[23]-Siempre mi gato
Advertencia: La siguiente lectura debo informarles que es para público adulto joven mayores de 16 años en adelante, contiene temas de sexo explícito y uso de parafilias en algunos capítulos de la historia, lenguaje vulgar y altisonante que podría considerarse ofensivo, relaciones con menor. Se prohíbe que los adolescentes lean los siguientes capítulos. Fanfic de Gravity Falls únicamente de lectura erótica/horror y smut explícito.
NT: Les sugiero leer One shot 1 y 14 para entender este.
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One Shot XXIII: Siempre mi gato
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30 de Octubre de XXXX
Un par de gatos miraban como los mortales terminaban de dar como ultimos toques de decoración sus jardines antes de la noche de brujas, muchos pree adolescentes trasitaban por las calles de la avenida con bolsas de papel donde podia apenas descubrir el detalle de sus disfrazes, ya que por la emocion de la tan esperada fecha se les caía una parte de su disfraz.
El felino de pelaje rubio solo movia la cola de un lado a otro, no le importaba lo que hicieran los humanos esto era una fecha banal como cada año. Nada de su interes. Pero de algo si estaba orgulloso en esta fecha, y era que le gustaba como la familia Pines decoraba su casa con tematicas de terror. El felino con una enorme sonrisa veía como la casa lucia tenebrosa y perfecta para la temporada.
Este año era la tematica de Michael Myers de la pelicula de Halloween, el señor Henry Pines se habia esforzado en crear un ambiente tipo niebla cubierto de telarañas, tablas rusticas y astilladas, sangre falsa que recubria la banqueta, cadaveres falsos y algunos empaladados. Su maniqui de Michael Myers escondido a la esquina de la entrada era como anillo al dedo. Sigiloso creando tensión en el vencindario.
- - Hermosa tarde nublada, ¿no crees Bill? – Hablo el felino celeste mientras estaba panza arriba acostada a gusto sobre el techo con sus patitas sintiendo el aire fresco que soplaba fuerte.
- - Tú lo dijiste mi estimado bastardo – Menciono Bill mientras terminaba de limar sus uñas con el tablón de madera de la residencia y volvía a su lugar de descanso. – Es una buena tarde para disfrutar del clima.
Ambos mininos estaban con una media sonrisa traviesa, y es que antes de que se fuera el hermano de la gemela Pines a la casa de su mejor amigo Wirt, se robaron sus bocadillos de su mochila y destruyeron al fin el peluche de Pokemon edición especial un Sylveon Shiny con gorro de bruja.
Y es que sucedía que Will había entrado desde hace ganas de jugar con el peluche, y como no ayudar a su hermano a satisfacer sus necesidades felinas. Fue cómplice y mientras ambos gatos tiraban la cabeza y usaban la tela para cortar y pulir sus uñas, escondieron el cuerpo del delito junto a la basura del lunes. Nadie sospecharía de que faltara un peluche entre la colección del chico Pino maniático paranormal.
- - Por cierto vi a la minina un poco estresada el día de hoy – Comento Will masticando el bocadillo antes de lamer sus patas delanteras. - ¿Estará mal del estómago? ¿Le dolerá la cabeza? No quiso cepillar mi pelaje como cada mañana.
- - No la molestes – Dijo Bill dando una mirada fruncida a su hermano. – Está ocupada, tiene una tarea muy importante que entregar esta semana.
- - Me sorprende que te preocupes por eso, siendo tú el primero en molestarla.
- - Esa tarea es importante para ella, y si quiere su espacio se lo daré. – Lamiendo su pata.
- - Bill siendo bueno con un humano – Tarareando el felino entre maullidos. – Ahora es el fin del mundo.
- - Oye, yo si le doy espacio – Dando una breve mirada al panorama. – Quiero que ella este bien, si le doy su espacio entonces tendremos tiempo suficiente.
De repente una presencia alerto al felino rubio. Bill se estiro un poco y tomo una postura firme y lista para atacar, como si alguien estuviera al acecho sobre ellos. Eso tomo a Will desprevenido y confundido ya que su hermano no actuaba así al menos que hubiera una amenaza muy grande entre ellos.
- - ¿Qué sucede Bill? – Pregunto Will encorvándose y agachando sus orejas. - ¿Hay alguien aquí? – Dando miradas rápidas a los lados. - ¿Un enemigo? ¡¿Dónde?!
- - ¡Buh! – Soltando un sonido corto en sus orejas.
Will soltó un alarido fuerte y salto del techo antes de aterrizar nuevamente con sus uñas abiertas, pero teniendo cuidado de no caerse completamente.
- - ¡Maldita sea! – Soltó un maullido fuerte.
- - Jajaja, siempre tan asustadizo mi hermanito – Menciono un felino pelirrojo con el pelaje crespo y abundante con dos cuernos que sobresalían de la pequeña galera negra. – Bill, Will. Mis dos hermanos idiotas del averno, que raro encontrarlos holgazaneando y no matando mortales.
- - Phill... - Gruño el felino rubio. – ¡Largo de aquí!, no quiero más parásitos callejeros a la casa, con tener uno ya es suficiente.
- - Cierto, parásitos callejeros – Menciono Will antes de darse cuenta del insulto que su hermano le cargo. - ¡Oye! ¡No soy un parasito callejero!
- - Buenas tardes hermanos, no era el saludo que esperaba con abrazos y halagos – Comento sarcástico. – Veo que disfrutan de su castigo en especial tú... Bill Cipher.
- - Hmm... no me importa, solo vete de aquí tu presencia altera el ambiente – Calmando su postura y caminando un poco lejos de ellos. – Eres algo desagradable, en especial tu presencia.
- - ¿Así recibes a tú familia?
- - Que yo recuerde, me echaron del inframundo por retar a padre y ser el más rebelde de la familia Cipher. Y si no mal lo recuerdo... – Dando una mirada frívola antes de gruñir levemente. – Tú y Tad me echaron a patadas, me golpearon, me torturaron con súcubos y me convirtieron en la única forma que me puedo transformar.
- - Un patético gato que solo puedo maldecir, matar y maullar a los humanos – Gruño molesto. – E incapaz de convertirme en demonio completamente.
- - Un gato tiene 9 vidas – Comento Phill. – No deberías exagerar tanto hermano.
- - ¡Sí!, dos de ellas aplastadas por un conductor ebrio que ni tenia cuidado en la carretera, la tercera me mandaron súcubos ¡malditas súcubos que me violaron! Día tras dia siendo su juguete sexual y terminar siendo castrado y torturado. La cuarta fue porque unos niños me agarraron estando débil y me metieron piedras en el estómago, no sabrías ni por dónde – Dando una mirada seria. – La quitan fue horrible me envenenaron con comida para gatos. Confié ciegamente en una mujer soltera que podría cuidarme, la sexta una señora me agarro a palazos y me echo agua hirviendo hasta morir de shock, la séptima fue cruel iba naciendo y me encerraron en una bolsa para hundirme en el río con el agua helada en plena lluvia. – Comento sintiendo escalofrió. – Y la octava no me fue bien quisieron hacer un ritual conmigo pero termine con mis tripas por fuera, claro que mate a los mocosos antes de irme.
- - Uy... eso debió doler – Comento Phill. – Pero como semi humano te fue bien.
- - Vagabundo, prostituto, vagabundo por las calles, mercenario, vagabundo tomado como loco y vagabundo raro con orejas y cola. – Gruño molesto. – Fui mutando estúpido, no podía quedarme completamente humano solo en esto, apariencia de semi bestia. Y entre más mutaba más odio adquiría a los humanos, y los terminaba matando.
- - Bueno... yo te veo bien ahora.
- - Porque a Bill le va bien, unos humanos se apiadaron y le dieron hogar tan bonito y con comida. – Hablo Will. – Tiene una cama cómoda y sus vacunas.
- - ¿Y no hay violencia dentro? – Pregunto Phill con una sonrisa. - ¿Has matado a alguien de esa familia? ¡Ya se! los torturas y abusas violentamente de los niños.
- - No – Respondió Will. – Todo lo contrario. Bueno no lo he visto hacerlo, pero actualmente es muy bueno.
Bill no quería responder estaba harto del cuestionamiento y que su hermano mayor estuviera en el mundo mortal.
- - Bill ¿Qué sucede? Acaso olvidaste que debes matar para sobrevivir o quieres perdonarlos. – Soltando una burla. – Te volviste hogareño. A este paso te crecerá la barriga y te la pasaras acostado con obesidad y sedentarismo.
- - ¡Cállate!
- - Me salve antes de la noche de brujas, era un clima horrible el paso de un huracán – Comento Bill con su orbe dilatado manteniendo la serenidad. – Unos adolescentes me perseguían me querían para otro ritual, me habían quitado un ojo y por suerte la cochera de una casa estaba abierta, antes del que carro terminara de ingresar me escondí y fui encontrado por una chiquilla humana, así que le agradezco mucho por salvarme.
- - ¿Solo eso...? - Dando una mirada contraída entre sus pupilas carmín cenizo.
Recordando la tarde de hace cuatro años cuando Mabel lo encontró entre los botes de pintura y la bicicleta que estaba detrás parqueada a la esquina de la cochera. Aun recordaba su aroma y esa aura de paz y tranquilidad que transmitía la pequeña adolescente de catorce años. Por primera vez sentía que podía confiar y acercarse a un humano. También era porque... era importante para él. Su humana más importante, le debía la vida.
- - ¿Una niña te salvo? – Colocando una expresión confusa. – No se le hizo raro ver un gato con parche ocular y colores muy raros en un felino, yo pensaría que eres del diablo.
- - Soy rubio dorado natural. Hay gatos rubios.
- - Enserio no sospecho que no tienes ojo y te brilla demasiado la iris.
- - Ella no le importa si tengo o no tengo – Pensando un poco en lo que dijo su hermano. – En realidad... hay días que me quiere quitar el parche, pero no la dejo evito tocar el tema. No quiero que sienta lastima por mí.
- - Yo sospecharía – Dijo Will. – A mí no me fue mal yo conservo las nueve vidas.
- - De acuerdo – Dijo Phill. – Oye Will le dijiste a Bill sobre su castigo.
- - No... casi no recuerdo nada – Comento Will. –Cuando me mandaron al mundo humano, perdí mitad de los recuerdos. Estuve vagando por 3 días antes de encontrar su aroma y pues...
- - ¿Y entonces?
- - La misma chica me adopto – Dijo contento. – Y conforme pasaba los días... sigo sin recordarlo.
- - Estúpido orate holgazán de mierda – Dándole un zarpazo con su pata. – Por eso le dije a Tad que fuera contigo.
- - ¿Qué pasa con el castigo? – Dijo Bill. - ¿Qué acaso me van a agregar más maldiciones? Deja disfrute un poco de la tranquilidad sin ustedes, malditos haraganes que no saben manipular bien el inframundo.
- - Que raro, tú te molestas por todo y eres impulsivo, para que me vengas a pedir la mamada de tranquilidad significa que te volviste holgazán – Pensando un poco en la actitud de su hermano. – Bueno se supone que Will debía decirte la buena de las buenas noticias, que ya podrías regresar a casa.
- - ¡Espera!... entonces ¿Bill puede regresar al inframundo? – Mirando con ojos grandes. – Fue perdonado.
- - Ambos pueden regresar – Dijo Phill. – Tú misión acabo Will, al igual que acabo el castigo de Bill.
[*]
Mientras tanto en la cocina una adolescente estaba cocinando la cena de esta noche, se le había antojado hace una torta de atún con verdura, algo complicado porque tenía que introducirse en el horno y dar el tiempo exacto para que no quedara ni muy dura ni muy aguada. Sino blanda y con consistencia firme en su punto perfecto. Pero no se podía concentrar entre viendo la libreta de donde estaba su apunte y solo el inicio de la fecha y su nombre sin escribir nada en las páginas.
- - Estoy muerta – Dijo la adolescente con una mirada triste. – Odio esto.
Metió dentro del horno el refractario con el contenido de la mezcla y puso el cronometro de tiempo. Estaba tan estresada que abrió la alacena y saco un tarro de mermelada y pan tostado, mientras iba a la barra de la cocina y merendaba un bocadillo.
- - Mabel, hija – Llamo su madre entrando a la cocina.
- - ¿Qué sucede mamá? – Pregunto la castaña mientras merendaba una tostada con mermelada.
- - ¿Hija que haces con eso? – Quitándole el tarro de mermelada. – Si comes eso, te llenaras de pan y no comerás otra vez.
- - Lo siento – jugando con sus dedos en su mechón de cabello. – Estoy algo... ansiosa.
- - Por cierto olvide recordártelo.
- - Tú padre y yo iremos a la fiesta de Halloween del trabajo esta noche. Así que el dinero está en el cajón de la mesa del pasillo – Comento. – Dipper salió esta noche con sus amigos Wirt, Nico y Evans, irán a ver películas de terror. Su típica noche de previo Halloween.
- - Aja, ya me lo habían dicho, incluso vi a Dip-Dip tomar sus cosas como loco – Menciono sin tanta emoción mientras terminaba de escribir el ensayo de su tarea. Su maestra de literatura les había pedido escribir planes de futuro o como ella lo menciona "futuro yo". – ¡¡Ashh!! ¡Es inútil!
- - Oye, ¿Qué sucede? Mañana es Halloween es tú noche favorita del año.
- - ¡Sí!, cuando no tienes tarea de por medio y te presionan escribir tú propio futuro porque el próximo año son la preparación para los exámenes de ingreso a la universidad, y empiezan a atacarnos desde noviembre con exámenes simulacro. – Suspirando. – Siempre nos entregan folletos de varias universidades caras y no tan caras y... ¿no sé qué hacia un Starbucks y un Donkin Donuts ahí? Piensan que no tendremos futuro y pasaremos un año sabático en trabajos comunes mientras otros nos restriegan por redes sociales sus triunfos y sueños, mientras no te hundes en la maldita depresión.
- - Vaya hija... no sabía que estabas estresada. – Dijo su madre tomando asiento y viendo hojas garabateadas apenas con tres o dos párrafos. – Mabel cariño ¿Qué es lo que te preocupa?
- - No tener nada decidido, como Dipper o mis amigas – Dando otro mordisco a su tostada. – Es un lío mi futuro y... me da miedo no tener nada claro. Tengo... tantos pensamientos y no lo sé.
- - Mabel, cariño – Tomando su mano y embozando una sonrisa. – Tranquila lo tomaremos con calma, aún faltan unos meses y yo creo que no sea un lio lo que escojas. Es más porque no haces una lista de las cosas que te gusta hacer.
- - Me gustan muchas cosas mamá... pero a veces me bajo de mis nubes, cuando veo... que algunas de mis amigas eligieron esa carrera y... no encuentran trabajo en la actualidad. O de que voy a vivir cuando termine esa carrera o si tendré triunfo que los enorgullezca. Solo... solo no quiero decepcionarlos.
- - ¿Trabajo? ¿triunfo? Puff... – Mirando a su hija sin poder creer lo que dijo, acaso estaba preocupada por no encontrar trabajo de lo que le gustaba. – Preocupada por no encontrar trabajo y sin aun estudiar la carrera que tanto te gusta.
- - También por no encajar bien en los nuevos grupos sociales. – Comento sintiendo sus mejillas humedecerse por las lágrimas. – Y si resulta que no soy buena en lo que hago y soy un fracaso. No quiero decepcionarlos a ustedes. Crecí con muchas expectativas y con calificaciones que son buenas, pero no tan mejores que las de Dipper, pero... son buenas. Y sus opiniones y cumplidos son mi... meta.
- - Vamos Mabel, no eres un fracaso y mucho menos una decepción. No pienses esas cosas negativas, y siempre piensa positivo – Comento abrazando a su hija. – Nunca pienses que tu padre y yo nos sentiremos decepcionados si la carrera que elijas no es de tu agrado. Aparte... Si me preocupara por cada cosa que se me viene a la mente cada 20 minutos, me derrumbaría de inmediato ¿no crees? Yo tampoco fui que digamos un ejemplo en mi familia, tenía más preocupaciones y no por eso me moría o pensaba digamos en decepciones.
- - ¿Tú te preocupas todavía de algunas cosas?
- - Sí... - Confeso un poco con la verdad. – Nunca te conté, que cuando tenía 22 años quede embarazada de ustedes en pleno término de la carrera universitaria.
- - No.
- - Bueno, cuando se lo conté a tú padre... casi le da un infarto – Comento con una sonrisa traviesa. – Tú padre acababa de graduarse pero no conseguía trabajo en ninguna empresa, y como que su novia darle la noticia de que esperaba un bebé lo hizo preocuparse. – Alzando un dedo. – Primero porque sus padres no estaban de acuerdo de nuestro noviazgo, solo teníamos 3 años de andar juntos y veían que vivíamos en un apartamento pequeño con dos habitaciones y un baño diminuto.
- - Fueron muchos sermones de decirnos que estaba mal que viviéramos juntos, porque traerían consecuencias. – Emitiendo una risita. – Y vaya consecuencia que tuvimos.
- - ¿Qué dijeron cuando supieron del embarazo?
- - Bueno... mis padres fueron compresivos, tuvimos un poco de ayuda en gastos médicos y consultas. – Comento. – Pero los padres de tú padre... estaban furiosos y le dijeron que no le iban ayudar, que él debía ganarse el pan para sus crías. – Continuó con el relato. – Henry nunca se rindió y... trabajo, trabajo en cafeterías, tiendas de conveniencia, tutorías de matemáticas, remolcador de muebles... fueron 2 años largos de poca economía no muy sustentable.
- - Papá fue de todo.
- - Hasta que un día tú tíos abuelos llegaron a visitarnos, tenían ganas de conocerlos. – Emitiendo una sonrisa. – Stanford tenía una noticia buena, conoció a un sujeto de buen traje y porte. Dice que buscaba una persona que trabajara en su empresa, como contador de finanzas aquí en Piedmont.
- - ¿Entonces qué sucedió?... - Pregunto Mabel.
- - Recuerdo que tú padre fue a la entrevista de trabajo... tardo una semana en darle su respuesta. – Dijo. – Recuerdo que llego ese sujeto y le dio un regalo de bienvenida y le dijo bienvenido a la corporación Carlson.
- - Creo que fue un día muy feliz para nuestra familia – Comento. – Porque los siguientes meses mejorarían, él me animo a continuar y terminar mis estudios en administración, mientras que sus tíos abuelos los cuidaba.
- - Ahora míranos, he aquí catorce años y tú padre y yo tenemos nuestros empleos y criándolos a ustedes. – Inclinándose cerca de su hija para limpiar el rastro de lágrimas. – A lo que quiero decir es que tú y Dipper tienen un gran futuro por delante que construir y todo empieza siempre dando el primer paso junto algunos tropezones, pero siempre tendrás a alguien ayudándote a levantar.
- - ¿Quién? – Pregunto la castaña.
- - Tú familia, y claro tus mascotas – Picando su nariz. – Anda deja de estarte preocupando, he visto a Bill tratar de calmarte e incluso lo he visto hacer rituales raros viendo una vela y viendo la cruz que está en el estudio. Hasta parece que le reza cuando junta sus patitas delanteras.
- - Jejeje... Creo que tienes razón – Dijo Mabel limpiándose los ojos. – Creo que Bill y Will están preocupados, debo decirles que no pasa nada.
- - Por cierto – Viendo la torta. - ¿Por qué preparaste demasiada torta de atún? Te dolerá el estómago si comes demasiado.
- - Ahh... pues... me da mucha hambre – Sonrojada de sus mejillas. – Mucha, mucha hambre me da después de pensar y pues... le doy un poco a Bill y a Will.
- - Mabel, recuerda que los gatos no comen eso – Cruzándose de brazos. – Ellos tienen sus latas y croquetas.
- - Lo sé...
- - Pero un poco no les hará daño – Dando un beso en su frente. – Iré a terminar de cambiarme.
- - Sí.
En ese momento entro su padre acomodándose el chaleco de Frankestein, antes de exclamar la madre de Mabel molesta.
- - ¡Querido! – Haciendo un puchero. – Dijimos que iríamos de vampiros.
- - ¡Vampiros! Pensé que íbamos a ser monstruos del doctor Víctor Frankestein. – Comento. – Incluso ya no me puedo quitar la pintura verde de la cara, está muy adherida a la piel y ya no hay tiempo.
- - Bueno, la temática será la familia Monster, ¿contento? – Dijo Caroline. – Mabel.
- - ¿Sí?
- - ¿No saldrás mañana? – Pregunto. – Para no comprar los dulces.
- - ¿Bromeas? – dijo la chica dejando de dibujar en su cuadernillo y dejando la tostada. – Compra dulces, yo estaré aquí mañana. No puedo irme de todos modos, tengo que entregar este proyecto por la tarde en computadora y estaré muerta de cansancio.
- - ¿Qué hay de tus amigas? – Viendo a la chica regresar a su proyecto.
- - Tienen que estudiar y resulta que hicimos enojar a Brittany Murphi, así que a ninguna nos invitó a la fiesta de Halloween de la preparatoria.
- - Oh eso es triste.
- - No te preocupes mamá, quedamos de ver películas el sábado en la noche. – Comento. – Después de Halloween.
- - De acuerdo.
- - Pero si cambias de opinión ve con tú hermano y salgan a pedir dulces.
- - Papá tengo 17 años.
- - Oh cierto.
- - Pero igual le diré a Dipper si me reemplaza por un rato en dar dulces.
- - Buena idea.
- - Prometí a Bill a llevarlo a caminar puede que le compre la empanada de dulce que quiere de la tienda de la esquina, mientras que Will cuida la casa junto con Dipper.
- - De acuerdo pero no olvides de traerle una Will.
- - ¡Sí!
- - Querido hay que irnos ya casi es hora.
- - ¡Cierto!
Tomando las llaves del auto y la invitación.
- - Nos vemos en la noche calabaza.
- - Diviértanse.
[ * ]
Ambos gatos estaban en shock un momento antes de escuchar un auto salir de la casa, mientras que el rubio estaba escéptico por lo que dijo su hermano mayor.
- - Phill... - Menciono el nombre del gato pelirrojo en una mención de desprecio y enojo. – Maldito desgraciado del averno.
- - Bill, deberías animarte – Menciono el gato celeste. – Ya no estas castigado, padre nos ha perdonado. ¡Eso es bueno! Demasiado bueno.
Salto contento entre sus patas dando brincos de alegría sobre el cielo completamente nublado y con poco rastro del sol.
- - Podemos regresar al fin a casa. – Sintiendo el viento fuerte. - ¡Yuju!
- - Yo no regresare. – Dando la espalda.
- - ¿Disculpa? – Frunciendo el ceño el felino pelirrojo. – Tal vez no escuche bien por el viento de esta fantástica tormenta. – Caminando a un lado suyo. – Dijiste que no regresaras a casa, hermano.
- - ¡Tal como escuchaste!, ¡yo no me iré de aquí! – Gruño el gato. – Así que llévate al idiota de Will, pero yo me quedo aquí en el mundo mortal. ¡Así que lárguense de mi propiedad! Malditos demonios egoístas
- - ¡Bill! – Le llamo su hermano. – No puedes quedarte, y no es tu propiedad es del señor Pines.
- - Yo no iré, y este si es mi propiedad porque yo vivo aquí – Dando media vuelta. – Fin de la discusión.
El felino pelirrojo se sentó mirando un momento la actitud de su hermano mediano. Nunca rechazaría la oportunidad de regresar a ser un demonio completamente y volver a ser el príncipe del infierno con inmortalidad infinita. Pero había algo que lo retenía en el mundo mortal y pronto lo averiguaría.
- - ¿Bill? ¿Will?
Escucho una voz femenina provenir por fuera del patio trasero de la residencia. Alertando sus dos hermanos se acercaron a la orilla del techo viendo a la fuente de la voz femenina. Phill no era de prestarles atención a los humanos, pero noto que el rubio tenía un momento tensa la cola muy firme y al siguiente... estaba moviéndola suavemente como cuando está impaciente y algo animado.
- - ¡Bill! ¡Will! – Llamo la adolescente castaña. – ¡Ven es hora de cenar! ¡Bill! ¡Will! ¡Si no se apuran se enfriara!
Will miro un momento a su dueña antes de soltar un suspiro.
- - Voy a extrañar sus deliciosos pasteles de arenque y calabaza, hasta el pollito cocido y sus sopas de fideo – Menciono algo triste. – Ella no sabe que nos iremos.
- - Yo ya te lo dije – Dando una mirada afilada a su hermano. – Puedes irte tú, yo me quedo aquí.... Este es mi hogar.
El gato rubio salto de una esquina a otra antes de aterrizar en el suelo frente a la castaña, alzando su cola y corriendo a su lado.
- - ¡Ahí estas! – Soltando una voz semi asustada. – Te dije que no saltes de esa manera, ¿Y Will? La cena ya está lista.
El gato solo soltó un maullido y camino dentro de la morada haciendo una seña a la castaña para que lo siguiera.
Phill vio atónito todo sin poder creerlo antes de hablarle al gato celeste y mencionar su deducción.
- - Bill es un gato hogareño en este momento – Comento. – Eso es extraño, el odia estar dentro de una casa, si no mal recuerdo ante los registro de las súcubos que envíe para espiarlo el vaga por las calles en busca de placer y molestar a los humanos, incluso los asesina. Pero perdí sus registros hace 3 años.
- - Oh nuestra dueña. Ella es una buena chica, nos cuidó muy bien en nuestro estadio. – Dijo Will contento. – Le debemos demasiado.
- - ¿Quién es ella? – Pregunto intrigado. – Ilústrame de esta musa que tiene cautivado a mi pendejo hermano.
- - Mabel Pines, es quien digamos nuestra dueña actual – Ladeando de un lado a otro su cabeza. – Aunque... es nuestra gatita prostituta.
- - ¿Su qué? – Dijo el pelirrojo sin creerlo. – Es prostituta. – Mostrando una sonrisa. – Eso debo de comprobarlo, ¿Cuánto cobra la minina?
- - Bueno... yo le digo que es, porque solo una vez me la cogí antes de la noche de brujas. Estaba en celo, y no pude resistirme – Dijo Will en tono inocente. – Bill no quiso compartirla más, solo fue una vez conmigo.
- - Un momento... lo hizo estando ustedes en forma de... - Señalando todo su cuerpo con su pata.
- - ¡NO! Seria zoofilia, jamas llegamos aparéanos estando en esta forma – Maulló exaltado el celeste. – Bueno... hicimos un oral, pero lo demás fue semi humana, a ella le gusta en nuestra forma humana. No le importa nuestra cola y orejas.
- - Un humano no puede relacionarse con un semi bestiario, no soportan las relaciones sexuales en sus órganos blandos. Incluso ustedes par de brutos la pueden lastimar, se desmayaría de tanto dolor.
- - Ella nos soportó a mí y a Bill – Comento. – Dos al mismo tiempo dentro de su delicioso y estrecho y apretada vagina.
- - ¿La lastimaron?
- - No, se curó... - Comento Will. – Pero veo que Bill la cuida demasiado, tanto que lo veo usar un preservativo para cuidar su florecita.
- - ¿Bill tiene relaciones con ella? – Dijo sorprendido el gato pelirrojo. - ¿Con una humana?
- - Sí, creo que sí... no los he visto mucho últimamente. – Cruzándose de patas. - Yo que sé, a puerta cerrada no puedo ver nada. Pero los escucho, yo creo que Bill a de cubrir sus sonidos para evitar que grite o gima durante la noche.
- - Con razón no se quiere ir.
- - ¿Por qué lo dices?
- - Will – Dijo seriamente Phill como si fuera la situación más grave del mundo o para ellos. – Nuestro hermano está enamorado, se nos va morir.
- - No lo entiendo.
- - ¿Lo has visto envejecer? – Pregunto esperando que la respuesta de su hermanito fuera: no.
- - Creo que... sí. – Respondió Will. – El otro día vi a Mabel cortarle el pelo, incluso lo noto más alto y... más maduro, su actitud dejo de ser de alguien tan irresponsable a ser alguien muy responsable.
- - Bill está actuando como un gato y como un humano, si sigue así envejecerá rápido y esa chica se dará cuenta cuando vea que Bill ya no es un joven veinteañero, yo creo... que ya ni es veinteañero y que esta alcanzado la madures. – Comento. – Los humanos se asustan y pierden el atractivo al cortejo. No quiero que Bill vague por las calles como un viejo vagabundo.
- - Ella tiene 17 años – Menciono Will triste. – Apenas los cumplió, ya van a ser dos meses.
- - Y Bill de seguro está madurando el idiota. – Soltando un bufido. – Bill no puede quedarse en el mundo humano o será un gato semi demonio con poco tiempo de vida.
- - Ay Bill... – Dándose cuenta el celeste. – Debemos llevárnoslo.
- - Sí – Dijo Kill seguro de su decisión. – Mañana es noche de brujas, Bill debe irse antes de que acabe la noche.
- - Espera... Bill no puede irse a media noche, ellos tendrán una...
- - Tiene que irse a media noche o la calabaza se apagara, tú también debes irte tú también debes estar envejeciendo, pero no preocupo porque tienes otras 8 vidas más.
- - Sí.
- - Will trae a Bill de regreso al infierno, o me verán molesto. No puede quedarse un día más, debe irse.
- - Lo haré.
Will vio a su hermano marcharse entre las sombras antes de bajarse del techo y caminar hacia la puerta raspando el ventanal del patio. Bill quien estaba enseguida de Mabel lo miro con desprecio. Antes de que ella abriera la puerta corrediza.
- - Will llegaste justo a tiempo.
- - No hay lugar para traidores – Maulló el rubio soltando un gruñido.
- - No sé qué se dicen, pero será mejor que no se peleen - Regaño la castaña antes de cortar las rebanadas de pastel de atún. – Mamá y Papá salieron a una fiesta y Dipper anda en casa de sus amigos, no volverán hasta pasado de las once eso creo. Pueden usar su forma humana.
Ambos felinos tomaron su forma semi humana antes de que Mabel se diera vuelta. Mientras la adolescente terminaba de sacar del horno la torta de atún con verdura, se topó a media estancia con el rubio que le había quitado los platos de su mano, mientras que el peli celeste tomaba la jarra de agua sabor a lima que estaba dentro del refrigerador.
- - Mabel no cargues eso – Dijo Bill. – Yo lo hago.
- - Minina yo quiero un trozo grande – Dijo Will. – Amo tú pastel de atún con verdura.
- - De acuerdo Will – Tomando su plato y cortando otro pedazo. – Bill ¿quieres?
- - No necesitas decirlo – Colocando una sonrisa. – Me gusta todo lo que cocinas. Adoro tu comida.
- - Jejeje, tú lo dijiste.
Mabel camino hacia la mesa antes de ver a los hermanos Cipher esperarla, los miro un momento antes de darse cuenta de algo. Ambos chicos eran un poco más altos y su apariencia ya no era como los de un adulto joven universitario como los recordaba. Excepto el peli celeste, aun se mantenía como el de un joven adolescente.
Se sentó a la mesa a disponerse a cenar, pero no podía evitar mirar a Bill, cada vez tenía el rostro más maduro y cincelado de la silueta de su perfil un poco alargado como tipo triangular notándose su manzana de adán, hasta pareciera que se hubiera vuelto más adulto.
No era de preguntarse por su edad según su apariencia, pero la adolescente nunca le había preguntado al demonio felino que edad tenia. Desde que lo conoció al principio solo era un sujeto rebelde y que gustaba de molestarla a cada hora del día. Pero conforme pasaba los años fue moderando su rebeldía y atrevimiento en sus amenazas.
Incluso su actitud había cambiado se había vuelto más... cuidadoso con ella, como si de la noche a la mañana hubiera tomado responsabilidad de cuidador como... padre de familia. Más relajado, tranquilo y compresivo de sus situaciones.
Aunque ella apenas lo notaba, poco a poco sentía su pecho latir con fuerza cada vez que se quedaban solos. Si no estuviera Will con ellos presente, desde hace mucho se hubiera derrumbado al suelo solo si este le hablase con una conversación. Porque Bill había cambiado mucho incluso en su tono de su voz, siendo más profundo y grave.
- - ¿Qué sucede? – Pregunto Bill ladeando un poco el rostro al ver a la jovencita con los ojos abiertos y con el tenedor a medio comer. - ¿Traigo algo en la cara? – Limpiándose con la servilleta.
- - N-No, no es... nada – Sonrojándose de sus mejillas al sentirse avergonzada de quedarse mirando al rubio como boba por un minuto. – Te ha crecido un poco más el pelo, Bill.
- - Ah... sobre eso – Mostrando una sonrisa y sonrosándose de sus mejillas de vergüenza. – Ya sé que me cortaste el pelo hace dos semanas, pero creo que lo tengo largo nuevamente el cabello. Lo siento debe incomodarte mucho.
- - Puedes hacerte una coleta ahora – Sonriendo. – Me gusta cuando tienes una coleta pequeña. He visto que está de moda en algunos chicos de mi escuela, lo usan mucho en la preparatoria en los últimos grados.
- - Entonces si tú lo dices, tomare prestado ligas – Tarareo el rubio contento. – Ya dijiste tengo una aprobación de mi dueña.
- - Jejeje, te quedara bien.
- - Oigan ustedes dos actúan muy acuerdo en apariencia. – Menciono un poco celoso el celeste. – Es que solo es un acuerdo en estilo.
- - También te queda bien el cabello largo Will.
- - ¿Tú crees? – Dijo emocionado con su cola alzada y feliz. – Yo también tomare ligas.
- - Tú no las mereces, traidor.
- - ¿Traidor? – Pregunto Mabel.
- - No es nada, pequeña gatita – Dijo Bill.
- - Otra vez andan peleados – Colocando sus manos cruzadas a su pecho.
Will dio varias cucharadas y bebió con avidez el agua antes de levantarse.
- - ¡Ay! Que rico comí, me da ganas de leer algo jeje – Tomando su plato. – Creo que lavare este plato y lo limpiare rápido jeje.
- - Will ¿Qué sucede siempre comes una segunda porción? – Dijo Mabel extrañada le actitud del celeste.
- - Es que... no quisiera llenarme minina, por eso es mejor cenar ligero.
- - Ya deberías irte de aquí – Menciono Bill molesto.
- - Bill no seas grosero – Frunciendo el ceño. – ¿Ahora de que pelearon?
- - No es nada – Ambos respondieron.
- - Estaban contentos hace unas horas.
- - Pues, cuando un gato azul lo arruina por un estúpido comentario que sale de su boca y toma decisión del otro sin consultarlo, se considera un reverendo pendejo, alguien sin cerebro ni razón alguna.
- - ¡Bill! – Dijo Mabel extrañada.
- - No es un comentario estúpido – Dijo Will arrojando el plato a la tarja. – Solo fue mi respuesta, y deberías alegrarte y no decirme que me fuera. ¡Me preocupo por ti! No soy egoísta.
- - ¿Alguien va decirme que sucede aquí? – Dijo Mabel viendo al par de semi humanos. - ¿Por qué están molestos los dos?
- - Bill dile.
- - No, porque tú te vas a ir ahora mismo. – Siseo. – Y fin de la discusión.
El peli celeste al no ver respuesta de su hermano se enfureció y fue a tomar de la mano a Mabel atrayéndola.
- - Entonces se lo diré yo.
- - No te atrevas – Gruño molesto dejando la cuchara en la mesa.
- - No veo que quieras decirle a la dueña.
- - ¿Qué es Will? – Pregunto Mabel sintiéndose confundida. - ¿Qué está pasando?
Will dio una última mirada a Bill antes de dirigirse con la adolescente.
- - Bill fue perdonado – Menciono. – Bill y yo ya podemos regresar a... a nuestro mundo.
- - ¿Qué?
- - Ahora si te pasaste ¡Maldito desgraciado! – Levantándose de la mesa y tomando a su hermano del cuello para obligarlo a soltar a Mabel. – ¡Te dije que te callaras! ¡Que te largaras muy lejos!
- - ¡Tarde o temprano se enterada! ¡No puedes quedarte con ella!
- - Pues prefiero que no lo escuche – Retachándolo contra la mesada de la cocina. – Debí alejarte de aquí. Debí matarte al primer camión de basura que pasara.
- - Alejarme no servirá de nada, si vendrán por ti.
- - Bill ¿de qué habla? ¿Quiénes vendrán?
- - ¡Los duques del infierno! – Menciono Will entre un ahogo por la presión que ejercía Bill sobre su cuerpo. - ¡Uhg! No aprietes.
- - ¡Bill! ¡suéltalo! – Alzo la voz molesta la castaña.
El rubio dio una mirada a la joven adolescente antes de sentir su enojo, sabía que ocultar cosas a la castaña era el peor castigo, puesto que perdería su confianza. Soltó a su hermano haciendo que este cayera al suelo escuchando un gimoteo de dolor de su parte.
- - Ahora dime que sucede. – Demando la castaña con una voz llena de miedo y dolor. – ¿Por qué atacas a Will? Tú no eres así.
El felino demoniaco no quería decir nada, pero la mirada de la adolescente le pedía una respuesta a lo que solicito. Will en cuanto recupero el aliento pudo decirlo.
- - Nuestro hermano vino – Sintiendo la mirada a muerte del rubio. – Dijo que Bill fue perdonado por nuestro padre, ya... no está castigado, ya no es un exiliado más del inframundo.
- - ¿Hermano? – Dando una mirada a Bill. - ¿Castigado?
- - Tenemos un hermano mayor, se llama Phill Cipher – Dijo Will. – Hoy vino y le aviso a Bill que podía regresar al infierno. Bueno ya podía regresar desde que llegue, pero tenía amnesia cuando yo vine a este mundo. Así que me disculpo de antemano por no recordar mi misión.
- - Apenas puedo comprender... que ustedes son gatos demoniacos. – Soltando un suspiro la castaña y sintiendo su cuerpo temblar. – Pero... venir de abajo y ser otra cosa me... aterra un poco, casi no puedo imaginarme.
- - Mabel... - Levantándose y alejándose de su hermano antes de continuar. - ¿Crees en demonios?
- - Demonios... - Mirando ante su mirada inocente la no creencia de demonios. – Yo...
- - Mabel – Soltando un suspiro Will. – Es necesario que lo sepas.
[ * ]
Y ahí estaba... Mabel Pines escuchaba atentamente la historia de Will de como su hermano Bill siendo un demonio de alto rango, cometió un delito al burlarse de su padre y desobedecerlo muchas veces en el inframundo. Llegando a contar sus travesuras que hizo en el mundo humano, hasta el punto en que lo castigaron y lo convirtieron en un semi bestiario felino.
La adolescente estaba sentada con las piernas atraídas a su pecho en el sofá y mirando al rubio que estaba sentado en el sillón vigilando la conversación de su hermano con ella.
- - Haber si entendí – Tratando de entender el punto de la historia. – Bill era un demonio semejante a una realeza o categoría mayor y lo castigaron siendo un gato demoniaco.
- - ¡Exacto! – Dándole la razón. – Claro que no muy mayor, solo un príncipe del infierno.
- - Dices que los gatos tienen nueve vidas.
- - Sí.
- - Eso es imposible, yo he visto atropellarlos o morir por algún accidente.
- - Y renacen nuevamente y con la misma forma pero en otra parte del mundo – Comento Will.
- - Entonces... Bill tiene nueve vidas.
- - Eh... no, ya casi no – Dijo Will con una mueca de entre decirle la verdad o no a su dueña. – Técnicamente Bill eh... esta nulo. – Haciendo un hincapié con la mirada. – Es un nulo.
- - ¿Cómo? – Dijo sorprendida.
- - Solo me queda una vida – Respondió Bill. – Ahora podemos dejar esa conversación y puedes irte a la mierda Will. Mabel y yo iremos a ver películas en la tele.
- - Espera Bill – Viendo al rubio y señalándolo. – Tienes una vida, eso significa que si algo te pasa te mueres y... ¡Ya!
- - Sí – Diciendo secamente. – Pero ya no te preocupes, no tengo planes de arriesgarme, ya tengo fuerza para transformarme en humano por un poco más de tiempo, puedo durar más del mes.
- - No muy humano – Menciono Will con un deje burla.
- - Tú cállate bola de pelos, y largo de mi casa.
- - Es la verdad.
- - Bueno sí, paren de pelear ustedes dos. – Dijo Mabel tomando una breve inhalación. – Sí Bill vuelve entonces... dejara de ser gato y volverá a lo que es, un demonio del inframundo.
- - Sí. – Respondió Will. – Todo estaría de vuelta a la normalidad.
- - No tendrá riesgo de morir – Aclaro Mabel a su mayor temor.
- - Exacto.
- - Sí se queda, hay riesgo de morir o envejecer como los perros y gatos.
- - Exactamente querida.
- - Es preocupante... muy preocupante - Dijo Mabel. – Sí se va volverá a ser demonio.
- - Sí, lo has entendido.
- - Pero yo no quiero volver – Dijo molesto. – Es mi decisión y yo no volveré.
- - Olvide aclarar un punto hermano – Dijo Will. – Estas envejeciendo como un gato.
- - Will... - Frunció el entre cejo. – Te hablan allá fuera, es mi hermano diciendo que te largues al averno.
- - Mabel... - Tomando su mano. – Puedes decirle que tiene que irse, los gatos demoniacos pueden irse si tú los corres con tú propia voz.
- - Con mi voz... - Dijo la castaña entre un titubeo y confusión.
- - Sí tú lo corres, regresara a casa – Suplicando con la mirada. – No quiero que mi hermano muera, entre más se quede ya no podrá regresar a casa. Solo tiene hasta mañana antes de que la calabaza se apague.
- - ¡Will! – Tomando a su hermano del brazo lo arranco del agarre de Mabel. – ¡Ya vete! ¡Y dile a Phill que no regresare!
Lo empujo bruscamente hasta el patio y lo aventó afuera cerrando la puerta junto a la cortina. Will miro a su hermano antes de desaparecer entre las sombras.
- - ¡Bill porque hiciste eso! – Exclamo molesta la castaña. – Lo que dijo Will suena grave.
- - Gatita no pelemos, solo exagera – Mostrando una sonrisa. – Will puede lanzar cualquier mentira o estupidez con tal de que me vaya. No soporta mi hermano que yo tenga tanta atención.
- - Bill ¿Qué me estas ocultando algo más? – Dando una mirada preocupada.
- - Nada – Viendo su cuadernillo. – Mejor... haz tú tarea. Recuerda que mañana me debes una salida, es más es nuestra salida, y nuestra cita especial.
- - Bill...
- - No es nada Mabel, vamos haz la tarea. – Empujando a la chica a la mesa hasta sentarla a la silla y traerle su libreta. – Que tal si preparo café y bajo las galletas que tú hermano escondió a la alacena.
- - Bill yo no quiero mentiras... sabes que no me gusta que me mientan.
- - ¡No miento! – Alzo su voz viendo la mirada triste de su dueña. – Mabel – Tratando de calmar sus miedos y tomar sus manos con delicadeza. – Lo siento no quise gritarte.
- - Bill... por favor no me mientas – Sintiendo su mano limpiar sus lágrimas.
- - Jamás lo haría preciosa – Sonriendo suavemente. – Veo que estas un poco distraída, que tal si te ayudo con ese reporte.
- - Los gatos demoniacos no saben hacer reportes ni ensayos de futuro a lo que estudiare.
- - Y los humanos no saben lo que quieren.
El rubio felino sabía que la humana no trabajaría entre tanta preocupación, soltó un bufido y se acercó a ella tomando una silla a su lado antes de hablar y proponerle un trato.
- - Sí terminas tú tarea... yo te diré... porque no quiero regresar – Dando una mirada a la chica.
- - ¿Solo eso?
- - Y lo que pasara si regreso o no regreso. – Comento. - ¿Suena justo? Nada de mentiras, solo la verdad.
- - De acuerdo.
- - Solo si terminas de escribir este ensayo.
- - Puede llevarme toda la noche – Embozando una media sonrisa. – A la vez no quiero hacerlo.
- - Oye... - Susurro suavemente cerca de su rostro. – Que no te gane la flojera – Escuchándola reír, esa risa que le encantaba escuchar. – Podemos imaginarnos todos nuestros posibles futuros.
- - ¿Enserio?
- - Tenemos toda la noche.
- - Mis padres podrían verte si andas en forma humana hasta tarde. O mi hermano Dipper.
- - Me volveré gato en cuanto escuche el sonido de unas llaves.
- - Bill... - Sintiendo un dolor y una presión en su pecho.
- - Vamos minina, te veo muy indecisa – Viendo el título de su ensayo. – Los humanos y su preocupación por los estudios. – Soltando una leve risa. - ¿Has pensado hacer una lista de lo que te gusta?
- - Suenas a la misma idea que propuso mi mamá.
- - Hagamos una.
- - Creo que no es mala idea.
- - Empecemos por lo haces. – Viendo la torta de atún. – Amo tú comida.
- - Puede ser una idea.
- - Me gusta los suéteres que haces y como los luces.
- - ¿Diseñadora?
- - O una modelo muy sexy.
- - Vamos Bill se serio.
- - Lo soy preciosa – Escuchándola reír y acercarse más a él.
[ * ]
Once de la noche, la castaña había despertado sorpresivamente encontrándose un momento sola en el comedor. Busco a Bill con la mirada, pero no había señales del felino. Solo la computadora abierta y varias hojas de papel donde tenía escrito su reporte.
- - Bill... ¡Bill! – Llamo la chica entre la luz del comedor, pero no había señales del rubio. – Bill...
- - Mabel...
- - ¡AHH! – Grito la chica del susto al ver al rubio entrar por el patio.
- - ¿Qué sucede? – Viendo con una mirada divertida a la pequeña adolescente. – Viste un fantasma.
- - ¡Diablos! ¡Bill! – Golpeando en su pecho al rubio. – No me asustes.
- - Jajaja... lo siento pequeña – Dando una caricia efusiva en su cabeza. - ¿Terminaste?
- - Casi... casi lo termino – Menciono sonrojada por el afecto del mayor, la hacía sentirse más nerviosa de lo normal. Su corazón latía con fuerza.
- - ¿Qué hacías afuera?
- - Nada – Menciono el rubio con una amarga sonrisa. Había tenido una última conversación con su hermano. – Despido a Will, tal vez regrese al infierno mi estorboso hermano.
- - Es cierto... - Dijo Mabel un poco nerviosa por la conversación que tuvieron en la tarde. – Es una suerte que tú y Will fueron perdonados.
- - Yo no regresare – Acorto, volviendo a la mesa. – No te preocupes.
- - Bill – Caminando hasta quedar frente al rubio. – Seguro que no quieres regresar... estarás bien.
- - Este es mi hogar, ahora. – Mostrando una sonrisa. – Soy tu gato pervertido.
Mabel soltó un suspiro de alivio por las palabras de Bill, había terminado de escribir la mitad de su reporte en la libreta, ya casi lo a completaba. Iba dar un sorbo a su taza cuando la alzo, pero noto que ya no había más café. Ella noto que Bill estaba concentrado pasando lo escrito a la computadora portátil.
Era la primera vez que veía a Bill Cipher con lentes, incluso se le hizo graciosa la escena al ver al rubio parchado con lentes. Aunque lo hacían lucir muy atractivo, la joven adolescente no pudo reprimir un sonrojo en sus mejillas traicioneras.
Se levantó de la silla del comedor para estirarse y sacudir su falda plisada de color naranja. Camino a la cocina por más café y comer una galleta cubierta de chocolate. Casi se acaba el paquete, pero no debía dejar escena del crimen.
Se dio la vuelta antes de ver a Bill acercarse con su taza y sobarse suavemente la cabeza, ya sin los lentes.
- - ¿Más café? – Alzando la taza de la cafetera.
- - Te ofendería no aceptarlo.
- - Gracias por ayudarme con mi tarea – Sonriendo, antes de alzar su mirada y ver lo alto que era el semi hibrido. Casi podría jurar que le doblegaba su altura. Por vergüenza le llegaba a la mitad del torso había olvidado que había crecido bastante y sus facciones eran más maduras.
- - ¿Mabel? – Llamo a la castaña que estaba completamente distraída.
- - Supongo que debería lavar la taza ¡Cielos es un desastre de café! Jajaja – Soltando una risa nerviosa.
- - Pequeña minina – Abrazando su cintura. – No estás preocupada ¿cierto?
- - Bill – Su mirada se vidrio sintiendo la humedad en su retina. Sujeto su mano intentando calmar la temblares en su cuerpo. – No quiero estarlo, pero...
- - Tranquila, Estrella fugaz. – Musito suavemente para ella. – Estoy aquí contigo.
- - Soy tú gato.
Mabel se sintió pequeña por el dulce apodo, que no pudo evitar cubrir su rostro con sus manos y llorar silenciosamente lanzando leves murmullos para calmar su respiración. El abrazo de Bill era tan reconfortante y seguro, que por un momento se sintió la persona más amada del mundo.
- - Dios... como un abrazo de un gato pervertido puede ser tan cálido y reconfortante. – Soltando un suspiro entre sus leves sollozos.
- - Desde que mi dueña me demuestra que me quiere demasiado, y me ama – Soltado un ronroneo suave mientras se inclinaba y recargaba su barbilla contra la cabeza de la adolescente.
- - Es algo tarde – Viendo el reloj y escuchando el relampagueo en el cielo. – Will no ha regresado.
- - Volverá – Comento despreocupado. – Nunca se ha ido.
- - Solo no te enojes – Dijo. – Está preocupado por ti.
- - Y eso me enfurece, hace lo que le conviene. – Aclaro. – Por mí que se vaya al averno.
- - ¡Bill!
- - Es un decir, pero si quiero que se vaya al infierno. Volverá a ser lo que era antes – Comento. – Un príncipe del infierno, un demonio.
- - Bill... - Recordando las palabras del hermano del rubio, claramente por primera vez vio a Will muy preocupado por su hermano. - ¿Y tú no quisieras volver? ¿Tú no quisieras volver a ser...?
- - Volver... - Escuchando a la gemela Pines que aun su voz denotaba la preocupación y miedo, era claramente que la menor temía continuar lo que quería decir.
- - Estaría bien y no estarías en riesgo... de haber sabido que tienes una sola vida...yo... - Fue callada un momento cuando sintió el abrazo del rubio atrapar su cuerpo contra la mesada de la cocina.
- - Por favor.... No me pidas que me vaya, Mabel.
- - ¿Bill?
- - Mi... mi Estrella fugaz – Tomo con delicadeza su rostro ladeándolo para buscar sus labios y besarla con delicadeza. – Por favor no pidas que me aparte de tú lado.
Mabel no pudo evitar continuar su contacto, siguió su beso sintiendo que si se separaba lo perdería o acabaría llorando. Su beso fue dulce y calmado, algo cálido para calmar la tensión y su angustia.
Sin pensarlo ambos solo se separaron un momento para mirarse y escuchar el sonido del ambiente que anunciaba la pronta lluvia.
Sus manos tocaron con delicadeza el dobladillo de su suéter de otoño levantando la prenda y tocando su abdomen níveo. Una sutil caricia sobre su piel, provoco que la menor se sobre encogiera y soltara un gemido tan bajo y dulce.
Acerco dos dedos a la chica cerca de sus labios. Mabel miro sus falanges alargados y gruesos, abrió su boca y tomo los dedos humedeciéndolos y lamiendo alrededor simulando una succión y un vaivén en sus movimientos. Bill los retiro y beso nuevamente sus labios volteando a la chica para tenerla enfrente. El demonio gatuno bajo adentro una mano retirado sus bragas hasta sus muslos, los dedos previamente humedecidos tocaron dentro de su entrepierna su vulva humedecida tocando los rizos cortos de su pubis.
Dos dedos se frotaron contra sus pliegues restregándose sobre la perla rosada de su clítoris, un vaivén entre sus dedos acariciaron sus labios tocando su hendidura y empujando los dedos a su interior. La adolescente se estiro de puntas para alcanzar al rubio y abrazar su cuello antes de buscar sus labios y ser atrapada en un hambriento beso que inicio el rubio.
Un brazo la tomo de la cintura atrayéndola a su cuerpo y su mano continúo masturbando su delicada flor. La castaña jadeo entre el beso disfrutando de la caricia dentro de su vulva, hasta que soltó un grito por la intrusión de sus dedos iniciando el empuje dentro de su canal vaginal.
Mabel tembló de su cuerpo cuando los dedos la penetraron e iniciaron el empuje en su interior. La adolescente intento mantener el equilibrio y alcanzarlo, pero poco a poco perdía la fuerza en sus brazos cuando sus pliegues empezaron a humedecerse y secretar su lubricación.
- - Bill... mis piernas... - Murmuro la menor sintiendo sus pies perder la estabilidad de quedarse en puntas, sintiendo como la mano del rubio se movía rápidamente dentro de su estrecha vagina escuchando el lascivo sonido de su humedad con el roce de sus labios.
- - Lo sé... - Besando en corto sus labios, soltó un gruñido ante la eminente excitación y aroma de su sexo. La levanto escuchando un quejido en ella por el abandono de su vulva. – Mabel... - Recorrió el broche de su cinturón, escuchándose la descomprensión de la bragueta y abriendo sus pantalones.
La chica mordió levemente sus labios dando una breve mirada a su miembro, no era tonta sabiendo que ambos estaban lo suficientemente excitados por la noche y la tensión que tuvieron esta tarde. Por una maldita vez la gemela Pines mando al diablo la moral y le valió si sus padres regresaran temprano o su hermano regresara de su reunión de películas con sus amigos. Quien entrara por la puerta se aguantaría su comentario por el resto de la noche.
Bill estaba a punto de tomarla pero ella lo tomo de las solapas de su camisa y le sugirió una pequeña propuesta tentadora y tan riesgosa que el rubio no se negaría.
- - Bill... tómame por favor, hazme el amor. – Menciono la castaña.
- - Mabel – Susurro cerca de su rostro. – Te quiero en un lugar más privado.
El demonio gatuno solo miro con deseo a la castaña que mantenía esa sonrisa tímida y cubría su intimidad con su falda. Sus orejas se alzaron y su cola se mantenía alzada con un leve movimiento cuando noto que la chica le extendía sus brazos en señal de ser cargada.
Bill no lo pensó dos veces antes de tomarla en brazos y dirigirse a su habitación. La pareja por un momento vio la habitación decorada con un poco de motivo Halloween y los peluches sobre la cama de la castaña. Mabel se sonrojo al recordar que había olvidado guardarlos, rápidamente bajo de los brazos del rubio para quitarlos de la cama. Algo que noto Bill al soltar una risa por la vergüenza de la menor.
- - Querías tener un cuarto decente y maduro, Mabel – Soltando una risa. – No me molesta tú habitación Estrella fugaz. Las luces sobre tu cama crean una atmosfera agradable – Caminando por la pieza y viendo la habitación de su dueña. – Podemos tirar los peluches, pero lo malo es que no hay calabaza.
- - Podemos apagar las luces... y si hay una calabaza. – Dijo la castaña tímidamente.
- - ¿Qué? – Extrañándose.
- - Mira – Mostrando una pequeña calabaza que tallo con sus propias manos con una cara típica y graciosa. – No es tan excelente o profesional cuando la haces, pero no tenía mucho tiempo en la mañana mientras dormías jeje.
Sus mejillas se ruborizaron de la vergüenza, más si no escucho a Bill reír o decir algo, solo el sonido de sus pasos deteniéndose frente a ella y tomando sus manos que sostenían la calabaza.
- - Es perfecta – Besando sus labios y tomando la calabaza. – Mabel... me gusta - Iba avanzar en el beso pero fue retenido por la mano de la adolescente.
- - Espera... yo... quiero ir al baño un momento – Viendo con un sonrojo la cama. – Siéntate ahí y por favor... espera.
- - ¿Qué espere?
- - Sí, hazlo – Menciono. – Por favor.
- - De acuerdo – Viendo a la castaña embozar una sonrisa e ir a tomar una bolsa que tenía para después irse de la habitación.
Bill por un momento se quedó sentado viendo por donde se fue Mabel, antes de mirar la habitación y ver los objetos que su dueña tenia. Artículos de interés musical y decoración de la misma habitación, la alfombra rosada, su estante pequeño de libros, su escritorio donde pasaba las tardes estudiando, sus peluches decorativos y regalos de su padre y madre. Entre ellos una foto enmarcada donde salía ella con él y Will vestidos en el Halloween cuando tenía quince años.
Era uno de sus recuerdos favoritos, luego vio la última foto que se tomaron ella vestida de bruja y el su gato. Le gustaba verla porque era una doble foto oculta. Mabel había querido tener una foto de ella, Bill y su hermano en su forma semi humana.
- - Este es mi hogar – Dijo Bill.
La puerta se abrió y el demonio gatuno alzo la mirada hacia la dirección de la puerta. Revelando a la adolescente entrar a la habitación con un baby doll rosa claro con una estrella dorada pequeña de por medio de sus senos. La abertura era de cortina de gasa y tela de encaje que mostraba su abdomen blando con la piel lechosa, el escote en diseño de corazón hacia lucir sus senos mostrando entre la tela sus pezones semi rosado, una braga con abertura de por medio. Las medias con liguero fueron el toque perfecto para exhibir sus esbeltas piernas de señorita.
Un rubor se instaló en el rubio tras ver a su dueña portando tan sexy atuendo, podría jurar que casi le faltaba el aliento cuando la gemela se acercó cerrando la puerta y con las manos jugando contra sus dedos de forma nerviosa.
- - Entonces... ¿Cómo me veo?
- - Mabel...
- - Fue difícil pedirlo ya que en línea es muy complicado, casi Wendy me hizo muchas preguntas sobre esto – Sobándose sus mejillas rojas. – No sabía si me quedaría... un poco ajustado del agarre del pecho y es vergonzoso traer lo de abajo, pero quise que todo fuera perfecto.
- - Mabel – Tomando sus manos, la sujeto con tanta delicadeza de la cintura que temió por un momento lastimarla. La atrajo a su cuerpo y busco sus labios con tanta necesidad.
Mabel sintió sus mejillas calentarse y enrojecer tras el dulce beso, tuvo que pararse de puntas para alcanzarlo. El felino tras ver como la adolescente intentaba alcanzarlo, se inclinó lo suficiente para tomarla de la cintura y levantarla antes de escuchar un chillido emocionado de la chica.
- - Bill, jeje ¿a dónde me llevas? – Siendo depositaba en su cama.
- - A veces olvido lo pequeña que aún es mi dueña – Mostrando una sonrisa suave a la castaña. – Mabel – Musito dando un beso en su frente. – Me gusta cómo te ves preciosa.
- - ¿Te gusta?
- - Sí – Colocando un beso corto en sus labios. – Te ves muy sexy mi gatita.
- - Bill... - Tocando su rostro para dar una caricia suave en su pómulo. – Quiero decirte...
- - Shhh... - Colocando un dedo en sus labios. – Hoy es una noche especial, pequeña gatita.
- - Solo quiero tenerte aquí y aparearme con mi compañera.
Se acercó plantando suaves besos cortos desde su quijada hasta su cuello, lamiendo cada porción de su tersa y blanquecina piel que siempre se mantenía cubierta por la tela de los suéteres. Podía escuchar a la chica gemir dulce y silenciosamente como un delicioso arrulló. Sus manos se dirigieron a sus senos teniendo las ganas de apretar y masajear sus mamas esponjosas y voluminosas. Sus senos ya no eran pequeños, eran ahora un punto muy atractivo de la castaña, entre sus besos lamio la porción del nacimiento de su escote y entre medio de su esternón.
Sus garras rasparon la tela de gasa buscando contra la yema de sus dedos su sensible pezón erecto, pasó el pulgar un par de veces, escuchando a la menor suspirar y gemir con cada roce. Mabel no quería quedarse atrás, tímidamente llevo sus manos acariciar la cabellera del rubio tocando sus orejas, las cuales dio una caricia el cual Bill sintió como algo deliciosamente placentera.
Sabe que es su punto débil y es su zona más erógena, su dueña lo sabe. Pero el demonio gatuno no se quedaría atrás.
Con sus afiladas garras trozo en agarre que cubría sus senos abriendo la apertura de la bata. La chica intento alcanzar los lazos de su bata, pero el demonio felino no se lo permitió. Atrapo ambas muñecas acostándolas por encima de su abdomen.
- - Oye, solo tenías que tirar de la cintilla – Se quejó la menor.
- - No hará falta, pequeña minina la diversión de tenerte empieza – Chasqueo sus dedos encendiendo la calabaza y manteniendo la habitación en un toque de penumbra. – Quiero disfrutarte – Lamiendo la punta de su pezón y escuchando un gemido de sobresalto de la boca de la menor. - ¿Ansiosa?
Mabel asintió inocentemente, sin estar segura de lo que quería decir con diversión. Todo movimiento que hacia el híbrido felino, era tan enigmático y seductivo. Ella sólo se quedó quieta mientras el rubio comenzaba a tomar su cuello suavemente con una mano mientras la otra aun retenía sus muñecas. Su mano fue explorando su cuerpo un poco más. Ella lo miró mientras él descendía lamiendo su pecho y atrapando sus senos contra su boca, una mama atrapo y lamio alrededor de su piel, dando mordisco y chupado su pezón al punto de mamarlo.
- - ¡Ahmm! – Vio al rubio succionando y lamiendo con hambre su seno derecho. Sus colmillos rozaban su piel dejando líneas rojizas y ardientes. Se redirigió a su mama izquierda provocando el mismo trato.
Sus piernas se frotaron inconscientemente para aliviar un poco el calor en su entrepierna. Bill encontró los lazos del babydoll tirando suavemente para terminar de abrirlo del escote y dejarlo sin su cubierta. Con el orbe fijo en su singular ojo dorado admiro su torso desnudo. Por lo que podía ver, era la única parte brillante de su cuerpo gatuno. Su pupila contraída y alargada. El resto era completamente oscuro de su ropa con sus orejas alzadas y una cola larga y elegante. Su cuerpo casi abarcaba su figura pequeña.
A pesar de la apariencia madura del felino, esto sorprendió a Mabel un poco ya que Bill había crecido. Sus avellanados ojos miraba fijamente al actual Bill Cipher. Sabía que era él, el único hombre que conoció. No habría de impresionarla lo que le dijo Will.
Porque el mundo que conocía y en el que vivía no se parecía algo fuera de lo común. Sus veranos en Gravity Falls le habían hecho saber que había más criaturas paranormales. Piedmont no es la excepción, también estaba plagado de criaturas, demonios y espíritus en la noche de Halloween. En su mundo, la sociedad ya había abolido el tabú de ignorar las historias y creer en fantasmas. Entonces ella confiaba en el demonio felino extraño, así como así.
Y con un grito ahogado entre un gemido, empezó a notar los sentimientos que le producía el toque del demonio felino.
El rubio descendió más dejando besos lentos y lamidas descuidadas por su vientre, noto las muñecas enrojecidas de la chica, soltando su agarre, sus manos acariciaron sus muslos abriendo su entrepierna y mostrando la braga de encaje rosado. Se relamió los labios viendo su pubis ahora lampiño y rosada recubierta por una capa de su humedad.
- - Bill – La menor tomo fuerzas para abalanzarse al rubio y atraparlo en un beso, siendo correspondida en profundizarlo.
Sus manos dieron una caricia encima de la camisa de vestir del rubio tirando de los botones al punto de arrancarlos y tirar de la camisa sacándola de su cuerpo. El demonio gatuno encontró esto muy excitante al permitirle retirar sus prendas, impaciente tomo sus manos y la guio a sus pantalones terminando de abrirlos y bajara la tela de gabardina.
- - Quítalos... quítalos preciosa – Soltando un gruñido de frustración el demonio al sentir las manos de la menor acariciar encima de su calzoncillo y tirar de ellos. – Mierda...
- - Aun es muy grande para mí, Bill.
- - No sabes cuánto me gusta que lo acaricies.
El rubio retiro el restante de sus prendas quedando en las mismas condiciones que su dueña. La recostó sobre la cama con delicadeza. Ella se dio cuenta que esto no era como las relaciones pasadas, la trataba con mucho cuidado, cada beso que depositaba se demostraba el amor que le tenía.
Por un momento la castaña sintió una presión en su pecho y no pudo evitar retener las lágrimas. Él la sujeto de sus muslos con delicadeza arrodillándose se acercó a su sexo dando una lamida a través de su lengua rasposa. Mabel embozo una sonrisa entre gemidos, era dulce y un poco doloroso, la caricia creaba un calor delicioso en su vulva al punto de frotarse contra su lengua.
El sabor de su lubricación era miel dulce para el demonio gatuno, su pene erecto y alzado golpeaba las sabanas de la cama, escuchar a la adolescente era su adicción y su música. Lamio febrilmente su entrada dando mordiscos en sus labios y rozando de momentos su clítoris con la combinación de la entrada de su uretra. En movimientos de arriba hacia abajo escuchaba a la menor gimotear.
Acomodo sus piernas encima de sus brazos y se adentró lamiendo muy dentro de su vagina, dando lengüetazos profundos en su canal. La castaña abrumada por el placer llevo sus manos a sujetar los mechones rubios de su cabello.
Bill le gustaba cuando su pequeña gatita gemía fuertemente ante el sexo oral, su mano se acercó a su entrada para jugar con sus pliegues estirando un poco y penetrando con dos falanges en su interior, empezando a cogerla con penetraciones lentas y profundas mientras lamia su deliciosa miel y su pequeña perla.
- - ¡BILL! – Grito la castaña llegando al primer orgasmo fuerte sintiendo su vulva palpitar con fuerza.
- - Mabel... llegarás a disfrutarlo aún más cuando entre, mi preciada gatita – Dijo en una sutil voz seductora y profunda. Luego, con un sutil gruñido gutural, mueve el dedo entre sus pliegues. Mabel volvió a jadear.
Quería recordar todas las adorables expresiones de su dueña, la amaba demasiado. Sus dedos trabajaron en su interior cogiéndola en un movimiento rápido y frotando sus paredes estrechas. Sintiendo ese líquido emanar de su vagina. Ya casi estaba húmeda y lista para recibirlo.
- Tú clítoris es tan lindo, Estrella fugaz. - Susurró con un aliento cálido en sus oídos. Luego mordisqueó su lóbulo mientras hundía sus dedos entre sus labios, acariciando su clítoris como un gatito en una noche tranquila lo haría a sus crías. Las acciones simples claramente cumplieron su propósito, cuando Mabel comenzó a gemir suavemente.
Los sonidos deleitaron al demonio felino, mientras comenzaba a acercar a la chica aún más que antes, su ya duro miembro que palpitaba al sentirla retorcerse bajo su toque. Sus suaves muslos presionando fuertemente para intentar controlar su mano le hicieron sisear mientras comenzaba a frotar de regreso ese placer en su pequeño sexo de señorita. Pronto Mabel será una dama muy atractiva y sexy.
- - ¡Bill! ¡Te necesito! – Mabel gritó cuando su mano se volvió más vigorosa. Su voz era temblorosa y más confusa por el placer inminente, porque aparte de la mano, ella podía sentir que la erección de Bill tocaba mucho su entrada. – Por favor... por favor, hazme tuya...
El demonio felino no respondió esta vez, porque estaba demasiado absorto en el momento de escuchar su linda voz y sentir su suave carne. En cambio, sus embestidas y dedos se volvieron más frenéticos. Sus gruñidos se hicieron más fuertes y salvajes mientras la agarraba con desesperada necesidad.
Ataco sus labios con hambre y lujuria cuando el placer empezó a crecer y las caricias ya no eran una calma en su juego. Bill miro con hambre a la castaña y con mucho deseo.
- - Tan mojado para mí... – Añadió mientras pasaba el dedo de un lado a otro por su hendidura escuchando el sonido lascivo de su lubricación emanar cual néctar dulce y húmedo.
Gimiendo de nuevo, Mabel no pudo soportarlo más, así que agarró la mano del rubio y aplastó su pequeño sexo a lo largo de ella. Importándole poco la moral, solo quería provocar un último rastro de lujuria en su gato. Su necesidad lo hizo sonreír al demonio, esta era una muestra muy sensual y atractiva para invitarlo aparearse. Le recordó que aún no había terminado, así que comenzó a acariciar su propio pene con su mano libre por un momento antes de comenzar con su siguiente movimiento en su pareja.
- - Mabel... - Besando sus labios tiernamente. – Voy a cogerte minina, quiero que grites tan fuerte, que te escuchen los malditos bastardos que tienes como pretendientes. Que tú eres solamente mía.
- - S-Sí... - Menciono nerviosa la chica al ver su miembro erecto y las malditas púas en su glande y parte de su tallo.
Por un momento ambos estaban sonrojados por el tan esperado momento, el rubio la abrazo con cuidado de su cintura y alineo su miembro erecto en la entrada de sus pliegues. Sujeto la mano de la castaña entrelazando sus dedos para ir despacio en la penetración. Ambos rieron por tal acción tan afectuosa como si fuera la primera vez.
Él alzo su rostro para mirar sus ojos y besar sus mejillas mientras le susurraba palabras tiernas a su dueña.
Un grito broto de los labios rosados de la adolescente, los jadeos iniciaron cuando el demonio comenzó a moverse en su interior, abrazando su cuerpo contra la cama y comenzando a embestirla lentamente con cada empuje y golpe.
Ella gemía contra cada empuje y su aliento escapaba con el paso de sus embestidas, no quiso quedarse atrás y envolvió sus piernas en su cintura evitando separarse. Bill encontró esto como una señal para ir un poco más rápido en sus embestidas.
En poco tiempo la adolescente demando más de su contacto y gimoteo cuando el empuje comenzó a abrasiones dentro de sus paredes carnales, contrayéndose el canal vaginal y aprisionando el miembro grueso y erecto del rubio. Su lubricación caía por los bordes de sus labios y descendían por su trasero manchando las sabanas de semen y fluido femenino.
- - ¡AAH! ¡ah, ah, ah! – Siempre la posición de misionero era una de las favoritas del demonio, teniendo dominio sobre su cuerpo para ver cuán profundo quisiera o la rapidez contra las embestidas. Pero la adolescente no le dejaría llevarse toda la noche en esa posición. - ¡Bill! – empujo con sus fuerzas al demonio gatuno al lado de la cama saliendo de ella, la castaña fue colocándose encima del rubio para tomar su miembro y masturbarlo. – Esta noche no, gatito.
- - ¿M-Mabel? – Viendo perplejo y con un sonrojo a la chica auto penetrarse escuchándola gemir y comenzar a mover sus caderas de adelante hacia atrás. - ¡Ah! ¡ahg! Mabel...
- - ¿Te gusta? – Dando brincos encima de su abdomen aguantando lo más que podía de las penetraciones, aunque la estimularan demasiado. – Dios... Dios... es... es... delicioso... - Susurro la joven con un rubor en sus mejillas.
- - Ahora me has sorprendido – Sintiendo las caricias de sus manos encima de sus orejas. – Mabel... me gusta mucho... preciosa no pares.
- - Bill... Bill - Sujetándose de su abdomen movió sus caderas impulsándose a cabalgarlo, su entrada húmeda y los golpes estimulaban fuertemente su punto G, un escalofrió le recorrió por su espalda cuando sentía el frote de su clítoris palpitar al punto de emitir un berrido placentero. – Ah, ah, ah, ah...
El demonio veía como su dueña temblaba ante el placer, contemplo su esbelta figura sobre la luz de la vela. Entre gemidos agudos y profundos el demonio gatuno se deleitó de los movimientos de la chica. Su pene siendo succionado y tirando entre empujes que volvían sensible el glande y parte su cuerpo. Las uñas femeninas raspando suavemente su abdomen y clavándose en sus músculos.
La joven dio un par de brincos encima de su regazo escuchando el chapoteo de sus sexos, sus senos rebotaban con cada empuje que realizaba con sus muslos. Se inclinó cerca de su rostro y beso sus labios con toque de pasión.
El rubio miro con deseo a la castaña cuando se recargo en sus antebrazos para sujetar su trasero y ayudarla a moverse más rápido. Susurrándole de momentos palabras impropias y calientes, que fueron burladas por la fina risa nerviosa de la menor. Bill disfrutaba mucho de su compañía, hasta que llego un punto en que los movimientos de la chica disminuyeron por el abrumador placer. La adolescente cayó sobre su pecho cuando su respiración se volvió agitada y su cuerpo temblaba.
- - ¿Qué sucede minina? – Soltando una risa el rubio al ver la cara de placer y vergüenza en la menor.
- - Creo... que no puedo seguir – Murmuro sonrojada con su vagina chorreando su lubricación encima del tallo de su pene. – Bill... yo...
- - Tranquila – Colocando un beso en su mejilla. – Me ha gustado lo que has hecho.
- - Es mi turno preciosa – La recostó en la cama besando sus labios y murmurando palabras envueltas en cariño. – Quiero hacerte el amor, mi preciada Mabel.
La castaña asintió felizmente sintiendo las lágrimas brotar y las embestidas profundas y lentas del rubio. Sus manos acariciando su cuerpo, haciéndola sentir reconfortante. Este acto era demasiado tierno y suave viniendo del felino.
- - Bill – Sintiendo como el rubio la acomodaba y sujetaba sus caderas subiendo a sus antebrazos sus muslos. El ritmo de sus penetraciones cambiaron a un vaivén rápido durante la contracción de sus paredes. - ¡AHH! – Lo abrazo de su torso gritando con fuerza y jadeando ante las embestidas fuertes y profundas.
Sus espinas raspando su canal y cubriéndose de su lubricación, los empujones que la hacían tocar ese pedazo de cielo y provocaba que los dedos de sus pies se contrajeran del placer. Sus testículos rozando contra sus nalgas y parte de su vulva, su glande quedándose enganchado en su cérvix al punto de que la chica gimiera entre sollozos cuando sintió el nudo del felino quedar atrapado en sus paredes.
Bill una vez le había dicho que durante el apareamiento podían terminar anudados, pocas veces habían tenido ese accidente. Pero siempre salía antes de a completarse dejándola lastimada y con las ganas de continuar. Pero esta vez el demonio no iba interrumpir cuando la abrazo contra su cuerpo y aumento a brazadas intensas sus embestidas.
Mabel grito con fuerza y jadeo dejándola afónica, su piernas se estremecieron en un temblor violento y su vulva chorreo un squirt que empapo su torso y parte de las sabanas. Su clítoris palpitaba con fuerza siendo sensible y termino corriéndose emanando su semen femenino. El demonio gatuno clavo sus colmillos con fuerza sobre su cuello cuando llego al punto de su clímax, liberando su abundante semilla dentro del vientre de la castaña.
Ella se sentía bastante llena, con dolor y una sensación ligera y placentera cuando el rubio lamio su herida y beso sus labios. Ambos se miraron un momento a los ojos antes de sonreír, mientras la menor emitía un suave lloriqueo que termino siendo consolada por el felino.
- - Sabes Bill – Hablo con las mejillas rojas y un rastro de felicidad. – Está lloviendo, como el año pasado.
- - Sí – Viendo en la ventana la tormenta que ignoraron durante el acto. – Es justamente como las otras noches.
- - Me gusta cuando llueve – Admitió con timidez en sus palabras. – Cuando llueve, te recuerdo abrazándome, amándome y...
- - Yo también lo asocio en mis recuerdos, mi dulce Estrella fugaz.
- - Te amo, Mabel Pines – Besando su frente.
- - Yo también.
- - No sabes lo feliz que me haces escucharte. – Abrazando a la chica hasta que se quedaran juntos. – Mabel... siempre serás mía.
- - Mabel... - Manteniendo a la castaña en sus brazos y besando la coronilla de su cabeza antes de derramar una lagrima de su orbe. – Por favor se mía.
[ * ]
La mañana siguiente el día de Halloween, para Mabel Pines fue el día más solitario de su vida. Había despertado con un vació en su cama y la ausencia de calor en su lado. Las lágrimas no tardaron en reaparecer cuando se dio cuenta que el demonio gatuno se había ido para siempre. Era lo mejor para los dos, sabían que esta sería la última vez que se verían.
Su padre y madre en cuanto la vieron bajar las escaleras. Listos para desayunar como cada mañana, no estaban preparados para darle la noticia a su hija. De que ambos gatos los habían encontrado sin signos vitales en el jardín entre los rosales. Su hermano menor Dipper estaba llorando por Will quien le había acogido cariño al gato. Lo abrazaba con cuidado acariciando su pelaje de color celeste.
En cambio Bill que estaba sobre una almohada parecía dormido con el cuerpo extendido. Mabel tomo su cuerpo cargándolo como la última vez, era muy ligero y casi no pesaba. Como si nunca hubiera estado un alma ahí. También había notado que su parche estaba suelto. Bill nunca le permitió quitarle el parche ni aun cuando se transformaba en semi humano, no lo hacía por discreción.
Retiro el parche viendo que no había un ojo, solo una cuenca vacía y con la piel de su parpado lacerado con cicatrices. La castaña no pudo evitar recordar la previa conversación de Will y las nueves vidas. Bill nunca menciono como vivió sus ocho vidas o que le sucedió antes de llegar con ella. Un escalofrió le recorrió por su cuerpo de tan solo imaginarse que él sufrió mucho antes de conocerla.
Los vagos recuerdos de anoche se mantenían frescos en su memoria, el calor y los besos, su voz y como repetía muchas veces que la amaba.
"Que gato tan egoísta"
Cenizas se volvieron cuando su papá se los llevó al crematorio de mascotas. Mabel sabe que los cuerpos que se llevaron solo eran recipientes, ellos se habían ido, regresaron al inframundo y como dijo Will ellos iban a volver como demonios.
- - Soy solo una mortal – Dijo con amargura mientras miraba la calabaza.
Hoy no tenía ganas de reunirse con sus amigas, tampoco celebraría Halloween. Decidió terminar su reporte en la computadora e imprimirlo. Pero noto algo en las pestañas del computador, una nota anexa en un bloc de notas. Algo que escribió Bill anoche.
Para mi Estrella fugaz
Si lees esto Mabel, me ido tomando la decisión más difícil para mí. El dejarte sola mi amor. Mi hermano hizo un último convencimiento conmigo al ir con él al inframundo, puede que tenga razón o pueda que sea un maldito egoísta y un buen mentiroso. Pero tampoco quiero que pases el resto de tú vida atada a mi forma gatuna, mis ocho vidas fueron desperdiciadas y tomadas de la peor forma, por un momento creía no encontrar una vida plena o segura. Resignándome a mi castigo por un momento pensé que sería mi fin, y que al fin moriría de la forma más cruel por los insanos humanos.
Hasta que te conocí. Una vez te conté que si yo recibía el desprecio, el rechazo y la crueldad del humano, me vengaría al punto de asesinarlo. La noche de Halloween cuando te conocí pensé que solo me ahuyentarías o me dirías que me alejara.
En cambio me invitaste a pasar, me recibiste con los brazos abiertos, y encendiste una calabaza por error y sin querer me cortejaste dándome cariño. Pero lo que encontré esa noche, yo vi tú alma pura y cálida, quería cubrirme de ese calor y que me dieras ese amor que guardabas dentro. Lo sé, no fue lo correcto exigirlo a la fuerza y abusar de tu confianza.
Pero debes saber que estaba hambriento de amor y cariño, y encontrarte a ti fue el oasis, mi destino y mi propio paraíso. Tú podrías haberme rechazado y me hubieras evitado, en cambio me correspondiste y seguiste dándome cariño. Me aceptaste y cumplías la promesa de encender la calabaza en la noche de Halloween.
El día se volvió nuestro aniversario, y la noche en que te volviste mi compañera.
Mabel... perdóname por no quedarme, seré egoísta y un mentiroso al decirte que me quedaría contigo. Pero no tolerarías que me fuera antes de tiempo. Mi tiempo avanzo demasiado rápido, la noche que escribías tu reporte de futuro, no creerás las cosas que imagine a tú lado.
Quería llevarte al baile de tu graduación, invitarte a salir en la primera cita frente a tus padres, presentarme como tú novio, pedir tu mano, casarme contigo, tener nuestra propia luna de miel, verte tan hermosa con esa pancita el día que te dejara embarazada y... formar una familia contigo. ¿Soy un gato pervertido egoísta?
Mabel derramo lágrimas sobre su rostro antes de reprimir una sonrisa por lo que escribió y continuar leyendo.
Suena todo como un sueño, pero son mis deseos más anhelados. Pero me llena de ira y rabia sabiendo que es muy poco el tiempo que los compartiría contigo. Odio el castigo, pero a la vez... estoy agradecido. A pesar de ser algo doloroso y desagradable estar vagando solo por ocho vidas, quien iba pensar que la novena encontraría la felicidad pura.
Conocerte fue mi mayor felicidad, te encontré como mi compañera y como mi destinataria. Mabel Pines eres mi hogar y al lugar a donde quiero regresar. Pero quiero decirte algo... si eres lista y sabes que me esperaras, enciende la calabaza aguarda mi regreso.
Quiero volver contigo, por favor mantenla encendida cada noche. Prometo estar a tú lado, mi estrella fugaz.
La adolescente volteo a ver la calabaza de su habitación para encenderla esperando a que Bill Cipher cumpliera su promesa y volviera a su lado. Mabel mantenía la pequeña esperanza de que su demonio regresara en la noche de la víspera de los santos. Era una promesa algo fantasiosa y algo imposible de cumplirse, pero esperaría por su regreso.
- - Bill... - Viendo la calabaza mantenerse encendida con la ventana abierta. Su corazón latía con fuerza y una sonrisa se formó en su rostro. – Te esperare.
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