Capítulo 11 - Preservar.


Luego de que Yue Jin reuniera a todos los discípulos que participaban del evento, Wen ShanShui llevó a Wu ShuangJue, Bai GuangXuan, Chang Gao y You YuMo con Sheng ZhiGuang, el maestro retirado de hechizos, que ahora era más conocido como el médico principal de la academia.

El hombre de avanzada edad, corta barba y escaso cabello, los había revisado de manera rigurosa a cada uno. Incluso tuvo una breve conversación con Wen ShanShui y Yue Jin sobre lo sucedido. Al finalizar, rascó su barba y, en un tono más alto, añadió:

—Tienen suerte. No hay ninguna maldición en ustedes, tampoco tienen huesos fracturados. Nada más que algunos golpes y quemaduras. —Observó a Chang Gao—. Y tú, muchacho, descansa ese brazo, pronto sanará. Por suerte, no llegó más lejos. Deberás lavar eso todos los días y mantenerlo limpio.

Chang Gao asintió, cabizbajo.

Al ver los ánimos bajos de todos, Wen ShanShui suspiró, descansando sus hombros.

—Es un alivio escuchar eso, maestro. Se lo agradecemos.

—No debes agradecerme, muchacho. Vayan a descansar.

Después de saludar con una inclinación respetuosa, juntando su mano y puño a la altura de su pecho, dejaron el cuarto en silencio. Todos llevaban la cabeza gacha y los ojos apagados. El terror que habían pasado en el sótano les había consumido cualquier palabra que pudieran decir, toda rivalidad o problema ajeno a eso ya no importaba. Quizás porque era la primera vez que habían corrido esa clase de peligro, sus corazones se sentían fríos, sus auras, desoladas. Sabían que, si Wen ShanShui no hubiera aparecido, no habrían estado contando la historia de lo que sucedió. Si las cosas se hubieran salido de control, tampoco habrían hecho demasiado. Tuvieron mucha suerte de haber sobrevivido.

Los hacía sentir impotentes. Se dieron cuenta de lo arrogantes que habían sido hasta ese momento, creyendo que eran fuertes ante cualquier cosa y situación. No habían podido manejar bien ni siquiera sus miedos. Contra ese monstruo, tuvieron menos poder que una pequeña piedra en el fondo del mar.

Al salir del gran salón, Wen ShanShui los acompañó hasta la zona de entrenamiento y habló con un tono tranquilizador.

—Sé que están exhaustos, me gustaría dejar esto para más tarde también, sin embargo, necesito que me digan cada detalle de lo que vieron allí abajo. Entiendo que puede ser difícil, pero, cuanto antes sepamos qué pasó, más rápido podremos actuar.

Los discípulos se miraron entre ellos y asintieron, empezaron a contarle cada detalle. Sobre los gritos, los cuerpos de las mujeres, los sellos dibujados con sangre, los talismanes, artefactos, la puerta de piedra y la pared oculta. Wen ShanShui rascó su mentón y quedó pensativo por un rato.

—¿Recuerdan cómo eran esos sellos y talismanes? ¿Había algún otro patrón o dibujo extraño? —Giró su cabeza con duda.

Al escuchar eso, You YuMo dibujó en la tierra y aportó.

—Sí, había varias cosas extrañas. El patrón que más se repetía recuerdo que era algo así... O parecido, eran trazos muy extraños.

El maestro se extrañó por el dibujo. Necesitaba verlo mejor, mas, aunque mirara y mirara, no recordaba algo similar. Se agachó para analizarlo.

—No lo reconozco. —Dibujó al costado con el dedo—. De casualidad, ¿vieron algo como esto? —volvió a preguntar.

—Ah, sí —afirmó Wu ShuangJue. Yo vi esa marca en la ropa de las mujeres. Llevaban una pequeña capa con este símbolo.

—Creo haberlo visto en la pared también —coincidió You YuMo.

Chang Gao, con su brazo sostenido por una larga tela amarrada al cuello, se acercó y se puso de cuclillas.

—Maestro, ¿de qué es ese símbolo? Siento que lo he visto en varios lugares.

—Lo hemos visto en los libros, es el símbolo de Huo —expresó con preocupación.

—¿Huo? —Wu ShuangJue examinó el símbolo—. ¿Habla del reino Huo?

—Sí. Respecto a estos otros símbolos, me temo que no podré ayudar.

You YuMo dudó de su boceto, curvó ambas cejas al ver que Wen ShanShui copiaba el trazo en un pequeño librillo que había sacado de sus solapas.

—No confíes mucho en eso, es como lo recuerdo. Seguro que está repleto de errores.

—¿Mmm? ¿Desde cuándo eres así de serio, You YuMo? ¿En dónde metiste tu confianza? —suspiró, adivinando lo que estaba sucediendo—. Escuchen, no deben dejar que esto los desanime. Fue solo una mala experiencia, sepan que les sucederán muchas cosas en sus vidas. No deben dejar que estas situaciones les impidan continuar. Tomen este aprendizaje con sus manos y úsenlo para mejorar.

Los muchachos asintieron sin decir nada, reflexionando cada palabra de su maestro.

Wen ShanShui terminó los dibujos en el cuaderno. Pese a que no fuera exacto, You YuMo había dibujado una serie de trazos muy raros, de algo serviría, era mejor que nada.

—Al menos esto nos dará una idea —dijo en voz alta—. Es muy probable que sea algún tipo de magia que no conocemos. Le preguntaré a Yi Hen, él sabe mucho más que yo de estas cosas. Mientras, ustedes vayan a sus habitaciones. Dense un baño, descansen y recuperen sus energías.

Los discípulos asintieron de nuevo en silencio, era como hablar con niños que acababan de ser regañados. Wu ShuangJue, sin embargo, aunque tenía un nudo en la garganta, decidió dar un paso al frente, había algo que lo molestaba desde hacía un buen rato, y aunque se notaba que no quería seguir agrandado el miedo de sus compañeros, también sabía que era necesario estar alertas.

—Maestro Wen TianZe... —Pausó y miró al hombre—. ¿Esa cosa murió ahí abajo? ¿Volverá por nosotros?

Esa era una buena pregunta. Los ojos del maestro no pudieron evitar abrirse un poco más de lo normal e hizo silencio por unos segundos. Formuló su respuesta con cuidado y contestó:

—Si les digo la verdad, yo no lo creo. No sabemos qué pudo haber pasado con él, pero, quiero que sepan que varios soldados ya están vigilando la zona, fueron enviados por la misma reina Tian LanMei a patrullar. Si sienten algo o ven algo inusual, nos lo comunicarán de inmediato. Pase lo que pase, deben saber que aquí están a salvo, ¿de acuerdo?

—Está bien, confío en su palabra. Ahora, lo que me preocupa es por qué estaba el símbolo de Huo en las ropas de esas mujeres —interrogó Wu ShuangJue.

—No quiero ser imprudente al decir esto... Pienso que el reino Huo trama algo. La gente de ese sitio ha estado encerrada en su reino por años, ¿por qué estarían esas mujeres con el símbolo en sus ropas? —Wen ShanShui rascó su mentón como de costumbre—. Además, cuando estuve luchando contra el monstruo, vi en el fondo una marca negra que resaltaba. Aun si quedó negra por el fuego, no tengo dudas de que ese era el símbolo de Huo.

—¿El reino Huo quiere atacar Tian, maestro? —preguntó Chang Gao.

—No lo sé. Como dije, no quiero decir disparates sin tener más pruebas.

—¿Eso no es una prueba suficiente? —insistió Wu ShuangJue.

Wen ShanShui se giró para verlo de frente.

—Te ves muy preocupado, y te entiendo, el problema es que es inútil decir algo ahora. Hasta que no obtengamos más pruebas, no podremos hacer nada. Por otro lado, tenemos una gran desventaja.

—¿Desventaja? —dudó You YuMo, entrando en la conversación.

—¿Qué pruebas tenemos de que vimos esos símbolos ahí adentro? ¿Nuestras palabras? En momentos así, el cerebro suele jugarnos en contra, cualquiera podría decir que vimos mal. Si eso sucediera, ¿tenemos alguna otra prueba?

Por supuesto, todos comprendieron y se quedaron callados. Sus ceños se fruncieron como si estuvieran enojados, o mejor dicho, frustrados. Wen ShanShui continuó hablando.

—¿Lo ven? No tenemos ninguna prueba, nada palpable.

Si iban por ahí diciendo que Huo se había infiltrado en su reino, y que incluso podrían ser los causantes del ataque, ¿alguien les creería? No tenían nada en sus manos como para demostrar lo que vieron.

Después de ese breve razonamiento, los muchachos entendieron que debían dejarlo pasar hasta encontrar más evidencias, por esto, Wu ShuangJue comenzó a separarse del grupo.

—Tiene razón, nadie nos creerá.

—Wu ShuangJue, nosotros no nos quedaremos sin hacer nada, seguiremos investigando. Algo pasó ahí abajo, no nos quedaremos de brazos cruzados, ¿está bien? —intentó calmar Wen ShanShui.

—Gracias, maestro. Me deja más tranquilo saberlo. —El joven miró a los demás—. Hasta pronto a todos y... gracias.

—Nunca pensé que escucharía esas palabras desde la boca de Wu ShuangJue —masculló Bai GuangXuan.

You YuMo miró las espaldas del joven que se alejaba.

—Sí. Al fin y al cabo, todos somos humanos, sentimos muchas cosas.

A lo lejos lo esperaban dos sirvientes, uno más robusto que el otro, ambos igual de emocionados. Lang WuJi y Han WuSheng estaban con sus expresiones al borde de las lágrimas y, a la vez, con sonrisas de felicidad evidentes. Lang WuJi fue el primero en acercarse.

—¡Amo Wu ShuangJue! ¡No sabe cuán felices estamos de que esté bien!

—Estábamos muy preocupados por su salud. ¿Todo en orden? —añadió Han WuSheng.

—Sí, ya estoy mejor, solo necesito descansar. Ustedes hagan lo que quieran.

—De acuerdo, amo Wu ShuangJue, que tenga un sueño reparador. Si necesita alguna cosa, lo que sea, díganoslo —respondió Lang WuJi, tartamudeando y sin dejar de mostrarse preocupado.

—Sí, gracias. Pueden retirarse.

Por otro lado, por detrás de Chang Gao, Bai GuangXuan, Wen ShanShui y You YuMo, aparecieron otras dos caras conocidas. Uno lloraba tanto que se podía escuchar a la distancia y el otro corría como loco.

—¡¡Amo Chang Gao!! ¡¡Bai GuangXuan!! ¡¡You YuMo!! —gritó Ti ChenYing, llorando.

—Ti ChenYing, Ti WuChang. Qué bueno poder verlos. —Chang Gao sonrió.

Eran ni más ni menos que los dos hermanos inseparables, que corrían hacia su amo y sus amigos como locos.

—Demonios, me alegro de que estén bien. —Ti WuChang los abrazó con fuerza.

—Gracias por preocuparse —contestó You YuMo con una sonrisa—. Ya estamos bien.

—¿Cómo está tu brazo, Chang Gao? Estarás bien, ¿verdad?

—¿Qué te piensas, Ti WuChang? Mira, hasta tengo papel amarillo y algunas telas de protección. ¡Me ayudará a recuperarme enseguida, ninguna maldición entrará por aquí!

—Amo Chang Gao, Bai GuangXuan, You YuMo —agregó Ti ChenYing—. No saben lo feliz que estoy...

Chang Gao sintió una viscosidad atravesar la ropa de su pecho

—¡Ah! Ti ChenYing ya no llores, llenas de moco mi ropa.

Wen ShanShui reía sutilmente mientras miraba la escena. A pesar de lo sucedido, esos chicos parecían estar bastante mejor.

—Bueno, muchachos, los dejo en buenas manos. No hagan tonterías y vayan a descansar.

—¡Por supuesto! Ya no doy más del sueño. Aunque apenas está atardeciendo, siento que mi cuerpo caerá en cualquier segundo por el cansancio. —Chang Gao miró a Bai GuangXuan, que había estado muy callado—. Bai GuangXuan, tú también deberías descansar. ¿Estás bien?

—Está bien, está bien, iré.

El abrazo de cinco se separó, aunque Ti ChenYing aún lloraba en el pecho de Chang Gao.

—Vamos, Ti ChenYing, no me dejas caminar. Suelta mi ropa, tengo que lavarla.

—Lo siento, amo. —Se separó quitando sus lágrimas.

Los jóvenes saludaron a Wen ShanShui con una inclinación de casi noventa grados.

—Maestro, gracias por todo, tenga un sueño reparador —dijeron Chang Gao y Bai GuangXuan en conjunto.

El movimiento de la cabeza de Wen ShanShui asintiendo dio como finalizada la conversación.

La tarde era hermosa, nadie diría que había ocurrido semejante desastre hacía unas horas atrás. Caminaron en dirección al pabellón de habitaciones, charlando de cosas triviales, tal vez no tan animados como de costumbre, mas se notaba el intento que hacían por olvidar.

Cuando el maestro los perdió de vista se volteó, cambiando su rostro por completo. Sus cejas afiladas se contrajeron y los ojos grises, casi negros por la luz, brillaron con decisión. «Esto no es normal. Han aparecido energías extrañas cerca de nosotros, esa criatura no era una bestia ni un humano. Los símbolos, todo, nada tiene sentido. Estas situaciones insólitas han llegado incluso hasta este punto, en nuestras narices». Antes no había querido decir nada más, los muchachos ya estaban bastante conmocionados, sin embargo, lo que más le preocupaba era aquel hombre de fuego, ¿y si regresaba cuando él no pudiera hacer nada al respecto?

Decidido, caminó hasta la casa de su hermano, donde aquel ya lo esperaba junto a una jarra de té caliente y algunos bocadillos. Yi Hen había tenido en cuenta el estado de su hermano, sabía por lo que habían pasado gracias a Yue Jin. Aun si no sabía todos los detalles, pensaba que su hermanito estaría con nerviosismo en su corazón, ¿qué era mejor que tener preparado algunos alimentos para él?

Yi Hen observó al joven acercarse. Su mirada lo decía todo. Wen ShanShui sabía esconder sus emociones y sentimientos, pero con él era muy diferente. Se habían criado juntos, eran los más unidos de todos los hermanos, claro que le sería fácil notar cualquier detalle en las expresiones de Wen ShanShui.

Yi Hen le ofreció asiento, tomó la jarra de porcelana y sirvió té caliente.

—¿Y bien? Vi las caras de tus muchachos, estaban peor que los fantasmas. Si no tuvieran sus ojos, supondría que sus almas fueron robadas —bromeó, ofreciendo un dulce.

Wen ShanShui enarcó una ceja, aceptando el bocadillo que su hermano le ofrecía.

—Llegué a ver de lo que ellos corrían. Me imagino lo aterrador que habrá sido estar ahí adentro, solos y con esa cosa —expresó en una voz exhausta.

—¿Entonces? ¿Qué era?

—No lo sé, tenía la forma de un humano, su piel estaba derretida. No tenía ojos y, según los chicos, a pesar de que caminaba con dificultad, daba rápidos saltos. Yo apenas luché con él, y siempre de cerca.

—¿Ellos vieron algo más? ¿O quizás tú viste otra cosa?

—Sí, ellos encontraron a tres mujeres muertas dentro de un círculo, talismanes por todas partes, artefactos y varios objetos mágicos en las paredes.

—¿Sellos, talismanes, artefactos y un círculo? ¿No es demasiado? ¿Para qué cosa se necesita tanta energía?

—¿Tienes un papel y una pluma? Haré una copia para ti.

Yi Hen se puso de pie y le llevó a Wen ShanShui ambas cosas. Enseguida, Wen ShanShui sacó su libreta y dibujó lo que You YuMo le había mostrado en la tierra.

—You YuMo dibujó algo así. Me aclaró que no lo recuerda del todo, pero yo confío en su memoria visual. Esto puede servir como guía. —Terminó de dibujar en el papel y se lo entregó.

—¡Esto...! ¡Esto es...! —Miró a Wen ShanShui—. ShanShui, estos trazos...

—¿Lo reconoces? —preguntó, inclinándose hacia el papel, como si quisiera volver a mirarlo para reconocerlo.

—No con exactitud. Lo que puedo decir es que estos dibujos... Es magia oscura, este tipo de magia suele necesitar sacrificios, sangre o vidas, no tengo dudas de ello.

—Maldita sea, es como me temí...

Yi Hen asintió sin dejar de analizar el trazo. Tenía sentido. Eran muchos objetos en una habitación, había mujeres muertas dentro de un círculo, sangre... Tenía que ser algo relacionado con este camino de cultivo.

Wen ShanShui ya había pensado en que podría tratarse de algún sacrificio o algo similar. Nunca había visto a un cuerpo humano que pudiera moverse en ese estado deplorable, y menos uno que generara fuego como los volcanes. La duda más grande era, ¿quién lo había hecho? El hombre de fuego era, sin dudas, el resultado del uso de dicha magia. ¿Era acaso él mismo quien orquestó todo para convertirse en esa criatura? ¿Habían sido aquellas mujeres sacrificadas por él mismo? ¿Eran todos residentes de Huo? ¿De Tian? ¿Cómo habían llegado hasta ahí?

Reflexionó unos instantes mientras Yi Hen seguía analizando los trazos. Su hermano, si bien conocía varios símbolos prohibidos, ese era uno que nunca había visto.

Yi Hen volvió a mirar a Wen ShanShui.

—¿Mataste a esa cosa?

—No, no pude hacer nada más que defendernos. Todo explotó, no sé si se autodestruyó o si quería derretirnos a todos. Tal vez solo quería escapar. Si te soy sincero, dudo que esté muerto.

—La reina envió a varios soldados a revisar la zona de inmediato. Si pasa algo, nos enteraremos.

—Sí, la orden fue rápida —afirmó Wen ShanShui—. Me alegro por eso... Aunque... Tengo dudas sobre nuestra reina. Han pasado muchas cosas extrañas y ella nunca sabe de nada.

—Lo sé. Sabes que tampoco confío en ella, pero, siempre que ocurre algo, es la primera en tomar cartas en el asunto. Creo que tiene algo en mente.

Wen ShanShui quedó en silencio, quizás porque temía seguir la charla sobre la reina.

—Los muchachos están bien, ¿no? —preguntó Yi Hen, rompiendo el silencio—. ¿En qué quedó la competencia?

—No hubo ganador, dejamos las cosas así. Se han desanimado mucho. De hecho... —Su voz se detuvo al darse cuenta de lo que diría—. Todos quedaron con el ánimo por los suelos.

—No es de extrañar, asumo que jamás habían visto algo parecido. Por lo que me cuentas, debió ser espantoso, hubo víctimas fatales antes de que llegaran. Obvio que estaban asustados.

—Es un alivio que mañana sea día de descanso. —Wen ShanShui asintió con la cabeza gacha—. Tendrán tiempo para pensar en lo valiosas que son sus vidas. En lo fácil que es perder a un ser querido o a un amigo, y hasta a uno mismo.

—Seguro les servirá para su futuro, mírale el lado bueno también. ShanShui, no te aflijas.

—Sí, tienes razón. Les transmití palabras similares a las tuyas, aplicarlas en mí sería lo correcto. Gracias, hermano.

Yi Hen rio complacido y se puso de pie, recogiendo la bandeja de plata con los pocos bocadillos que habían quedado.

—Bien, es hora de descansar —dijo él—. Ya se ha hecho de noche. Seguiré investigando en la biblioteca mañana. Tú ve a casa. Al igual que ellos, pasaste un mal momento.

—Sí, debes descansar también. —Wen ShanShui se puso de pie para dirigirse a la puerta—. Sé que trabajas duro a escondidas, no creas que no me he dado cuenta. Hablaremos luego.

—Buenas noches, ShanShui.

Tras salir de la casa de su hermano mayor, Wen ShanShui caminó con lentitud montaña arriba. Se quedó un instante apreciando el cielo y las estrellas, inspiró aire antes de cerrar sus ojos. Una, dos, y tres veces; la brisa y la tranquilidad de la noche lo invadieron por completo. Su corazón se llenó de paz, sintió su energía fluyendo dentro de su cuerpo, esa energía que tanto entrenaba, esa energía con la que protegía a sus seres queridos, a la gente que lo necesitara. En el sótano, aquella no había sido suficiente como para protegerlos del todo. Si bien no había luchado ni con su 70 % de poder, se sentía como si lo hubiesen derrotado. Si tan solo se hubiera esforzado más, si tan solo hubiera llegado antes, quizás los daños no habrían sido tantos. Después de contemplar sus alrededores y ordenar sus ideas, de un solo soplido, soltó el aire que había contenido en el pecho.

Ya habiendo tranquilizado su corazón, entró a su casa, encendió un pequeño farol y calentó agua para darse un baño. Transcurrió un rato y, al terminar de limpiarse, se colocó su ropa para dormir, dejando las del día a un lado. Justo en ese instante fue que escuchó algunos sonidos en el pasillo. Salió de inmediato, con la luz en las manos y preparado para sacar su arma espiritual; miró los alrededores aun con el cabello mojado, pero al no percibir nada, dejó el sonido atrás y terminó de arreglar el baño para dirigirse a su cuarto.

Alumbró la mitad de la habitación sin percibir nada extraño en el aire, sin embargo, logró ver que, en su cama, había un bulto bajo las sábanas blancas, el cual temblaba de manera inperceptible. Presintió que algo no andaba bien, por lo que se acercó con cuidado para quitar la tela. Sabía que se trataba de You YuMo, solo que no esperaba que estuviera en ese estado.

El muchacho se encontraba de cuclillas sobre el colchón, su cabeza estaba enterrada entre las rodillas, abrazándolas con sus brazos. Se veía muerto de miedo y temblando como un papel. El joven elevó apenas su mirada al sentir que la sábana que lo cubría era levantada, tenía lágrimas retenidas y sus labios bien apretados.

Wen ShanShui nunca lo había visto tan asustado y angustiado, así que palideció ante esa escena. ¿Estaba herido? ¿Tal vez un daño interno? ¿Era el miedo por lo antes vivido?

Dejó el farol en el suelo y, acto seguido, ahuecó las mejillas del joven.

—You YuMo, ¿qué te pasó? ¿Estás bien? ¿Por qué estás así? Estás helado.

—Yo... tenía tanto miedo en mi cuarto, y... —Sollozó con la voz quebradiza—. Llegué, y no estabas en tu cama. Creí que no volverías hoy... Que tendría que dormir solo... Que debía soportar esto sin tenerte a mi lado... —Otro sollozo interrumpió sus palabras.

Wen ShanShui nunca había visto a You YuMo tan vulnerable, solía ser un muchacho travieso y confiado, alguien que olvidaría ese tipo de situaciones en solo un rato. Aunque claro, las cosas habían sido en realidad desafiantes y aterradoras. Se encontraban por completo solos, encerrados, al borde de la asfixia y la muerte, no era algo que se olvidara en un rato con un par de palabras bonitas.

El hombre se sentó junto a él y lo consoló, colocó la cabeza del muchacho en su pecho para darle abrazo. En ese instante, You YuMo dejó caer las lágrimas contenidas sobre las ropas de aquel, devolviendo el abrazo con mucha fuerza. Wen ShanShui dio algunas palmaditas en la espalda, en realidad no sabía cómo reaccionar a eso.

—Llegué tarde, lo lamento. Y ahora es igual, no sabía que estabas aquí, de saberlo yo... —«Hubiera corrido a abrazarte». Pensó en lo que quería decir, sin embargo, sus palabras fueron otras—. Hubiera venido de inmediato.

You YuMo negó con su cabeza.

—Gracias por haber llegado en aquel momento. En serio, gracias por aparecer. Ya estás conmigo, no tengo nada de que quejarme. Gracias....

Wen ShanShui acariciaba el dorado cabello con ternura. Aquel abrazo no tenía intenciones de terminar, era un momento en el que ambos querían trasmitir la confianza mutua que se tenían. El calor y la seguridad que proporcionaba el hombre era lo único que You YuMo quería, nada más que su fuerte abrazo podría consolarlo.

—Ya están todos bien, están a salvo —añadió Wen ShanShui—. Dentro de lo que pudo haber sido, nadie salió tan grave. Debemos estar felices por eso.

—Sí... Tienes razón. —Esbozó una sonrisa entristecida.

—Supongo que hoy también te quedarás aquí.

—Yo... lamento molestarte todo el tiempo.

—Nunca eres una molestia, sabes que no diré que no. Y sabes que puedes llegar cuando quieras, prefiero que estés seguro aquí que en otro lugar. Solo quiero que eso quede claro.

You YuMo asintió y se apartó despacio del pecho de Wen ShanShui, quizás un poco sorprendido por esas palabras. Creía que era algo molesto, y tenía muy claro que era muy pegajoso con él, escuchar que no era una molestia lo hizo sentir feliz. Empezaba a percibir un sentimiento que aún no comprendía, uno que era agradable y cálido a la vez.

—Gracias.

Wen ShanShui miró el rostro de You YuMo y volvió a ahuecar sus mejillas, subió y bajó su pulgar para quitar una fina lágrima que caía por la hermosa y pálida mejilla.

—You YuMo, ha desaparecido otra marca en el lado izquierdo.

—Sí, hace un rato sentí la quemazón.

—Eso es bueno, ¿no? —preguntó, dudoso.

—Lo es. No creí que desaparecería por culpa de una situación tan espantosa.

La marca que You YuMo había perdido era la de la mejilla izquierda hacia arriba. "Reconocer el valor de la vida".

—Ya no pienses en eso, vamos a descansar —suspiró.

Posterior a unas cuantas palabras tranquilizadoras y consejos para superar lo ocurrido, Wen ShanShui se acostó en el suelo, lo que solía hacer si You YuMo ocupaba su cama. Como era algo que pasaba con mucha frecuencia, su cuerpo ya se había acostumbrado a dormir en el suelo. Obviamente, no se acostaba directo en el suelo, tenía preparadas varios edredones gruesos que usaba como colchón, así dormía a la perfección.

Wen ShanShui apagó el farol y, pasados unos cuantos minutos de total silencio, se dio cuenta de que no podía dormirse. Su mente trabajaba en lo que había sucedido, y eso no lo dejaba descansar tranquilo. Encima, veía el rostro deprimido de You YuMo en sus recuerdos.

Sintió el abrazo en su cuerpo, era como si You YuMo todavía lo estuviera tocando. Lo recordaría por siempre, ya había quedado tallado en la memoria; nadie lo haría olvidar, no podía hacerlo. «No me gusta verte llorar. Si pudiera detener tus lágrimas, tu sufrimiento y miedos, entregaría lo que fuera. No quiero que vuelvas a llorar jamás», pensó, entristecido.

Al cabo de unos minutos, You YuMo, quien Wen ShanShui creía dormido, comenzó a balbucear.

—Wen ShanShui... ¿Estás despierto?

—Sí.

—No puedo dormir.

—Estamos igual —respondió.

—¿Puedes venir aquí arriba?

Wen ShanShui se sorprendió, pero no dijo ni una palabra. Se incorporó, destapó a You YuMo y se metió en la cama junto a él.

—¿Así está bien?

You YuMo se acurrucó contra el pecho de Wen ShanShui.

—Sí... Gracias... y lo siento.

El maestro sentía su corazón bombear a una velocidad anormal. No quería aprovecharse de la situación, no quería que pareciera algo así. Sentía que quería abrazarlo, protegerlo, tenerlo solo para él. Al mismo tiempo, quería que conociera más, que se hiciera cada vez más fuerte para defenderse con su propio poder. Sentimientos como ese afloraban dentro de él.

Al poco tiempo, You YuMo quedó profundamente dormido, como si el abrazo en el que estaba envuelto fuera su medicina. Los pensamientos de Wen ShanShui, de igual forma, comenzaron a disiparse, dejándolo por fin en paz. Cerró sus ojos sin miedo a que el joven en su pecho sintiera el fuerte latir de su corazón, incluso parecía desear que lo hiciera, no obstante, nada de eso sucedió. Para su suerte, pronto logró conciliar el sueño.


Fin capítulo 11.


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💖 ¡Hola! ¿Cómo están todos? (^∀^)

 ¿Tienen alguna teoría de lo que está ocurriendo? ¿Alguna idea de algo? El pobre de Yōu YúMò perdió otra marca, pero a que costo Σ('◉⌓◉') a ver como se quitan las que quedan...

Espero que estén disfrutando de esta historia y, les agradezco siempre a todos los que la leen (incluso a los fantasmitas, seeh sé que estás por ahí ( ̄ω ̄)), todos siempre me animan muchísimo a continuar, les mando un superabrazo o(^▽^)o 💖💖¡Hasta la próxima! 💖

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