Extra 09 - En el inicio te deseo, igual que al final (+18)
Atención: Este extra tiene contenido de sexo explícito.
Este extra se desarrolla antes del comienzo de la novela, cuando Yi Hen, Feng Baoshi y Yue Hua tienen su primer encuentro.
La persona que descansaba sobre el respaldo de la silla era alta, esbelta, de ojos dorados y plateado cabello. Acababa de presenciar, por primera vez, un hecho que casi hizo reventar su cabeza. Había aparecido un rey demonio justo frente a sus ojos, ¿qué pasaba?
Ese demonio, como si nada, le había soltado un montón de información que parecía fantasiosa, una locura. No era información de cualquier tipo, esto era un peligro para todo el mundo humano.
Según lo que sabía, los reyes demonios fueron sellados hace ya un largo tiempo, ¿entonces el sello no los había matado después de todos estos años? Yi Hen tenía conocimiento de todo gracias a un viejo libro que contaba la historia con más profundidad, y aunque esa historia era conocida por casi todos, por alguna extraña razón nunca era mencionada, era como si quisieran dejarla en el olvido, incluso, en algunos lugares ya era solo una leyenda.
Resultaba que, en el pasado, en medio de una guerra contra los demonios, su majestad Tian Yun III había derrotado a los cinco reyes enemigos, dejándolos sellados en cinco lugares diferentes, ¿cómo era posible que ahora uno de esos cinco apareciera frente a él? Y con información jugosa para proteger el mundo humano.
Claramente, Yi Hen no le creyó al principio, pero este joven, aunque estaba nervioso por la situación, le contó y contestó a todas sus preguntas sin vacilar.
Incluso ahora, para estar seguros, lo había mandado a buscar y corroborar más información de la cual no estaba seguro, si no conseguía esos datos, no le creería.
Además, ¿por qué lo había elegido a él? ¿Lo conocía? ¿O quizás había sido aleatorio? No lo sabía, y su mente ya dolía de tanto pensar.
Yi Hen había pasado de sentir bienestar, a un malestar de un viejo de cien años en solo un par de horas.
En la habitación estaba todo bastante oscuro, solo las velas iluminaban tiernamente el lugar. A su lado, más bien sentado en el suelo, había un joven unos años menor que él; era con quien mantenía una relación que atesoraba, pero de la que no podían hablar, ya que esa persona, era nada más y nada menos el príncipe heredero de Feng.
Ambos llevaban una relación amorosa e íntima desde hacía un tiempo considerable. Aunque, en realidad, al inicio Yi Hen creía que este joven solo quería estar con él por interés propio, capricho, o para jugar, nada más que eso.
Había sido perseguido sin descanso hasta que Feng Baoshi logró su cometido, es decir, que Yi Hen comenzara a fijarse en él. Con muchas dificultades de por medio logró conquistar al maestro, con acciones, gestos y con su propia forma de ser; la honestidad era, sin dudas, lo que Yi Hen más admiraba.
Pero claro que no cayó fácil, ni siquiera si le gustaba la apariencia y la forma de ser del príncipe se iba a dejar llevar, ¿y si era un engaño?
Por lo tanto, y para ver sus reacciones, Yi Hen comenzó a besarlo y a tocarlo a escondidas, si este chico se cansaba rápido, entonces todo era una broma, algo para olvidar en el futuro, y si no lo hacía, bueno, ya vería qué hacer. No perdería nada dándole una oportunidad, era su primera vez en este tipo de situaciones y aprendería sobre la marcha. Además, podría disfrutar de los dulces besos, tocar y sentir la suave piel de un príncipe mimado, y escuchar sus gemidos mientras intentaba respirar. Sin embargo, se prohibió a sí mismo ir más allá de los besos y toques, reservando las relaciones "más íntimas" para la persona con la que compartiría el resto de su vida.
Si ocurría el peor escenario, él automáticamente perdería su gusto e interés por Feng Baoshi y volvería a ignorarlo. Cosa que creía que sucedería sí o sí, no obstante, el otro demostró tener un amor genuino y sincero hacia él, tanto fue su apego, que hasta lloraba en sus brazos, le contaba algunos secretos sobre su posición, le pedía ayuda, le reclamaba más cariño, ese joven simplemente estaba entregado a él, y esto a Yi Hen le había roto el corazón. ¿Quién estaba jugando con quién al final? No pudo hacer más que terminar por enamorarse perdidamente de Feng Baoshi, comenzando así una relación seria. Aunque era algo que mantenían oculto por el peligro que suponía para ambos, algunos lo sabían, como Wen ShanShui y You YuMo.
De vuelta al presente y a esta habitación a oscuras, Yi Hen se encontró cautivado por el joven que leía un libro, era uno que él mismo le dio como castigo. Tenía que leer más de cien libros por haber estado de perezoso y no haber estudiado. Ahora, viendo su cara complicada, no pudo evitar sonreír.
—Baoshi.
El susodicho levantó su cabeza y le dirigió esos ojos color miel que tanto le gustaban.
—¿Mn...? ¿Pasó algo?
—Es tarde, puedes descansar por hoy.
Naturalmente que se alegraría, era muy tedioso leer libros aburridos como este, dibujó una sonrisa y se levantó de inmediato.
—¡Gracias! ¡Iré a comer entonces, nos vemos más tarde en donde siempre!
Yi Hen asintió con su cabeza y vio cómo se retiraba, cerrando la puerta con delicadeza, luego dejó salir un largo suspiro y susurró.
—Quizás no deba mimarlo tanto. En fin, iré a dormir también.
Actualmente, se alojaban en la nueva biblioteca de la academia, un lugar que, pese a todo, se encontraba en buenas condiciones y resultaba habitable. Se habían realizado algunas modificaciones, siendo una de las más notables la creación de varias habitaciones contiguas, destinadas a ofrecer descanso tanto a viajeros como a ellos mismos.
Aunque Feng Baoshi tenía su propia habitación, era en realidad solo un adorno, era como una escusa para demostrar que nada raro sucedía entre ambos cuando su padre venía de visita, pues, si él o los demás reyes se enterasen de que estos dos tenían algo, probablemente serían separados en un abrir y cerrar de ojos. Era mejor esconder cualquier indicio y hacer de cuenta que Feng Baoshi tenía su propia habitación, cuando en realidad se escabullía a la cama de Yi Hen, durmiendo siempre juntos y acurrucados.
Para este momento, Yi Hen se había dado un baño y ya estaba en la cama, pero a pesar de que se moría por el sueño, esperó un rato, hasta que lo esperado se escuchó llegar. Una sonrisa enternecedora no pudo evitar formarse en su rostro.
—¿Vienes? Hoy te tardaste un poco.
—Quería darme un baño después de comer, Yi Hen, ¿tú comiste algo antes de acostarte?
—Lo hice hace un rato, no tengo hambre, así que dormiré.
—No es bueno que quedes sin comer, ¿quieres que traiga algún plato liviano?
—Tú... —se rio el maestro—. Ven aquí.
—¿Qué sucede?
Tras llegar, su brazo fue jalado y, de un solo pestañeo, había quedado en la cama, justo debajo de Yi Hen, ¿cómo era tan rápido este hombre?
—Yí H...
Un dedo delgado fue colocado para silenciar su boca, su dueño habló con una voz ronca, pero suave:
—Quieres que coma... entonces voy a comer...
Un perezoso beso fue escalando de intensidad, desde pequeño y lento roce, hasta convertirse en besos más y más profundos. Yi Hen sostuvo las manos del joven y las suyas entrelazadas contra la cama, acariciándolas lentamente con sus dedos a medida que besaba. Cuando el beso terminó, Feng Baoshi sintió que todo su cuerpo estaba en llamas.
—No está bien que comas esto. Necesitas comida de verdad.
—¿Qué dices? Es el mejor platillo... solo mira... —lamió el cuello, luego la oreja y por último su boca—. Todo es mi favorito, así que si no lo has probado, no hables mal de él.
Feng Baoshi se sonrojó por completo, Yi Hen siempre era atrevido, pero atrevido en extremo, a veces no sabía cómo se le ocurrían las cosas que decía, era como si tuviera un repertorio exclusivo de cosas vergonzosas y calientes, todo el tiempo.
—Espera, deja que me siente, lo haré yo. —Tembló el menor.
Yi Hen mostró su usual sonrisa mientras que liberaba al joven de su agarre, sabía lo que Feng Baoshi haría ahora, por lo que simplemente dejó su cuerpo relajado, observó el colorado rostro frente a él y peinó unos mechones de cabello que estaban sobre la cara.
Mientras, Feng Baoshi quitó sus propias ropas superiores, y luego desató y quitó las ropas de Yi Hen. Lo hizo despacio, algo tembloroso, pero con un rostro bonito y lleno de orgullo siempre presente.
—Su majestad, ¿me dejará sin nada? ¿Es que usted también tiene hambre?
Yi Hen siempre hablaba con un doble sentido que a veces resultaba incómodo, pero a estas alturas de la relación, el joven príncipe ya se había acostumbrado, logrando discernir casi siempre cuándo hablaba en serio y cuándo no.
Feng Baoshi lo miró a los ojos y se acercó para sentarse sobre las piernas de su pareja, rodeándolo con sus piernas, dejando así sus pechos desnudos bien unidos, luego colocó sus brazos estirados sobre los pálidos y entrenados hombros de Yi Hen.
—Aún tengo mucha hambre... así que, maestro, ¿puede alimentarme?
—Claro... Lo que el príncipe quiera, será, pero, ¿qué pasa hoy? Estás más animado que de costumbre.
—Tú empezaste esta vez, ¿esperas que te rechace o algo? No va a pasar algo así.
Yi Hen dejó salir una carcajada:
—Eso es bueno. Me hace muy feliz que mi príncipe Baoshi siempre esté dispuesto a complacer mis caprichos.
Empujó lenta y tiernamente a Feng Baoshi para acostarlo, frotó el dorso de su mano en una de las rosadas mejillas y dio un beso prolongado. Con sus manos revisó de arriba a abajo la cintura, tocando en distintos puntos para producir sonidos eróticos por parte del joven. Honestamente, el maestro adoraba eso, escuchaba cada sonido y lo disfrutaba, incluso cuando se besaban, si Feng Baoshi abría su boca en busca de más aire, se lo permitía, pero velozmente lo presionaba contra la cama y volvía a besar.
La luz de la luna era lo único que tenía para ver la belleza ante sus ojos, Yi Hen elevó las comisuras de sus labios y le acarició el cabello.
—Yo sé que no me rechazarías.
Bajó su rostro y besó la mejilla del joven, luego besó el cuello, con cuidado de no marcar demasiado esa zona usualmente visible, pero cuando bajó a los pechos, no importaba el tono que dejara, marcó y marcó sin pausas, en ese lugar que nadie veía se le estaba permitido.
Feng Baoshi sentía una corriente eléctrica por todo su cuerpo, temblaba por esa sensación, era bueno, Yi Hen realmente era bueno jugando con la boca.
Tras esto, Feng Baoshi sintió un deseo urgente en su zona baja, quería ser tocado, quería sentir cada parte, quería unirse y no se quedaría solo con las ganas.
El más joven reflexionó, quizás sintiéndose un poco gracioso. Le habían enseñado toda su vida que los pobres eran los pobres, los huérfanos eran los huérfanos y que el príncipe heredero era el pilar de todo, al igual que el rey. Él jamás debía estar por debajo de nadie, pero, ¿en qué sentido? Por dentro parecía contradecir todo lo que su padre y familia le enseñaron.
Para él, los pobres eran humanos, los huérfanos eran humanos y el príncipe era humano, nada más que eso. Pero no solo eso le contradecía a su padre y tíos, estaba acostándose con un hombre, huérfano y que vivía del sueldo que le daba ser un cultivador independiente, solo gracias a su conocimiento era que él seguía trabajando con los reyes, consiguiendo así algo de beneficios. Si no fuera así, solo viviría de trabajos por aquí y por allá. Además, a diferencia de You YuMo y de Wen ShanShui, él no había pedido lujos como recompensa por apoyar en la guerra, solo el arreglo y mantenimiento de la futura biblioteca.
Qué importaba la clase social, ¿cómo podía no amar a este hombre? Lo amaba tanto que dejaría su propio linaje para estar con él, de hecho, ya lo había hecho.
De repente, los movimientos de Yi Hen fueron más lentos, poco a poco, hasta que se apoyó en ese pecho marcado.
—Lo siento... no puedo seguir... Tengo sueño —susurró.
Pero Feng Baoshi estaba decidido, dio vuelta a Yi Hen y lo miró a los ojos, dejándolo por debajo.
—Lo haré por ti, y si te duermes, entonces lo haré solo con tu cuerpo.
Yi Hen creyó ver estrellas en sus ojos, que extremadamente sensual se veía este muchacho, estaba sobre él con esa actitud caprichosa y dominante. Quería darlo vuelta y demostrarle de quien se trataba, quien era el maestro más fuerte y quien gemía más por quien, pero simplemente soltó una carcajada.
—Haz lo que quieras conmigo entonces. Adelante, su majestad.
El ceño de Feng Baoshi se estrechó, no estaba enojado, sino que decidido.
—Lo iba a hacer antes de que me lo dijeras.
—Ven, deja de hablar tanto.
El príncipe juntó ambos miembros, viéndolos bien, dudó de que Yi Hen tuviera sueño, y es que su miembro estaba ya de un tamaño considerable, ¿podría alguien simplemente dormir con esto así? Claro, allí comprendió que había sido engañado. Yi Hen siempre había esperado algo así, desde un principio quería que él actuara. El gesto lo alegró; lejos de enfadarse, comprendió que Yi Hen realmente deseaba verlo actuar por su cuenta.
Estaba muerto de vergüenza, pero no se dejaría vencer, tiró cualquier sentimiento vergonzoso por la ventana y continuó.
Miró al hombre sonriente debajo de él y comenzó a frotar, con movimientos lentos al principio, luego más rápidos.
Yi Hen le sonrió a esto y se apoyó en sus codos, como era de esperarse, Feng Baoshi quería algo más que solo tocar un poco. Terminó de sentarse y se aprovechó de que el joven estaba desprevenido para introducir un dedo en ese lugar, estaba apretado y, aun así, su dedo fue rápidamente succionado.
—¿Mmm? ¿Me deseas tanto por aquí?
—Tú... estoy haciéndolo yo... deja de jugar ahí...
—Pero lo quieres, mira —dijo, jugueteando con el dedo, inclusive atreviéndose a ingresar otro para producir un gemido más fuerte—. ¿Ves?
—Desvergonzado... Maestro atrevido...
—¿Ese no eres tú? ¿Quién es el que me despojó de mis ropas y me lanzó para tocarme?
Feng Baoshi chasqueó la lengua:
—¿Qué dices? Al final, ambos lo somos, en esta habitación no hay nadie inocente.
Tras su pequeña declaración, Feng Baoshi se inclinó sobre la cara del otro y besó profundamente, al mismo tiempo que movía su mano con ambos miembros atrapados. Yi Hen, por otro lado, seguía ablandando esa zona, sin dejar nunca de tocar.
Pero el clímax llegó, había sido bastante rápido a decir verdad. Sin embargo, sin perder más tiempo, Feng Baoshi se movió para introducir el miembro del otro en sus adentros.
—No te dejaré dormir todavía, no me has alimentado, Yi Hen.
Yi Hen también soltó un gemido ahogado, estaba apretado dentro del príncipe y eso lo volvía loco.
—Recuerda que tú lo has pedido... Tú solito te buscas los problemas.
Yi Hen comenzó a mover su cadera de arriba a abajo, sosteniendo la delgada cadera firmemente sobre él. Feng Baoshi no esperaba que comenzara tan rápido con ese tipo de movimientos, cayó sobre Yi Hen a causa de una electricidad que recorrió toda su columna vertebral. Ahora realmente quería estar abajo. Sus brazos temblaban, sus muslos se apretaban contra la cadera del otro, su cuerpo se sacudía sin perdón ni delicadeza.
Pero debía admitir que incluso así le gustaba.
Los movimientos bruscos de Yi Hen habían sido provocados por él mismo, no podía quejarse, solo recibir y recibir ese objeto que atravesaba cada parte de su interior. Volvió a enderezar su espalda y tocó su abdomen, realmente creía que el miembro lo atravesaría.
—Tan profundo... —Exhaló aire—. Hazlo más profundo...
Ya estaban ambos al límite, no soportaban más. El mayor agarró la cadera del otro y la presionó hacia abajo mientras que su cuerpo subía, cuatro veces de manera brusca y sin pausas, hasta que en la quinta, ambos soltaron todo su placer. El líquido de Feng Baoshi bañó la cama y cuerpos de ambos, pero Yi Hen nunca salió de allí dentro. Claro que no salía nada desde allí, no hasta que sacó el miembro que bloqueaba cualquier desborde, apenas allí salió y salió su líquido, solo luego, Feng Baoshi cayó sobre el pecho del hombre.
—El mejor... —expresó.
Yi Hen sonrió y besó la coronilla de la cabeza con cabellos castaños.
—Ese eres tú. Vamos, debemos bañarnos de nuevo, no podemos dormir así.
—Juntos... —Feng Baoshi hizo pucheros—. No iré si no es contigo.
—Sí, claro, iremos juntos —dijo entre risas.
El baño también fue bastante animado, pero pronto terminaron varias rondas más, el sueño los venció, después de todo, ya eran horas de la madrugada, y ni sus cuerpos ni sus mentes podían seguir con toda esa actividad.
Al día siguiente, ambos despertaron juntos, desayunaron y recibieron más información del joven demonio que los estaba visitando. Esta vez, Yi Hen no tuvo más remedio que creer en partes las palabras del desconocido, y nada más el demonio se retiró, escribió una carta para enviársela a Wen ShanShui, necesitaba verificar lo de los sellos y que se enterara, en parte, de lo que ocurría.
Las cosas no habían terminado, lo sucedido con Tian Huo y las zajiao era solo una parte de lo que se venía a continuación.
Fin extra 09.
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¡Woliis!
Bueno, aquí por fin los extras de estos dos, (haré de cuenta que no morí corrigiendo y escribiendo esto JSJSSJ) ellos sin duda son la parejita más caliente de todas (bueno, así lo veo yo AAA) XD
Aún quedan algunos extras por adelante, que contarán cómo vivieron desde sus puntos de vista todos los acontecimientos (bueno, todos no, algunos cuantos xD)
¡Espero que les haya gustado! Saluditoss 💖
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