XX.

Los monstruos compartían ciertos rasgos con los animales en la naturaleza.

Las personas deducian que dichas bestias son irracionales, y no podían pensar lógicamente como los humanos. Y aquello era verdad. Eran bestias guiadas por el instinto. Sin embargo, en aquellos pasillos engañosos del calabozo habían monstruos dotados de inteligencia llegando a aprender el habla humana.

Sean monstruos que presentaban dicha capacidad, o no, todos tenían algo en común con los animales de la naturaleza.

Instinto de supervivencia.

Si algo les producía el suficiente miedo, ellos huirían despavoridos ignorando toda lógica que envolvía a los monstruos.

Y eso...

Lili solo pudo observar incrédula como el enorme grupo de Hormigas Asesinas pasaban por su lado ignorando lo que sería un pequeño festín, aterradas huyendo de algo más grande detrás suyo.

Entre la oscuridad, dos ojos rojos alumbraron las sombras acompañadas de la melodía de una armadura pesada.

- ¿Qué es eso...?- preguntó Gedo tragando saliva nervioso.

Sus manos, sudadas por la situación, se aferraron con fuerza a las pertenencias robadas de la Hobbit.

¡Fush!

Un objeto salió disparado yendo en dirección hacía Gedo.

- ¡Hijo de puta!-

Un alarido de dolor aulló de su garganta.

Un cuchillo había perforado una de sus manos dejando caer las pertenencias hurtadas.

En un gesto de avaricia o estúpido, Gedo intentó con su otra mano agarrar nuevamente las pertenencias del suelo.

- ¡Arrrrrrghhhh! ¡Bastado infeliz!-

Otro cuchillo pasó veloz a través de la habitación cortándole en mitad del aire dos dedos de su mano sana.

Del otro lado, Kanu dio un paso hacía atrás en dirección a la salida a su espalda.

- (¡Esto no quedara así!)- pensó viendo el rostro de Lili ferozmente.

Kanu huyó velozmente de la escena.

Gedo, en su lugar, se arrodillo presionando sus manos contra su estómago en un intento de aliviar aunque sea un poco el dolor.

¡Tap!

¡Tap!

¡Tap!

A cada paso, a cada centímetro recorrido, la sombra tomaba forma sobresaliendo de la oscuridad.

Naruto se quedo quieto observando todo el panorama. Su brazo derecho doblado hacía arriba dejando su enorme espada descansar sobre sus hombros. Del largo del arma, cuatro cadáveres de monstruos residían en ella habiendo sido perforadas dejando que la sangre enemiga cayera al suelo en forma de lluvia.

- ¡LILIII!-

Una sombra veloz pasó por detrás de Naruto yendo a toda velocidad hacía la Hobbit herida.

El espadachín negro solo rodó sus ojos ante la preocupación de Bell hacía la ayudante.

¡Fush!

¡Splash!

De un movimiento, Naruto mandó a volar los cuerpos enemigos incrustados en su arma produciendo aquel característico sonido de carne inerte golpear contra el suelo.

- ¿Qué...?- murmuró la Hobbit viendo la figura peliblanca llegar a su lado.

- ¿Eh? ¿Qué pasa, Lili?- musitó Bell sonriéndole.

- ¿Por qué?-

Cuando se dio cuenta de ello, la boca de Lili ya se había movido arbitrariamente.

- ¿Por qué salvaste a Lili? ¿Por qué no abandonaste a Lili, Bell-sama?-

- ¡¿Ehhh?!-

- No es posible que no hayas descubierto que estabas siendo engañado, ¿verdad? Para robar la daga, Lili te engaño. No es posible que todavía estés pensando en esas cosas tontas, ¿verdad? Incluso Naruto-sama me advirtió que no lo hiciera, pero hice oídos sordos-

Ante la cara estúpida hecha por Bell, la voz de Lili poco a poco se volvió más violenta. Sentimientos que no pudo reprimir brotaron de su boca.

- ¿QUÉ DEMONIOS, BELL-SAMA? ¿¡TU CEREBRO ES DEMASIADO GRANDE PARA TI! ¿¡ES QUE ESA CABEZA TUYA SOLO ES UNA CALABAZA INCOMPARABLEMENTE IDIOTA!?-

Desde su lugar, Naruto puso una expresión de asco ante lo que se avecinaba. Genial, se vendría una escena de ella haciéndose la victima y contando su pasado triste digno de los peores libros. Bell seguramente, aunque ya lo ha hecho, la perdonaría y todos volverían a formar un grupo feliz que viajaría por todo el Calabozo en búsqueda de aventuras.

- (Esperaré afuera. Ni de chiste pienso quedarme a ver esta mierda)- pensó Naruto caminando hacia la salida.

Los ojos rojos del aventurero dieron un último vistazo a las pertenencias robadas tiradas en el suelo, devuelta con su verdadero dueño, Bell.

Nadie vendría a robar aquella daga. Nada vendría a menospreciar las horas de esfuerzo que Hestía había pasado para hacer aquella arma.

- Tú si das miedo cuando se meten con tus personas apreciadas- rió Puck volando alrededor de la cabeza del aventurero-. A diferencia de tu hermano...-

Naruto siguió caminando hasta apoyarse de brazos cruzados sobre una de las paredes de aquel pasillo a la espera del fin de la molesta reconciliación.

- (Es culpa de nuestro abuelo)- pensó Naruto cerrando sus párpados recordando aquellos tiempos en la pequeña aldea-. (El viejo nos llenó la cabeza sobre los cuentos de héroes, sus hazañas, sus enemigos, y por supuesto, que al final siempre se queda con la chica, o chicas)- puso una pequeña sonrisa ante las memorias de su abuelo siendo un pervertido.

- Pero tú no pareces haber adoptado aquel estilo- Puck dio un leve soplido intentando mover aquel molesto mechón de cabello que obstruía su visión.

- (Lo hice, pero de distinta manera. Bell y yo somos dos lados de la misma moneda. El parece representar todo lo bueno, y la luz que viene a iluminar tras la tormenta, y yo, todo lo contrario)- mencionó en su cabeza el aventurero.

Naruto abrió sus párpados mostrando aquellos ojos rubíes.

- (Bell sacrificaría a su persona preciada por el mundo. Yo... Destruiría el mundo para salvar a mi persona preciada)-

X~X~X

Barrio rojo de Orario. Sector Oeste. 3 A.M.

Gedo rechistó entre dientes furioso con la situación.

Sentado en aquel pequeño colchón de hospital mugriento, sus manos eran envueltas en vendas incapaces de moverlas. En una de ellas había perdido dos dedos, y la otra, había sido perforada perdiendo toda sensibilidad en aquella área de momento.

- Ni siquiera puedo ir al baño, maldita sea- rugió en silencio Gedo al no poder bajarse los pantalones.

El dolor tampoco lo dejaba dormir.

Se encontraba en una maldita clínica clandestina, así que era de esperar que ya no hubiera enfermeras a tal hora de la noche. Por suerte lo habían atendido.

¡Tack!

¡Tack!

Un toque a su puerta lo hizo desviar su atención.

- ¡¿Una enfermera?! ¡Por fin, ya no podía aguantarme más!-

Estúpida infeliz. Por lo menos debería de darle sexo oral la maldita enfermera por tardarse tanto.

¡Riiiiii!

La puerta en mal estado rechinó abriéndose por completo.

Sin embargo, la sombra que emergió del pasillo no se trataba de una enfermera hermosa, ni nada del estilo.

- ¡¿Qué haces tú aquí?!- el miedo se podía notar en su voz y expresión-. ¡Alguien! ¡Ayud...!-

Naruto tapo la boca de Gedo ahogando el grito de auxilio. Con su otra mano disponible apretó la herida del aventurero permitiendo que poco a poco el rojo pintara las vendas blanquecinas a medida que Gedo pataleaba intentando liberarse.

Las miradas conectaron.

Gedo solo vio aquellos ojos rojos salidos del rincón más lejano del infierno.

La orina que mantenía hace ya tiempo, se abrió paso meandose encima.

La primera vez fue en aquel callejón en la ciudad.

Aquella ocasión, Naruto había sido claro.

Vuelve a meterte con mi familia, y te mueres.

- ¡Espera!-

Agarrando una almohada, Naruto tapo el rostro de Gedo comenzando a asfixiarlo.

El cuerpo de aventurero se movía desesperado por una fuente de oxigeno. Sus piernas se movían de arriba a abajo golpeando el colchón. La adrenalina le había hecho olvidar sus heridas en las manos, sus extremidades ahora trataban de impactar a Naruto sin éxito alguno.

Tras unos segundos de pelea, el cuerpo de Gedo se quedo quieto.

X~X~X

Barrio rojo de Orario. Sector Este cercano a Ichiraku Ramen. 3:35 A.M

Kanu sentía como todo el estrés de aquel día se reducía al tener el culo de aquella prostituta contra su entrepierna.

- Maldición, hermosa- Kanu suspiro en el cuello de la mujer-. Necesito que subamos ya- suplicó viendo el segundo piso, allí donde las habitaciones del prostíbulo residían.

La mujer se tiro hacia atrás eludiendo un beso, solo para acercarse nuevamente quedando a centímetros de los labios de Kanu.

- Habitación 4, cariño. Tú adelántate. Iré a corroborar el pago con la dueña- la chica se levanto de su lugar recibiendo una cachetada en el culo por parte del hombre.

La mujer camino meneando sus caderas atrayendo las miradas.

La prostituta observó de reojo a Kanu subiendo las escaleras yendo a su destino.

- Quiero una recompensa por esto- pidió como una niña la chica sentándose en las piernas de un encapuchado-. Está en la habitación 4, Naru-

El encapuchado se levantó de su silla, y del interior de la capa le lanzó a la mujer una bolsa llena de dinero.

- Eres malo, Naru. Yo pensé que por fin te dejarías caer en mis garras~

La muchacha y el aventurero se conocían gracias al lugar donde trabajaba Naruto, Ichiraku Ramen. Un lugar donde frecuentaban asesinos, prostitutas, ladrones, y toda la calaña de aquel tipo.

Naruto camino hacia la escalera.

No importaba si Kanu gritaba, todo sería opacado por el ruido de las copas, y los gemidos en las habitaciones.

Fin del capitulo.

Espero que les haya gustado. Con su voto y comentario me motivan bastante. ¿300 estrellitas para el próximo?

¡Seguidme si no lo estás, y únete a esta familia!

Nos leemos en el próximo capitulo.

Bye-bye~

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