Capítulo 27 - Hermana.
El sol aún no salía por completo, el color del cielo era una mezcla de rosas, azules y grises mezclados entre sí. Tian LiuYun había ordenado una reunión urgente en su salón personal, este era un lugar especial y en notoriedad más grande de lo normal, más decorado y lujoso; él era el rey después de todo. Pero el salón estaba de todos modos dentro del mismo siheyuan, es decir, donde se encontraban todos. Aquel sitio era llamado "casas de soldados".
Yi Hen, Chang Gao, Bai GuangXuan, Ti ChenYing, Ti WuChang y Feng Baoshi fueron a esa reunión. Resultaba que Yue Jin había regresado con algo importante, o más bien, como había dicho él con sus propias palabras, "algo urgente para ver".
Para esas horas, ya estaban juntos en el gran salón del rey, ansiosos por ver lo que el "cultivador enfocado en hechizos", como era conocido, tenía para mostrarles.
El hombre de cabello azul oscuro había llegado montando, y sobre su corcel traía a una persona con el rostro cubierto en su totalidad por una bolsa de tela.
Tian LiuYun pronunció:
—¿Qué traes aquí? ¿Dónde está el arquero que viajó contigo?
Yue Jin bajó del caballo con elegancia, sin embargo, su invitado no había movido ni un dedo.
—Zhi Jian decidió quedarse en Tian. No me dijo la razón —respondió, bajando a la persona que traía con él, luego, con un movimiento ligero, le quitó la bolsa que cubría su rostro—. Esta persona podrá resolver más dudas que yo.
El rostro de Tian LiuYun se transformó de inmediato. Esa cara, esos ojos. Ella, era la mujer que odiaba.
Habían pasado tantos años desde que no la veía. Tanto tiempo sin soportar sus insultos, de no necesitar cuidar sus palabras por miedo a castigos, que al verla ahora en ese estado, ¿se sentía quizás un poco satisfecho? ¿O quizás era solo la rabia acumulada con el paso del tiempo? No importaba en realidad cuál era el sentimiento, no pudo transmitir ninguna expresión más que la de sorpresa.
—¡¿Tian LanMei?! ¡¿Hermana?! —exclamó él.
La mujer sopló para quitar un cabello que se atravesaba en su visión y lo miró, desconforme. Sus elegantes ropas ya no eran pulcras y hermosas, sino que estaban llenas de suciedad y rotosas, no se parecía en nada a la Tian LanMei que Tian LiuYun conocía, aquella dama delicada parecía haber quedado atrás.
—Cállate, no me llames así —gruñó entre dientes—. No tengo nada que ver contigo o con alguno de tus hermanos —contestó, asqueada.
—Por mala fortuna, compartimos sangre, hermana. Es algo que jamás podrás quitar, aunque mueras.
La anciana hizo un tic con sus cejas y chasqueó la lengua.
—De verdad te aborrezco, tú y tus hermanos han arruinado la vida de Tian Huo. Han arruinado nuestro futuro desde el momento en el que llegaron al palacio.
Tian LiuYun la ignoró y miró a Yue Jin.
—¿Cómo conseguiste traerla? —Se dirigió a Yue Jin, ignorando por completo esas últimas palabras.
—Junto a Zhi Jian, fuimos al palacio en busca de los maestros Wei De y Vítores. Aun disfrazados, no conseguimos localizarlos. En el camino de regreso, percibimos una extraña energía desde el bosque y entramos en un túnel, el cual pretendían esconder con una roca. En él solo estaba amordazada esta mujer.
—¿Había algo más en esa cueva? Algo extraño quizás...
—¿Extraño, dices? Ese lugar era extraño en su totalidad, quizá allí se realizaron conjuros oscuros, y por seguro se seguirán haciendo. El bosque es una bola de energía negativa, es difícil hasta respirar en ese lugar. Nunca había visto tantas marcas prohibidas en mi vida —contestó Yue Jin a la duda de su hermano.
Yue Jin era, según se sabía, y después del maestro Sheng ZhiGuang, el cultivador enfocado en hechizos más instruido. Por lo tanto, no le había costado comprender a lo que todos esos sellos y círculos se referían. Aun con Tian LanMei amarrada, continuó:
—Recuerdo que, cuando Yi Hen nos enseñó el diario de la criada, había muchos dibujos y símbolos para crear bestias. En ese lugar había, sin dudas, de esos mismos trazos.
Yi Hen asintió, confirmando.
—Sí, no me cabe duda, la razón por la que viste esos sellos es porque, de hecho, fue el laboratorio en donde "dormían" las bestias antes del primer ataque. ¿Viste algo más?
—Sí, memoricé cada uno de los símbolos, por eso puedo decir con certeza que ahora ese sitio funciona para un propósito diferente. Los sellos que mencioné para la creación de bestias estaban tachados, solo estaban intactos los que son para generar zajiao, había varios artefactos mágicos también.
Chang Gao, quien estaba en silencio por detrás de Yi Hen, se exaltó.
—¿Quieres decir que cambiaron los sellos?
—Quiero decir que se estarán aprovechando de la gente de Tian para crear zajiao y atacarnos. Temo por la vida de los maestros, pero no los hemos logrado localizar.
Yi Hen llevó una mano a su mentón. «Es muy beneficioso dar vida a zajiao para atacar, no importa que tan tontas sean, ellas no piensan, solo atacan y atacan hasta que sus propios cuerpos no soportan. Es probable que las estén creando con los discípulos y los cultivadores espirituales que logran encontrar. Por esa razón, las zajiao que han estado atacando duran más tiempo de pie. Horrible».
—Hay algo positivo, al menos —reflexionó Yi Hen en voz alta—. ¿Esto no quiere decir que ya no puede crear bestias? Es decir, no me extraña, para generar bestias es necesario esperar mucho tiempo. Requieren de acumular energía y crecer, quizá... —Frenó de hablar y meditó en silencio. No quería mencionar demasiado sobre la piedra. Él no sabía si You YuMo sabía o no sobre su paradero, prefirió no decir nada al respecto debido a que no todos allí eran de confianza. Sin embargo, por dentro pensó que el plan de Tian Huo no estaría completo hasta conseguir su piedra. Si todo era como él pensaba, con la piedra completa podría manejar cualquier bestia, sin importar si era creada por él o no—. Es probable que vaya por el camino fácil y cree zajiao a lo loco con nuestra gente. Las bestias que tiene son las únicas que puede controlar, al menos por ahora que no tiene esas piedras que menciona la criada.
Feng Baoshi, quien había permanecido sentado todo el tiempo, miró a Yi Hen con sus ojos color miel.
—Yi Hen —llamó él—. He visto el diario que le entregaste a mi tío —habló, sacando dicho objeto desde el interior de sus solapas—. Dudo que tenga esas piedras o que sepa dónde están, tampoco considero que vaya a continuar su búsqueda, ya nos ha atacado, no creo que tenga tiempo de seguir con eso. Pero si lo hace, el ataque de bestias estará sobre nuestras cabezas en cualquier momento.
—¡Mierda! Ese viejo cobarde... Abusando de los sobrevivientes para crear su propio ejército, inmundicia andante, asquerosa —insultó Chang Gao.
Bai GuangXuan sujetó el hombro de su amo.
—Chang Gao, modales —susurró—. No seas idiota, el aura ya está demasiado tensa, no la alteres aún más.
—Bueno, no es tan sencillo dar vida a zajiao inteligentes, según dice la nota. Hasta ahora, solo se ha podido crear a "FengHuang". A menos que tengan mucha suerte y logren crear más, no debemos temer. Por mientras, es probable que sea una masacre. Intentos fallidos, hasta que logren lo que quieren, no dejarán de intentarlo. De todos modos, de momento, solo debemos luchar contra las bestias gigantes que aparezcan —murmuró Ti ChenYing, tranquilo.
Feng Baoshi chasqueó la lengua.
—Si aparecen con un ejército de zajiao estúpidas, de igual forma será un problema. No importa lo tontas que sean, la cantidad es importante aquí —protestó, poniéndose de pie y acercándose a Yi Hen.
Ti ChenYing juntó las cejas, expresión muy extraña en él.
—No serán inteligentes, es un punto a favor para nosotros, ¿por qué todos siempre le ven el lado negativo?
—Bueno, tienes un punto allí —accedió Feng Baoshi, sonriendo.
Ti WuChang había observado y analizado cada palabra de su hermano. Algo cambió en su tono, incluso contestó sin tartamudear. Las comisuras de sus labios no pudieron evitar elevarse, sin embargo, cambió de expresión con velocidad y añadió:
—Si quiere construir un ejército de zajiao, la gente de Tian está en grave peligro. ¿No podemos hacer nada?
—En este momento, ir a Tian es pedir tu muerte —gruñó Chang Gao.
Tian LanMei, con un tono bajo, comenzó a reírse, fue subiendo de tono hasta que esa risa se transformó en una fuerte carcajada.
—¡Mi hermano es el mejor! Miren cómo los tiene, ¿no se dan cuenta? A él no le importa nada la gente, no importa si no tiene sus piedras restantes, él todavía puede manejar a esas bestias que ha creado. El que sobreviva, sobrevivirá. Los sacrificios serán aleatorios. Hará una matanza enorme con la gente de mi reino y los que consiga encontrar.
—Hermana... ¿Tian Huo mataría a tantas personas solo para construir un ejército defectuoso? — consultó Tian LiuYun, inquieto.
—¡No lo llames defectuoso! ¡Nada que contenga la magia de mi hermano es defectuoso!
—¡Tian LanMei! ¿Él creará a esas zajiao o no?
—¡Claro que lo hará, imbécil! ¿Piensas que solo matará a las personas? No, te equivocas, si puede sacarles provecho, lo hará, aunque sean zajiao idiotas. ¡Servirán para matarlos a todos ustedes!
Tian LiuYun se acercó enfadado y abofeteó a Tian LanMei dejando a los demás pasmados. La mujer no podía sentirse peor que humillada. Rodeada por tantos, atada, hasta la habían abofeteado; ni en el camino hasta allí le habían tratado de semejante manera. No importaba cómo se sintiera, ella seguía riendo con ganas.
—¡Ninguno de nuestros reinos será tomado por Tian Huo! —declaró Tian LiuYun—. ¿Escuchaste? ¿Es que se han vuelto locos los dos?
Tian LanMei lo miró una vez más y le escupió en las ropas.
—Mi hermano los matará a todos y los torturará hasta su último aliento, solo espera. Tian LiuYun levantó su mano de nuevo.
Esta vez, Yue Jin habló antes de permitir cualquier otra acción violenta por parte del rey. Él no le tenía ni un poco de empatía a esa mujer, si fuera por él, no importaba que Tian LiuYun hiciera lo que quisiera con ella, la cosa es que ese no era el momento ni el lugar para abofetear a alguien. Además, por los ojos de maldad del rey, no parecía solo querer golpearla un poco. Si rompía su boca, si llegaba muy lejos, perderían valiosa información.
—Rey Tian LiuYun —Yue Jin se acercó—. Creo que es mejor interrogarla, así sabremos más sobre los planes del enemigo.
Tian LiuYun frenó su mano y miró a Tian LanMei con ojos de desprecio.
—Sí, supongo que tienes razón. Sin dientes, no podrá contestar con propiedad. Tian LanMei sonrió con desagrado, una fina gota de sudor frío recorrió su mejilla.
—Disculpen mi intromisión. Tian LanMei, este diario fue escrito por una de sus criadas —expuso Yi Hen, tomando el diario que Feng Baoshi le había acercado.
—Ah, sí, esa perra. Mandé a matar a sus queridas compañeras. Estaban viejas e inservibles, y gracias a ellas pudimos crear a la mejor zajiao jamás vista. Ella dejó esa mierda, ¿no? Así me agradece haberle perdonado la vida, asquerosa perra vieja —insultó sin remordimientos.
Con esa respuesta, Yi Hen prosiguió con desaprobación en su mirada.
—Ella comentó que suponía que las bestias estaban siendo creadas junto a las zajiao para crear un ejército. ¿Hace cuánto tiempo lo están armando? ¿Cuál es el número del ejército, con exactitud?
—Ustedes nunca se dieron cuenta de nada. Siempre colaboraron con eficiencia en mi criadero. La academia es nueva comparada con nuestro plan, ustedes son muy jóvenes. Mi amado hermano y yo, pensamos en esto desde que nos separamos en aquel entonces, hace más de cuarenta años.
Todos los presentes abrieron sus ojos impactados. Si hacía más de cuarenta años que el ejército estaba creciendo, era probable que el número era muy elevado. Y las bestias tendrían mucho poder en su interior.
—¿Quiere decir que las bestias se han estado preparando por casi cuarenta años? —interrogó Yi Hen, con todos los pelos de su cuerpo de punta.
—¿No escuchas bien, muchacho?
Yi Hen retrocedió un paso y miró a Tian LiuYun.
—¿Cuánto falta para que lleguen su alteza Tian Guang y su alteza Tian Feng?
—No lo sé —contestó el rey—. Ellos están buscando más soldados para dirigirse aquí. No somos muchos. Nuestros ejércitos no son muy numerosos.
Yi Hen sabía que lo peor podría acercarse en cualquier momento, por lo que pensó en incrementar la defensa del puente. Señaló a dos soldados que vigilaban la entrada, a uno le ordenó que reuniera a dos pelotones, mientras que al segundo le encomendó algo diferente.
—Necesitamos estar preparados, ve con alguien a buscar voluntarios a los pueblos cercanos. Después de conseguirlos, regresen de inmediato. —Tras dar la orden, su mirada regresó hacia el rey—. Cuanto más seamos, mejor.
—Lo sé, demonios, lo sé —aseguró Tian LiuYun, dándose la vuelta—. Yue Jin, encierra a mi hermana en los calabozos. Que no salga de allí.
Tian LiuYun llamaba hermana a esa mujer a propósito. Ningún insulto la ofendería más que esa simple palabra, ella gruñó y mostró los dientes con suma disconformidad. Insultó y denigró al viejo hombre. Tian LiuYun ya no le prestaba atención.
Yue Jin se retiró con Tian LanMei amarrada, las miradas estaban inyectadas en ella, mas por alguna razón, la reina dejó de insultar y sonrió de manera temeraria. Aun si no podía luchar contra la fuerza del hombre que la arrastraba hacia las celdas, ella parecía tener todo controlado.
Chang Gao, con el pecho presionado de ira, se acercó a Tian LiuYun.
—Su alteza, ¿qué harán con ella?
—Veremos eso... Cuando todo esto termine —respondió el rey.
—Entiendo.
Por detrás, con el torso derecho y seguro de sus palabras, Ti ChenYing se acercó a su amo.
—Amo Chang Gao, ¿hay algo que le preocupe?
—Está bien, Ti ChenYing, es un pensamiento pasajero. Vamos a entrenar.
—De acuerdo, como desee —accedió con una mirada mucho más decidida que meses atrás.
—Chicos —Yi Hen se acercó al cuarteto—. Estén atentos, no sabemos qué podría pasar. —Luego miró a Feng Baoshi—. Ven conmigo, vamos a los pelotones. Hay algunas cosas que debo decirte.
Chang Gao y los demás asintieron, Feng Baoshi, al mismo tiempo, corrió con felicidad hacia Yi Hen, como un niño que quería jugar.
—Vayamos juntos, Yi Hen —habló en tono entusiasmado.
—Iremos, pero primero espérame afuera. Hablaré un poco con tu tío.
—D-de acuerdo... esperaré el tiempo que sea necesario —tartamudeó el príncipe de Feng.
Al retirarse del salón, Yi Hen y su alteza quedaron solos. El maestro miró las espaldas temblorosas del rey, comprendía la impotencia que sentía.
—Su alteza, si lo que Tian LanMei dice es cierto. Las posibilidades de ganar son nulas. Necesitamos más ayuda urgente. ¿Puede hacer algo para apresurar a sus hermanos?
Tian LiuYun, a quien le temblaba todo el cuerpo, contestó con dificultad.
—A decir verdad, no puedo hacer nada, un sobrino ha caído enfermo y está grave. Su ejército seguirá a mi hermano de todos modos, la cuestión es que se han atrasado bastante a causa de eso. —Lo miró, preocupado. Sus cejas blancas y gruesas se estrecharon—. Dudo que podamos hacer algo si mis hermanos no llegan a tiempo. No quería decirlo, mas ya es un hecho. La ayuda tardará.
—Entiendo. Haremos lo que esté en nuestras manos, mientras, enviaré dos pelotones más a defender el puente.
—De acuerdo, ya puedes retirarte, Jiang Xin. Pensaré qué hacer con mi hermana.
El de ojos dorados se inclinó, saludó con sus manos en señal de respeto y salió del salón. Afuera, el sol apenas había salido. El clima era cálido, perfecto como para salir a dar una vuelta y no preocuparse por nada. «A veces nos damos cuenta de estas pequeñas cosas cuando ya no disponemos de ellas», reflexionó, sonriendo con tristeza al cielo.
El tiempo era oro, nadie podía utilizarlo para algo que no fuera entrenar o meditar. Si algún ataque se desatara, el reino Yun sería destruido en solo un shichen.
¿Por qué no lo hacían de una vez? Yi Hen se hacía esa pregunta. «¿Qué están esperando para atacar?», se preguntó, rascando su barbilla.
Feng Baoshi cortó sus pensamientos apareciendo de la nada. Pese a que el tiempo que esperó no fue tanto, por alguna razón, se veía ansioso.
—Yi Hen, te estuve esperando, ¿estás bien? —Subió su mano para intentar tomarle la temperatura, aunque en realidad, daba la impresión de solo querer tocarlo.
El maestro esquivó la mano que se acercaba, y luego, tras ver una expresión triste en el joven, sonrió y se acercó por voluntad propia.
—¿El príncipe Feng Baoshi no es demasiado atento con este pobre maestro? —expresó al oído de manera casi sensual.
—Nunca entiendo qué es lo que quieres, o qué es lo que estás pensando, Yi Hen.
—No importa ahora. —Sonrió, volviendo a enderezar su espalda—. Vamos, hay cosas que debo hablar contigo.
Por otro lado, Yue Jin llevaba a Tian LanMei hasta los calabozos. Dicha zona estaba siendo custodiada por un par de soldados, los cuales estaban de pie justo en la entrada. Ella era la única prisionera y no resultaba amenazadora para nadie. De todos modos, fue dejada en una celda muy bien cerrada y de fuertes barras de hierro. En sus alrededores, no había más que humedad, un eco aterrador, al igual que la oscuridad. Lo único que alumbraba ese temible sitio era la luz que se colaba por las rocas de las paredes y alguna que otra lámpara de papel que, con timidez, danzaban cerca de la entrada.
Tian LanMei peinó su larga cabellera atada, dejándola caer a un costado.
—Tú, joven cultivador —habló, decidida—. Sabes que es gracias a mí que hayas vivido tan bien, ¿no?
Yue Jin miró con el rostro serio a la mujer.
—Tú nos utilizaste, pensabas en nosotros como simples marionetas. ¿En serio esperas que vaya a agradecerte algo? Nos hiciste hacer cosas imperdonables, usaste a nuestros discípulos como tú y tu hermano quisieron. Personas inocentes han sufrido por sus caprichos, no tienes derecho a decir que has hecho algo bueno por nosotros.
—Ellos no significan nada, ustedes son mejores. Por eso dejé que se criaran por más tiempo. Ustedes serían mucho mejores, ustedes se convertirían en zajiao con habilidades especiales, como FengHuang. ¡Serían increíbles!
—¿Quién es FengHuang en realidad?
Tian LanMei sonrió con asco; ella sabía algo, y eso lo usaría a su favor.
—Hoy en día, esa zajiao no es más que una mezcla de un humano y una bestia.
—¿Quién es? Responde como se debe —enfatizó. Algo le decía que esta mujer sabía más de lo que decía.
—Está bien, está bien, no me mires así. Esos ojos rojos parecen querer devorarme o quemarme viva. Es justo lo que piensas, es uno de tus discípulos, un joven cultivador, dedicado a los hechizos, uno habilidoso con el fuego. ¿Lo recuerdas? Pobre niño, él fue recomendado por ti, cuidado por ti, era tu favorito, ¿cierto? ¿O algo así era? Qué triste —mostró una mueca burlona y sarcástica.
Yue Jin enfureció.
—¡Ustedes son un montón de bestias sin alma!
—Quizá ya tenemos el infierno asegurado. Es lo único que me deja tranquila. ¿Quieres saber algo incluso mejor? —Se acercó y sujetó las barras de hierro—. Ese joven estuvo recluido por casi dos largos años, hasta que por fin dejó de sufrir.
Yue Jin ya no toleró las palabras envenenadas de la mujer, casi perdiendo su control. Si lo vieran desde otro ángulo, dirían que el hombre estaba a punto de terminar con su vida, o peor, de torturarla y asesinarla. Liberó tanta energía amenazante desde su cuerpo que Tian LanMei perdió el equilibrio. Cayó al suelo de rodillas, tembló, tembló como una hoja y sonrió.
—¿Vas a matarme? ¿Te atreves a matarme? —preguntó, nerviosa.
—¡Me gustaría! ¡Lo haría! ¡Disfrutaría cada segundo de tu agonía!—exclamó, liberando aún más energía.
La cabeza de la mujer se golpeó contra el suelo por la presión que ejercía el hombre. No obstante, de repente, la energía dejó de ser liberada.
Ella levantó su rostro del suelo en cuanto percibió que esa energía desaparecía.
—Será mejor que me mates —aconsejó ella.
—No, es un final demasiado bueno para ti. Dejaré que sufras un poco más.
La conversación culminó y Yue Jin se retiró del lugar, dejando a la reina sola en la absoluta oscuridad.
Lejos del oscuro calabozo, Wen ShanShui y You YuMo caminaban tranquilos. Por alguna razón, luego de que la energía espiritual y piernas de You YuMo mejoraran de manera considerable, la relación entre ambos ya no estaba tan incómoda como antes. Era como si la palabra "amantes", que había dicho Yi Hen, hubiese quedado en el aire.
Ambos conversaban y conocían la zona. Saludaban a los soldados cuando se encontraban con alguno.
Fuera del siheyuan, había una muralla de una altura de nueve chi que lo rodeaba. Era una construcción pensada para la seguridad de los soldados y del rey, muy inteligente y bien ubicada.
Antes de salir de esa muralla, había un enorme jardín exterior, y más lejos, pero todavía dentro de la zona amurallada, se hallaba una gran cantidad de establos repletos de hermosos caballos de variados colores, fuertes y corpulentos. Por seguro, esos caballos eran alimentados con las mejores pasturas y mezclas de alimentos para estar así de brillantes. You YuMo miró a cada uno de ellos con emoción, mimó aquellos que se dejaban acariciar, junto a una agradable sonrisa. Por su parte, en silencio, Wen ShanShui vislumbraba cada expresión del joven, agradeciendo en sus adentros el estar así una vez más, y, a pesar de que fuera por un corto tiempo de paz, esos eran los momentos más felices para él.
La edificación estaba decorada con finura, había varios pabellones en muy buen estado, algunos estaban lustrados hasta el punto de brillar. Los suelos eran por completo de madera, y de ellos ni una sola astilla sobresalía. Todo estaba impecable, You YuMo pensó que este lugar, o era muy bien mantenido, o nunca se usaba en realidad.
El joven intentó alejarse hacia la puerta principal, la cual estaba constituida por una robusta madera por fuera y piedra por dentro. Las decoraciones tenían finos detalles en oro con dibujos de deidades protectoras. Por otro lado, en el exterior, se visualizaba un extenso bosque, en el cual se mezclaban algunos colores gracias a los diversos árboles, verdes, rosas y morados. Era, por seguro, una magnífica zona para dar un paseo tranquilo en días de paz.
A los costados de la gran puerta, había dos soldados custodiando con atención. You YuMo los observó, no llevaban sus armaduras colocadas, solo un uniforme de color gris y plateado que los caracterizaba, diferente a las ropas comunes y corrientes. Ambos soldados se inclinaron para saludar a alguien que venía desde el exterior.
Para su sorpresa, era Zhi Jian, quien se acercaba con tres hombres a sus costados.
—¿Zhi Jian? —se sorprendió You YuMo.
Al escuchar ese nombre, Wen ShanShui corrió para ver.
—¿Qué? ¿Zhi Jian dices?
Al notar la presencia de su pequeño hermano, Zhi Jian sonrió mostrando sus blancos y afilados dientes.
—¡Oh! Cumpliste tu promesa, maestro idiota. —Chasqueó la lengua y sonrió—. ¿Al menos está bien ese muchacho? Casi rompes mi arco por él.
—Sabes que lo siento, en ese instante...
Sin dejarlo terminar, Zhi Jian elevó su mano para detenerlo.
—No te preocupes por darme explicaciones, me aburrirás hasta morir. Yi Hen ya me ha contado todo —masculló, sonriente.
—Ya veo... Yi Hen te lo dijo —comprendió Wen ShanShui y observó con calidez a You YuMo—. Él está bien, Zhi Jian. Siento lo de aquella vez.
—Puede que quiera patear tu trasero, pero me contendré.
Wen ShanShui agachó la cabeza, Zhi Jian era del tipo de persona que si decía "quiero patear tu trasero" en realidad pensaba hacerlo.
—Lo siento.
—¿Qué sucedió entre ustedes? —preguntó con muchas dudas el muchacho rubio.
—Este tipo... —intervino el pelirrojo, adivinando que Wen ShanShui no querría contar justo lo que sucedió—. Por ir a buscarte, me dio unos cuantos golpes y patadas. Encima, tiró mi valioso y amado arco montaña abajo. Me amenazó con su asquerosa energía espiritual y me dio la contra hasta hartarme. ¿No lo sabías?
You YuMo miró con asombro a Wen ShanShui.
—¿Hiciste eso?
Wen ShanShui asintió, mirando a un costado. Esas cosas eran de las que quería dejar enterradas hasta morir.
You YuMo sintió su corazón saltar y enternecerse. Por alguna razón, se sentía tan feliz por las palabras de ese hombre que podría saltar a abrazar a su maestro, ¿Wen ShanShui se había preocupado tanto por él? ¿Tanto como para pelear con sus hermanos?
—No me esperaba una respuesta como esa —se burló You YuMo con cariño—. Gracias por ir en mi ayuda, Wen ShanShui. Y Zhi Jian —dijo, observando al maestro de Arquería—, de no ser por lo que él hizo por mí, no estaría aquí. De igual forma, me disculpo contigo.
—Ah. Sí, sí, como sea. No me gustan estas cosas, más importante. Yue Jin trajo a Tian LanMei, ¿no?
—¡¿Qué?! —exclamaron juntos.
—¿Qué? ¿No lo han visto aún? ¿Qué mierda hacen para no enterarse de algo así?
—No hemos visto a nadie, cuando despertamos no había mucha gente en la zona, por lo que salimos a investigar —aseveró Wen ShanShui.
—Bueno, entérense de una vez, Yue Jin traería a Tian LanMei para ser interrogada. Si no han visto a nadie es porque la reunión fue por la mañana. Encontré a estos dos de regreso. —Señaló con el dedo pulgar hacia dos hombres que se acercaban, ambos saludaron con una profunda inclinación.
Wen ShanShui respondió de la misma manera, solo que su inclinación no fue tan profunda.
—¿Ayudarán en la batalla? —preguntó el maestro de ojos grises nada más se puso derecho.
—Sí, señor —contestaron al unísono.
—Voy a asegurarme de que Yue Jin haya llegado. Se adelantó el arquero—. Nos vemos, Wen ShanShui. Ustedes dos, nuevos. Sigan mis pasos.
—De acuerdo —tartamudearon los hombres, siguiendo a Zhi Jian.
Se retiraron en silencio, derechos y sin mirar hacia atrás ni por un segundo.
Ver a Zhi Jian había calmado una gran preocupación en el corazón de Wen ShanShui, pero, a la vez, otra nació. ¿Tian LanMei no estaba muerta? ¿Para qué la mantendría con vida Tian Huo? No era una trampa, ¿cierto?
Un escalofrío recorrió la columna vertebral de ambos, en consecuencia, decidieron buscar a Yi Hen. Necesitaban saber si Tian LanMei había sido capturada, o si había dicho algo. Quizás algo sobre You YuMo o las piedras de Tian Huo. De ser cierta la presencia de esa mujer allí, seguro él lo sabría. Al fin y al cabo, Yi Hen siempre tenía la respuesta a lo que fuera.
Mientras se dirigían a buscar a Yi Hen, Zhi Jian dejó a los nuevos en un sitio seguro. Se alejó y fue directo a los calabozos, como si ya intuyera la ubicación de la mujer que buscaba.
Cuando llegó a la puerta, les preguntó a los guardias:
—La reina Tian LanMei está en estos calabozos, ¿verdad?
—Sí, señor.
—Ah... Qué bueno. Soy un poco despistado y no estaba seguro de que fuera aquí. ¿Me dejarán entrar?
—Lo sentimos, señor, las órdenes del cultivador Yue Jin fueron claras. No podemos permitir el ingreso a nadie.
—Oh, de hecho, fue Yue Jin, mi hermano, quien me ha enviado. Hay algo muy importante que debo hablar con la reina.
Los soldados se miraron indecisos, y, al final, accedieron a sus palabras. Zhi Jian se veía como alguien fuerte y simpático. No daba la impresión de ser una mala persona o alguien sospechoso.
—De acuerdo, pero iremos con usted.
—¡Claro, por favor, guíenme hacia ella! —Sonrió de oreja a oreja.
De esa forma, estando todos de acuerdo, ingresaron en el oscuro calabozo. Zhi Jian había logrado su objetivo.
Dentro, todo era muy húmedo y olía fatal.
—Oh... Así que ya estás aquí, perra. —Frenó frente a las celdas de Tian LanMei—. Te va bien aquí. Encadenada, encerrada, igual que un perro rabioso y mugriento.
Ella lo miró sin mostrar expresiones notables.
—¿Qué haces aquí?
—Ya lo sabes, él me envió.
—Me sacarás de aquí o...
Sus palabras fueron cortadas debido un sonido de desgarro y salpicadura. Observó por detrás de Zhi Jian: los dos soldados que custodiaban la entrada estaban muertos, tendidos en el suelo. La pared quedó decorada con grandes manchas de sangre.
—¿En qué momento...? ¿Qué piensas hacer?
—Asesinar a esta gente no es difícil para mí. ¿Sabes? Nunca me caíste bien. Siempre rebajas a los demás a menos que gusanos, eres despreciable —dijo en tono despectivo el arquero—. Bueno, en realidad, Tian Huo y tú son iguales en ese aspecto, los odio.
—Lo sé, me enorgullezco de eso. Si es para servirle a mi hermano, no me importa la vida de nadie, ni pienso fijarme en qué tan bueno o malo sea el resto... Él es fuerte, piensa igual que yo. —De la nada, Tian LanMei empezó a tener dificultades para hablar y respirar—. ¿Qué haces? ¿No se supone que debes capturarme? ¿No le sirvo más como zajiao a él? ¿Por qué solo matarme y desperdiciar mi cuerpo?
—Seguir viviendo es demasiado bueno para ti, perra.
—¿Mi hermano te ha enviado a hacer esto? —gimió por la dificultad de respirar.
—Sí, me dijo lo siguiente: "Dile a esa mujer que la he odiado desde el momento en que nació. Jamás la amé, nunca la consideré una hermana". —Sus palabras eran crueles, pero él sonrió como si estuviera deseándole felicidad.
La mujer observó al hombre, estaba rabiosa por no poder manejar la situación. Temía por su vida, no podía ni siquiera hablar. Tosió reiteradas veces hasta que escupió una gran bocanada de sangre, la cual pareció liberar su habla.
—Men... Mentiroso... Tú, niño mentiroso...
—No me creas si no quieres.
—Mi hermano... Sabía que él me mataría de una manera u otra, pero... Él no me odia.
—Lo que tú digas. —Suspiró—. Muere. Espero que tu alma se evapore en el inframundo. Nunca reencarnes, por favor.
Al cabo de unos minutos, Zhi Jian salió, sonriente, de los calabozos, sin ser visto por más que una persona, y esta venía con un aura asesina hacia él.
—Ah... Yue Jin. —Cambió con rapidez su rostro—. No sentí tu presencia, qué lástima.
—Tú, ¿qué has hecho ahí dentro?
—No te importa, es mejor que no entres. —Sacó el arco desde su espalda.
Fin capítulo 27.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top