El desencadenante #22

Alec Galliano ~

Se quedó solo en el camerino esperando a que le llamasen para salir al escenario.

Se sentó en la silla enfrente del escritorio mientras seguía pensando en qué sería eso que iba a hacer Odessa que le corría tanta prisa.

"Supongo que todo el mundo tiene secretos" suspiró

Y entonces, sin querer, lo descubrió.

Alec no era de cotillear cosas ajenas, pero le hipnotizó el libro que había encima de la mesa. Lo cogió con curiosidad. Trataba sobre la contaminación, y aunque le pareció interesante, ese no era uno de los temas favoritos de Alec.

Sin embargo, al levantarlo, descubrió la carta que había debajo del libro. Le llamó la atención y la leyó.

Esa carta que tenía el sello de N&N era la que había recibido Greta comunicándole la peligrosa caída del meteorito en Madrid.

Solo entonces Alec lo comprendió todo: Odessa quería salvar a la humanidad

🖇️🖇️🖇️


Antes de que pudiese procesar lo que acababa de averiguar, le llamaron para que acudiese al escenario. Era su turno.

Alec sintió que los nervios le hacían cosquillas en la tripa mientras que caminaba por los pasillos acompañado por el manager de la activista.

"Soy Odessa Thunberg, soy Odessa Thunberg, soy Odessa Thunberg" repetía mentalmente a cada paso que daba

El manager le indicó las escaleras por donde debía subir hasta el escenario. Ya desde su posición se podían escuchar los gritos de la gente y la música de fondo.

Había llegado el momento de la verdad

−Mucha suerte, Odessa−

"La necesitaré" pensó, pero como no podía mostrar sus inseguridades dijo un simple:

−Gracias−

Cogió aire y fuerzas a la vez y se dispuso a subir los escalones lentamente; tratando de retrasar lo más posible su debut. En cuando pisó el suelo del escenario la gente se volvió loca: empezaron a gritar el nombre de Odessa, a aplaudir y a silbar.

Alec se colocó enfrente del micrófono y desdobló con rapidez la chuleta.

Después, alzó la vista y pudo observar la gran cantidad de personas que se habían reunido para escucharle hablar. Y todas ellas le estaban mirando. Eso le hizo sentir incómodo, diminuto, sintió que se empequeñecía hasta adquirir el tamaño de una hormiga.

Alec que estaba acostumbrado a huir de las masas, a estar entre bambalinas; y ahora era el centro de atención. Y esa era una sensación nueva para él.

Podía sentir los incontables ojos puestos en los suyos, la presión que hacía su corazón en sus costillas, como se le resbalaban varias gotas de sudor por la frente...

"Déjate llevar y lo bordarás" recordó las palabras de Odessa

Alec se agarró al micrófono, como si fuese su escudo antibalas, se olvidó de dónde estaba y por qué estaba ahí y comenzó a hablar:

−Hoy estamos todos aquí reunidos por una razón que nos une sin importar la raza, el género o la edad...−

A medida que leía los renglones de la hoja, Alec se iba despojando de su manojo de nervios, y poco a poco cogió confianza en sí mismo y empezó a sentirse Odessa Thunberg. 

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