Un día antes #2
Alec Galliano ~
Aquella tarde, de la forma más inesperada y casual posible, el mundo de Alec se le vino abajo.
Tenía preparado lo necesario para pasar una noche en Madrid y buscaba una mochila grande para meterlo todo. Pues no le tenía cuenta llevar una maleta que estaba casi vacía.
Su madre le dijo que mirase en el trastero, así que Alec se internó en el oscuro cuarto. El trastero, tal y como decía la palabra, estaba lleno de trastos. Muebles, bolsas, zapatos, productos de limpieza, un tendedero roto para la ropa...
Sin embargo, con todo lo que había no encontró lo que quería. Así que se le ocurrió otra idea que abrir los cajones de un mueble. Era imposible que no hubiese una mochila o algo pequeño donde pudiera llevar sus cosas.
Abrió uno al azar y se encontró una especie de paquete encima de un montón de papeles. Sus ojos se dilataron al leer su nombre en el paquete misterioso. Debajo, había una nota escrita que ponía: "Abrir a los 18".
Frunció el ceño, hacía casi dos años que había cumplido la mayoría de edad, ¿por qué sus padres no se lo habían dado para entonces?
Cogió el paquete con curiosidad y lo agitó levemente preguntándose qué sería.
"Tal vez sea un libro" pensó y deseó
Sin embargo, no tenía forma cuadrangular, sino irregular. Alec nunca hubiese adivinado lo que había dentro si no lo hubiese abierto.
Se decepcionó bastante al encontrar un trozo oxidado de madera de un barco pintado de color cian y varias letras sin sentido en negro: Тритон
Alec no entendió nada. ¿Qué pintaba ese pedazo de chatarra en un paquete dirigido a él? Por suerte, también había una nota escrita a mano con una caligrafía bien cuidada y letra diminuta.
¡Felicidades Alec!
Siento mucho no poder estar ahí para felicitarte como es debido. Espero que puedas perdonarme. Seguro que para entonces ya tendrás un futuro por delante y no te acordarás de mí. Aún así deseo que seas muy feliz con la vida que has elegido, porque he hecho todo lo posible porque sea así, y que sepas que he luchado hasta el final porque estés ahí leyendo esta carta. Yo no sé dónde estaré para cuando leas esto, peo esté donde esté, estaré velando por ti. Quiero que sepas que todo lo que he hecho ha sido para protegerte; algún día lo entenderás.
Te quiere, tu madre
Le temblaban los dedos de las manos mientras sujetaba la hoja. Alec tuvo que releerla varias veces hasta que consiguió medio entender lo que quería decir.
Su mente se convirtió en una olla exprés donde bullían un montón de ideas y pensamientos que no tenían nada en común. Un montón de dudas existenciales le asaltaron.
"Esto solo puede significar una cosa" llegó a esa conclusión mientras que dejaba el trastero atrás
−Eh, mira− se cruzó con su madre por el pasillo− He encontrado la vieja mochila de golf de tu padre, creo que servirá, todavía está en buen estado... Alec− se dio cuenta de que no le estaba prestando atención− ¿Me estás escuchando? –
Alec clavó sus ojos verdosos en ella, había una pizca de desconfianza en su mirada
− ¿Qué significa esto? –
Le mostró el paquete que había encontrado en el trastero, el trozo de navío y la carta.
Sus pupilas se dilataron y casi se cae hacia atrás al dar un traspié.
−Alec, cariño...− murmuró sin saber qué decir con el papel en sus manos
−No lo has escrito tú, ¿verdad? −
Se mordió el labio inferior y negó con la cabeza pesadamente
− ¿Entonces...?
−No es lo que piensas− aclaró− Somos tu familia, nunca dudes de eso−
Fue a acariciarle la mejilla, pero Alec rechazó su gesto
−Dime que esta carta es una broma, dime que es una mentira− se le formó un nudo en la garganta− dime que sois mis padres verdaderos− le suplicó
Alec estaba al borde del colapso, tenía los ojos llorosos, una enorme piedra que hacía que le costase tragar saliva y un montón de preguntas atascadas.
Su madre no contestó. Suspiró con resignación y se quedó mirando al suelo. Como si le viniesen repentinos recuerdos o remordimientos del pasado.
−Me lo imaginaba− murmuró al no recibir respuesta de su parte
Alec se dio la vuelta y se metió en su habitación mientras oía de fondo a "su madre" llamándole por su nombre. No le escuchó. Se tiró en su cama bocabajo, se puso la almohada en la cabeza y dejó que fluyesen sus pensamientos como ríos imparables.
Alec se sentía completamente engañado. Había estado viviendo en una mentira. Toda su vida era una mentira. Vivía en una casa que no era su casa, con una familia que no era su familia, tal vez en un lugar que no era su lugar.
Desconectó del mundo exterior y se encerró en el suyo ahogándose en sus propias lágrimas.
Esa era su forma deenfrentarse al dolor
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