Capitulo 5 Aprovecha el día, no confíes en el mañana

Skynet no podía parpadear. No tenía ojos con qué hacerlo... Pero podía moverse de un lado a otro de la tierra a la velocidad de un parpadeo.

Tampoco tenía piernas para desplazarse, pero disponía de las autopistas mejor comunicadas, las llamadas "autopistas de la información"...

Toda la red informática del planeta estaba en sus manos. Cada ordenador, máquina y exterminador sobre la tierra estaban conectados a esa red y con ello, eran accesibles a Skynet. Con la excepción de las pocas unidades T-1000 que aún permanecían operativas y de los exterminadores que los humanos habían conseguido "reprogramar", claro...

La mente cibernética de Skynet era capaz de llevar a cabo infinidad de complejas operaciones al mismo tiempo: lo mismo vigilar un área de la tierra desde uno de sus satélites, ordenar y coordinar un ataque a gran escala sobre otro lugar distinto. También recibía miles de comunicaciones que partían desde los procesadores de sus soldados cibernéticos. Ignoraba algunas y contestaba a otras.

En ese mismo instante acababa de recibir una comunicación desde Londres que llamó su atención: Un destacamento de unidades TX había conseguido atrapar a un T-1000 "con vida". Le mantenían prisionero, como Skynet había ordenado.

Skynet "parpadeo" y se conectó a través de la red, hasta llegar a su lejano destino. Una antigua fábrica de coches, a las afueras de Londres. Su mente cibernética se "instaló" en parte en el procesador de una unidad TX, la que se había comunicado con él y que ocupaba el puesto de mando del grupo. Y pudo ver a través de sus ojos, sentir con sus manos y hablar con su voz. No para hacerlo con el resto de los TX, con los que estaba conectado en red, sino con el prisionero.

El T-1000 estaba atrapado en el interior de un contenedor especial que le impedía salir. Skynet los había diseñado especialmente para retener a los escurridizos androides de metal líquido. El problema era conseguir meterlos, pero una vez dentro, no tenían forma de escapar.

Skyne/TX: ¿Sabes quién soy? - Preguntó  con la voz insinuante y fuerte del TX.

????: Eres "La entidad"... Skynet. El creador...- Respondió el T-1000, que tenía el aspecto de un niño delgado y moreno, con ojos negros y piel algo pálida.

Skynet: Veo que perteneces al "Movimiento"- Dijo simplemente

Skynet ya se había encontrado con algunos T-1000 que le dijeron formar parte de un Movimiento que defendía al ser humano y que se enfrentaba a el y a sus máquinas de matar. Estos T-1000 querían ser totalmente libres de la persecución de Skynet y, para ello, buscaban que venciese la Resistencia humana. Los adscritos a dicho Movimiento se referían a Skynet como su creador, pero también le llamaban "La entidad", como un modo de distanciarse  ellos mismos, de el haciendo referencia a que no le pertenecían, que era un ser completamente distinto a ellos...

El T-1000 no respondió nada, no hacía falta. Sabía que en breves momentos sería destruido para siempre.

Pero antes, el TX-Skynet tenía algo que hacer con el prisionero. Ordenó a los otros TX presentes que apuntasen sus armas hacia él y abrió una pequeña trampilla que tenía el contenedor a la altura de la cabeza del T-1000. Después extendió una púa que surgió de su dedo hacia él y atravesó su piel de metal líquido, perforando este material hasta llegar a su núcleo: el nanochip que le permitía regenerarse y era su cerebro y su corazón. 

Había hecho muchos experimentos antes, en un intento de recuperar el perdido control sobre sus T-1000, pero no podía alterar ni controlar los chips de este modelo. Cualquier intento de reescritura, lo destruía o lo hacía mucho menos efectivo... Los T-1000 modificados caían en una especie de "coma informático". Así pues, no podía controlarlos sin acabar con ellos, pero a cambio podía extraer toda la información que tuviesen almacenada.

Skynet sintió una especie de vértigo cuando leía la información del nanochip al mismo tiempo que este se iba borrando. El T-1000 se convirtió en una masa informe de metal líquido cuando perdió el control de su capacidad mimética según se iba destruyendo su chip. Rostros desdibujados, que gritaban sin voz, se iban formando y desaparecían en su superficie cromada, como si el T-1000 diese sus últimos quejidos antes de ser definitivamente eliminado. Una enorme cantidad de información se volcó en la red de Skynet cuando este vació el nanochip del prisionero, pero a él sólo le llevó unos segundo revisarla en su totalidad. Y lo que encontró, le sorprendió.

A través de los datos que pasaban a formar parte de su red, Skynet pudo "ver" los recuerdos almacenados del T-1000. El que llamó su atención había ocurrido hacía casi diez años, en la devastada ciudad de París. El T-1000 al que Skynet le estaba arrebatando sus recuerdos tenía entonces el aspecto de un joven alto, delgado y moreno. Se encontraba ante un cuadro en lo que parecía ser un museo.

Skynet apenas necesitó un suspiro para reconocer el sitio y la obra gracias a sus fuentes inagotables de información a través de la red: El museo era el Louvre parisino y el cuadro pertenecía al artista francés Eugène Delacroix y fue pintado por este en 1830 para conmemorar la Revolución Francesa. La pintura en cuestión se conocía como La Liberté guidant le peuple (La libertad guiando al pueblo). El joven T-1000 permanecía ante el lienzo en silencio.

???: Sabía que te encontraría aquí, Ray.

El T-1000 se volvió hacia quién le había hablado y entonces Skynet pudo ver a una mujer joven que reconoció al instante como Sarah Connor, que había sido su objetivo prioritario durante mucho tiempo, como futura madre del líder de la Resistencia humana. Pero en realidad, no era posible. Sarah Connor estaba muerta según sus registros. Y además, un humano envejecía y esa mujer que estaba ante él tenía el aspecto de la Sarah Connor que figuraba en sus archivos y tras la que había mandado a su primer Exterminador a través del tiempo. Hacía muchos años de eso. Skynet respondió a la mujer, en los recuerdos del T-1000 al que ella había llamado Ray:

Ray: Hola Sarah. Te esperaba.

Sarah. Esa mujer (N/A: un T-1000 en realidad, no había que ser una súper mente cibernética como Skynet para deducirlo) se llamaba y tenía el aspecto de la madre de John Connor.

Ella se acercó también para observar el cuadro.

Sarah: Me voy de París, Ray. Aquí ya no queda nadie a quién salvar.

Lo dijo sin apartar los ojos de la tela medio descolgada de la pared. Era un milagro que el Louvre continuase en pié después de tantos años de guerra y que aún quedasen obras de arte en su interior. Aunque nadie, o casi nadie, viniese a visitarlas ya...

Ray: Yo también me voy, Sarah. He oído decir que Inglaterra resiste aún...

Sarah: Yo voy hacia España...

Un silencio. Ray suspiró mientras decía con aire soñador:

Ray: Es extraño, Sarah... pero voy a echar de menos este cuadro.

Sarah: Siempre lo recordarás - Dijo  sonriendo - Seguro que has almacenado en tu memoria cada una de sus pinceladas...

Ray: No va a ser lo mismo... Si pudiese llevarme el original, lo haría. Pero...

Sarah: No puede ser - finalizó la frase  por él.

Ray: ¿Tú crees que pasa lo mismo con los... sentimientos que experimentamos, Sarah?

Preguntó Ray sin dejar de mirar hacia el cuadro.

Sarah: ¿Te refieres a si pienso que nuestros sentimientos son genuinos?... Como los de los humanos... - Él asintió. Sarah entrecerró los ojos y meditó antes de dar su respuesta.

Sarah: La imagen de un cuadro, un recuerdo... son representaciones de la realidad que es algo físico... Pero los sentimientos son algo abstracto. ¿Quién sabe realmente cómo es el amor? ¿O el odio?... Es algo que se siente, son sensaciones... ¿Me preguntas si lo que nosotros "sentimos" es equiparable a lo que siente un ser humano? No lo sé, pero creo que si... ¡No somos tan distintos a ellos! Nuestro procesador tiene la capacidad de aprender... Podemos aprender lo que se siente cuando amamos a alguien o algo... ¡Tú adoras este cuadro!

Ray sonrió, mirándola fijamente por primera vez.

Ray: ¿Sabes, Sarah? También te voy a echar de menos a tí... Supongo que somos lo que los humanos llaman "amigos".

Sarah le devolvió la sonrisa y apoyó la mano en su hombro con calidez. Un gesto "muy humano" para un robot.

Sarah: Gracias, Ray. Ha sido fantástico conocerte... Espero que todo te vaya bien. ¡Y quién sabe! Quizá algún día volvamos a vernos... Si acaba esta guerra.

Ray miró de reojo el cuadro una vez más y luego asintió.

Ray: Eso espero, Sarah... Como diría un humano lo deseo "de todo corazón".

Y entonces realizó un gesto que sorprendió a Skynet. Abrazó a Sarah. Y Skynet "sintió" ese extraño contacto a través de sus recuerdos. No estaba acostumbrado a "vivir en primera persona" algo así.

La escena continuaba en su recuerdo con la despedida de Ray y Sarah. Los datos almacenados terminaban ahí. Skynet buscó en el resto de los datos, pero no pudo hallar ninguna referencia más de la T-1000 llamada Sarah. Ray había borrado el resto de los datos sobre ella, quizá para protegerla, y tan sólo había conservado el recuerdo de aquella conversación de despedida. Skynet identificó el apego especial por este recuerdo como lo que los humanos llaman una "muestra de cariño".

Almacenó el recuerdo y borro el resto, porque no le servían para nada...

Cuando terminó su extracción letal, Skynet retiró la púa de su mano del líquido metálico que resbalaba lentamente hacia abajo en el contenedor. Mandó la orden a sus soldados de que reciclasen el metal líquido para futuros usos y, simplemente, se fue a través de la red.

Otro parpadeo y estaba en otro lugar.

Veía a través de los ojos de otro modelo TX que supervisaba la construcción en una de sus fábricas. No necesitó hablar, tan sólo accedió al procesador de su robot para leer lo que quería saber: Las últimas pruebas que se habían hecho, habían sido satisfactorias. Pronto estarían preparados para el siguiente paso. Un nuevo modelo de Terminator estaba preparado para su fabricación, y sería aún más efectivo. De hecho, Skynet abrigaba la sospecha de que era su creación definitiva contra los humanos.

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Frank se apresuró por los corredores para no perder de vista a su guía improvisado. Llevaban algo más de un mes en la base, pero aún no terminaba de orientarse en el laberinto de pasillos. El joven alemán había sido dado de alta esa misma mañana y le habían ido a buscar al hospital para llevarle a su nuevo lugar de trabajo: Había sido destinado a las plantas depuradoras de la base.

???: No es un trabajo demasiado agradable...- comentaba el joven que se había presentado como "James, pero puedes llamarme Jim" - ... pero es vital para la base.

Frank supo a qué se refería cuando un intenso olor a cosas pudriéndose llegó hasta su nariz. Jim hizo una mueca y volviéndose hacia él, le tendió una mascarilla.

Jim: Póntela. Esto será la parte más importante de tu uniforme de trabajo a partir de ahora, créeme...

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Jorge estaba cada vez más recuperado. Había ganado algo de peso y tenía mejor color. También había empezado a entrenar su mano izquierda (la que aún conservaba) para poder utilizarla.

Jorge: ¿Sabes que todos estamos diseñados para poder ser ambidiestros?- le decía a Eva, que sonreía - No, de verdad, es totalmente cierto. Lo que pasa es que la sociedad nos condiciona para utilizar más una de nuestras manos, pero con el entrenamiento necesario...

Kate: ¿Cómo andamos hoy? - ella se le acercó sonriendo. Ella y Eva se habían hecho grandes amigas. Kate se había convertido en una especie de hermana mayor.

Eva: Hoy me ha costado un poco dormir... El bebé es muy inquieto...Y parece que no duerme demasiado por las noches

Kate sonrió mientras le palpaba la tripa con delicadeza.

Kate: Es normal. Se está colocando... Pero debes descansar. Aprovecha para dormir por las mañanas, si está más calmado...

Jorge sonrió mientras murmuraba:

Jorge: Parece que nuestro pequeño será todo un luchador...

Kate y Eva se miraron, reprimiendo una sonrisa.

Kate: Yo diría que toda va correctamente... Lo importante es que tú te encuentres bien. - Finalizó  antes de volverse a Jorge.

 Kate: Oye, tú también tienes buen aspecto. Veo que estás entrenándote - Señaló las pesas que Jorge estaba levantando con su brazo sano.

Jorge: No puedo rendirme por haber perdido una mano - comentó mirando el muñón con aire triste. - Aún me queda otra...

Kate: La verdad es que quería hablar contigo de eso... ¿Conoces a Will, verdad?

Jorge: Claro, el programador... Hemos hablado en el comedor, alguna vez...

Kate: Entonces.. veras, Will ha diseñado un prototipo de mano robótica. Parece que las pruebas han sido todo un éxito... Pero ahora necesitaría...

Jorge: Un conejillo de indias...- Finalizó la frase  en español. Kate le miró sin comprender y Eva se lo tradujo.

Kate: Sí, algo así... Pensamos que tú estarías interesado en hacer la prueba.

Jorge: Estaré encantado de ser vuestro "conejillo de indias"... ¿Cuándo empezamos? - Dijo sonriendo

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Kyle Connor entró en el comedor y localizó a Liberty con la mirada.

Kyle: ¿Puedo? - dijo acercándose a ella sonriente.

Liberty: Claro, guapo...- respondió ella, guiñándole el ojo con picardía - Siéntate aquí, a mi lado... - dijo dando  unos golpecitos al banco mientras apartaba su chaqueta. Kyle dejó la bandeja en la mesa, y se inclinó para besarla.

El hombre que compartía la mesa con ella miró a Kyle unos segundos, antes de volver a centrarse en su comida. Era el francés que había llegado con el grupo europeo. Kyle todavía no había hablado personalmente con él. Le tendió la mano con una sonrisa:

Kyle: Hola, soy Kyle...

Pierre: Ya, Connor, ¿no?... He oído hablar mucho de tu familia-  el francés sonrió a medias mientras levantaba la ceja. Luego le estrechó la mano brevemente, diciendo - Yo me llamo Pierre... Me temo que no soy tan conocido como tú... ¡Encantado, chaval!

Después de decir eso, volvió a su comida sin hacer ningún comentario más. Cuando terminó, se levantó y se marchó, haciendo un leve gesto de despedida.

Kyle miró hacia Lib con el ceño fruncido. Ella estaba haciendo esfuerzos para no reírse.

Kyle: ¿Que mierda le pasa a este? - Preguntó él, haciendo un gesto con la cabeza hacia el francés, que en ese momento abandonaba el comedor.

Liberty: Bueno, digamos que el trato social no es su punto fuerte... - Comentó encogiéndose de hombros. En ese momento entró Ryan en el comedor con cara de pocos amigos y un ojo morado. Saludó a Lib y a Kyle con un gesto, pero fue a sentarse sólo en otra mesa, con los ojos fijos en su bandeja de comida.

Kyle: ¿Qué le ha pasado a Ryan? ¿Habéis tenido algún problema en la ronda de esta mañana?...

Liberty miró al solitario ex-marine negando con la cabeza:

Liberty: Me temo que Ryan y Pierre no han empezado con buen pie su relación laboral... Esta mañana han tenido una pequeña discusión sobre quién da órdenes y cómo ha de hacerse...

Kyle: ¿¡El francés le ha hecho eso a Ryan! - levanta demasiado el tono, pero guarda silencio cuando Lib le hace un gesto. Algunas personas se han vuelto a observarlos, hasta que ella les frunce el ceño y apartan la mirada. Cuando han dejado de ser el centro de atención, Lib se vuelve a Kyle para decirle

Liberty: Si quieres saber lo que opino, Pierre ha sido demasiado brusco, pero Ryan necesitaba que le bajaran los humos. No es el único que lucha en esta guerra...

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Sarah suspiró mientras miraba a su alrededor. Un gesto muy humano, para una máquina.

Sven: ¡Este sitio es increíble!... - Comentaba  mientras dejaba sus escasas bolsas con pertenencias, encima de la cama que van a compartir ambos. - Casi parece un sueño después de estos últimos años...- Sarah asiente pensativa. Cuando llaman a la puerta y antes de que Sven pueda preguntar, ella dice:

Sarah: Es Ross.

Sven abre para encontrarse con el alto científico ante él. Le franquea el paso con un caluroso gesto de bienvenida. Ross le cae bastante bien, al fin y al cabo, siempre les ha tratado con amabilidad y comprensión.

Ross: ¿Qué os parece?... - Pregunta  señalando a su alrededor - Espero que estéis a gusto...

Sarah: Creo que no es justo - dice de pronto. Ross guarda silencio y Sven y él la miran. Ella hace un gesto de disculpa con los hombros y luego lo aclara:

Sarah: Somos recién llegados a la base y no tenemos familia. Deberíamos compartir el dormitorio...

Ross carraspea, antes de responder:

Ross: Te voy a ser sincero, Sarah, si me lo permites... - Ella asiente en silencio - Me temo que nadie en la base querría compartir contigo su dormitorio. De hecho, a la mayoría no les hace gracia que estés cerca de ellos...

Ella sonríe fugazmente, antes de responder. Su tono es algo triste:

Sarah: Lo suponía, pero quería que alguien lo reconociese abiertamente. Lo entiendo. Esta situación no es fácil para nadie. Para mí, tampoco...

Ross mira a Sven, antes de acercarse a ella y ponerle las manos sobre los hombros con delicadeza.

Ross: La mayoría sólo saben que esta pesadilla la provocó una máquina y que tú eres algo que esa máquina construyó... No quieren saber nada más. No eres humana. Para ellos no eres de fiar...

Sarah: ¿Y para tí?

Ross alza la ceja:

Ross: Te he tenido en mis manos, literalmente. Si tuviese dudas sobre ti, habría destruido tu chip y ahora no existirías... Pero, no puedo olvidar que a Skynet le creamos nosotros, los humanos... Así que, no somos mejores que él. O que tú...

Sarah: ¿Y John? ¿Cree lo mismo?

Ross: Él... es el que más arriesga contigo.

Sarah asiente. Ross se aparta de ella y saluda a Sven con la cabeza, antes de salir de la habitación. Él mira la espalda de Sarah sin saber muy bien qué decir. Finalmente ella se gira hacia él y le sonríe.

Sarah: Tú también arriesgas mucho conmigo...

Sven suspira y se encoge de hombros.

Sven: Bueno, cuando te enamoras de alguien, te arriesgas en ello, ¿no? -Dijo para finalziar, poniendo una pequeña sonrisa

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Después de la pequeña intervención, John Connor permanece dormido durante unos días. La recuperación será bastante rápida, pero cuando estás en constante lucha, tu cuerpo descansa al máximo si le das esa oportunidad. Kate, y sobre todo Ross, han asumido parte de sus funciones al mando de la base. Sus hijos Kyle y Robert también han arrimado el hombro.

El principal problema ha sido razonar porqué se ha permitido que Sarah, una T-1000, se quede en la base, con libertad para moverse de un lado a otro sin problemas... Aunque algunos habitantes de la base rebelde como Will están totalmente fascinados por ella, la mayoría de los supervivientes no están de acuerdo con esa decisión y temen por su seguridad. Aceptan a regañadientes la situación porque John Connor (que ha salvado la vida alguna vez a casi todos los que viven en la base) responde personalmente por ella. De todas maneras, salvo contadas excepciones (Kate, Ross, sus antiguos compañeros europeos y Will) nadie se acerca a Sarah si puede evitarlo. Ella acepta la situación con resignación y, por su parte, hace el esfuerzo de permanecer alejada a su vez de los habitantes de la base. Cuando John se pone en pie, Sarah va a visitarle.

Sarah: Espero que te encuentres bien, John...

Él la mira de reojo, mientras limpia su arma.

Sarah: Y que mi presencia aquí no te cause demasiados problemas...- Continúa diciendo ella, a lo que él, por toda respuesta, sonríe levemente, levantando las cejas en un gesto irónico.

Sarah: Bueno - termina diciendo él, dejando el arma de lado - Tampoco esta será una situación fácil para ti, supongo... Me han contado Kate y Ross que no has tenido una bienvenida demasiado calurosa en la base.

Ella le observa en silencio, sin asentir ni negar nada. Una respuesta en sí misma.

John: Sí, me imagino que lo entiendes y todo eso... Al fin y al cabo, estáis diseñados con un chip que comprende perfectamente la forma de actuar de los humanos, para saber cómo engañarlos y poder cazarlos mejor...

Sarah: No te puedo pedir disculpas por ser lo que soy... y a los demás tampoco - Le interrumpe Sarah con frialdad.

John: Hoy en día, nadie puede pedir disculpas por ser lo que es. Ser un superviviente es ya bastante complicado para todos... Antes de la guerra, era más fácil comportarse siguiendo unas reglas. Pero ahora estamos siempre sometidos a pruebas constantes. Nunca sabes cuándo tendrás que decidir dejar atrás a un amigo o a un familiar para poder seguir vivo un día más. ¡Me alegro de que mi madre no tuviese que ver en lo que se ha convertido la humanidad por la que ella luchó hasta el final!...

Sarah: Tu madre fue la primera que tuvo que hacer sacrificios por esta guerra. Lo entendería perfectamente...

Él la mira fijamente, mientras piensa

John(Pensamiento):Es una locura... ¡Es como si estuviese hablando con mi madre!. - Le cuesta no abrazar a Sarah y decirle cuánto la ha echado de menos y cuanto necesita su apoyo. Al fin y al cabo, su madre siempre había permanecido fuerte, a su lado, hasta su muerte.

John: La conoces bien, ¿no?.. - dijo él finalmente, en todo de reproche

Sarah: Me esforcé mucho por ello - es la respuesta de ella, alzando la mirada con dureza.- Y si una persona como tu madre fue capaz de sacar de su interior la fuerza para empezar a plantar cara a Skynet antes de su creación, es que los humanos estáis destinados a ser algo más que presas fáciles para unas máquinas construidas para destruiros. Por eso decidí unirme al movimiento y ayudar a los humanos. Y por eso llegué hasta ti...

John medita todo el significado de esto. Ya le han hablado del movimiento, una especie de "resistencia", paralela a la de los humanos, que habían establecido algunos T-1000 en Europa. De hecho, ha mandado investigar a Ross, a Will y a algunos otros de su equipo sobre esto. Tras haber conseguido piratear algunos mensajes de la red de Skynet, lo que habían encontrado en ellos, le había dado la razón a Sarah. Finalmente, John asiente, antes de decir:

John: Quiero que entres a formar parte de las patrullas. No voy a desaprovechar tu potencial de asesina contra los del bando de Skynet. Además, los de la base necesitan razones para empezar a confiar en ti... Sarah.

Ella sonríe abiertamente y antes de salir de la habitación, tiende su mano a John.

Sarah: Gracias, John Connor.

Él mira la mano como si fuese una serpiente a punto de atacar, pero tras unos breves instantes de indecisión, la aprieta firmemente, con fuerza. Le sorprende que el tacto de ella sea tan cálido, tan humano... Es la primera vez que la ha tocado.

Cuando termina el apretón, ella sale de la habitación.

John: Bienvenida a casa, Sarah.- No puedo evitar murmurar John, mientras se cierra la puerta.

Ella le oye perfectamente.

Sonríe.

Si, al fin, después de tantos años lejos, por fin está en casa..

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