Capítulo 08 - Primera competencia.
Algunos meses habían pasado, las clases eran entretenidas, cansadoras, pero siempre se llevaban alguna clase de enseñanza o mejora. Todo el tiempo pasado había sido de gran provecho para You YuMo, comprendía mejor muchas cosas, se lograba integrar cada vez más a su grupo de amigos; además, y muy importante, aprendía a trabajar en equipo. Antes, cuando todavía vivía en Jiazhi, no muchos practicaban artes marciales, por lo que él solo podía aprender por libros que tenía el monje de la aldea, por supuesto que en algún momento iba a quedar estancado.
Había otra cosa por la que You YuMo mejoraba a pasos agigantados, aunque era un secreto, en realidad no era algo prohibido o malo. Resultaba que, cuando se escabullía a la casa de Wen ShanShui, a menudo practicaba junto a él. Era como tener clases personales con su maestro, y eso lo hacía sentir especial, lo ayudaba a mejorar.
Esa templada mañana, sin ninguna gana y muerto de cansancio, You YuMo se quitó las sabanas de encima, se tiró al suelo intentando despertarse y rodó sobre sí unas cuantas veces; aun así, no había manera de ponerse de pie. Era ya pasada la hora del dragón, horas en las que debía estar desayunando o es más, ya estar preparado. Sin embargo, por estar hasta tarde siendo ocioso, ahora le era imposible abrir los ojos.
—Quiero dormir... —balbuceó entre dientes.
Pese a que su estómago rugía avisando que era la hora de comer algo, You YuMo solo giró en el suelo un par de veces más, hasta que dio con la pared. Intentó abrir sus ojos, solo que, como la ventana que había dejado abierta por la noche permitía entrar luz, volvió a cerrarlos.
De repente, la puerta del cuarto se abrió de golpe, generando un ruido sordo y molesto, o más bien, alarmante. A través de ella, entró un hombre alto de cabello negro, no se podía decir que estaba enfadado, pero sí que quería aparentar estarlo.
—¡You YuMo! ¡Ayer dije muy claro que íbamos al pueblo después de la hora del desayuno! ¡Eres el único que falta!
El muchacho se levantó por los gritos de Wen ShanShui, era como si le hubieran tirado un balde de agua fría. No esperó más nada y comenzó a vestirse de inmediato.
—¡Wah! ¡Lo siento, ya voy! ¡Enseguida voy! ¡No se vayan sin mí! —rogó, lloriqueando.
—Date prisa, aún estás a tiempo —gruñó el maestro.
Conociendo a You YuMo, Wen ShanShui ya sabía que la emoción no le dejaría pegar el ojo. Además, no había aparecido luego del crepúsculo para robar su cama, por lo que era muy probable que se quedara dormido por no poder conciliar el sueño.
You YuMo agarró su espada y la colgó en su cintura.
—Ya está, ya podemos irnos, no volverá a pasar. —Con el cabello alborotado y los ojos entrecerrados se tambaleó hasta la puerta.
Wen ShanShui, que lo observaba con ojos quejumbrosos, no tuvo más remedio que suspirar. «Demonios, ¿por qué tienes que ser así?», pensó, caminando hacia su somnoliento discípulo. Luego tomó cepillo de bambú que había en la mesa.
—Ven aquí. —Sentó a You YuMo en el suelo y lo empezó a cepillar con cuidado.
Esa pequeña situación ablandó la expresión y el corazón de Wen ShanShui. Ver el rostro adormecido de You YuMo, oler el suave aroma que desprendía su cabello, escuchar la ligera respiración del joven que esperaba con confianza a que él terminara de cepillarlo, fue como un respiro a la realidad del mundo exterior, un momento preciado. Algo tan pequeño como eso lo llenaba de sentimientos indescriptibles, todos cálidos. «Quizás me he apegado demasiado a él», supuso con una sonrisa enternecedora.
Mientras reflexionaba en esas cosas, terminó de atar una cola alta en el cabello dorado y volvió a ponerse de pie.
—Deja de hacerme las cosas difíciles, todos te están esperando. No quiero que vuelva a pasar.
—Shí... Lo shiento... Wen ShanShui —bostezó.
Antes de retirarse, el maestro entregó unos bollos dulces hechos al vapor. Estaban envueltos en una fina tela, por lo que no debía preocuparse por ensuciarse.
—No has comido nada, cómelos en el camino.
Luego de que You YuMo agradeciera y sonriera, ambos salieron de los dormitorios. Como era de esperarse, afuera, a unos pasos de la entrada, nueve discípulos esperaban ansiosos a que Wen ShanShui regresara justo a su compañero.
Wu ShuangJue estaba de brazos cruzados, ojos entrecerrados y cejas juntas. Abrió la mirada por completo y caminó hacia You YuMo cuando lo vio salir.
—Maestro Wen TianZe, debimos haber dejado que You YuMo se quedara. Nos perjudica el horario a todos. Además, así aprenderá a tener algo de responsabilidad en el futuro.
—Ayer dije con claridad que, todos, iremos al pueblo —resaltó con nitidez—. Si hubieras sido tú, también te esperaríamos, Wu ShuangJue.
El antes mencionado dio algunos pasos hacia atrás y chistó con su lengua, no podía decir que nunca le pasaría, pues entendía que los duros entrenamientos daban lugar a este tipo de situaciones, mejor era no insistir.
—¿Qué pasa, Wu ShuangJue? ¿Estás nervioso y por eso tanto apuro? —Se mostró Chang Gao.
—Silencio, basura. Si no quieres que te rebane esa lengua en mil pedazos, será mejor que te calles la boca.
—¡¿Qué dijiste, maldito?!
—Silencio —intervino Wen ShanShui, con aquel característico tono severo.
Con una única palabra, los jóvenes dejaron de discutir para regresar con sus grupos.
Bai GuangXuan golpeó a su amo en la espalda.
—¿Eres idiota? ¿Es que lo haces a propósito?
—Cállate —respondió Chang Gao, desganado.
You YuMo se separó de Wen ShanShui, algo avergonzado por la situación que se había producido. Incluso sentía las marcas de la almohada en su cara, ¿se notarían demasiado? En cualquier caso, no podía hacer nada al respecto, por lo que se dirigió a donde estaba Chang Gao y compañía. Sus amigos le sonrieron para darle la bienvenida. Chocaron los puños entre todos antes de voltearse para prestar atención.
—Lo que va a pasar es lo siguiente —comenzó Wen ShanShui—. Algunas marionetas mágicas han sido dispersas por la vieja capital, los discípulos de hechizos las han creado. Es evidente que son inofensivas, están hechas con hojas y ramas. Su práctica será encontrarlas y derrotarlas. Los discípulos de Yue Jin, por otro lado, intentarán controlar las marionetas para atacarlos a ustedes. El equipo que consiga derrotar más marionetas será el ganador.
—Así que una competencia entre nosotros, ¿eh? —dijo Wu ShuangJue, mirando de reojo a Chang Gao.
Chang Gao le regresó la mirada por instinto.
—Fácil. —contestó. Sus dientes caninos se llegaron a notar por una risa—. No sabía que al maestro Wen TianZe le gustaran este tipo de eventos.
—Fue una petición de Yue Jin, el maestro especializado en hechizos. Esto es un entrenamiento para ellos también, por eso accedí. Por otro lado, es una buena oportunidad para que trabajen en equipos y se apoyen.
Ti ChenYing se animó a intervenir.
—Ah... Un movimiento, dos ganancias, ¿no? —dijo, nervioso.
—Claro, tiene mucho sentido. Ellos entrenan sus hechizos y nosotros luchamos contra ella. No está para nada mal la idea—aportó Ti WuChang, emocionado.
Wu ShuangJue pateó el suelo, estaba tan indignado que podía vomitar sangre.
—¡¿Qué?! ¡¿Entonces nos están utilizando?! —chilló.
—No lo veas así, nosotros sacamos ganancia de esto. Es como dice Ti ChenYing, un movimiento, dos ganancias —defendió You YuMo.
—No eres quién para hablarme, huérfano.
You YuMo suspiró y no respondió. Volteó hacia otro lado y sacó la lengua en forma de burla. Por culpa de esa actitud, una vena apareció en las sienes de Wu ShuangJue; ya sentía un profundo desprecio por el joven recomendado y eso no hizo más que empeorar el cómo lo veía. No tenía sangre noble y era amigo de su peor rival, el peor perdedor para sus ojos. Por supuesto, lo hacía la persona menos honrada e indecorosa de la clase.
—¡¿Qué mierda te pasa?! —le respondió Chang Gao en defensa—. ¡¿Quieres pelear ahora y aquí mismo?! ¡Te romperé las piernas antes de que inicie el evento!
En consecuencia, las cejas de Wen ShanShui hicieron un tic. Se dio la vuelta y caminó en dirección contraria sin decir ni una palabra.
—¿Maestro? ¿A dónde va? —preguntó Mu Meng, el joven noble que no se despegaba de Hong Yao. Era un joven que nunca ocasionaba problemas, pero amaba las noticias ajenas. De hecho, esa era la principal razón por la que se llevaba tan bien con Hong Yao, ambos amaban hablar sobre las disputas y problemas de los demás.
—Tal vez aún no están maduros para salir —añadió Wen ShanShui—. Creo que será en otra oportunidad. Le diré a Yue Jin que lo siento, nos retiramos por hoy.
Chang Gao empujó a Wu ShuangJue con su hombro.
—¡¿Qué cosa?! ¡No diga eso, maestro! ¡No es necesario que hable con el maestro Tai Bai!
—Después de todo este tiempo, siguen peleando con los integrantes de su equipo. Dudo que puedan lograr algo si siguen así, deben arreglar este tipo de detalles infantiles primero. Por lo que veo, siento que aún no están preparados.
—Maestro, no diga esas cosas —suplicó Bai GuangXuan, colocándose entre medio de los rivales jurados—. Estamos muy emocionados por rendir esta clase de práctica tan inusual. Para demostrarle que se equivoca, Wu ShuangJue, You YuMo, este imbécil y yo haremos equipo, ¿qué le parece?
Los ojos de Bai GuangXuan parecían remolinos; no se le pudo ocurrir nada más para persuadir al maestro.
—Está bien, me parece justo. Acepto tu solicitud, Bai GuangXuan. —Wen ShanShui observó a los demás con una mano en su mentón—. Entonces falta uno más, los equipos tienen que ser de cinco.
El nerviosismo de todos al escuchar esas palabras se elevó hasta las nubes. Nadie quería participar con ese grupo que estaba por prenderse fuego. Con mirar desde lejos, cualquiera se daría cuenta de que algo iría mal, muy mal.
—Lang WuJi, ven a este equipo. —El maestro seleccionó.
—¡¿Yo?!
—A menos que haya otro Lang WuJi, o que alguien más se ofrezca, sí, tú.
Nadie habló, y nadie tenía planeado hacerlo por miedo a arruinar la salida. Por lo tanto, sin ninguna gana y haciendo pucheros, Lang WuJi caminó hacia el lado de las personas que parecían desprender en llamas. Con sus hombros encogidos, miró a su amo.
—Lang WuJi, no te preocupes —susurró Wu ShuangJue—. No nos ensuciaremos si no nos acercamos demasiado.
Las cejas de Bai GuangXuan hicieron un rápido movimiento, pero, ¿qué podía hacer? Si decían algo, podrían enfadar a Wen ShanShui, no querían que esta oportunidad se perdiera. Lo mejor era cerrar la boca, aunque, de todos modos, Bai GuangXuan le murmuró:
—Te escuché, maldito cerdo sucio.
Chang Gao había quedado mudo. «¿Cómo se te pudo ocurrir semejante idea? ¿En el mismo equipo que ese idiota? Imposible, es imposible. Quiero verlo llorar en el suelo por la derrota, que agonice revolcándose en su orgullo perdido».
Bai GuangXuan miró con una sonrisa asesina a su amo, transmitiendo con claridad sus pensamientos. «Si dices algo más, te mato».
Al ser diez, los equipos ya estaban formados: cinco y cinco, ni más ni menos. Era obvio que todos querían ir a la práctica, por lo que no dijeron otra palabra que pudiera estar fuera de lugar.
Gracias a que debían hacer silencio y comportarse, en el camino pensaron en las palabras que su maestro había dicho. Reflexionaron sobre sus compañeros de equipo, aunque en general serían personas en las que confiaran, muchas veces pasaría lo contrario. Tenían que aprender a adaptarse a las circunstancias. Necesitaban respetarse y ayudarse para funcionar en una batalla real. Un equipo con esas características tendría la victoria casi asegurada.
El camino hasta el pueblo fue muy tranquilo. El grupo que Bai GuangXuan formó para que Wen ShanShui se retractara de sus palabras era el más silencioso por lejos.
You YuMo no sabía qué podía o no podía decir estando junto a Wu ShuangJue. Era el muchacho más rebelde y arrogante del equipo, aquel que odiaba a todos quienes no fueran nobles, a los que no tuvieran los modales que se esperaba de un cultivador, y que despreciaba a cualquiera que se equivocara. Para variar, Wu ShuangJue lo miraba furioso cada vez que abría la boca, por lo que decidió morderse la lengua y no generar más problemas.
Chang Gao seguía en un trance, intentando digerir la situación. «¿Cómo voy a ganarle a este estúpido si vamos a estar en el mismo equipo? Ya nada tiene sentido», pensaba, arruinado.
Bai GuangXuan, por su parte, estaba molesto por el comportamiento incorregible de su amo, el cual casi los había hecho quedar en la academia leyendo libros. Bueno, en realidad era culpa de todos.
Lang WuJi, que había salido sorteado para soportar a un montón de gente que le resultaba odiosa y, encima, aguantar la ira de su amo, no dejaba de pensar en lo tormentosa que iba a ser la competencia.
Por último, Wu ShuangJue sentía una molesta comezón por todo el cuerpo. «¿Debo hacer equipo con estos desgraciados buenos para nada? ¡Qué insulto! ¿Cómo es posible que el maestro haya aceptado algo así?», se cuestionaba mientras rabiaba y balbuceaba en voz baja. Sabía que, si decía una palabra demasiado alto, el maestro lo mandaría a leer y los demás se divertirían cazando marionetas mágicas.
Mu Meng, emocionado por estar en un equipo pacífico, habló ante el panorama frente a ellos:
—¡Guau, ya se puede ver bien la vieja capital! ¡Incluso la nueva se ve desde aquí!
—¡Sí, puedo verla! Es la primera vez que la veo desde arriba —agregó Hong Yao.
—Cuando mi carruaje me trajo hasta la academia, apenas había podido apreciar su belleza. Es aún más increíble desde aquí.
—Yo igual. Los únicos que la conocen bien son Chang Gao y Wu ShuangJue, sus casas están muy cerca de aquí.
—Es una lástima que se alíen y hagan equipo, podríamos tener ventaja con uno de ellos. —Mu Meng rascó su cabello, decepcionado.
Ambos discípulos miraron a Wu ShuangJue y a Chang Gao, quienes ahora les dedicaban ojos asesinos. Por supuesto, por culpa de esas miradas, los dos se vieron obligados a alejarse unos cuantos pasos. Wen ShanShui se dio cuenta de eso y suspiró; no los regañó.
—Colocaré un talismán que emitirá luz para indicar nuestro punto de encuentro, estará ubicado en la entrada de la ciudad. En caso de que se pierdan, solo deben seguirla —explicó el maestro—. Cuando se acabe el tiempo de caza, cambiará de color. En ese momento deben regresar al punto de inicio.
—¡Sí, maestro! —Todos asintieron en simultáneo.
A pesar de que la zona que habían escogido era algo alejada de la capital nueva, no sería extraño que los discípulos se emocionaran e intentaran adentrarse en ella para demostrarle su fuerza a las personas corrientes; por esa razón, Wen ShanShui añadió:
—Y, por favor, procuren no destrozar nada, es para precaución de ustedes mismos. Tampoco pueden ingresar en la nueva capital. ¿Escucharon bien?
—¿No entrenaremos dentro de la capital nueva? Creí que esa sería una de las dificultades —preguntó Mu Meng.
—Hemos escogido esta zona precisamente porque ya nadie vive aquí, además, tampoco está tan unida a la capital. Es lo mejor para que se muevan con libertad. Aún hay casas y calles construidas, pero no hay gente rondando. No es necesario tener tanto cuidado y pueden simular estar en un pueblo o ciudad habitados.
—Entiendo. —Se acercó Wu ShuangJue, luego se cruzó de brazos—. Las personas pueden ser una molestia.
—Aunque en la batalla lo sean, nosotros peleamos para protegerlas —expresó Chang Gao.
—Cállate, no recuerdo haberte preguntado.
—Tú, maldito hijo de... —Aun si Chang Gao se rio, en su mirada no había ni una pizca de gracia; sus cejas bailaban de rabia.
Los dos se miraron por un segundo y no dijeron nada más. Voltearon para hacer sus respectivos pucheros y caras de enojo, reteniendo cada insulto en sus gargantas.
Aliviado por no tener que intervenir, Wen ShanShui sacó el talismán que iluminaría la zona inicial. La puerta de entrada era un paifang de madera antiguo, y, en su centro, había una placa del mismo material que decía "Capital del palacio Tian".
Todos observaron a lo alto de las viejas casas abandonadas, donde se veían a varios discípulos de hechizos dispersos, algunos más visibles que otros. Se ubicaban en los árboles, techos y en algunas ventanas. Todos se veían preparados, sus miradas estaban inyectadas en Wen ShanShui, esperando la orden.
«Hay varios discípulos mirando», analizó con cuidado el joven rubio.
Wu ShuangJue se acercó a Wen ShanShui.
—Maestro —llamó él—. ¿Cómo sabrá usted cuántas marionetas derrotó cada equipo?
Parecía que Wen ShanShui había leído la mente del joven, pues había comenzado a sacar unos cuantos colgantes desde su ropa al mismo tiempo que la pregunta se efectuaba.
—Sí, a eso iba. —Sacó diez colgantes del tamaño de una palma, cinco de color azul y cinco de color rojo—. Cuelguen estos en sus espadas. Cuando corten a las marionetas, estas se desvanecerán con el color que llevaba la espada que la cortó, luego se recolectarán sus restos y se hará un conteo. No se preocupen, el color no desaparece —explicó, entregando los colgantes a cada equipo—. Mu Meng, Hong Yao, Ti WuChang, Ti ChenYing y Han WuSheng, ustedes son el equipo rojo. Wu ShuangJue, Chang Gao, Lang WuJi, Bai GuangXuan y You YuMo, ustedes serán el equipo azul.
De inmediato, todos colocaron sus respectivos colgantes en las espadas. Estaban determinados, sus ojos brillaron, no importaba si era una práctica, para ellos, era como una verdadera batalla.
—Los discípulos de magia son buenos, no se confíen demasiado. Den todo de sí, busquen su victoria en equipo.
Esas palabras llenaron todavía con más valor y entusiasmo a los futuros cultivadores defensores de Tian. Incluso para los rivales eternos, no se dejarían vencer, ni siquiera si su equipo no era de su agrado. Los muchachos asintieron con decisión hacia su maestro, en señal de estar ya preparados.
Wen ShanShui sonrió con suavidad y levantó el papel que llevaba en sus manos, desde el cual emergió una luz blanca vertical que llegaba hasta el cielo. Era seguro que se podía ver desde el palacio gracias a su altura. Justo en ese instante, sus discípulos salieron en diferentes direcciones, en busca de la victoria.
—Con esa luz, no habrá modo de perdernos. ¿Qué están esperando? Equipo de idiotas, es hora de partirle la cara a los demás —dijo Wu ShuangJue, corriendo emocionado.
—No necesitas darme órdenes, estaba por hacer eso —se burló Chang Gao.
Los dos saltaron a varios zhang de distancia. Comenzaron a treparse en las paredes, los árboles y techos. Gracias a eso, las marionetas no tardaron en aparecer para atacar. Pese a que eran hojas y ramas con forma humana, tenían una fuerza considerable y una velocidad destacada. Los discípulos de hechizos las hacían flotar, moverse y atacar, algunas hasta actuaban en equipos. Se notaba que ya habían planeado cómo acorralarlos.
Justo en el instante de comenzar a luchar, un olor extraño llegó a las narices de You YuMo.
Fin capítulo 08.
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Aunque no se dice en ningún momento, en esos meses que pasaron Yōu YúMò cumplió sus veintiún añitos :3 ¡Ya es legal, Wēn ShànShuǐ! 👀 Okno xD Bueno sí SJSJ. Les cuento algo: antes, cuando había empezado esta historia, la edad para ser "mayor de edad" era a los 18, luego cambié a los 21, nada más es un pequeño dato curioso que se mantiene jkasjs xD)
Les dejo aquí ejemplos de paifang y un poco de información sobre ellos:
Un Paifang es un arco tradicional chino que se utiliza comúnmente como una estructura arquitectónica decorativa y simbólica en la cultura china. Estos arcos suelen estar ubicados en la entrada de ciudades, pueblos o lugares importantes. Tienen una forma distintiva con techo curvado y están ricamente decorados con colores y elementos ornamentales.
El significado de un Paifang en la cultura china es variado, pero en general, se asocia con la celebración y la buena fortuna. Estos arcos suelen erigirse para conmemorar eventos importantes, como festivales, bodas, aperturas de negocios o para honrar a personas notables. También se consideran protectores espirituales que marcan un límite simbólico entre el espacio ordinario y un lugar especial o sagrado.
¡El evento de cacería con marionetas comienza! A ver quien ganará la competencia, no lo sé, no lo sé (;^◇^;)ゝ no creo que sea algo muy fácil...
¡En fin! Espero de verdad les haya gustado y que tengan ganitas de acompañar a estos chicos en lo que se viene (ノ' з ')ノ💓 ¡Hasta la próxima! 💓
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