00:37

Me sujetó de la muñeca sin hacerme daño con sus agarre bajándome del escritorio. Tiró de mi mano inclinándome sobre su rodilla, haciéndome quedar de pecho sobre sus piernas con el trasero al aire. Sentí su mano subirme la falda y bajarme la ropa interior hacia los muslos.

—¿que estás..?

Un sonoro y doloroso azote cayó sobre mi trasero llevándome por inercia hacia delante, despertando un horrible ardor en esa área que prácticamente podría extenderse por todo el lugar. Fruncí el ceño tras haberme quejado en voz alta.

—¿Tienes idea de por que estoy castigándote?— cuestionó sin ningún atisbe de emociones, presionándome contra su pierna solo para impedirme correr de ahí

—¿por haber hecho algo lindo para ti?

—por contestarme y sacar a relucir ese vocabulario tan vago, eso es impropio de una dama decente

—entonces perdóname por decir lo que pienso, no tuve dinero ni lujos que me quitaran eso, ¡ay!— el estruendoso sonido y el dolor me interrumpieron haciendo que me sostuviera con más fuerza de su pantalón

—es por eso que voy a tener que disciplinarte, hermosa. Desde el principio te he tenido paciencia pero no voy a seguir permitiendo tu comportamiento rebelde— dio otro azote más fuerte que el anterior y cerré los ojos con fuerza—. Si te portas bien habrá recompensas, si haces algo como lo que acabas de hacer habrá castigos— otro azote y solo pude apretar la tela a puños.

Ese castigo parecía cualquiera al principio, pero alrededor del azote veintitantos ya no podía más. Llore con fuerza sintiendo mis uñas perforarme la palma por haber soltado su pantalón y un infernal ardor en el trasero que dolería más después. Su mano se detuvo en cuanto comencé a sollozar sobre su regazo, me sujetó y de esa manera consiguió cargarme en brazos llevándome a quien sabe donde, la verdad era que ni me importaba, me había dolido más de lo que pensé, cada maldito azote lograba que me arrepintiera de lo que dije. Sentí el colchón debajo de mi y quise chillar por cómo me ardió, pero antes de que pudiera hacerlo Luke se sentó antes dejándome sentada sobre su regazo.

—¿ves lo qué pasa cuando eres mala, mi cielo?

Quería gritarle cada una de las groserías de mi repertorio pero al final solo atiné a sollozar contra su pecho.

—no me gusta hacer esto contigo, se que eres una buena chica, pero no me gusta tener que escucharte decir esas cosas, de verdad suenan muy mal, linda

—lo hice para ti, pensé que así te gustaría más— tartamudeé por el hipo que me daba al llorar con esa intensidad

Acarició mi cabello con una sonrisa casi inexistente.

—me gustas de todas las maneras, Abby, ademas, no te castigue por eso, corazón

—estaba muy enojada contigo— sollocé limpiándome las lágrimas con el dorso de la mano

Me llenó de mimos abrazándome contra su pecho sin intenciones de soltarme, sin embargo tenía una inquietud que me hacía llorar cada vez más, no sabía si era verdad o mentira o solo era mi dolor de culo haciéndome pensar cosas.

—¿ya no me quieres?— cuestioné en voz baja subiendo la mirada a la suya mientras el me acariciaba el cabello con tranquilidad y me mecía sobre sus piernas.

Resopló con una divina sonrisa enterneciéndome cada músculo del cuerpo.

—¿quien te dijo eso, linda?— inquirió con melancolía

—estabas furioso cuando me castigaste

—corazón, eso no significa que no te quiera— limpio una de las lágrimas que apenas iban a caer de mi ojo—. No pienses eso, cielo, jamás.

—perdóname— lloriqueé abrazándome de él con ahínco

Tenía miedo a soltarlo, más de lo que era capaz de discernir.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top