[03]-Curva Nocturna
Advertencia: Lectura para mayores de 18 años en adelante, contiene temas de violencia situaciones de tema erótico y sexual.
Drabble
[03]
Curva Nocturna
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Una noche fresca de 01 de noviembre en la carretera que se dirigía Salem, se encontraba una pareja dentro de un Mini Copper; modelo Hatch color amarillo con negro. Regresaban de la boda de Candy Chiu con Gideon Gleeful que se había celebrado en Portland. El rubio se encontraba levemente cansado de estar conduciendo acerca de una hora y media por el terrible tráfico de la tarde; ya que había remodelaciones en la carretera que usualmente utilizaban para llegar a su hogar. Y no estaba de humores como para aceptar el nuevo tramo que le ofrecía el policía de tránsito, ya que se tornaba más lento y perezoso con los otros conductores.
Él había decidido optar a tomar un nuevo camino con un extraño señalamiento inusual; que decía: Salem a 50 km. Eso era una distancia más corta y libre de la molesta autopista congestionada. Puso en marcha los cambios del automóvil, pisando el clutch del carro y dando la primera marcha a iniciar su viaje.
La carretera era desolada y con un pavimento liso y sin problemas, mantenía un paisaje hermoso de los cerros y el cielo rojizo que se perdía en los colores oscuros de la noche, haciendo aparecer centenares de estrellas y un clima fresco y delicioso en el ambiente.
A pesar de que su linda esposa; la castaña de 20 años de edad y hermosa belleza inocente, le había insistido en no desviarse del camino. La calmo diciendo que admirada el panorama y el lugar seductor. Consiguiendo una risa burbujeante y encantadora de ella y un beso suyo en su mejilla.
Pero ahora, regresando a la situación actual. El rubio se encontraba un poco cansado y con los hombros tensos y adoloridos, sin olvidar que sus ojos caían en pesadez. La castaña miro preocupada a su esposo y le sugirió una idea.
- - Bill, detente en un tramo y estaciona el carro. – Menciono ella mientras masajeaba uno de sus hombros adoloridos por la posición que estaba manteniendo de piloto. – Vamos a dormir un momento, de todos modos no hay tanta prisa.
- - No quisiera que durmieras en la carretera. – Dijo el rubio frunciendo el ceño un poco preocupado por la seguridad de su esposa. – Seria incomodo, Estrella fugaz.
- - Vamos Bill. – Colocando una caricia en su mejilla. – Estas agotado y llevamos más de una hora en el camino, y sé que Gideon te estuvo molestando desde ayer para que lo ayudaras en su vestimenta y que estuvieras presente para mantener a controlado sus nervios, como el buen padrino y caballero de bodas.
- - Sí. – Soltando una risa socarrona. – Ese seboso andaba temblando de nervios, ante tu amiga la china loca.
- - Candy solo estaba igual de nerviosa. – Recordando como la azabache la traía de un lado a otro con lo del vestido, maquillaje y despedida de soltera.
Ambos lanzaron un suspiro al mismo tiempo y se dijeron la misma frase. – No lo volveremos a hacer. – Refiriéndose el ser Padrino y Dama de honor de bodas, principal.
Se miraron un momento de reojo ambos y soltaron una risa, antes de que Bill estacionara el carro en el siguiente tramo de descanso. Apagando el automóvil y bajando levemente las ventanas.
- - Tienes razón, Estrellita. – Bajando el respaldo de su asiento. – Solo dormiré unos 35 minutos y luego continúo.
- - Bill – Dijo ella imitando al rubio, para luego sacar de su maletín de atrás una manta. – Debes descansar.
- - Vamos no quiero quedarme mucho tiempo, quiero llegar a casa y quitarte ese vestido que traes puesto. – Acercándose a la chica para colocarse de lado. – Te ves muy condenadamente sexy con ese vestido de dama de honor y tú cabello suelto, tantas ganas de robarme a la dama.
- - Y tú te ves muy endemoniadamente atractivo con ese traje desarreglado. – Mordiendo su labio inferior, sintiendo sus mejillas encenderse. – Estaba tentada en decirte en la fiesta que fuéramos al armario de ropa, jejeje.
- - Debimos quedarnos en un motel. – Dijo en un tono ronco. – Y jugar un rato.
- - Pero andabas de necio queriendo irte. – Le regaño la castaña.
- - Es porque la pareja de idiotas no nos daba un momento a solas, y tú hermano el chico Pino colérico no dejaba de tirar espuma por la boca. Después de que su engredo rompiera la cristalería. – Soltando una risa. – Debí tomar video, fue épico.
- Jaja tienes razón. – Recordando la cara de su amiga Pacifica cuando se le fue su espíritu al más allá. – ¿Cómo un niño puede romper 8 cajas de cristalería de copas con tan solo un yo-yo?
- Descuida Estrella, cuando tengamos los nuestro les enseñaremos lo que pasa si rompen algo. – Dijo el rubio.
- ¿Chancla? – Menciono la castaña con una sonrisa maliciosa.
- Mm... pensaba las nalgadas, pero me gusta tú opción. – Sonriendo junto con ella, al estar de acuerdo con su método disciplinario.
Mabel le coloco la manta sobre Bill antes de regresar a su lugar, pero el rubio la atrajo quedando la chica encima de su pecho. Cubriéndola con la manta y abrazando su cintura con ternura.
- - Mi esposa no se quedara desprotegida. – Besando su sien. – Te mantendré caliente, y cuando lleguemos a casa te meteré en el horno de la pasión.
- - Mm.... Entonces ¿Dónde estoy exactamente? – Pregunto inocentemente.
- - En microondas de la pasión. – Menciono colocando besos en su cuello.
- - Eso no tiene sentido, Bill.
- - Para mí sí. – Acariciando su trasero por debajo de la manta. – ¿Y si tenemos un poco de sexo rápido?
- - ¿No íbamos a dormir? – Enarcando una ceja levantada. – Dijiste que estabas cansado.
- - Solo un momento, estrellita. – Dijo Bill con un tono seductor y ronco. – Mira hasta el dragoncito se ha levantado y quiere jugar en su cuevita.
- - Dragoncito malo. – Le regaño Mabel levantando la manta, antes de posar una mano darle una caricia sobre la tela empalmada del pantalón de su pareja. – Eres muy rebelde para levantarte a esta hora.
- - Esta feliz de verte, déjalo. – Colocando varios besos en su rostro. – Quiere jugar contigo.
- - Pues últimamente anda muy despierto y feliz el dragoncito. – Viendo al rubio.
- - Es porque Estrella fugaz está cerca. – Besando su cuello, sintiendo las manos delicadas de su chica abrir la hebilla del cinturón y desabrochar el pantalón, sacando con sumo cuidado su miembro erecto y grueso de la abertura del bóxer. Llegando a sentir como masturbaba lentamente y acariciaba sus testículos con su otra mano, mientras se miraban a los ojos llenos de lujuria; el dorado miel de él y el color avellana de ella. – Mabel... nnhg... eso nena continua.
- - ¿Te gusta, querido? – Frotando la punta de su dedo encima del glande contra su orificio. Cubriéndose de las gotas del pre semen. Sabía que su amado rubio estaba excitado desde la despedida de soltero de Gideon, había querido tomarla en los pocos momentos solos en el hotel. Pero siempre eran interrumpidos, ya sea por Kriptos el mejor amigo de Bill o por Dipper el hermano de ella. – Es una lástima que no pueda darte completa atención.
- - En casa lo reponemos, querida. – Menciono entre suspiros. – Como dije, solo dejemos que el microondas de la pasión nos caliente un poco. – Sacando de su bolsillo del pantalón un preservativo texturizado. Bajo el bóxer un poco más teniendo libre acceso.
- - ¿Preparado? – Dijo ella con una sonrisa entre dientes.
- - Sí no te cogía en el camino, tal vez en la gasolinera si lo haría. – Abriendo la pequeña bolsilla y recubriendo con el condón su pene. – Puedes gemir todo lo que quieras, preciosa.
- - ¿Se te olvida que puede producir eco? Rubio oxigenado. – Haciendo un puchero.
- - Mejor así escuchan el nombre de la persona que te está haciendo el amor y te vuelve loca de placer.
- - Bill. – Le frunció el ceño.
- - Me darás refugio en tú cuevita. – Dijo en tono juguetón. – Di que sí, preciosa. El dragón quiere entrar y jugar.
Mabel sonrió y levanto su vestido lila corto bombeado de holanes antes de retirarse la lencería que recubría su intimidad. Una braga negra y con encaje lanzándola en los asientos de atrás.
- - ¡Lo sabía! – Gruño Bill. – Te pusiste el conjunto especial, sabía que debíamos habernos detenido en el primer motel.
- - Jeje, mejor juguemos un rato y dormimos. – Comento en tono dulce. – Llegando a nuestro hogar te daré el resto y algo muy bueno.
- - Me agrada esa idea. – La acomodo un poco en el volante, aunque eso causo que sonara el claxon y la castaña pegara un grito asustadizo, mirando a Bill reír fuertemente.
- - ¡Bill!
- - Tus nalgas tocaron la bocina, no me culpes a mí. – Dijo. – Malas nalguitas. – Dándole un golpecito.
- - ¡Oye! – Soltando una risa juguetona.
- - Ven aquí preciosa. – Atrayéndola. – Quiero darte amor.
- - Bill... - Sonrojándose ante su agarre.
Acomodo la punta de su miembro dentro de sus pliegues humedecidos entre tanto juego y caricia, Mabel desde hace rato se sentía mojada de su conversación que tuvieron en el camino. Bill la penetro entrando por completo y robándole un grito y un suspiro a la chica, pero ella estaba acostumbrada al inicio de sus embestidas, comenzando a moverse de adelante hacia atrás meneando sus caderas y aferrándose al cuello y al pecho del rubio.
Sus alientos chocando y los besos calientes y apasiónales que daban inicio al vaivén lento y profundo de sus empujes. El interior del carro se sofocaba por la temperatura y con el aire fresco del lugar, empañaban los vidrios por la temperatura de sus cuerpos.
Sin que nadie los molestara continuaron cogiendo dentro del auto, ya que en ese momento nadie transitaba en esa zona.
[...]
Después de su pequeño acto, descansaron una hora y media. Abrazados y acurrucado bajo la manta hasta que la alarma de celular que coloco la chica, sonó y los despertó. Sonando un grupo coreano "Super Juniors" con la canción de «Lo siento», el cual el chico la miro con una mirada de "¿Es enserio?" a lo que la chica solo le dio un beso de piquito en los labios.
- - ¿Qué? Es pegadiza, no es mi culpa que Candy la ponga a cada rato. – Soltando una risilla, antes de moverse de regreso a su asiento, siendo nalgueada por su esposo. Solo para mirarlo con molestia.
- - No pude resistirlo, estaban ahí esas redondas y tiernas nalguitas, mi Estrella fugaz. – Acomodando su asiento y su ropa.
- - Ya verás llegando a casa, dormirás en la ducha para que se te quite. – Mientras se ponía su ropa interior.
- - ¡Oh no! no te la pongas, que llegando a casa seguiremos.
- - Prefiero evitar accidentes vergonzosos, por ejemplo la policía. – Menciono.
- - Ya eres mayor, ya no eres una chica de 16 años. – Le dijo. – Ya eres legal.
- - Mm... hmm... - Lanzando un murmullo inocente.
- - Estrellita no empieces a murmurar. – Encendiendo el auto y poniendo en marcha.
- - Solo digo que la policía puede hacer "Guiuu, Guiuu" con su sirena y ponerte una multa muy generosa. – Sonriendo divertida.
- - Muy graciosa. – Menciono. – Ya verás que cuando lleguemos, a ver si sigues haciendo "Guiuu, Guiuu" pero en la cama.
- - Jejeje, pervertido.
- - Vamos cariño. – Besando su mejilla. – No discutamos y esperemos a llegar a casa.
Eran alrededor de la una de la mañana, en la carretera. Cuando de repente en una curva vieron a una joven de cabello corto, delgada y portando un vestido rojo con detalles negros. Su piel era tan nívea como la nieve, más blanca que la de su amigo Gideon o la piel de su amada castaña. Era como el papel recién hecho, una blancura enfermiza tan traslucida que las venas se mostraban destacando de lo gruesa que estaban.
Bill estaba por pasar enseguida de ella, viendo con más detalle a la mujer de cabellera oscura, cargar un cuchillo afilado y ver sus ojeras en sus ojos esmeralda y parte de su maquillaje corrido. La chica lanzo un ataque contra su cuchillo rayando uno de los vidrios y provocando un resquebraje del ventanal.
Mabel lanzo un chillido de lo atemorizada que estaba, Bill ladeo un poco el volante para evitar que el impacto fuera más fuerte y avanzar un poco más rápido.
- - ¡¿QUÉ CARAJOS FUE ESO?! – Grito el rubio.
- - Bill...
- - ¡Mabel ¿estás bien?! – Dijo preocupado en su voz, pues habían caído el golpe en ella.
- - Bill. – Le llamo.
- - No te hizo nada. – Aun sin prestar atención en el camino. – Por Dios puedes estar lastimada... Mabel, lo siento mucho.
- - ¡BILL! – Le llamo la atención y volteo su rostro para que viera más adelante.
El rubio freno de golpe y vio con el rostro desencajado a un grupo de personas llevar una vestimenta entre rojizo y negro. Mismo tono de piel y que reflejaban un verde oscuro pero con destellos brillantes en ámbar. Todos portaban un arma en sus manos; entre guadañas, cuchillos, estacas, lanzas y martillos de concreto.
- - Carajo... - Musito él sudando frío junto a la chica. – Bloquearon el paso.
- - ¿Y-Y... s-siii regre-s-sa-m-mosss? – Dijo tartamudeando del miedo.
- - Eso haré. – Cambiando en reversa. Pero se detuvo nuevamente al ver que había más personas detrás de ellos, bloqueando su salida. – ¡La reputa de Axolotl! – Golpeando el volante. – Nos tienen rodeados.
- - Bill.
- - Tranquila Mabel. – Tomando su mano. – Todo saldrá... - Iba calmarla pero la misma gente comenzó a golpear el auto y las ventanas, rompiendo los cristales de atrás. El cual la castaña grito y el rubio solo pisara el clutch y pusiera los cambios, pisando el acelerador a todo lo que diera, sin importarle llevarse la vida de esas personas. En este momento solo importaba la vida de él y la de su esposa.
- - ¡Bill! – Grito la chica siendo jaloneada de su cabello por un sujeto que se colgó del auto.
- - ¡SUELTA A MÍ ESPOSA Y LÁRGATE AL INFIERNO! – Llevando el auto a estrellarse contra la barda de contención a los lados, librándose del sujeto.
Mabel lloraba y temblaba de forma asustada, mientras que su esposo arrollaba al grupo de persona que los atacaban, quebrando lo quedaba de los vidrios y tratando de esquivar sus afiladas armas. Mucha gente trataba de sacarlos del vehículo, pero el rubio no permitió que lo hicieran.
Cuando Bill arrollo a la última persona de enfrente de su camino, salió de ese tramo del infierno. Solo para acercarse a uno peor.
Más adelante estaban esas mismas personas terminando de saquear una camioneta con una familia dentro, cubierta de sangre y agonizando. Las mismas personas voltearon a verlo, antes de que el rubio estuviera decidido a arrollarlas... o eso pensó. Al poncharse sus llantas laterales.
- - ¡¡MIERDA, NO!! – Grito golpeando el volante.
- - Bill... - Viendo con su rostro empañado.
Fue en ese entonces que Bill noto que su esposa estaba lastimada de sus brazos y portaba cortes profundos en su rostro. Una apuñalada había recibido en su abdomen. Había recibido mucho daño, su vida estaba en riesgo.
- - ¡Mabel! – La jalo contra él, teniéndola entre sus brazos. – No mi estrella, no amor. – Abrazándola contra él. – Mabel... no.
- - Tengo frío...
- - No, tranquila preciosa, estás conmigo.
- - Bill... q-quieroo... ir... a casa. – Susurro antes de perder el brillo en sus ojos, después de morir desangrada.
- - ¡MABEL! – Grito el rubio impotente de poder salvar a su esposa, ahora fallecida en sus brazos. – No, no, no, no, no.... No me dejes.
Aquellos sujetos se acercaron a Bill abriendo la puerta de su auto y empuñando sus armas antes de crear una mutilación con el rubio. Apuñalándolo y desmembrando su cuerpo parte por parte, hasta dejarlo como una plasta de carne picada, sin ser reconocido o poder ser identificado a las autoridades. Tomaron el cuerpo inerte de Mabel y se la llevaron junto a las demás mujeres, que habían asaltado en la carretera. Niñas y jóvenes que fueron lanzadas a la fosa e incineraron sus cuerpos, antes de sacar sus órganos y comérselos, con deleite mientras miraban calcinarse los cadáveres.
[...]
Bill despertó sudoroso y helado viendo su alrededor, aún era de noche y tenía a Mabel encima suyo. Dormitando suavemente y acurrucada a su pecho.
Había tenido una cruel pesadilla, que se sentía tan.... ¿Real?
Abrazo con fuerza a su esposa y beso su frente, estaba aliviado que fuera un mal sueño. Cuando de repente lanzo su mirada en una zanja cerca de la carretera. Entrecerró los ojos y vio a una mujer con esa vestimenta rojiza y negra caminar lentamente.
Bill nunca había creído en premoniciones o supersticiones, pero esta vez le prestaría atención a su sueño. Acomodo a Mabel en su asiento y encendió el vehículo poniendo en marcha, pero ahora al sentido contrario. Regresando por donde vinieron. Vio por última vez en el retrovisor el rostro de esa mujer, que mantenía su expresión neutra.
La castaña despertó y miro somnolienta a su esposo que mantenía un semblante serio y angustiado.
- - Bill ¿Qué sucede?
- - Decidí que es mejor... regresar a nuestro camino.
- - ¿Por qué? – Bostezo.
- - Porque adoro hacer filas.... Y porque escuche que hay un restaurante cerca.
- - ¿Pero nos retrasaremos? – Dijo ella haciendo un puchero adorable.
- - Mabel, el tiempo que estoy contigo me hace muy feliz en apreciarlo. – Dijo. – Me darás mucho amor cuando regresemos a casa... sanos y seguros. – Dijo con temor en su voz.
- - Bill.
- - Estrellita... ¿Me das tú mano? – Menciono temblando de su mano. – Por favor...
La castaña coloco su mano junto a la del rubio en el manubrio de cambios. De alguna forma eso tranquilizaba a su esposo. Recargo su cabeza en su hombro, escuchando a Bill suspirar y acariciar el dorso de su mano.
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🎃Bonus🎃
En otras noticias se reportar una terrible masacre en un tramo escondido de la carretera de Salem a Portland. Las autoridades indican que en la mañana encontraron una fosa con cuerpos calcinados y seis vehículos ultrajados, con cuerpos de victimas irreconocibles. Hasta el momento no han podido identificarla, pero todo parece indicar que las victimas mutiladas eran hombres. Y las calcinadas eran mujeres de diferentes edades, incluyendo niños. Los mantendremos a más detalles en unos minutos. Soy Beatriz Jimenez y esto es "Noticias del mundo".
Bill estaba terminando de dar un sorbo a su café, mientras desayunaba con su esposa en la cafetería. Antes de escucharla exclamar un alivio en su voz.
- Era ese tramo al que íbamos. – Dijo Mabel. – Que bueno que regresamos, si no otra historia hubiera sido.
- Sí. –Dijo tomando su mano. – Ya te dije que te amo.
- Bill es la doceava vez que lo dices.
- Te amo.
- Okey, vamos término estos waffles y no vamos.
- Te quiero mucho, Mabel.
- ¿Bill?
- No quiero perderte. – Soltando unas lágrimas en su rostro.
Era extraño ver a su esposo llorar, por lo que se levantó, envolvió sus brazos alrededor suyo. - Estoy aquí, mi Bill – Abrazándolo contra su pecho. – Estoy aquí.
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