Capítulo 34 - El conejo muere y el perro se cocina

Esas palabras no habían sido dichas con la intención de ser intimidantes, sino que eran una advertencia.

Yi Hen siempre era muy perspicaz, entendió que Guang Jin en realidad siempre había estado actuando en contra de él y su equipo, de seguro lo había espiado y estudiado desde que lo conoció, el odio no era para nada algo reciente, solo debía crear una línea de tiempo mental y todas las piezas encajarían en el rompecabezas. Parecía querer reírse de sí mismo por no percatarse con antelación.

Guang Jin había conseguido dividirlos a todos, los discípulos de Tian estaban de un lado, y los soldados de Guang, Feng y Yun por otro. Incluso dividió a los discípulos y maestros de la antigua academia Tian. ¿Había amenazado con matar a You YuMo solo por ser híbrido? ¿Había alejado a Chang Gao, Bai GuangXuan, Ti WuChang y Ti ChenYing por problemas con bestias? Y ahora él, ¿de verdad le importaba si tenía o no una relación amorosa con su primo? «Todo esto fue planeado con mucho cuidado hace mucho tiempo».

Con suerte, encerrado no sería una molestia para el enemigo; incluso podía ser un cuerpo útil de usar para el demonio, y un alma entretenida con la que el fantasma podría jugar, ¿qué otro cultivador de Tian capaz había para soportar una batalla contra los demonios y el fantasma? ¿Wei De, Sheng ZhiGuang? Esos ancianos ya no podían luchar, ni siquiera estaban cerca de SongShu.

«¿Cómo no me di cuenta antes?», pensó Yi Hen.

En realidad, era natural que no pudiera manejar tantas cosas al mismo tiempo. Le encargaban informes todos los días, debía manejar cada detalle de la academia, debía estar atento a los discípulos, todo esto sumado a sus sentimientos y preocupaciones, claro que su cabeza estaría a punto de estallar.

¿Cómo iba a adivinar que era ese hombre quien asesinaba a los soldados y patrulleros?

Ahora, Yi Hen tenía varias dudas más, ¿qué otro favor le habrá pedido el enemigo? Además de sus posiciones actuales y futuros movimientos, ¿qué más? ¿De qué otra cosa era culpable? Pensándolo bien, incluso el ataque del cementerio fue realizado en conjunto a Yue ZhaoLin y el fantasma.

«Todo ha sido planeado desde hace quien sabe cuanto tiempo. Obligarnos a ser divididos ha de ser para asegurar la victoria. Ya han perdido una vez, están preparados, esta vez no están dispuestos a fallar».

Sintió mucha impotencia, tuvo que sospechar de él desde el momento en el que no fue a la guerra, al menos tuvo que investigarlo mejor, ¿realmente estaba enfermo? ¿No tendría que ver con el caso que You YuMo y Wen ShanShui le contaron sobre la niña fantasma?

«Claro, ahora todo cuadra», pensó.

Primero, con la intención de que la guerra fuese lo más sanguinaria posible, los reyes demonios y fantasma apoyaron en secreto a la causa, probablemente, otorgando algún tipo de energía a Tian Huo para que lograra sus cometidos con las zajiao, luego, del otro bando, convencieron a uno de los líderes para que los ayudara en su causa, este fue Guang Jin.

Esta niña fantasma y el hombre del que You YuMo y Wen ShanShui hablaron antes, era un soldado que debía de cumplir con alguna misión. Quizás envenenar a sus compañeros, ocasionar alguna situación difícil, o algo similar; todo con el objetivo de atrasar la ayuda a Tian LiuYun, puesto que de esa manera, Tian Huo conseguiría cruzar y matar gente a gusto.

Desde un principio, todo estaba planeado para que la raza humana se autodestruyera, pero como la guerra fracasó y Yue Hua expuso los planes enemigos, tuvieron que actuar diferente.

Aunque hubiera comprendido todo no podía decir nada; en estas circunstancias y con el aura asesina de los reyes, si soltaba cualquier cosa solo conseguiría que le terminaran de cortar la garganta. Aún estaban Yue Hua y Feng Baoshi libres, ellos podrían hacer algo para que Yue Jin lo ayudara, debía permanecer tranquilo.

Tian LiuYun miró a su hermano con ira, quien le había lanzado una copa de cristal a Yi Hen.

—¡Ten cuidado! ¡Aunque sea un atrevido y depravado, no voy a olvidar la ayuda que me ha dado!

—¿Qué? ¿Acaso no estabas esperando a que su garganta fuera cortada por Guang Jin? ¿Por qué pareces tan preocupado ahora? ¡Ese imbécil está usando alguno de sus trucos para cautivar a mi hijo! ¡Quiere terminar con mi linaje! ¡¿No lo ves?! ¡¿Cómo actuarías si fuera tu hija la que cae en un hechizo tan repulsivo?!

—Yo... ¡No iba a permitir que terminara con su vida!

—¡Lo quiero muerto para que mi hijo salga de ese trance!

Feng Baoshi intervino de inmediato:

—¡¿Qué?! ¡¿Hechizo?! ¡Ni se le ocurra rebajar mis sentimientos! ¡Padre, acéptelo!

Tian Guang señaló la enorme puerta de la entrada.

—¡Guang Jin, en estas circunstancias no podemos decidir qué hacer con él! ¡Llévalo lejos antes de que lo mate! Si no le rebano la cabeza yo mismo, es porque Tian LiuYun no está de acuerdo, y porque quizás pueda repercutir negativamente en mi sobrino.

Guang Jin se vio satisfecho con toda esta situación. Era un caos, gritos de un lado y del otro, él saludó con una inclinación profunda y una extensa sonrisa.

—Como ordene mi padre. —De reojo miró a Feng Baoshi y sonrió de manera provocadora—. Lo llevaré lejos de ustedes, muy lejos.

Feng Baoshi respiró de manera pesada y apretó un puño, quería dirigirlo a esa cara desagradable y golpearla hasta la muerte, pero no podía moverse, estaba temblando por donde sea, además, si movía un solo músculo, Yi Hen podía salir perjudicado.

—¿Cuál es la maldita gracia? ¿Qué demonios ves de gracioso en esto?

Guang Jin no contestó, solo volvió a sonreír, como si cada gota de desesperación y dolor fueran un delicioso aperitivo.

—Feng Baoshi, eres muy atrevido, por fin atrapé al asesino, ya verás cómo no habrá más muertes —canturreó mientras salía de la gran sala.

Al ver que Feng Baoshi planeaba seguir a su primo, su padre lo llamó, haciendo retumbar su voz en toda la sala.

—¡Feng Baoshi! ¡Tú tendrás una charla conmigo ahora mismo!

Los ojos del muchacho se movieron con velocidad, parecían estar prendidos en llamas, odio, ira, era más como un fantasma resentido que un humano. Esa mirada se dirigió a su padre.

—Mi padre tendrá su momento para hablar conmigo más tarde —sus palabras fueron tranquilas y nítidas.

Esas palabras, aunque no fueron un grito, también resonaron en toda la habitación, opacando súbitamente a las anteriores.

Claro que no iba a dejar a Yi Hen con Guang Jin a solas, bajo ningún concepto, además, estaba herido y tenía que arreglar ese asunto lo antes posible.

—¿Me vas a seguir hasta las celdas o qué pretendes?

—Voy a seguirte hasta donde se me dé la gana.

—Bien, bien, mi primito siempre gustó de seguir mis pasos —expresó luego de una fuerte carcajada.

Yi Hen no miró a Feng Baoshi en ningún momento, iba con el ceño contraído y las pestañas entrecerradas, ¿estaría reflexionando en cómo escapar o era el dolor? El joven príncipe no podía adivinar lo que su maestro estaba meditando, tampoco podía preguntar, por esto, lo único que hizo mientras caminaba fue observarlo.

Quería decirle que lo sentía, pero a la vez no quería disculparse, ya era tarde para eso y en realidad no se arrepentía. Si hubiera rechazado la relación frente su familia, Yi Hen no sería el único muerto, sino que él mismo viviría el resto de su vida como uno. Sería aceptar el futuro impuesto por su padre, es decir, casarse con una mujer a la que no amaría, tener hijos a los que no desearía, y ser un rey que no quería, uno con el único propósito de gobernar tal y como su padre le ordenara, hasta el final de sus días. No permitiría eso, ya no dejaría que Tian Feng, sus tíos y primo manejaran su vida, por lo tanto, su siguiente movimiento era decir con claridad su postura y sentimientos, no le importaba más ser rechazado.

Las celdas a las que se dirigían eran muy cercanas a la academia, estaban bajo tierra, solo había que abrir una puerta y luego ingresar en una especie de cueva remodelada con pequeñas habitaciones con rejas de hierro. Aunque actualmente no había nadie en ese lugar, había dos soldados custodiando la puerta.

Guang Jin saludó a los guardias y señaló al apresado, viendo quien era, y por supuesto, al ver la situación, ambos soldados les permitieron el paso, mientras que uno de ellos los siguió con un montón de llaves colgando en su cintura.

El sitio elegido por el príncipe de Guang fue la celda del fondo, la más alejada y oscura de todo el lugar. Allí lanzó a Yi Hen sin siquiera un poco de tacto, si se lastimaba en la caída, que así fuera.

Sin embargo, aunque el golpe sí que fue doloroso, el maestro no produjo ni un solo gemido de dolor, si lo que Guang Jin quería era verlo sufrir, no le daría ese placer, no alimentaría su sadismo.

—Qué demonios... ¿Ya no está lo bastante indefenso como para seguir tratándolo así? —murmuró Feng Baoshi.

Las manos de Guang Jin se movieron rápido para arrebatarle las llaves al soldado, cerró la puerta de barrotes de hierro y rio.

—Tendré esta llave conmigo hasta que muera.

—¿Por qué nos odias tanto? —preguntó Feng Baoshi, aguantando sus ganas de golpear esa cara asquerosa.

—¿Odiarlos? Yo los odio a ellos, a los bastardos de Tian. A ti te quiero mucho, he visto cómo has crecido desde que eras un niño, eres como un hermanito para mí, pri-mi.to —dividió esas palabras y se fue caminando mientras jugaba con las llaves, girándolas en sus dedos, como si fueran solo un juguete insignificante, al final del camino, añadió produciendo eco—. Ni lo intentes, todo aquí debajo está protegido con una matriz para bloquear energía espiritual, no podrás hacer ninguno de tus truquitos.

El corazón de Feng Baoshi pudo calmarse en gran medida cuando dejó de escucharlo, al menos ya no había un cuchillo apuntando a la persona que amaba, sin embargo, un escalofrío recorrió su espina dorsal. Volteó a mirar a Yi Hen, ya se había sentado con una rodilla flexionada y una mano cubriéndose la cara.

—¿Vas a estar ahí sin hacer nada hasta el amanecer? —consultó sin mirarlo.

—Yo me quedaré hasta que tú lo digas, cuando quieras que me vaya yo... me iré —respondió con la voz temblorosa.

¿Estaba enfadado con él? ¿Quizás no estaba de acuerdo con su decisión de exponerlos?

—Entonces, vete.

—Yo... —expresó con un gran disgusto—. Yi Hen... yo te...

—Vete —interrumpió—. Busca a Yue Hua y dile lo que ha pasado. Necesitas buscar ayuda y rezar por que no ataquen ahora, tu primo está con el enemigo, probablemente esto era lo que estaba buscando, ahora que no hay nadie con un nivel de cultivo elevado protegiendo la zona, estamos expuestos, ¿a qué estás esperando?

—Yo... Yo no lo sé.

—Entonces puedes irte, la herida en tu cintura se abrirá, debes cuidar eso y descansar, no sirve de nada que estés aquí, solo vete —remarcó.

Esas palabras eran peores a ser golpeado por cien caballos, ¿por qué ahora le decía que se fuera de esa manera tan fría? Feng Baoshi solo se angustió más y más, no podía irse así sin más, las lágrimas cayeron otra vez, incluso sus piernas temblaron, tanto que tuvo que sentarse frente a esas barras de hierro que los separaban.

—Creo... que mejor no quiero irme. Quiero curar tus heridas también, Yi Hen.

Yi Hen frotó sus sienes y rompió parte de sus ropas para atárselas al cuello.

—Esto no es nada para mí, además, ¿para qué dices que te irás si lo digo, si luego vas a hacer lo que quieres?

—Lo siento, no quiero alejarme de ti. No sé por qué estás enfadado conmigo, pero ya no voy a irme.

Yi Hen por fin miró al joven, exhaló y soltó una suave risa, no pudo evitar soltarla, simplemente no podía ser cruel con esa persona.

—Qué mala suerte tengo. No puedo actuar contigo.

Feng Baoshi observó sin entender, tampoco pudo contestar nada.

—Está bien, Baoshi, mírame, ven aquí.

El susodicho levantó su mirada, había pocas luces por las antorchas colgadas en las paredes, apenas podía verlo, se acercó a él al ver que Yi Hen hacía lo mismo.

Ahora estaban frente a frente, lo único que los dividía eran esas barras de hierro grueso.

—Necesito que vayas y hables con Yue Hua, dile que vaya con Yue Jin, que nos actualice sobre el primer rey, si no lo ha encontrado, debemos estar más alertas de que nunca. Luego intenta conseguir esa llave. Baoshi, déjame aquí por ahora, no me pasará nada. Pero si se te hace tarde y aún no consigues la llave, ven a verme de todos modos.

—¿Por qué aunque no tenga la llave?

—Solo para poder verte una vez más estaría bien.

Aunque sea un poco, estas palabras tranquilizaron el corazón de Feng Baoshi, Yi Hen no estaba enfadado por revelar la relación, estaba preocupado por lo que pasaría ahora, su trabajo estaba claro, iría con Yue Hua primero.

—Volveré pronto, lo prometo.

No obstante, antes de que se alejara lo suficiente, Yi Hen tomó una de sus muñecas con mucha fuerza.

—Baoshi... Bésame.

—¿Qu-Qué?

—Yo... quizás tenga un poco de miedo ahora.

Si esta fuera una ocasión diferente, estas palabras no serían tan extrañas, de hecho, Yi Hen era demasiado atrevido cuando estaban a solas en "ese" tipo de situaciones, que le pidiera algo así cuando estaban el peligro, de verdad debía estar preocupado.

Feng Baoshi se acercó, a decir verdad, el espacio entre barrote y barrote era de aproximadamente de una cabeza, podía besarlo si quisiera.

Yi Hen sonrió, esa sonrisa pícara parecía nunca desaparecer, era hasta reconfortante en un momento como este.

Los labios de Feng Baoshi se apretaron contra los otros, era tan cálido, tan suave, realmente era la sensación de besar a la persona que le gustaba, no podía permitir que todo terminara, no todavía.

—Ordenaré a que te traigan algo para la herida y algo para comer —confesó tras el beso.

—Sí, cuídate, realmente quiero que vuelvas pronto.

Fin capítulo 34.

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Menos mal terminó el juicio/interrogatorio, me duele escribir estos capítulos AAAAAHHHH(ಥ﹏ಥ)

En este capi también utilicé un modismo chino. El nombre es pácticamente literal el modismo "El conejo muere y el perro se cocina", aquí les va la data:

Surgió por primera vez de al final del Período de los Reinos Combatientes.

El modismo chino 兔死狗烹 (tù sǐ gǒu pēng) La explicación de este modismo es cocinar y comerse al perro de caza que atrapó al conejo. Es una metáfora de matar a los funcionarios meritorios después de lograr una carrera, o al deshacerse de alguien que ya no es útil una vez que ha cumplido su propósito.  Solo podemos compartir las dificultades pero no las alegrías.

Info de: baidu.com

Bueno, me retiro a llorar un rato, ¡muchas gracias por leer, gente hermosa! ¡Nos vemos prontouuuu! 💖💖💖

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