26

—¡¿Por qué hay tantos?! —Exclamó histérico el topoide al ver llegar cada vez más criaturas de golpe, además de ver oscurecer el lugar.

—Algo no anda bien —Murmuró el emperador— ¡Debemos pasar a la defensiva! ¡Que todos los plebeyos entren al castillo! ¡Los arqueros a sus posiciones! —Ordenó Junjie— ¡Quiero que un grupo protega la entrada! ¡Y cierren las puertas!

—¡Pero mi equipo aún no vuelve! —Reclamó el topoide, lanzador.

—Ya volverán, debemos proteger a esta gente.

El emperador empuñó ambas espadas y rápidamente fue contra una de las bestias, acabandola en el acto. En compañía de las llamas proporcionadas por su dragón, en dirección al grupo que amenazaba con acercarse al castillo. Cabe mencionar que no estaban en la entrada principal, sino más bien en dirección al bosque, ya que desde ahí se tomana el camino corto para llegar al otro reino.

Los arqueros dieron su posición y esperaron ordenes, vieron a lo lejos que una carreta se acercaba a toda prisa, pero antes de que alguno abriera fuego, Pronto les detuvo.

—¡Son mis amigos! ¡No disparen! —Exclamó el topo de ese mundo.

Junjie les vió venir y fue con ellos, Eli freno el caballo una vez estuvieron en la entrada.

—¿Qué sucedió? —Preguntó el emperador.

—Algo no anda bien, Trixie nos ordenó que dieramos la vuelta, pero no me siento bien haberlos dejado solos —Informó Eli.

—Ellos resolveran, eso lo sé. Me preocupa es la gente que tenemos resguardada en el castillo.

—De repente aparecieron más de esas criaturas, hay que hacer algo —Hablo la lanzadora.

—Y ahí es donde los detengo. Trixie me ordenó que los llevara a casa —Informó el herrero acercándose a ellos

—¿Qué? —Murmuro Eli.

—¡Tiene que ser una broma! —Se quejó el topoide.

-—Es ahora o nunca en que tienen que regresar, no sabemos si su regreso a casa puede ser seguro después —Trato de convencerlos el troll.

—¿No es más peligroso abrir ahora ese portal? —Pregunto Trixie.

—Dijiste que un grupo grande de bestias se aproxima, no puedo seguir perdiendo el tiempo aqui —Habló Junjie dándose la vuelta dispuesto a volver al campo de batalla.

—¡Pero las flechas de nuestros arqueron no son efectivas contra ellos! —Habló Pronto preocupado.

—Los retrasará lo suficiente para que pueda atacar —Junjie siguió su camino, sabía bien las consecuencias.

—Eres tú solo, te matarán —Habló Trixie.

—¿Y qué otra opción tenemos? —Junjie se frenó y los encaró, realmente no tenían mucho tiempo.

—¡Aguarden un momento! —Intervino el Shane la discusión— Jun ¿El fuego de tu dragón se puede transferir de algún modo a otra arma?

—Puedo aplicarlo con un corto tiempo, si ¿Por qué?

—¿Puedes aplicarlo a las puntas de las flechas?

—Eli son miles de flechas, no puedo aplicarlo una por una a menos de que de agrupen, y tendría que ser en el aire.

—Puedo hacer eso.

—¿Estas loco? —Interrumpió el topo— ¿Cómo piensas hacer eso?

Una babosa magnetosa de posó en el hombro del peliazul, Eli le vio y la pequeña entendió la idea.

—Confía en mí.

El grupo salió en defensa, el lanzador junto al emperador fueron a primeras filas, Eli estaba cerca de los arqueros mientras Junjie se mantuvo en la entrada, alzó su brazo fando señal de que cargaran sus armas, Eli cargó su lanzadora de muñeca esperando su turno.

—¡Ya! —Cuando los monstruos se hicieron ver, Junjie bajó su brazo permitiendo abrir fuego.

Los arqueros dispararon sus flrchas y a los pocos segundos Eli también disparó. Con ayuda del babosa fu guió a la babosa magnetosa y atrajo las flechas a un solo punto. Junjie, impresionado, captó la idea e invoco a Joo-Joo, a quien guío hacia las flechas las cuales giraban cerca de la criatura de colores plateados y azules e impregnó de fuego la punta de cada flecha.

Eli elevó a su babosa y con un movimiento de la cola de esta salieron volando miles de flechas de fuego, las cuales muchas dieron a sus blancos. El lanzador retiró su babosa del campo y Junjie, con ayuda de Joo-Joo despejaba la zona con más velocidad, era un espectáculo en llamas.

—¡Lo está logrando! —Festejaba el topo.

—Lo suficiente para resistir hasta que Eli y Trixie hagan algo  —Comentó el herrero— Espero que se den prisa.

De regreso al castillo.

Eli blandía su espada contra Sulfúru con cierto temor ante lo que había pasado, las emociones fuertes dominaban su cuerpo impidiendo así poder batallar como corresponde permitiendo que el monstruo tomara ventaja.

—No entiendo cómo es que pudiste dar tantos problemas todos estos años —Comentó Sulfúru.

—Si bueno, meterme en problemas es mi parte favorita del día.

Con un fuerte ataque, Sulfúru alejó a Eli haciendole chocar contra la pared golpeando fuerte su cabeza, mareandolo. Eli quedó unos segundos en el piso, tratando de recuperarse del golpe, sentia como desde algún punto de su cabeza descendía sangre.

—He matado a tu mejor amigo y herido a la chica que amas, mis guerreros cada vez se acercan más al siguiente reino listos para conquistarlo. Retomaré mi lugar en el mundo de luz y lo envolveré en oscuridad ¿Por qué no te rindes ya y me facilitas más cosas? Mírate, igual que cuando eras un niño, ni siquiera puedes empuñar bien el sol en tus manos ¿Cómo serás capaz de matarme? Se acabó.

Las palabras de Sulfúru golepaban el interior de Eli, volteo a ver a Trixie y Tad, la chica trataba de frenar el sangrado del pelirrojo en vano mientras su pierna seguía herida, Eli recuperó se apoco el aliento, tomó nuevamente su espada y se puso de pie adolorido, aunque no lo podía comparar con sus altezas, sintiéndose así un inútil por ser el más ileso, o eso pensaba él.

—He recorrido en menos de tres años los reinos habidos en estas tierras, he ayudado a todo tipo de gente, asi como he matado. Personas de diferentes clases hoy se han reunido en protesta a favor de mi vida y han apostado la suya sólo por un niño con una espada brillante ¿pero sabes? Este niño aún tiene cosas que proteger —Las flamas de la mano donde empuñaba su espada de intensificaron, ardiendo ante cada palabra que decía— Tú no te interpondrás en mi camino, soy todo lo que me han dicho y más. Yo, Eli Shane, heredero legítimo al trono del reino del sol, seré el responsable de tu muerte. Hoy, aquí y ahora.

Las flamas envolvieron dicha arma haciéndola resplandecer ante el color de las llamas, pero éstas eran distintas, más brillantes, rozando el blanco hasta tornarse azules. Las flamas de increíble ardor rodearon en un círculo tanto al causante como a la bestia aislandolos, pero Sulfúru sentía aquellas brasas distintas. Más letales.

Con un brillo en sus ojos avanzó hacia la criatura a paso lento, Sulfúru imitó sus acciones y con ambas manos envueltas de energía oscura estuvo listo para darle el golpe de gracia al de cabellos azules, cantando victoria por su mejor gran logro.

El peliazul se bamboleo hacia un costado y con un giro rápido arremetió contra la bestia quien se preparó en defensiva para recibir el ataque, pero para su sorpresa el joven ya no se encontraba delante de él, sentía que algo avanzaba rápidamente a sus costados, moviéndose en varias direcciones y apenas su ojo podía seguirle el ritmo, por cada va y ven recibía un golpe de calor que hería fuertemente a la bestia evitando que se regenerara del algún modo. El movimiento cada vez era más rápido más el aumento de temperatura llegó al punto en que no lograba distinguir qué pasaba. Soltando un fuerte rugido el fuego a su al rededor se disipó, pero en el aire se podía ver un hilo de rafaga blanca que al parecer formaba un ángulo ciertamente curioso. Frente a él, el joven de cabellos azules estaba nuevamente de pie empuñando con firmeza la espada.

—¡Hasta nunca!

Tras pronunciar esas palabras, con su espada envuelta en fuego azul y rojo fue directo hacia la bestia a gran velocidad, siguiendo el hilo blanco de aire formando una estrella, cortando su cabeza una vez llegó al centro de esta.

Sulfúru calló de rodillas mientras su cuerpo desaparecía conforme pasaba los segundos, dejando una sombra que se materializó en cenizas que se fueron desintegrando entre sí hasta no quedar nada.

Eli no duró más que unos segundos de pie antes de temblar y caer al suelo. Su cabeza daba vueltas y no lograba ver bien, se sentía terriblemente mal, su cuerpo se había sometido a una llamarasa distinta, no sabía asimilarlo.

—¡Eli! —Gritó Trixie yendo casi a rastras a donde estaba él, con las telas de su ropa hizo un nudo en su pierna para poder retirar la flecha, gritó de dolor, pero tenía que detener su hemorragia, el fuego a su al rededor se fue apagando hasta no quedar nada. El chico ni siquiera respondió al llamado de la pelirroja quien se puso a su lado y coloco ambas manos sobre sus mejillas— ¡Estás ardiendo! ¡Necesitas enfriarte! ¡Eli!

Su tono de a poco se volvió desesperante, pues el chico no parecía dar señales de estar del todo consciente, el miedo invadio el corazon de la pelirroja quien no podía hacer más que acariciar la caliente mejilla del chico con sus manos manchadas de sangre y suciedad.

—Hey, te vas a poner bien ¿si? Lo vas a estar —Le hablaba, pero Eli no respondía, su temperatura no parecía querer bajar— ... lo hiciste muy bien, lo lograste, Eli.

La chica sintio como las lágrimas ya habían empezado a salir, Eli de a poco lograba recuperar la consiencia y lentamente levanto su mano para llevarla al rostro de la chica y limpiar su mejilla.

—Estoy aquí, Trix.

La mencionada frenó en seco su llanto y llevo su mano para apoyarla sobre la del chico, sonrió— Estás loco, Eli.

—¿Te asuste?

—Te dije que lo dejaras de hacer.

Eli se sentó lentamente, aun estaba mareado debido al cambio adbruto de su temperatura corporal, pero ni bien se enderezó Trixie se abalanzó a él en un abrazo el cual no dudó en corresponder, aferrándose el uno al otro alividiados de tenerse.

Tad veia al par a lo lejos, apenas conciente debido a la ausencia de sangre, Flautista rodeaba su cuello y descansaba, sabía lo que vendría después. El pelirrojo lloró en silencio mientras su vida de iba de a poco.

—Ya déjame ir, Flautista —Murmuró en un tono de voz apenas audible antes de cerrar los ojos para finalmente dormir para siempre.

Su gema dejó de brillar y por consecuencia Flautista desaparecio dejando la lanza sin algún dueño a futuro.

Eli alzó la mirada, su vista se ancló en el cuerpo de Tad, borrando su sonrisa.

—Al final, no lo pude salvar —Murmuró en un hilo de voz, Trixie se separó de él y entendió a qué se refería.

—Eli... sé que no fue justo para ninguno de los dos, pero, siento que a su vez... —Volteó a ver a Tad, quien a pesar de muerto mostraba una pequeña sonrisa entre lágrimas— que era algo que necesitaba.

Eli asintió lentamente, sabía que si de igual modo evitaba su muerte, nada sería exactamente igual, Tad sufriría incluso después de derrotar a Sulfúru ¿Es mejor que haya muerto a que sufra en vida? No lo sabía, pero podía decir que Tad pedía a gritos un descanso de aquel rumbo injusto de su destino.

—Esto en un desastre —Murmuró con una pequeña risa observando el lugar práctica incinerado, además de los restos de energía maligna dejados atrás por Sulfúru—. Necesito arreglarlo.

Eli trató de ponerse de pie, pero Trixie lo frenó.

—Si vuelves a empuñar a Burpy en tu estado, puede que esta vez no lo toleres, tu cuerpo no puede solo con tanta energía.

—Tienes razón... —Eli le miró, con una sonrisa, ni siquiera tuvo que pensar dos veces lo que le iba a pedir— Trixie ¿Te gustaría ser mi reina?

Trixie le miró sorprendida ante la petición, pero inmediatamente cambió su expresión por una sonrisa tonta— pensé que nunca me lo pedirías.

En aquellas tierras, pedirle a alguien que sea su rey o reina, más que una confesión de amor, es una petición para ser su compañero para rendir respetos y lealtad a los espíritus albergados en dicha piedra perteneciente al reino. Para que el vínculo funcione entre piedra y portador, deben de dar algo a cambio, por lo general es una parte de su energía vital y los método son varios dependiendo de cada reino, cuando el portador escoge una pareja para toda su vida ambos deben de portar su energía a la piedra, en este caso que son ambos portadores, deben se rendirle al doble por correspondecia de cada piedra. Esto sólo se puede hacer en dichos casos: sí estas solo, con pareja o en últimas instancias, tu pareja ha de haber fallecido.

El caso en ambos jóvenes era evidente, Eli no tenía la capacidad de soportar el fuego a la capacidad que necesitaba para purificar todos los males esparcidos por Tad y Sulfúru, pero Trixie al ser portadora del viento, puede darle aquella capacidad que necesita sin que ambos sufran daños colaterales.

Ambos se pusieron frente al otro, manteniendo distancia, invocaron sus espadas al mismo tiempo junto a sus aves, se dedicaron una sonrisa antes de empezar.

El método del Phoenix era también conocido como "vals en llamas" consistiendo en que rindas tributo a las flamas del ave, el método del Quatzal era simple, hacer semejanza al vuelo de dicha ave, también era algo comúnmente como un tipi de baile con telas ¿por qué no juntar ambas técnicas?

Ambos, heridos y cansados, empezaron a moverse al compás de su corazón. Eli invocó sus llamas mientras Trixie hacía del viento mover a ambos al con delicadeza y pasión. Ambas piedras empezaron a emitir su respectivo brillo conforme ambos se iban acercando. Juntaron sus espadas danzaron con ellas, imitando las acciones del otro, sin alejarse ni un poco. Eli no dejaba de ver a la chica, quien mantenia una sonrisa en su rostro.

Alzaron sus espadas, el brillo de sus gemas libearon a ambas aves las cuales emprendieron vuelo hasta quedar ambas en lo más alto. El par cerró los ojos y apuntó hacia una de las ventanas dando al exterior, las aves velozmente salieron de ahí cual cometa y se dirigueron hacia las tierras donde aún quedaba rastros malignos de la oscuridad.

El vuelo de ambas aves podía ser fácilmente confundido con un cometa, una estrella fugaz que conforme avanzaba su intendo brillo despejaba cualquier rastro de maldad en el lugar llegando así hasta las afueras del castillo de la princesa, las personas que estaban reconocieron al duo de aves, siendo su señal de que habían ganado sin grandes bajas, trayendo asi aplausos y bullicios de alegría. Junjie miraba desde lo alto a las aves y sonrió, sintiéndose tranquilo al saber que el duo logró su cometido.

Tras el recorrido, las aves volvieron con sus dueños, no sin antes volar al rededor de estos para después regresar a sus respectivas piedras. En la cabeza de ambos jóvenes, se podía ver que de formaba una corona con tres piedras que le hacían juego al otro. Las de Eli eran rojas y las de Trixie azul claro.

Abrieron sus ojos y se miraron, no pudieron evitar sonreir después de todo lo que había pasado.

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Tanto escribir para que ustedes lo lean en 4 minutos, impresionante.

El siguiente es el último capítulo

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