Capítulo 07 - Un grupo particular.
El gran salón empezó a llenarse de jóvenes de diversas edades. Cada uno llevaba las ropas de la disciplina que había elegido. Caminaban derechos, con una mirada penetrante y decidida, al menos la mayoría, se podría decir. Como era natural, no faltaban los muchachos que caminaban encorvados, con pinta de matón y ropa desarreglada, o lo contrario, los discípulos tímidos que pasaban desapercibidos en las espaldas del resto.
Las prendas de cada disciplina tenían un color asignado. Desde la creación de la academia, esos colores poseían un significado específico. Ir a clases sin la ropa adecuada representaba una gran falta de respeto y una probable expulsión. El uniforme era un símbolo de lealtad, de respeto, daba a conocer que uno estaba entregado al reino por completo.
A los discípulos de arco se les había otorgado el color morado y naranja, simbolizando el éxito y el poder. A los discípulos de lanza se les asignó el color blanco y celeste, los cuales simbolizaban la bondad y constancia. Para los discípulos de magia, el color turquesa y rojo, representando la salud y la felicidad. Como último, a los discípulos de espadas, el color marrón y negro, simbolizando la prosperidad y elegancia.
Cuando por fin todos los muchachos entraron, el bullicio se acabó. Wei De se rascó el mentón a la vez que estiraba un rollo de seda con un largo escrito.
—Eh... Buenos días a todos. Les damos la bienvenida a la Academia del Palacio Tian, también conocida como Academia Celestial. Aquí aprenderán la destreza que han elegido para su futuro. Conocerán a personas de diferentes edades, respetarán a sus mayores, a sus iguales, tanto como a sus inferiores. Aprenderán a defender nuestro reino, lo conocerán desde dentro. Su historia, sus ciudades, pueblos y aldeas. Sabrán amar al reino en el que viven y, por supuesto, llegará el día en que lo defenderán con sus vidas con mucho orgullo. El camino quizás no sea el más fácil, sin embargo, les aseguro que ayudarnos los unos a los otros nos hace crecer en cuerpo y espíritu. Lograrán ser grandes cultivadores, preparados para lo que se propongan.
Los discípulos contestaron al mismo tiempo:
—¡Sí, maestro! ¡Gracias, maestro!
Posterior a eso y una breve charla por parte de Sheng ZhiGuang, cada maestro presentó su disciplina. A pesar de que algunas cosas ya estaban escritas en el rollo de seda que se les había entregado a la hora de inscribirse, explicaron cómo se darían las clases, el asunto de las habitaciones, las zonas de entrenamiento, la prohibición de ingresar en el bosque, la importancia de seguir las normas y a quién acudir en caso de emergencia.
Cuando terminaron las presentaciones formales, se les fue ordenado a todos que se dirigieran al patio central para reunirse con sus respectivos grupos y, en consecuencia, con su maestro.
«Este año se nos fueron de las manos», pensó Wen ShanShui, mirando hacia el montón de muchachos que se le acercaban. Aplaudió sus manos unas pocas veces, atrayendo la atención para, acto seguido, ser rodeado por sus discípulos.
—Bien, estamos todos. Me vuelvo a presentar. Soy Wen TianZe, seré su instructor en el arte de la espada. Los guiaré para obtener una mejora significativa en su cultivo, en el nivel de su qi, abrir meridianos y a tener una buena técnica con la espada. Mi objetivo es darles las mejores herramientas, para que, en un futuro, sean buenos cultivadores y logren llegar al nivel que deseen. Si hay algo que se les dificulte al respecto de cualquier tema, no duden en consultarme. Espero que no se arrepientan de haber elegido esta academia.
—¡Muchas gracias, maestro Wen TianZe! —saludaron los discípulos con una inclinación, juntando su mano y puño a la altura de su pecho en un saludo.
—Hoy no les daré clases, quiero que recorran la zona a su gusto y que se conozcan entre ustedes.
Recuerden que serán un equipo por dos años, si no se apoyan entre ustedes, nada funcionará.
Los jóvenes saludaron otra vez.
—Hemos entendido los deseos del maestro —contestaron al unísono.
Aquellos muchachos eran de diferentes apellidos nobles, personas de renombre y reconocidas por doquier. Obviamente, no solo había hijos de sangre importante allí, ese año se habían unido a las clases sus sirvientes, quienes debían seguir a sus amos incluso en sus estudios, y, al mismo tiempo, se entrenaban para servir a la perfección en un futuro. En años anteriores eso no era permitido, pero, tras varias solicitudes, esas excepciones fueron aceptadas por los maestros Wei De y Sheng ZhiGuang. Esa era una razón por la que los grupos se habían vuelto más numerosos. Sería un gran desafío para los maestros.
Wen ShanShui los analizó uno por uno, identificando las familias de las que provenían. Primero estaba Wu ShuangJue, un muchacho de cabello castaño, ojos claros y de mirada indiferente, quien había ingresado con dos sirvientes. Uno era Han WuSheng, un joven bastante robusto y algo calvo de la frente, sus mejillas estaban ruborizadas y se apreciaba una sonrisa satisfecha. Luego, a su lado, estaba Lang WuJi, un joven alto y delgado que no destacaba mucho en nada, al menos a simple vista.
Del otro lado, se encontraba Chang Gao, un muchacho igual de alto, con músculos marcados, su cabello pelirrojo estaba revuelto y sin forma. ¿Por qué lo había cortado? Con él venían tres sirvientes: Ti ChenYing y Ti WuChang, que eran hermanos, y Bai GuangXuan, su sirviente principal.
Bai GuangXuan llevaba su cabello atado en un moño, sus ojos eran de un color miel oscuro, nada fuera de lo común. Por lo visto, y sin saber la razón, él regañaba sin piedad a su amo en ese instante.
Ti ChenYing no se despegaba de la espalda de su hermano mayor, llevaba una mirada tímida y el cabello castaño claro recogido de un lado. Era de cuerpo pequeño y menudo, quien no lo mirara bien, podía pasarlo con facilidad como una chica. Ti WuChang, su hermano, llevaba el oscuro cabello de la misma forma, aunque su mirada se veía muy diferente. Desde lejos, se notaba mucho más seguro, más alto y fuerte que su pequeño hermano. Él palmeaba con cuidado la espalda de Ti ChenYing para tranquilizarlo de alguna cosa de la que se escondía.
Había otros dos discípulos nobles también. Ellos eran de familias diferentes y, como ninguno ingresó con sirvientes, al parecer se habían caído bien y estaban charlando. Estos eran Mu Meng, un chico delgado y de mirada cansada, y Hong Yao, que era bastante similar en complexión, tal vez más fuerte, con el cabello oscuro, cejas gruesas y tupidas.
Y claro, en un costado, muy perdido, estaba You YuMo. Vacilaba en su lugar, no parecía ni ir ni venir, como si llevara una batalla interna de emociones y palabras que no coincidían entre sí. Wen ShanShui vio esa reacción un poco graciosa, sin embargo, no dijo nada. Dejó que cada uno hiciera lo que quisiese sin entrometerse; esa era su manera de conocerlos mejor.
You YuMo jugó con un mechón de su flequillo. «¿Qué se supone que debo hacer? Ya conozco la zona, pero no sé con quién debería hablar». Comenzaba a divagar, no tenía claro qué decir o cómo iniciar una conversación. Dos ya se habían juntado, algunos eran conocidos o hasta íntimos amigos. También estaba el factor edad, si era mayor o menor, ¿cómo se supone que debía saberlo? ¿Cómo se supone que debería hablarles? Dichas dudas dieron vueltas en su cabeza hasta que una mano fuerte agarró su hombro; casi podía llamarse golpe o empujón. Chang Gao, el joven de cabello pelirrojo y alborotado, presionó sus dedos.
—Tú, rubio, ¿de dónde vienes? —habló con rudeza—. Nunca vi tu cara por aquí, ¿qué pasa con esas manchas rojas?
A You YuMo le sorprendió su actitud, aun así, respondió de inmediato, sin demostrar demasiado lo que sentía por dentro.
—Oh... Soy You YuMo, provengo de la aldea He Ping, en la montaña Jiazhi. Eh... Estas marcas son una tradición de mi tierra, no les des importancia.
—No sé dónde es eso. Dime, ¿tu familia es noble o qué? ¿Eso es muy lejos? Nunca te había visto antes —preguntó, analizando al chico de pies a cabeza.
—No, nada de eso. Fui criado por el monje de mi aldea, y sí, la montaña en donde vivo queda justo en la otra punta del mapa.
—¿Qué? ¿Un huérfano? —preguntó, sorprendido e ignorando todo lo demás—. ¿Vienes sin un amo? No pareces un sirviente.
El bullicio comenzó a hacerse más silencioso. Ya varios habían captado la conversación, no se perderían las frescas noticias de sus costados.
—En realidad, Wen ShanShui me recomendó. Vine hasta aquí para aprender a pelear y a buscar un maestro que... Bueno... —You YuMo fue bajando la voz de forma gradual hasta que dejó de hablar, pues el otro joven lo observaba muy fijo; se sentía muy incómodo continuar.
Chang Gao frunció su ceño, examinando la cara de You YuMo unos segundos. Mientras, el otro no hacía más que mirar hacia un costado con la sonrisa congelada, sumido en el nerviosismo.
—¡¿Qué?! —exclamó Chang Gao.
¿Quizás se había explicado mal? ¿Se había enojado con él? You YuMo no lo sabía, pero se negaba a permitir que sus palabras fueran malinterpretadas, y más aún si podía enfadar a un noble.
—Eh... Como dije —explicó—. Yo no soy de ninguna familia con renombre. Crecí en un templo y fui criado por un monje. Cuando conocí a Wen ShanShui, peleamos juntos, y, por eso, él accedió a recomendarme —soltó tan rápido como pudo.
—No, no es por eso de ser huérfano. ¿En serio el maestro Wen TianZe te recomendó? ¿Ese cultivador Wen ShanShui? —Señaló en dirección al hombre que leía un montón de papeles sin prestar demasiada atención a su entorno.
—Sí... ¿Hay algo malo con eso?
—¿Que si hay algo malo? No sabes lo que dices, ¿verdad?
Sin saber qué más hacer, You YuMo observó a Wen ShanShui, buscando ayuda. El problema ahora era que los demás maestros lo comenzaban a rodear, por lo que el maestro apenas miraba a sus discípulos de reojo.
—Eh... ¿Supongo? —dijo por fin.
—El maestro Wen TianZe es de los mejores cultivadores conocidos, por eso decidí entrar en esta academia. Escucha con atención, no lo repetiré. Mi nombre es Chang Gao. Soy el primogénito de la familia Chang, por lo tanto, soy heredero de la casa y fortuna de mis padres. Tu nombre era You YuMo, ¿no? —preguntó, acercando su rostro.
Todo lo que era espacio personal estaba siendo invadido por ese chico pelirrojo. De todos modos, y sin quejarse, You YuMo asintió repetidas veces a gran velocidad.
—Bien, You YuMo, dejaré que te unas a mi equipo. Será un placer aceptarte, no tienes que agradecerme, es gratis.
—¿Qué? —You YuMo no entendía en qué clase de situación se había metido, o más bien, lo habían metido. No sentía agresividad por parte de Chang Gao, así que dejó que la situación siguiera su curso. No contestó, ni afirmativa, ni negativamente, pues justo en ese instante, se asomó otro joven por detrás. Pese a que no había estado muy lejos de la conversación, había pasado desapercibido hasta ese momento.
—Chang Gao, estás actuando grosero con él. Todos pueden escucharte, baja la voz, es muy vergonzoso.
—Ah... Bai GuangXuan —contestó Chang Gao, dándose la vuelta para verlo a los ojos—. Genial que hayas escuchado la conversación. ¿Te fijaste? El maestro Wen TianZe recomendó a esta persona de quien sabe donde, ni siquiera sé dónde queda su hogar.
—Chang Gao, más cuidado y respeto con las palabras que escoges, por favor.
—Bah, ya no importa, ¿o sí? —Volvió su mirada a You YuMo—. Vente conmigo, You YuMo, te presentaré a mis demás sirvientes.
Chang Gao agarró del brazo al muchacho, arrastrándolo en su dirección sin esperar una respuesta. Por eso, You YuMo, quien aún estaba sumido en la confusión, no tuvo más remedio que ir con él y aceptar ser llevado; no quería provocar problemas o hacer enojar a alguien.
El pelirrojo lo jaló unos pasos más adelante, para nada muy alejado de donde estaban antes, allí había dos jóvenes más esperando.
—Oigan, chicos, este es You YuMo. Es el recomendado del maestro Wen TianZe. Desde ahora, es uno de los nuestros, no hay que dejar que Wu ShuangJue lo tome para los suyos, ¿escucharon?
Los chicos, que estaban conversando entre ellos, observaron a You YuMo y luego a Chang Gao. Ti WuChang analizó con más detenimiento al rubio frente a él, elevó las cejas y se movió hacia un costado, mirando a Chang Gao de nuevo, le dijo:
—¿Aunque sea le preguntaste si está de acuerdo en estar junto a nosotros? Parece algo asustado. Chang Gao, no te sobrepases con los demás, sabes que no todos quieren meterse en tu guerra con los Wu.
—¿Qué? Nadie se ha sobrepasado, solo no quiero que le llenen la cabeza de mierda, Wu ShuangJue es alguien que podría hacerlo. Y claro que no le pregunté, ¿quién se negaría a estar con el futuro líder de la familia Chang? —expresó con arrogancia, mirando a Bai GuangXuan, su sirviente principal, quien se acercaba por detrás.
—De verdad eres... —Bai GuangXuan pensó mejor sus palabras antes de hablar—. ¿Qué te crees que esto es como adoptar a un cachorrito? Tú... —No continuó y suspiró para calmarse, ya que, por alguna razón, una vena de enfado estaba apareciendo en sus sienes.
Mientras tanto, Ti ChenYing, nervioso desde las espaldas de su hermano, dejó ver su cabeza.
—Joven amo, de mi parte, en cuanto al joven rubio, no tengo nada que decir. Es su decisión, pregúntele a él, ¿quizás quiere estar solo?
—Yo no puedo opinar, me da igual una cosa o la otra. Estaré de acuerdo siempre que tú lo estés, Chang Gao —aportó Ti WuChang finalmente—. Aunque creo que debes considerar la opinión de él también. Quizás le guste estar solo.
Todos dirigieron la mirada al confundido joven de marcas rojas. You YuMo por fin encontró el momento para hablar.
—Eh... Chang Gao, ¿cierto?
Chang Gao lo miró, sonriente, luego liberó su brazo.
—Ese soy yo.
—No te conozco ni los conozco a ninguno de ustedes, pero agradezco que me incluyas en tu grupo. Eh... Supongo que es bueno que me hayas hablado primero, yo no sabía cómo involucrarme. Aquí todos parecen conocerse y no sabía con quién debía hablar o qué cosa preguntar.
Nunca se había imaginado que formar parte de un grupo sería así de complicado. Creía que esas cosas se hacían con naturalidad, con charlas casuales que, después de un rato, se transformaban en amistad, y resultó ser todo lo contrario. Por suerte, el grupo no tenía inconvenientes, siempre y cuando su amo estuviera de acuerdo.
—Entonces, bienvenido, You YuMo. Seamos buenos compañeros y aprendamos mucho juntos. Veo que tu nivel de cultivo es bastante elevado, estaré encantado de practicar contigo algunas veces —reconoció Bai GuangXuan.
—Si quieres, puedes ser mi sirviente tamb...
Chang Gao fue obligado a parar su lengua, pues sintió un fuerte dolor en los dedos de sus pies justo antes de terminar de hablar. La razón era que Bai GuangXuan había pisado su pie para que se callara la boca. Su amo podía ser muy grosero, y acudir a algunos suaves golpecitos para frenarlo siempre era una buena opción.
Bai GuangXuan sonrió con maldad. Era una mueca muy obvia de desagrado, para nada amigable.
—Chang Gao, quédate feliz porque ya haya aceptado estar con un idiota como tú. Por favor, ¿quieres callarte y no darle una imagen de mierda a la gente?
—¡¿Cómo te atreves a pisarme, imbécil?!
—Es porque usted no sabe cuándo cerrar la boca, ¡señor Chang!
—¡¿Cómo que no sé cuándo cerrarla?! No sé qué dices, le estoy diciendo lo que debería hacer para su conveniencia. Quizás ni sabe leer. Mis palabras deberían valer en piedras de jade —finalizó, besando los dedos juntos de su mano.
Eso fue el detonante, Bai GuangXuan perdió la paciencia y ambos comenzaron a discutir sin freno alguno. Aprovechando que el bullicio y alboroto había regresado, los otros dos se presentaron con You YuMo, empezando con el mayor.
—Es un gusto, You YuMo, puedes llamarme Ti WuChang. Soy uno de los sirvientes de la familia Chang, el generoso padre de Chang Gao nos concedió la oportunidad de estudiar y entrenar aquí junto a él. Puedes contar con nosotros siempre que lo necesites. Ah, y no pienses mal de Chang Gao, es estúpido, pero no es mala persona.
—Y-yo... Soy Ti ChenYing —agregó el más pequeño de todos—. Al igual que a mi hermano mayor, el gran amo me permitió estudiar aquí... Bueno, y por eso aquí... estoy. —Ti ChenYing se escondía de manera parcial detrás de Ti WuChang. A causa de su extrema timidez, no podía evitar tartamudear. Miró a You YuMo un par de veces, quizás esperando una respuesta o analizando si lo había escuchado.
Ti WuChang sonrió e intentó apartarse un poco, pues no quería que su hermano siguiera ocultándose. Su actitud tímida era debida a varias experiencias de su infancia. Ti WuChang se había encargado siempre de él, sin embargo, los traumas de los maltratos en las calles eran algo que no olvidaría con facilidad. Necesitaba que Ti ChenYing generara confianza hacia los demás y se independizara, que pudiera hacer sus propios amigos y conexiones con el mundo exterior, esa era su mayor debilidad.
—Es un placer conocerlos. —You YuMo elevó las comisuras de sus labios, aunque algunas dudas volvían a su mente—. He tenido pocos compañeros en mi aldea y nuestro líder nos enseñó de forma particular, haré lo mejor para aprender junto a todos. Por favor, si hay algo en lo que pueda ayudar, no duden en decirlo.
«¿Qué más debería decir? ¿Qué más debo hacer con esta gente? ¿Seguir la corriente? Yo no soy así, ¿qué me pasa? Suelo comunicarme con normalidad, ¿por qué me es tan difícil?».
You YuMo había crecido entre muy poca población a su alrededor. En la aldea He Ping no había más de doscientas o trescientas personas. Todas educadas con firmeza, eran rigurosas con todo lo que tuviera relación con la buena convivencia, sobre todo cuando se refería al templo, es decir, donde él fue criado. Eso hacía que todos fueran muy similares entre sí, y que los tratos entre unos y otros también lo fuera. Por otra parte, los habitantes de Jicheng, el pueblo al que se escapaba de vez en cuando, lo trataban muy mal. No había conocido a nadie en particular en ese pueblo, solo había recibido unos cuantos golpes, incluso cuando no hacía nada. Aparte, ese sitio resultó ser una ilusión, el sueño de una bestia. You YuMo no conocía las diversas personalidades que había en el mundo, no demasiado al menos. Tampoco tenía idea de cómo tratar con gente noble o de mayor rango en esa área del reino, solo sabía cómo manejarse en el templo, ¿quizás era similar? En ese momento, se percató. El templo, su pequeña aldea, lo que conocía era su zona de confort, su espacio seguro, y ahora, conociendo a tanta gente nueva, se dio cuenta de que el cambio era mucho más grande de lo que se había imaginado, no era tan fácil.
Chang Gao se acercó muy fastidiado después de la discusión; por lo visto, Bai GuangXuan había ganado la batalla verbal.
—Bien, iniciemos el recorrido —mencionó el pelirrojo—. Quiero conocer el área de práctica, luego el comedor, luego las habitaciones y luego... No lo sé, ya se me ocurrirá algo.
Con un rostro indiferente, pero por dentro satisfecho, Bai GuangXuan también se acercó hacia el grupo de amigos.
—Como quieras. ¿Tú vienes, You YuMo? —le preguntó al nuevo integrante.
—¿Eh? Ah, sí, claro. Vamos juntos.
«Tengo la sensación de que ellos se llevan bien y se conocen desde hace mucho. ¿Por qué incluirme? ¿Esto está bien? No son malas personas, ¿verdad? Wen ShanShui, ayúdame... Está bien estar con esta gente, ¿no? Tuve que preguntarle antes sobre mis compañeros». You YuMo sentía ganas de llorar, nunca se había sentido tan perdido en la vida. Sin embargo, Wen ShanShui estaba en otros asuntos, no podía ir a preguntar algo tan tonto como eso, debía darse cuenta por sí solo y adaptarse, no era un niño.
Guiando a su grupo, Chang Gao inspeccionó las áreas que le interesaban. Tenía conversaciones fluidas y algunas pequeñas discusiones con sus sirvientes. El ambiente no era para nada lo que You YuMo se esperó en un inicio, eran divertidos, bromistas, y sí, a veces un poco intolerantes, mas no malas personas. Estuvieron de este modo hasta que el estómago de Chang Gao rugió.
—Como sea, vamos a ver qué tal está el comedor. Ahora que lo pienso, quiero comer algo. Bai GuangXuan, consigue comida —ordenó el pelirrojo.
—Olvídalo, no es momento para comer. Espera un par de shichen y almorzaremos juntos.
—¿Qué? ¿Tanto tiempo? Entonces conseguiré al menos una fruta.
Claro que no iba a esperar a nadie, Chang Gao corrió hacia el comedor sin pensar en nada más, sabiendo que era perseguido por sus sirvientes y You YuMo.
—¡No corras tan rápido, imbécil! ¡No te vas a morir de hambre por esperar un poco más! —gritó Bai GuangXuan, jadeando.
Chang Gao se volteó para burlarse de la lentitud de Bai GuangXuan; él era así, muy fuerte, pero de poca resistencia.
—Ven y dímelo en... —No llegó a terminar de molestar al castaño, pues algo lo hizo parar de golpe.
Se había golpeado con otro muchacho de la misma altura, quien cayó despedido hacia un lado. Aunque ese chico había caído, nunca dejó de tener una posición decente y agradable a la vista. ¿Cómo alguien que caía podía verse bien incluso cayendo al suelo?
—¡Chang Gao, idiota! ¿Estás bien? —Bai GuangXuan se agachó junto a él—. Eso te pasa por no mirar hacia delante.
—¡¿Quién me ha empujado?! ¡¿Quién tiene tantas ganas de morir?! —El muchacho golpeado rabió, poniéndose de pie de manera elegante, pero al ver al responsable, se enfureció aún más—. Tú... Maldito hijo de ladrones. ¿Te crees suficiente para enfrentarme? ¡Mira! ¡Has ensuciado mis ropas! ¡¿Qué vas a hacer al respecto?!
Furioso de pies a cabeza, se dirigió hasta Chang Gao, quien seguía atontado en el suelo junto a Bai GuangXuan. A diferencia de él, el pelirrojo había caído de una manera muy graciosa y despreocupada.
Por otra parte, al caer en cuenta de que el problema se haría mayor si no reaccionaban, Bai GuangXuan, al ver que se acercaba el afectado con ánimos de golpear a su amo, con rapidez se puso de rodillas, sin mirar la cara del joven.
—Compañero, usted no comprende. Que mi amo le haya golpeado no ha sido intencional. Lamento mucho su comportamiento. Por favor, ruego que no se genere un problema mayor por este incidente.
El joven agarró por el cuello de la ropa de Chang Gao y, mirando a Bai GuangXuan, exclamó:
—Y tú, sirviente, ¿es que ya no me reconoces? ¿Qué demonios haces tirado ahí en el piso? No quiero tus reverencias ni tus disculpas. Qué asco.
Bai GuangXuan miró su cara y por fin reconoció esa voz. Claro, ¿cómo no lo había reconocido? No era otro más que Wu ShuangJue, el hijo mayor de la familia Wu, quien tenía un gran conflicto con Chang Gao.
—Ah... Sí, es el joven amo Gu Yue. —Pronunció el nombre de cortesía de Wu ShuangJue y se puso de pie, luego lo miró de forma despectiva. Mostraba un alto grado de asco en su rostro, se podría decir que no planeaba disimularlo.
La familia Wu era fuerte rival de los Chang. De manera recurrente, competían por premios de diferentes torneos o eventos que se realizaban cada año por todo el reino. Por el lado comercial, los Chang intentaban robarse los clientes de los Wu, y viceversa. Aquello provocaba una guerra para conseguir y robar clientes, dicha que tenía años desarrollándose. Encima, ambas mansiones familiares se encontraban cerca geográficamente. Se hallaban en tierras abundantes en qi, lo que hacía que también compitieran por aspectos territoriales y de cultivo. La mala suerte de Chang Gao logró que se encontraran de nuevo, y del peor modo posible.
Bai GuangXuan volvió a elevar su mirada y mentón como una forma de demostrar lo mal que le caía. No demostraría ni un poco de generosidad o de respeto hacia ese joven, ni le pediría disculpas, más bien, era como si le agradara que se hubiera caído al igual que Chang Gao.
Sin dudas, aquella expresión fue captada por Wu ShuangJue, quien de inmediato frunció más y más sus cejas.
—Maldito sirviente, ¿qué me miras así? ¿Crees que eres superior? ¿Te crees la gran cosa porque te han permitido entrar aquí? ¡¿AH?!
Chang Gao, ya más consciente, sacó con brusquedad la mano que se resistía a soltar el cuello de sus ropas.
—¡¿Qué te pasa?! ¡Suelta mi ropa, la mancharás! ¡Qué asco!
—¡Tú fuiste el que arruinó la mía primero, pedazo de imbécil! ¡¿Cómo mierda alguien corre mirando hacia otra dirección que no es el frente?!
Por detrás, los sirvientes de Wu ShuangJue, Lang WuJi y Han WuSheng, se asomaron para defender a su superior.
—¡Ten más cuidado con tus palabras, basura Chang! —gritó Lang WuJi, eufórico.
Mientras, Han WuSheng, con su gordo abdomen, empujó a Bai GuangXuan hacia atrás.
—¡No puedes mirar a nuestro amo desde arriba, objeto de los Chang! —gruñó él.
Por suerte, Chang Gao atrapó a Bai GuangXuan antes de que cayera por el empuje, ayudándolo a estabilizarse.
—¡Además, conociendo tu actitud irracional e infantil, lo hiciste a propósito! —exclamó Wu ShuangJue, señalando con un dedo—. Si buscas problemas, los vas a encontrar, ¿se piensan que podrán conmigo? ¿Tú y tu grupo de idiotas?
—¡No te he golpeado a propósito, solo iba corriendo!
—Nadie cree en nada que salga de tu boca. ¡Ladrones! ¡Claro que quieren herir a mi amo para que no logre aprender del maestro Wen TianZe! —Han WuSheng gritó el nombre de su nuevo maestro, como si eso le diera ánimos de lucha—. No lo permitiremos. ¡¿Te crees que puedes hacernos algo con ese bastardo, un huérfano, un llorón y su hermano mayor?! —Señaló a You YuMo, Ti ChenYing y Ti WuChang.
Chang Gao sintió que una vena de su cara reventaba, perdiendo al fin la compostura. Formó un puño dirigido hacia el rostro de Han WuSheng, mas Ti WuChang fue más rápido, golpeó su abdomen y lo dejó plantado en el suelo.
Para este punto de la situación, You YuMo estaba paralizado, su rostro, pálido como los fantasmas por todos esos insultos y gritos; no podía mover ni un pelo. ¿Cómo de repente había un tipo tirado en el suelo y más de dos que se querían matar? ¡Y todo eso por un choque accidental!
Lang WuJi no tardó en acercarse con intenciones de golpear a Ti ChenYing, quien no hacía más que esconderse.
—Ti WuChang... —rabió Lang WuJi—. Te atreviste a tocar a un sirviente del noble Wu ShuangJue. Pagará tu hermano el llorón.
El joven estaba a punto de golpear a Ti ChenYing con su delgado brazo cuando, por suerte, You YuMo se interpuso. Su cara era un remolino de dudas, pero de algo estaba seguro: que el plato roto lo pagara alguien más, que ni siquiera se había metido en la pelea, no era lo correcto. Logró frenar el golpe con su pálida mano y miró a Lang WuJi.
—Lo que haces no es correcto. Eh... ¿Acaso él te ha hecho algo malo? ¿Por qué te metes con él si no te ha insultado?
Por lo fácil que You YuMo había frenado su golpe, Lang WuJi retrocedió y rascó su puño.
—¿Y tú quién eres para reprenderme?
—You YuMo. Vengo de la montaña Jiazhi, no soy nadie importante. Preferiría no tener problemas, así que, por favor, no recurras a los golpes. Si lo haces, me voy a defender.
—Ah, sí... Eres el huérfano, el recomendado. Lo escuché con claridad antes, y no me lo creo. Seguro usaste algún truco extraño para engañar al maestro. No te creas demasiado.
Esas palabras resonaron con violencia en todo el alrededor. Bai GuangXuan, quien ya no soportaba ni una palabra más de esa gente, caminó derecho para golpearlo.
—¡Eres un grosero! ¡Él tampoco ha hecho nada, ni siquiera tiene que ver con nuestra familia! ¿Qué te da el derecho a decirle algo?
Antes de que consiguiera atinar el golpe, You YuMo lo frenó con el brazo y negó con la cabeza.
Nada se resolvería si aquello continuaba: debía pararse ya.
—No me molesta que me llamen así. Es la verdad, soy un huérfano, ¿y qué? Estoy orgulloso de quienes me han criado —dijo en tono amable y firme—. Hay que parar esto.
Después de un momento de silencio, Wu ShuangJue hizo sonar su voz, esta vez, hacia You YuMo.
—Tú no te metas en lo que no te incumbe.
—Lo siento. —Le sonrió You YuMo, sarcástico—. No puedo ver cómo atacan a alguien que no ha hecho nada para molestarlos.
Ti ChenYing temblaba en su sitio, escondiéndose en la espalda de You YuMo. Cerraba con fuerza sus ojos sin saber qué hacer hasta que Ti WuChang lo jaló, apartándolo del peligro.
—Ti ChenYing, quédate detrás de mí. No debes comportarte así o todos se burlarán de ti y te golpearán. ¡Es por eso que te llaman llorón!
Ti ChenYing estaba al borde de las lágrimas. Al escuchar eso, Ti WuChang sintió un profundo arrepentimiento por las palabras que había usado. El que se haya criado con esa personalidad y ese miedo a las personas, era fruto del maltrato y de la pobreza experimentada en la infancia; él también tenía la culpa, pues siempre lo sobreprotegía, no era su culpa, por lo que se apresuró a corregir su error.
—Lo siento... No debí decir eso. —Acarició la cabeza de su hermano—. Está bien, no llores. Mejoraremos juntos, poco a poco. Aun así, debes intentar ser más fuerte. Si nosotros no estamos algún día, ¿qué harás tú solo? No dependas de mí.
Ti ChenYing asintió, secando las lágrimas que habían comenzado a caer. Chang Gao, que los observaba, volteó de nuevo hacia los sirvientes de Wu ShuangJue.
—Si se les ocurre tocarlos, se la verán conmigo, malditos lamebotas... —Sin poder terminar la frase, el pelirrojo cerró su boca. Era como si se hubiera quedado sin aire o un fantasma hubiera entrado a su cuerpo. Miró al suelo y, acto seguido, de reojo, miró a Wu ShuangJue.
Era extraño que Chang Gao se callara tan de repente en un momento así, por lo que todos miraron hacia atrás. Era Wen ShanShui, estaba de pie a tan solo unos pasos de distancia. Los observaba fijo y serio, con los brazos cruzados, como si los estuviera analizando hasta la médula. Aunque parecía tranquilo, el aura que emitía era voraz, cada vez se hacía más y más fuerte, hasta sintieron que sus pechos se apretaban y comenzaron a sudar en frío.
Wu ShuangJue no dijo ni una palabra, simplemente se dio la vuelta para desaparecer junto con sus sirvientes. Eso era lo más sensato.
El otro bando, es decir, Chang Gao y el trío de sirvientes, también hicieron absoluto silencio, acercándose a You YuMo sin despegar la vista de Wu ShuangJue.
—Más le valía irse o iba a acabar sin cabello —murmuró Chang Gao—. Oye, ¿tu mano está bien? Frenaste ese fuerte golpe de la nada, ¿en qué estabas pensando?
—Lo siento. Quizás no fue lo mejor haberme involucrado —reflexionó You YuMo—. Al final, mi cuerpo se movió por sí solo, espero que no les cause problemas.
Ti ChenYing había comenzado a inclinar su cabeza una y otra vez en agradecimiento. Sabía con claridad que lo había defendido por no ser capaz de hacerlo por sí solo. Como no pudo hacer nada, era lógico que se sintiera culpable.
—Lo siento, lo siento —repetía sin parar.
—Soy yo quien debe disculparse. No es culpa tuya, Ti ChenYing —expresó Ti WuChang, entristecido—. No debí precipitarme con las palabras de ese imbécil y golpearlo. Era lógico que intentarían atacarte a ti.
—Si tú no lo hubieras hecho, quién sabe cómo le hubiera dejado la cara —gruñó Bai GuangXuan.
Chang Gao abrazó el cuello de Bai GuangXuan con su brazo.
—Pff... Como sea, vamos a tener que aguantarlos por dos años. Tenemos tiempo para romperles la cara, ahora mejor vamos a comer algo. Es más importante que acordarnos de sus caras.
—Bueno, ahora mi apetito se abrió también —coincidió el sirviente principal.
Mientras todos se alejaban del lugar, You YuMo volvió a mirar hacia atrás. Quería ver los ojos grises de Wen ShanShui, había un sentimiento en su corazón que le decía que regresara con él, sin embargo, el hombre ya había desaparecido. No quedaba ni rastro de su presencia.
Fin capítulo 07.
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¡Hola a todos!
Necesito un hashtag de "Soy Yōu YúMò cuando me presento ante un grupo nuevo" X'D
¡Sé que es un capítulo larguísimo! Perdonen que no lo dividí jiji :'D
Por cierto, todos los discípulos llamarán a Wen ShanShui como "Wen TianZe", que es su nombre de cortesía (espero no haberme confundido en alguna parte jasjjs). Claro claro, esto excluye a You YuMo, quien le va a seguir llamando por su nombre de nacimiento, ¿por qué? Porque puede y él lo deja *inserte pulgar arriba... aquí está 👍
(y porque se conocieron desde antes, culpen a Wen ShanShui por presentarse así) *c retira en una espada voladora...
¡No puedo dejar de agradecerles por tomarse el tiempo de leer esta novela! ¡Les prometo seguir mejorando! ¡Muchos abrazos para todooos! (*≧∀≦*) 💖💖
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