XXI.
Un pequeño Naruto reposaba en su cama tapado hasta la barbilla. El niño no debería de pasar los ocho años de edad. Sus ojos rojos habían cambiado levemente al borrar parte de aquel brillo infantil.
- ¿Por qué lo hizo...?- mencionó un anciano sentado a metros del pequeño.
Una copa de vino reposaba sobre la mesa dejando que la luz de la Luna tiña al objeto.
No se podía ver el rostro del hombre mayor, solo dejaba a la vista una barba albina.
- ¿En que estabas pensando, mi querido Naruto?- exclamo el anciano viendo a su nieto.
Naruto solo desvió la mirada en un silencio inquietante.
- Tengo dos noticias. Una mala, y una buena-
Un hombre, vestido con una bata, se levantó de su lugar quitando su mano de la frente del niño, como si hubiera estado revisando su temperatura.
El doctor tomó asiento frente al anciano mientras daba un suspiro con la vista en Naruto, quién solo observaba para afuera a través de la ventana.
- Aún no puedo entender como no está muerto- mencionó el doctor sorprendido ante el estado del niño-. Tragar un litro de ácido y seguir como si nada. Su padre o madre de haber tenido un estómago bastante inhumano...-
- No entiendo el porque de sus acciones- el tono dubitativo se hizo notar en las palabras del anciano.
- Cada persona es un mundo distinto. Todos reaccionamos de formas diferentes a las mismas situaciones. Algunos ignoran, otros lloran, y otros...- el doctor miró con pesar al pequeño Naruto-. Solo se rinden-
Nadie sabia el porque, pero un día soleado y fresco, Naruto tomó un vaso repleto de ácido queriendo cometer suicidio.
El anciano llevó las manos hacia su rostro ocultando su expresión.
Sabía que molestaban a su nieto por ser distinto a ellos, por ser tartamudo. Pero jamás imagino que el acoso había llegado a tal punto que Naruto se había orillado al suicido.
- La buena noticia es que no le pasó nada- informó el doctor-. Algo sorprendente. Ni siquiera muestra síntomas de intoxicación o enfermedad-
- ¿Y la mala?- se aventuró a preguntar el anciano con su mirada fija en su nieto.
Naruto conectó miradas con su abuelo por un leve instante.
- Él...- expresó el doctor pasando una de sus manos por su nuca, no queriendo terminar el diagnostico-. Sus cuerdas vocales están destrozadas. Lo siento, pero el pequeño no podrá volver a formular una palabra-
Mudo. Naruto Cranel habia quedado mudo.
El anciano solo pudo cerrar con fuerza sus párpados deseando que todo aquello fuera un sueño.
El pequeño había estallado ante el último acoso destrozandole a puñetazos el rostro a su acosador. ¿Y qué fue lo único que recibió como respuesta por parte de su abuelo? Un castigo: irse a dormir temprano, no poder salir a jugar afuera de casa, y trabajar en el campo dos horas extras por jornada, todo por tres meses.
La aldea entera, a excepción de Bell y el abuelo, veían a Naruto como un monstruo.
Pero claro, cuando el pequeño Cranel era el que recibía palizas y burlas no pasaba nada. Y cuando por fin responde a todo el acoso, lo tildan de bestia.
- Si tan solo hubiera interferido antes...- expresó el anciano con dolor ante la perdida de voz de su nieto.
Naruto solo cerró sus párpados aferrándose a lo único que ahora mismo le daba consuelo, una pequeña espada de madera mientras la luz de la Luna bañaba sus facciones.
X~X~X
El Sol en su punto casi más alto en el firmamento.
Yendo al norte hacia la Calle Principal de las instalaciones del rascacielos, una tienda de café al aire libre enfrentaba a la gran calle con más figuras de residentes que de Aventureros.
Bajo los claros y luminosos rayos del Sol, numerosos clientes hablaban y reían.
Entre las muchas sombrillas produciendo sombra, Naruto, Bell, y Lili estaban sentados juntos sobre la mesa blanca, charlando entre estos dos últimos.
El rubio teñido, el espadachín negro como era conocido por todos, solo se encontraba escuchando en contra de su voluntad la conversación entre el par. Una mierda... Sino fuese porque Hestia le había prometido que cuidara mejor a Bell a partir de ahora, ni siquiera estaría aquí, sino en el Calabozo o entrenando en casa.
Naruto dio un bostezo.
El muchacho se encontraba de forma no muy cortez apoyando su pecho sobre la mesa escondiendo su cabeza entre sus brazos, durmiendo, o tratando de hacerlo.
- Oye, oye. Mirá esto- mencionó Puck sentado en la orilla del vaso de Lili-. Voy a mojarme el culo-
El espíritu con una expresión divertida sumergió todo su cuerpo hasta la cintura.
El pequeño se relajaba como si de un sauna se tratase.
Tanto Bell como Lili observaron extraños a Naruto sonreír de forma divertida mientras enfocaba su atención en el vaso de la pequeña.
Lili solo alejo su vaso algunos centimetros con un mal presentimiento.
- Esta bien, ¿pero tu familia sabe que sigues con vida?- preguntó Bell.
- Aunque definitivamente no puedo decirlo con seguridad, todos los restos relacionados con Lili han sido limpiados en los últimos dos días- mencionó la chica-. En la medida en que no hay necesidad de preocuparse, de todos modos, Lili tiene esto-
Se acarició la cabeza. El cabello que originalmente era de color castaño oscuro también se movió hacia el suelo, y entonces un par de orejas de gato se movieron adorablemente a la izquierda y a la derecha. Sus pupilas eran de un luminoso color dorado.
Con aquella magia, la chica pasaría desapercibida por su familia.
Naruto dio un suspiro interno.
Genial, Lili se uniría al equipo. A pesar que faltase la aprobación de Hestia, seguramente la diosa lo aprobaría a petición de Bell. Además de que la olimpica pondría a Naruto como guardaespaldas de Bell, así algo como el caso de traición días atrás no se repetiría.
- (Es demasiado bueno)- pensó el espadachín negro observando a su hermano.
Las buenas acciones no quedaban impunes, todo tenia consecuencias.
- ¡Naruto-kun! ¡Bell-kun!-
Los mencionados dirigieron su atención hacia la entrada de aquella cafetería, lugar por donde la madre de aquellos dos ingresaba con una pequeña sonrisa. Su estatura era comparable a la de Lili, sin embargo, las proporciones delanteras y traseras eran distintas.
- ¿Los hice esperar?- preguntó la diosa llegando.
Bell negó con una sonrisa digna de el.
Naruto asintió con una mueca de molestia.
- Lo siento, Kami-sama- se disculpo Bell bajando su cabeza levemente-. Por mi pedido tuvo que hacerse un pequeño espacio en su trabajo-
- Esto no es nada. Son mis hijos, y por ustedes haría cualquier cosa- afirmó Hestia cambiando su mirada a una expresión seria al notar a Lili, aquella que traiciono la confianza de Bell-. ¿Eres tú?-
- Un gusto conocerte, Kami-sama. Mi n-nombre es Li-Lili- tartamudeo por los nervios la pequeña al presentarse.
Lili se había levantado de su asiento haciendo una reverencia.
La situación era sencilla.
Hestia había pedido personalmente aquella reunión para ver con sus propios ojos a Lili. La diosa sería la que decidiera si seguían siendo un equipo, o se disolvían para prohibir a Bell no ver nunca más a la pequeña.
Naruto movió sus manos captando la atención de su hermano mayor.
- Hey, te olvidaste de una silla para nuestra diosa-
- Ah- musitó Bell dándose cuenta de aquel detalle-. Kami-sama, perdone. Iré a pedirle a alguien del personal una silla para usted-
El peliblanco sonrió, una sonrisa inocente y pura, y se marchó.
Lili lloró internamente al quedarse allí sola. Ahora mismo frente a ella, se encontraba Naruto y Hestia sin decir ni una palabra. Bueno, uno de ellos no podía.
El chico se levantó y camino hasta tomar la silla de Bell tirando hacia atrás. Con un simple ademán de mano, Naruto dio a entender a la diosa su intención.
- Gracias, Naruto-kun-
Hestia caminó y se sentó en la silla de Bell.
Lili observó confundida el accionar siguiente de Naruto. El chico no volvió a su lugar, solo se quedo detrás de su diosa como si de un guardaespaldas se tratase.
Cualquiera que estuviese en aquella cafetería y conociese a Freya y Ottar, seguramente confundirian a Hestia y Naruto como una leve imitación de ellos.
Puck, vestido con traje formal y lentes de sol, se hallaba sobre la cabeza de Naruto custodiando el perímetro.
- Sabes quien soy. Dejemos las formalidades, ayudante- habló Hestia entrecerrando su mirada-. ¿Volverás a traicionar a mi hijo?-
Lili casi se meo encima.
Los dioses podían saber si mentías. No podías esconderte.
- No-
Seguras, las palabras salieron de Lili.
- Lili no volverá a traicionar a Bell-sama. Nunca más-
La mirada de la diosa era penetrante, y tampoco ayudaba que un sujeto vestido con una armadura negra y un espadón estuviese detrás de ella viéndote con aquellos ojos color sangre.
- Creeré esas palabras- habló Hestia.
La luz del sol que se colaba a través de la sombrilla solo hacía embellecer aún más las facciones de la diosa.
El ruido alrededor de aquella conversación se apagó poco a poco dejando que solo la respiración de Hestia pudiese escucharse tenuemente. La presión aumentó.
- Solo quiero dejarte unas palabras...- mencionó la diosa-. Bell y Naruto son mis primeros familiares. Son los primeros que me aceptaron. Son mis hijos-
Detrás de la diosa, Naruto tembló levemente ante el poder que desprendía Hestia.
- Maldición, esta mujer podría borrar toda la ciudad en un parpadeo- mencionó Puck tragando saliva nervioso.
Naruto comprendió casi al instante que ahora mismo, aquella Hestia, no era la misma diosa que había conocido.
- Si los lastimas, si los traicionas...- el tono de voz de Hestia comenzó a sobreponerse junto a otro como si dos voces salieran de su cuerpo al mismo tiempo.
Aquella no era Hestía hablando.
Aquella era la diosa Vesta sacando sus garras para proteger a su familia.
- Te haré cenizas-
Naruto apoyó su mano en el hombro de su diosa, y el poder divino se controlo para desaparecer lentamente.
- Lo siento, me deje llevar un poquito- Hestia saco su lengua como un niña pequeña.
- Ya es tarde- Lili levanto su cabeza dejando ver lágrimas deslizándose por sus mejillas-. Me hice pis encima del miedo-
El silencio volvió a reinar.
- Pff- Jajajajajajaja- Hestia soltó una enorme carcajada.
Naruto sonrió de oreja a oreja mientras encima de su cabeza Puck reía como un hiena.
Bell llegó con la silla justo a tiempo solo para ver la situación.
- ¿Qué pasó? ¿Por qué están riendo?- interrogó curioso.
- ¡Bell-kun!- llamó Hestía levantando su pulgar-. La apruebo. Puede seguir siendo tu ayudante-
El peliblanco inocente solo sonrió contento.
(Inserte/ Danmachi Ost- Familia Myth)
¡Fush!
Hestía se levantó quedándose parada en la silla.
La diosa paso sus brazos sobre los hombros de ambos hermanos, abrazando al par, y atrayendolos hacía ella.
- Ayudante, estos dos quedan a tu cuidado a partir de ahora- sonrió Hestía.
Una brisa removió los cabellos de toda la familia.
Lili tuvo un pequeño presentimiento al ver a los tres sonriendo abrazados por su diosa.
Un leve escalofrío surcó por todo su cuerpo.
No supo como, pero simplemente lo sabía.
Frente a ella, se encontraba la que seria la familia más fuerte de todo Orario.
Una diosa que mostraría sus colmillos a cualquiera que ose lastimar a su familia.
Dos hermanos, cargados del fuego, que convertirían todo obstáculo en cenizas.
Fin del capitulo.
Espero que les haya gustado. Si fue así con un voto y comentario es mas que suficiente. En este capitulo he dejado algo escondido que servirá como base para un plow twist futuro.
¡Seguidme si no lo estás, y únete a esta familia!
Nos leemos en el próximo capitulo.
Bye-bye~
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