[21]-Después de las 2:40

Advertencia léanlo es importante: Lectura solo para mayores de 18 años en adelante, contiene temas de violencia y situación es de tema erótico y sexual explícito en el lemon. 

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One Shot XXI: Después de las 2:40

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Un leve tictac se escucha dentro del aula, el aire de otoño que se filtra por la ventana enfría por completo la habitación. Todos los alumnos estaban centrados leyendo la lectura de la clase; la profesora de historia Natalie comenzaba su breve narración del hecho histórico de Cristóbal Colon, el cómo descubrió el nuevo de mundo de América. Muchos de los estudiantes que ahora estaban en segundo año de secundaria sabían de la gran hazaña del navegante, y como las tres carabelas que lo ayudaron a realizar uno de los primeros cuatro viajes, donde se escribiría cada acontecimiento nuevo de la historia. Aunque la profesora Natalie no buscaba que sus alumnos escribieran un breve ensayo del primer viajes o los posteriores. Ella quería que continuaran la otra parte de la historia.

La profesora de historia durante la lectura que hacía del libro de los alumnos, mencionaba un breve análisis de como también fue su vida, ¿Quién era? ¿A qué se dedicaba antes? ¿Dónde nació? ¿Dónde murió? ¿Cuál era su historia antes de ser cartógrafo y navegante? ¿Cuál era su idioma?... miles de preguntas formulaba la profesora a la cabeza de sus estudiantes, mientras que ellos solo se imaginaban la enorme cantidad de tarea que se acumularía antes de que llegara noviembre y los abordaran con la celebración de Thanksgiving Day y los historiadores de Salem, aunque este no lo tocarían hasta último año de secundaria.

Una joven castaña miraba con sus ojos avellanados su libro de historia tratando de centrarse en su lectura, se daba leves pellizcos en su muslo del vasto externo derecho casi encima de su falda tableada de color rojo bermellón. Cuando llego casi los minutos de salida, la profesora se detuvo y solo dejo una tarea sencilla de un ensayo de 1300 palabras sobre uno de los viajes de Colon, antes de que sonara el timbre y los chicos salieran disparados fuera del aula.

La joven adolescente se apuró en levantarse y guardar sus apuntes cuando de repente la profesora la detuvo colocando una mano encima de su escritorio.

- - Mabel – Le llamo con una voz serena la mujer de cabello café pajoso y ojos azules claros. – ¿Puedo hablar un momento contigo? Si es que tienes tiempo.

Mabel asintió aunque no era la única profesora que había pedido permiso para hablar con ella. Cada profesor que había entrado al aula había notado la actitud extraña de la adolescente, incluso pedían hablar con los padres de la chica.

La castaña fue rápida para sentarse y esperar a que hablara la profesora, el tiempo le consumía y su hermano mellizo la esperaba afuera de la escuela en 10 minutos su hermano terminaría de guardar sus libros en su casillero y de devolver unos a la biblioteca de la escuela. Debía ser rápida o sospecharía que fue detenida por los profesores.

- - El trabajo que me entregaste no hubo problemas, incluso sacaste buena nota. Lo que significa que estas subiendo tus calificaciones. – Mostrando una sonrisa amigable. – También escuche que ya no te duermes en clase de otros profesores.

- - Yo... he podido dormir bien profesora, ya no tengo más pesadillas y ya no veo películas de terror hasta tarde jeje – Mostrando una sonrisa sincera.

- - Lo sé – Comento antes de notar otro pellizco por debajo de la falda de la adolescente. – Mabel, ¿te han dicho algo malo las chicas del grupo? ¿Algo que te haga sentir incomoda?

- - No profesora.

- - Mabel... ¿Te sientes a gusto con tú cuerpo? Digo estamos en la edad en que... ya sabes cambios y cambios en nuestra apariencia.

- - Sí me siento a gusto... es solo que, ya sé que es lo que piensa – Dijo la chica soltando una leve risita. – Me veo mal con las ojeras, e incluso se nota muy blanca la piel de mi cuerpo. – Levantándose de su asiento. – Mire recuperarme de mis desvelos es difícil y me alimento bien, es cierto que como algunos dulces pero hago el esfuerzo de estar completamente bien.

- - ¿Dime que esto no lo haces por un chico? – Cruzándose de brazos.

- - ¡¿Qué?! ¡No! – Ruborizándose de su rostro. – N-No lo hago por un chico, que cosas dices.

- - Bueno... - Dando una mirada a las cicatrices en sus manos y muslos. – Prométeme que si sucede algo me avisaras, ¿De acuerdo?

- - Promesa – Dijo la castaña tomando su mochila. – Me debo de ir profesora.

La castaña corrió hacia la salida del aula chocando en el pasillo al profesor de gimnasia que alcanzo atraparla tomándola del brazo antes de que cayera de bruces contra el suelo. Pero la alumna emitió un chillido de dolor sorprendiendo al profesor antes de soltarla.

- - ¡Ay! – Sobándose su brazo.

- - Señorita Pines – Dijo el profesor de gimnasia. - ¿Esta bien?

- - Lo siento... no me fije que corría rápido, creo que fue un tirón fuerte.

- - ¿Tirón fuerte? – Viendo los pellizcos en sus manos.

- - Ah... debo irme, mi hermano me espera – Dijo sonriente la menor levantándose del suelo y corriendo hacia la entrada de la escuela.

La profesora de historia salió del aula y se encontró con el profesor de gimnasia antes de darse una mirada discreta y llegar una conclusión.

- - Nos está mintiendo – Dijo Natalie.

- - La señorita Pines, lo está volviendo hacer. – Comento el profesor. – No se ha dormido en mi clase.

- - Ni en la mía.

- - Pero esas magulladuras en sus brazos y piernas, aparecen como manchas y empeoran.

- - Creo que no quería recurrir a esto.

- - Debemos avisarle a sus padres.

- - Otra vez tiene insomnio y hace lo posible para no dormir.

•| ⊱★⊰ |•

Mabel se encontraba caminando de regreso junto a Dipper mientras conversaban sobre sus clases, durante el camino su hermano menor vio que su melliza traía enrojecido el dorso de sus manos. El chico sospecho pero continúo con su plática para evitar interrumpirla.

- - Oye Dipper, quería preguntarte ¿Te dejaron la misma tarea que a mí?

- - Mabel, sabes que los profesores las alterna para evitar que copiemos.

- - Oh pues, yo quería que nos dividiéramos los trabajos – Haciendo un leve puchero.

- - Jajaja y que descubran que tenemos un mismo trabajo igual, sabes que nos bajarían puntos.

- - Bueno... ¡Pido la computadora temprano! – Grito la chica mientras corría para alcanzar su casa.

- - ¿Qué? ¡Espera yo quiero ser primero! – Se quejó el chico siguiendo a su hermana.

- - Vamos tú la tienes para ti solito, en unos meses me compraran la mía.

- - De acuerdo.

En cuanto entraron a la casa los mellizos vieron a sus padres ocupados en el estudio haciendo unas llamadas y alistando unos papeles.

- - ¿Qué creen que hacen mamá y papá? – Pregunto la castaña.

- - No lo sé... pero solo da indicar que comeremos hoy.

- - ¿Pizza?

- - Yo pensaba en hamburguesas – Comento el mellizo con una sonrisa. – Vamos a dejarlos que se resuelvan.

- - Sí.

Mabel camino a la habitación de Dipper para empezar su tarea y terminarla antes de la cena, su hermano aprovecho para vigilarla un momento de que no esculcara sus carpetas de trabajo, pero cuando vio que abrió el navegador decidió tomarse un descanso; agarro un manga que estaba terminando de leer y que le presto su mejor amigo Nico.

Pasaron alrededor de dos horas y eran alrededor de las seis de la tarde, Mabel estaba terminando de escribir y colocar las fichas bibliográficas. La madre de los mellizos Pines entro y aviso para que bajaran a cenar.

Dipper noto que su hermana tomaba las hojas donde escribió el informe y las llevaba dentro de su habitación.

- - Bajo en un momento.

- - Creo que gane, huele a hamburguesa.

- - No lo creo Dopper – Dijo con burla la chica antes de entrar a la habitación donde antes compartía con su hermano. – Okey solo guardo esto en un folder y...

La castaña vio que las luces seguían iluminadas antes de colocar su trabajo dentro de la mochila y bajar por las escaleras viendo a sus padres que servían las rebanadas de pizza.

- - ¡Te lo dije! – Grito entusiasmo la castaña.

- - Solo porque es jueves de pizza.

- - Chicos, su padre y yo queremos hablar con ustedes.

- - ¿Qué sucede? – Dando un mordisco a su rebanada. – Al fin Mabel tendrá la computadora rosa que quería.

- - En realidad eso era una sorpresa, Dipper – Dijo el papá. – Gracias por avisarle antes.

- - ¡Me compraron una! ¡Sí!

- - Pero eso no es de lo que queríamos hablar. – Menciono la mamá.

- - Chicos, su madre y yo estamos conscientes que están en segundo año de secundaria y que apenas van empezando.

- - Pero tenemos una noticia de último momento.

- - Se nos ofreció una oportunidad un puesto más alto en la línea ejecutiva de la empresa, pero eso equivaldría más horas fuera de casa.

- - Pero no es que fuéramos a dejarlos solos, al contrario también se nos ofrecieron buenos campos educativos para ustedes.- Comento la mamá con una sonrisa. – Dipper la secundaria de Gravity Falls te ofrecieron para entrar al comité estudiantil y al equipo de física, podrás estar con tus tíos abuelos una temporada.

- - En cambio a ti princesita, nos llamaron del instituto Luna Media en Portland descubrieron el enorme talento que tienes en arte y confección. Es un instituto para damitas pero con buena calidad educativa, tendrás muchas amigas.

- - Un momento... no quiero irme – Dijo un poco temerosa la castaña. – No puedo irme.

- - Mabel ¿Qué dices? – Hablo su hermano. – Yo tampoco quiero perder amigos, pero se nos ofrecen oportunidades, aparte tú querías entrar al instituto aprender corte y confección.

- - S-Sí pero... - Sus manos temblaban. – Eso... es ¿pronto?

- - Sí – Comento su madre. – Lo que sucede es que el movimiento es pronto, el permiso se dará para que no pierdan su ciclo escolar, aprovechando que apenas llevan dos meses y medio. Yo sé que es repentino pero son oportunidades que no deben dejarse ir.

- - ¿Por qué ahora?

- - Princesa, tranquila todo irá bien. Sé que da miedo pero nos veremos en vacaciones y nos reuniremos en cada celebración.

- - Mabel tranquila, siempre hablaremos por video chat y podemos hablar hasta horas por teléfono.

- - Pero Dipper...

- - Mabel no estés asustada – Comento su madre. – Mañana su padre y yo los acompañaremos al autobús para que no tengan problemas, aunque contigo hija el abuelo Shermy estará al pendiente de ti.

- - Solo será... ¿la secundaria? – Viendo a su mellizo.

- - Sí solo la secundaria.

- - Yo... - Viendo a su familia. – De acuerdo.

- - Bien hagan maletas pero lleven lo esencial, ropa y sus cepillos de dientes.

- - Sí.

- - Tranquila Mabel solo será hasta la secundaria. – Dijo su madre. – Es una oportunidad única, estarás a gusto que hasta no querrás irte.

•| ⊱★⊰ |•

Alrededor de la diez de la noche su familia ya estaba terminando de alistarse para dormir. Su hermano menor Dipper terminaba de alistar su mochila de viaje antes de darle una mirada a su hermana quien se encontraba sentada en su cama.

- - ¿Terminaste tu maleta?

- - Sí... eso creo – Agachando la mirada. – Sera correcto irse en este momento.

- - No afectaría mucho, llevamos apenas dos meses desde que entramos al segundo año de secundaria.

- - Lo sé... pero – Viendo que su hermano guardaba una fotografía de ellos en su último verano a la playa. - ¿Vas a llevarla? – Embozando una sonrisa.

- - Sí, me sentiré muy aburrido y solo sin tus bromas y sin que me pidas la computadora para chismear con tus amigas.

- - Jaja, tienes razón pero ya tengo una. – Menciono la castaña. – Eso si fue de improvisto.

- - Mabel.

- - ¿Sí?

- - Ya no tienes pesadillas, ¿cierto? – Viendo a su melliza mover a los lados su cabeza de forma negativa y levantarse de su cama con una sonrisa en sus labios.

- - No, ya no tengo. – Dando un abrazo fuerte a su hermano. – Dipper... - Sintiendo como le correspondía su hermano. – Dale mis saludos al tío Stan y al tío Ford, diles que los quiero mucho. También quiero que les digas a Candy y a Grenda que iré a visitarlas en vacaciones de verano pero que ya tengo computadora.

- - De acuerdo – Viendo a su hermana zafarse de su abrazo y retirarse a su habitación. - ¡Oye!

- - ¿Qué?

- - No te olvides de Pato – Cruzándose de brazos. – El tío Stan querrá que vengas por el cerdito.

- - No se me olvida Dipper, entre el tío y yo tenemos un acuerdo jeje

Mabel camino directamente a su habitación antes de encontrarse a su mamá dentro que miraba con añoranza el lugar.

- - ¿Mamá?

- - Oh lista para dormir – Dijo ella.

- - Sí, solo ayudaba a Dipper a guardar algunas cosas en su maleta. – Sacando su pijama.

- - Lamento que sea repentino todo esto, pero es una oferta única de trabajo y para ascender a un mejor puesto.

- - No te preocupes mamá, a Dipper y a mí nos gusta las nuevas aventuras.

- - Te encantara el nuevo colegio y harás muchas amigas. – Besando su frente. – Recuerda que nos reuniremos cada periodo vacacional.

- - ¡Bien!

- - Bueno a dormir que mañana nos espera un largo día – Camino hacia la puerta de salida antes de que Mabel la detuviera. - ¿Qué sucede?

- - Mami... prométeme que estarán bien tú y papá.

- - Mi amor, claro que lo estaremos – Dando un abrazo reconfortante a su hija. – Descuida cuando lleguen a su destino les llamaremos.

- - Sí. – Separándose de su madre.

Mabel vio a su madre irse antes de acomodar su maleta en el piso y revisar el pijama que se pondría para dormir. Un camisón rosa claro que le llegaba dos centímetros arriba de la rodilla era perfecto para descansar. Procedió a cambiarse y cepillar su cabello largo y sedoso. Se acercó a apagar la lámpara de noche teniendo presente la oscuridad en su habitación y la luz de la luna en su ventana.

Se acomodó dentro de su cama y cerró los ojos en espera de que el sueño llegara a ella, estaba lo suficientemente cansada para poder dormir.

De repente el ruido del viento gélido de la noche la despertó ya que los árboles se mecían afuera de la vivienda, la joven adolescente abrió sus ojos encontrándose con la habitación revestida de gris, apenas el sonido del ambiente de afuera era presente siendo ella la única con los colores vivos presentes sabía que era el momento. Vio el reloj de su mesita de noche y noto que eran las 02:40 de la madrugada. Esta vez no había luz de noche que la protegiera de la visita, solo vio el portal abrirse en medio del piso y se hizo aparecer entre las sombras aquel sujeto alto; vestido en traje elegante de chaleco color amarillo canario, camisa blanca, abrigo con los botones en forma triangular y los pantalones color negro ónix. Su cabello estaba corto y levemente rebelde de los mechones rubios con su clásico sombrero de copa, portaba su parche ocular donde ocultaba su ojo izquierdo y sus cuernos relucían de la punta que terminaba alzada hacia atrás. Su bastón lo traía dando vueltas ágilmente en su mano izquierda.

- - Es una buena noche, Estrella Fugaz. – Hizo una leve reverencia antes de dar una última vuelta al bastón y hacerlo desaparecer. – Veo que no pusiste aquella molestia infernal. – Señalando la luz de noche. - ¿Aprendiste la lección la semana pasada?

- - Tenía un trabajo que entregar esa semana. – Explico la chica con su mirada fija en él. – Aparte lo descompusiste, quemaste el fusible. – Menciono incidente de la luz de noche. – Papá tuvo que llamar a un electricista.

- - Tenía que verte, los de abajo han querido molestarte nuevamente. – Comento. – Incluso te hicieron travesuras con dejar desordenado aquí.

- - Mi mamá pensó que estaba siendo desordenada.

- - Pero no lo eres – Soltando una risa. – Solo recuerda que son bastantes almas maldecidas las que están atrapadas aquí, no es mi culpa que tú hogar sea la puerta al inframundo. Y que tú cargues esa alma tan atrayente que desean arrebatarte, claro que eres una creadora de caos.

- - Bill – Viendo al rubio examinar la habitación. - ¿Puedo preguntar algo?

- - ¿Qué es lo que quieres preguntar?

- - ¿La maldición es conmigo?

- - Tú pisaste primero la casa y después tú hermano y tus padres.

- - Entiendo... - Agachando la mirada. – Sí yo... - Fue interrumpida cuando el demonio empezó a moverse.

Aquel demonio camino a paso lento y cuidadoso hacia su pequeña jovencita maldecida por la casa, se sentó a un lado de la cama retirando la cubre colcha y la sabana que cubría su cuerpo de adolescente. Notando que llevaba la castaña un camisón de rosa claro muy atractivo a su vista.

- - ¿A qué se debe este atuendo querida? – Viendo con su ojo dorado como ese pijama resaltaba su figura frágil y fémina. - ¿Celebramos algo?

- - Tenía ganas de usar... el camisón rosa – Comento ella con un leve sonrojo en sus mejillas. – No mires tan fijamente.

- - Siempre tan penosa, mi pequeña protegida – Sujetando su mentón con delicadeza hizo que alzara la vista hacia él, chocando su mirada dorada con los ojos avellanados de la chica. – Estrella Fugaz.

La castaña levemente ruborizada de su rostro se acercó hacia adelante alcanzando el rostro del demonio besando sus labios en un suave y casto beso que la hizo calentarse de sus mejillas. Antes de que él rubio soltara una risa suave y profunda por tal acto tan inocente de la menor.

- - ¿Qué sucede? – Viendo a la castaña morir de vergüenza. - ¿No vas a recibirme? Y no digas que no sabes besar porque esa mentira no funcionara nuevamente.

- - Bill... hay algo que debo decirte. – Sintiendo sus ojos humedecerse y su voz temblar.

- - Mabel – Le llamo por su nombre sorprendiendo a la castaña provocando que alzara el rostro. – Ven mi preciada Estrella fugaz – Mientras se retiraba su abrigo. – Ven aquí. – Indicando su regazo.

- - Bill – Se acercó al demonio siendo atrapada en sus brazos para acomodarse en su regazo en horcajas como cuando era pequeña. Mirándose los dos con un sonrojo en sus rostros. – Aun me da pena.

- - No deberías – Acerco su rostro besando sus labios sintiendo a la menor corresponder su beso un tanto animosa en las caricias de sus labios y en los movimientos, como si hubiera esperado toda la noche para poder besarlo. Entre besos cortos hablo el demonio. – Mabel... - Devolviendo con un poco de hambre sus besos que sabían tan dulces para aquel demonio. – Esperaba que cayera solo la maldita noche para verte.

- - También yo... - La adolescente entre los besos cortos y febriles llevo sus manos al chaleco del demonio a retirar uno a uno los botones con un poco de rapidez al igual la pajarita que usaba para cerrar los primeros botones de su camisa blanca. - ¿Puedo...?

- - No preguntes y solo quítalo – Soltó un bufido lleno de ansiedad y placer, permitiendo que la menor retirada su corbatín y tirada de los botones de su camisa. – Estrella fugaz... - Viendo que la chica se detenía en los besos abruptamente y escuchara el suave jadeo de su voz dulce, mientras se dirigían sus manos abrir la hebilla del cinturón con un poco de desesperación y abrir el botón de su pantalón liberando la parte de la camisa para empujar la tela fuera de su cuerpo. Aprovecho para dar una caricia al abdomen formado del demonio y parte de su musculatura en su pecho. – Debe haber algo... para que quieras tenerme sin camisa. – Sonrió el demonio mostrando levemente sus colmillos.

- - ¿No puedo tocar? – Pregunto ella temblando de sus manos que descansaban en el torso del rubio. - ¿Te molesta?

- - No, al contrario pequeña dulce tentación – Besando en corto sus labios con suavidad. – Tienes permitido hacerlo. – Dando una lamida al borde de sus labios. – Me encanta lo que haces, esperaba que lo hicieras.

La menor comenzó a repartir besos en su rostro y cuello sintiendo las caricias de las manos de aquel demonio sobre su delgado cuerpo, respiraba un poco acelerado la chica cuando sentía aquel tacto quemante y delicado sobre su piel, acariciando su espalda hasta descender a sus glúteos redondos y firmes que terminaba apretando lujuriosamente. Los dedos de aquel rubio levantaban su camisón hasta su torso y bajaban nuevamente hasta tocar la prenda de su ropa interior; sus bragas de color rosita con moñito blanco.

Mabel dio una mirada a Bill que estaba centrado en aquella prenda coqueta que cubría su intimidad de adolescente. Tomo sus manos y permitió guiar al demonio a retirar la prenda lentamente descubriendo un leve hilo de humedad sobre el centro de su braga, que conectaba a la vulva pulida y pocamente revestida de vello púbico de la menor.

La adolescente ayudo a retirarse la braga arrojándola junto a la ropa del demonio. Bill dio una mirada a la castaña antes de sujetarla de la cintura y llevar su mano a su pequeña vulva lubricada de su humedad, dando una caricia en su flor.

- - Mmm.... Ah, ah – Se abrazó del cuello del demonio dando una caricia atrás de su nuca y sujetando los mechones rubios tirando suavemente. Antes de balancear sus caderas sobre la mano que le proporcionaba la masturbación en su sexo. Gimiendo cerca del oído del demonio.

- - Estas muy húmeda pequeña – Menciono el demonio con una voz ronca y llena de placer al ver a su protegida necesitada de él.

- - Bill... ah, ahm...- Viendo al demonio retirarse los guantes con rapidez y llevar su mano adentrar dos dedos en su pequeña vagina dando un empujón y salida a un ritmo rápido en el que movía hacia la simulación de penetración teniendo cuidado de sus garras. – B-Bill... Bill... - Coordinando el movimiento de sus caderas hacia su mano.

- - ¿Te gusta? – Besando sus labios de forma apasionada y robando en cada momento el aliento de sus gemidos. – Estrella fugaz, dime... ¿te gusta? Mi dulce pequeña maldita.

- - ¡S-Sí! – Interrumpió su beso para responder con un sonrojo. – Bill... ¡Ahh!... me gusta... ah, ah, ¡ahh! – Soltó un grito al sentir los cuatro dedos dentro de su pequeña cavidad ir penetrándola con rapidez provocando ese delicioso escalofrió por su espalda, su cuerpo se calentaba y sentía los besos del demonio en su cuello y hombros devorarla con necesidad.

Bill dio unas caricias con su pulgar sobre su perla rosada sin parar de penetrarla, la tenía bien sujeta de la cintura enterrando un poco sus garras sobre la piel blanquecina de la adolescente. Su aroma dulce a flores lo atraían enterrando su rostro en su escote entre medio de sus senos en desarrollo, dio una lamida en su esternón y gruño al ver el camisón que aún se mantenía cubriendo la parte superior de su cuerpo.

Agilizo su mano para provocar el roce de la masturbación más sensible y placentero, en cuanto la vio apretar sus muslos daba indicar que pronto llegaría al orgasmo. Bill sonrió perverso ante la idea de no dejarla ir después del orgasmo, ya que la menor se cansaría y terminaría por dormir antes de terminar de despertar del Mindscape.

Mabel sentía llegar pronto pero vio al demonio detenerse abandonando su sexo, dejándola con un quejido de insatisfacción y dar un pequeño mohín en sus labios, viendo al rubio tomarla de la cintura y alejarla de él depositándola en la cama llegando a extrañar a la joven adolescente.

- - Sí planeabas despertar rápido con este acto y dejarme con ganas – Frunciendo el ceño. – Estas muy equivocada, pequeña Estrella Fugaz.

- - ¿Bill? – Pensando que el demonio se retiraría. – Espera... yo no... - Se sonrojo furiosamente al no saber cómo explicarle la situación. – No es que... quería... - Pero fue interrumpida por un dedo.

Pero la castaña noto que el demonio chasqueaba los dedos y cerraba la ventana cubriéndolos con la firme oscuridad. Antes de dar tres golpes con la suela de su zapato como si reclamara molesto.

- - No sé qué intentas, Estrella fugaz – Dando otro chasquido en sus dedos para hacer aparecer velas encendidas alrededor de la cama de la chica. – Pero no te despertaras tan fácilmente, pequeña.

Su ojo ambarino se tornó brillante y con la pupila elíptica mirando como animal hambriento a su presa, mientras terminaba de retirarse el calzado y desbrochar el pantalón de vestir.

- - Tú iniciaste esto – Subiendo a la cama de la chica. – Ahora tienes que acabar con esto.

- - Bill... - Mabel estaba completamente roja de su rostro viendo al demonio semidesnudo.

- - Vas a tener mucho sueño después de esta noche.

- - Esta bien... - Dijo completamente ruborizada. – Q-Quiero hacerlo.

Bill aun sospechaba de porque ahora su protegida quería tener relaciones cuando siempre terminaban masturbándose mutuamente o fuera algo rápido en el sexo, pero esta noche ella deseaba mucho estar con él.

- - Mabel – Le llamo el rubio sujetando su rostro para ver aquella mirada dulce e inocente de su joven protegida. – Sabes que te protejo, mi querida maldecida.

- - Sí... - Asintiendo.

- - ¿Me temes?

- - N-No – Sujetando el rostro del demonio. – No, no te tengo miedo.

- - Deja de lastimarte – Tocando sus muslos en una suave caricia. – No me gusta que te lastimes.

- - Bill...

- - No lo hagas.

- - No lo haré... - Tocando su rostro.

- - Mabel – Tomando su mano y besando su palma.

Llevo sus manos a su cuerpo y retiro su camisón lentamente dando caricias a la joven adolescente y depositando besos sobre su lechosa piel. Alzo la mirada viendo a su pequeña protegida desnuda ante él, con un notable rubor en el escote de su pecho, cuello y rostro, era bastante notorio que estaba avergonzada pero hacia lo posible para dejar al descubierto su cuerpo.

- - Eres hermosa – Comenzó pesando por besar sus labios e ir descendiendo por su quijada y cuello, dando lamidas lentas que saboreaban la piel y apreciaban su aroma inocente. Los besos los repartía dejando alrededor de su escote y clavícula, le gustaba escucharla gemir suavemente a la menor.

Mabel Tocaba la espalda desnuda de aquel demonio, era la primera vez que tocaba su espalda sin la camisa de por medio. Solo recordaba que él se quitaba su abrigo o chaleco pero jamás la ropa. Ella quería recordar aquella figura masculina, tocar su piel y los músculos firmes de sus antebrazos y pecho. La menor poco a poco fue explorando con sus manos el cuerpo de aquel demonio, tocando a los costados del torso los serratos y la espalda donde se formaba los omoplatos y el trapecio muscular.

Ella no pudo evitar sonrojarse demasiado al tocar por la espalda baja y dar una caricia alrededor para terminar en su ABS y en el cinturón de adonis, llegando encontrarse con la mirada de Bill quien ese momento estaba descansando su rostro en sus senos y viendo a la chica que andaba de curiosa tocando la zona de peligrosa.

- - ¿Quién eres y que hiciste con la tímida Estrella fugaz? – Pregunto burlón el demonio.

- - S-Soy ¡yo! – Dijo roja del rostro y con su voz temblando. - ¿N-No puedo tocar?

- - ¿Quieres que estemos iguales? – Sonrió perverso dando una lamida a su seno derecho. - ¿Quieres quitarlo? – Tomando las manos de la menor para guiarlas a su pantalón y bajarlo lentamente junto a su ropa interior y dejar al descubierto su miembro erecto, viendo a la chica cerrar la mirada inmediatamente. – No cierres los ojos.

- - Me has visto desnuda... - Dijo la menor temblando de su voz. – No puedo verte, me da pena...

- - Abre esos ojos, ha estado dentro de ti – Dando un beso en sus labios. – Sí no los abres, sabes lo que pasara.

Abrió sus ojos viendo el cuerpo desnudo del demonio notando aquella erección erguida de su pene, ese miembro grande y alargado solo hizo que sintiera ese calor en su intimidad, su rostro se sonrojaba completamente como el de una cereza y su respiración iba lenta y profunda.

- - Estas muy roja, mi pequeña maldita – Dando una caricia al cuerpo femenil de la adolescente, sintiendo aquella piel suave que amaba tanto.

- - ¿Puedo tocar más? – Pregunto inocente la castaña llevando sus manos a tocar el cuerpo del demonio, escuchando el gruñido placentero.

La castaña noto que aquel demonio disfrutaba de aquella caricia que le daba al tocar su pecho y abdomen, de pronto sintió el tacto cálido de los labios del rubio inclinarse y besar cada parte de sus hombros y escote, fue recostada en la cama sintiendo los hambrientos besos del demonio dar en su seno izquierdo, mientras su mano daba un apretón y tirón de su pezón. Su otra mano regreso acariciar la vulva de la menor frotando contra su clítoris.

Mabel llevo sus manos abrazar su espalda y aferrarse a su cuerpo, gemía despacio disfrutando de aquellas caricias. Soltó un gemido un poco más alto al sentir la boca del rubio amamantar su seno y succionar con un poco de fuerza. Su vagina sentía humedecerse más y sus muslos se frotaban animosamente atrapando la mano del demonio.

- - Bill... - Llevo sus manos acariciar el cabello rubio y tirar de los mechones ganándose un gruñido excitante de él.

Él disfrutaba de aquel tirón provocando la misma acción en el seno que estuvo acariciando hace unos minutos, veía que su pequeña adolescente estaba ansiosa y humedecida, lista para recibirlo.

- - Estrella fugaz – Dio una lamida soltando su seno enrojecido por la succión, llevo su mano a su pene guiando el glande entre los pliegues de su protegida. Dio un roce entre los labios humedecidos por la lubricación de la castaña. – Eres mía.

- - S-Sí... - Sintió la presión contra sus labios y como empujaba hacia dentro, robándole un gran suspiro que termino en un jadeo cuando termino entrando a su vagina sintiendo el roce levemente doloroso del pene. – Bill... duele... - Retrocedió levemente contra el respaldo hasta que el agarre del demonio la detuvo, sujetando su cadera y parte de su trasero. - ¡Ahh!

- - Solo es un momento... - Besando sus labios retrocedió su cadera antes de volver a dar otro empujón en su interior y soltar un ronco jadeo de su voz. – Siempre estrecha, eres deliciosa... - Comenzó a dar un vaivén lento y profundo provocando que la menor llevara sus manos con desesperación a su espalda y se aferrara con fuerza.

- - ¡Bill! – Dio un grito la castaña sintiendo aquellas embestidas que le recordaban que aquel demonio podían dejarla agotada acabando su voz entre gemidos y gritos. - ¡Bill! ¡Bill! – Araño su espalda con insistencia importándole poco si ese demonio respondía al dolor.

- - Mabel... - Sujeto sus muslos y cadera enterrando sus garras y aumentando el ritmo de sus embestidas llevándolas con rapidez y fuerza provocando que el colchón de la cama comenzara mecerse contra la base de madera provocando un ruido entre la pared. - ¡Carajo! – Emitiendo un rugido placentero.

Mabel sentía ahogarse en el placer al comenzar a sentir el delicioso roce de sus penetraciones, sus manos terminaron arañando de la espalda hasta el torso masculino del demonio. Busco sus hombros y sujetándose firmemente del rubio. Dio una mirada a Bill que estaba jadeando con fuerza y viendo su ojo contraído y dorado que era claramente visible entre la oscuridad de la habitación y las velas. Escuchaba el embriagante choque de su pelvis y la lubricación de su vagina emitir ese chapoteo lascivo. La chica no pudo evitar soltar su voz y comenzar a gritar fuertemente de éxtasis y placer.

- - No voy a soltarte... - Gruño el rubio sintiendo su pene ser aprisionado por las paredes de la menor al verla contraerse y comenzar a temblar de su anhelado orgasmo. – Maldición, Mabel... mi dulce y preciada humana.

- - ¡Ahh! ¡Ahh! – La menor emitió un sollozo al sentir que se venía y su cuerpo temblaba con violencia de las estocadas rudas del demonio. - ¡BILL! – Grito la castaña tras la fricción intensa de sus embestidas.

Bill alzo sus delgadas piernas esbeltas de muñequita y las coloco encima de sus hombros atrapándola entre su cuerpo y la cama, abrazo su cuerpo y golpeo con intensidad su pelvis contra su entrepierna provocando las penetraciones más profundas cerca de su cérvix y la entrada de su útero. Mabel lloro con fuerza y gimió, sus piernas se entumecían y la sensación de calor en su sexo se hizo presente. Un líquido descendía de su vagina y bajaba a sus nalgas terminando por mojar la sabana.

Aquel pene palpitaba dentro y termino corriéndose descargando su líquido seminal caliente, Bill aminoro los empujes siendo un ritmo moderado y menos profundo, escuchaba a su pequeña castaña respirar con fuerza y jadear con sus labios rojizos abiertos y con un leve hilo de saliva. Sus mejillas estaban húmedas por las lágrimas y su rostro revestido de un color carmín como las rosas. Se veía sumamente erótica aquella vista, llevo su mano a sujetar su rostro y dar un apasionado beso en sus labios.

- - B-Bill... - Hablo ronca de su voz viendo al demonio que colocaba un beso en su pierna antes de bajarla y detenerse. Aunque la castaña hizo un esfuerzo para enredar sus piernas en su cintura y evitar que saliera. – Quiero... más...

- - Ven aquí – La tomo de la cintura levantándola para sentarse en medio de la cama y colocarla en su regazo, adoptando la posición de loto vio a su pequeña adolescente comenzar a moverse entre las penetración. – Mabel... Mabel... - Susurro su nombre juntando su frente con la de la chica, admirando su cuerpo coqueto ante la luz de las velas que estaban casi a la mitad del consumo para alargar la noche.

- - Bill... Bill... Bill... - Sentía las manos del rubio llevarla a un ritmo más acelerado en su cabalgata, su vagina secretaba más lubricación cristalina combinada con el semen, un escalofrío recorrió su cuerpo al golpear ese punto que erizaba su piel. – Bill... me correré... no aguanto... más.

- - Vente preciosa. – El demonio aumento la intensidad de sus penetraciones provocando que la menor se viera atacada por los espasmos en su cuerpo y su vagina expulsara más liquido en un squirt que facilito la rapidez de sus estocadas contra lo contraído de sus paredes carnosas.

- - ¡AHHH! – La menor solo se recargo contra el pecho del rubio temblando y gimiendo agudo.

Bill abrazo de la cintura a la castaña y soltó un rugido gutural al terminar corriéndose fuertemente y cayendo a recostarse en la cama junto a la menor, teniéndola encima de él.

- - Ah, ah, ah... eso fue muy delicioso – Dando una caricia a la espalda de la chica quien trataba de recuperar el aliento. – Estrella fugaz... no sé qué fue lo que sucedido, pero... ¡mierda! Eso fue demasiado excitante.

- - B-Bill – Abrazando al demonio y enterrando su rostro en su pecho. – Yo... yo estoy maldita.

- - Sí... eres mi preciada humana maldita – Viendo a la chica que empezaba a sollozar y abrazarlo con fuerza, sintiendo su corazón ir a prisa. - ¿Te duele? – Sabiendo el demonio que cada vez que tenían intimidad podía terminar lastimada.

- - N-No... - Negó con la cabeza.

- - Mabel – Le llamo nuevamente a su nombre. - ¿Qué está sucediendo? – Alzo su rostro viendo sus ojos avellanados y aquel sonrojo adorable en sus mejillas.

- - Bill... - Tocando con delicadeza el cuerpo del demonio. – Es la primera vez que te veo desnudo, es la primera vez que lo hacemos así.

- - No sabes lo que me emociona al tenerte en mis brazos – Dando una caricia a su cabello achocolatado. - Te quiero preciosa.

- - Bill – Viendo al demonio con una sonrisa. – Dilo otra vez.

- - ¿Mm? – Arqueando una ceja. – Dije que te quiero.

- - Puedo escucharlo otra vez... - Cerrando sus ojos. – Siento sueño... pero quiero escucharte, quiero que me abraces fuerte cuando nos conocimos.

- - Estrella fugaz – Viendo a su adorable castaña ir cayendo en el sueño, las velas pronto terminarían de consumirse. La abrazo y se acercó a ver el rostro de la adolescente descansar. – Mabel – Cerca de su oído comenzó a decirle un sinfín de palabras llenas de amor y deseo que sabría que no alcanzaría escucharlas todas mientras dormía pero que tenía la esperanza de que lo recordara.

Sin querer... aquel demonio termino enamorándose de su protegida, de aquella humana maldita que portaba la energía oscura del caos y esa alma pura que atraía a cualquier espectro errante. Ella era suya y no permitiría que nadie más la tocara.

•| ⊱★⊰ |•

- - Creo que esta es la última – Dijo Dipper ayudando con el equipaje de su melliza.

- - ¿Lista? – Dijo su padre colocando las maletas de la chica en el auto.

Mabel miraba a su casa y sentía su pecho estrujarse, aun sentía el abrazo que le dio aquel demonio que la cuido desde que se mudó. Dio una media vuelta y se acercó para subirse al auto donde su familia la esperaba.

- - Sí... - Dijo sin tantos ánimos.

- - Les ira bien chicos. – Menciono su padre.

- - Recuerden los veremos cada periodo vacacional.

- - Sí.

- - Solo hasta que finalicen la secundaria.

- - No será mucho tiempo... - Dijo Mabel dando una mirada a la vivienda. – Hasta pronto... Bill.

[ F ]

Una pequeña castaña se encontraba oculta en la esquina de su habitación llorando cubierta con una frazada rosada de estrellas amarillas con cola de colores, similares a las estrellas fugaces del cielo. Estaba raspada de sus brazos y piernas y su cara cubierta de polvo. Su mellizo se encontraba dormido en la cama contigua, pero ella estaba demasiado asustada para poder dormir.

Una criatura de las sombras jalo su tobillo y la arrastro contra el piso provocando otro susto en la pequeña.

- - ¡Basta! – Grito la menor abriendo la puerta de la habitación y corriendo por el pasillo, pero las mismas criaturas la volvieron a tomar del tobillo provocando que cayera de bruces contra el suelo.

Esas criaturas se reían siniestramente y la niña solo se limitaba hacerse bolita y cubrirse con la frazada.

- - ¡Déjenme!

Nuevamente las criaturas que aparecieron como monstruos horripilantes y desfigurados tomaron de los pies a la niña y volvieron arrastrarla por el pasillo, cubriendo su boca y bajándola cuesta abajo por las escaleras provocando dolor en la menor. La llevaron a la cocina donde una de las sombras tomo un cuchillo y estaba listo de provocarle más daño a la niña.

Ella gritaba con la boca cubierta por la criatura y pataleaba tratando de zafarse, vio con terror el cuchillo y su corazón acelero, hasta que de pronto una criatura apareció entre un portal cubierto de una negruzca capa de alquitrán.

Las criatura miraron al sujeto que se apareció cubierto de ese líquido oscuro antes de revelar su identidad, aquel rubio desaliñado y apariencia vagabunda se acercó amenazante emitiendo un sonido de gruñido feroz ante las criatura soltando a la niña. Rápidamente elimino a esos monstruos con su fuego azul incinerándolos al punto que la menor vio como esas criaturas lanzaban quejidos y chillidos de tormento.

Ella miro al sujeto que estaba sucio de ese mismo alquitrán, mirarla con esos ojos dorados con la pupila elíptica y esos cuernos filosos. Cuando dio unos pasos hacia ella, inmediatamente la menor empezó a llorar y cubrirse con la frazada.

- - ¡NO! – Temblaba de miedo, puesto que atrás del sujeto seguía otro monstruo más alto y grotesco. -¡AYUDA!

Aquel rubio vio a la criatura y chasqueo los dedos incinerando al monstruo antes de ver el bulto que temblaba en el piso. Lanzo un rugido entre los monstruos mostrando sus colmillos y revelando sus garras alargadas. Los monstruos decidieron atacarlo pero terminaron siendo destruidos por el mismo fuego y el zarpazo que les propino el sujeto.

La niña lloraba con fuerza y evitaba ver la masacre. Los pocos que quedaron la soltaron y huyeron de regreso por las sombras de la habitación. Aquel demonio se acercó haciendo resonar sus pies contra la sangre oscura. Se inclinó y retiro la frazada revelando a una niña castaña de cabello color chocolate y ojos avellanados como el color del bosque, cubierta de lágrimas que caían imposiblemente en su rostro magullado, un sonrojo carmín en sus mejillas cubría sus pómulos infantiles por el esfuerzo de sus gritos y lloriqueos.

- - H-Humana... eres una humana – Menciono cansado el demonio. – Eres una... humana maldita.

- - ¡No quiero que me lastimen! – Dijo ella temerosa aferrándose a la frazada. – Por favor... no me...

- - Humana... humana, ¿puedes verme? – Alzando su mano que mostraba sus afiladas garras cubiertas aun por la carne de sus enemigos.

- - No... ¡No! ¡Por favor! – Dijo llorando de miedo. - ¡No me lastimes!

- - Eres pequeña... tan pequeña que haces mucho ruido cuando lloras – Sentándose en el piso. – Tengo hambre...

- - Tú... ¿los mataste? – Viendo al demonio recargarse en la pared de la cocina escuchando su respiración acelerada y su pecho elevarse y bajar con rapidez, como si hubiera corrido una maratón.

- - Tienes... mucha energía, humana maldita. – Viendo con sus ojos dorados a la menor. – Demasiada energía para una niña maldita.

- - No me digas maldita – Dijo ella limpiándose las lágrimas. – Eso... eso es un insulto.

- - ¿Dejaste que jugaran contigo? – Viendo que la niña está cubierta de raspones.

- - No me dejan en paz desde que vivo en esta casa hace una semana – Tomando el dobladillo de su pijama. – Pero esta vez me arrastraron por todo el piso y las escaleras, me querían ellos hacer... - Viendo el cuchillo tirado en el piso.

- - Hoy... hoy esta noche debían matarte, ¿Lo sabes? – Soltando una risa. – Pero les quite la diversión porque... es mi turno. – Señalando un reloj de pared en la cocina. – Es mi hora humana, es la hora de los demonios.

- - Entonces...

- - Es mi hora y yo haré lo que se me plaz... - Fue interrumpido por un grito desesperado y levemente de alivio, por parte de la menor y un lloriqueo que comenzó con fuerza en sus pulmones.

- - ¡GRACIAS SEÑOR! – Lloro con fuerza la castaña. - ¡MUCHAS GRACIAS! – Frotando con sus manos sus ojos cubiertos por las lágrimas saladas. - ¡G-Gracias!

- - Oye guarda silencio humana – Viendo a la niña seguir llorando, la tomo entre brazos y empezó a darle palmadas en la espalda. – Guarda silencio, me duele el cuerpo... lloras muy fuerte... estoy cansado y tengo hambre.

- - Señor... no quiero ser grosera... pero apesta – Viendo al demonio que colocaba una expresión de pocos amigos. – Apesta mucho y está cubierto de esta cosa negra.

- - No debes insultarme, soy un demonio de alto rango. – Frunciendo el ceño. – Tenme más respeto.

- - Ven conmigo, ven conmigo... - Tomando su mano. – ¡Vamos al baño! ¡Quiero ir al baño! – Frotando sus muslos con desesperación.

- - ¿Eh?

Mabel se encontraba cantando una canción alegre mientras hacia sus necesidades con el demonio fuera del cuarto de baño, cuidando con la puerta medio entre abierta. Iba encender las luces pero noto que todo era gris y sombras oscuras.

- - No hay mucho sonido – Dijo ella antes de jalar la palanca y lavarse las manos, fue acercándose a la ventana a ver que todo estaba moviéndose pero sin producir sonido alguno. – Afuera es gris.

- - Mindscape – Menciono el demonio entrando al cuarto de baño. – Esto es un sueño profundo.

- - ¿Sueño profundo?

- - Te quedaste dormida en la cocina. – Respondió viendo a la niña ladear el rostro. – Tú corazón se acelerado y provoco que te desmayaras del susto. Posiblemente fue cuando te llevaban arrastras en la escalera.

- - Ah... eso significa que me... - Viendo su cuerpo. – Señor, ¿yo me mee en la cocina?

- - Posiblemente – Diciendo en tono burlesco.

- - ¡No! – Grito avergonzada.

- - ¡Uhg! – Cayo el rubio azotando contra el piso del baño. – Use mucho de mi energía.

- - ¡Señor demonio! – Se acercó la castaña tocando su ropa. – ¿Está cansado?... ¿le duele algo? Mi mamá esconde galletas en la alacena, podemos buscarlas y comerlas juntos con un vaso de leche.

- - Yo no como cosas humanas – Fulminándola con molestia. – Necesito una humana maldita... más grande.

- - Mi mamá está dormida – Dijo la castaña.

- - Ella fue la tercera que piso la casa, tiene muy poca maldición. – Dijo. – Pero... puede funcionar...

Se sujetó de la niña para apoyarse pero noto que ella estaba cubierta de aura oscura alrededor. Más su cuerpo era muy pequeño para soportarlo, mañana estaría muerta.

- - Humana.

- - No me digas humana – Se quejó la pequeña llevando al demonio por el pasillo.

- - Tú vida es efímera – Menciono. – Posiblemente no te vea más.

- - ¿Eh? – Inflando sus mejillas rosadas. – Es porque te dije que apestabas.

- - No, cargas demasiada maldición.

- - Mmh... eso es malo. – Agachando la mirada.

- - Yo... voy a morir, ¿cierto? – Viendo al demonio asentir.

- - Sabes... - Pensando un poco en su decisión de formar un lazo con la menor. – Tengo hambre y no alcanzare a llegar con la humana maldita mayor.

- - Pero... - Se detuvo inclinándose en medio del pasillo para tomar a la pequeña de su cintura y atraerla. – Tal vez puedas darme un poco.

- - ¿Un poco? – Pregunto la castaña sonrosada de sus mejillas por la vergüenza de tener a un chico cerca. – Señor demonio...

- - Debes darme esa energía maldita que tienes cargando – mirando con sus penetrantes ojos dorados su rostro sonrojado.

- - ¿Cómo? – Pregunto la niña aferrándose a sus brazos. – Está cubierto de esta cosa negra y liquida, y... me da miedo su ojo izquierdo. – Observando aquella esclerótica oscurecida con el iris en color oro. La apariencia del demonio aun le aterraba, más si la sangre era de los monstruos que mato.

- - ¿Te desagrada mi apariencia? – Soltando una risa larga y cayendo sentado en el piso. – Es un desastre mi apariencia, subí a la superficie porque una humana maldita con mucha maldición me llamaba.

- - Señor demonio – Viendo al sujeto apoyarse contra la pared y ver que seguía cansado, sonando agitado. Rápidamente tomo su manta de estrellas fugaces y con la tela de está fue acercarse y limpiar su rostro viendo su piel levemente pálida y poca rosares. – Solo estas sucio y tienes hambre como usted dijo.

- - Humana – Le llamo el demonio viendo a la castaña con interés, aunque claramente sabía muy bien que los humanos no deben decir su nombre o terminarían siendo de su propiedad. - ¿Cuál es tú nombre? – formando una suave sonrisa al ver como esa adorable chica caería con él en un lazo irrompible.

- - Mi nombre es... - Viendo al demonio que la miraba fijamente a los ojos. – Lo siento, mamá me dijo que no le dijera mi nombre a extraños.

- - No soy ningún extraño, pequeña humana maldita.

- - Sí lo eres, señor demonio – Cruzándose de brazos. – Eres un demonio extraño.

- - Bill – Viendo a la menor abrir sus ojos en grande. – Bill Cipher.

- - Bill – Pronuncio su nombre la castaña con un deje de emoción en su voz.

- - ¿Ya no somos extraños? – Dijo Bill viendo a la pequeña que a sus espaldas venia un ejército enorme de monstruos dispuestos a lastimarla. - ¿Cómo te llamas pequeña? – Tomando su manos.

- - Sus garras son enormes – Tocando sus manos mientras emitía una risita.

- - ¿Me dirás tu nombre?

- - Te vas a reír, muchos niños de la escuela se burlan de mi nombre. – Los monstruos se estaban acercando hacia ella y la oscuridad incrementaba. – Dicen que es nombre de abuelita.

- - Yo no me reiré de tan linda pequeñita. – Atrayendo a la castaña a su agarre. – Jamás me reiría. – Sus ojos brillaban de un dorado intenso contrayendo su pupila.

- - ¿Señor Bill? Me lo promete... - Hablo con inocencia en su voz. – No te reiras...

- - Dime tu nombre pequeña – Ocultando el rostro de la niña en su pecho para que no mirara a los monstruos, mientras les lanzaba una señal de advertencia aquellas criaturas que planeaban quitarle a su humana maldita.

- - ¿Quieres saberlo Bill? – Correspondiendo su abrazo. – Te has sentido solo. – Dando una palmadita en su espalda. – Estaré aquí contigo, señor Bill.

- - Humana – Apretando su agarre.

- - Mabel... Mabel Pines – Le susurro cerca de su cuello, al ver que todo se oscurecía. - ¿Te reíste?

Mabel se había quedado en oscuras solo unos segundos antes de ver un fuego azul aparecer entre la mano derecha del demonio e iluminar cerca de sus rostros.

- - Mabel Pines – Pronuncio el demonio con una voz profunda y aterciopelada. – Es un maravilloso nombre para tan hermosa humana maldita. – Sintiendo un alivio en su cuerpo. – Mi humana maldita.

- - Bill – Viendo que solo a su alrededor que solo eran los únicos iluminados en la oscuridad. - ¿Todo esta oscuro?

- - Estamos al término del sueño.

- - Bill, ¿Todavía tienes hambre?

- - Sí... - Viendo a la menor. – Pero ya no es mucha, porque te tengo cerca ahora. – Abrazando a la castaña que se acomodaba en su pecho. – Déjame tenerte conmigo hasta que caigas en sueño.

- - Se siente cálido – Menciono la menor. – Bill tengo mucho sueño. Quiero... seguir despierta.

- - Mabel – Se acercó a levantar su rostro y dar un beso en sus labios, sintió a la menor un poco a cohibida por el acto mas permitió que continuara, cayendo la niña dormida en sus brazos. – Buenas noches, mi preciada Estrella fugaz.

[ FF ]

Esa noche la habitación de su querida chica maldita permaneció vacía y solitaria sin rastro de ella. El demonio se encontraba buscando por toda la casa a su humana especial, pero solo quedaba algunas prendas que usaba la adolescente; suéteres, faldas y vestidos que había usado en los tres años. Noto que los padres de la menor eran los únicos que habitaban la vivienda, dejando que solo la maldición recayera en ellos.

Bill sentía que el lazo que tenía con la castaña iba adelgazando hasta quedar en un hilo rojo muy fino. Para los demonios significaba fin de su contrato y protección, lo que significaría que ella estaría expuesta a peligro más adelante la próxima vez que pisara un pie en la vivienda.

Las criaturas aparecieron como un ejercitó temeroso de qué el rubio perdiera la cordura de su sano juicio, al no ver más a la humana. Kriptos una de las pesadillas que había tenido cuidado y era amigo del demonio se acercó al rubio viendo que solo se quedaba sentado en la cama de chica Pines con una manta de estrellas fugaces que encontró entre sus cosas.

El demonio tocaba con añoranza la manta y sentía las sombras comenzar a cubrir sus pies.

- - Si no consumes al humano siguiente que toco la casa, te verás en problemas Cipher – Dijo un monstruo de las pesadillas.

- - Déjenme solo.

- - Bill – Hablo Kriptos quedando enfrente del demonio. – Ellos no tienen protección y sabes que la ley lo demanda.

- - No me importan, solo es... una humana – Menciono rencoroso. – Fue astuta en engañarme anoche, utilizo estrategias buenas para retenerme y hacer que no sospechara. – Sonando con orgullo falso en sus palabras. – Me sorprendió, es una humana maldita muy lista, incluso me dejo suficiente energía para estar aquí solo...

- - Una mes – Dijo Kriptos con el ceño fruncido. – Bill un mes y volverás a lo que eras, un demonio debilitado, un demonio merodeando por inframundo. Un incubo de los sueños siendo reclamado por oscuridad. – Viendo al demonio aferrarse a la manta.

- - La veré...

- - Bill...

- - ¡Es otra salida! – Tirando la manta al piso. – Lo hizo varias veces, al igual que su hermano. Van a las casas de otras humanas y duermen. Pero volverá y tendrá un castigo por no avisar. – Refunfuño molesto. – Regresare la otra noche, y si no vuelve la siguiente será y doble castigo y si es un maldita semana le esperara un castigo que la hará llorar.

- - ¡Se fue! ¡Acéptalo! – Dijo Kriptos alzando su voz. – Rompe el trato o terminaras mal.

La criatura de las pesadillas desapareció entre la oscuridad dejando al rubio solo en la habitación. Bill solo se acercó a la ventana y miro un momento afuera.

- - Mabel... - Coloco una mano agrietando la ventana de la habitación.

La tristeza y la ira invadió el hogar de los Pines los siguientes meses y una serie de incidentes y tragedias trajeron caos en la vivienda.

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