El desencadenante #13

Alec Galliano ~

Alec garabateaba en su libreta espirales sin sentido. Solía hacerlo cuando estaba nervioso.

¿Cómo no iba a estarlo? Faltaban pocas horas para ser secretamente el representante de la gran Odessa Thunberg.

Le había elegido a él, ¡¡a él!! El por qué no importaba, la importancia recaía en no decepcionar al mundo, ni a ella. No podía fallar. Aquello sería lo más importante que iba a hacer en toda su vida. No se trataba de algún trabajillo de verano en el que se le permitían ciertos despistes; ahí no podría despistarse, tenía que hacerlo perfecto. Y la perfección no corría por sus venas...

Pero Alec debía confiar en sí mismo, porque Odessa había confiado en él.

El sonido del timbre le hizo estremecer.

−¡¡Ya están aquí!!− exclamó su hermana mientras iba a abrir

Alec chasqueó los dedos. Se le había olvidado que Elicia había quedado con unas amigas...

Nada más pasar, comenzaron las presentaciones. Sin embargo, Alec no se quedó ni con los nombres ni con las caras de los invitados.

Mientras que estos intercambiaban emociones y experiencias, Alec leía en el sofá para matar el tiempo.

Increíblemente su mente había dejado aparcado el tema de la falsedad de su familia, y en esos momentos el único pensamiento que ocupaba su cabeza era el de representar a la activista medioambiental. Esa era su nueva prioridad.

Trató de concentrarse en su libro; tardó más de la cuenta debido al ruido que hacían las risas y su parloteo acelerado. ¿Acaso les resultaba tan difícil hablar más bajo? Aunque, más que hablar, hacían ruido; porque sus palabras eran vacías. Hablaban por hablar.

Justo entonces cruzó una mirada con el chico que se había sentado a su lado con una tablet. No se había dado cuenta de su presencia hasta ese momento. Ambos se miraron y no necesitaron decir nada para entenderse mutuamente. Los dos querían silencio. Y el mismo silencio comunicó sus pensamientos. Alec y CH mantuvieron una breve conversación silenciosa y después volvieron a sus respectivos mundos.

"Me cae bien" pensó Alec

Con una simple mirada, CH le había dicho más que lo que las amigas de Elicia le habían contado en horas. Siendo dos desconocidos se conocieron en silencio; pues este también habla.

Alec supo que tenían varias cosas en común: disfrutaban de la soledad, se encerraban en una burbuja y respetaban la forma de ser de los demás. De hecho, fue eso lo que más valoró Alec de CH.

A pesar de que compartían sofá, cada uno estaba a lo suyo, sin molestar al otro. Respetaban su espacio y el silencio que lo envolvía. Alec lo apreció, porque estaba cansado de que la gente quisiera interactuar con él cuando lo que quería era estar a solas consigo mismo. Normalmente no entendían que no le apeteciese conversar.

−Alec, ¿no te tenías que ir a las 8? – le sobresaltó Elicia

Se le había pasado el tiempo a la velocidad de la luz

−¡¡Llego tarde!!− exclamó levantándose atropelladamente

Cogió su chaqueta, se chocó con una silla y se iba a ir ya cuando su hermana le para:

−Te dejas el móvil−

Giró de golpe y regresó al salón para recogerlo de la mesa.

−Creo que ya no me falta nada...− musitó

− ¿Llevas la cabeza? – bromeó Elicia

Le dirigió una mirada de "Ja, ja, ja muy graciosa". Aunque, inconscientemente, se la tocó. Era algo evidente, pero debía asegurarse; igual que hacer en la calculadora 1+1

Y así, salió Alec del piso de su hermana, con la cabeza puesta, aunque no en su sitio.

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