a ver. Como si el demonio hubiera quitado su expresión malhumora y la ira y fuera reemplazado con una mirada llena de atención y un rastro de cariño. Una mirada que aun desconocía la gemela en los chicos.
- - Carajo, mocosa... – Ronroneó, levantando su barbilla con un dedo y apretando con delicadeza el pómulo sonrojado de la castaña. - No pensé que te interesaría tanto, Pines.
- - Me gusta que tomes esto como alguien ajena a esto – Menciono entusiasmado el demonio.
Mabel resopló suavemente y le apartó la mano sin mucha convicción de su gesto de querer acariciarla. Simplemente parecía más divertido seguir su juego, no encontraba el porqué de su comportamiento. Solo simplemente le gustaba y le provocaba el cosquilleo más agradable en su cuerpo.
- - E-Es sólo el alcohol, Bill. No te hagas ilusiones... - Respondió ella. – Sí tú quieres cortejar a una chica, debes invitarla a salir y darle flores y chocolates. – El demonio soltó una risa profunda, la cual provoco un latido en el pecho de la joven, a cambio hizo que se le hiciera un nudo en el estómago y se maldijo a sí misma por esa maldita sensación.
- - ¿Citas? ¿Flores? ¿Chocolates? Suena sencillo, Estrella fugaz – Se levantó de su asiento para mantener a la chica en su lugar y colocar ambas manos atrás del escritorio como una forma de encarcelamiento e impedir que escapara. – Aunque deberías ser más exigente, en tus acuerdos.
- - Aun no he dicho que me gustas o darte permiso – Murmuro suavemente para que escuchara el rubio. – El alcohol no me hace pensar.
- - Excusas. No has tenido suficiente, apenas empezamos. – Susurró antes de atraerla hacia un beso húmedo y desordenado. No pudo evitar que sus ojos se cerraran soltando un gemido de sorpresa mientras él tocaba y acariciaba su lengua alrededor de la de ella, para la adolescente todo esto era una gran variedad de sensaciones. Ella respondió del mismo modo intentando calmar el calor que poco a poco brotaba.
Un zumbido de satisfacción vibró en su garganta, cuando el beso se volvió más caliente e intenso, apoyó una mano en la parte baja de su espalda, la otra sosteniéndolo contra la mesita del escritorio mientras se inclinaba más hacia ella.
Mabel entro en un arranque de emoción ante el beso, sus manos tiraron de la capa del demonio acercándolo más a su contacto y emitiendo una risa que rompió el beso, mientras jadeaba.
- - Lo... lo siento – Viendo que también tiro de los botones de su chaleco.
- - Impaciente – Retirando su capa dejándola en la silla, antes de tomar la capa que cubría a la adolescente y tirar fuera de ella. – Siempre tan impaciente
- - Bill... - Mirando al demonio que se inclinaba y besaba nuevamente sus labios con suavidad.
Su palma enguantada se sentía grande recorriendo su espalda hasta llegar a su cintura, era cálida contra la tela de su suéter, y se preguntó cómo se sentiría contra su piel. Aunque el demonio no perdió un minuto del tiempo en leer sus pensamientos. Él nunca dejó su boca sola por más de unos segundos, apenas dándole tiempo para recuperar el aliento, disfrutaba de escuchar los finos gemidos de la menor.
Sus manos se deslizaron hacia arriba para agarrar la parte delantera de su saco y terminar tirando de los botones. El demonio permitió que le quitara la prenda, aunque el también reclamo cuando tiro hacía arriba su suéter dejándola con su tira hueso un brasier rosa. Mabel se aferró a su camisa mientras él deslizaba las suyas hacia su espalda baja raspando finamente con las garras cubiertas. Ella se apartó del beso y respiró hondo.
Sus apagados ojos avellanados brillaron juguetonamente, las caricias fueron un detonante cosquilludo para la adolescente. Bill la tomo de la cadera levantándola de la silla y sintiendo los brazos de la adolescente abrazarlo por el cuello y escucharla reír, mientras daban una voltereta en la habitación.
Mabel estaba lo suficientemente nerviosa ante el afecto del demonio, tanto que el miedo de momentos le ganaba y se avergonzaba de continuar. Era la primera vez que era besada de esa manera y la tocaban, temía hacer algo mal o que él se burlada por actuar infantilmente.
Termino siendo deposita en la cama, antes de recibir los besos animados del rubio, el cual fue tirando sus tenis fuera de sus pies y acariciando cerca de su muslo. Mabel sujeto su mano evitando que continuara.
- - ¿Demasiado para ti, Estrellita? – Hablo en un tono ronco y calmado. – Vamos no tan inocente, actúas muy tímida.
Mabel gimió ansiosamente ante el apodo que podría considerarse entre amistoso y diminutivo de estrella fugaz. Aunque por un momento se extrañó de ese comentario. Se retorció levemente en su agarre, lo que sólo provocó que él lo apretara ligeramente de su cintura y la atrajera a su cercanía. Él estaba visiblemente encantado de verla luchar con el hecho de que ella estaba metida en esto.
Retiro los guantes que cubrían sus manos cubiertas de garras filosas y la mitad de su piel oscurecida. Ella exclamo con asombro ante la apariencia de sus manos, recordándole que él es un demonio.
- - Parar ya no es una opción, Estrella fugaz – Añadió, tocando la punta de su nariz rozando la de ella. – Me lo darás... me perteneces. Tampoco puedes escapar, no importa cuánto te alejes, te encontrare. – La absoluta posesión del gesto hizo que su corazón latiera más rápido y su rostro se sintiera caliente. Por alguna razón, no dudaba que él se detendría si ella se lo pedía. Bill era su enemigo, pero no ese tipo de enemigo que tomaría a la ligera... su tío Ford le había comentado que el demonio puede ser tanto un genocida sádico como un obsesivo lleno de venganza.
- - No, no pensaba en huir, pero no soy de tu pertenencia – Ella admitió desafiándolo, mirando a todos lados de la habitación, ante de quedar absorta en su orbe ambarino. La mano acarició su espalda baja recorriendo su columna con delicadeza, apenas por debajo de su trasero apretó suavemente contra su falda, y dejó la sensación leve de un beso en sus labios voluminoso.
- - Eres adorable y un maldito caos lleno de mentiras, secretos y formas de lastimar, ¿lo sabías?
- - Y tú un demonio desquiciado y sádico.
Él se rió entre dientes por su declaración, acercándola a su regazo con una facilidad que hizo que su estómago se revolviera. Su falda subía por sus muslos y ella se estiró para bajar el dobladillo, solo para ser agarrada suavemente por las muñecas con un pequeño chasquido de los dedos del demonio quien invoco las manos.
- - Ah no, Pines – Haciendo un chasquido con su lengua. Al ver el vago intento de la gemela Pines en cubrir su entrepierna. – ¿Crees que voy a dejar que encubras las cosas buenas? - Él arrulló, con su orbe fijo descaradamente sobre su cuerpo, deteniéndose en la hinchazón de sus pechos y el indicio de sus bragas que ahora eran visibles a través de las medias. - El negro de las medias te queda mejor.
- - No te atrevas a romperlo – Fulmino con la mirada.
- - Aquí estorba prendas de más – Con el filo de su uña corto la tela de sus medias abriendo la abertura de su entrepierna. – Aquí la ropa sobra, me sorprende que uses.
Mabel soltó un quejido cuando dos dedos se posaron contra la tela de su braga y frotaron suavemente contra su entrada. Se mordió el labio y apretó los muslos, tratando de ignorar el calor que se acumulaba allí abajo y la palpitación en su intimidad.
- - Espera... - Tembló ante el frotamiento y como él dejaba una serie de besos que iban de sus mejillas hasta su cuello. – Ahh... ahh...
- - ¿Puedes sentirlo? – Dando una lamida a su piel lechosa de su cuello. – Puedo ver que estas húmeda.
- - Mentiroso – No queriendo admitir que la caricia le provocaba esa sensación deliciosa contra su entrada.
- - ¿Lo soy? Sólo quiero apreciar una linda vista... - Las sombras brotaron atrapando las piernas de la adolescente y abriendo sus muslos evitando que apretara contra su entrada.
Con ese movimiento consiguió tomar la prenda de sus medias y deslizarlas fuera, Bill presionó su boca contra su cuello saboreando la piel suave y oculta de la castaña, haciéndola jadear mientras colocaba una serie de besos allí entre el nacimiento de su escote, chupando y lamiendo para dejar marcas rojas como manchas de pétalos, donde serían más visibles. La chica no pudo reprimir un gemido cuando la mano del demonio volvió a su intimidad y froto contra la braga. Ella lo sintió soplar aire frío contra su piel sensible mientras reía.
- - Todos verán mis marcas y preguntaran por ti... - Bromeó. – ¿Vas a decirle a Fez que dejaste que ese enemigo que odias te hiciera gemir? ¿Qué me dejaste marcarte? ¿Qué caíste en el mercado negro prohibido? Niña traviesa.
Mabel sólo pudo quejarse en respuesta, el pequeño y sucio apodo que ahora le puso, le hizo que su centro palpitara ansiosamente y su caricia la hiciera derretirse. Podía sentir algo duro contra su pierna derecha, lo que la hizo preguntarse si todo esto realmente estaba sucediendo.
- - Aunque no me importaría que los mortales lo supieran – Tirando un mechón de su cabello. Él sonrió contra su piel y pasó su lengua por su yugular por última vez antes de plantar su orbe en los de color avellana de sus ojos. – Se enteraran que eres mía.
Ella frunció el ceño, el tono condescendiente de esa frase no le sentaba del todo bien. Bill pareció darse cuenta de eso. Sus desafiantes ojos le retaban luchar.
- - Simplemente con verte a mi merced, me gusta. - Añadió, levantando la barbilla nuevamente y obteniendo su mirada en él. - Tu atención es tan difícil de conseguir. Siempre tan testaruda, dando esa maldita mirada llena de valentía y coraje... el odio siempre estuvo presente.
- - Mantenerte encerrada y dejar que siguieras en tu deseo.
- - ¿Y entonces que sucedería? – Hablo recordando su burbuja de los sueños. – Un juguete, algo que mantener mientras tú acababas con el pueblo. Lastimaste a mucha gente y a mis amigos. Nada sucedería si me mantienes encerrada.
- - Tarde o temprano – Murmuro cerca de su rostro. – Mabel Pines, no solo te mantendría aprisionada.
El demonio se quedó un momento quieto ante lo que dijo, pero continúo. Todo era perfecto, parecía real su prisionera.
Ella tragó con fuerza cuando el demonio la atrajo a la orilla de la cama y apego su pelvis con la suya. Su pene estaba tan rígido que podía sentirlo palpitar incluso a través de sus pantalones vestir, pero no parecía demasiado preocupado por eso en este momento. Él simplemente mantuvo su orbe fijo a los de ella, y sus labios tan cerca de los suyos que tuvo que evitar besarlo más.
- - ¿T-Te gusto? – Pregunto de forma inocente ante lo más obvio que pudo ver en su situación actual.
- - No me habría acercado a impedir que te compraran como la cena para otras criaturas – Tocando su cintura y sintiendo su piel bajo la camisa de tira hueso. –. Te destazarían, y te comerían a pedazos. Se me hace extraño que te dejaras atrapar por ellos.
- - No fue mi culpa... Bill... detente - Sintiendo sus manos dar una caricia a su cintura y parte de su columna. – Debo irme... Dipper, está solo.
- - ¿Pino? Ahora lo usas - Musito el demonio aun extrañado por la mención del gemelo Pines. - Debe estar lejos, quizás por fin lo mataron – Colocando un beso sobre su quijada. – A ti no te dejare ir - Pareció perder un poco la compostura, respirando profundamente y cerrando los ojos por un momento. – Voy a cogerte duro, pequeña humana.
Esto asusto un poco a la menor cuando vio al demonio encima suyo y atrapándola contra la cama. La castaña dio una patada en su abdomen y se giró con todo y sombras evitando arrastrándose contra el colchón para moverse fuera. Bill solo soltó una fina risa y sujeto a la adolescente por detrás atrayéndola nuevamente a la orilla, sus sombras emergieron con enredaderas y se aferraron a sus piernas. Apenas las manos de la pequeña se sujetaron vagamente de las sabanas evitando se arrastrada de regreso.
- - No... - Sonando nerviosa y con el calor en sus mejillas, aunque el alcohol la empezaba a debilitar y perder sus fuerzas.
- - Escapar no es una opción – Su cuerpo alto cubrió el suyo manteniendo recostada contra la cama. Sus caderas se movieron un poco, presionando su erección contra su trasero con la falda levemente alzada. – Te dije que te atraparía – Colocando un beso en su nuca descubierta en una pequeña porción de cabello. - ¿Recuerdas lo que te haría por decirme mentiroso?
Ella asintió lentamente, con la mente confusa. El temor de morir disecada como momia, solo imaginar al demonio desollándola y sacando su sangre, la hizo temblar. Presiono su erección contra ella, comenzó a frotar y amasar sus glúteos con un estrujamiento que se denotaba un rastro de lujuria y tensión en el ambiente. Mabel por un momento se extrañó que el demonio acariciara mucho su trasero, aunque para ella era nuevo ese toque. De pronto sintió un punto agradable contra el empuje y la voz insistente del demonio en que respondiera, los gruñidos de él y sus manos moviéndose para recorrer sus piernas hasta llegar a la cima de sus muslos terminando de romper sus medias.
- - Bill... - La castaña escuchaba la voz profunda del demonio cerca de su oído.
- - Dilo – Tirando de un mechón chocolate que hizo que girara el rostro a su dirección. - ¿Lo recuerdas?
- - S-Sí – Menciono la chica con una voz temblorosa y las mejillas rojas.
- - No, tienes idea pequeña mocosa, de lo difícil que fue para mí mantener la compostura después de eso. Intentar no pensar en ustedes, perder mi ejercitó y mi parte de mi castillo. - Él siseó, agarrándola firmemente y moviéndola para que ella estuviera inclinada parte de su cuerpo en el colchón y la otra fuera y expuesta. Su vulva apenas cubierto por la braga rosada, ahora presionando cómodamente contra su bulto. – Mabel Pines... los mantuve vigilados, siempre en espera de venganza. Aunque tú... hmmn... te tengo reservado otro castigo.
- - ¿O-Otro... castigo? – Hablo ronca la pequeña tras sentir como el bulto golpeaba su zona genital frotando fuertemente contra su hendidura y golpeando su clítoris. La gemela estaba tan concentrada en ese contacto que no se dio cuenta de que las sombras la tenían lo suficientemente sujeta de los muslos.
- - Voy disfrutar torturarte, rogaras porque te coja.
Verla desmoronarse así, justo ante sus ojos... Era irreal. Irreal, pero increíblemente satisfactorio. Tanto es así que no pudo evitar que se formara una sonrisa en sus labios, su rostro se sentía más caliente que nunca. La gemela Pines ruborizada y con el miedo avanzando, el temor era delicioso. Como una pesadilla única y esperara.
Ella recordó ese día. Estaba cansada después de correr por todo el castillo de Fearamid, y correr sin más, sedienta, herida y con su ropa sucia y arrepiente de tanto resguardarse. Él era tan molesto lleno de una ira y cólera que intentaba matarlos, cuando los atrapo fue burlándose de ella por lo desaliñada que se veía y distrayéndola durante el camino, recordándole que los destruiría a ella y su hermano, dependiendo de su castigo. Era la primera vez que sentía mucho miedo cuando su ojo cambiaba a los símbolos del zodiaco, decidiendo a quien torturaría si su tío Ford no le daba la fórmula de la ecuación.
Él no pareció ser misericordioso, él era muy en serio en ese momento, respondiéndole con una sonrisa mientras todos los demás la miraban a ella y su hermano como apunto de tener su juicio. La imagen iba a caer en su símbolo, desde entonces ella se preguntaba; ¿Qué hubiera pasado si su símbolo caía?
Bill puede que haya estado de humor ese día y la hubiera matado, o posiblemente la habría torturado hasta rogar piedad. Mabel no quería admitirlo pero si hubo noches, noches en que se imaginaba esa escena y lo que hubiera pasado.
- - ¿Te... gusto? – Pregunto la castaña notando que Bill sonreía contra su rostro.
El demonio escuchaba por segunda vez esa pregunta, pero no estaría mal en reafirmar.
- - Me gustas, chico. – Colocando una lamida sobre su mejilla. – Cuando realmente me miras y tus ojos son un rastro desafiante, yo sólo... - Él casi se quejó, ahuecando su trasero sin ceremonias y presionándola contra su pene, moviéndose hacia su cuello para morder suavemente la tierna carne. – Y cuando me pones ese ceño fruncido... ¡Mierda!, podría cogerte en el acto.
Dando un golpe contra el colchón, provoco que la menor de encogiera sobra su lugar y diera esa mirada sumisa y al demonio. Ella gimió abiertamente entonces, colocando sus manos contra las sabanas y apegando su trasero y presionando su erección. Él respondió con un gemido cuando sentía la teja irse humedeciendo, rápidamente la atrajo hacia otro beso hambriento, metiendo su lengua entre sus labios y pasando sus manos por sus espesos ondulados mechones castaños.
Se sintió absolutamente derretida la menor, ebria de su saliva. Borracho con sus palabras que tanto Bill le obligaba recordar. Es un demonio de los sueños, le fascina aterrar y sentir el miedo en sus víctimas, y ella era un maldito libro abierto cuando intentaba ocultar sus miedos y las sensaciones que experimentaba.
Registró vagamente que su suéter estaba tirado al piso de la habitación, sus mallas destruidas, su tira hueso un desastre que empezó a ser retirado fuera de su cuerpo, y la falda que se deslizaba más arriba por sus glúteos hasta que sus bragas quedaron completamente descubiertas sin nada que tapar, dejando al descubierto lo empapada que estaba. Una mancha de humedad que abarcaba su trasero. Las manos de Bill pasaron de su trasero a sus pechos, apretándolos y disfrutando de lo perfectamente que encajaban en sus palmas. Dos montículos en desarrollo.
El demonio soltó un jadeo cuando la pequeña Pines le permitió seguir tocándola. Todo en ella era tan suave que podría haber jurado que se estaba besando con una nube, tan tersa y pura. Tan malditamente real...
- - Sin ropa... – Él respiró contra su boca, agarrando los tirantes de la prenda de su brasier y cortando. Cuando ella respondió con un sonido de queja por su ropa interior, él los deslizó por sus brazos y la falda que traía la terminó tirando al azar fuera de sus piernas junto a lado de la cama.
- - Mi ropa – Ella se quejó solo trayendo las bragas. – No es justo...
El demonio soltó una risa cuando la vio quejarse al hinchar sus mejillas como las de un roedor.
- - No comas ansias, Estrella fugaz – Viendo la mirada curiosa de la menor. – Recuerda que tú no protestas aun.
Él hizo lo mismo con su propia ropa tirando de su chaleco, desabotonando la camisa, y abriendo el cinturón de sus pantalones, hasta tirar la bragueta y abrir el botón del pantalón, presionándose fuertemente contra ella después. Sus manos sujetaron su generoso pecho amasando y pellizcando sus tiernos pezones cual botones de rosa. La forma en que sus pechos casi se derramaron en sus palmas le hizo salivar un poco y luchó por no devorarlos aun.
Sentir su intensa mirada sobre ella le dio la confianza para frotar su pene nuevamente, haciéndole saber lo que espera. El profundo y ronco gemido que dejó escapar la animó a hacerlo de nuevo. Y otra vez. Y una vez más cuando ella apretaba la tela y frotaba sus muslos para calmar la sensación de calor.
- - Mierda... Pines~ - Él hizo una mueca y soltó un jadeo, su pelvis se elevaron para encontrarse con las de ella, cada vez que ella se alejaba aunque fuera ligeramente se inclinaba y la sujetaba para dar en ese punto exacto.
- - Ahmm... ahmm – La menor meneo un poco su trasero y soltó un berrido dulce cuando rogo por más contacto. – Caliente... - Un líquido empapo su braga descendiendo por su hendidura. Y gimió entrecortado. – B-Bill... Bill...
Sus manos soltaron la tela y con las sombras tirando en sus muñecas, aprovecho cuando el demonio se inclinó contra su cuello para tomarlo de los mechones y tirar.
- - ¡Bill! – Grito en medio de un gemido cuando el demonio empezó a empujar y frotar con fuerza siendo brazadas ardientes.
- - Mierda... tan ardiente – Tiro de sus bragas aun lado y bajo un poco más sus pantalones, embistiendo su entrada con golpes secos y restregando su entrada al punto de sentir la humedad y su semen femenino caer.
- - ¡Para! – Grito la pequeña temblando y gimiendo, pero el demonio la sujeto jadeando y frotando contra su vulva descubierta. - ¡P-Para!
Ella lo jodió un poco más, sus profundos gemidos goteaban sobre ella como miel y la humedecían más. Él se inclinó y volvió a acariciar su rostro en el hueco de su cuello. Escuchando la súplica de la gemela como una deliciosa melodía. Araño su trasero dando una nalgada, separándose y bruscamente y viendo como la menor se corría expulsando su flujo cristalino como miel por la sabana de la cama.
Corto su braga arrancándola fuera de ella, masturbo su flor contra sus falanges sintiendo su lubricación tan abundante y mojada en sus labios, el demonio adentro dos dedos sin previo aviso y penetro con rapidez escuchando a la menor soltar un grito y un chillido cuando froto dentro de su estrecha carne.
- - ¡Bill!... Duele... duele – Sus gemidos se escuchaban como un tierno lamento, que embriago al demonio.
Bill sujeto su rostro para verla, añadió un tercero dentro empujando con golpes fuertes y lentos en su ritmo. Mabel soltó gemidos fuertes, las lágrimas brotaron e intento cerrar sus piernas, pero las sombras se lo impedían. El rubio se acercó y beso sus labios en un apasionado e intenso beso, el cual la pequeña gimió con fuerza cuando su mano se encorvo dejando fuera dos dedos laterales y el pulgar, dejando el índice y el del medio dentro, el movió nuevamente con rapidez rozando entre la pared de su uretra y la entrada de su vagina, presionando y frotando contra la vejiga.
La pobre adolescente jamás había experimentado esto, sus piernas temblaban con violencia y su sexo era un mar ardiente entre una palpitación dolorosa contra su vulva. Mabel lloro incapaz de cerrar las piernas y con la sensación urgente de orinar y terminar. El demonio embozo una sonrisa de satisfacción cuando la adolescente grito con fuerza y termino corriéndose con fuerza en un squirt que cayo deliciosamente sobre el piso de madera rustico. La menor lloro cuando él froto despacio y continuo nuevamente, volviendo a dar empujes y frotar su pequeña bolita hinchada.
- - ¡No, no! – Negó la chica sollozando. – Por favor... no Bill.
- - ¿No quieres? – Susurro contra su oído. – Pines...
- - Bill... - Hablo la pequeña con miedo cuando sentía su sexo humedecerse nuevamente. – Bill... me voy hacer... ¡por favor! Yo no quiero...
- - ¿O eso sientes? – Sonriendo maliciosamente, retiro sus dedos lamiendo su miel. – Delicioso.
Mabel podía respirar una vez más, pero no podía cantar victoria. Cuando sintió las sombras crecer y aferrarse a sus muslos como manos. Unas sombras emergieron en forma de tentáculos y se arrastraron hasta los labios húmedos de la pequeña Pines.
- - ¿Qué sucede? – Viendo al demonio verlo parado y con una sonrisa en el rostro.
- - Un castigo – Dijo el demonio caminando al escritorio y tomando de la botella que trajo. – Estas actuando diferente esta noche – Se dijo a si mismo mientras miraba a la chica con la mirada perdida y temblando tras su reciente orgasmo. – Muy diferente.
Estando encorvada contra la cama y su trasero expuesto junto con su sexo, se extrañó que el demonio ya no la tocara. Pero los tentáculos rozaron su genital frotándose contra sus labios y parte de la entrada de su vagina.
- - Te ves muy sexy estrellita, pero un buen castigo mereces – Golpeando su rostro con suavidad. –No te amordazare ni me detendré, prefiero escuchar esos deliciosos y maravillosos sonidos que haces.
Mabel sintió como una caricia tan suave y deliciosa de ese tentáculo, frotando contra los bordes y rozando entre su clítoris de momento. La chica gemía suavemente cuando el tentáculo giro un poco la punta contra la entrada de su vagina y empujo un poco, moviéndose despacio hasta que la menor se adaptara y comenzara a empujar dentro cogiéndola con suavidad.
La castaña pensó que esto no podría ser tan malo, aunque no esperaba que su primera vez fuera un tentáculo de sombras. En cuanto atravesó su himen y estiro esa membrana dentro, no fue tan doloroso, la cogió con un poco más de rapidez, disfrutando de este placer. Pero era algo extraño que Bill solo la viera con esa sonrisa y acariciara suavemente su miembro a través del pantalón de vestir.
Mabel pronto empezó a gemir y jadear ruidosamente cuando sintió que ese tentáculo empezaba a embestir con rapidez, nuevamente sentía la humedad acumularse y esa sensación que calentaba su vientre, estuvo a punto de conseguir esa sensación que le dio el demonio.
Tan placentera y deliciosa que la joven apenas conocía, su sexo calentándose y su clítoris disfrutando de cada roce. Ella sollozo cuando iba a llegar al punto de su disfrute.
Pero de repente, el tentáculo se apartó saliendo de ella y su sexo solo quedo con la sensación fantasmagórica de tener algo dentro. Aunque poco a poco su calor se disipaba y la dejaba un poco confundida, atada y con la sensación de continuar. Bill sonrió y toco los labios de la pequeña.
- - ¿Qué sucede? – Se burló notando que la pequeña seguía en esa posición.
- - ¿Por qué...? – La pequeña se avergonzó al no saber que decir.
- - ¿Dijiste algo? – Comento el demonio con una sonrisa maliciosa antes de pasar un momento y volver a invocar sus sombras, volviéndola a tocar y cogerla con el mismo ritmo. Normalmente ella suplicaría que la cogiera con fuerza y detendría sus sombras, pero este juego estaba yendo a un nivel interesante.
La adolescente pudo entender lo que hacía el demonio, su cuerpo tembló y solo sollozo cuando jadeaba y gemía ruidosamente cada vez que se acercaba a su placer, pero los tentáculos desaparecían dejándola con las caderas moviéndolas en busca de contacto y sus piernas temblando. Su sexo se calmaba después de unos minutos y nuevamente era cogida.
Bill disfrutaba de verla gemir tan deliciosamente y esperar con ansias que la menor rogara por correrse y pedir que la cogiera. Al demonio siempre le ha gustado ser el primero en brindar el placer y desvirgar sus víctimas, incluso ahora estaba celoso de que los tentáculos la cogieran y provocaran esos sonidos deliciosos y atrayentes.
La tercera ronda cuando los tentáculos la cogieron entre dos y veía su pequeña vagina ser mancillada y dejándola con su lubricación goteando, sin llegar al orgasmo. Bill hizo desaparecerlos chasqueando sus dedos y liberando sus ataduras, provocando que la menor cayera al suelo y parte del borde de la cama.
- - De rodillas ante mí – Finalmente susurró antes de depositar un suave beso en su piel de azúcar. Ella se congeló, una ola de calor bañó su rostro una vez más.
Ella accedió antes de que pudiera siquiera pensar en ello, gateo quedando como pudo de rodillas con su sexo palpitando con necesidad de acabar. Quedo frente a Bill para arrodillarse en el suelo de madera justo entre sus piernas. Allí tuvo una visión más clara del bulto eréctil en sus pantalones y se sintió apenada un poco, intimidada por la vista que tenía ante ella. El demonio era alto pero llegaba al ras de su pelvis. Sin decir una palabra, comenzó a bajar los pantalones de vestir de traje, bajándolos con su bóxer ceñido oscuro lo suficiente para dejar que su pene saliera frente a su rostro.
La adolescente no había visto ni una sola vez un pene en su corta vida, excepto el de su hermano y solo cuando eran seis años, al menos no fuera del porno que solo eran revistas o imágenes que le mostro sus amigas, pero tenía suficientes referencias para determinar que el suyo era realmente grande.
Bastante longitud que ni sabría si cabria dentro y lo suficientemente grueso como para comparar una zanahoria. Lo que le llamo la atención fue la piel, su tonalidad levemente oscura que contrastaba en sus brazos y piernas, era suave, las venas presentes y visibles a pesar de lo duro que ya estaba. Observó atentamente cómo se movía de la punta de su glande, y la gota de líquido pree seminal en la punta le hizo abrir la boca de sorpresa. El demonio le dio una mirada divertida. Su expresión desconcertada frente a su pene hizo que su pecho se hinchara de orgullo.
Era un demonio de los sueños con el cuerpo de un hombre atractivo, sencillo y sexy. Es lo que pensé Mabel, antes de ver los tatuajes en su espalda y su piel levemente bronceada sin perder su tonalidad tonificada de su musculatura en su pecho y brazos, un abdomen levemente marcado y con el nacimiento de su miembro remarcando el cinturón de adonis que decía Wendy.
Tratando de no parecer demasiado ansiosa o nerviosa, la joven dio una mirada al demonio antes de que él tomara su mano y envolviera sus delicados dedos alrededor de su miembro, acercando su rostro tanto que podía sentir el calor que irradiaba. Le palpitaba la mano cuando le dio un casto beso en la punta hinchada. Probando en sus labios el pree semen salado.
- - Mierda... eso es... Estrella fugaz vas a usar esa linda boquita tuya – Él arrulló a la menor pidiéndole meter su miembro dentro de su boca, su pecho palpitaba ante la forma en que sus ojos brillaban cuando lo miraba.
- - ¿Qué hago?
- - Tan malditamente inocente, te has metido bien en el papel. – Viendo a la chica que lo miraba con confusión. - Comes dulces, sabrás chupar y lamer una paleta no es la primera vez. – Rozando un pulgar en sus labios rosados. – Hazlo... o prefieres volver al castigo.
Sacudió su rostro evitando pasar por lo mismo. Pasó su pequeña lengua por la parte inferior de su eje, lamiendo poco a poco su tallo y sintiendo el grosor de sus venas palpitantes. La pequeña Pines estaba absorta en su trabajito que saboreo su carne y el pree semen que caía como gotas. Se percató de la profunda voz del demonio ronronear y dar una caricia en su cabello. Dio una mirada y lo vio con el rostro enrojecido, disfrutando de cómo lo hacía jadear.
Ella le dio unas cuantas lamidas más experimentales antes de envolver sus labios alrededor de la punta, sorprendida por lo mucho que disfrutaba el sabor salado. Los latidos de su corazón se aceleraron y ella lo sintió en el latido de su lengua. Mabel nuevamente sintió como su parte baja se lubricaba y palpitaba dolorosamente, como goteaba de su pubis.
La mano del rubio se posó sobre su cabeza, animándola suavemente a llevarlo más dentro de su boca hasta que estuvo aproximadamente tres cuartos dentro y escuchando a la joven soltar un quejido. Ella tarareó nerviosa por el impulso de sentir las caderas del demonio empujar y retraerse, la vibración de su garganta le hizo inclinar la cabeza hacia atrás con un suspiro cuando accidentalmente sus dientes rozaron la cabeza del glande sensible.
Pero a Bill no le importó, hasta lo encontró excitante que empujo de nuevo rozando su frenillo y el glande contra la lengua y golpeando su garganta.
Nunca antes había chupado una pene, Mabel tenia las mejillas rojas y de momentos se sentía ahogarse, pero se acostumbró al movimiento bastante rápido, con cuidado de no rasparlo con los dientes y provocando la punta cada vez que retrocedía. Ella notó lo sensible que era, su miembro y el resto de él se contraían cuando ella insistía en ello, un gemido bajo retumbaba en su pecho cada vez. Aunque la menor también empezaba a sentir la necesidad de ser tocada.
Inconscientemente ella llevo una mano suya y abrió sus piernas antes de tocar su pubis con delicadeza y frotar, frotar con insistencia sintiendo su flujo emanar y calmar el pulso palpitante de su bolita hinchada.
- - Carajo – Exclamo el demonio embriagado cuando la pequeña chupo con fuerza su pene y realizo el vaivén con rapidez. – Maldita sea... jodeer~ - Siseó el demonio, agarrando un puñado de su melena achocolatada y de repente empujándola hacia abajo por su eje. Musito lo suficiente claro ante ella lo delicioso que era tenerla y evitar que parara. – No te detengas... Continúa...
Mabel sentía su sexo llegar al punto del disfrute, pero aun no alcanzaba el orgasmo con solo masturbarse. Los labios de la menor envolvieron el miembro del rubio y dejo que el la cogiera con rudeza, sintiendo como se frotaba y golpeaba su garganta. Dejó escapar un pequeño ruido, centrando toda su atención en no tener arcadas. Las lágrimas se formaron en las comisuras de sus ojos cuando su glande rozó la parte posterior de su garganta. Él miro seriamente a la gemela masturbarse a punto de llegar al clímax de su placer, su pequeña estaba también sufriendo una terrible tensión sexual.
- - Trágalo, Estrella fugaz... – Ordeno con una voz profundo y serio, que hizo temblar de excitación a la gemela Pines.
Sin esperar ningún tipo de respuesta o señal por parte de la menor, él le echó la cabeza hacia atrás y luego volvió a introducir su pene por completo escuchando su quejido. Él siguió moviendo su cabeza hacia arriba y hacia abajo apretando un poco su sedosos cabello, mientras ella por instinto se agarraba a su pierna y dejaba escapar gemidos gorgoteados y el ahogamiento. Él estaba cogiendo la boca directamente con rudeza, y eso la hizo gotear completamente a través de su pubis. Sintiendo un hilo transparente caer formando un charquito pequeño.
Ella derramo lágrimas y su cuerpo se estremeció, cuando el demonio acaricio su melena y le susurro palabras impropias y vulgares, levantando su rostro y recordándole que debía tragarlo. Lo cual ella se preguntó; ¿Tragar qué?
Su miembro se sentía tan pesado en su lengua. La baba le corría por la barbilla y no pudo evitar que sonidos obscenos y húmedos salieran de su boca llena. Su mente daba vueltas. Sus oídos se calentaban tras escuchar al demonio gruñir y jadear más fuerte.
- - Muy bien pequeña... - Respiró entre dientes el rubio. – Lo estás haciendo muy bien, Pines...
- - Así como usas esa jodida boca para retarme y liderar un grupo de rebeldes para dar confianza – llevando su mano a su rostro para acariciarla y apretar sus mejillas. – Eres realmente buena, chupando el pene de tú enemigo.
Ella gimió y las lágrimas le nublaron la visión. Había chasqueado los dedos el demonio e invoco una sombra debajo de ella. Había utilizado la sombra moviéndolo en forma de una mano entre sus muslos, acariciando su vulva empapada dando una caricia sobre su sexo. La pequeña no pudo evitar abrir sus piernas y permitir la caricia que frotaba entre sus labios y su clítoris que aclamaba atención.
- - Joder... demasiado cerca... – Murmuró, su rostro oscurecido por su alborotado cabello rubio cuando estaba demasiado cerca de correrse.
Su agarre sobre su cabello se hizo más fuerte y justo cuando ella sintió que su pene palpitaba más intensamente, él la empujo profundo de allí, evitando salir de su boca disparando hilos de semen grueso en su garganta. No pudo hacer mucho más que aceptarlo, la pequeña Pines lo trago lo que pudo antes de que el demonio abandonara su boca. Con la mano todavía entre sus piernas y las mejillas mojadas por las lágrimas.
La castaña meneo sus caderas buscando terminar su placer, los dedos toquetearon su entrada listos para cogerla.
Bill noto esto, le limpió el resto de la semilla que goteaba en sus labios y ella se encontró persiguiendo los restos para lamerla un poco más. Su semen era salado y tan extrañamente agradable. Se mordió el labio, la mano en su cabello suavizó su agarre hasta que volvió a pasar sus dedos con amor por los mechones ondulados.
- - ¿Te gusto beberlo? – Viendo a la pequeña asentir con vergüenza.
Mabel parpadeó un par de veces estando un poco borracha del placer, aparentemente volviendo en sí, retrocedió un poco y dejó escapar un sonido ahogado mientras recuperaba el aliento. Recordó que estaba desnuda y en la habitación con el demonio.
Él simplemente le cogió la boca. La uso como un juguete. Y ella lo dejó.
- - Tú... Tú... ¡Eso fue demasiado! ¡Basta! – Ella tartamudeó avergonzada, su cara se puso carmesí mientras le limpiaba el semen. Su sonrisa se amplió en respuesta.
- - Oh, ¿lo fue? - Se inclinó para con su ojo y miró rápidamente entre sus piernas como su flujo caía cual miel abundante. – Te vi tocándote. Te encantó que él te toque, no te importa lo que fuera. – Aumentando la presión en la sombra y masturbando su entrada.
- - Ah, ah... ahmm – Estaba siendo penetrada por tres dedos con rapidez. – Ella se aferró a sus muslos jadeando y sollozando. – N-No... no más... ahh... ahh...
La sonrisa del mayor se suavizó mientras la veía retorcerse y luchar con el hecho de que era masturbada por sus sombras, de hecho, lo disfrutaba bastante. Él acarició un lado de su rostro, haciendo que ella se relajara visiblemente.
- - ¿Quieres que te coja? – Viendo a la castaña darle esa mirada de inocencia en sus tiernos ojos avellanados.
Mabel asintió antes de brotar un gemido agonizante cuando la mano abandono su sexo sin llegar acabar. El demonio se quitó los pantalones y el bóxer enfrente y luego tomo de la muñeca a la gemela colocándola sobre su regazo, su pequeño montículo lampiño presionando contra su miembro eréctil. Alcanzó la espalda de Mabel para acariciarla y ver sus senos siendo un pecho muy atractivo lindo para una adolescente.
Él miró abiertamente su pecho, lamiéndose los labios mientras rozaba con un dedo sus pezones, que se endurecieron rápidamente bajo su tacto. Ella se estremeció temblando bajo su toque, era la primera vez que alguien la tocaba de esa manera.
Luego, atrapó uno de los senos entre sus dientes. No del todo mordiendo, pero la amenaza estaba ahí con el filo de sus colmillos. Ella jadeó, sintiendo su lengua contra su piel. No tenía idea de que pudieran ser tan sensibles. Tocarse allí nunca hizo nada por ella, siempre se colocaba su ropa interior habitual aun cuando su cerdito Pato le encantaba presionarse contra sus senos.
- - Bill... - Ella gimió, llamando su atención y haciendo que él levantara la cabeza para mirarla. Su pene se contrajo tras dulce sonido en su voz.
- - Oh, preciosa... Estrella... – Él arrulló el demonio, su voz tan profunda que la hizo estremecerse. – No digas mi nombre así... sabes cómo actúo.
Lamiendo y chupando sus senos, sujeto uno y lo amamanto escuchado a la pequeña gemir de gusto y disfrute, entre las horcajadas, la adolescente comenzó a frotarse para calmar el calor en su interior. Bill noto que su pequeña estaba ansiosa y lista para recibirlo.
Se acostó sorprendiéndola, llevándola con él al centro de la cama para cambiar más fácilmente sus lugares y enjaularla debajo de él.
Mabel se sintió demasiada pequeña atrapada por su cuerpo. La mirada que le dirigió fue la de un depredador a punto de devorar a su presa fresca y jugosa. Se sintió intimidada y muy excitada. Por un momento le valió las advertencias de su tío Ford, de Dipper y de su tío Stan. Y el hecho de que es un demonio, un jodido demonio que es su enemigo.
- - Voy arruinarte, pequeña rebelde – Susurro contra su oído. – Voy a destruirte y tenerte para mí, nadie más te tendrá... eres mía.
Esas palabras hicieron que el fuego dentro de ella la derritiera. Podría haber tenido un pequeño orgasmo en ese momento, aunque la adolescente no lo quería admitir, le gustaba estar en los brazos de su enemigo.
- - Lo deseas mucho, ¿no? – Él gruñó, dando una caricia al sexo de la menor. Un hilo acuoso de sus jugos se estiró y se rompió mientras él lo hacía, dando una lamida a sus dedos. – Jodida zorra, puedes que ganes la guerra y rompas mi reinado. Pero te gusta provocar...
- -Tan jodidamente empapado para mí. Sólo rogando por ser cogida. – Frotando la punta contra sus labios. – Seis dedos te lo advirtió, no hacer cosas imprudentes.
- - No tengo miedo... - Dijo la adolescente ruborizara de sus mejillas.
Él la agarró por la cintura, acercándola bruscamente hacia él para que su pene presionara contra su entrada.
- - Bill... - Ella interrumpió, casi arrastrando las palabras ante la ansiedad intermitente de tener relaciones. - ¿Vas a cogerme? Es... es... mi primera vez. – menciono entre lágrimas.
- - No esperes que sea suave – Amenazo a la gemela, notando su miedo. – El acto que realiza debería sorprenderme, esto es excelente.
Su boca se abrió y sólo pudo mirar su adorable rostro sonrojado mientras las palabras se registraban en su mente. La oscuridad en su orbe regresó tan rápido como se había ido, y se inclinó hacia ella para rozar sus labios húmedos e hinchados. La penetro por completo escuchando el grito que se perdió en su beso.
- - ¿Virgen? - Murmuró junto a su oído mientras se frotaba contra ella, cubriendo su miembro con su humedad. – Oh Pines~... no esperes que me detenga. Estas cumpliendo bien...
Ella gimió lastimosamente mientras él frotaba su clítoris, sus caderas se movían, buscando más fricción. Sujeto sus muslos a los lados de sus antebrazos y embistió con un ritmo rápido y ruidoso ante la lubricación de la pequeña nínfula. Su pene entrando y saliendo ruidosamente y frotando con fuerza contra sus paredes estrechas. Su pequeña vagina apenas podía recibirlo y su pelvis chocaba con rudeza contra su pubis, dejando que sus testículos frotaran contra su traserito.
Ella grito y gimió adolorida por las penetraciones, sus manos buscaban una forma de separarse de su cuerpo arañando su pecho y torso. La castaña estaba abrumada por las embestidas y sus pies se contraían por la sobre estimulación en su sexo. Sus senos agitándose con cada arranque y empujón y su cuerpo empujado contra el colchón de la cama.
Su vulva rozada con cada frote y su perlita palpitando, su vagina contrayéndose y haciendo difícil cada penetración y empuje. Los gruñidos del demonio cerca de su cuello y sus lamidas y besos dejando marca sobre su piel. Sus manos sujetándola de la cadera y parte de sus piernas. El miembro grueso y largo de él llenándola y frotando aquel punto que la hacía temblar y llegar a ese punto que desconocía. Eso era todo en lo que podía pensar.
Cada golpe y embestida era doloroso y sentí un líquido descender en su trasero. Escuchando un chapoteo con cada empuje.
- - Por favor – Suplico la castaña. - ¡Por favor, por favor!
Él sonrió sabiendo que la gemela Pines apenas se acostumbraba a los empujes. Se sentía tan real su apretada y estrecha entrada, como si fuera primera vez. Esto hizo que latiera el corazón del demonio.
- - ¿Por favor qué? – Viendo a la menor colocar una mirada llena de súplica con los ojos vidriosos y las mejillas en un tono escarlata. – Dime... ¿Qué quieres?
Podría haber llorado por aguantar las embestidas violentas, pero la adolescente sintió que su vulva se humedecía más y su sexo rogaba por más placer. Mabel ya no sabía que sucedía, solo quería calmar el calor en su interior y llegar a ese punto que se le había negado hace un buen rato.
- - Bill... cógeme, cógeme, cógeme – La pequeña repitió abrazando su cintura con sus piernas y envolviendo intentando no separarse.
- - Delicioso – Suspiro el demonio sonriendo y sujetando su rostro para atacar sus labios con un beso hambriento y apasionado. – Mabel... grr... sí... sí...
La embistió con violencia sin previo aviso y su grito murió en su garganta. Sus caderas se movieron salvajemente mientras sus ojos se pusieron en blanco y todos sus músculos se tensaron al mismo tiempo. Ni siquiera podía emitir ningún sonido la menor.
Bill siseó ante el repentino apretón de su vagina alrededor de él. Atrapándola entre su carne y sus paredes erógenas. Mabel sentía la necesidad de liberarse, orinar y que el miembro del demonio la mantuviera llena.
- - ¡AAH! ¡AHH! ¡BiLL! ¡BILL! - Grito la castaña sintiendo sus labios emanar y empujar a los lados un líquido que broto abundantemente y retiro un momento el pene del rubio, antes de volver a ser penetrada. - ¡DIOS!.... Uhh... Uhh... - Mabel lloro con fuerza y jadeo cuando el demonio la embistió con total abandono.
- - ¡Carajo! Acabas de... – Miró su forma temblorosa en la pequeña, tan deliciosa y erótica a su vista. – Acabas de correrte... joder... eso fue demasiado excitante...
Ella no pudo responder al no saber reconocer si eso era correrse u orinarse, pero estaba bastante claro que efectivamente acababa de correrse. Estaba avergonzada terriblemente con las mejillas rojas y con jadeos fuertes que no podían regular su respiración. Sus paredes se tensaron y aflojaron rítmicamente mientras su cuerpo descendía del clímax improvisado, pero él no planeaba darle tiempo para recuperarse. Empujó dentro de ella de nuevo, esta vez ganándose un delicioso grito de la chica mientras arqueaba la espalda y la mantenía contra la cama.
- - ¡E-espera! ¡Espera! ¡Por favor...! – Suplico la pequeña al sentirse al borde de la estimulación, sus piernas temblaron y perdían fuerza en intentar aferrarse. – B-Bill... - Hablo ronca y cansada la gemela.
Como si fuera a esperar, el demonio sujeto sus piernas alzándolas y empujo con rapidez. Las gotas de sudor se formaron y en su piel siendo un rastro brillante ante la oscuridad de la habitación y la poca luz de la vela de la lámpara.
Dio unos cuantos golpes con fuerza terminando de correrse dentro de ella y escuchando a la chica gemir en un tono relajado entre un chillido que se convirtió en sollozo. Bill busco sus labios y besos con desesperación murmurando que quería más.
Ella estaba deliciosamente apretada, pulsando alrededor de su pene y goteando sobre el colchón de abajo cuando él llevó su miembro de regreso a su entrada, solo para volver a hundirse en ella inmediatamente después con golpes más fuertes y profundos.
La habitación se llenó con el ritmo constante del crujido de la cama y la melodía de sus voces gimiendo y jadeando el uno al otro. Bill Cipher estaba dejando escapar una ráfaga de obscenidades que no dejaron de hacerla apretar bien de nuevo, especialmente cuando le dijo puta sucia traidora que era al relacionarse con él. Cuando el demonio rió oscuramente sabiendo que esto no lo ocultaría de Stanford Pines. Oh no juraría buscar a su ex amigo y recalcarle que se cogió a su sobrina. Cuando la viera se llevaría a Mabel Pines consigo mismo.
Mabel también al principio decía decirle que lo odiaba y que era un maldito demonio desquiciado y se alegraba de ser eliminado. Algo que provoco que Bill de momentos la tratara como su enemiga, aunque ambos terminaban entre risas por tan estúpida relación y como al final terminaban llamándose con palabras fuera del contexto de enemigos.
También lo dijo con mucho cariño sus obscenidades cuando disfruto las caricias... En serio, su charla sucia tenía más ternura detrás que cualquier 'te amo' que ella alguna vez había recibido de cualquier otro chico.
Él resopló, empujando tan profundamente dentro de ella que terminó golpeando su cuello uterino y la punta rozando su cérvix. Ella dejó escapar un chillido ante eso, agarrando las sábanas debajo de ella con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos y la atrajeron a su pecho, cuando rogo a Bill parar un poco ante la presencia nuevamente de ese estimulo.
- - Bill... Bill... por favor, para – Menciono ronca y jadeante con las mejillas ruborizaras.
- - No quiero – Dijo el demonio notando que su interior empezaba apretar. – No quiero detenerme, me gusta esto – Besando su escote y su cuello.
Estaba sobre estimulada y apenas podía pensar, pero aun así sacudió la cabeza vigorosamente ante sus palabras.
- No... ¡Ah! N-No digas eso... – Protestó débilmente. – Bill, por favor, detente, detente... ¡Ahh! – Como para demostrarlo, la empujó de nuevo, obligándola a salir otro grito lascivo de su boca. - ¡BILL!
- - Córrete, córrete todo lo que quieras.
- - ¡Te odio! – Mabel gimió con fuerza sintiendo nuevamente correrse con fuerza y temblar con violencia empujando el miembro del rubio.
- - ¿Ves? No es tan malo. Qué sucia pequeña...- Bromeó antes de colocar sus labios sobre los de ella, amortiguando su voz con un beso dulce y lleno de atención. – Me voy a correr. - Sus brazos y piernas se cerraron alrededor de él como si ansiara aún más contacto suyo.
- - Vas... vas a hacerlo – Dando una mirada embriagante y curiosa de sus ojos. – Pero... yo...
- - Quiero correrme otra vez, en mi Estrella fugaz.
- - Mabel... recíbelo, voy a llenarte.
- - Bill...
Suspiró felizmente por la nariz y suavizó el ritmo de sus caderas, cogiéndola igual de profundo pero mucho más lento. Esta vez disfrutando de su contacto y su cuerpo, notando lo frágil y delgada que era la gemela Pines. Eso le permitió a la chica recomponerse un poco, y la sensación de que cada nervio estaba punzando eléctricamente disminuyó para dejar sólo el agradable dolor de su pene abriéndola. Mabel se mordió suavemente el labio inferior cuando quiso seguir su ritmo. Sus caderas se balancearon con él y su gemido se convirtió en una risa cuando salió de su boca.
Se separó de sus brazos para apoyarse entre colchón, susurrando palabras dulces a la chica mencionando lo mucho que le gustaba tenerla. Se aseguró de mantener una mano entrelazada con la de ella. Admiraba su suave cara resbaladiza por el sudor y el calor de la habitación, su expresión inocente al conocer el placer, la forma en que su cabello color chocolate se desparramaba alrededor de su cabeza, el rebote de sus pequeñas tetas con cada embestida, su suave cintura levemente plana y la tensión de sus abdominales cuando él golpeaba su punto más profundo.
- - Mabel... - Le llamo por su nombre, mientras besaba su sien. – Muévete lento. – Le indico a la adolescente quien estaba atenta a su orden, recibiendo los empujes como un golpe rítmico y lento para que disfrutara.
- - Me... me gusta – Se estiro un poco besando descuidadamente su mejilla, provocando una risa en ella.
- - No me alcanzaste – Frotando su rostro con el suyo. – Así, así... es... - Besando sus labios con lentitud y dando una lamida en su comisura.
- - Otro – Insistió la adolescente cuando el demonio beso nuevamente sus labios. – Quiero otro...
- - Otro – Jugueteo el demonio rozando sus labios con los suyos para presionarlos.
Cuando él usó su mano libre para frotar su pulgar contra su clítoris, ella sintió que podía morir por el nuevo toque.
- - ¡Ahh! Mmm... N-Nooo... jeje... - Ella se retorció, causando sólo más fricción en la sensible protuberancia de su perlita. Bill sonrió dulcemente y le quitó la mano.
- - ¿No quieres? Oh, qué mal entonces – Sonrió maliciosamente.
Ella gimió agonizantemente, moviendo sus caderas hacia él mientras las lágrimas amenazaban con caer de nuevo. Esto fue sumamente vergonzoso para la gemela rogar... Pero había probado lo nuevo.
- - Aguarda... Mmmh ¡N-no! Más... P-Por favor... quiero... - Hablo con un tinte en sus mejillas. – Más...
Tarareó, volviendo a colocar el pulgar en su lugar y acariciando con cariño. Sus paredes palpitaron a su alrededor.
- - No mientas más y decídete conmigo, Estrella fugaz. – Él la reprendió suavemente, puntuando su clítoris y girándolo entre sus dedos, frotando rápidamente.
Ella gritó, su cuerpo tratando de retorcerse en medio del orgasmo. Todo era nuevo para la gemela Pines. No podía decir si era dolor o placer tan intenso que activó su respuesta de huida, pero el demonio no le permitió apartarse cuando aumento los empujes y jadeo con intensidad.
Bill dejó escapar una risa jadeante mientras la sostenía empalada en su pene y le pellizcaba el clítoris sin piedad. Él mismo estaba bastante sin aliento, su rostro enrojecido y su corazón latía erráticamente cuando la gemela Pines se adaptó al ritmo. Él también estaba llegando a su límite, pero quería hacerla ver más estrellas y parte de su universo antes de llenarla. El rápido y duro avance y movimiento de sus caderas se reanudó y su voz acarició sus oídos con suaves y temblorosos gemidos y risitas entrecortadas.
Inclinándose cerca de ella y acariciando un lado de su cara. El demonio disfruto de tenerla cerca. Su piel ardía, suave y resbaladiza por el sudor y el aroma de su delicado perfume femenino. Para su sorpresa, ella se inclinó hacia su tacto, sus cálidos ojos avellanados volvieron a centrarse en él y sus labios hinchados rojizos y húmedos se estiraron en una sonrisa que ella misma le regalo. Por mucho que su mirada lo excitara... Esa sonrisa... Esa mirada soñadora. Eso es lo que lo mató.
Mabel, Mabel Pines la quiero, la deseo para mí
Necesitó todas sus fuerzas para contener el orgasmo durante unos segundos. Disfrutando de este único momento, solo este momento. Ella gemía que estaba cerca, cerca de su anhelado orgasmo y recibirlo.
No necesitaba oír nada más. Se empujó dentro de ella tan profundamente como pudo y sintió que sus testículos se tensaban como dos saquitos hinchados. Se apretaban cerca de sus nalgas mientras chorros de esperma espesa y caliente se disparaban directamente dentro de su útero. Mientras que la menor se corría en un delicioso orgasmo que termino mojando las sabanas de la cama.
Ella gimió, enterrando su rostro en el hueco de su cuello mientras su cuerpo se tensaba con él. Escuchando su sollozo y su voz perderse entre las respiraciones fuertes.
Su olor, su voz, su calor. Todo se sentía tan bien dentro de ella, hasta parecía ser ella.
Y luego pasó el momento. Los dejó jadeando, con los cuerpos pegajosos y sofocantes, ambos disfrutando de la dulce liberación. El miembro de Bill permaneció dentro de forma segura dentro de ella, suavizándose pero manteniendo su semilla allí por el momento, taponeándola con su semen.
Ninguno dijo nada, el demonio acaricio su cabello con ternura y abrazo a la chica envuelta en un brazo, tapándola con la manta. Cuando salió de ella, fue tan erótico y sensual ver como la pubis de la menor emanaba su esencia y escurría por sus muslos lechosos y su sexo escocido.
- - Eso fue delicioso – Menciono Bill con una sonrisa satisfactoria, acomodándose en la cama con ella. – Quédate... por hoy quédate así. Y no te alejes.
Mabel se encogió de su corazón esperando que Bill se despertara, no sabía que decir en este momento. Perdió su virginidad y estaba con su enemigo. Su corazón latía con fuerza y por un momento quiso que él la escuchara. Nunca pensó terminar liada en sabanas con el demonio.
Sus tíos van a darle un infarto, si llegaran a enterarse de esto.
- - Bill – Empujando suavemente al demonio quien dormitaba con una sonrisa en su rostro. – Debo... debo irme.
- - Me gustas... – Susurro la chica colocando un casto beso en sus labios. – Bill... eres mi primera vez...
Se quedó un rato mirando al demonio viéndolo dormitar con una total calma. Pero no podría quedarse a su lado, debía buscar a su gemelo.
ஜ▲ஜ
Mabel bajo con cuidado por las escaleras, aun sus piernas temblaban como gelatinas tras el reciente acto indecoroso. Solo con los cuernitos falsos y muy abrigada de su capa intento ocultar las pocas prendas que tenía, su ropa interior arruinada. Su falda arrugada al igual que su suéter. El cantinero que la observo desde la barra anuncio con una sonrisa antes de servirle un trago.
- - Invito este trago para usted – Viendo a la chica negar la bebida.
- - Ah ustedes les gusta este tipo de roles, actuar como que no se conocen – Aclaro el ciclope. – Fueron muy ruidosos ahora, casi se escuchó detrás de la puerta todo lo que hicieron. Hasta sentí muchos celos.
- - ¿Qué? – Sonrojándose. – Nosotros... no...
- - Pero para ser una súcubo, eres humorística, eso fue muy delicioso lo has drenado todo. – Dijo la criatura. – Él despertara con una sonrisa, es la primera vez que veo a Bill quedarse arriba.
- - ¿Súcubo?
- - ¿Qué no se reúnen a esta hora? – Dijo confundido. – Bill viene siempre a esta hora a esperarte y tú entras como medio pérdida y fuera del lugar con apariencia semi humana...
- - Pero veo que te pusiste más bonita y creativa – Soltando una risa. – Hasta tardaron más de lo habitual.
- - ¿Más de lo habitual qué? – Pregunto Mabel algo intrigada por esto.
- - Tener sexo – Dijo el ciclope. – Ustedes tienen sexo y Bill acaba rápido y siempre está de mal humor, tal vez porque no cumples sus expectativas.
- - Pero ¡hey! Ahora si lo dejaste arriba – Viendo a la chica. – Puedes quitarte el disfraz y descansar.
De repente se abrió la puerta de la taberna entrando una castaña con cuernitos rosas y un atuendo similar a la de Mabel solo con la diferencia de que era un suéter con apertura entre su escote y la falda más corta y calcetas arriba de los muslos. Hasta su apariencia era idéntica a excepción de la mirada magenta.
- - Ahora si hice mi tarea – Dijo sonriente la imitación de la chica. – Carl, dime que no ha llegado Bill, quiero emocionarlo con mi nueva actuación.
El cantinero dejo caer la botella antes de darse cuenta que la verdadera súcubo estaba parada frente a ellos.
- - Un momento si tú apenas veras a Bill... - Viendo a la castaña. - ¿Quién es...?
- - Oye te pareces a la chica que me pide – Dijo sonriente la mujer. – Dime, ¿Tienes brackets? ¿Cómo son?
Mabel no tuvo tiempo de responder huyo del lugar saliendo de la taberna con las mejillas ruborizadas y abrazando su abrigo. Sin mirar el camino choco con su gemelo quien traía a la criatura atrapada en una jaula improvisada.
- - ¡Mabel! – Dijo aliviado su gemelo. – Debemos irnos, unos comerciantes no están feliz de verme y andan buscando mi cabeza.
- - S-Sí... - Se avergonzó de sonar con la voz aun ronca.
- - ¿Qué tienes? – Sacando la llave presidencial. – Te escucho resfriada.
- - Nada... vámonos – Dijo sonrojada y con las piernas temblando. No sabría que decir ahora que supo porque Bill actuaba de esa forma con ella.
La gemela Pines se aseguraría más tarde de pedirle a Wendy ayuda con su asunto, y tal vez no saldría de la cabaña por el resto del verano.
ஜ▲ஜ
Mientras que el demonio se encontraba abajo en la barra escuchando lo que dijo el cantinero, cuando verdadera Mabel Pines apareció. Él estaba con el rostro ruborizado y con el ojo abierto, mientras la súcubo se disculpaba por no presentarse temprano. Ahora podía notar la diferencia con claridad, en nada se parecía a la verdadera gemela Pines.
- - Vaya, vaya, vaya... - Dijo con una sonrisa. – Parece que tendré que ir por ella.
- - Alguien tendrá muchos problemas por escaparse – Tomando su abrigo.
- - ¿A dónde vas? – Pregunto el cantinero.
- - ¿Qué? – Colocando un expresión maliciosa en su rostro. – No me basto con una sola vez – Colocándose su galera. – Voy por la segunda ronda. Creo que mañana es Halloween para esos mortales.
- - Pediré mi dulce o truco – Fue lo último que dijo antes de desvanecerse en las sombras. – Iré por Mabel Pines.
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