Alcurnia y Piratas (I)

La alta alcurnia era molesta.

Eso era algo que ya sabía, cuando servía al sexto príncipe lo escuchaba quejarse horas y horas de su “infeliz” vida como príncipe por todos los viajes en barco, juguetes y demás que tenía por su posición… en cambio, su príncipe, y el único al que debería cantarle, era alguien que siempre anhelaba saber todo sobre ella…

Su adorado príncipe vio hasta el final el mundo en una cruel inocencia infantil.  

— Playmaker.

— ¿Sí, segunda princesa?

— Canta algo alegre, ahora —Kyoko observó molesta al cyberangel de cabello rojizo con amarillo y rosa, tenía una copa llena de algún líquido transparente… probablemente alcohol de alguna clase. Los demás nobles, incluyendo al tercer príncipe, lo observaban con su usual arrogancia.

— Lo… que... usted ordene, princesa… —La princesa hizo oídos sordos ante el tono de desprecio que usó el ángel con ella, no ganaría nada mandandolo a castigo… por alguna razón, aún le interesaba ese cyberangel fallido.

Playmaker abrió levemente sus labios para dejar salir una melodía… nada. Su procesador marco la palabra error y sus alas se agitaron con cierta violencia intentó regular la aparente sobrecargar, no podía cantar…

No era capaz de cantar algo alegre cuando sentía tanto desprecio hacía esos miembros de la alta alcurnia; cerró sus labios y cambió sus órdenes, solo reprodujo un instrumental sin voz.

— Eso no fue lo que te ordene.

—Mi programación me impide cantar correctamente ahora… princesa.

— Tú, maldito y defectuoso an-.

Esperaba recibir el insulto de la malcriada princesa de traje oscuro cuando todo a su alrededor se sacudió bruscamente, los nobles que se encontraban en la cubierta aparecieron de inmediato en el salón, parecían aterrados por la situación junto a algunos miembros de la tripulación que los escoltaban.

— ¿¡Qué pasa, maldita sea!? —Hideshi habló con claro enojo mientras se acercaba a un cyberangel de brillantes alas color marrón.

— Estamos experimentando defectos técnicos, se les ruega a todos que se mantengan aquí hasta nuevo aviso.

Hideshi no pudo responder ante eso cuando vio a cyberangeles de categoría guerrero salir del lugar, Playmaker detuvo la música antes de seguirles, algo andaba mal…

(...)

Un barco, un barco pirata… un barco pirata volador. No lo negaría, al igual que los demás cyberangeles presentes era la primera vez que veían uno.

Sabían que era un barco pirata por la decoración de dragón en la proa, la bandera ondeante con la insignia de la banda que los analistas trataban de descubrir en entre todas las identificadas… pero la principal muestra era como forzaban un enganche con ellos con un par de arpones y cuerdas.

— Estén preparados para-.

El procesamiento de todos ellos era de 0,59 segundos, los analistas eran el doble de rápidos… pero ni ellos previeron el disparo que se escuchó de la nada y atravesó el núcleo vital del capitán abordo, asesinándolo al instante.

Casi de inmediato los guerreros se lanzaron al ataque, totalmente en contra de las órdenes de los analistas que les ordenaron esperar, los sanadores les siguieron de cerca igual que los alquimistas, todos ellos fueron a pelear contra los piratas que no se dejaban ver.

Playmaker observó a la mayoría ser destruido por una especie de pulpo en forma de enredadera con espinas que surgió de alguna parte del barco enemigo, el resto fue inmovilizado desde la base de sus alas por la misma, incluyendolo a él y a los analistas que solo entonces terminaron de analizar la insignia.

— Nos condenaron…

— Los guerreros nos condenaron…

— ¿Quienes son? —La planta los envolvía, obligandolos a todos a comenzar una suspensión forzada.

— Una calavera con una marca de triángulo rojo en el lado derecho…

— Con un revólver y una espada cruzando detrás…

— Es la insignia de… Hanoi… Es… —El último analista consciente observó con él a la mujer de cabello rojizo descender lentamente de la nave enemiga junto a sus camaradas por un camino hecho por las mismas enredaderas— La tripulación de…

— Revolver, la asesina de Cyberangeles…

Conocía a esa pirata, su nombre era de temer para su raza… al final si moriría. Lo único que lamentaba, era que eso no permitiría que se reencontrara con su príncipe…

Lo último que vio, fue a la pirata pelirroja sonreír burlona antes de que todo se tiñera de negro.

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