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—¿podrías sacarme de mi casa?— pregunté comiendo una de las manzanas del frutero de su cocina

Lo miré de espaldas cocinando algo para los dos. Él se había ofrecido porque había visto algo que quería prepararme desde hace tiempo y que con solo verme comerlo supo que me gustaba, así que me moría de intriga por saber que era lo que estaba haciéndome.

—no tengo poder legal para hacer eso, ellos tienen los papeles de tu adopción— elevó los hombros echándome una ojeada sobre su hombro

—de verdad no soporto estar ahí un segundo más

Puse los ojos en blanco levantándome a tirar lo que sobraba de la manzana. Me le quedé mirando considerando las opciones que de seguro me llevarían a abandonar mi casa antes de que esos dos vividores cobraran el dinero del seguro de mis padres. Una de ellas fue estar con él, ya se, una idea casi desquiciada que no tendría un buen final, pero sabía que ahí me sentiría segura y a gusto, con él no me faltaría nada.

Intenté acercarme por su lado para espirarlo, ganándome una bellísima sonrisa de su parte. Acarició mi mejilla y me pidió que esperara en la sala, que estaba en mi casa. No me retiré de la cocina sin antes levantarme de puntillas para darle un beso en la mejilla, sintiendo su vello facial haciéndome cosquillas. Fui hacia donde el televisor tumbándome sobre el sofá, cambiando y cambiando los canales sin la verdadera intención de ver la programación, lo hacía por divertirme. Terminé viendo the Big Bang Theory, un programa que sin duda me sacaba la risa.

Vi los brazos de Luke pasar a lado de los míos dejándome enfrente un plato con un montón de pastelitos de mora, todos recién horneados y con un aroma delicioso.

—especialmente para ti— besó mi sien—. ¿Cómo se dice, princesa?

—gracias, Luke

Se sentó a mi lado observándome comer. No resulta necesario recalcar lo buenos que estaban, la jalea estaba riquísima. Definitivamente mejor que los del restaurante. Me chupe hasta los dedos escuchando reír por lo bajo.

—¿te gustaron?— pasó mi cabello detrás de la oreja

Asentí desviando mis pensamientos a lo que de verdad aquejaba mi mente, hacia la explicación que me debía y quería escuchar con urgencia.

—¿vas a explicarme lo que entendí mal?— cambié de tema buscando explicaciones que me había prometido.

Se mordió el labio desviando la mirada a un extremo de la habitación. Por su aspecto era descifrable que lo estaba considerando, tenía muy presente que si no me lo decía podía irme pero ¿que podría pasar si me lo dijera?

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