Capítulo 36 - Caos
Con el corazón nervioso e indeciso, Wen ShanShui dejó lo que le quedaba de medicina y se puso de pie, aunque dio varios pasos hacia adelante sin vacilar, no pudo evitar voltearse para conectar su mirada con la de You YuMo.
You YuMo ya sabía que eso pasaría, por lo tanto, le regaló una sonrisa tranquilizadora, sin decirle nada, eso era más que suficiente.
Después de un rato logró conciliar el sueño una vez más. En su mente lo invadía el deseo de acabar con todo de una vez, que ese descontrol desapareciera, que los dejaran vivir en paz, solo quería una vida tranquila junto a la persona que amaba, ¿pedía tanto? Quería gritarles a los dioses por ayuda.
Mientras, Wen ShanShui corría con gran velocidad, presionó sus sienes para centrarse y cruzó el río que lo dividía con Tian. El humo llegaba desde lejos, el rojo del cielo lo hacía recordar el pasado, era como si todo se repitiera, el fuego nunca traía cosas buenas, al menos en sus recuerdos, ese elemento siempre le hacía poner la piel de gallina.
En esta ocasión las fuertes llamas no eran originadas por zajiao y bestias, sino que, de seguro, eran los muertos dirigidos por demonios. ¿Por qué tenían tanto resentimiento hacia ellos incluso ahora? Quería saber, quería entender, tenía que haber una razón por la que esas criaturas no podían perdonar a los humanos.
—¿Qué otro enemigo podía tener la raza humana? —se preguntó sarcástico.
En parte tenía razones para pensar así, ya había luchado contra tantos seres impensables que ya nada le sorprendería, ¿qué más faltaba? ¿Había algo a lo que los humanos no le hubieran hecho daño?
El hombre corría a toda prisa por el bosque, solo rogó que, si salían vivos de esto, no quería volver a despedirse de You YuMo nunca más.
—Dioses, si me escuchan, por favor, permitan que lo vea otra vez.
Tras exponer sus pensamientos en voz alta, algo en su interior se sintió más decidido, quizás eran sus fuertes sentimientos hacia You YuMo, o quizás era solo la esperanza de que lo volvería a ver bien.
Más pronto que tarde llegó a la academia, en donde tal y como se esperaba, había una horda de muertos controlados por el tercer rey demonio. Analizó la situación cuidadosamente, dándose cuenta al instante que no se veía tan mal como pensaba; los discípulos y maestros estaban dando lo mejor de sí para defenderse entre ellos, había pequeños equipos formados y divididos en varias zonas, funcionando en perfecta sintonía.
—Esas formaciones... ¿Yi Hen les enseñó eso?
Esa especulación era cierta, de hecho, Yi Hen les había instruido en varios aspectos a toda esta gente, eran formaciones especiales de la academia Tian, en estos tiempos de guerra, no había lugar para esconder ciertas técnicas, el mundo en el que vivían era el mismo después de todo.
Wen ShanShui se preparó para atacar, sin embargo, al sacar la espada que llevaba en su cintura, se dio cuenta de que no era tan cómoda de sujetar. Había perdido su arma espiritual en el inframundo, esa valiosa espada que lo había acompañado por tanto tiempo, e incluso sufridas reparaciones para seguir a su lado, ya no estaba con él, no tenía idea de su paradero tampoco, quizás la habrían tirado, o guardado como reliquia en el cuarto reino fantasma. Era un arma que no lograría recuperar jamás.
La espada que llevaba ahora no era tan mala, era una que Yue Jin le había prestado antes de salir del sótano, tenía buen filo, nivel espiritual decente, buena forma y un agradable tamaño, no podía quejarse demasiado.
—Lo mejor es acostumbrarme a ti, usaré tu poder, espero puedas ayudarme por un rato.
Pensó que, antes de entrar en la zona de batalla por completo, primero buscaría algún indicio del demonio, si lograba localizar a quien controlaba a los muertos, entonces podría terminar con el problema desde la raíz.
No obstante, por más que mirara y mirara, era un hecho que el hombre estaba escondido para que nadie lo molestara mientras manejaba a sus marionetas, los muertos no demoraron en atacarlo tampoco.
Por otro lado, y un tanto más alejados, Feng Baoshi y Yue Hua intentaban hallar a Guang Jin, ese hombre tenía la llave del calabozo en donde estaba preso Yi Hen, si no lo encontraban de manera urgente, podría ser peor que solo un problema, para variar, ¡el artefacto que les había dado Yue Jin no había funcionado!
El príncipe sentía su corazón salirse por la garganta, por más que buscaran y buscaran, Guang Jin había desaparecido.
Esta situación solo les ponía los pelos de punta, bueno, si no encontraba la llave, entonces romperían las rejas ellos mismos, si debía hacerlo con los dientes, lo haría.
Feng Baoshi aún no podía usar cualquier tipo de hechizo por culpa de la matriz, ¿qué pasaba si la rompía? Primero debía buscarla. Gracias a la adrenalina, el calabozo ya estaba frente a ellos, habían corrido tan rápido que sus pies parecían cosquillear.
La expresión de Feng Baoshi ahora era una pintura de dudas. En la entrada ya no había guardias vigilando, no obstante, saliendo desde allí dentro había algo mucho mejor.
Era Yun Reqing, estaba revoleando unas llaves con sus dedos, su sonrisa era victoriosa y alegre, daba pequeños pasitos cortos que parecían ser algún tipo de "baile de la alegría", los hoyuelos de su sonrisa eran tan evidentes que en su cara parecía estar escrito: "Es mi victoria".
Feng Baoshi quedó boquiabierta, por detrás de su prima se asomaba Yi Hen, llevaba una ceja curvada y su usual sonrisa radiante, se frotaba las muñecas marcadas por los grilletes que ya no estaban apresándolo.
Los cuatro cruzaron miradas, y Feng Baoshi de inmediato se acercó para tomar las manos de Yi Hen.
—¡¿Estás bien?! ¡¿Cómo está la herida de tu cuello?!
Yie Hen quiso contestar, pero el joven príncipe lo abrazó tan fuerte y tan de repente que no pudo decir nada, ¿tan asustado estaba? Creía que incluso podía sentir el latir del corazón del joven.
Yun Reqing reprochó:
—¿Cómo que si está bien? ¿No lo ves claramente, primo? Ni siquiera me saludaste, ¿y yo qué? Lo he liberado yo en primer lugar.
Con un rostro sumido en la incertidumbre y preocupación, Feng Baoshi miró a su prima, luego volvió a Yi Hen, quien rápidamente le acarició el castaño cabello.
—Estoy bien, ¿no me ves? La princesa Yun Reqing ha traído las llaves y me ha liberado a tiempo.
El más joven barrió de nuevo su mirada, ahora solo veía una sonrisa en el rostro de esa mujer.
—¿Por qué? ¿Por qué nos ayudas?
La joven muchacha colocó sus manos en su cadera y dibujó un puchero, no parecía nada satisfecha con esas preguntas.
—Sabes que Jin no me cae nada bien, sin embargo, yo a él le caigo de maravilla; solo hay que ser inteligente para engañar a ese imbécil asqueroso engreído.
Todos estaban muy de acuerdo con la descripción, pero, viniendo de una chica como ella, quien cuidaba sus modales y palabras en frente de personas ajenas, era un poco sorprendente.
«Seguro se lo ha estado guardando por algún tiempo», quería decir Feng Baoshi.
—¿Cómo conseguiste las llaves? —interrogó él.
—Bueno, ya sabes como es Jin, de repente comenzó a decir cosas sobre el tema de sus pulmones, había tanto humo que le estaba costando respirar. Le dije que yo me encargaría del traidor, que me aseguraría de que nadie entrara. El bien imbécil a punto de explotar por la tos confió en mí, y aquí estoy.
—¿Solo eso hiciste?
—Exacto, solo eso.
«No, algo más tuvo que haber pasado», reflexionó Feng Baoshi.
Era demasiado extraño que Guang Jin tuviera tanta confianza en esta chica como para dejarla hacer algo tan importante, ¿quizás el enemigo lo requería en otro lugar? ¿O de verdad estaba tan mal de su salud a causa del humo?
Aunque sabía que Yun Reqing era una persona que con tal de llevarse bien con su familia se comportaría amable y cortés, les daría la razón en todo lo que le dijeran, sacando beneficios, regalos y confianza al mismo tiempo, todavía era extraño que Guang Jin le dejara una tarea tan importante como "el cuerpo y alma de Yi Hen".
—Seguro creyó que caería en sus encantos y que lo ayudaría. Sabes como piensa sobre las mujeres "juguetes inútiles y llorones", simplemente me ofrecí, supongo que no pensó en que yo tuviera el suficiente cerebro como para dejarlo escapar. Es un idiota hasta los huesos.
—Entonces... ¿Realmente no piensas apoyarlo en nada?
—¡Claro que no! ¿Qué te piensas? ¿Estás ciego? Primo Baoshi, tú me caes tres mil veces mejor que ese imbécil, si voy a ayudar a alguien, prefiero que sea a ti —exclamó la mujer, casi poniéndose de color rojo de rabia, añadió—. Además... Escuché toda la conversación de esa noche. Primo, tú eres mucho más caballeroso y leal, incluso admitiste la relación entre ustedes dos frente a mi tío Tian Feng, eres muy valiente, yo no creo tener el valor para hacer algo así.
Feng Baoshi soltó una risa honesta, separando al mismo tiempo el abrazo que "encadenaba" a Yi Hen.
—Gracias, Yun Reqing, es raro que digas cosas bonitas.
Las manos del joven habían dejado de temblar y su corazón estaba más calmado. Mientras, Yue Hua miraba como un fantasma toda la escena, quizás su corazón sintió un poco de melancolía, aunque, a la vez, estaba muy feliz.
Sin perder mucho más tiempo se unieron a la batalla, Feng Baoshi y Yi Hen lucharon juntos, mientras que Yun Reqing, quien en realidad debía huir por órdenes de su padre, decidió quedarse con el grupo de chicas de su propia academia para pelear.
Ella no se iría, estaría junto a los suyos hasta el final, quería demostrarle a su padre que la academia de chicas también era útil, que ellas también eran buenas, y que su amor por el mundo humano era el mismo que el de todos los cultivadores hombres. Esta sensación de rebeldía le hicieron sentir un hormigueo en todo el cuerpo, iba a demostrar lo que podía hacer.
Por otro lado, Yue Hua no se había tranquilizado tanto como sus compañeros, desde su punto de vista todo era muy delicado, cualquier movimiento en falso y sus amigos podían morir, y claro, sus hermanos también podrían hacerlo, necesitaba detener esto antes de que fuera tarde para cualquiera de los dos lados. Buscó desesperado, ¿dónde estaba su tercer hermano mayor? Podía sentir las energías, pero todos los demonios solían esconderla muy bien, buscarlo ahora entre toda esta oleada de energías era como buscar una aguja en un pajar.
Hasta que sucedió después de tanto insistir. Luego de transcurrido cierto tiempo, finalmente pudo ver que su tercer hermano estaba sobre un tejado, llevaba los brazos cruzados, observando el fuego que lo consumía todo.
Tantas vidas se estaban perdiendo con su poder, pero su expresión era inmutable; Yue Hua se enojó al ver esto, ¿ni siquiera un poco de tristeza había en sus ojos? Era su energía la que causaba que los muertos vivientes se levantaran y asesinaran a tantas personas, a vidas inocentes, ¿desde cuándo el corazón de su hermano se había congelado tanto? ¿Dónde estaba su corazón bondadoso que lo caracterizaba en el pasado?
Yue Hua fue junto a él, a lo que Yue ZhaoLin solo pestañeó lentamente.
—Así que al final estás aquí.
—¿Siguen con esto a pesar de todo? Yue ZhaoLin, ¿no te parece que es suficiente?
Yue ZhaoLin frunció el ceño, sin mirarlo todavía.
—Te atreves a aparecer frente a mí, no dices nada ni te disculpas por escapar de casa, y lo único que te preocupa es eso, ¿no tienes vergüenza?
—Tú fuiste el que me encerró primero, ¿qué querías? ¿Que me quedara encerrado todo este tiempo como un prisionero? ¿Acaso creíste que regresaría si alguien me ayudaba a escapar?
—Quería protegerte, pero solo te involucraste más y más, ¡mírate! ¡Lleno de sangre! ¿Es que te olvidas por lo que nos hicieron pasar los humanos? ¿Acaso te olvidaste como trataron a nuestro hermano?
—No lo olvido... No lo haré... No voy a olvidarlo. Pero esto tampoco está bien.
—Yue Hua, ¿entonces qué sucede contigo? ¿Qué cosa es la que no está bien?
Yue Hua apretó los puños, sus sentimientos se contradecían, sus dudas resurgían, sin embargo, su respuesta sería siempre la misma.
—Lo que pasó en el pasado, pasó en el pasado. Quisimos tomar venganza por nuestro primer hermano mayor, destruimos tanto sin importar si eran culpables o no. El odio solo trae más odio, mira lo que nos pasó. Aquello está en el pasado, ¿por qué no entiendes que estos humanos no tienen por qué sufrir? Los humanos de los que queríamos tomar venganza ya están todos muertos, ¿qué más quieres conseguir con esta violencia?
—El pecado, la traición, el desprecio, la mentira y la injusticia son parte de ellos. Nos toman como asesinos y depravados, malvados sin remedio. Si supieran que eres un demonio, ellos no dudarían en cortar tu cabeza, ¿y por qué? Porque según sus creencias, somos criaturas crueles, mientras que la verdad es todo lo contrario, ¿qué es más cruel que el ser humano?
—Puede ser que muchos tengan maldad en sus corazones, puede ser que muchos tengan malas intenciones, aun así, ¿planeas castigar a todos por igual? ¿Crees que eres capaz de hacerlo? ¿Te crees un dios? ¿El primer rey del inframundo? Nada de esto tiene sentido, nuestro hermano mayor entró en cólera desde que perdimos la guerra, es nuestro trabajo hacerlo entrar en razón, ¡no seguir sus tonterías! ¡Dejemos a los humanos en paz y vivamos nuestras vidas!
—Es el hermano mayor y yo estoy de su lado, lo prometí.
—¿Y qué si es el hermano mayor? Nosotros podemos aconsejarle, podemos ayudarle, no por ser mayor tendrá siempre la razón.
Yue ZhaoLin frunció aún más el ceño y meditó, observando el lugar en llamas. Fuego, fuego por todos lados, igual que en el pasado, ese elemento consumía cualquier esperanza, destrozaba cualquier tipo de vida.
—Yue Hua, si vas a ayudarlos, ve, pero si te quedas para distraerme, me temo que tendré que inmovilizarte hasta que terminemos.
Las pupilas del joven se contrajeron, su expresión cambió a una de enfado, o quizás era tristeza y decepción.
—No lo estás ayudando... susurró antes de sacar su espada.
Aunque Yue ZhaoLin le había dado las dos opciones, no escogería ninguna.
—Seré yo el que te detenga entonces.
Yue ZhaoLin sonrió ante esa declaración, como si creyera que su hermano pequeño no fuera una amenaza en absoluto.
—¿Qué estás diciendo? Conoces mejor que nadie la diferencia entre tú y yo.
—Sea como sea, debo detenerte —declaró y sacó una espada que llevaba en su cintura, imbuyendo el filo en energía demoníaca—. No quiero que sigas haciéndote daño a ti y a toda esta gente.
Sentía miedo, no quería pelear con su hermano, lo amaba mucho, incluso con todos los problemas que estaba ocasionando, en su interior entendía más que nadie sus sentimientos.
—No quiero pelear contigo, no eres mi enemigo, y hagas lo que hagas, no lo serás.
Cuando Yue Hua era solo un pequeño, fue Yue ZhaoLin quien más lo acompañó, quien más jugó con él, quien más valores le enseñó, quien lo entrenó por mucho tiempo. Claro que no quería ver a su pequeño hermano herido, no quería que estuviera allí, no obstante, Yue Hua era tan testarudo que sabía que no iba a detenerlo.
—¿Qué más puedo hacer para que no te metas en problemas? —se cuestionó en voz baja.
Yue Hua se posicionó para atacar, mas, Yue ZhaoLin solo lo miraba de reojo, con una expresión seria e indiferente.
En realidad, después de que fueron liberados de los sellos, su expresión siempre se mantenía así; su rostro ya no mostraba sus verdaderos sentimientos, guardaba su tristeza o su alegría, incluso ahora.
En realidad, Yue ZhaoLin estaba angustiado por ver que su hermanito lo amenazaba con una espada; aunque claro, Yue Hua no podía interpretar sus emociones si no las expresaba, para él, el rostro de su hermano, hasta provocaba miedo de lo inexpresivo que se veía.
Fin capítulo 36.
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Yí Hén estaba bien (ufff *c limpia el sudor)
Ya comenzó la batalla, quien sabe como terminará todo esto 👀 ¿Tengamos fe? La esperanza es lo último que se pierde.... dicen por ahí.
Yo por ahora me retiro ¡Nos vemos pontoo! ~ ヾ(Ő∀Ő๑)ノ 💖💖💖
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