El desencadenante #27
Flouraura Espinosa ~
"No mires atrás, NO mires atrás" se decía Flouraura manos al volante "La culpa es un síntoma de debilidad" se recordó
Melnikov le había dado una orden de última hora: que expulsase de la misión a El Tigre y lo dejara plantado en España
− ¿Y ese cambio de planes? – le había preguntado
−No es un cambio de planes, es un reajuste−
−Pues a qué se debe el reajuste−
−No me fío ni un pelo de Wolframio, seguro que nos la jugará, así que antes de que eso pase le dejaré fuera de juego−
A Flouraura no le convenció
−De todas formas, somos muchos más, no podrá hacer nada−
−Es todo el mundo contra él, y aun así consigue salirse con la suya. No, no me voy a arriesgar−
− ¿Y cómo estás tan seguro de que romperá su palabra? Puede que estés equivocado− siguió insistiendo
Casi pudo apreciar una leve risa a través de los auriculares
−Flouraura, no sabes con quién estás tratando−
¿Cómo que no sabía con quién había estado tratando? Había pasado con él un día entero: había compartido habitación con él, había comido con él, había viajado en avión con él, había discutido con él y hasta había visto sus zapatillas de estar por casa, unas peludas azules con ojos y forma de tiburón.
Básicamente había hecho un curso intensivo de introducción a la mente y personalidad de Wolframio Wolferson
−Sí que lo sé, y mejor que tú−
Hubo un corto pero pesado silencio
−Haz lo que te pido− habló con dureza el presidente− Entre todos los espías de mi plantilla tienes fama de ser la más leal, ¿no querrás dejar de serlo? –
Flouraura se había quitado los auriculares con rabia.
Tampoco había sido tan difícil. Había hecho cosas más complicadas.
Sin embargo, no podía concentrarse en la conducción, ni si quiera en sus pensamientos con el corazón palpitándole incesantemente.
−¡¡Cállate ya!!− le ordenó dándose un puñetazo en el pecho
Entonces, al volver la vista al frente, se percató del peluche de tigre del asesino que todavía estaba en el capó.
−Lo que me faltaba− musitó
Se negaba a aparecer con aquel muñeco en el cristal del coche delante de los trabajadores de Melnikov que asistirían para brindarle su ayuda. Pensarían que era demasiado infantil y sensiblera. Y eso dañaría su imagen.
Por eso, se vio obligada a dar la vuelta. Menos mal que iba con tiempo. No quería estropear su buena reputación.
No le fue difícil encontrarlo. Era la única persona que se atrevía a caminar por la carretera en mitad de aquella calurosa tarde de verano con rasguños por todo el cuerpo.
La espía paró paró a su lado y bajó la ventanilla:
− ¿Qué? ¿Vienes a restregarme mi derrota? – dijo Wolframio en tono borde
−Te has dejado esto−
Lanzó el peluche por la ventanilla, y lo cogió al vuelo
−¡¡Tiger!!− le dio un achuchón; y volviéndose hacia la espía− También me he dejado mi dignidad ahí dentro, ¿puedes devolvérmela? −
Flouraura sentía la boca pastosa, pero desplegó sus labios y soltó un inesperado:
−Súbete al coche− que sonó más amenazante de lo que se pretendía
− ¿¡Qué?! –
Se la quedó mirando como si tuviese la nariz del revés
−Sube al coche antes de que cambie de opinión−
Wolframio no hizo que lo repitiese una tercera vez
− ¿Por qué lo has hecho? – le preguntó este mientras se abrochaba el cinturón
−Digamos que... echaba en falta tu sutil arrogancia−
El Tigre sonrió sin creerse que al final hubiese conseguido abrirle momentáneamente los ojos a Flouraura
− ¿Qué se siente al hacer las cosas bien por primera vez? –
La espía le dirigió una mirada aplastante
−Puedo volver a echarte, lo sabes, ¿no? –
−Lo que no sé es lo que le dirás a Melnikov−
Suspiró como tratando de deshacerse de las futuras consecuencias de su deslealtad
−Ya lo pensaré cuando llegue el momento−
Wolframio miró a Flouraura y se sorprendió que siendo la misma no la viese igual.
¿Quién había cambiado? ¿Ella o él? O tal vez ninguno, y tan solo estuviese viendo a Flouraura sin las lentes de los prejuicios
−Es raro, pero no me caes mal− confesó el asesino− No eres tan mala persona en el fondo−
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