Antes de la catástrofe #4 [Alec]
📍 Gibraltar, Reino Unido
"Un camino es sólo un camino; si sientes que no deberías seguirlo, no debes seguir en él bajo ninguna condición. Mira cada camino de cerca y con intención. Pruébalo tantas veces como consideres necesario. Luego hazte a ti mismo, y a ti solo, una pregunta. Es una pregunta que sólo se hace un hombre muy viejo. Mi benefactor me habló de ella una vez cuando yo era joven, y mi sangre era demasiado vigorosa para que yo la entendiera, Ahora sí la entiendo..."
−Disculpe−
"...Te diré cuál es: ¿tiene corazón este camino? Todos los caminos son lo mismo: no llevan a ninguna parte. Son caminos que van por el matorral. Puedo decir que en mi propia vida he recorrido caminos largos, largos, pero no estoy en ninguna parte. Ahora tiene sentido la pregunta de mi benefactor, ¿Tiene corazón este camino? Si tiene, el camino es bueno; si no, de nada sirve."
− ¿Puede atenderme, por favor? –
−Ningún camino lleva a ninguna parte... un momento− balbució ensimismo en la lectura
"...Ningún camino lleva a ninguna parte, pero uno tiene corazón y el otro no. Uno hace gozoso el viaje; mientras lo sigas, eres uno con él. El otro te hará maldecir tu vida. Uno te hace fuerte; el otro te debilita."
−Qué profundo− murmuró mientras buscaba a tientas el subrayador de la mesa
−Papá, quiero ver ya la peli− le tiró de la mano al hombre una niña pequeña
−Espera un poco, cariño− y volviéndose hacia el empleado− Queremos pedir...−
−Un segundo− le interrumpió el muchacho del videoclub mientras sacaba la tapa del subrayador con la boca
Con un color amarillo fosforito resaltó las frases: "¿Tiene corazón este camino?" y "Ningún camino lleva a ninguna parte, pero uno tiene corazón y el otro no"
−Perdona, a veces me pasa que me quedo atrapado en mi mundo... no sé si me entiende− miró a su cliente por primera vez
−Sí, suele pasar− sonrió este para fingir comprensión
−Vale, a ver...− se intentó concentrar− ¿Queréis pedir esta película? –
El hombre asintió
El muchacho del videoclub que tenía una placa de identificación que ponía Alec, cogió la película y pasó el código por la máquina. Alec era un joven de unos 20 años, de pelo rubio, ojos verdes, rostro serio, mirada reflexiva. Llevaba puesto el traje de trabajador del videoclub.
−Ah, Harry Potter...− vio la portada− Yo me lo leí cuando tenía más o menos tu edad− habló dirigiéndose a la niña− El libro está mucho mejor, hay detalles que no aparecen en la película, además de que el libro te hace pensar, la película te lo da pensado−
La niña miró a su padre como diciéndole: "No me interesa lo que me dice este extraño, vámonos ya"
−Son 3 libras− el hombre pagó− ¿Alguna vez se ha preguntado si su camino tiene corazón? – le sorprendió Alec, que todavía estaba pensando en lo que acababa de leer
− ¿Qué? –
−Pues debería preguntárselo, tal vez solo estamos siguiendo un camino por seguir uno, tal vez...− de nuevo Alec volvió a desconectar de la realidad
−El cambio− le interrumpió el hombre
−¡¡Eso es!!− exclamó− Tal vez el cambio es lo que necesitamos, un cambio de camino, cambiar de camino hasta que encontremos el nuestro, el que tiene corazón...−
−Me refería a que me diese el cambio a las 5 libras que he pagado− le cortó la reflexión filosófica a Alec
−¡¡Ahhhh!! El cambio, cierto, cierto...− se volvió a la caja registradora y le entregó las dos libras que le correspondían
El hombre se despidió con una sonrisa forzada de incomodez mientras que su hija corría hacia la puerta con la película en las manos.
"Un momento, el jefe no me dijo que tenía que hacer algo... algo que era importante" se quedó pensando Alec
En cambio a lo esperado, las puertas automáticas no se abrieron cuando se acercó la niña y se escuchó un escalofriante golpe
"¡¡Ah, sí!! Tenía que abrir la puerta manualmente a los clientes que estuviesen dentro de la tienda porque estaba rota"
Alec cayó en la cuenta demasiado tarde, cuando la niña ya se había partido un diente.
🖇️🖇️🖇️
−Me va a despedir, ¿verdad? – adivinó Alec nada más sentarse en el despacho de su jefe
El dueño del videoclub hizo una mueca y se cruzó las manos
−Alec, Alec, Alec...− dijo su nombre entre suspiros, como lo haría un padre cuyo hijo le había decepcionado a pesar de haberle brindado su confianza− ¿Qué es lo que ha pasado esta vez? –
−Lo siento mucho, de verdad− empezó disculpándose− La niña corrió hacia la puerta y se me olvidó de que el mecanismo automático estaba estropeado y... no era mi intención−
−Ya sé que no era tu intención, pero es que es siempre lo mismo, siempre se te olvida todo: recoger los paquetes de las nuevas películas, limpiar los cristales, incluso atender a los clientes...−
Alec bajó la mirada avergonzándose de sus errores.
Una vez que había muy pocos clientes en el videoclub y se aburría en la caja sin hacer nada, se puso a leer un rato. Y cada dos por tres los clientes le tenían que interrumpir su lectura preguntándole lo mismo, que cuánto valía alquilar una película, que dónde están las películas de comedia, qué si habían traído nuevas... No podía leer ni una línea seguida. Así que se le ocurrió la idea de poner un cartelito en su mesa que ponía: "Vuelvo en unos minutos" y se sentó en el suelo detrás del mostrador a leer para que no lo molestasen.
Pero claro, todas las buenas ideas tienen algún inconveniente...
Lo que pasó es que se le acumularon un montón de clientes en la caja que se quejaban porque nadie les atendía. Y Alec estaba tan inmerso en su mundo que tardó mucho hasta que se dio cuenta de lo que ocurría...
− ¿Qué es lo que te resulta tan complicado de este trabajo? Solo tienes que estar en lo que tienes que estar−
Ese era el problema de Alec. Obviamente él tenía todas las cualidades para realizar bien ese o cualquier otro trabajo; sin embargo, aunque físicamente estuviese en el videoclub, su mente estaba en cualquier otro sitio menos allí.
Alec era consciente de que la única razón por la que le mantenía en su puesto a pesar de sus cagadas era porque era muy amigo de su padre. Y no porque estuviese contento con él.
−De verdad, Alec, que trato de entenderte, pero no te entiendo− continuó hablando al ver que no decía nada
"Nadie me entiende, ni si quiera yo" pensó con tristeza
−Te he dado un montón de oportunidades y sigues haciendo lo mismo. Sé que no lo haces a posta, pero tienes que entender que uno se cansa de apostar por un caballo que no corre−
−Lo entiendo, tienes razón−
No sería justo tratar de justificar su comportamiento o mentirle para que no le echase. Lo mejor era reconocer sus errores, aceptar que era su culpa y no tratar de negar algo que era cierto solo por quedar bien. Alec no era así.
El dueño de la tienda suspiró. Había aguantado mucho y había hecho todo lo posible por no decir lo que iba a decir a continuación. Pero ya no podía hacer más
−Lo siento, no me dejas otra opción...−
Alec salió del videoclub por última vez. Observó a los coches pasando por la carretera, observó a los peatones pasando por la acera, observó a los pájaros pasando de rama a rama. Todos seguían su camino, fuese o no fuese el camino que les correspondía. Al menos tenían uno. Sin embargo, Alec estaba parado a espaldas de una tienda de películas sin saber cuál de todos ellos era el suyo.
Se sacó de un bolsillo una libreta, y anotó en la primera página en blanco: "Uno se cansa de apostar por un caballo que no corre". Echó las páginas hacia atrás, en las que había escrito varias frases que la gente le había dicho o había oído decir y que le habían gustado. Le gustaba coleccionar esos pequeños trocitos de sabiduría que las demás personas ignorarían.
Alec se sentía la pieza que no encaja. Tal vez por eso se había construido su propio puzle.
Abrió su libro y caminó a ciegas por las calles, concentrado en cada palabra que leía, caminando por un mundo que él mismo trazaba a cada paso que daba.
−¡¡Mira por dónde vas!!− le decía la gente con la que casi se chocaba
Pero Alec no los escuchaba.
Ellos no existían en su universo.
🖇️🖇️🖇️
Elicia sopló las dos velas con un 20. Era pálida de piel, ojos grandes y verdes, pelo corto teñido la mitad de rubio blanquecino y mitad castaño y con pequitas. Vestía con un top negro de cuello alto y pantalones blancos.
− ¿Qué deseo has pedido? – le preguntó su madre
−Si lo digo no se cumple− sonrió
Sus padres le pasaron un regalo y lo desenvolvió con la ilusión de un niño
−¡¡El collar que quería!!− exclamó− ¡¡Muchas gracias!!− les dio un abrazo a sus padres
−Felicidades hermanita−
Alec le entregó su regalo: era un libro de cocina
−Eh, esto es una indirecta muy directa− se quejó Elicia
−Ábrelo por la primera página− le indicó
Para la sorpresa de la cumpleañera se encontró una entrada para el concierto de Nefelibata en Madrid.
− ¿¡Cómo?! – miró boquiabierta a Alec en busca de una explicación
A modo de respuesta, este sacó de su bolsillo otra entrada para el concierto. Elicia se abalanzó a Alec y le dio un achuchón:
−¡¡Me encanta!!− exclamó
−Papá y yo hemos pensado− habló la madre− Que Alec se quede la noche del concierto en tu piso de Madrid−
−Estupendo− y dirigiéndose a su hermano− ¿Sabrás llegar o te perderás por el camino? −
−De alguna forma u otra acabaré llegando− le aseguró
Después cortaron la tarta de chocolate blanco y negro y se repartieron un trozo. Mientras disfrutaban del postre, Elicia les contaba su experiencia trabajando en un campamento bilingüe de niños en Madrid (estaba estudiando magisterio).
Alec sacó su libro con intención de seguir con la lectura, pero...:
−Alec, ¿te acuerdas lo que hablamos de leer en la comida? – su padre no le dejó escapar
−Me había olvidado− y se apresuró en esconderlo
Habían llegado a un acuerdo: no libros mientras se come. Sus padres decían que le distraía y le apartaba de la familia, y que por lo menos en ese momento del día que estaban todos juntos, querían tener una conversación entretenida con sus hijos.
−Estás más callado de lo normal, ¿ha pasado algo? – su madre le notó distante
−Pues...− lo único que le había pasado recientemente es que lo acaban de despedir de su quinto trabajo de verano− No− negó
− ¿Qué tal en el videoclub? –
"Justo tenía que sacar el tema..." se mordió el labio
− ¿No me digas que te han despedido también? – intervino Elicia
Los tres le estaban mirando expectantes a su respuesta. Alec no quería decepcionarles, pero tampoco mentirles.
−La cosa es que...− empezó
−Alec, cariño, eres nuestro hijo− le recordó su madre− Te vamos a apoyar en todo, pase lo que pase−
Alec bajó la mirada y musitó:
−Me han echando del videoclub, lo siento− se sintió culpable
−Tienes que esforzarte más− le dio un empujón su padre− Pero no te preocupes, te buscaremos otro trabajo nuevo−
−Si tienes miedo a decepcionarnos− tomó la palabra su madre− No lo harás, nunca lo has hecho− le dijo mirándole a los ojos− Te vamos a querer igual−
Alec asintió lentamente. Pero esas palabras le dolieron en vez de curarle:
−Pero vosotros hacéis mucho por mí cuando no lo merezco−
− ¿¡Eres tonto!? – exclamó Elicia− Claro que te lo mereces− y le envolvió en un cálido abrazo
Alec se sintió querido y protegido. Era consciente de que su familia era lo más importante que tenía (incluso por encima de sus libros). Es una pena que no sepa la verdad...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top