Capítulo 02 - Trabajo Parte I
Wen ShanShui salió de la casa, se despidió del anciano y bajó las escaleras de la entrada. Todo estaba mal allí, su cabeza no dejaba de dar vueltas y vueltas en lo mismo, pero las respuestas no llegarían de manera sencilla. Justo cuando la tensión de su pecho se estaba calmando, se escucharon cajas caer con fuerza y vidrios romperse. Al mismo tiempo, desesperados gritos inundaron el lugar.
—¡Maldito ladrón, devuélvelo enseguida! ¡Maldito sinvergüenza!
Cansada, una mujer intentaba perseguir muy en vano a un muchacho que llevaba su cabeza cubierta con una tela negra.
—¡Ladrón, devuélvelo! ¡Alguien que lo detenga! —gritó, con el aire que sus envejecidos pulmones le permitieron tomar.
El joven cultivador se alertó por los gritos, sus reflejos eran buenos y su fuerza lo era aún más. No iba a sacar la espada para luchar, tan solo se puso en medio del camino y, con un movimiento de manos y pies, logró frenar por completo el correr del muchacho.
—Lo que estás haciendo no es correcto, devuelve lo que sea que hayas robado —dijo con severidad.
El muchacho asustado intentó esquivar a Wen ShanShui, sin embargo, al no tener éxito y notar que sería retenido, elevó su pierna con intención de patearlo lejos. El maestro vio esto y dejó que lo hiciera, colocando antes una barrera protectora en esa zona, por eso, igual de sólido que una roca, no se movió en absoluto. Por otro lado, el chico sí que salió afectado, sintió cómo su pierna recibía un escalofrío y fuerte dolor que lo hizo caer al suelo; fue como haber pateado una pared.
—¡Maldito seas, me has roto la pierna! —exclamó, adolorido.
—Fuiste tú el que me golpeó primero. Si golpeas, debes esperar ser golpeado.
La anciana llegó a la escena muy agitada, le propinó una patada al muchacho y exclamó:
—¡Tú, maldito ladrón! Ya estoy cansada de ustedes, mendigos asquerosos. Robando el trabajo de los demás. —Le escupió y arrebató el saco que le había sido robado—. Como si trabajáramos para ustedes, sucios ladrones. Puedes morir y pudrirte en la calle.
Luego de lanzar varias palabras más, se dio la vuelta para mirar a Wen ShanShui, solo que su rostro había cambiado al ver ese semblante apuesto y tranquilo.
—Muchas gracias, joven cultivador. Toma, una parte es para ti. —Entregó algunas monedas con amabilidad, cosa que contrastaba con las venas que todavía saltaban en su frente.
Wen ShanShui recibió las monedas en su mano, y justo cuando la anciana se daba la vuelta para abofetear al muchacho, él la frenó.
Entendía el enojo que podía sentir por la situación, pero ya era demasiado.
—Señora —llamó—, el chico ya recibió suficientes golpes. Creo que ha aprendido la lección.
Mientras eso transcurría, todos los que caminaban por la zona formaron un círculo para ver el espectáculo. La mujer, al ver tantos ojos y opiniones ajenas sobre ella, chasqueó la lengua. Sentía evidente vergüenza, no quería quedarse allí, así que se dio la vuelta y se fue a un paso rápido.
—¡Bien, has arruinado todo! —reprochó el ladrón.
Wen ShanShui le miró inexpresivo, se acuclilló y le entregó las monedas que la anciana le había entregado.
—Tómalas y no vuelvas a hacerlo. Hay otras maneras de conseguir el dinero.
Con violencia, el muchacho agarró la moneda y se fue sin decir ni una palabra más. Algunos habitantes habían quedado hablando entre ellos a un volumen audible para Wen ShanShui.
—Todos son iguales —decían—, bestias y ladrones, nos quitan todo. ¡Deberían desaparecer!
El maestro de ojos grises ignoró los comentarios, y una vez más, se puso en marcha hacia la montaña. Los ladrones debían ser habituales allí, ya se había encontrado con dos en un día; no cabía la menor duda de que no había una buena gestión de los recursos. «Debo reportar esto cuanto antes, es una locura».
Estaba cansado y hambriento, pues no había hecho muchas paradas desde que salió del pueblo anterior. «Al menos no me han echado, los comerciantes me han tratado bastante bien». El camino le había resultado muy largo y agotador. A decir verdad, para llegar hasta allí necesitó horas de caminata, no había pueblos en los que parar y descansar, por lo que había realizado todo el camino sin pausas. No obstante, la preocupación e intriga que le habían sembrado los demás cultivadores que hablaban de Jiazhi lo obligaron a no retroceder o descansar. Llevaba en su sangre una personalidad decidida y justiciera, primero iba el trabajo, ya habría tiempo de sentarse y comer.
En medio de la nada, o, más bien, en medio de un montón de árboles y matorrales, el mismo joven que había sido protagonista de una aterradora persecución ahora observaba con atención a dónde debía apuntar su flecha. El tiro con arco y el entrenamiento con espada eran habilidades que You YuMo practicaba con pasión todos los días en la montaña. A diario se escapaba para estar en paz, sus entrenamientos solían ser agradables, silenciosos y en un ambiente natural. Ese sitio era donde nadie más podía molestarlo o distraerlo, con la excepción de una o dos bestias, quizás más en ciertos días, aunque claro, aquello no representaba un problema para él. Sujetaba cuatro flechas en la tensa cuerda, cuando decidió soltarlas, todas golpearon un tronco específico de los que estaban repartidos por la zona.
You YuMo curvó sus labios hacia arriba con mucho orgullo de sí, rascó su nariz y, antes de que pudiera realizar otro movimiento, sintió una presencia que apareció y desapareció. Volteó la mirada de inmediato, pues le resultaba raro que, de la nada, todo se hubiera vuelto demasiado silencio.
—¿Quién está ahí? —preguntó, juntando sus cejas.
No recibió respuesta, por lo que saltó y se trepó a un árbol para analizar mejor su entorno. No había nadie. Esperó un momento por si acaso, pero tampoco consiguió ver nada extraño. Desconcertado, bajó otra vez, y, en ese preciso momento, a gran velocidad, se dio la vuelta mientras lanzaba una flecha que de inmediato fue esquivada por el misterioso espectador.
You YuMo, sorprendido, aunque con la intención de no aparentarlo, volvió a preguntar:
—¿Quién está ahí?
Esa persona salió a la luz con sus dos manos elevadas a la altura de su pecho.
—Soy yo. ¿Me recuerdas? Nos vimos hace un rato, me ayudaste con las indicaciones del pueblo.
Wen ShanShui no supo qué más decir o hacer, porque el rostro de You YuMo se había convertido en un espectáculo del terror, otra vez.
—¡Eres tú! Demonios, ¡ahora sí vienes por mí! —Se dio la vuelta para huir.
—¡No, no corras! No es eso, no es nada como eso. Verás, necesito tu ayuda, eso es todo.
You YuMo frenó en seco. Si de ayudar se trataba, las cosas cambiaban por completo.
—¿Mi ayuda?
Wen ShanShui recogió la flecha que había en el suelo y se acercó a él.
—Sí, supongo que conoces bien esta montaña. —La entregó a su dueño y agregó—: Ten. Es peligroso que tires flechas sin saber quién está cerca, podrías lastimar a alguien.
Luego de asentir con la cabeza, You YuMo levantó el arco y se lo colgó en la espalda. Entre risas, contestó:
—Pff... Nadie oculta su presencia de ese modo a menos que tenga segundas intenciones. Lo hiciste tarde, por eso me di cuenta de que algo extraño estaba sucediendo.
—Lamento haberte sorprendido. Tienes razón, estuve mal en haberme ocultado.
«No quería espantarlo, y, al final, tuvo el efecto contrario», pensó arrepentido el mayor. La realidad era que quería observarlo más antes de presentarse otra vez. Nunca imaginó que You YuMo se percataría de su energía espiritual.
El rubio dio algunos pasos hacia delante y acercó sus rostros, dejando muy poca distancia entre ambos.
—Es la primera vez que veo unos ojos tan grises. Nada mal. —De inmediato, se alejó, colocando las manos en su espalda—. Entonces... ¿Wen ShanShui? ¿Qué necesitabas de mí?
El maestro tenía todavía los ojos abiertos por la repentina cercanía. No era tanto como para que se notara, mas, antes, cuando You YuMo se había acercado a él para ver el color de sus ojos, había sentido un escalofrío recorrer su espina dorsal, pues no estaba acostumbrado a ese tipo de distancia.
—Ne... Necesito que me respondas algunas cosas. Es solo eso.
—Claro, adelante. Pero debes responderme una pregunta a cambio, ¿qué dices?
You YuMo se sentó en el lugar y apoyó el mentón en su mano, esperando la respuesta y escuchando con atención a lo que el hombre iba a preguntar.
—Está bien, dime, ¿hace cuánto existe este pueblo?
—Mmm... Según el viejo He Ping, hace muchísimo tiempo. Incluso antes de que el rey Tian Yun III dividiera el reino.
—¿Hace tanto tiempo? No esperaba esa respuesta, cada vez tiene menos sentido... ¿Por qué nadie conoce de este sitio? —pensó en voz alta.
El joven de ojos grises imitó a You YuMo y se sentó en el suelo. Intentaba pensar en una posibilidad por la que la reina, no, por la que el reino entero ignoraba la existencia del pueblo Jicheng y de la aldea He Ping. Si es que existían hace tanto tiempo, algo se debía de conocer.
—¿Todo bien? —Giró su rostro, demostrando confusión. Wen ShanShui no contestó de nuevo, por lo que You YuMo se acercó, palmeó la cabeza del otro y le sonrió con calidez—. Está bien, no tienes que buscarle solución a todo.
Por esas palabras, Wen ShanShui dirigió su mirada hacia el joven, confundido. Casi nadie intentaba consolarlo o siquiera entenderlo, solo sus hermanos lo hacían; el hecho de que ese muchacho desconocido le sonriera de manera tan sincera, movió su corazón. Devolvió la sonrisa y se puso de pie, más decidido que antes.
—Gracias por eso. De todos modos, debo averiguar qué sucede aquí, no puedo quedarme sin hacer nada sabiendo esto. Ah... —Recordó la condición del chico—. ¿Cuál era tu pregunta?
—¿Qué te hizo llegar hasta aquí? Dijiste que muchos cultivadores de pueblos "cercanos" dijeron que no encontraban la montaña, o que sencillamente no encontraban el problema en esa energía oscura. El palacio está demasiado lejos de aquí, ¿qué hacías en pueblos tan alejados? ¿Vienes aquí solo por eso o tienes otras intenciones?
Wen ShanShui asintió. Lo que decía era cierto, era evidente que existía mucha historia por detrás de su viaje y, aunque no le había dicho demasiada información, este "salvaje" había deducido bastante.
—Tienes razón, he viajado por otra razón muy diferente.
—¿Cuál es esa razón? —preguntó, interesado.
—En el reino han estado ocurriendo muchas desapariciones. No solo de personas de alto rango y cultivadores, sino que también de gente común. Buscando respuestas fue que me enteré de este caso, fue una coincidencia.
—Oh, así que tu viaje era por algo grande. Aun así, te agradezco por venir para ayudar a la gente de Jicheng.
—Es mi trabajo.
—Entonces... Wen ShanShui, ¿solo era esa pregunta? Deja que yo te ayude a solucionar el problema.
—No.
A You YuMo se le congeló la sonrisa. ¿Cómo que no? ¿Así como así había sido rechazado?
—¡¿Qué?! ¿P-por qué?
—No es no.
—¡P-pero...! —replicó.
El mayor lo miró con seriedad, con clara intención de que sus palabras quedaran en claro. De seguro, You YuMo no entendía del todo la delicadeza de la situación, no conocía sus habilidades y no quería arriesgar una vida por aceptar la ayuda. Sin embargo, entendía sus sentimientos, no parecía una mala persona, la intención de ayudar era sin dudas sincera.
—Seguro sientes la energía que aparece cada cierto tiempo. Es muy fuerte. Hasta a mí me dan escalofríos estando aquí. Tiene que haber una bestia que la esté emitiendo. Es demasiado arriesgado que me acompañes, no conozco tu nivel de cultivo ni tus habilidades con la espada o el arco. Así que no.
—¿Te da miedo esa energía? —preguntó You YuMo, encaprichado—. No es nada, es un poco más fuerte que las demás. No creo que sea tan poderosa, debe ser más inofensiva que las otras. Ella nunca ha salido de la cima, emite esa energía y al rato desaparece.
—¿Nunca ha salido? Tú... ¿Has notado algo raro con esa energía en los últimos días?
—Bueno... Tal vez se libera con más frecuencia en este último tiempo, pero... nunca se ha mostrado. Desde hace más de cinco años que lo hace y nunca sale de su escondite.
Si la bestia estaba emitiendo su energía más a menudo y no salía de su escondite, ¿podría ser que estuviera acumulando energía para atacar? Si eso era cierto, el asunto resultaba más serio de lo que se imaginaba. ¡Una bestia que se cultivaba desde hace años no era algo que tomar a la ligera!
Wen ShanShui, que se había recostado en un árbol para pensar, se volvió a poner derecho y quitó el polvillo de su ropa, con la intención de no verse tan preocupado.
—Ya veo, bien. Has sido de mucha ayuda, gracias —manifestó, dándose la vuelta.
You YuMo hizo pucheros muy evidentes, claro, para que el otro lo notara.
—Sí, claro, no hay de qué —murmuró—. Si no me ves en batalla, ¿cómo vas a saber sobre mi nivel?
Wen ShanShui no escuchó ese susurro, por lo que simplemente se alejó con lentitud hacia la cima.
«Si esta bestia se ha estado cultivando por mucho tiempo, no será sencillo luchar contra ella. Por lo visto, está en un nivel en el que posee tanta energía acumulada que le resulta incontrolable. Terminar con ella podría resolver varias dudas», razonó mientras buscaba un camino despejado.
Fin capítulo 02 parte 1
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