Archipiélago y matrimonio
— ¿Ven el archipiélago?
— Nada en kilómetros... y las brújulas están como locas apuntando a cualquier lado.
— O nos estamos acercando... o el campo eléctrico de esa tormenta está haciendo interferencia... —Ryoko hablo mientras trataba de peinar y deselectrificar su cabello que seguía levantándose esponjado por la electricidad estática en el aire— Me gustaría saber cual es correcta...
— ¿Deberíamos traer a la hermosa navegante de Aki?
— No... si es el campo electromagnético lo que altera las brújulas, significa que el ambiente exterior sigue siendo muy potente para los cyberangeles.
— Madame Capitaine tiene razón, así que lo mejor será consultarlo con madame Aki en la sala de navegación...
— Yo iré... —Fubuki habló con cierta coquetería antes de irse caminando hacia una parte alejada del barco.
La albina vio a su arqueólogo y quinto teniente retirarse antes de devolver su vista a la proa de su adorado barco, los grumetes y oficiales estaban dando su mejor esfuerzo para repararlo... aunque todo sería más fácil con Diva ayudando, no planeaba arriesgarse a dañarlo a él; aquella tormenta eléctrica había causado más estragos de los que pudo prever en su momento, al menos los miembros cyberangeles de su tripulación estaban a salvo...
Hace mucho lo aprendió... hace mucho tiempo aprendió que los cyberangeles no eran simples máquinas que "Adán" y "Eva" crearon en base a unos misteriosos escritos, no... Ryoko sabía que ellos podían llegar a sentir emociones y sentimientos, incluso, podrían llegar a ser más humanos que los mismos...
Ellos podían llegar a tener el tesoro humano aún siendo frías máquinas sin corazón.
Todo eso lo aprendió en el archipiélago que fue su hogar por cinco años y la base de su tripulación por tres años... a su padre no le interesaba, decía que era lo mismo con su madre, así que si quería podía hacer todo el archipiélago de Torikago la base pirata general en el mundo... y le valdría un comino.
— ¡Capitana, tenemos un problema!
— ¿Qué ocurre?
— La madera es insuficiente para restaurar del todo la proa y algunos mástiles también recibieron una gran cantidad de daño... —La albina trago saliva mientras pensaba qué hacer. Zarc solo la veía rogando no tener un colapso ahora mismo.
— ¿Están seguros? ¿Lo verificaron con Akane?
— Así es, Capitana... ¿Que hacemos ahora?
— Zarc —La de mayor rango comenzó a morder su labio por los nervios, suspiró estresada antes de responder— ¿Seguimos bajo una tormenta de datos?
— No lo creo, pero-.
— Alguien vaya a ver a Aki y pregúntele por nuestra posición, también vayan a ver a Diva o a Jesse y díganles que enciendan los motores... —Ryoko suspiró agotada mientras bajaba de la cubierta principal, volteo a ver a su timonel y sexto teniente bastante molesta— Desgraciadamente no voy a esperar más, nos estamos quedando sin recursos y tenemos que llegar al archipiélago lo más pronto posible; iremos por aire, no quiero ningún pero.
— Pero, madame-.
— ¡Dije que no quiero ningún pero! —Ryoko sacó rápidamente su pistola y dio tres disparos al aire, tres bestias que parecían diferentes peces con alas de un considerable tamaño cayeron muertas de forma abrupta en la ya destruida proa— ¡Llévenlos a la cocina, reparen los mástiles y alcen las velas cuando Diva lo informe!
Fueron las últimas palabras de la chica antes de retirarse a su cuarto privado, todos tragaron saliva aterrados antes de que Zarc les gritara para que reaccionaran y cumplieran las órdenes de su líder, era cierto, debían llegar a ese archipiélago cuanto antes.
(...)
Observaba y escaneaba curioso la gran cantidad de joyas, perfumes, maquillaje, libros y demás cosas que su capitana tenía en su cuarto, incluso habían pequeños y tétricos peluches amontonados en la cama. Era algo tan femenino y aterrador que por un momento recordó a la primera princesa de su antiguo... ¿hogar?
— ¿Estuviste husmeando en mi ropa interior, Playmaker~?
— ¿Eh? —El cyberangel de ojos verdes volteo sorprendido hacía la única puerta que había en la estancia, Ryoko estaba ahí parada apoyándose en la puerta mientras sonreía con cierta coquetería— Eh... no... yo-
— Porque está bien, no te juzgare si lo haces... —La albina se le acercó lentamente, movía sus caderas de modo que hacía a su corta y suelta falda mecerse suavemente— Porque a cambio, yo voy a querer algo...
— Capitana... en serio, yo no-. —La de ojos azules no le permitió continuar, había puesto su dedo índice en sus labios para callarlo, además había acercado tanto su rostro como la primera vez que se conocieron; no detectaba ningún rastro de alcohol en su aliento y tampoco parecía tener síntomas de ebriedad... pero...
— Quiero que te cases conmigo.
Pero realmente debía estar intoxicada para decir cosas como esas.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top