Capítulo 1- Roto

Jin's pov

La estridente música resonaba en mis oídos al punto de que casi no era capaz de escuchar mis propios pensamientos.

Hacinados en una esquina del inmenso salón, estábamos Jimin, Taehyung y yo, rodeados de un montón de personas que en su mayoría ya se encontraban borrachas.

Personalmente, nunca le hallé gracia a las fiestas, o por lo menos no al estereotipo convencional que se tenía de una.

Beber hasta el punto de la inconsciencia, bailar y refrotarme contra algún extraño, no era mi idea de noche ideal, pero desafortunadamente, parecían ser esos los componentes necesarios para que una de dichas celebraciones fuera considerada como buena.

Sin embargo, evidentemente mi desagrado por estas desmadrosas actividades no fue impedimento para que hubiera arrastrado mi culo a una.

Eran las once de la noche y nosotros llegamos hacía apenas media hora, pero esa media hora se me había pasado con tal lentitud que pude haber jurado que llevaba un siglo ahí.

Tenía un trago de cerveza a punto de calentar en mi mano derecha, repiqueteaba con inquietud un pie sobre el suelo y más seguido de lo que me hubiese gustado admitir, le daba una inspección rápida a la habitación con el objetivo de divisar entre la multitud a una persona en específico.

Había ido por él, solo por él, cosa que vista desde fuera era tan ridícula como penosa, simplemente porque por mucho que lo quisiera, mi presencia en ese lugar no habría hecho demasiada diferencia, por no decir que ninguna.

A vista de todo el mundo, ChanYeol y yo éramos completos desconocidos, y al menos por su parte, teníamos motivos suficientes para seguir manteniendo esas apariencias.

De todas formas, a mí me bastaba con verle.

No podría besarle, ni abrazarle, ni tenerle conmigo como eran mis planes iniciales, no obstante, me conformaba con saber que estaba cerca para poder impregnarme lo suficiente de él, para al menos deleitarme con su imagen e imaginar más tarde que le tenía a mi lado.

- Sinceramente, aún me sigo preguntando qué hago aquí - Comentó Taehyung, uno de mis amigos más cercanos de la universidad y también una de las pocas personas que había visto que le quedara bien el cabello gris.

Bueno, con su gran atractivo, hasta un traje de payaso le hubiera lucido fabuloso.

Lo único que no combinaba con sus preciosas facciones, era el ceño proporcionalmente fruncido que deformaba su frente en ese instante.

Aparentemente, sus ganas de estar en la fiesta eran tan altas como las mías.

- Tae, si no querías venir, no haberlo hecho - Replicó Jimin, rodando los ojos por milésima vez en lo que llevábamos ahí.

Este era el más bajo de los tres y su pelo relucía un negro azabache completamente natural, a mi parecer uno de los detalles más encantadores de su apariencia.

También era hermoso, sin dudas, pero a diferencia del peligris, que era guapo en plan sexy, Jimin pertenecía al grupo adorable.

De todas formas, no podría decir cuál de los dos era más apuesto.

Por el contrario a nosotros, él se veía bastante más entretenido y su constante baile sobre el lugar era la prueba de ello.

- Sí, claro, señor "necesito que estés conmigo para darle celos a Jungkook" - Parecía que ambos estaban compitiendo por ver quién de los dos ponía más veces los ojos en blanco - Es curioso - Empezó a hablar con fingido tono inocente - Jungkook no está por ninguna parte, y yo he cancelado mis planes con Hoseok por quedar contigo.

- ¿Te he dicho que te amo?

- No me hagas la pelota - Su absurda y fugaz discusión terminó entre risas, y yo únicamente fui capaz de darle un sorbo a mi trago.

La mayoría de las veces, sentía envidia de la naturalidad con la que ellos hablaban de sus relaciones y orientación sexual.

Yo no estaba en el armario precisamente, pero conocí y me enredé con ChanYeol justo cuando comencé la universidad, y por tanto, no había sido muy explícito acerca de mi homosexualidad.

Si alguien preguntaba, no dudaba en admitirlo, sin embargo, no era un tema que fuese tratando por ahí, porque Chan me había pedido la mayor discreción posible en cuanto al hecho de que yo era gay, y mi lealtad hacia su persona era tanta, que había acatado sin quejas su petición.

Ni siquiera mis padres sabían de nuestro noviazgo. Solo una persona conocía la existencia de esta relación, y esa era Yoo Kihyun, mi mejor amigo de toda la vida y el único al que me era imposible esconderle algo.

No podría decir lo mismo con respecto a los dos chicos que ahora conversaban frente a mí.

Les conocía desde hacía un par de años, y yo era algo así como ese hermano mayor que te cuida y da consejos. Pero aunque sabía que me querían enormemente, también sabía que su amistad conmigo no era ni la mitad de fuerte que la que existía entre ellos mismos.

A ciencia cierta era consciente de que esta situación se había dado por mi propia causa, por encerrarme en mi mundo, no contarles mis secretos ni dejar que llegaran a mí, no obstante, mi fidelidad pertenecía completa y absolutamente a ChanYeol, así que si por protegerle a él tenía que sacrificar un par de amistades, entonces, aunque doliera, no lo dudaría ni un segundo.

Me avergonzaba que mi estabilidad emocional dependiese a tal extremo del castaño, sin embargo, me aterraba completamente siquiera imaginar perderle.

ChanYeol me quería, y me lo había dicho y demostrado muchas veces. A las sombras, sí, pero lo había hecho.

Yo lo sabía.

Y también sabía que pronto terminaría el maldito juego de las escondidas.

Solo tenía que esperar un poco más.

La neblina de pensamientos que inundaba mi mente se disipó cuando, al darle un nuevo repaso a la extensa multitud, finalmente me topé con una cabeza que sobresalía por encima de la media.

Mi chico era jodidamente hermoso.

Llevaba el cabello marrón peinado hacia atrás, de modo que la frente le quedaba expuesta. Los pantalones de mezclilla oscura que portaba, combinaban increíblemente bien con aquella sudadera que tenía impresa el logo de algún equipo de basquet, y con sus tenis blancos.

Y su sonrisa lo era todo.

Quise ir hacia donde estaba saludando a un pequeño tumulto, y enterrar mi cara en su pecho, inhalar su aroma y sentir sus fuertes brazos rodearme.

Como si no me pudiera soltar nunca.

Sin embargo, para sorpresa de nadie, apreté un puño y me quedé petrificado sobre mi lugar, esperando que la presión de mi pecho desapareciera en algún momento.

Pero cuando su mirada se conectó con la mía, que vi cómo guiñaba uno de esos preciosos ojos marrones en mi dirección, creí que todo el silencio, el dolor y las mentiras, valían y valdrían la pena.

Simplemente porque quería confiar en esos ojos marrones de los que me había enamorado.

La última vez que había comprobado la hora en mi reloj de muñeca eran las doce y media de la noche, así que según mis cálculos, cuando minutos después la música dejó de sonar repentinamente, ya era casi la una de la madrugada.

En el tiempo transcurrido desde la llegada de ChanYeol a la fiesta, no había ocurrido la gran cosa, lo que eso sí, la cantidad de invitados aumentó el doble, aunque pareciera imposible.

Me las había arreglado para ir por mi segundo trago de cerveza, y de alguna manera había conseguido arrastrar a Jimin y Taehyung a una zona cercana a donde estaba el grupo del castaño.

La distancia era perfecta porque no estábamos lo suficientemente cerca como para hablar con ellos, pero sí podía observar a mi chico bien y disimuladamente, e intercambiar algunas miraditas cómplices.

En las condiciones que estábamos, donde no existía mucha interacción entre nosotros, esos pequeños detalles lo eran todo para mí.

Jungkook nunca apareció, y luego de hablar con algunos conocidos, descubrimos que el muchacho ex, novio, amante, ligue, lo que fuera de Park, se había roto la pierna en una práctica de fútbol.

Al enterarse, mi amigo pelinegro enloqueció al punto de que quiso ir inmediatamente a buscarle, sin embargo, teniendo en cuenta que eran las tantas de la noche, lo más probable era que sus padres nos recibieran lanzándonos un cubo de agua por aparecernos a esa hora en su casa, así que tras hablar, hablar, más hablar y darle varios chupitos de tequila, Taehyung logró convencerle de esperar la mañana.

Entonces, irónicamente, el pequeño chico y yo intercambiamos papeles: él ya no tenía motivos para seguir ahí, a pesar de que conociera a bastantes personas, y yo no tenía entre mis planes marcharme por el momento, no mientras ChanYeol estuviera.

Como os había comentado antes, la música paró de sopetón, provocando constantes abucheos por parte de los invitados, abucheos que cesaron cuando Jaebum, el anfitrión, comenzó a chocar suavemente dos botellas, una de ellas vacía, para llamar la atención.

- ¡Hey, chicos! ¡¿Sabéis qué es esto?! - Levantó lo máximo que su brazo le permitía la botella verde cuyo contenido había menguado, haciendo posible que la mayor parte de las personas pudiesen verla. Todos, a excepción de mis amigos y yo, como si fuesen algún tipo de monigotes hipnotizados, chillaron "¡Sí!" al unísono - ¡Y sabéis qué significa, ¿verdad?! - Por segunda vez, los gritos comenzaron, lo que en dada ocasión no estaban coordinados.

Algunos chillaban la propia palabra "botella", otros "juego", y un pequeño grupo solo vociferaba y emitía sonidos guturales.

Básicamente, el chico pelinegro de ojos rasgados y mandíbula afilada, estaba exhortando, o mejor dicho, avisando que en breves minutos comenzaría el clásico juego de, valga la redundancia, "la botella".

Era una actividad absurda donde los participantes se reunían en un círculo, y en el centro de este, se hacía girar el envase vacío hasta que se detuviera. Una vez esto ocurría, las personas apuntadas por los extremos, tendrían que besarse en los labios.

Era estúpido, inmaduro y encima asqueroso en cierta medida, teniendo en cuenta de que había que plantarle un beso en los morros a cualquier extraño.

No me gustaba en lo absoluto, pero, de nuevo, parecía ser una de las cosas que todos esos universitarios adoraba.

Eran como malditos monos de feria.

De todas formas, yo tenía pareja, así que aunque quisiera (que no sería el caso ni en un millón de años), no participaría en ese sinsentido, y estaba plenamente seguro de que ChanYeol tampoco lo haría.

Sin embargo, esa seguridad se derrumbó cuando, segundos después del aviso, mi vista se enfocó en dirección a mi novio y le observé vitoreando en aprobación, justo como el resto.

Sentí escalofríos.

Antes de dejar que el temor se apoderara por completo de cada rincón de mi cuerpo, me dije a mí mismo que tenía que calmarme.

Bien sabía yo que el castaño actuaba en algunas ocasiones dejándose llevar por el resto, actuando de tal o cual manera solo por encajar en un grupo, por disimular.

¿Qué más prueba de ello que nuestra relación?

Así que no estaba bien de mi parte llegar a conclusiones precipitadas y actuar presa del pánico, por lo que me tragué de un sorbo el resto del contenido de mi vaso plástico, y me obligué a relajarme tomando algunas respiraciones profundas.

- Hyung, ¿estás bien? - Preguntó Jimin con confusión - Luces pálido. ¿Necesitas ir fuera a tomar aire? - Negué suavemente con la cabeza.

- ¿Vosotros vais a jugar? - Pregunté, y rápidamente, Taehyung resopló.

- Ni de coña. Tengo novio, Hyung.

- Yo también paso - Añadió el pelinegro, y ante sus negativas, por lo menos no me sentí tan solo ni antisocial - Sonará estúpido, pero por el momento solo tengo interés en la boca de Jungkook - Tras esa afirmación, se encogió de hombros con desinterés, propinándole también un sorbo a su propia bebida.

No era absurdo, ni estúpido, ni nada por el estilo. Simplemente estaba enamorado del chico, y yo me sentí completamente identificado con él en ese instante, solo que por obvias razones no lo dije en voz alta.

Los únicos labios que quería besar eran los de Chan.

Y sinceramente, me preocupó que el sentimiento no fuese recíproco.

- ¡Venga, vamos a empezar! - La voz de JB resonó nuevamente, y entonces los invitados comenzaron a agruparse, formando un círculo grande en el suelo.

Por suerte, la sala de estar era bastante enorme, además de que no todos participarían. Siempre estaban las parejitas recatadas, las "no recatadas" que habían desaparecido en una de las tantas habitaciones del lugar para tener sexo, los "carboneros", los mojigatos, y los que estaban demasiado borrachos y se habían quedado dormidos por ahí.

La música había regresado, solo que a un volumen mucho más bajo, como para dar algo de ambiente.

Al observar por segunda vez a ChanYeol, escuché cómo decía que iría un segundo a la cocina a por más bebidas, así que supe que era mi oportunidad de hablar con él a solas, por lo que utilicé la misma excusa con los chicos, e instantes después de que partiera, lo hice yo también, siguiendo sus pasos.

Al llegar al sitio, comprobé que únicamente estaba el castaño ahí, pero de todas formas, miré a mis espaldas, asegurándome de que nadie rondara los alrededores, y efectivamente, tenía razón, pues la mayoría ya se encontraba preparándose para la actividad.

- Hola - Dije, avanzando lentamente y jugueteando con mis dedos, acto que me salía de manera involuntaria cada vez que estaba nervioso.

Al escuchar mi voz, él se giró y me dejó más que claro que no se hallaba muy feliz de encontrarme ahí, ya que inmediatamente, con total preocupación, elevó la vista por encima de mi hombro para comprobar, justo como yo había hecho instantes atrás, que no hubiera ningún individuo inoportuno.

Pareció relajarse visiblemente al notar que era una zona "segura", sin embargo, de todas maneras, siguió fingiendo que éramos desconocidos, sonriendo a medias y dándome a modo de saludo un leve movimiento de cabeza.

- Hey - Contestó sin más, mientras se volteaba nuevamente frente a su trago y comenzaba a rellenar el recipiente con un líquido rojo que no sabía qué era.

- ¿Te lo estás pasando bien? - Pregunté caminando un poco más al punto de que ahora ambos nos encontrábamos frente a la encimera, y yo también agarré un pomo de algo y vertí parte del contenido en mi vaso.

No quería tomar más, y probablemente no lo hiciera, lo que necesitaba llevar una prueba de que realmente era eso por lo que había ido a la cocina.

- Seh, esto es guay - Asintió vagamente, y luego, sin añadir nada más, dio media vuelta con su trago en mano, listo para desaparecer y alejarse de mí.

Sentí que la estaca clavada en mi pecho desde que había sabido lo del juego, se hundía con más y más fuerzas que antes.

Me moría por verle, por al menos hablar un rato sin tener que fingir, pero él, por el contrario, aparentaba preferir estar en cualquier parte antes que en una habitación a solas conmigo.

Entendía su miedo, pero no era como si yo fuera a saltar encima suyo con tantas personas a los alrededores o algo por el estilo.

Solo quería conversar dos malditos segundos sin tener que preguntar indiferentemente "¿cómo te llamas?".

- Espera - Murmuré en tono desesperado, temiendo que desapareciera y no volviera a tener oportunidad como esta por el resto de la noche.

Por suerte para mí, se detuvo abruptamente, y con cierta irritación en sus facciones, se enfocó en mi dirección, soltándome un hosco:

- ¿Qué? - Tragué intentando eliminar el grueso nudo instaurado en mi garganta, aunque solo lo sentí crecer, al punto de que prácticamente no podía hablar.

- ¿Vas a jugar? - Inquirí con un hilo de voz, pasando mis dígitos sobre el borde de mi vaso en un claro gesto de inquietud.

Vi la indecisión en sus ojos antes de que contestara, como si no supiera qué decir, como si estuviera dudando, sin embargo, la respuesta que conseguí solo provocó que esa estaca de la que os había hablado, fuera aún más y más profundo.

- Claro.

Pensádolo detenidamente, lo real era que no me había sorprendido por completo, es más, alguna parte muy dentro de mí sabía que lo diría, pero el resto de mi cuerpo había intentado negarlo a toda costa.

Si hubiese estado tan seguro de que no participaría, no hubiese ido a buscarle a la cocina en primer lugar.

Es jodido cuando esa vocecita que escuchas en el fondo de tu mente tiene razón, y siendo sinceros, esa misma voz me había advertido de muchísimas cosas que yo había decidido pasar por alto.

Mi labio inferior comenzó a temblar.

- Pero, ChanYeol... Nosotros... - No pude terminar la frase y de todas formas no hacía falta, porque al instante supe que había entendido lo que quería decir.

Para mi decepción, simplemente suspiró.

- Jin, es solo un juego.

No lo era, no era solo un juego.

Era para mí una prueba de que aunque nadie lo supiera, lo nuestro era real.

Era la prueba de que le importaba lo que teníamos, de que valoraba mis sentimientos por muy absurdos o fuera de lugar que estuvieran.

Sería una tontería, pero yo no quería que nadie más tuviera ni por un segundo, lo que yo deseaba tener para mí todo el tiempo. No quería dejar que otra persona probara sus tentadores labios.

Le quería para mí, completamente, justo como yo era suyo.

Punto.

Y solo la idea de compartirle, me ponía la carne de gallina.

Creyendo que empezaría a llorar penosamente si siquiera intentaba emitir palabra, solo fui capaz de negar frenéticamente con la cabeza, entonces, de nuevo, vi la duda, y quizás algo de culpabilidad, en su mirada.

Comprobé que era cierto cuando dejó caer toda esa fachada de indiferencia y finalmente, luego de chequear otra vez que no nos escuchara ni viera nadie, avanzó los pasos que le separaban de mí.

- Bebé, es una tontería. No te sientas mal por eso - Susurró acariciando levemente mi mejilla con sus nudillos - Solo voy a participar porque todos lo harán. Sería raro que yo no lo jugara, Jin. Todo el mundo cree que estoy soltero.

- Pero... - Agarré dos puñados de su sudadera y bajé la vista hacia el logo del desconocido equipo de basquet porque me costaba mirarle sin estallar en lágrimas - No quiero que nadie que no sea yo te bese, Chan.

- Bebé... - Con total paranoia, volvió a mirar hacia atrás, y mantuvo en silencio durante varios segundos como si estuviera meditando sus próximas palabras. Sentí algo de alivio cuando le escuché respirar con resignación, sin embargo, la inquietud regresó al oír su conclusión - Bien, hagamos una cosa - Le observé expectante, mordiendo mi labio inferior - Aún voy a jugar, pero son un montón de personas. ¿Cuáles son las probabilidades de que me toque a mí? Y, de todas formas, te prometo que si llega a ser el caso, me retiraré. Simplemente no lo haré, no es como si fuese obligatorio o algo.

- ¿No cumplirás con las reglas? - Cuestioné sin entender muy bien, viendo un atisbo de luz al final del túnel.

- No, no lo haré, precioso. Fingiré que tengo una llamada o algo. No besaré a nadie más. Solo por ti, porque solo te quiero a ti.

Sonó como la excusa más falsa y patética del mundo, como si la palabra "mentira" estuviese brillando frente a mí en carteles de neón, incluso como si se estuviera burlando.

No obstante, tal cual hacía con muchos otros asuntos relacionados a lo que existía entre nosotros, me lo creí.

Él podía decirme que los marcianos estaban en mi casa bebiendo leche de plátano mientras veían Weekly idol tranquilamente sentados en el sofá, que yo me lo tragaría sin siquiera cuestionar.

ChanYeol no me mentiría, no sería capaz.

Ciegamente, confié.

- ¿Lo prometes?

- Te lo juro.

Entonces, su sonrisa me pareció tan sincera, que decidí, por milésima vez en mi vida, ignorar aquella vocecita repelente que desde el fondo de mi mente me pedía salir corriendo.

Tuve que hacer de tripas corazón para no apartar la mirada de las dos mujeres que se besaban y manoseaban sin pudor frente a mis ojos.

Al final, aunque realmente no quisiera, terminé siendo uno de los integrantes de la circunferencia, sentado justo delante de ChanYeol.

¿Por qué participé?

Sencillo, si por casualidad terminaba la botella apuntándolo a él, entonces existían grandes probabilidades de que, a menos que el objeto se desviara mucho de su posición original, le tocara besarse conmigo.

Y no solo lo hacía para evitar que estuviese en contacto con alguien más, sino que, en mi cabeza fantaseosa, esa sería la situación idónea para que ambos pudiéramos besarnos públicamente sin que lo asociaran con nuestra orientación.

Simplemente hacerlo porque así lo imponían las normas del juego.

Era doloroso tener que buscar tantas alternativas, tener que luchar tanto por conseguir un simple beso, como si de limosna se tratase, pero no me importaba rebajarme mucho para así poder obtener al menos un ligero roce.

De cualquier manera, si por casualidad llegaba a tocarme a mí enrollarme con un extraño, entonces abandonaría, tal como él me había prometido hacerlo por mí.

Porque nosotros nos queríamos.

Porque cumplíamos nuestras promesas.

Por el momento, no habíamos sido apuntados. Previamente, varios chicos se besaron con otras chicas, algunos incluso más de una vez. También lo había hecho una pareja de dos muchachos, y como antes dije, en ese instante dos féminas se daban el lote en el medio del círculo.

Vomitar parecía cada vez más una opción, y no por el hecho de que fueran personas del mismo género.  Evidentemente yo, siendo gay, no tenía absolutamente nada en contra de esto.

Lo que me parecía repulsivo era el espectáculo armado.

Mientras cada pareja se iba besando, los vítores y sonidos de aprobación aumentaban, animándolos a que llevaran el acto a un nivel mayor, al punto de que en algunos casos tuvieron que llegar a separarlos a riesgo de que terminaran montándoselo ahí mismo.

Podrían decirme ainticuado, frígido, mojigato, lo que fuera, pero para mí una exposición pública de tal grado debía ser llevada a cabo por individuos que se quisieran, o al menos que tuvieran un mínimo de atracción sexual entre ellos, no por cumplir con unas estúpidas normas de un absurdo juego ni por excitar a un montón de salidos.

Daba asco ver lo entretenidos que parecían estar todos con ese circo, no obstante, me repetía a mí mismo constantemente que pronto acabaría y que, al paso que íbamos, probablemente ni a ChanYeol ni a mí nos tocara jugar.

Sin embargo, mi fe se esfumó cuando en el turno siguiente, la botella se detuvo.

Juro que todo pasó frente a mis ojos como si estuviera en cámara lenta.

El objeto de cristal giraba y giraba, saliéndose levemente del centro, hasta que cesó luego de lo que parecieron interminables segundos.

Uno de los extremos apuntaba al castaño.

El otro, desafortunadamente, no iba en mi dirección.

Los gritos de emoción se sentían lejanos cuando un sonido sordo inundó mis oídos, y supe que era producto al repentino dolor de cabeza que había aparecido cuando, al girar mi rostro, vi el bonito rostro de una chica pelirroja.

Estaba sonrojada, y sonreía tímidamente, acomodando ligeramente su blusa para dejar ver mejor su desmesurado escote.

Para un hombre heterosexual, ella probablemente fuese una buena compañera de juego, sobre todo teniendo en cuenta que era una mezcla perfectamente equivalente de sensualidad y ternura.

Pero no pude admirar por mucho tiempo su evidente atractivo, porque mis ojos inmediatamente se posicionaron sobre ChanYeol, expectante de su próximo acto.

"Ahora es cuando la rechazas, cuando buscas alguna excusa para desparecer."

"Ahora es cuando abandonas, porque solo me quieres a ."

"Porque lo prometiste."

"Porque siempre cumples tus promesas."

Recitaba para mis adentros como si de un mantra se tratase.

Ya sabía lo que él haría.

O mejor dicho, creí saberlo.

No me miró ni por una fracción de segundo, ni siquiera se inmutó en hacer algún gesto que pudiera tranquilizarme, por el contrario, solo consiguió enloquecerme con lo que ocurrió momentos después.

Bebió un último trago, lamió el licor restante en sus labios, y tras ello, se inclinó hacia adelante para acunar con sus manos la cara de la pelirroja.

Entonces, con los chillidos que animaban orgullosos el beso que se estaba llevando a cabo a centímetros de mí como música de fondo, la venda cayó de mis ojos, y la estaca terminó de clavarse por completo en mi corazón.

Hasta el punto de que me rompió.

El drama no es lo mío :'v

Neta, lo leo y lo siento aburrido, ni siquiera si llego a transmitir lo que quiero o qué XD

Buenoooooooo, quiero aclarar algunas cosillas.

1- Jin no es tonto. Está enamorado de ChanYeol, lo que hasta ese momento, no se había dado cuenta de que estaba dentro de una relación tóxica y que lo estaban manipulando a diestra y siniestra.

2- ChanYeol quiere a Jin, pero no está enamorado de él, y además es demasiado cobarde. Dio el beso no por joder a Seokjin, sino por miedo, porque simplemente le aterra que descubran que es gay. Eso , sigue siendo un perro por jugar con sus sentimientos así.

3- Jin es un tipo sensible, y pues a lo mejor alguien puede llegar a pensar que su repudio por el juego es exagerado, pero él es un man romántico y tranquilo, un hombre del equipo peli y mantita. No quiere decir que las fiestas, o el juego en , o lo que sea, estén mal. Solo es su punto de vista.

4- Jin actuaba tan sumiso pq confiaba ciegamente en ChanYeol, porque a pesar de todo, él nunca había comprobado directamente una mentira o un engaño de su parte. Ahora, luego de ver como el tipo le comía toda la boca a una mujer, puso los pies en la tierra y cayó en cuenta de la realidad.

5- En el cap que viene, el Jin corderito se volverá un lobo *insertar el "auuu" que hacen los lobos pero que no cómo se escribe*

6- Ya va a salir Nam :D

Un besazo y gracias por leer 😘

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