[01]-¿Puedo tener un gatito?

ONE SHOT

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¿Puedo tener un gatito?

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Una tarde de 31 de octubre en la ciudad de Piedmont, California se encontraba los mellizos: Mabel y Dipper Pines en casa mirando a través de la ventana como el cielo relampagueaba y tiraba una intensa lluvia con ventarrones de viento. Este día era especial para los gemelos de tan solo catorce años, pues era Halloween, lo que significa una sola cosa; Ir disfrazados de su personaje favorito, pedir dulce o truco y devorar caramelos durante la medianoche cuando pasaban las películas de terror prohibidas en la televisión por cable.

Pero ahora su añorado día favorito del mes del año, estaba arruinado por las intensas lluvias y eso se debía... porque estaba una tormenta tropical, debido al paso de un huracán el cual nombraron los meteorólogos: Omega.

- - Esto es un fiasco. – Menciono el castaño viendo con un semblante lleno de aburrimiento la ventana. – No podemos pedir dulces, la decoración se cae y los caramelos que trajeron papá y mamá son puras paletas de piña y naranja.

- - Vamos Dip-Dip, al menos tenemos la vieja y confiable TV. – Dándole golpecito al televisor.

- - Tienes razón, Mabel. – Dijo su hermano. – No todo está perdido.

En ese momento regresaron sus padres de hacer las compras, estaban empapados de pies a cabeza mientras cargaban las bolsas del supermercado.

- - Niños vengan ayudar a traer las demás bolsas faltantes a la cochera. – Llamo la madre de los gemelos, Caroline.

- - ¡Trajeron Pizza para comer! – Dijo la castaña contenta sintiendo el aroma salado del queso emanar de la mesada de la cocina.

- - Sí, había una enorme cola en el Costco. – Dijo su padre. – Pero lo bueno que conseguimos una para comer.

Mabel y Dipper se encontraba acarreando las bolsas, cuando de repente un maullido se escuchó en la esquina de la cochera. La pequeña se detuvo y busco el sonido proveniente del animalito, nuevamente escucho el maullido y lo encontró, atrás de los botes de pintura y su bicicleta. Un felino de pelaje dorado con negro en las patas, orejas y cola. Tenía un ojo cubierto con un parche adherido a su piel, el otro de un color ámbar. Parecía un poco grande, pero vio que estaba mojado.

- - Aww eres una cosita tierna. – Dijo la gemela en tono embelesada por el animal callejero.

Inmediatamente corrió adentro de su casa a buscar una toalla y regresar a la cochera. Llamo al gatito con un dedo, el cual al principio el gato le gruño y le dio un leve zarpazo en su mano, provocando un corte en la palma de la joven.

- ¡Ouch! – Viendo la sangre brotar del corte. – Creo que me precipite demasiado. – Sonriendo dulcemente. – Lo siento si te asuste señor gatito.

En cambio el minino la vio y olfateo un poco, antes de lamerse sus patas. Se acercó y salto a sus brazos siendo recibido por la toalla que lo secaba y dejaba su pelaje alborotado.

- Ves, todo está bien. – Menciono Mabel. – Solo tienes que confiar en mí.

El mínimo ronroneo restregándose a su pecho y acomodándose para ser acariciado en su contacto. La castaña entro y corrió anunciarle a su familia de su descubrimiento.

- - ¡Mamá! ¡Papá! miren encontré un gatito, ¿me lo puedo quedar? – Haciendo un puchero adorable.

- - Mabel, no. – Dijo su madre firmemente. – No quiero gatos en la casa.

- - Ya la escuchaste hija.

- - Pero, estará en mi cuarto, yo le daré de comer y lo sacare a pasear y... limpiare su popis. – Dijo la castaña. – Por favor.

- - Mabel, los gatos son sucios tiran mucho pelaje y son vagos. – Dijo la señora. – Ahora regrésalo donde estaba.

- - ¿Afuera?

- - Sí.

- - Pero está lloviendo, es un huracán. – Dijo la pequeña. – Se enfermara y morirá de hambre.

- - ¡Mabel Pines, he dicho no gatos y no discutiremos más de esto! – Alzando la voz.

Su padre se acercó y le quito el gato, antes de echarlo para afuera al patio.

- - Lo siento hija, pero no mascotas.

- - Pero... - Acercándose al ventanal para ver a gato buscar un refugio entre los adornos de Halloween.

Más tarde ese día Mabel se encontraba con Dipper viendo la tele y comiendo palomitas, cuando de repente sonó el teléfono y su madre contesto, llamando a su hijo a que tomara la llamada. La castaña miraba desde el sillón a su hermano discutir algo con su mamá, antes de verla asentir y el otro exclamar de alegría.

- - ¿Qué ocurre? – viendo a su gemelo correr por las escaleras a su habitación. – Mamá, ¿Qué pasa con Dooper?

- - Ah, resulta que hablo Marco el amigo de Dipper, tú hermano lo invitaron a una disque reunión de hombres. Oh sea una fiesta pijamas. – Soltando una risa.

Mabel vio a Dipper bajar a la velocidad de la luz con su mochila preparada, llenas de comics y video juegos. Entre su libro de lo paranormal.

- - ¡Hey! Dipper y nuestras historias de terror y las películas. – Protesto la niña. –Ya tengo todo listo, solo faltas tú.

- - Mabel el próximo Halloween será, iré con Marco y Wirt. – Dijo tomando su impermeable y su paraguas, ya que la casa de Marco quedaba a seis casas más adelante.

La castaña hecho un vistazo afuera viendo a todos pedir dulces en impermeables y con paraguas, parecía divertido. Se acercó a su madre y le pidió permiso, pero ella dijo: "que no". Porque era peligroso en este tiempo. Dándole indicar que había dulces en casa.

Mabel se cruzó de brazos y se fue enfurecida a su habitación donde se quedó encerrada escuchando música en su iPod y leyendo las mismas revistas de moda adolescente. Su madre tratando de consolarla se acercó con una bandeja de galletas y leche.

- - Hola querida, un aperitivo antes de dormir. – Menciono la mujer acomodándose en el borde de su cama. – Son chispas de chocolate, tus favoritas.

- - No quiero. – Dijo furiosa. – Este es el peor Halloween de la historia.

- - No te sientas mal, solo fue un mal día.

- - No me dejas tener una mascota, no me dejas pedir dulces y Dipper me abandono justamente en este día. – Soltando un suspiro de lo molesta que se encontraba. – Odio este día.

- - Mabel sabes que es por tú protección. – Dijo la mujer. – Hay una tormenta en esta noche, a Dipper lo invitaron de último momento, aparte no puedes tener un gato porque no lo podrás ver cuando estés en la escuela.

- - Pero a mí me han gustado los gatos. – Dijo ella. – Yo si lo cuidaría. – Cruzándose de brazos.

- - Bueno podrás tener todos los gatos que quieras – Aclaro. - Pero no mientras vivas en esta casa jovencita.

Iba retirarse cuando vio la mini calabaza encendida y la ventana abierta. Se acercó a cerrarla, pero Mabel le espeto que la dejara abierta.

- - Mabel cuando te vayas a dormir quiero la ventana cerrada y la calabaza apagada. – Le ordeno.

- - ¿Por qué? – Bufo crédula de la situación. - ¿Acaso las brujas me comerán? – Se sabía la leyenda de Jack-o-lantern, pero no dejaría que un estúpido mito acabara con lo último de su celebración de día de brujas.

- - Hija es la noche que salen las brujas, monstruos, pesadillas, gatos malditos y los diablillos hacer sus travesuras, sin olvidar las criaturas oscuras de la noche. – Menciono su mamá. – Es mejor tener la ventana cerrada y no darles aviso de que aquí hay una niña caprichuda, inocente e ingenua.

- - Mamá tengo catorce, no ocho ni cinco años. – Espeto molesta. – Ahora si me dejas, que tengas una buena noche.

- - Solo has caso. – Dijo su madre antes de salir de su habitación. – Buenas noches, Mabel.

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Mabel terminaba de bañarse y colocarse su pijama un camisón lila de manga corta, con la imagen de un disquete viejo de computadora. Se encontraba en su cama cepillando su cabello achocolatado. Estaba decepcionada de no haber pasado una excelente celebración de noche de brujas como su hermano gemelo.

Miraba frustrada en la ventana de su habitación como los demás salían y pedían dulces con sus impermeables entre la lluvia, mientras que Dipper la pasaba súper en una fiesta de pijamas con sus amigos Wirt y Marco, en la casa de este último. Se había asegurado guardar todo y disponerse a dormir. Cuando vio de repente que la mini calabaza que descansaba en su ventana seguía prendida y también con el interfaz de su ventana abierta un poco.

No es que creía en los cuentos que su madre le contaba de pequeña, que si no cerraba la ventana en la medianoche; las brujas, los monstruos de la oscuridad y los gatos negros y malditos entrarían y se comerían sus entrañas y se robarían su inocencia de niña buena, induciéndola hacer travesuras que se arrepentiría a la mañana siguiente.

Mabel se encogió de brazos, se acercó a apagar la lámpara de su mesita de noche y abrió las sabanas de su cómoda cama, adentrándose en las colchas espero al que sueño la invadiera por completo. Y fue así que se quedó dormida, solo por un momento.

Hasta que escucho un maullido muy cerca, intento ignorarlo pero nuevamente se escuchó el maullido más fuerte e insistente.

Abrió sus ojos en medio de la oscuridad viendo sombras posarse en su armario, un trueno la despertó más de su estado somnoliento. Otro maullido se escuchó más cerca y la raspadura de su ventana dio aviso que alguien se encontraba afuera. Volteo a ver y era el mismo gato que vio en la cochera esa tarde.

- - Hola bonito. – Dijo Mabel levantándose para caminar a la ventana. – ¿Pequeño que haces ahí? Perdón por lo de esta tarde.

Volvió a examinarlo para ver que fuera el mismo. Vio al gato de pelaje dorado y con la cola pintada de negro al igual que sus patas y orejas, portaba un parche en su ojo izquierdo y su ojo color ámbar con verde luminoso, marcaba su pupila dilatada y bien afilada. Con su pata rascaba la apertura de la ventana para entrar de forma insistente.

La castaña volteo a su lado para ver que la puerta de su habitación que seguía cerrada, antes de dirigirse al gato y hacerle una seña de silencio.

- - Shh... guarda silencio, si mi mamá te escucha te arrojara agua fría y te sacara con un zapato. – Dijo la pequeña, antes de abrir más su ventana y darle el paso al animalito. – Entra pequeño.

El gato miro a la castaña por unos segundos antes de mover su cola de un lado a otro, dio un salto a su escritorio y otros dos hasta aterrizar en la alfombra, paseándose por la habitación de la pequeña con la cola alzada.

Mabel siguió al gato antes de soltar una risita por su forma de andar, tan elegante y con la cabeza en alto. La castaña se dirigió a su baño a tomar una toalla rosa, para secarlo tomándolo de su cuerpo y alzándolo para pegarlo en el pecho.

En ese momento escucho los ronroneos tintineantes del gato y como se restregaba en ella, dando lamidas en sus manos y jugando con sus patas entre sus brazos.

- - Eres muy juguetón, dime ¿acaso te perdiste? ¿Eres mascota de alguien más? – Pregunto la castaña mientras le daba caricias en su cabecita y lomo. - ¿La lluvia hizo que te perdieras de tú casa?

El gato miraba atento a la pequeña, balanceando su cola de un lado a otro, mientras su pupila se contraía y se dilataba nuevamente.

- - Eres muy bonito y esponjoso. – Acariciando su pelaje. – Me gustaría tener un gato, pero a mamá no le gustan los animales. Ojala me dejara tener uno. – Abrazando al felino. – Lo querría mucho y no lo dejaría solo.

El felino lanzo un maullido y siguió ronroneando, olfateo toda su mano y parte de su pecho y regazo, sus sonidos se hacían más insistentes y alzaba su cola dando golpecitos en su brazo. Mabel encontró esto tan adorable que no tardaba en darle caricias y jugar con él. Sintiendo sus colmillos afilados entre sus dedos, mordiéndola suavemente.

- - Basta eres muy mordelón. – Picando su frente.

El sonido de sus ronroneos y el balanceo de su cola se detuvieron en seco. Hasta que se sentó de regreso en su regazo, y comenzó a lamerse en sus partes privadas, llegándose a hinchar su miembro poco a poco.

- - Ah... es cierto se me olvidaba que eres macho. – Dijo ella, rodando los ojos y soltando una leve risa. – Pero no hagas eso, muy mal estas enfrente de mí. – Dándole un golpe en su cabecita. – Mm... si te tuviera como mascota, lo primero que haría sería castrarte para que no andes dejando gatitos regados por ahí. Oh evitar que te perdieras.

Un maullido seguido de un gruñido se presentó en el animal erizándose su pelaje, como protesta por lo que dijo, pero la castaña se mantuvo firme en sus palabras.

- - Así son las cosas. – Dijo ella. – Sí no te llevo al veterinario, mi mamá lo hará. Claro, si logro convencerla de quedarme contigo.

El gato miro a la castaña de forma seria, movió su cola con lentitud y se irguió antes de prepararse para saltar nuevamente en su regazo, pero la pequeña fue rápida y coloco una almohada impidiendo que llegase, lo tomo del lomo depositándolo en el piso para que se echara.

- - Duerme ahí. – Menciono. – Y descansa. – Dijo antes de regresar a su cama y disponerse a dormir. – Luego pienso en un nombre para ti. – Sonriendo.

Pero el gato tenía otros planes para la noche, y se lo haría saber muy pronto cuando brilló su ojo en la penumbra de la oscuridad.

"Continua en..."

El resto de la historia continua en Ao3 bajo el seudónimo de DarkLunaci, si quiere leer más vaya a este link.

https://archiveofourown.org/works/26927209/chapters/65714287

o búscame en archiveofourown.org/users/DarkLunaci

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