VII.

Volvió a dar otro suspiro mientras rodaba los ojos hacia arriba por sexta vez en la conversación. Bueno, ¿realmente era una conversación cuando solo una persona hablaba, y otro escuchaba?

- Entonces Naruto-kun-nya salto sobre el último Goblin metiendo el lápiz dentro de su boca y matandolo-nya- mencionaba Anya imitando con pequeños movimientos la escena.

Tras acabar con el <Silverback>, Hestia había caído inconsciente preocupando a los dos miembros de su familia.

Naruto y su hermano, actualmente estaban dentro de la <Señora de la Abundancia>. Después de lo que había pasado, se encontraron con Syr por casualidad, quien regresaba del Festival de Monstruos. Bajo su persuasión, transportaron a la inconsciente Hestia allí.

Naruto entrecerró la mirada ignorando las palabras de Anya. Aquella mujer, Syr, algo en ella no le cerraba. Su primer encuentro, la casualidad de encontrarlos tras el Silverback, y la sonrisa que le daba a Bell. Todas esas cosas hacían nacer un pequeño cosquilleo a Naruto.

La conmoción causada por el Festival de Monstruos se había calmado completamente. La pérdida se redujo al mínimo debido a la rápida respuesta de la <Familia Ganesha> y otras organizaciones, como el Gremio. No sólo eso, sino que no parecía haber ninguna baja o incluso heridos. Así que se podía decir que la persona que tenía la lesión más grave era Bell.

La persona que causó la conmoción no había sido capturada. Ni siquiera tenían la más mínima idea sobre quién era. La <Familia Ganesha>, y los miembros del Gremio que entraron en contacto con el criminal, parecían haber sido hechizados por un mago porque no podían recordar nada. Por lo tanto, no sabían lo que hizo el criminal y el asunto terminó de esa manera.

- Cranel-san-

Un tono suave y seco a la vez llamo la atención de Naruto, quien levanto la mirada. Anya había dejado de hablar ante la interrupción.

- Cranel-san, debe reponer el lápiz que rompió-

¿Como se llamaba aquella elfa? Ryuu si mal no recordaba. Le caía bien. Era silenciosa, fina, hermosa, y parecía tener un fuerte carácter.

Naruto dio un pequeño bufido, cosa que hizo a la elfa entrecerrar la mirada con dureza.

Anya trago saliva ante la pequeña tensión que comenzaba a nacer entre aquel par. El chico se levanto de su asiento quedando de pie. La diferencia de altura entre ellos era de varios centímetros, quedando el rostro de la elfa a la altura del pecho de Naruto.

Anya puso una expresión sorprendida. ¿Existía un hombre incapaz de sentir miedo ante la mirada de Ryuu?

Tras varios segundos, Naruto volvió a sentarse temblando levemente.

Esa mujer daba miedo.

Esta vez fue el turno de Ryuu de ponerse nerviosa, aunque no lo demostró. Naruto la analizaba fijamente buscando algo, o algo se le hacia raro. ¿Peliverde? No, aquella elfa llevaba el pelo teñido.

Algo bueno de ser mudo, era el enfoque en sus demás sentidos. No tenía la vista de un halcón, pero era una persona que en vez de mirar, observaba. Se detenía a ver hasta el último detalle.

Naruto agarro el papel y lápiz sobre la mesa comenzando a escribir a la vez que buscaba algo en sus bolsillos, sacando unas monedas.

No me gusta que me llamen por mi apellido. Dime por mi nombre.

El chico extendió el papel adelante de la elfa quien lo leyó en voz alta. Ryuu solo asintió tomando las monedas entre sus manos.

- Ya veo. No pasara de nuevo, Cranel-san- expresó Ryuu dando una pequeña reverencia retirándose hacia la cocina.

Anya comenzó a reír ante la pequeña broma de su compañera. En cambio Naruto, solo gano un tic en su ojo derecho.

Esa elfa...

Syr bajo por las escaleras con una sonrisa encantadora corriendo por su rostro.

- Solo está fatigada, nada grave- informo la chica sin borrar su expresión.

Naruto solo asintió ante sus palabras levantándose y yendo al piso superior. Apenas llego pudo observar a un Bell sonrojado frente a la puerta donde descansaba Hestia. Ahora entendía la sonrisa de Syr.

- Me tomo el pelo- exclamo Bell sonrojado recordando como la chica le susurro unas palabras a su oído.

Se precipitaron en la habitación, lo que los saludo era la figura de Hestia, que parecía haber rodado por debajo de la cama.

Sus mejillas estaban pegadas al suelo, y era muy vergonzoso. Tal vez había caído directamente sobre el suelo en una posición extraña.

Bell no pudo evitar gritar. Rápidamente corrió hacia ella, se arrodillo con ambas piernas y levantó el cuerpo menudo. Naruto solo camino tranquilo llegando hasta ellos.

- ¿¡K-Kami-sama!? ¿Qué pasa? ¿¡Que acaba de ocurrir!?-

- Ahhh, Bell-kun, Naruto-kun... Yo, inicialmente había previsto ponerme de pie, pero no pude usar nada de fuerza...-

- No puedes usar nada de fuerza... Escuché que estabas fatigada. ¿Qué estuviste haciendo los últimos días?-

Los pequeños ojos de la Diosa parecían haber ganado recuerdos.

- ¡Dogeza!-

- ¿Qué es Dogeza?-

- Me incliné hacia abajo y no me moví delante de una Diosa terca, eso se prolongó durante 30 horas...-

- ¿¡T-Treinta horas!? Dogeza, ¿Podría ser algún tipo de tortura?-

- No, es una técnica definitiva. Dogeza es una técnica final definitiva-

Hestia parecía estar diciendo tonterías y hablaba constantemente de esa técnica final confundiendo al par de hermanos.

- Pero, ¿Por qué tuviste que hacer tal cosa? ¿¡No ibas a un banquete, Kami-sama!?

- Verán...-

Las torpes manos de Hestia se acercaron a la cintura de Bell y sacaron la daga negra. La diosa también apunto a la armadura negra que portaba Naruto. Y con ellos ambos lo entendieron. Era sobre sus armas.

Naruto entrecerro la mirada. El calor del momento no le hizo preguntarse aquello, pero era verdad. ¿De donde las había sacado?

En la esquina de la vaina de la daga, Bell notó <Ήφαιστος>, un Texto Sagrado similar estaba grabado en ella.

- Hefesto-

Esa marca, era el mismo signo que aparecía en el taller de Hefesto.

- K-Kami-sama, esto es...-

- Seguramente haya otra marca en la armadura de Naruto-kun- expresó la diosa sonriendo-. Lo siento, hice que se preocuparan... Pero, yo, sentí que era doloroso simplemente ver. No quería sentir que era dependiente. Sólo ser ayudada por alguien, se siente muy incómodo-

La mano de Bell temblaba mientras sostenía la empuñadura de la daga. Hestia colocó el arma lentamente en la vaina.

Naruto dio un pequeño respiro cerrando sus párpados, dejando que sus dedos rozaran el peto de la armadura.

- Es verdad- mencionó Bell al ver a Naruto preguntarle algo mediante lenguaje de señas-. ¿Cómo las pagaste?-

- No se preocupen, ya hablé con ella-

No sólo su voz, incluso los ojos de Bell estaban ligeramente temblorosos.

Hestia todavía tenía una expresión cansada, pero mirar a los miembtos de su familia la hizo sentir a gusto y les sonrió.

- ¿No querían ser más fuertes?- preguntó sorprendiendo al par-. Dije que los ayudaria. Al menos en este grado, todavía los puedo ayudar-

- Yo...- susurró Bell.

- Sin importar quien, sin importar que, yo soy la persona que quiere ser sus fuerzas al máximo. Después de todo... Son mi familia- exclamo Hestia.

Los ojos de Bell comenzaron a derramar gruesas lágrimas. A paso lento, Naruto se agacho quedando a la altura del par y los abrazo contra su pecho fuertemente.

- Confíen en mi, soy su diosa. Iría hasta el infierno, o destrozaría el Calabozo con tal de salvarlos- expresó la diosa.

Bell ya no pudo soportarlo.

Se echó a llorar y abrazó fuertemente a Hestia y su hermano.

- ¡¡Kami-sama!!-

Como un niño, Bell continuó abrazando el cuerpo menudo.

- Hey, hey, la hoja se salió, eso es muy peligroso, ¿Cierto?-

Su pecho se sentía muy cálido. Mientras decía eso, Hestia también abrazo a los hermanos.

La diosa enterró sus dedos en el cabello blanco como la nieve de Bell, y en el cabello rubio como el sol de Naruto. Sonidos de sollozos y llanto sonaron en sus oídos.

Abrazando a las personas más importantes de su vida, un solo pensamiento surco por la cabeza de Naruto. Cualquiera, no importa quién. Cualquiera que los llegara a lastimar... sangre correría por Orario.

X~X~X

Sexto Piso.

Los alaridos de dolor fueron silenciados cuando el chico cayo muerto al suelo.

Las últimas dos miembros del grupo temblaban sin poder moverse debido al terror. Aquel grupo de novatos, todos nivel 1, habían entrado por primera vez al sexto piso sintiéndose confiados.

Pero, el Calabozo, era el Calabozo. No importaba lo fuerte que eras, nunca tendrías que demostrar confianza. Porque al primer indicio, a la primera pizca de inseguridad, el Calabozo iría por ti.

El monstruo conocido como <War Shadow> salto sobre la aventurera más cercana tirándole al suelo.

- ¡Por favor, no! ¡Mamá! ¡Papá!-

El puño de la sombra atravesó la espalda de la chica. La aventurera solo podía gritar mientras lloraba por sus padres, por ayuda.

La última del grupo cayo arrodillada al suelo temblando. Una mancha oscura comenzó a surgir de su pantalón. La pobre niña se había meado encima.

- Ma...má...-

Con un ultimo susurro la aventurera murió tras haber sido atravesada por su espalda seis veces.

La niña solo observo al War Shadow erguirse por completo con sus manos ensangrentadas por la sangre de todos sus compañeros, que yacían muertos en aquel lugar solitario.

Con temblores se aferraba al pequeño cuchillo en su pecho. Sus manos, lentamente, comenzaron a viajar hacia su cuello. Seria más rápido suicidarse que dejar que aquel monstruo la haga sufrir como hizo con sus compañeros.

Unos alaridos de dolor la detuvieron.

La aventurera dirigió la vista hacia el final del pasillo donde solo oscuridad se podía apreciar. Eran alaridos de lamentos, llantos que resonaban atravesando los oídos de cualquiera que estuviese cerca. Era como si alguien estuviese asesinando pequeños corderos.

¡Fush!

Un cuerpo surgió de entre la oscuridad cayendo a metros de la chica, quien solo vio sorprendida el cadáver de un <Dungeon Lizard> deshacerse en cenizas.

¡Tap! ¡Tap! ¡Tap!

Pasos pesados comenzaron a oírse en aquel pasillo acercándose. Y junto a ellos, el sonido de una armadura rechinar.

La chica dejo el cuchillo mientras su mirada, ahora esperanzada, se posaba en el origen del sonido.

Dos ojos rojos aparecieron al final de la oscuridad.

El War Shadow viendo a un nuevo enemigo se lanzo a correr hacia el. El brazo del monstruo dibujo un arco blanco en el aire, acercándose desde el lado izquierdo del recién llegado.

¡Clank!

El monstruo dio un paso hacía atrás gimiendo de dolor. El puño del War Shadow había chocado contra una armadura, rompiéndose todos los dedos.

La chica desde su lugar, solo vio el brazo izquierdo del monstruo volar por el aire.

El sonido de otro corte resonó, y War Shadow cayo al suelo sin piernas. El monstruo comenzó a arrastrarse por el suelo con un solo brazo.

Entre la oscuridad, una espada enorme negra surgió clavándose en la cabeza de la sombra, matándolo.

La chica solo observo a un chico vestido con una armadura negra, y una capa hecha jirones del mismo color, aparecer por el pasillo.

Su rostro estaba manchado con sangre de enemigos haciendo que su mirada, aquellos ojos rojos, aún más intimidantes.

Naruto camino lentamente hacia la chica. Su espada ya reposaba colgada detrás de su espalda. Con todo el silencio, solo los pasos y el rechinar de la armadura se escuchaban.

¡Fush!

La chica vio sorprendida la enorme capa cubriendola. Con un pequeño sonrojo por la vergüenza, la chica se tapo más con la prenda de su salvador al recordar la mancha de pis en sus pantalones.

- Disculpa...-

Naruto solo atino a señalar con su cabeza hacia la salida.

- ¿Que te siga?-

Para su sorpresa, el chico no respondió y solo comenzó a caminar.

- Espera- exclamo la chica levantándose del suelo.

La salvaba, le daba su capa para evitar que la vieran, y solo se marchaba sin hablarle. Al no saber su nombre, solo pudo llamarlo por lo más llamativo. Y no lo llamaría por el color de su cabello.

- ¡Espera, Espadachín Negro!-

La chica corrió hasta llegar a un lado de Naruto, quien seguía en silencio. Por un momento, la aventurera se detuvo en la entrada de aquella sala, viendo a todos sus compañeros muertos.

Eran novatos, y el Calabozo se los había demostrado. Porque así era el Calabozo. Nunca tendrías que confiarte, nunca tendrías que bajar la guardia, porque ahí estaría para hacértelo recordar.

La chica negó con su cabeza. Ser aventurero no era para todos. Y hoy, había descubierto que era parte de ese grupo. Debería de encontrar otra profesión.

El Calabozo no era para todos.

Fin del capitulo.

Espero que les haya gustado.

Nos leemos en otro cap. Que tengan buena semana.

Bye-bye~

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