Familia y Jaula (II)

— ¡Prometido los testículos Takeru!

— ¿¡Por qué metes los…!? ¡Los…! Los… ¡Ah! —Ryoko arrancó con fuerza algunos mechones de su cabello mientras gritaba frustrada antes de golpear furiosa el escritorio metálico donde habían algunas herramientas y cuadernos con dibujos a medio hacer con las palmas de sus manos— ¿¡Por qué metes los testículos de tu amante en todas nuestras discusiones!?

— ¡Porque no puedo insultar a la ramera que tenias por madre! ¿¡Crees que suena bien "por los ovarios de tu madre"!? —Yusaku imitó a su hija y golpeó con fuerza el escritorio— ¡No, Ryoko, no! ¿¡Y sabes porqué!? ¡Porque tu madre era una maldita ramera que sólo sabía enseñar esas cosas que ni pechos parecían!

— ¡Mi madre no era ramera, mi madre era prostituta! ¡Las rameras cobran poco, las prostitutas te pueden cobrar hasta uno de tus ojos, maldito imbécil!

— ¡A mi no me insultas maldita hija de prostituta intento de pirata!

— ¡No insultes a tu… tu…! ¿¡Cual de tus cinco esposas era!? —La albina observó con un gesto entre confuso y furioso a su padre de ojos verdes que tenía la misma expresión que ella.

— No tengo idea… veamos, ¡Haber ustedes, cuarteto de rameras que tengo por esposas! —La chica pelo blanco y ojos azules retrocedió con clara molestia para dejar a su padre de cabellos azules con mechones rosas ver a las cuatro mujeres que tenía por esposas.

Las cuatro hermosas mujeres de diferentes apariencias y alturas lucían bastante avergonzadas por la situación con su hijastra y su marido, en especial porque a su lado estaban los otros cinco colegas de Yusaku, incluyendo a su "amante" Homura Takeru, que sólo quería morirse en ese momento…

— ¿Qué pasa…? Cariño…

— De ustedes cuatro, en general, ¿Qué número era la que se murió? La prostituta madre biológica de Ryoko.

— Flo… Era la prim-.

— Ajá, sí, gracias… eh… ¿Fauna? —La hermosa mujer de cabello largo y rosa con ojos azules asintió mientras Yusaku volvía a su inexpresivo rostro al mismo tiempo que aspiraba de su cigarrillo usando su boquilla y devolvía su vista a su única hija— Como sea, ¿Por qué estaba discutiendo contigo?

— No me acuerdo… Como sea, mi boda será en cuanto revises a Playmaker.

— ¿Te vas a casar con Playmaker? ¿Te das cuenta de que su rostro fue hecho a mi semejanza, no por mi, desgraciadamente? —Ryoko asintió— De acuerdo, tienes mi bendición; y al igual que contigo, no cuido niños hasta que tienen ocho años.

— Es un cyber-angel, dudo que pueda embarazarme… —La albina volteó a ver la cápsula llena de agua mineralizada donde el cyberangel de cabello naranja y flequillo amarillo con mechones rosas flotaba dormido con clara tranquilidad— ¿¡Verdad!?

— Quien sabe… mi padre en su momento fue un genio… y él murió doce años después de que comenzó a crear a Playmaker y toda la serie Ignis…

— Creí que Playmaker tenía casi tu misma edad.

— Playmaker tiene casi 38 años, es un aproximado, claro —Yusaku se acercó a la misma cápsula para observar mejor al ángel cibernético—. Pero ese es sólo la tiempo de su procesador, su cuerpo y mente en sí, tienen sólo 19 a 18 años a lo mucho.

— ¿A qué te refieres?

— Hace 38 años, mi padre y sus compañeros recibieron la orden de hacer otra serie de cyberangeles; mi padre murió doce años después, los otros cinco imbéciles y yo no tomamos el asunto hasta casi cinco años después… —Antes de que la chica de ojos azur y cabello blanco preguntará el porqué de aquello, el mayor presionó un botón especial para quitar el cigarrillo inservible de su boquilla— Se estuvo de luto tanto por su muerte como por el suicidio de la reina Alice, casi dos años después… Yo no sabía mi posición en ese momento, así que preferí esperar a que el maldito de Kiyoshi llegará al trono antes de tomar en mi poder la serie Ignis. Nos llevó tres años terminarlo por completo.

— Entonces 20 o 19 años de lo que él cree que tiene… ¿No existen en sí?

— Tiene tu edad, ¿tu qué crees?

Ryoko no agregó otro comentario, sólo alzó los hombros claramente despreocupada antes de dar media vuelta para irse del taller de su padre.

— Iré a beber algo… ¿Cuánto crees que tardes?

— Entre uno o dos días… —Yusaku acarició con cuidado la cápsula de vidrio donde descansaba el ser melódico— Tal vez cuatro, quiero revisarlo a fondo…

La albina no hizo otro comentario, sólo asintió al mismo tiempo que murmuraba algo inentendible para todos antes de irse. Nadie sabía qué decir realmente por toda esa situación… claro, menos una mujer bajita de cabello celeste, mechones rosas y naranjas con ojos amarillos.

— Takeru-san, ¿Aún te acuestas con nuestro esposo?

— ¿¡No podemos tratar ignorar eso ahora!?

(...)

— Padre…

— Son unos inútiles, ¡ustedes cuatro son unos inútiles!

— ¡Pero padre! —Una elegante chica de cabello rojizo con ojos dorados, que usaba un hermoso kimono carmín con detalles dorados dio un paso con cierto pánico hacía el trono donde está su padre— ¡No es culpa nuestra o de mis hermanos que esos idiotas no encuentren a ese daña-!

— ¡Cállate ya, Ryove! —La pelirroja retrocedió aterrada mientras se refugiaba tras su hermano mayor, Hideshi, que  estaba igual de aterrado que ella— ¡Kyoko, Hideshi, Aiko y tú son unos incompetentes inútiles! ¡Los únicos que parecen hacer algo con sus vidas son Vyra y-!

— S-Señor…

El monarca de cabello azabache y ojos ámbar desvío su mirada al joven sirviente que había abierto la enorme puerta que daba acceso al salón real, iba acompañado de dos cyber-angeles de rojizas alas, las ropas de aquellos seres mostraban el símbolo del fuego. Para todos los presentes de sangre real, era claro que ellos provenían de la ciudadela de fuego.

— Identifiquense.

— Somos S1373 de categoría analista, alias Serena, y T1262 de categoría guerrero, alias Tyranno, señor —El cyberangel, claramente de categoría guerrero, señaló primero a su compañera antes de señalarse a sí mismo con un rostro indescifrable—. Somos parte de la guardia real asignada a la tercera princesa imperial, Yubel Yuki, señor.

— Nuestra misión aquí es proteger a la princesa Yubel durante su estancia en la ciudadela de oscuridad junto a su prometido, el sexto príncipe de su ciudadela, su majestad.

Los cuatro príncipes no podían controlar su sorpresa, incluso su padre parecía levemente sorprendido… aparentemente su soberbio hermano menor y el único hijo de la reina Kiara, había logrado cumplir con el pedido de su padre.

Convencer a una de las princesas de la ciudadela aliada de casarse con él.

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Scarlett-White97 ven acá y sufre (???)

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